Los
lectores/as enviaron estos mensajes a
cartas@cafedelasciudades.com.ar:
No es la arquitectura
la piedra fundamental de mi formación, ni mucho menos. Soy
periodista, y quizás justamente por eso, quise suscribirme
al café
de las ciudades. Digo quizás porque lo propio
del periodista (comunicadora social, ¿eh?, no es cuestión
de desprestigiarse así como así) es escribir y hablar
sobre muchos temas sin profundizar demasiado. Es ese el prejuicio
que deambula por las cabezas de aquellos que ven en el periodismo
una especie de enemigo contra el que deben luchar.
Me pierdo. Qué
cosa ésta la de escribir y escribirse, explicarse en la que
uno (una) se va perdiendo en laberintos de palabras. Vuelvo. Nada,
eso, que aún siendo periodista me interesa recibir este newsletter
y disfruto con cada uno de los artículos. No recuerdo la
forma en la que llegué a suscribirme. Lo cierto es que lo
primero que me impactó fue el nombre, café
de las ciudades. En un principio, claro, me entusiasmé
con la posibilidad de encontrar retratos de aquellos lugares que
no conozco en los que alguna vez podría tomarme un cortado
en jarrito, eso sí, mitad leche, mitad café. ¿Acaso
tiene nombre esta variante del café? El cortado es un toque
de leche, y la lágrima una lágrima de café...
pero el mitad y mitad, ¿cómo se llama? Sí, sí,
que ya me fui de tema una vez más. Aunque, quizás,
lo último escrito sea más interesante que el fin concreto
de este correo. Lo primero que leí fue una semblanza del
café situado en Juramento y 3 de Febrero, Sálvame
María. Como vecina del barrio y habitual tomadora
de cafés de la esquina, la proximidad me entusiasmó
aún más (todo lo cercano siempre genera mayor interés).
Lamentablemente, no encontré nuevas reseñas de cafés
(y esto más que un reclamo, es un pedido). Al margen, un
café, una cafetería, un bar, todos ellos me recuerdan
en parte al libro publicado hace ya varios años por Marc
Augé, "los no lugares". Allí se desarrollaba una teoría
que, a grandes rasgos, dice que ciertos lugares no generan ninguna
clase de relación con quien los visita y considerando la
definición de lugar (como un espacio de interacción,
relación e identidad personal), Augé concluía
en llamarlos "no lugares". Supermercados, aeropuertos, rutas. Y
me atrevo a agregar uno más: Internet. ¿Por qué un
café, entonces, es un no lugar? Porque allí uno se
siente libre. Yo me siento libre. Libro, cuaderno, cigarrillos y
café, claro. Lejos de considerar a los no lugares como espacios
negativos, prefiero verlos como ámbitos de libertad. Allí
no hay prejuicios, no hay quien te conozca, nadie pregunta. Desde
chica siempre quise irme a Australia. Lejos, lo más lejos
posible. Ya soy más grande (no tanto) y no tengo intenciones
todavía de conocer el quinto continente (cuando quiero irme
lejos, me tomo el tren hasta Tigre y vuelvo). Y si bien Australia
dejó de ser un deseo, ahora es posible alejarse estando cerca
de casa. Alejarse en un café para escribir, leer o hacer
nada, mirar por la ventana los gestos de la gente que pasa. Por
ahora, sólo esto tengo para escribir. Nada trascendente.
De hecho, una reflexión sin sentido. Aunque quizás,
el sinsentido sea, al fin y al cabo, el último sentido de
la existencia. Quizás vivamos continuamente en un no lugar,
viajemos a través de un no lugar para encontrarnos, al final,
con algún lugar verdadero.
María
Cecilia Acuña, Buenos Aires
N. de la R.:
Pronto tendremos más reseñas de cafés, e invitamos
a los lectores/as a enviarnos las suyas.
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Hola café
de las ciudades, soy un ciudadano chileno, estudiante de Geografía
que vive en la ciudad de Valparaíso (Patrimonio de la Humanidad)
y constantemente visito su pagina, ya que la encuentro interesante
y exhibe las actuales tendencias de urbanismo y los procesos de
planificación urbana que se desarrollan en el mundo y particularmente
en Sudamérica: es un documento a mi parecer excelente.
Jorge Mora Fernández, Valparaíso
N. de la R.: Jorge nos envía esta foto de su hermosa ciudad.

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Les hago llegar un
pequeño documento que elaboramos en el grupo de arquitectos
del Partido Socialista de Rosario, sobre las 4.000 viviendas
que la provincia quiere construir en Rosario en el marco del Plan
Federal. Además, tengo algunos comentarios que hacer sobre
la nota que salió en el último número del café
sobre Rosario,
porque algunas cosas no las comparto. ¡Es una lástima que
hayan estado por aquí y no pudiéramos encontrarnos
para charlar! Pertenezco desde hace años al Partido
Socialista (antes, Partido Socialista Popular) y no creo que sea
una ligera versión ni que merezca que se le ponga ninguna
comilla. Fuimos y seguimos siendo un grupo bastante pequeño
de varones y mujeres que trabajamos convencidos de estar construyendo
una sociedad mejor, en el medio de una realidad totalmente adversa.
Y justamente en las cuestiones en que no hemos profundizado lo
suficiente o no hemos avanzado en un terreno de cambio
substancial es en las políticas urbanas, que son las
que elogia la nota. Estamos tratando de revertir esto: creo que
sería interesante que cuando vuelvan por aquí nos
podamos encontrar y charlar mejor personalmente. Un abrazo, y nuevamente
felicitaciones por el café.
Marcela Nicastro,
Rosario
N. de la
R.: El texto
enviado por Marcela se publica en este número
de café
de las ciudades; por otro lado, claro que sí:
volveremos a Rosario y charlaremos personalmente.
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Acabo de regresar
de dos seminarios en París y Delft y recibo la segunda parte
de la entrevista
a Coyula. Buenas las fotos insertadas en el texto. Ahora
el problema es saber si el material le sirve a alguien. Yo comencé
a escribir mi primer artículo en el Boletín del CEA
en 1956, después de la caída de Perón. O sea,
¡llevo ya casi 50 años escribiendo! Y el retorno es mínimo.
¿Será que el esfuerzo no valió la pena? En la
revista Projeto, en septiembre, publicarán un artículo
que escribí sobre la obra de Claudio
Vekstein, a quien ustedes hicieron una larga entrevista.
Días
después:
¡Que rápido
llegó la primera respuesta! El director de Vitruvius,
Abílio Guerra, me pidió autorización para traducir
la entrevista en portugués y ponerla en su site.
Roberto Segre,
Río de Janeiro
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Mil gracias
por la difusión de nuestro
trabajo en la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Guillermo Tella,
Buenos Aires
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Quería
agradecer el envío de la revista, me resulta muy interesante
y además permite referir a artículos editados anteriormente
de publicaciones que yo no tengo.
Marcela Zanzottera,
La Plata
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Muchas gracias
por el café
de las ciudades que me llega sin ningún problema.
Quiero comentarles que estoy "coleccionando" el boletín
para mi mediateca personal. Cuando la tenga mejor organizada, la
pasaré al Colegio de Arquitectos de Chuquisaca (del que hasta
el 2007 seré vicepresidente) en la ciudad de Sucre, capital
constitucional de la República de Bolivia.
Miguel Ángel
Aranda Chávez, Sucre
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Sólo
para felicitarlos una vez más por el valioso trabajo que
llevan. Adelante con tanta calidad.
Rolo Macera, Buenos Aires
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Agradecemos
los mensajes y el aliento de Susana Cruz, Fabio Duarte, Andrés
Gaviria García, Jorge Karol, Silvia Martínez Azrak,
Jorge Luis Rivera Baeza, Raúl Rizzardi, María Isabel
Tello Fernández, y a todos los suscriptos en el mes de julio.
Con especial
agradecimiento a Sandra, Camila, Pilar y Guadalupe, por su amor
a Jorgito.
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