Crisis
de las matrices espaciales
Reflexiones
a partir de un libro de Fábio Duarte.
Un
gabinete gótico, alto, angosto, abovedado.
Fausto,
impaciente, sentado ante su pupitre de trabajo.
Fausto:
Filosofía, ay, jurisprudencia,
medicina,
y ahora, por desgracia,
también
tú, teología;
todo estudié
con denodado esfuerzo;
y aquí
estoy, pobre loco,
tan sabio
como antes,
aunque
doctor me llame y aun maestro...
J.
W. Goethe, Fausto
La concepción de la arquitectura como un arte del espacio
ha alternado en la crítica moderna con otras vertientes interpretativas:
las que privilegian criterios semióticos, las diversas genealogías,
los dispositivos sincrónicos y diacrónicos, el neopositivismo.
De un lado, posturas tan diversas como las de Giedion y Zevi, que
quizás solo coinciden en esa caracterización espacial;
del otro, una también variopinta pléyade que incluye
a Venturi, Jencks o Tafuri. No agotado aun el ciclo histórico
de postmodernismos, regionalismos y deconstructivismos, resulta
estimulante la lectura del libro de Fabio Duarte sobre la crisis
de las matrices espaciales
contemporáneas. Sobre todo si el lector, además de
compartir o, al menos, admitir una concepción "espacialista"
de la disciplina, siente ese mismo "impulso fáustico"
que parece animar a Duarte a buscar en las distintas corrientes
del conocimiento humano un sustento filosófico a la teorización
y la praxis de la arquitectura.

La
red global de una empresa multinacional
Espacio, territorio y lugar son tres manifestaciones distintas de
los fenómenos espaciales. Duarte no admite una relación
jerárquica entre ellas, ni tampoco que alguna en particular
abarque a otra. El espacio, tomando un concepto del gran Milton
Santos, "es aquel cuyos fijos y flujos componen el ambiente
vivido por los seres humanos de forma colectiva"; siguiendo
a H. Lefebvre, un espacio construido más que postulado.
El lugar es una porción de espacio significado que adquiere
sentido individual o colectivo; el territorio, finalmente, es el
espacio institucionalizado, "legalizado".
Las tres instancias
se agrupan en matrices de conocimiento, en el sentido propuesto
por Kuhn: una organización de paradigmas que conforman una
"predisposición" para la aprehensión, comprensión
y construcción del mundo. Esta matriz tiene entrada desde
distintas variables, de las que el autor privilegia, por formación
e interés personal, la cuestión del espacio arquitectónico.
La desterritorialización geopolítica, la pretendida
anulación del espacio por las tecnologías informáticas,
la globalización, la fragmentación, cuestionan estas
matrices modernas y generan esa crisis contemporánea.
Objeto de cuestionamientos
en ciertos discursos de los ´60, el espacio es sin embargo una condición
esencial de la ciudad, condicionada y condicionante de cualquier
otra categoría de análisis que se procure. Para Duarte,
el espacio no tiene una lógica absoluta, "ni
siquiera la lógica de un
espacio absoluto", sino que es construido en
la relación entre tres partes: los objetos, las acciones
y los seres humanos.


Le
Corbusier: Ville Saboye y maqueta de
una ciudad para 3 millones de personas
Duarte despliega así un completo recorrido por el espacio
contemporáneo, que incita a una reflexión personal:
por ejemplo, sobre la dualidad entre el espacio arquitectónico
de Le Corbusier respecto a sus propuestas o realizaciones de espacio
urbano. La arquitectura corbusierana presenta una riquísima
concepción del espacio, donde la fluidez se articula a un
sentido riguroso del adentro, el afuera, y las transiciones;
la idea de la promenade architecturale realiza el concepto
de Giedion del espacio tiempo, mientras que la planta baja libre
y la terraza jardín amplían y multiplican la experiencia
del espacio arquitectónico. En cambio, su espacio urbano
se pierde en la abstracción, la homogeneidad y la descalificación
(sin embargo, las implantaciones urbanas de su arquitectura suelen
ser ejemplares, y en la práctica no existen quizás
edificios corbusieranos que se relacionen mal con su ciudad).
Pero esta ambigüedad
es esencial a toda esa arquitectura moderna: compárense los
espacios de Wright con el ámbito de sus proyectos de Broadacre
City. O la escasa definición de los ámbitos cívicos
de Alvar Aalto, magníficos por otra parte en su arquitectura.
En los trabajos del Team X, primera crítica post bélica
a la ortodoxia arquitectónica del siglo XX, se hablaba del
no lugar como un resultado de la indeterminación abstracta
del espacio moderno, particularmente en la arquitectura del
Bauhaus y en la ciudad corbusierana. Era una crítica que
cuestionaba la idea de continuidad espacial, de fluidez y transparencia,
de homogeneidad del espacio. En palabras de T. S. Elliot, citado
por Duarte, hay una ligazón entre la anomia (ausencia
de normas o valores sociales) y la atopía, ausencia
de lugar.
Estas críticas
estuvieron en la base de posteriores desarrollos neoracionalistas
y neorrealistas que propusieron distintas formas de articulación
con la historia de la ciudad.

The
Economist, en Londres, por Alison y Peter Smithson
En cambio,
los
no lugares antropológicos de
M.
Augé
se definen más por su indiferencia territorial que por su
indeterminación constitutiva: de hecho, muchos de estos no
lugares se diseñan con referencias historicistas y con un
preciso sentido de composición de sus límites y articulaciones.
Contra lo que se deja entrever en una lectura apresurada, tampoco
son tan anónimos ni tan lúgubres: Augé describe
con maestría esa especie de felicidad que alcanza a quienes
los recorren, la seguridad que proveen en cualquier parte
del mundo a los usuarios de la hiper-modernidad.
El junk space
que describe Rem Koolhas es otra forma de entender el no lugar:
"la modernización tenía un programa racional:
compartir universalmente las bendiciones de la ciencia. El espacio
basura es su apoteosis, o su derretimiento. El espacio basura es
el fruto del encuentro entre la escalera mecánica y el aire
acondicionado, concebido en una incubadora de Pladur".
Según Daniel Parrochia, las sociedades llamadas moviles y
flexibles conducen en los hechos a un espacio completamente totalitario:
"la noción de red encuentra ahí su sentido
original de instrumento de captura, cada vez más presente
y amenazador".
Al respecto,
resulta una paradoja de la urbanización contemporánea
la coexistencia de una marcada fragmentación y heterogeneidad
espacial en la organización metropolitana, con la extrema
homogeneidad de las partes individuales. Lo que define la "maldición"
espacial contemporánea es, sin embargo, la extrema fragmentación
entre partes urbanas e, incluso, entre las partes de los grandes
objetos urbanos: la indefinición de los parkings frente
a la simulada hiperdefinición de los espacios interiores.
Con paradojas impensadas: en algunos shoppings, son arquitectónicamente
más interesantes algunos de sus espacios exteriores y sus
transiciones con la ciudad, que los patios y galerías internas.
Aquí, nuevamente Santos: así como no hay un tiempo
global, sino un reloj global, tampoco hay un espacio global, sino
algunos espacios globalizados

Son-O-House,
del estudio Nox

Proyecto de Winka Dubbeldam
Esta fragmentación, además, define mejor el espacio
contemporáneo que los juegos biomorfológicos sobre
la indeterminación y la fluidez, como en el caso de
NOX,
o las postulaciones de espacios a partir de modelos informáticos,
a la manera de Winka Dubbeldam. Es algo que el videoclip, con su
anulación de la perspectiva y los códigos narrativos
convencionales, explica con más precisión. Y no
siempre esta estética del videoclip está basada en
la rapidez del corte y montaje de imágenes: véanse
las distorsiones espaciales presentes en clips como Love
is strong, de los Rolling Stones, las hipnóticas secuencias
por autopistas que caracterizan a los videos de música electrónica,
o planos secuencias de notable interés, como en Bitter
Sweet Simphony de The Verve, algunos videos de U2, el Wanna
Be de las Spice Girls o Come into my world , de
Kylie Minogue.

Come
to my world , de Kylie Minogue.

Love is strong, de los Rolling Stones
Al decir del
maestro chileno Juan Borchers, no estamos frente a una anulación
del espacio sino frente a su ampliación casi infinita: "con
la exploración del "espacio" incurrimos en un nuevo
pleonasmo. Se nos aparece el planeta como un entero. La circulación
global, se dice, ha reducido su extensión. Pienso lo inverso.
Que se ha hecho más vasto, al acercar horariamente territorios
otrora distantes, de los cuales se poseía una idea somera"(Meta-arquitectura,
Mathesis Ediciones, Santiago de Chile, 1975).

Caída
del Muro de Berlín, 1989
Con mucha claridad conceptual y descriptiva, y con una erudición
solo velada por la calidad didáctica del texto, el autor
logra esbozar una suerte de "teoría unificada"
del espacio contemporáneo o, más bien, de su crisis.
El resultado permite asociar la caída del Muro, la ciudad
global y la amenaza ambiental a un sistema que incluye la realización
del espacio arquitectónico: en el proceso, se ensamblan la
proxémica de Edward Hall, la lectura de la "imagen
de la ciudad" por Kevin Lynch, la reivindicación de
la calle de Jane Jacobs, la cualidad rizomática que enuncia
Deleuze, la economía mundialmente integrada pero espacialmente
dispersa descripta por Saskia Sassen. La arquitectura, la globalización
económica, los reacomodamientos políticos internacionales,
la ciencia física, las tecnologías informáticas,
y los efectos de cada una de estas sobre nuestra concepción
del espacio, son así reelaboradas por Duarte en una fascinante
operación interpretativa, que se beneficia por la modestia
del autor en no proponer ni pronosticar una solución a la
crisis. Antes bien, esta crisis de las matrices nos acompañará,
de seguro, durante nuestras vidas, y será el contexto
teórico en el que deberemos pensar el espacio en nuestras
respectivas disciplinas.
MC
Crise
das matrizes espaciais Arquitetura, cidades. geopolítica,
tecnocultura, de Fábio Duarte, 2002, Editora Pespectiva,
Sao Paulo, 278 páginas, en portugués. Puede ser adquirido
en la FNAC
brasileña
o
directamente con la
editora
o
contactándose con el autor
a través
de café
de las ciudades.
De
Fabio Duarte, ver la nota La
ciudad infiltrada,
en el número 23 de café
de las ciudades.
Sobre
la experiencia del no lugar, ver la nota Aeropuerto,
de María Berns,
en el número 16 de café
de las ciudades.
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