N.
de la R.: El texto de esta nota reproduce fragmentos
del libro inédito de la autora, cuya publicación se
inició en los números 102, 103, 104, 105, 106 y 107
con Veracruz,
El
Puerto de Veracruz, La
Vieja y la Nueva Veracruz, Veracruz,
del centro histórico a la dispersión, Veracruz,
conflictos y danzones y Veracruz petrolero,
y El
Proyecto Empresarial de Veracruz, respectivamente.
Relato
de Miguel Salvador Rodríguez Azueta
En el marco de la Feria Universitaria
del Libro Universitario en la
Unidad de Servicios Bibliotecarios
e Informática de la Universidad Veracruzana,
Miguel Salvador Rodríguez Azueta, Administrador del
Museo de la Ciudad, presentó la tercera
edición de su novela “La tercera H”. “No sabemos ahora
quienes resultaron vivos o héroes”, señala el libro
en el que Rodríguez ficcionaliza la reacción de los
habitantes de la ciudad amurallada a la invasión norteamericana
de 1847. Apasionado de las haches de la ciudad, tanto
las mayúsculas como las minúsculas, no duda en desafiarme
cuando hablamos en un Coffee Italian Company frente
al Acuario de Veracruz: ¿Qué
historia quieres? Porque yo tengo muchísimas, me sobran.
Hernán Cortés llega en abril de 1519 y se toma el 22 de abril
como el día de la fundación de la Villarrica de la Verdadera Cruz. Muy
poca gente sabe que Cortés
aplica una acción legaloide para establecer el primer
ayuntamiento de la América continental
porque tenía un mandato expreso de explorar y contratar
el intercambio de mercancías con los nativos, pero
él se percata de la riqueza que los enviados de Moctezuma
le traen, que incluía una rueda de oro puro del tamaño
de una rueda de carreta. Ante un supuesto motín de
los aventureros, crea el primer ayuntamiento, y el
primer presidente municipal es Montejo. El nuevo ayuntamiento
nombra a Hernán Cortés Capitán General y Justicia
Mayor.
La situación geográfica de Veracruz y los fuertes vientos
del norte hacen que el asentamiento se cambie del
puerto al norte, a Cuitzilan. Ahí, Cortés encuentra
el paisaje similar a una ciudad española que se llama
Archidona y le pone la
Villa Rica de Archidona. Pero esta
villa está muy lejos de San Juan de Ulúa, donde atracan
las naves y, entonces, se establecen en lo que es
hoy la Antigua pero la llama Villa Rica; es la tercera
fundación y ahí la ciudad dura 70 años. Los barcos
atracaban en San Juan de Ulua, descargaban las mercancías
aquí, que se llamó las ventas de Buitron, y remontaban
la costa hasta la
Antigua. En ese trayecto, se perdían
mercancías, había robos y, por orden de Felipe II,
en el 1600, la ciudad regresa a Veracruz, su lugar
actual.
Veracruz empieza
a crecer, con calles bien trazadas,
en base al estilo caribeño, a partir
de la plaza de armas, el lugar de los poderes, tanto
físicos como espirituales. Ése es el Veracruz
que inicia en el siglo XVII; tendrá la invasión de
piratas tal como Laurens de Graff en 1683. Unos 1500
piratas invaden la ciudad que no tenía fortificación.
Roban, asaltan, matan, violan,
secuestran, dejan abandonada en la isla de Sacrificios
a la mayoría de la gente que tenia posibilidades y
se roban sus esclavos para venderlos. Fue una masacre
de población que es muy poco conocida.
De 1700
a 1800 llegan las flotas, los
buques que venían en convoy para protegerse de los
ataques de piratas; para que se reuniese una flota
se necesitaban tres años. La nueva España quedaba
con las mismas mercancías esperando a los barcos y
se organizaba la feria de Xalapa lo que permitió el
desarrollo de esta ciudad floreciera durante el siglo
XVIII. Pero Veracruz seguía siendo la puerta principal
de entrada. En alguna ocasión, escribí que era
una entrada mágica porque entraban mercancías como
pensamientos, que no pasaban por la aduana; era
muy curioso encontrar en los archivos históricos los
libros prohibidos, pues la inquisición le pedía a
la aduana que revisara los libros, pero ¿cómo podía
controlar los pensamientos? Ni aún con la muralla
fue posible.
¿Cuál era el recorrido de la muralla?
Era un recorrido desde la parte norte, donde estaba el baluarte
de la Concepción, hasta la puerta de la Merced. Era
una muralla de dos metros de alto. Era defensiva para
evitar los ataques de los piratas y, posteriormente,
los conflictos con Inglaterra. Con el tiempo, sólo
quedaron pedazos. Dice un militar estadounidense de
la guerra de 1847 que había espacios abiertos por
donde podían pasar dos batallones.
La muralla dejó de tener un propósito defensivo y pasó a ser un problema de tipo sanitario.
A finales del siglo XIX, el alcalde Juan Domingo Bureau
solicitó a la Secretaria de Guerra que
le permitiera al Ayuntamiento destruir la barda para
extender la ciudad. En ese momento, no se preocuparon
por mantener pedazos visibles y ahora quedan algunos
escondidos o como parte de casas particulares. ¿Cómo
era la vida adentro de la muralla? La ciudad de Veracruz
con su 1.5 km. adentro de la muralla, tenía una vida
de pueblo en el que todo el mundo se conocía, las
calles tenían nombres por los personajes que vivían
en ella, por ejemplo Mariandrea porque ahí vivía Mariandrea,
la calle de Tumbatres, hoy Madero, por un español
que era muy fuerte y tumbó a tres de un solo golpe.
Esta calle de Zaragoza se llamó de la
Amargura, porque dicen que aquí apareció
un fantasma a caballo, una calavera y nada iba a prosperar
en esta calle. Desafortunadamente, esta calle se ha visto mermada con los años, no creo por la leyenda sino
los propietarios quienes debido a los problemas
de las rentas en 1922 dejaron de invertir en el área.
La calle de la Lagunilla se llama así
porque ahí doblaba el río Tenoya que atravesaba la
ciudad y formaba una lagunilla. Tenemos una riqueza
increíble en lo que respecta a historias, cada minuto
se da una historia.
¿De qué manera las intervenciones extranjeras forman parte
del imaginario del veracruzano y han forjado una identidad?
El cronista Francisco Ávila definió la jarocha contextura
a partir de la forma en que el veracruzano se fue
haciendo a través de estas acciones. ¿Por qué? Vayamos
a 1823, los españoles están apostados en San Juan
de Ulúa, su último bastión. Sin previo aviso, Lemur,
el capitán a cargo de la fortaleza, empieza a disparar
aun cuando mercaderes de Veracruz cruzaban a abastecer
a San Juan de Ulúa y los marinos visitaban la ciudad
a pesar del estado de guerra con España dado que no
había reconocido la independencia. La gente huye de
Veracruz y crecen Alvarado, Xalapa, Tlacotalpan, y
aquí quedan destacamentos de militares y gente pobre
que no tiene los medios para viajar. En 1825 se rinde
el baluarte, por hambre fundamentalmente. Esa es la
primera H.
Posteriormente, durante la guerra de los Pasteles, un reclamo
de Francia a México por un pastelero por miles de
pesos después de una borrachera de mexicanos; la flota
francesa bloquea el puerto, amenaza con intervenir,
bombardea San Juan de Ulua, hasta que finalmente capitulan.
Allí inicia la imagen de Antonio López de Santa Ana,
no firma, sólo es testigo y ordena el ataque a los
franceses. Por la madrugada, entran los franceses,
Antonio López de Santa Ana reorganiza la tropa y es
el momento culminante, su ímpetu lo lleva a adelantarse
y un cañonazo le vuela la pierna y deben amputársela.
Gana una popularidad inmensa como héroe nacional y
regresa a la palestra política. Veracruz consigue
su segunda H.
La tercera es por la guerra México-norteamericana. Por una
semana, los veracruzanos soportan un bombardeo brutal;
las baterías norteamericanas extramuros bombardean la ciudad y la población
lo soportar estoicamente porque no se le da permiso
para abandonar la ciudad. Por la noche, entran
a la ciudad. En esos dos días del 21 y el 22 de abril,
se perdieron muchas cosas en Veracruz, imágenes representativas,
estatuas, la llave de la ciudad de plata que estaba
en la biblioteca. La población sale a la calle y el
jarocho (veracruzano) se forja en esa lucha porque
la autoridad no se presenta, hay anécdotas innumerables
de hechos valerosos. Durante los siete meses que dura
la ocupación, la población muestra su coraje y gana
su tercera H.
El veracruzano ve como algo cotidiano que cada veinte o treinta
años hay bombardeos y se ha formado en este crisol.
A mí me respaldan las historias de mi abuelo, él me
contaba de fantasmas, de revolucionarios que pedían
la plaza y al día siguiente llegaba otro y la volvía
a pedir, esas historias y las que viví con mi padre.
Dentro de un
veracruzano, hay tres, su pasado, su presente y su
futuro.
Entrevista al Arquitecto Fernando Pérez Vignola. Director
Centro INAH Veracruz.
Si el Centro Histórico conserva demasiada riqueza histórica.
¿Por qué es un problema? Autoridades y sociedad han dejado caer durante
décadas el centro histórico.
Algunos inmuebles parecen las ruinas de un cementerio
pero son monumentos históricos. Pero, en fechas recientes,
los inversionistas se han acercado al centro INAH
con el interés de desarrollar proyectos en estos monumentos.
Además, el ayuntamiento sigue trabajando en proyectos
para el rescate del centro histórico desarrollados
desde la administración anterior y se ha conformado
un comité técnico para desarrollar nuevas propuestas
de rescate como un punto detonador de un proyecto
de gran visión para el desarrollo del puerto. Se cuenta
con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo,
1.300 millones de dólares para costear esos proyectos.
Eso permitirá tener una visión de conjunto y ojalá
podamos involucrar a las diferentes instancias de
gobierno y a las futuras.
¿El porteño tiene conciencia del valor de estos inmuebles?
A mí me ha tocado escuchar pláticas de asociaciones civiles
de porteños que están interesados en el rescate del
centro histórico. También hay que considerar que al
estar muchos de esos edificios muy deteriorados, es
posible que haya detrás un elemento de especulación.
Creo que vamos a lograr la reactivación del centro
histórico con el esfuerzo e interés de las autoridades,
porque es importante que los ciudadanos vean que hay
autoridades están interesadas en ese rescate. A veces
en el INAH no hemos podido comunicar de la mejor manera
el por qué esta preocupación por la protección del
patrimonio histórico. Si no está el interés de rescatar
la memoria histórica de Veracruz, siempre se va a
presentar el INAH como un obstáculo.
¿Cuales son los proyectos en que esta trabajando el INAH?
El Ayuntamiento nos ha presentado una serie de anteproyectos,
por ejemplo, la rehabilitación de las calles centrales,
Independencia, 5 de mayo, Madero, las calles alrededor
del zócalo, con remozamiento de fachadas, iluminación
de banquetas, iluminación de monumentos relevantes,
el circuito de la plaza de la Reforma, con corredores turísticos, con trazos de
calles que pasen por áreas restauradas. Varios de
estos proyectos ameritan investigación arqueológica.
¿Cuáles son los proyectos propios?
El más relevante es la restauración de la fortaleza de San Juan de Ulúa, estamos a días de comenzar la
re cimentación de los fosos internos de la fortaleza.
También, estamos impulsando la instalaron de un museo
regional en el puerto, y estamos considerando diferentes
monumentos. Además estamos realizando el registro
catalogación de todo nuestro acervo arqueológico embodegado
en San Juan de Ulúa, estamos hablando de más de 26.000
piezas. Trabajamos para cambiar la imagen del INAH
para que deje de percibirse como este elefante blanco
a quien le es difícil moverse, como una rémora que
no consigue estar al día en función de sus responsabilidades
con la historia y pueda verse como un organismo interactuando
con la sociedad. No queremos ser el mal necesario. Necesitamos
involucrarnos en la gestión pública, que es parte
del gran proyecto de protección del centro histórico.
Intermedio. Mini crónica de unos minutos.
Si contara la historia de una mañana en esta ciudad, empezaría
con la luz
opaca que cubre el mar hasta trazar una línea oscura
en el horizonte bajo la que se esconden barcos
hundidos cargados de tesoros, la risa de las chicas
en la biblioteca de la ciudad, la Catedral en interminable
remodelación, el olor a buen tabaco en los corredores
de los hoteles frente al zócalo, el aroma de café
exquisito en el café a contra esquina, los senos saltarines
de las veracruzanas de cualquier edad y condición
social, los hombres disparados como bolas de pool
con las camisas blancas ostentando el logo del Ayuntamiento.
En las colonias hacia el sur, la Flores Magón y la
Zaragoza, la mañana inicia con el
Notiver que hombres o mujeres pregonan con una nota
casi idéntica. Dic-ta-men, agregan después de una
pausa, dando a entender la lejanía entre los dos diarios.
En el centro deportivo entre Gómez Farías y 16 de septiembre,
el antiguo Parque España, las palomas se acomodan
sobre la línea del teléfono para esperar el calor
que se demora porque, inexorablemente, entra una hora
más tarde a pesar de las nubes y la brisa fresca que
llega del mar.
Unos estudiantes de la secundaria se entretienen tirando la
pelota en el aro de básquetbol y las niñas practican
la marcha para el evento del 19 de mayo. Ayer un grupo
de trabajadores municipales cambió de color el centro
deportivo mudándolo del azul al rojo. Se habla de
ciudades o municipios rojos o azules, verdes o amarillos
según el partido político al frente del Ayuntamiento.
¿Cuánto cambia
la ciudad con el paso de un partido a otro? Los
azules odian la historia y los rojos promueven la
cultura, me dice el director del Museo de la Ciudad.
Los Primeros Seis Meses
Llevo seis meses en Veracruz. Recorro las calles de la ciudad
y la encuentro multiplicada en versiones contradictorias
de sí misma. Encuentro nuevos personajes (el pelotero
que desapareció misteriosamente, el boxeador que se
perdió en triunfos sin importancia, conflictos de
amor en el danzón, la incierta suerte de las mujeres
violentadas, la aparente prepotencia del hombre) que
agregan complejidad a una trama hambrienta de giros
dramáticos y escenarios intrigantes. Me interesan
los mecanismos tras bambalinas, entro a las vecindades,
a los eventos empresariales, nadie me conoce. Por
la calle me gritan huera en el tono que usan con los desconocidos y se asombran de que
haya aprendido a hablar español tan rápidamente. “Si
quiere alguien del norte, sólo le puedo dar un jarocho”,
me advierte alegremente un hombre de mediana edad
acompañado por su esposa, quien me explica, “estos nunca pueden dejar de ser jarochos.”
Intento un relato lineal de la ciudad, sin éxito. Los eventos,
situaciones, personajes exigen una atención simultánea
y no entienden prioridades. O quizás yo sea quien
nos las percibe. Si las ciudades se midieran por su capacidad para hacer perder al transeúnte,
al viajero, Veracruz quizás ocuparía el primer lugar.
“Aquí tenemos el centro, el sur es el que se ha desarrollado,
los hoteles, los grandes fraccionamientos, pero es
Boca del Río que antes era la plaza y unos ranchitos
alrededor y ahora se lleva todos los impuestos, han
dividido la ciudad en la avenida de las Américas.
Hubo un hombre de mucha visión que plantó un pinar
al norte del puerto, Miguel Ángel de Quevedo, era
español, el pinar era una barrera para los nortes,
pero han talado
los pinos y la zona norte está a merced de los vientos.
El oeste es la región de dunas, allí se encuentran
los asentamientos más humildes, casitas de madera
y cartón”, recuerda Aguirre, antiguo habitante de
La Huaca, barrio que unos remontan a la época de la
colonia española, otros dicen que es una creación
más reciente de españoles, quienes “siempre han hecho
los mismo: lucrar con el pobre, a quien le rentan
los cuartos en las cuarterías que ellos construyen
y ello se van a vivir a otros barrios.”
Me ilusiono con la linealidad y tomo un camión que me llevará
directamente del sur al norte. La Plaza de las Américas
es el lugar de referencia en Veracruz y Boca del Río.
Allí se encuentran quienes echan novio o quienes inician
una relación y también
se encuentran quienes no debieran cruzarse, la
esposa con su ex colgado del brazo de su nueva pareja
(le cuestiona que no le pase la mensualidad acordada
a sus hijos).
Son las 10 y media de la mañana cuando tomo el camión en la
banqueta del supermercado Chedraui. Un desesperanzado
parador de autobuses sin techo donde los peatones
se mezclan con los vendedores de cacahuate y refrescos.
Los camiones de los sesentas y setentas ostentan armaduras
de metal que inician, a casi un metro de la calle,
el primer escalón. Atrás dejaremos Prissa Gourmet
un comercio de vinos y licores y delicatessen, los
hoteles de cinco estrellas, y la costa del mar para
adentrarnos en la contextura de cemento y carteles
del interior forjado con las historias de los trabajadores,
hoy retirados, subempleados o refugiados en los Estados
Unidos.
La calle Urano es la calle comercial que conecta Boca (como
el nuevo Ayuntamiento nombra al antiguo poblado “que antes era la plaza y unos ranchitos alrededor y ahora se lleva todos
los impuestos” como lo describe el señor Aguirre,antiguo
poblador del área para quien esta división no respeta
los itinerarios de la gente), con Veracruz. Las Palmas
Express mall es un pequeño santuario comercial de
los nuevos barrios privados del sur, la franja urbana
que corre desde Boca del Río a Antón Lizardo, llamada
por los desarrolladores urbanos la
Ribera Jarocha. Sobre la avenida
Urano se alinean comercios y universidades, que ocupan
los predios más grandes, tales como la Universidad La Salle
y la
Villa Rica, tiendas de impresión
digital, modernos talleres para autos, edificaciones
de una planta que se acomodan el serpenteo de la avenida.
Fraccionamiento Virginia: barrio residencial que inicia con
una galería de arte en una casa de dos plantas. Una
sucesión de casas particulares, los graffiti que exhibían
los muros sobre Urano desaparecen como si al escribiente
se le hubiese acabado la página conocida en la que
escribía. En la esquina de la calle Juan Pablo II,
el Colegio de la Paz de Veracruz desafía la juventud
del barrio exhibiendo en su cartel de publicidad sus
más de 80 años de antigüedad. Juan Pablo II es una
avenida que corre de oeste a este y llega a la playa.
Atravesamos un barrio de clase media de casas bajas
mezcladas con unos pocos comercios -ventas de llantas,
clínicas dermatológicas, de organización de eventos-,
un banco y algunos terrenos baldíos. Al tocar la calle
20 de Noviembre, entramos al fraccionamiento Reforma,
desarrollo urbano iniciado en los sesentas que alojó
la creciente clase media de ingenieros de Petróleos
Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, estibadores
adinerados, comerciantes y profesionistas. Hoy las
calles que lo cruzan. Bolívar, Colón y Washington,
con su discreta colección de restaurantes exquisitos
de moda y tiendas especializadas de computación, moda,
y ramilletes de salones de belleza, le brindan una
cierta modernidad, algo pasada de moda.
La calle Alacio Pérez es la conexión con los barrios aledaños
al centro de la ciudad. El deterioro en las fachadas,
el desgaste de los colores de las puertas y ventanas,
siempre incompletas, ofrecen una generosa probada
de lo que seguirá después en este viaje hacia el norte.
Cruzamos Díaz Mirón, una de las avenidas más transitadas
de la ciudad. Díaz Mirón es la versión de fines del
siglo XX del Paseo de Los Cocos que comunicaba el
centro con las afueras de la ciudad. A partir de Revillagigedo,
la ciudad se acerca a quienes van en el camión: la
calle se angosta, las casas se aprietan una junto
a la otra, los
comercios se fracturan en versiones complementarias
de sí mismos creando minúsculas provincias autosuficientes
en un mismo barrio: llanteras, venta de repuestos, de refrescos, comidas, refrescos, tiendas de abarrotes,
loncherías, peluquerías, papelerías, tiendas de venta
de celulares, llanteras.
Al abordar la avenida Cuauhtémoc, la ruta al norte está establecida,
hacia adelante está la salida a Cardel y Xalapa. Los
comercios repiten giros aunque ocupan superficies
de tamaño real desdeñando la escala a miniatura. Desde
la calle de Arista, diviso el puente que cruza las
vías del ferrocarril que va a la ciudad de México.
A lo largo de Cuauhtémoc, el espacio vacío se adueña
de las márgenes del asfalto. El auto hotel y suites
Dubai, una mole blanca soporta el sol perpendicular
de mediodía. El camión se desvía hacia un fraccionamiento
enclavado en el verde: los vacíos se llenan con imágenes
que podrían aludir a las exploraciones de los primeros
españoles que arribaron a estas costas. Pero la playa
está lejos.
Mediados por nuevos
hoteles y lotes vacíos, los fraccionamientos residenciales
se transforman en los primeros lotes industriales, los que han dado razón de ser a la “colonias”, como la gente
llama a los barrios de casas bajas construidas por
el gobierno federal. El centro comercial Las Brisas,
que alberga a las grandes tiendas del puerto, con
amplios estacionamientos que a esta hora lucen vacíos,
opera como el frente de playa del gran emporio a construirse
en el norte. El camión sigue su ruta hacia el interior
de las colonias por la calle Jorge Perea. Me bajo
en la esquina del SAS, el
calor es agobiante, potenciando la repetición, tornándola
inabarcable.

Cambios
en la sociedad del siglo XXI
Oficina de la delegación regional de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos. Un retrato de Benito Juárez,
una foto de la Delegada de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos en un evento público, el escritorio
lleno de folders, que mal contienen expedientes, parecen
exigir inmediata atención, el olor a tabaco, el diploma
de la
Licenciatura en Derecho de 1961.“Es
mi único título, mi hermana es más inteligente y tiene
tres y ahora está terminando un doctorado.” Culpa
al alemán por no recordar el apellido del jugador
argentino que llegó a jugar en los Tiburones Rojos
y, al terminar el contrato, se quedó y abrió un restaurante,
el más famoso del puerto. “Siles”, exclama ya cuando
en la puerta me despide llenándome de folletos, revistas,
noticias. “Espero que te sirvan para tu nota”, y con
algo de intriga, agrega “o para alguna otra cosa.”
“Damos cursos y hay
más violencia, no entiendo qué pasa.” Palabras
que repite con mayor frecuencia: abusos, no entiendo,
pasa. La comisión actúa contra posibles violaciones
de derechos humanos cometidas por autoridades, servidores
públicos, empleados de gobierno federal, estatal municipal,
atiende quejas desde un maltrato verbal, hasta lesiones,
golpes, allanamientos de morada, buscamos contener
el abuso del poder. Derechos humanos no se dedica
a defender delincuentes, defiende los derechos humanos,
las garantías fundamentales de una persona, que van
del artículo 1 al 29 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
Nosotros damos conferencias, pláticas, foros sobre ese tema
y los derechos humanos de la mujer y tal parece que,
cuando más hablamos sobre la violencia intrafamiliar,
se incrementa más este delito. Ya no quiero ni hablar
de esta violencia pese a que en México hay un sinnúmero
de leyes que protegen a la mujer, el Instituto Veracruzano
de a Mujer, el DIF estatal y muchas otras instituciones
atienden a la mujer, la Secretaría de la Salud. Aquí ocupan
un lugar muy preponderante los ministerios públicos,
las agencias especializadas. Hay
agencias que tienen personal sumamente grosero hacia
la mujer que va a exponer un problema, que ha
sido golpeada por su marido o concubino, por ejemplo,
entonces vienen con nosotros. Iniciamos un procedimiento
contra el servidor público por no cumplir con sus
funciones porque tiene la obligación de actuar de
acuerdo con a ley.
Aunado a esto, la policía intermunicipal Veracruz-Boca del
Río, uno de los cuerpos policíacos más connotados
dentro de la seguridad pública del estado, cuenta
con una mala impresión por la acción de algunos elementos.
De las 77 quejas que llevo contabilizadas este año
por presunta violación de los derechos humanos, 53
son contra elementos de esa policía. El común denominador:
lesiones, golpes, allanamientos de morada, abusos
de autoridad, robo, muchas veces. ¿Qué policía tenemos?
No puedo generalizar porque conozco a muy buenos policías,
pero se necesita una depuración, una rigurosa selección
de personal, que se les exija como mínimo bachillerato,
darle un examen médico psicológico para conocer si
la persona tienen verdaderamente vocación por el servicio
público, que respeta a sus semejantes, a la dignidad
del ser humano.
En Veracruz, se da el caso de la violencia familiar. En el
95% de los casos es el hombre quien provoca la violencia
familiar y no solamente a la esposa, sino también
a los hijos, al suegro, a su padre, porque están bajo
un mismo techo, los injuria, los maltrata. Es la imposición
de las ideas del hombre: “aquí
se hace lo que yo digo”, es una violencia psicológica.
La mayoría de las mujeres que se acercan son jóvenes,
18
a 25 años, asisten por casos
de violencia intrafamiliar. Acabo de atender una jovencita
de 19, 20 años, que estaba recibiendo tratamiento
médico. Como una opinión personal, hija, creo que
esta persona va hacer lo mismo una cuarta y una quinta
vez (era la tercera), deberías pensar de deshacer
este vínculo matrimonial. Es difícil por la dependencia
económica del varón, quien va a mantener a mis hijos,
para colmo tienen dos o tres hijos. Está el caso de
la mujer que tuvo hijos con otro hombre, se separa
y, al tener otro compañero que la golpea, corre el
riesgo de que abuse de las niñas, como no tiene ningún
parentesco, llega a ese extremo. Lo peor es que la
mujer lo sabe y se queda callada porque depende económicamente
de él.
También, tenemos un grave rezago social en México. En las colonias, la gente vive en condiciones
infrahumanas, en cuartitos de cartón y madera.
Esto origina también estas reacciones violentas por
parte del varón. Hay carencias económicas, no ven
el futuro y se vuelven esquizofrénicos. La mujer tiene
que trabajar, eso también se influye. La disolución
del vínculo matrimonial afecta también mucho. A todo
eso ha que agregar el alcoholismo. Hay una crisis
de valores, no es valorada la honradez ni la conducta
honorable de una persona. En mis tiempos, la familia
era sagrada y estar unidos era importante. Ahora,
los medios de comunicación traen valores de otras
culturas y otros países; las mujeres quieren vivir
solas, ponen su departamento; antes cuando a la mujer
le iba mal, regresaba al hogar de su padre, no se
quedaba botada. Todo eso se ha ido perdiendo porque
todo se ha globalizado: el hambre, la falta de servicios
de salud, la falta de empleos. Y también se ha globalizado
esa pérdida de valores de la familia. Se han dado
casos de suicidios de niños de 10 y 11 años, se han
colgado en poblaciones cercanas a Veracruz. ¿Qué está
pasando? Son productos de la sociedad en que vivimos.
Lo que estás investigando es un fenómeno muy complejo
que tiene muchas aristas. Ya me da temor hablar de
la violencia intrafamiliar porque en los periódicos
todos los días te enteras que violentaron a otra mujer.”
Desde la oficina, había notado un terreno baldío del otro
lado de la calle que luego al bajar no veo. Reviso
la orientación del edificio y estoy segura que el
baldío tendría que estar ahí, finalmente lo adivino
detrás de un muro altísimo.
Invención y Artesanías
“Veracruz no es conocido por sus artesanías”, afirma Profesora
Ghislaine Bonnot Chaudat, Directora General del Consejo
Veracruzano de Arte Popular, “pero las artesanías
tienen la misma diversidad que la cultura del estado.
El Consejo Veracruzano de Artes Populares es un organismo
del gobierno del estado. Se creó en el 2000 a iniciativa
de la Doctora Ida Rodríguez
Prampolini, una distinguida investigadora veracruzana.
Fundó el Instituto Veracruzano de Cultura en 1987.
Inició en ese entonces algunas iniciativas en relación
con las artesanías veracruzanas. Sin embargo, fue
hasta el 2000 cuando pudo concretar el proyecto completo
y, a partir del 2005 cuando entra el Licenciado Fidel
Herrera al gobierno estatal, este consejo fue una
de sus prioridades dentro de sus programas de desarrollo.
El desarrollo es muy importante porque es una atención directa
a los grupos indígenas del estado. Va un poco va más
allá de una labor de difusión también, en el fondo
tiene un impulso del desarrollo económico. Nosotros
tenemos un presupuesto austero que no rebasa los 11
millones de pesos anuales. Con el cierre de la frontera
mexicano-americana, los hombres que regresan o que
vuelven a migrar, con
la reducción de las remesas las mujeres necesitan
tener empresas por la situación de crisis de México
y Estados Unidos.”
“La diversidad o riqueza cultural y de la naturaleza de Veracruz
no se expresa en su artesanía. Se pretende aplicar
el modelo de artesanía del altiplano que es una artesanía
de la agricultura y no de la caza como en Veracruz,
influida por la mezcla negra. Es una artesanía que
no se ve, que no se expresa en objetos tangibles.
Es una artesanía de la relación, del espacio, del
sonido. Es
una artesanía acústica, opuesta al concepto indígena
de lo visual-táctil. El arte del tejido indígena
y el arte plumario contienen una diversidad de colores,
es una forma de expresión del arte mesoamericano.
Pero la herencia negra en las costas de Veracruz y
Guerrero potencia una expresión de la cultura acústica
del cuerpo humano. Esto quiere decir que los colores
de los tatuajes y el simbolismo en el cuerpo están
subordinados a una percepción simultánea del mundo
en el que los espíritus de los ancestros y la comunidad
tribal son evocados no tan sólo con los objetos rituales
artesanales sino primordialmente por el cuerpo humano.
El cuerpo es el conducto y expresión de una artesanía
acústica, una artesanía que tiene como referencia
la sonoridad del poema, la danza y los mundos simultáneos
que viven en una misma identidad corpórea como es
la del guerrero y el hechicero.
En Veracruz, lo que tenemos que redescubrir es la artesanía
del cuerpo humano,
las evocaciones multidimensionales de la cultura negra,
africana, en donde la vida cotidiana es un encadenamiento
de rituales cotidianos, en donde hablar, conversar,
cantar, reír, bailar son el eje y no el soporte de
una artesanía de lo material. Esto implica voltear
el mundo de aquellos que han trazado la cultura indígena
mesoamericana como un objeto puro y único de nuestra
identidad nacional para colocar a quienes la población
de herencia negra mestiza quienes la practican como
un hecho diario.”
Juan Salas Pérez, investigador.

Crisis y los Planes de Restauración del Centro Histórico
La restauración, tantas veces anunciada en foros, discursos,
conferencias de prensa, seminarios, actos públicos,
no arranca. La discusión y las posibilidades de implementación
de una suerte de restauración se resuelve en una pulseada por la definición de los fachadismos.
La Cámara Nacional de Comercio aduce que si se adaptan
las fachadas de los negocios a su forma original perderán
clientes; “siempre al tener reuniones con ellos dicen
que si no tienen una entrada de cuatro o cinco metros
con una cortina la gente no va a entrar a comprar”,
afirma Carmelina Priego Medina, Coordinadora de Monumentos
Históricos del Estado en el INAH (Instituto Nacional
de Antropología e Historia) en entrevista a la agencia
Imagen del Golfo el 24 de noviembre.
Cuando el Alcalde de Veracruz presentó su plan de gran visión
para el puerto, colocó la restauración de la Catedral como la iniciativa
número uno tanto del rescate como del desarrollo de
la ciudad. ¨Esta es la punta de lanza de lo que es
el rescate. Si algo tenemos que presumir es la historia,
es el primer Ayuntamiento de América, por aquí entraban
y salían, cuatro veces heroica, tenemos mucho de qué
hablar sobre la historia de Veracruz. Y su
centro ha sido tristemente abandonado. Ahorita
tanto el Gobernador como el Alcalde tienen mucho interés
en rescatar el Centro Histórico”, comentaba Teresa Malpica, Presidente del Patronato
para la
Restauración de la Catedral.
Si bien a inicios se firmó el fideicomiso con el Gobierno
del estado para la entrega de la primera remesa y
la señora Malpica confiaba en iniciar la primera etapa
de la restauración, aun no han empezado los trabajos.
¨El centro histórico tiene que sumar voluntades de
gente que quiera la localidad, que quiera cambiar,
veas a un negocio contento por lo que hace su comunidad¨
señala el Presidente del Centro Libanés.¨ Entre la
crisis económica, que Veracruz ha crecido en forma
desordenada, no tenemos vialidades, pedirle a los alcaldes que inviertan en el
centro es como ser suicidas, si hace falta agua y
drenaje en las colonias.¨
La ciudad persiste en sus planes de modernización y de promover
su imagen turística, empresarios locales invirtieron
en un nuevo hotel que ya abrió sus puertas frente
a la bahía donde se construirá la futura marina. “Se
trata de atraer otro tipo de turismo”, señala Teresa
Malpica. El área metropolitana Veracruz-Boca del Río
es la zona de mayor desarrollo en el estado de los
últimos diez años, incluida la Rviera Jarocha, una
de las áreas costeras de mayor plusvalía en México,
que se extiende desde Veracruz hasta Antón Lizardo,
municipio de Alvarado. “Algunos desarrolladores han
estado solicitando a los dueños de los terrenos bajar
el precio de los terrenos y las casas”, me confía
un inversionista inmobiliario de la zona, atento a
los actuales vaivenes financieros globales.
“Domingo Kuri llegaba a recibir a los paisanos, era el traductor,
el embajador del Líbano en Veracruz. En el centro
histórico se dan vivencias humanas a nivel nacional
porque Veracruz fue el primer municipio de América
y todo empezó desde aquí. Hablas con gente de 80 a100
años sobre las guerras de americanos y franceses,
de los españoles refugiados, los alemanes que llegaron por la segunda guerra mundial.
Mucho paisano te dice: por aquí entró mi padre y ésta
es la calle por donde pasaba y ésta era la aduana,
y aquí estaba sanidad. Los libaneses empezaron en
la calle Cortés; el edificio Díaz fue el primer centro
comercial abierto a la calle y todos estos locales
estaban ocupados por paisanos: el señor Katar, Chamtilli,
los Kuri, los Lajous. En esa cuadra, mi abuelo tenía
su tienda. El Centro Histórico no solamente es edificios,
tiene anécdotas; aquí la vida se mezcla con los edificios.” Presidente Centro Libanés.
“Mi papá vino de Cuba. A él le gustaba jugar a la lotería
y una vez se la ganó. Mi mamá dice que era muchísimo
dinero, se lo dieron en una bolsa de lona. Mi papá
lo guardó en la estufa, clausuró un mechero y allí
lo escondió mientras decidía qué hacer. Mi papá tenía
una casita sobre la calle y el resto era un terreno
donde había gallinas. Mi papá decidió hacer cuartos
y rentarlos. Llamó al patio la Chiripa porque ese
dinero así le cayó. Los primeros inquilinos pagaban
un peso y cincuenta centavos al mes. El primer aumento
fue de veinticinco centavos. Cuando mi mamá mataba
cochinos para la casa, invitaba a todos los vecinos,
les decía: mañana, vamos a matar cochinos, se vienen
a ayudar, vamos a comer todos. Ya se iban todos los
señores y señoras para matar cochinos y hacían comida
y le daba raciones.” Señora Peregrina Valdez.
“Cuando yo fui un chamaco la playa era abierta, no existía
el boulevard. En ese tiempo, los pescadores tiraban
desde la tierra redes de 300 a 500 metros y con cabos
gruesos arrastraban la red. Nosotros, de niños, íbamos
a jalar, a ayudar; llegaban toneladas de peces, miles
y miles; nos decían: chamacos, llévense los que puedan, nos los poníamos en la camisa y caminábamos
a nuestra casa.” Eduardo Aguirre, músico.
“Antes, la luz del faro llegaba a las habitaciones de arriba
de la casa. Caminábamos a la playa descalzos con solo
el traje de baño y pescábamos majúas; mi mama los
freía como abanicos, les arrancaba la cabeza, los
pasaba por harina y luego los freía. También almejábamos,
no eran almejas de la mejor calidad pero eran almejas;
mi mamá cocinaba un arroz rojo y las comíamos con
arroz. Los domingos por la mañana, mi padre nos llevaba
a nadar a la isla de Sacrificios.” Dra. Lucinda Rendón
Bello.
¨La Catedral
es un ícono de la historia de Veracruz y en nosotros
está el cuidarla, conservarla y darle el valor que
merece como monumento y patrimonio. Cuando era niña
iba a ofrecer flores a la virgen en el mes de mayo;
toda la sociedad
veracruzana se reunía los veranos en el malecón y
en el invierno caminábamos en el zócalo. Te ponías
tus mejores galas, estrenabas los sábados y domingos.
Si necesitabas un lápiz ibas a Independencia y te
arreglabas sólo para ir de compras al centro. A mí
me tocó crecer con mi Veracruz, soy una jarocha auténtica.”
Teresa Malpica de Estandía.

Jamapa
En la esquina de Paso y Troncoso y González Pagés, tomamos
el camión a Jamapa, día posterior el grito, feriado,
calles desoladas, nublado, posible norte en puerta.
El conductor del camión, un hombre joven, pelo ensortijado;
la mitad del pasaje viaja gratis, comenta con sus
cuates sentados en la primera fila al ver por el carril
inverso a dos motociclistas: aquel se rompió cuatro
costillas, la semana pasada venía por este carril
y avanzaba hacía el camión, qué tensión, hasta que
se desvió, ¿por qué me iba a tocar a mí aplastarlo?
Los hombres
silban para indicarle al conductor que van a descender.
Sabré más tarde que era propio de la cultura de la Remojadas de los nativos de la región
que vivían entre los totonacas y los olmecas al sur
el gusto por la música, en especial de flautas que
construían con barro.
A 40 minutos del puerto, Jamapa es un territorio de predios
enormes, calles anchas, muchas recientemente pavimentadas
(carteles de publicidad del Gobierno del Estado alertan
a lo largo del camino de las muchas obras aprobados
y completadas en la ciudad); el río se esconde detrás
de las casas, sólo se accede atravesando los terrenos
privados, la ropa cuelga en las líneas extendidas
de árbol a árbol. Los niños juegan fútbol, en una
esquina, los hombres béisbol. Los espectadores miran
a los extraños.
En una esquina, bajo un techo de palma, una familia comparte
pastel y cerveza, pregunto donde se puede comprar
un pastel así. Con Doña Betty, en la esquina hay un
hombre de sesenta y largos, fornido, fuerte, mira
el partido de béisbol en un impasse cuando nos acercamos.
El sombrero blanco de ala hacia atrás revela su frente
amplia, su pelo blanco, su ceño abierto acentúa su
honestidad, su
presencia de aquí estoy mirando el partido, su
calzado tiene algo raro, son chanclas que le dan vierta
vulnerabilidad a la imagen de fuerza que construyeron
el sombrero, el cuerpo, la guayabera y los pantalones
inexplicablemente levantados. Llovió el día anterior
y hay charcos en las calle.
Las señoras donde comimos los chiles, accesibles, reservadas,
él insistía con nuevos pedidos que las mujeres con
desgano, descuido, le cumplían. Los
mundos de los hombres y las mujeres no se conectan.
No quieren recordar a los hombres y las rutinas que
les imponen, algo se acuerdan. Él era un intruso en
una tarde de mujeres, con la película con Dolores
Heredia, los comentarios de la madre acerca de los
chiles, “muy picosos” me confiaba, evitaba la mirada
de él. Los hombres en el béisbol descansaban, parecían
de visita. Miraban a los extranjeros con desconfianza.
Hombres viejos caminaban en guayabera y sombrero blanco
de ala ancha por los caminos, andar pausado, no miran
a los extraños.
Subimos el puente de cemento sobre el río Jamapa que hacia
el noroeste desemboca en el mar, en Boca del Río donde
un museo guarda algunas piezas de las remojadas, posiblemente
no encontradas en la localidad sino en la vecina de
Medellín. Hay
más tiendas de recarga de celular Telcel y Movistar
que tiendas de comida, una por cuadra. La conexión
de esta comunidad con el exterior es evidente: tiendas
donde reciben de dinero de Estados Unidos y Sudamérica,
casetas de teléfono, muchas casas en construcción
a los lados de la carretera desde la conexión a la
carretera que une Xalapa con Paso de Ovejas, de material,
con nuevas tejas, el dinero viene del norte. Cerca
del centro, vende ropa usada americana, uno de los
negocios que mantiene activa la ruta Tijuana-Los Angeles
en el norte del país llega al sureste. Gallos,
gallinas, pollos cruzan las calles, ventas de
carne, chivos amarrados en los cercos, cerdos revolcándose
en el lodo.
El Museo Comunitario, especializado en la cultura de las Remojadas
inició como un proyecto escolar del Maestro Alejo:
“Los niños llevaban a clase objetos que encontraban
en el jardín de sus casas cuando sus padres preparaban
la tierra o cuando excavaban para construir las ladrilleras”.
Históricamente, se levantaron varias que surtían de
ladrillos al puerto de Veracruz. Aún quedan algunas.
“El maestro llenó un salón de clases con figuras.
Al acercarnos al INAH, el instituto nos puso como
requisito para conservar las piezas la construcción
de un museo. Y así lo hicimos. Nos ha costado mucho
esfuerzo, se construyó con las aportaciones de la
comunidad. El gobierno no nos dio ni un peso. Ahora
el Gobernador nos prometió que nos ayudaría a construir
un segundo piso porque la gente sigue trayendo piezas
y no tenemos donde colocarlas. Estamos un poco locos
porque lo hacemos por amor al arte.º (Martín Gallardo, Subdirector del Museo, maestro de la comunidad)
Regreso de Jamapa al puerto, donde un norte raro sopla en
las calles. Por Díaz Mirón vuelan periódicos y la
gente va y viene realizando las compras para la semana
que raramente empezará el miércoles. El día es más
gris que horas más temprano cuando tomamos el camión.
Caminar por Paso y Troncoso se vuelve una experiencia
novedosa: es lo nublado, el viento, el que sea martes y se sienta domingo, como
una experiencia traspapelada, así me siento, una vez
más, fuera de lugar, ocupando un tiempo que no
sé si ya pasó o se avecina, vivir simultáneamente
dos tiempos.
Quisiera cruzarme con alguien conocido, pero las miradas son
las de siempre, colocándome en un lugar y un tiempo
que desconozco de donde regreso como una otra que
no logro dilucidar. Vivo en el museo.
MB
La
autora es escritora y cineasta.
Realizó
estudios de posgrado en México y Estados Unidos en
sociología, cine y literatura, disciplinas que combina
en sus trabajos de ficción y documentales. Fue la
primera latinoamericana en ser becada por cuatro años
por Artes Visuales de la
Universidad
de California en San Diego. Sus cuentos y artículos
han sido publicados en revistas internacionales y
sus películas exhibidas en festivales en los Estados
Unidos y Europa, incluidos el Dresden Film Festival
y el Berlin Film Festival. Ha sido galardonada con
becas y premios, incluido el prestigioso Premio Kodak
por su película La Novia. Actualmente se encuentra
filmando su largometraje So Long, en el Estado de
Veracruz, y desarrolla dos proyectos documentales.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
2 | La mirada del flâneur
Arquitectura
para un paisaje en movimiento | Un
cuento de María Berns, con cerros que predican, edificios
lascivos, y arquitectos en la frontera | María Berns
Número
8 | Lugares
I’vebeen
living inside| Juárez es la ciudad
madre que parió un hijo varón, El Paso. | María Berns
Número
16 | La mirada del flâneur
Aeropuerto
| Usted no está en la lista de pasajeros | María Berns
Número
41 | Cultura de las ciudades
Isla
| Una historia del Delta | Maria Berns
Sobre
Veracruz:
Número
93 | Arquitectura de las ciudades
La
recuperación del manglar de Veracruz
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sostenibilidad | María Bustamante