N.
de la R.: En este número la sección queda a cargo de
Celina Caporossi, con quien colaboré en la búsqueda
de algunos datos y estadísticas incluidos en la nota,
y a quien acompañé en su reciente viaje a Australia
en el marco del Programa COALAR del PIA.
CIP

Recuerdo
que cuando era casi adolescente me fascinaba leer y
releer los cuentos compilados en El Péndulo, una excelente
revista de culto que durante la década del `80 no solo
fue reuniendo los mejores cuentos de ciencia ficción
sino que colaboró a pensar y desarrollar el género (para
el que le interese, encontré con satisfacción que se
pueden leer
online).
En
mi memoria, ya olvidados los autores y los detalles
que aparecían en la revista, han perdurado sin embargo fragmentos, la
esencia de una idea o un
“color narrativo” especial de sus historias,
y tan solo ha bastado por asociación
un hecho o suceso real para recuperarlos. Tal
vez ese poder asociativo sea la potencia central de
ese género (no es casual el subtítulo de la revista:
entre la ficción y la realidad), porque la ciencia ficción
parecía poder concentrar en sus trazos gruesos todo
el espectro de los anhelos y preocupaciones que como
humanidad teníamos desde mediados del siglo pasado.
Tal
vez por eso, después de regresar de un recorrido increíble
por la increíble Australia, –tres ciudades en tres semanas– y un contacto
directo con el mundo de la planificación australiana
gracias a la invitación del PIA,
nuevamente recordé un cuento largo leído hace ya mucho
y cuyo autor nunca retuve. Este describía un Paris doble,
dos ciudades
que convivían en el mismo espacio temporal
pero en dos dimensiones distintas. Una era
la copia distorsionada de la otra, las diferencias eran
visibles para el autor, narrador omnipresente, y por
ende para el lector, pero no para sus habitantes, que
desconocían unos la existencia de los otros. Un acontecimiento
menor pone a sus protagonistas principales en relación
y la sospecha de una existencia paralela comienza a
modificar sus vidas.

Australia
ha sido para la sociedad argentina nuestra
imagen espejo, allí donde hemos concentrado nuestras
ilusiones perdidas. Un posible destino, un buen
resultado, “seríamos Australia si...” y la frase se
completa con distintos momentos políticos y económicos
de nuestro pasado o presente, a los cuales cargamos
de la responsabilidad del fracaso de no “poder ser un
país en serio”. Ese paralelismo se funda en algunos
hechos objetivos y otros no tanto: la posición en el
hemisferio sur de los dos países, su aislamiento territorial (mucho más acentuado
en Australia, que carece de vecinos fronterizos) y sus
grandes superficies “vacías”. Y el desarrollo de
ambos países a partir de la inmigración europea, con una población y una
forma de desarrollo principalmente urbana.
Néstor
E. Stancanelli, licenciado en economía política, ex
embajador argentino y doctor honoris causa en Australia
(recientemente fallecido), dedicó parte de su trabajo
a aportar una lectura comparativa entre los dos países
desde un enfoque político económico (cumplió un papel
central en la creación del ANCLAS, Australian
National Center for Latin American Studies). En
su ensayo titulado precisamente “Convergencias y Divergencias”,
destaca las similitudes en el rol que los dos países jugaron dentro del modelo internacional
de economía abierta desde fines del siglo XIX hasta
la crisis del ´30. Stancanelli señala: “políticamente
ese modelo se vio afianzado desde el punto de vista
interno, tanto en Australia como en Argentina, por sendos
ordenamientos constitucionales, desde 1853 en nuestro
país y desde 1900 en Australia. Otro aspecto significativo
estuvo dado por la
inversión pública en infraestructura, en gran parte
apoyada por la financiación externa, la formación de burocracias públicas capacitadas
y el establecimiento de importantes sistemas de educación
gratuita y obligatoria y de acceso a los servicios de
salud pública, que sentaron las bases para la integración
de la inmigración a sus países de adopción”. En
este sentido, los dos países se encontrarán a principio
de siglo XX con una población de origen europeo –aunque
en el caso de Australia no inmigrantes sino “nativos”
– y similar en número (3,7 millones Australia; 4,7 millones
argentina) y con un rol equivalente en el contexto internacional:
proveer al mundo de materias primas e importar
o desarrollar tecnologías con muy baja participación
local y fuerte control extranjero. Milciades Peña,
en el recientemente editado “Historia del Pueblo Argentino”
analiza: “Argentina
podía importar directamente todos los elementos técnicos
que habían hecho la grandeza inglesa; podía saltar del
caballo al ferrocarril sin repetir la evolución de los
medios de transporte; podía importar maquinaria industrial
moderna sin repetir la evolución que va del artesanado
a la manufactura y a la fábrica. Inglaterra necesitaba
exportar capital, La Argentina necesitaba importarlo”.
Estas
líneas paralelas parecen bifurcarse a partir del ´30,
acentuándose las diferencias hasta hacerlas irreconciliables,
según Stancanelli, después de los ´70. Se cumple de
alguna manera la paradoja del historiador Halperin Donghi
“Argentina tiene desde el ´30 en adelante un gran futuro
en su pasado”.
Desde
el punto de vista político-institucional, Australia
adopta una monarquía constitucional con el titular de
la Corona Británica como Jefe de Estado, con el título
de Rey o Reina de Australia, lo que le permitió mantener
fuertes lazos con Inglaterra y a través de ella al mundo
occidental. La
estabilidad política administrativa australiana,
basada en el legado británico, confrontará
con los vaivenes de la clase política argentina, que
desde el ´30 alternará cortos períodos democráticos
con golpes militares y dictaduras.
En todos esos años de ejercicio democrático, desde la
conformación de la Federación o Commonwealth en 1900,
Australia fue
consolidando una “burocracia profesional” de apoyo y
sostén a las instituciones políticas, que permitió consolidar
socialmente el territorio. En contraposición, la Argentina
ha sufrido fuertes contrastes institucionales, sociales
y económicos que han dificultado su crecimiento y la
continuidad de políticas territoriales propias. Estas
disociaciones
entre política, economía y territorio serán una
realidad compartida con el conjunto de países Latinoamericanos
que integran la región y cuyo centro de poder ya no
es Europa sino Estados Unidos como país dominante.
El
rol del Estado parece haber tenido también evoluciones
diferentes: mientras en el caso australiano fue consolidando
una clase nacional
fuerte con un estado activo promoviendo inversiones
“dirigidas al mantenimiento y modernización de la infraestructura,
la educación y la investigación”, bajo políticas
de fuerte carácter democrático y redistributivo, el
caso argentino parece haber sufrido una evolución inversa.
“La experiencia de Argentina indica que el Estado
se caracterizó por un fuerte intervencionismo en materia
de política de ingresos y debilidad
en la conducción de las transformaciones estructurales”,
explicará Stancanelli. Lo cierto es
que hoy los números dejan al descubierto las enormes
diferencias actuales; acá van algunas muestras: el PBI
per cápita es de 3 a 4 veces
más alto en Australia, (como muestra, en el 2005
el PBI de Australia superó en el 167% al de Argentina);
el desempleo, en sus cifras más optimistas, es el doble
en Argentina con respecto a Australia, y mientras Argentina ha visto caer su lugar al 34 en el Ranking
de Alto Desarrollo Humano que realiza Naciones
Unidas (en función de índices de alfabetización, PBI,
esperanza de vida, matriculación escolar, entre otros),
Australia ocupa el número 3.

State of Australian Cities, 2012 El mundo urbano actual
Si
observamos el proceso de urbanización de los dos países,
las ciudades juegan un rol central, con sociedades fuertemente
urbanizadas en los dos casos. Sin embargo las diferencias
que evidencian los números también se visibilizan en
la estructuración del territorio, dando como resultado
agendas distintas que requieren de objetivos y desafíos
diferentes. En este sentido, los cambios de estas primeras
décadas del nuevo siglo parecen encontrarlos en posiciones
y contextos muy distintos, aun cuando los
dos países jueguen un rol complementario en el mapa
del mundo.
Para
comprender el proceso de urbanización argentino –tanto
en sus déficits como en sus potencialidades y sus nuevos
desafíos– es necesario encuadrar al país en su contexto
latinoamericano. Los desequilibrios políticos-territoriales
que produce la concentración de población y recursos
alrededor de Buenos Aires (más de la cuarta parte de
la población argentina) con muy pocas ciudades intermedias
y regiones casi despobladas, son uno de los emergentes de las dificultades para establecer políticas redistributivas.
Este modelo macrocefálico, de concentración económica,
política y poblacional, lo acerca a la realidad latinoamericana:
la predominancia de
mega-metrópolis de difícil gestión y con grandes
déficits estructurales (infraestructura, transporte,
vivienda, etc.).

Fuente:
Plan Estrategico Territorial- Argentina 2008 - Contexto
regional
En
un interesantísimo análisis sobre la Planificación en
Latinoamérica, Coraggio nos aporta algunas claves que
tal vez ayuden a entender algunas diferencias: “…(a partir de la década del ´90) La bandera de la equidad interregional pareció perder relevancia en países
en que
la pobreza devino
crecientemente un problema urbano, principalmente
dentro de las grandes ciudades, problema considerado
políticamente prioritario por su amenaza a la gobernabilidad
del sistema. Libradas al juego de fuerzas del mercado,
con zonas de alta productividad o no, las regiones y
sus redes de centros parecieron perder su unidad, fragmentándose
internamente y entre sí como consecuencia de los cambios
sociales y económicos que acompañaron la reestructuración
tecnológica y organizativa asociada a la globalización.”

Plan
Estrategico Territorial- 2008. Argentina en el contexto
mundial
En
este sentido, los vínculos regionales –principalmente
el Mercosur,
fortalecido con la integración de Venezuela y el crecimiento
brasileño– plantean nuevas posibilidades para influir en
el mapa, aun cuando parecen difíciles sin profundos
cambios políticos que posibiliten inversiones infraestructurales
de escala. Al respecto, no es casual la expresión de
deseo resumida en el PET
(Plan Estratégico Territorial 2008): “La dinámica de integración regional que se
sucede en el marco del MERCOSUR, da inicio a un proceso
de refuncionalización de los flujos comerciales. En
este marco se configuran nuevos corredores de transporte,
los que se comportan como franjas de articulación territorial
que potencian procesos de desarrollo en las regiones
que atraviesan. Estos cambios introducen nuevos factores de localización en materia de
actividades económicas y población y, como consecuencia,
si bien la estructura territorial radio-concéntrica
sigue prevaleciendo, podrían marcar un reacomodamiento de los procesos
socio-productivos en el territorio”.

Cuadro
comparativo de exportaciones 2005, Australia - Argentina:
convergencias y divergencias, Néstor E. Stancanelli,
Revista del CEI - Comercio Exterior e Integración.
Australia
presenta una posición geopolítica diferenciada. Políticamente
se vincula directamente con los intereses británicos,
pero con cada vez más influencias e intereses comerciales
con Asia, su región de inserción. Como expresaba Glenn
Withers en el Seminario “John Fogarty. Análisis comparativo
entre Australia y Argentina desde mediados de los años
´70”, organizado por la UBA y la ANU en el 2007:“considerando
que los dos países (Argentina y Australia) se caracterizan
por la distancia al resto del mundo, a raíz del crecimiento de Asia esa distancia
se movió favorablemente para Australia, reduciendo el
aislamiento y mejorando el aprovechamiento de economías
de escala”. Esta consideración parece ser estructural
a la hora de pensar el territorio australiano. En el
documento “Estado de las Ciudades Australianas 2012,
producido por el Departamento de Infraestructura y Transporte
del Gobierno nacional, se afirma: “Las
implicaciones del crecimiento y la urbanización futura
en Asia son importantes para Australia, ya que se
desplaza el centro de gravedad de la población
mundial hacia nuestra región… Se prevé que la creciente urbanización en Asia va a conducir a aumentar
la demanda de energía y de los recursos minerales de
Australia (Commonwealth de Australia 2012). Esta
situación presenta también grandes oportunidades en
el sector servicios”.
Para algunos especialistas, esta ventaja comparativa
localizacional ha acentuado el crecimiento en el sector
de los servicios (exportaciones de servicios
educativos, financieros, de transporte, de turismo y
de informática) en detrimento del manufacturero. (1,2%
de las exportaciones mundiales en 2005, contra el 0,3%
en Argentina en el mismo año). El gobierno australiano
ha ido implementando una política decidida a aumentar las ventajas en este sector, con fuertes
inversiones para mejorar “la oferta y calidad de los
recursos humanos, la inversión en infraestructura,
transporte, comunicaciones y energía, el aumento del
gasto educativo y el fomento a la inversión empresarial
destinada a la innovación tecnológica”.
En
este sentido, las ciudades australianas cumplen un rol
principal y esta reconversión de industria manufacturera a
servicios especializados para el mundo global, sumada
a la tradición institucional de articular metas a largo
plazo con políticas de desarrollo, es una clave
para entender muchas de las políticas que sustentan
el desarrollo urbano.

Australia
es fundamentalmente un territorio gestionado a partir
de sus ciudades, quienes no solo concentran la mayoría
de la población sino su capital social, cultural y económico.
En un territorio tan vasto y despoblado y con una historia
reciente, las
ciudades han sido el origen del asentamiento de la población
y por lo tanto constitutivas en la identidad como país.
Si las diferencias sociales se expresan en la división
del territorio –solo el 30% de
los pueblos originarios habita las ciudades y sus condiciones
de vida son muy inferiores al resto de la población–las ciudades presentan una altísima calidad de vida, muy homogéneas
en distribución e ingresos y con acceso igualitario
a los servicios básicos.
La
decisión de crear Canberra a
comienzos del siglo XX, una ciudad nueva que oficia
de capital nacional resolvió en gran medida las competencias
entre Sídney y Melbourne.
La derivación de las decisiones políticas nacionales
a una tercer ciudad equidistante, sumado al fuerte poder
decisional que poseen los estados de la Federación o
Commonwealth de Australia, contribuyó
a generar un relativo equilibrio entre ciudades y una
redistribución de los recursos urbanos. Una de los temas
aparentemente centrales, a juzgar por los documentos
elaborados por el Gobierno nacional pero también visibles
en un recorrido rápido por sus ciudades, es cómo
reforzar las “ventajas de aglomeración urbana”,
no en términos de cantidad de población específicamente
sino de empleo. “La
capacidad atractora de las industrias –de servicios– hacia
las ciudades puede revertir la tendencia a la dispersión
característica de la década del ´60”. Desarrollos como
los de Parramatta o Barangaroo en Sídney o los Docklands
en Melbourne parecen confirmar esta tendencia.

En
este sentido, las ciudades se posicionan como “centros
atractivos” para su población y para el mundo dentro
del nuevo paradigma globalizado. El capital se concentra
en las ciudades pero, por efecto de la presencia de
un estado líder y de tradición democrática, con fuerte
carácter redistributivo. En este contexto, la planificación
urbana y territorial cumple un rol principal como verdadero
instrumento de gestión, articulada en sus distintos
niveles –nacional, estatal y local– con un monitoreo
y una revisión de metas permanentes. Los problemas son
desafíos a futuro y el Plan una herramienta activa para
todos los sectores públicos, privados y actores sociales.
Esta voluntad y apuesta hacia “lo urbano” se ve reforzada
en las discusiones actuales sobre la densificación versus
la dispersión urbana, el transporte y las infraestructuras
y en la preocupación activa sobre la sustentabilidad
o la valorización de todos aquellos componentes urbanos que colaboran a
la habitabilidad urbana: el diseño del espacio público,
las actividades masivas, la cultura urbana (Melbourne
está declarada una de las ciudades más habitables del
mundo y acaba de recibir la certificación de “carbono
neutral”).
Los
espejos “prolongan este vano mundo incierto en su vertiginosa
telaraña”, dice Borges. Como el protagonista del cuento
de ciencia ficción, la comparación permite proyectarnos
más allá de nuestra realidad inmediata para encontrar
otras. Desde el sur, Australia y Argentina tienen
en común la voluntad de observarse, esa observación
tal vez permita encontrar claves para entenderse y de
esa voluntad de comprensión tal vez surjan puentes entre
la ficción y la realidad.
CC
Celina
Caporossi es Arquitecta, docente-investigadora FAUD-UNC,
Prof. Titular Arquitectura 2D. Socia fundadora de Estudio
Estrategias. Es
Editora de 100
Cafés.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
124 | POSICiones cordobesas
Tres
ideas para Río Ceballos
| Hacia la conformación de una Ciudad Parque | Celina
Caporossi y Fernando Díaz Terreno (Estudio Estrategias)
Número
122-123 I Movilidad de las Ciudades
Civilizar,
recuperar y conectar I Hacia
un sistema integrado de movilidad en la Región Metropolitana
Norte de Buenos Aires I Por Celina Caporossi y Fernando
Díaz Terreno (Estudio Estrategias)
Número
118 | POSICiones cordobesas
Las
tres Cañadas
| Preservar, consolidar y proyectar | Celina Caporossi
y Marcelo Corti
Número
103 | Proyectos de las ciudades
Proyecto
4 Plazas: renovación del eje central del barrio San
Vicente en Córdoba
| El barrio como unidad de gestión y planificación integral
| Celina Caporossi
Número
102 | Proyectos de las ciudades (II)
Articulación
y conexión territorial en Catamarca
| Propuesta para la integración urbana de
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Corti y equipo de proyecto
Número
73 | Planes y Normativa de las ciudades
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y crecimiento urbano en la ciudad de Córdoba
| Acuerdos, disonancias y contradicciones | Celina Caporossi
Carola
Inés Posic es comunicadora especializada en temas urbanos.
Es corresponsal en Córdoba de café
de las ciudades.
Sobre
Australia, ver también en este número
las notas La
grilla y los parques, Sídney,
lo mejor de ambos mundos, La
creación de lugares para la gente y El
sueño de los Griffin.
Sobre
el Plan Estratégico Territorial argentino, ver también
en café
de las ciudades:
Número
66 | Planes y Política de las Ciudades (II)
El
Plan Estratégico Territorial y la construcción de la
Argentina deseada |
La búsqueda de consensos para el despliegue territorial
de la inversión pública | Marcelo Corti
POSICiones
anteriores:
Ver
la presentación
del número 104 y
las notas:
Número
125 I POSICiones cordobesas:
Los
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¿Decadencia o renovación? I Por Carola Inés Posic
Número
124 I POSICiones cordobesas
Tres
ideas para Río Ceballos I Hacia
la conformación de una Ciudad Parque. Por Celina Caporossi
y Fernando Díaz Terreno (Estudio Estrategias)
Número
122-123 I POSICiones cordobesas
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del apocalipsis… I
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Número
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