N.
de la R.: El texto de esta nota reproduce fragmentos
del libro inédito de la autora, cuya publicación se
inició en los números 102 y 103 con Veracruz y El
Puerto de Veracruz, respectivamente.

Entrevista
a la Arqueóloga Judith Hernández.
Es
la única arqueóloga que, desde 1989, trabaja en el Centro
Histórico dentro del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, centro Veracruz; con ella hay 4 arquitectos
que se encargan de los monumentos históricos. Una
sola persona para investigar cuatro siglos.
¿Por
qué cree usted que no se le ha dado importancia arqueológica
al puerto?
Veracruz
crece como una ciudad de paso, comercial, pero no tiene
el florecimiento que tienen otras ciudades del país,
además no hay una población muy estable, eso hace que
el desarrollo urbano sea distinto al de otras ciudades
del país. Las flotas llegaban cada año, sólo en los
tiempos en que se descargan las mercancías de las flotas
llegan los habitantes.
El
temor de los piratas, de las invasiones extranjeras,
la falta de agua, la falta de recursos naturales y de
materiales para la construcción y el clima bastante
malo hacen que la ciudad se desarrolle poco. Aunque
tiene una traza como ciudad, durante todo el siglo XVII
las casas son de madera, cuando ya había palacios en
la ciudad de México y en Puebla. Hacia inicios del siglo
XVIII y después de muchos incendios, se dicta la normativa
para construir de piedra la ciudad, pero como no hay
recursos, se construye de piedra calcárea, de corales
del mar; las casas de Veracruz son de coral negro.
La
apertura comercial de España le permitió al puerto tener
un boom constructivo. Hacia mitad del siglo XIX tenemos
180 casas grandes en poder de 8 familias. Eran
casas muy grandes, con sirvientes y bodegas. Dentro
de la ciudad, llegaron a vivir 5.000 habitantes y fuera
de la ciudad vivían los arrieros y la gente pobre.
¿En
qué áreas se ha concentrado la investigación del puerto?
Se
habla de Veracruz y sus cuatro defensas heroicas pero
yo creo que nos falta estudiar su desarrollo urbano,
lo que enfrentaron los habitantes en su vida cotidiana.
A través de los objetos arqueológicos que hemos encontrado
en los edificios públicos, en las casas habitación,
en los comercios cuando se hacen remodelaciones, hemos
obtenido muchos objetos que nos hablan de la vida cotidiana,
del comercio, de las preferencias y del carácter cosmopolita
de la ciudad. Ahora se habla de rescatar el patrimonio
histórico, no se prioriza la investigación arqueológica.
Porque no es sólo cavar hoyos, sino también hacer estudios
de los sistemas constructivos, de los materiales de
construcción, de los espacios habitados, cómo se divide
el espacio interno en las casas, cómo se distribuye
el espacio en la ciudad. Es importante rescatar para
conocer la estructura socioeconómica que prevaleció
en determinado momento y no nada más pintar las fachadas
y decir sólo Veracruz es bello, sino es necesario
desentrañar lo que implicó el funcionamiento de una
ciudad tan importante.
¿Qué
otros aspectos considera usted de importancia para investigar?
El
aspecto comercial de Veracruz. Por aquí pasaron todas
las mercancías y las personas por 400 años, todo
el comercio trasatlántico se realizaba por Veracruz.
Del lado del Pacifico era Acapulco. Las mercancías provenientes
de Asia llegaban a Acapulco, atravesaban todo el país
y llegaban a San Juan de Ulúa y de allí partían a Europa.
A ello hay que agregar todo lo que llegaba de Sudamérica.
Tampoco se han hecho estudios de negros y afromestizos.
Aquí en Veracruz estuvo la compañía de ventas de negros
para los franceses y los ingleses, tenemos localizados
en los mapas donde estaban los asientos de negros, sería
adecuado hacer una investigación arqueológica para saber
cómo estaban estos establecimientos. Hemos localizado
vestigios del siglo XVIII. En los barrios de Minas se
localiza la gente de color quebrado, que son los afromestizos;
son unos barrios inmundos pegaditos a la muralla, dentro
de la muralla, allí estamos haciendo excavaciones.
¿Cómo
se desarrolla la expansión de la ciudad amurallada?
Era
una ciudad cerrada con situaciones climáticas terribles.
A partir de la Ilustración y en tiempos de Revillagigedo,
se empiezan a plantear cuestiones sobre salud pública,
sacan los cementerios de las iglesias, se crean plazas
públicas con árboles para la recreación, se empieza
a concebir a la población desde otro punto de vista.
Se crea un proyecto para la ampliación de la ciudad
y su primera parte es la alameda, con árboles, fuentes
y bancas, que conecta la ciudad con los terrenos extramuros
para que la gente saliera a pasear. En cambio, los
bulevares que se han construido ahora a la orilla del
mar no tienen un solo árbol ni tampoco las plazas
públicas remodeladas en tiempos del alcalde Gutiérrez
de Velasco.
¿Cómo
se relaciona esta ciudad del siglo XXI con la ciudad
de los siglos XVIII y XIX? ¿Se trata de otra ciudad?
El
comercio ha sido el motor de la ciudad. Sigue conservando
el trazo antiguo de la ciudad, el cambio más radical
ocurrió en 1880 cuando se tira la muralla y se hace
la ampliación, pero crece siguiendo la traza tradicional.
A partir de los materiales arqueológicos, sabemos que
la traza que se planteaba no es la que se realizó,
la ciudad se continuó donde estaban antiguamente los
comerciantes, es decir, tuvo más fuerza el comerciante
que el urbanista en el siglo XVI.
Encontramos
los materiales más antiguos en lugares donde se planeaba
construir la ciudad, por ejemplo, donde están las Atarazanas.
Como las casas eran de madera en el siglo XVII y gran
parte del siglo XVIII, lo que tenemos de vestigio data
de mediados del siglo XVIII. En la ciudad, los edificios
más antiguos son la Iglesia del Cristo del Buen Viaje,
el Palacio Municipal y algunas casas. A finales del
siglo XVIII tenemos 4.000 habitantes en el interior
de la ciudad, afuera de la ciudad hay gente (586 habitantes)
pero no están contempladas en el censo; mayormente son
españoles, afromestizos, mestizos e indios, la mayor
cantidad son afromestizos. Hay asentamientos en el barrio
de la Huaca en el siglo XVIII pero lo que conocemos
como La Huaca data del siglo XIX y crece al amparo de
las obras del puerto, cuando llegan muchísimos migrantes
de Oaxaca, Chiapas, del sur de Veracruz, Puebla, todas
las rancherías de alrededor, y allí les construyen casas
de madera y muchas vecindades alrededor de la muralla,
cuarterías con pisos de cemento y paredes de madera
y techos de teja de Marsella (que vienen en los barcos
como lastre).Para 1850, tenemos 1.108 casas sin contar
el Palacio de Gobierno, la aduana, los almacenes, la
maestranza de artillería, los cuarteles, el mercado,
carnicería, mercado, tres hospitales, la iglesia parroquial,
la iglesia de Loreto, hay 64 manzanas, la muralla cuenta
con 9 baluartes y está construida toda de piedra muca,
de coral pues hasta 1775 había sido de madera. Por ejemplo,
adentro de la ciudad es muy difícil encontrar comales
porque la gente vive con sus patrones y estos le dan
pan, en cambio fuera de la ciudad y en el mercado hay
comales. La gente hace tortillas. Encontramos botellas
de coñac porque hay muchos soldados en el puerto, esta
bebida está asociada a un uso militar. Hay muchos objetos
de Inglaterra y Francia en la mitad del siglo XIX, durante
la ocupación francesa. Durante la industrialización,
se consume loza industrializada en lugar de la mayólica
poblana, era elegante, con formas muy regulares, colores
uniformes y dibujos muy hermosos con escenas de la vida
cotidiana que evocaban escenas del romanticismo y de
lujo, hay vajilla con escenas costumbristas que le permitían
a los mexicanos estar al corriente de las modas y usos
de Europa, era como leer una revista de actualidad.
¿Hay
registro en el material arqueológico de todas estas
migraciones?
En
el material arqueológico hacia finales del siglo XIX
aparece mucha loza oaxaqueña, que corresponde a toda
la gente que llegó para trabajar en el ferrocarril y
después en la remodelación del puerto en tiempos del
Porfiriato. Aparece en las afueras de la ciudad, por
ejemplo, en la Huaca. Encontramos loza de Yucatán, hay
migraciones de cubanos, franceses, los comerciantes
españoles. También durante la Nueva España, se movían
dentro de lo que era el Virreinato de la Nueva España,
la gente estaba en su casa, no atravesaba fronteras.
Los arquitectos y los ingenieros que construyen esta
ciudad son los mismos que construyen las ciudades de
Centroamérica, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, La
Habana, porque pertenecen a la corona española con un
sistema de defensa común y usan a la misma gente con
la misma capacitación que se mueve dentro del territorio
de la Nueva España. Por otro lado, están los colonos
franceses. A partir del cambio de los Austrias a los
Borbones, llegan ingenieros franceses a Veracruz. La
planeación de la ciudad se desarrolla de acuerdo a los
lineamientos de estos nuevos ingenieros, quienes encuentran
obstáculos por parte de los criollos: no les autorizan
dinero para la construcción, les ponen trabas para sus
proyectos, algunos terminan muriendo. La vida de los
ingenieros militares es un tema muy interesante, aquí
tuvimos 64 ingenieros militares trabajando y cada uno
tiene particularidades en su vida y en su obra en el
puerto. Por ejemplo, Miguel del Corral odiaba el barroco
y obliga a que las construcciones de la ciudad sean
neoclásicas, el criterio de un ingeniero está dictando
el carácter de la ciudad, es increíble. No había
planeación del gobierno municipal.
¿Qué
debería proponerse un rescate serio del centro histórico?
Es
importante diseñar un rescate del Centro Histórico,
limpiar las fachadas, ver las molduras, muchas casas
se remodelaron en el siglo XVIII y a finales del siglo
XIX con la expansión de la ciudad, pero no ha habido
un amor por lo que es el pasado de Veracruz. A la
gente le gusta lo nuevo y destruyen. Hay un desconocimiento
muy grande de lo que tiene valor histórico, si el comerciante
supiera que también podría ganar, promovería, pero hay
una especie de miedo a la institución porque creen que
si se encuentra algo importante, se les va a quitar
su predio. No está peleado lo moderno y lo antiguo,
por ejemplo en el CEVART, se respetó la fachada y se
conservaron algunos elementos arquitectónicos de importancia
histórica y dentro del edificio se construyó una estructura
arquitectónica moderna con vidrios y acero. La comunicación
entre los propietarios y la institución ha sido bastante
difícil mayormente por el prejuicio, por un lado, la
gente dice no me dejan construir y, por otro lado, la
opinión pública dice que el INAH permite todo. La institución
está para reglar, normar, ayudar, la gente tiene que
entender esto.
Fue
una ciudad amurallada y sólo tenemos dos pedazos de
muralla en la ciudad. Si se piensan en desarrollos turísticos,
al menos tenemos que rescatar esos espacios y dignificar
los edificios antiguos donde la gente vive actualmente
y ayudarlos a rescatar, hacer restaurantes o pequeños
centros comerciales en edificios viejos respetando la
estructura arquitectónica. Se está perdiendo la oportunidad
de comprender la ciudad desde otro punto de vista que
resultaría mucho más productivo en términos turísticos,
porque no es lo mismo la fantasía de crear fachadismos
a una restauración basada en la investigación del funcionamiento
real de la ciudad.
Yo
soy de Veracruz y crecí en Veracruz y, desde chico,
era una tradición venir a Independencia los fines de
semana a tomar el café y comprar ropa y zapatos. Independencia
fue la matriz, el corazón de Veracruz. Sobre Independencia
estaban ubicados los negocios de nombre en Veracruz,
de bastante tradición: Casas Castilla, El tigre, las
panaderías. Hasta principios de los ochentas , los dueños
de los negocios sobre Independencia eran personas de
descendencia extranjera, españoles, libaneses, chinos,
poco a poco, se fue transformando, ahora la gran mayoría
de los empresarios son veracruzanos. Generalmente, el
comerciante iniciaba en el mercado Hidalgo o al lado
del mercado. La tradición era ir a tomar un café; me
tocó muchas veces ir con mi abuelo al café La Merced
y él se veía con sus amistades, y después caminar, ir
a los parques, comprarte un globo, correr, andar en
bicicleta. Hoy en día, se ha ido perdiendo, no tenemos
parques y Plaza de las Américas es una cultura de influencia
americana y todo lo centralizan, allí puedo ir al cine,
comer, mi hijo jugar, hacer compras. Siempre Independencia
fue la calle de la sociedad; cuando era niño, la gente
se vestía muy arreglada. Tomaban un café, caminaban,
los domingos, iban a la iglesia, a la parroquia, desayunaban
y caminaban. La alameda de Díaz Mirón se conectaba con
Independencia y llegaba hasta el zócalo. Me hubiera
encantado vivir en esa época y verlo. Pero ya me tocó
una alameda muy desgastada, muy olvidada, el parque
Zamora. Hoy en día la clase media ha ido aumentando
y atrayendo a más gente de afuera hacia el puerto de
Guanajuato, Puebla, Morelia, Sinaloa, Monterrey, algún
cubano. Esto se refleja en la cultura y en la forma
de hacer negocios, se ha vuelto más competitivo con
las empresas que están llegando, principalmente inmobiliarias
y de construcción. Algo que no me explico es por qué,
siendo Veracruz uno de los puertos más viejos de América,
no pudimos crecer al nivel de otros puertos;
porque Veracruz está situado en una zona estratégica
hacia todo el comercio con Europa, ¿qué pasó? ¿Por qué
y cuando Veracruz dejó de ser el puerto más importante
de América? (Ronaldo Lara).

Los Caminos de la Negritud
“Grandes
capítulos de nuestra historia no mencionan o no destacan
la vida y los aportes de las migraciones africanas y
sus asentamientos. Hay un movimiento pendular entre
la exclusión, la omisión, la integración y el mestizaje
de una presencia casi originaria en la conformación
de nuestros países", palabras de Estela Morales,
investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de
México en la inauguración del Congreso Internacional
Diáspora, Nación y Diferencia: Poblaciones de origen
africano en México y Centroamérica.
¿Será
que la Obamania ha puesto de moda la negritud, o que
en este siglo XXI es "cool" ser diverso o
al menos promover una fachada de diversidad? ¿O llegó
el momento de plantearnos quienes somos, cosa que los
estadounidenses y los argentinos hacen con excesiva
facilidad y recurrencia?
En
el siglo XIX, y en sincronía con las políticas poblacionales
de Estados Unidos y Argentina, en Veracruz hubo un experimento
social orientado a crear “el nuevo mexicano”. Este individuo
sería el único que podría hacerse cargo de la promoción
del desarrollo de fines del siglo XIX y principios del
XX y de disfrutar sus frutos. Según Evelyne Sanchez-Guillermo,
“Las autoridades federales y estatales consideraron
al Estado de Veracruz como a un verdadero laboratorio
donde se podría crear a un hombre nuevo en un espacio
nuevo, ya que estaba despoblado”. A este mexicano
lo definían rasgos físicos, de lengua, culturales, una
lógica empresarial, un determinado sistema político
y un territorio en el que desarrollaría sus capacidades.
“Los europeos siguieron teniendo el rol principal, con
la apertura en 1873 de la primera vía de ferrocarril
que unía el puerto de Veracruz con la ciudad de México.
De esta forma, la capital federal resistía la atracción
cada vez más fuerte de la frontera norte amarrándose
al puerto atlántico”, explica Sánchez-Guillermo.
Paradójicamente,
este mexicano venía de Francia y debía, después de adaptarse
a un medio ambiente hostil, blanquear a una población
local despreciada por sus élites políticas y culturales.
Pero, la colonia francesa instalada en la zona costera
de Coatzacolacos en 1830 fracasó a los pocos meses de
instalada.
Entrevista
a la Doctora Odile Hofman,
Directora
del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos
y Coordinadora del Congreso internacional Diáspora,
nación y diferencia: Poblaciones de origen africano
en México y Centroamérica. La Doctora Odile Hofman es
geógrafa, con un doctorado en África, llegó en 1984
a México donde investigó cuestiones de territorio y
distribución de tierras en Veracruz. Cerca de Xalapa,
exploró las dinámicas de poder en el medio rural. Una
temporada en Colombia, donde trabajó sobre el acceso
a las tierras en comunidades negras, la introdujo en
el tema de la negritud en América, tema que desarrolla
desde 1996.
Veracruz
tiene una importancia simbólica porque este puerto
fue la puerta de entrada de los esclavizados al Nuevo
Mundo, fue el primero y el más importante durante
mucho tiempo. Además, dentro de México, Veracruz sigue
teniendo la imagen de la región más negra, más afro
del país, tiene una historia que permite que hoy se
hable de lo afro caribeño, afro andaluz. La cuestión
de nombrar y definir lo afro o lo negro ha sido una
de las mayores preocupaciones durante el congreso y
ha sido fuente de intensos y apasionados debates. Esta
cuestión no es para nada específica a México. El debate
es igual en Brasil, en Colombia. Es muy importante,
porque el nombre no define la esencia sino que define
la posición de uno frente a su entorno nacional e internacional.
Es un debate político muy importante. Y el hecho de
que siga después de veinte años muestra el dinamismo
del debate y la pertinencia del debate político acerca
de qué lugar ocupan las minorías afro en los países,
afro nacional, afro colombiano, afro mexicano, etcétera,
que viene de Durban del 2001, de cierta visión de relaciones
de fuerza en la Conferencia Internacional para la Erradicación
de la Xenofobia la Discriminación en Durban. Cada término
remite a cierto ámbito de negociación, local, nacional,
internacional, y lo que es importante es darle la validez
y la legitimidad al debate, reconociendo que cada término
tiene su pro y su contra, y dejar hablar, ver cómo quieren
dejarse llamar ayer, hoy y mañana. Es un gran logro
entender que los estereotipos no llevan a ningún lado,
que no se trata de una tercera raíz, se trata de
cambiar la forma de concebir la sociedad nacional y
no ponerle una tercera raíz, después va a haber
la cuarta con los chinos y la quinta con los europeos.
¿Usted
cómo lo concibe?
La
tercera raíz es el discurso oficial, es el discurso
del afro caribeño, de la diversidad oficial. Nosotros
estamos en contra de esto, estamos luchando por una
visión por la que la diversidad es entendida como
portadora de nueva ciudadanía, de nuevas formas
de relacionarse unos con otros, donde uno puede ser
negro hoy y menos mañana, o indio en mi pueblo y xalapeño
en Xalapa, así no me imponen una etiqueta de primera,
segunda o tercera raíz. No somos etiquetas, somos
actores sociales, somos seres humanos, somos muchas
cosas. Ésta es una discusión académica,
¿Cómo
lo vive a la gente a nivel de base?
Hay
que tomar distancia porque en Veracruz y en México a
nivel de la gente de base este debate no cuaja, no les
es importante porque tampoco hay interlocución de parte
del estado ni del lado de la academia, aquí somos un
puñado, somos nadie. En el momento en que se vuelva
un debate nacional, con presencia en la prensa, en la
escuela, en la televisión, que haya políticos que hablen
de eso, ellos van a interesarse y a decir lo que piensan.
Si tomamos otros países como Colombia, donde sí hubo
debate nacional, los campesinos, obreros, residentes
tenían algo qué decir y hablaron. Si no hay discusión,
¿para que hablar?
¿Cómo
evalúa los avances de los estudios afro-mexicanos en
el ámbito de la academia en México y en la academia
en general?
Desde
la academia estadounidense, hay interés en la temática
porque ven en México como un eslabón perdido, van a
buscar a sus hermanos negros en México. En México, el
campo de investigación sobre afro mexicanos todavía
padece de falta de interés de reconocimiento y de legitimidad
por parte de los académicos asentados. Por ejemplo,
cuando uno dice que está trabajando este tema, se
dice, no hay negros en México, pues sí, sí hay, entonces
responden, pero son bien poquitos, uno sigue argumentando,
entonces sí, pero no cuentan, es decir, la falta de
legitimidad de lo afro también existe en el ámbito académico.
Algunos
investigadores han manifestado su temor de que esta
presencia afro mexicana se estuviera perdiendo como
consecuencia de la migración internacional.
Es
una visión que yo no comparto, porque es una visión
que esencializa las identidades, como si fueran una
cosa fija que se va gastando como materia: rápido,
hay que trabajar antes de que desaparezca. Las culturas
son dinámicas, cambian, es cierto que si una lengua
desaparece, hay que trabajarla, la música desparece,
es valido rescatarla, pero yo no comparto la idea de
una cultura fija que se iría desbaratando con la migración.
Hay cambios fuertes sociales y culturales por la migración,
sí los hay, como los hubo por la urbanización, por la
industrializaron, por la masificación de la televisión.
Hoy es la migración, ayer fue la educación, la escuela,
hay miles de motivos para transformarse.
¿Podría
establecerse alguna relación entre la experiencia afro
americana y la afro mexicano centroamericana?
Ahí
el aporte de la historia es fundamental, completamente
fundamental. Hay que reconocer la esclavitud como el
momento fundador para todas las poblaciones negras en
América, pero después uno si habla de Estados Unidos
o de los garífanos, que nunca fueron esclavos, no se
puede confundir. En México dejó de haber trata, importación
de esclavos, en el siglo XVII, cuando en Estados
Unidos siguió un siglo y medio más. La esclavitud se
abolió aquí oficialmente en 1821, pero casi ya no hay
esclavos desde mitad del siglo XVIII. Las historia del
lugar de los afro en México y en Estados Unidos no tiene
nada que ver. Pensemos en la segregación social hasta
los años sesenta en Estados Unidos; aquí tenemos un
segregación espantosa, pero legalizada nunca lo fue.
Entonces, hay que dialogar y tenemos que ver las diferencias
pero tenemos historias demasiado diferentes como para
poner en una misma situación a dos poblaciones completamente
diferentes solamente por su color. Comparten, eso si,
la esclavización inicial, pero después la historia es
diferente.
La
Mujer Veracruzana
Cehimé
Cortes Bravo acaba de abrir su nuevo local sobre la
avenida 16 de septiembre, en los límites con el centro.
“Yo empecé a estudiar desde muy pequeña en Poza Rica,
a los 12 años ya me había recibido de corte y confección.
En el 71, daba clases en las rancherías, en las comunidades,
porque yo iba a un centro de acción social en Poza Rica
de apoyo a la mujer. De ahí, me fui a una comunidad
que se llama Huimandilla en Tabasco, luego fuimos a
La Venta Tabasco y regresamos a Huatusco. Y de allí,
a Coatzacoalcos y de ahí a Veracruz. En Veracruz, estuvimos
en Tierra Colorada, Puerta Tule, todas comunidades donde
la mujer necesita apoyo.
Tenemos
ya 32 años trabajando en la costura y apoyando a las
mujeres con materiales cuando no los tienen para que
ellas se capaciten y puedan sostener a su familia que
es lo más importante para que estén unidos. Usted sabe
que cuando la mujer se va a trabajar, los niños quedan
a la deriva. Tengo cuatro hijos, ya estudiaron y se
recibieron, gracias a la costura. He dado cursos en
la tele secundaria también, se llevan escuadras, cintas,
en zonas en las que los muchachos terminan la primaria
y ya no pueden seguir la secundaria. Así aprender a
coser, a hacer dobladillos, cambiar cierre y así tienen
para comer. Ahora estamos viendo de comprar máquinas
industriales para enseñarles la industria del vestido.
Yo he tenido 3,000 estudiantes, llevo un record algo
grande, a donde voy, yo les digo ¿por qué no aprenden?
¿Para qué te vas a otro lado si aquí puedes hacerlo?
¿Para qué te vas a levantar en otro lado a las cinco
de la mañana? Levántate también aquí, aquí también
puedes sacar adelante a tu gente y sobre todo trabajar
y ganar. Te vas a los Estados Unidos y ganas en dólares
pero te tienes que exponer; si te vas a exponer, hazlo
en tu propia patria, lucha por lo que tienes. Siempre
Veracruz, México, es lo más importante, si no cuidas
tus raíces, ¿qué vas a cuidar?”

El
Carnaval
“El
carnaval es una ilusión de todos. Me llamo Caritina
Hernández Viveros y soy directora de las Bastoneras
del 14. La comparsa tiene 57 años y yo 36 de participar
en el desfile del carnaval. Soy la representante de
las veinte bastoneras. Todas bailamos salsa. Yo a veces
digo ésta vez no voy a salir pero cuando se acerca febrero
y empieza el barullo, digo yo sí voy a salir. Tengo
76 años y ya le pesan a uno, pero parece que tengo 15
años. Mucha gente de nuestra comparsa ha muerto, Sofía,
la güera Kerber, el güero, doña Aurora,
doña Eloisa de Mérida y nosotras las hemos renovado.
Tres de las integrantes de las bastoneras viven en el
barrio de la Huaca, la que me dejó la comparsa, ahí
murió. Ella era del patio Tanitos. Yo soy de La Huaca,
yo siempre le hago honor al patio Tanitos. La más chica
tiene 49 años, otras tienen 60, 70, 76. La más grande
tiene 86 años y vende dulces, chácharas en el ADO. Recuerdo
una bastonera, ya grande la señora, no podía caminar,
andaba en una silla de ruedas. Ese día la dueña de la
comparsa, Alicia alias la Peregrino, le dijo: Petrita,
¿vas a salir? y le respondió un montón de groserías
porque son de rompe y raja ahí. Aunque sea de una pata,
voy, estaba enferma del corazón, si es la última
vez que voy a estar, yo quiero estar allí y la llevaron
con la silla de ruedas. Se disfrazó como reina,
con una corona, a medio camino murió, se quedó como
queriendo reírse, Petrita, Petrita, le decía, estás
quietecita, le dio un paro cardíaco y quería morir en
el desfile y murió en el carnaval.
Fue
muy sonado porque nosotros teníamos un comercial en
el Telever y ahí salió en primera plana y nos tomamos
una foto con ella que estaba muerta. Era como que
ella ya estaba viva pero, no, estaba muerta. Un caricaturista
escribió un texto: No estaba muerta, andaba de parranda.
Y la fiesta continuó, fuimos al velorio pero no al
entierro porque al otro día teníamos que seguir.
Fuimos con un moñito negro al desfile. En Villa del
Mar iniciaba el preludio del carnaval. Villa del Mar
era entablado, íbamos a la tertulia.
Estaba
el Pato Rojas con sus Lobos Marinos, Tico Mendive, Daniel
Santos, todas danzoneras. Y el tranvía Villa del Mar
iba para allá. El boleto costaba 7 centavos, en ese
tiempo corrían los centavos porque después se transformaron
en pesos. Uno nada más está esperando esas fechas, es
la fiesta en que se divierte más la gente, hay vía libre,
es libre para toda la gente, hace lo que quiere, baila
lo que puede. El carnaval se trata de holanes, lentejuelas,
de todo eso que brilla.
Cuando
no hay carnaval, uno se dedica a su hogar, se junta
otra vez con la gente, hay cumpleaños, vamos a bailar,
bailamos entre las mismas mujeres, vamos al café, platicamos,
y tenemos salidas después de carnaval, vamos a Alvarado,
a la feria de la caña, Medellín, hasta mayo. Tenemos
bailes un poco más atrevidos porque cuando termina el
desfile nos ponemos a bailar ahí. Es el gusto que uno
tiene en Veracruz, escucha una un danzón o una salsa
y se pone a bailar. Yo bailaba danzón con mi esposo,
a él lo conocí bailando danzón en un concurso, en un
club que se llamaba El Intermés. Bailamos en un solo
ladrillo, fue el danzón de Daniel Santos, el Son de
la Puntillita, (canta) se baila bien despacito, en un
solo ladrillito, seguro vas a bailar, puntillita. Y
ganamos un trofeo, por bailar en un solo ladrillo, sin
pasarnos. Él era luchador también, de lucha libre. Tuvimos
siete hijos, tengo 17 nietos y 4 bisnietos.
Gracias
a mi Dios, sigo bailando, he sido buena madre, buena
para trabajar, buena para bailar, converso con mucha
gente, no soy pretenciosa, no soy orgullosa, no sé ni
como soy, pero yo soy como soy, tal vez no me parezco
a nadie, pero así soy”.
MB
La
autora es escritora y cineasta.
Realizó
estudios de posgrado en México y Estados Unidos en sociología,
cine y literatura, disciplinas que combina en sus trabajos
de ficción y documentales. Fue la primera latinoamericana
en ser becada por cuatro años por Artes Visuales de
la Universidad
de California en San Diego. Sus cuentos y artículos
han sido publicados en revistas internacionales y sus
películas exhibidas en festivales en los Estados Unidos
y Europa, incluidos el Dresden Film Festival y el Berlin
Film Festival. Ha sido galardonada con becas y premios,
incluido el prestigioso Premio Kodak por su película
La Novia. Actualmente se encuentra filmando su largometraje
So Long, en el Estado de Veracruz, y desarrolla dos
proyectos documentales.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
2 | La mirada del flâneur
Arquitectura
para un paisaje en movimiento | Un cuento
de María Berns, con cerros que predican, edificios lascivos,
y arquitectos en la frontera | María Berns
Número
8 | Lugares
I’vebeen
living inside | Juárez es la ciudad madre
que parió un hijo varón, El Paso. | María Berns
Número
16 | La mirada del flâneur
Aeropuerto
| Usted no está en la lista de pasajeros | María Berns
Número
41 | Cultura de las ciudades
Isla
| Una historia del Delta | Maria Berns
Sobre
Veracruz:
Número
93 | Arquitectura de las ciudades
La
recuperación del manglar de Veracruz
| En México, un taller interuniversitario para la sostenibilidad
| María Bustamante
Glosario:
Comal: disco
de barro o de metal que se utiliza para cocer tortillas
de maíz o para tostar granos de café o de cacao (del
nahua comalli).
Güero/ra:
persona de cabellos rubios.