La ciudad
medieval
Orígenes
y triunfo de la Europa urbana, según Thierry Dutour.
Hay
hombres que viven juntos, en vez de ir cada uno por su parte o de
matarse unos a otros. Construyen ciudades en vez de vivir cada uno
en su granja. ¿Por qué? ¿Cómo? Desde Aristóteles
(que escribió que el hombre es un animal urbano, zoon
politikon) hasta John Rawl pasando por Hobbes, ésta les
ha parecido a eminentes pensadores la cuestión esencial.
Planteársela equivale a preferir prestar atención
a la complejidad de cualquier vida social y de cualquier sociedad.
Equivale a admitir desde el principio que todo intento de explicación
de esa complejidad es fragmentario y provisional.
Thierry
Dutour

La portada es
atractiva. Es un fragmento de un fresco que muestra, en esa particular
forma de perspectiva medieval que carece de puntos de fuga, las
murallas, edificios y torres de una villa, sus techos rojos y, detrás,
el mar sin olas y a lo lejos una inverosímil embarcación.
Sin embargo, lo que decide la compra del libro son las palabras
del autor en la contratapa: un tipo que encuentra en la New York
o la Tegucigalpa contemporáneas los mismos procesos y
desarrollos que identifica en la ciudad medieval ("el
prodigioso fenómeno de la ciudad") merece, por cierto,
una oportunidad de ser leído.
Thierry Dutour
descree de los cortes históricos establecidos y, más
aun, de la idea de una oscura Alta Edad Media a la que habría
seguido un período opuesto de reurbanización que anunciaba
la ruptura renacentista; en cambio, postula una evolución
del fenómeno urbano europeo desde las primeras invasiones
bárbaras hasta la revolución industrial. Esta evolución
es sostenida en un principio por los efectos institucionales y económicos
de ser las ciudades el asiento de los poderes eclesiásticos
(la ciudad episcopal) y luego en una incontenible potenciación
social, económica, cultural y política entre el
campo y la ciudad. Para Dutour, es la expansión agraria,
el crecimiento rural intensivo (con aumento de productividad), y
no el intercambio comercial, lo que explica la urbanización
medieval.
¿Una Edad Media
que empieza en el siglo IV y termina a fines del XVIII?, se pregunta
y, a renglón seguido, afirma Dutour. Antes de ese largo período,
la impuesta urbanización romana y las "ciudades del
poder"; al terminar aquel, la urbanización industrial
que interrumpe la estrecha influencia entre desarrollo rural y ciudad,
el momento en que empieza a disolverse la primacía del hinterland.
El autor relativiza
la importancia de las invasiones bárbaras del siglo V, que
ubica como la segunda de tres oleadas de invasiones. La primera
es la que más cambios determina en la conformación
del territorio: el colapso de la frontera germánica del norte
en el año 254 y el subsiguiente saqueo de la Galia; cientos
de ciudades son arrasadas, hasta que Diocleciano logra restablecer
el orden imperial. Esta primera oleada bárbara ocasiona una
ruptura con la idea del imperio protegido por una frontera, y determina
una nueva estrategia militar, la ciudad fortificada. Las
ciudades se transforman en "ciudadelas casi imposibles de
tomar, dentro de las cuales se pueden esperar refuerzos, mientras
que los ejércitos de campo, formados por las mejoras tropas,
quedan estacionadas detrás del limes, dispuestos a
lanzarse contra el invasor que ose atravesarlos". La segunda
oleada es la que señala el ocaso del Imperio Romano de Occidente,
desde que los pueblos germánicos atraviesan el Rin entre
406 y 407, hasta que los lombardos se estabilizan en Italia a fines
del siglo VI (de paso, la sagaz pregunta de Dutour cuestionando
la idea de ruptura: si los bárbaros eran demasiado primitivos
-"digamos, demasiado bestias"- para entender la
vida urbana ¿por qué se interesaban por la ciudad,
por qué los lombardos organizan el territorio italiano en
ducados que se centran en las ciudades existentes y sus elites están
definitivamente urbanizadas ya en el siglo VII?). La tercera oleada
llega ente los siglos IX y X, con las incursiones y rapiñas
de los musulmanes del norte de Africa, los húngaros y los
vikingos. No obstante, hacia el año 1500, las tres cuartas
partes de las ciudades europeas por entonces existentes han sido
fundadas con posterioridad a la caída del Imperio Romano:
"los hombres de la Edad Media reinventaron la ciudad ".
La ciudad romana existe por imposición del Estado, la ciudad
medieval existe sin que nadie la imponga.

La visión
de Dutour comparte con la de Lewis Mumford su descreimiento sobre
la "leyenda negra" de la ciudad medieval; no sabemos hasta
donde es su hábil escritura o la realidad objetiva que describe
la que hace comparables y familiares los procesos de migración
y heterogeneidad de la ciudad en el siglo X europeo con los de la
Revolución Industrial y con los de la actual megaurbanización
a escala planetaria. Nos gusta, por supuesto, encontrar semejanzas
entre los procesos de migración e internacionalización
de la actualidad y aquellos que hace mil años involucraban
a gente de campo que se trasladaba a 40 o 50 kilómetros para
incorporarse a una vida urbana, dentro de extendidas redes de solidaridad,
y en el marco de una valorización de las habilidades que
recuerda los discursos contemporáneos sobre la "sociedad
del conocimiento".
Dutour considera
a la ciudad como un fenómeno social y describe procesos de
especialización y heterogeneización, de asimilación
y aprendizaje en una estrecha relación entre campo y ciudad
(la idea del continuo urbano – rural de Robert Redfield, la "rurbanización"),
de formación de instituciones comunales y construcción
de libertades civiles, de profusión de ferias y de división
del trabajo, de proximidad física y distancia social, de
relaciones interpersonales fraccionarias; "Tomás
de Aquino advierte que son tantas y tan diversas las necesidades
del hombre, que solo la ciudad ofrece las actividades que pueden
satisfacerlas".
Describe como
parte de este proceso el nacimiento y consolidación de la
burguesía, pero cree aventurado buscar en la ciudad medieval
los orígenes del enfrentamiento con la nobleza que llevaría
a las revoluciones burguesas europeas (o por lo menos, leer la historia
de la burguesía desde las "preocupaciones del presente").
No cree en la permanencia de "un ser de la ciudad" que
trascienda los siglos, supuestamente demostrado por señales
de permanencia y determinismos geográficos ("es cierto
que los edificios, torres, calles, iglesias, plazas, palacios y
casas que subsisten de la Edad Media nos enseñan algo sobre
la sociedad que los produjo, pero no más de lo que un esqueleto
puede decirnos sobre si un hombre era alegre o huraño, inteligente
o palurdo") y en cambio privilegia el concepto de persistencia:
el problema no es la continuidad material de los establecimientos
humanos sino "la adaptación de la vida urbana a las
condiciones cambiantes".

Sobre el "largo"
medioevo de Dutour no caen la demonización iluminista ni
la mistificación romántica; se desarrolla en cambio
un estudio fundamentado y riguroso sobre las condiciones de la
urbanización europea. Dutour cita a Joseph Comblin al
afirmar que "si los hombres construyen ciudades, no es solo
para habitar en ellas, es porque se sienten movidos por una idea,
por un sueño". La ciudad y el territorio que describe
son creíbles, verosímiles, racionales; ilustran, con
profusión de datos y amena escritura, la maravilla, la crueldad
y la pasión que registra la historia de los hechos urbanos.
MC
Thierry
Dutour es historiador, sociólogo y profesor de la Universidad
de París IV – Sorbona. La Ciudad Medieval – Orígenes
y triunfo de la Europa urbana fue publicada en Francia en 2003
por Editions
Odile Jacob y este año en Buenos Aires por Editorial
Paidós para Argentina y Uruguay.

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