

Subo y enfrento al guarda, le doy la boletera
esperando todavía estar en fecha con los boletos, aún
sabiendo que los había sacado hace poco y todavía
están en vigencia... siempre existe la duda. Busco
la ventana sin parante que me moleste para mirar para afuera
y me siento en lo posible solo en un asiento doble, just
in case. Sentarme a mirar para afuera: comienza el
bajón. Montevideo de noche, lo que aparece, aparece
en los dorados mas tristes de las luces mas altas y viejas,
una penumbra que conforma una uniformidad que se extiende
hasta la boca del lobo. Ya están los de Sur,
limpiando las calles con esas escobas industriales a un ritmo
avasallante, casi sin mirar. ¿Cuando no? El fútbol
(antes que la cumbia) en la radio, comentando vaya a saber
que carajo de que juez de la B de que país. El 128
pasa por el renovado edificio ex Antel,
al comienzo de una de las calles más espantosas de
la urbe infinita: Fernández Crespo.


El edificio
se yergue con carnes viejas en pieles nuevas, el lifting
se hace presente de la forma mas orgullosa, mostrando lenguajes
de corporación en el pueblito, coronado por vestigios
modernosos de expresiones en hormigón armado; el viejo
discurso subyace ante el nuevo lenguaje, en un anonimato
implacable. Al pasar frente a la mole de vidrio y acero
de mentira, la voz del locutor en la radio se reemplaza por
una estática que se vuelve silencio, que se transforma
en un tiempo muerto frente al semáforo de Colonia,
un paréntesis en la existencia que da lugar, el puntapié
para que comience a sacar nota del viaje agónico que
todo montevideano no evita emprender en la vuelta a casa.
En la pausa se acercan y se muestran la soledad y el frío
de afuera del bondi.

Todo
se reanuda al pasar por el BPS
de Paisé Reyes, el último ladrillero que se
mandó unas plazas a distintos niveles, y un monolito
avisando que hay una enterrada, levanta la mano el espacio
publico para avisar que existe (¿?), ¡donde se vio!. El
viaje se retoma... comienzan las marquesinas – las verticales.
En realidad comenzaron mucho antes... pero es ahora que empiezo
a tomar nota, cuando realmente las tengo presentes, pues,
la publicidad asquerosa y abundante que contamina a la ciudad
y tapa la arquitectura me tiene anestesiado, y lamentablemente
no tuve otra que asimilarlo como parte de mi ciudad, entonces
pasa inadvertida por los costados, me cierra la pupila cuando
quiere, estoy a su puta merced... y eso que es de noche y
solo las luces dañan, porque de día se ven un
poco más las fachadas que en su propósito fueron
dignas, y hoy aparecen pintadas con los mas coloridos carteles,
a cual de todas mas terrajas y llamadoras de público
(¡¿en que están pensando!?), Ejido
parece
un cuadriculado disonante que hace que cualquier transeúnte
siga como tal y no se detenga, la incomodidad se te mete por
la piel y no te deja detener, el tiempo corre y se te aceleran
las piernas para salir de los 10,2 metros de fachada a fachada,
en un corredor espantoso que nos corre.



18,
a pesar de todo, aparece como un respiro, la llegada,
la cumbre de la loma, el aire fresco por el aumento del espacio
entre fachadas y una explanada de la Intendencia que, a pesar
de sus connotaciones monumentales, dan un respiro a toda aquella
locura que parece caernos encima. El tapiz. El tapiz también
se conforma en horizontal, por las manchas de aceite y los
envases plásticos que quedan regados por toda superficie
caminable; todo visto a través de la ventana mugrienta
del ómnibus, que un poco deja ver y un poco refleja
lo de adentro, conforma una aparente armonía de mezclas
de realidades y velocidades de los dos mundos que separa el
vidrio; siempre el vidrio, desde que fue inventado, aparece
como barrera permeable entre realidades de dentro-fuera,
el niño hambriento y la confitería, el niño
hambriento y el usuario del restaurante, el invierno y el
confort, el transeúnte de afuera cagado de frío
y el que transita desde 2 metros por arriba, más cerca
de las ramas de los árboles mirando por la ventana.
En el respaldo del asiento que tengo en frente, el afamado
"bolso
puto" (cuadro repetido innumerables veces en el tapiz)
se ve reemplazado por firmas en tipografías hip-hoperas,
miro hacia fuera y aparece la misma firma pero un poco cambiada
en varias paredes, va cambiando... más jeroglíficos
que letras, más inentendible que entendible, más
dibujo que palabra, la firma del anónimo comienza a
verse literal en el tapiz, la ciudad anónima C.A. pero
firmada, ¡ojo!, Movistar verde manzana - Ancel celeste cielo
- CTI naranja naranja –celular–. Bolsas enredadas. Más
adornos que llegan de la década sin nombre... ¡la globalización!


Culpan...
jajaja. Petrobras, Shell, Texaco, Ancap, techos livianos y
surtidores en explanada de hormigón lustrado con más
manchas de aceite, pero esta vez justificadas porque... ¡vamos!
¡Son estaciones de servicio! ¡Todo luminoso y de plástico,
injertos ortopédicos entre arquitecturas de otro siglo
que se dejan, nobles, se dejan, pobres! El diálogo
está perdido... ¡el que tiene más luces gana!
Y le pasa por arriba al noble que queda en lo oscuro o a lo
sumo en lo dorado triste. Reflejos de nuevo... lo del vidrio
liso se mezcla... lo de adentro + lo de afuera = la rutina
perpetua... Paso por lugares conocidos por mí, que
alguna vez, gracias a alguien resignifiqué y ahora
me sacan una sonrisa, porque el recuerdo me tapa los reflejos,
y se pone en primer plano para que no deje de verlo. Suena
Elliot Smith, Jealous guy y Death cab for cutie, aunque esté
sin aparatos para escuchar. La ciudad y sus significados,
mi ciudad y la tuya, y la suya, distintas pero la misma,
aborrecible dorada y adorada oscura, todo cambia con el sol,
las realidades se alternan y las dimensiones se mezclan, los
reflejos son otros, lo cruel de afuera y lo cruel de adentro,
todo se evapora como el agua para precipitarse por la noche.
Siempre me queda mi nube... por suerte siempre la tengo y
me lleva y la llevo... se acerca mi parada, guardo el cuaderno
y el boletín de Cinemateca
en la mochila, miro la cara de la chica linda que se me sentó
al lado; la mas linda del ómnibus, observo (el just
in case rindió...), tiene una capucha e hizo como
que no se diera cuenta mientras escribía como enajenado.
La perdono... le pido permiso y salgo, el caminito de hormiga
de siempre...

El Prado
parece el mismo de noche a pesar de la Rural...
solo un poco más de gente, pero los autos abundantes
desaparecen, y las calles aparecen casi tan desiertas como
de costumbre. Llego a casa, saco las llaves de la campera
en el mismo bolsillo donde guardo la boletera. ¡Por fin mi
ermita!
GG
Fotos:
del autor, Agustín
Fernández
y Santiago Massaferro.
El
autor es estudiante de la Facultad de Arquitectura de la Universidad
Nacional de la República. El texto de esta nota es
"una visión crítica bastante catártica"
de su ciudad desde el ómnibus, en el trayecto desde
dicha facultad hasta su casa, atravesando todo el centro ("enjoy
the ride"). Ver sus fotografías en fotolog.com
y su blog Mientras
camino.
Sobre
Montevideo, ver también en café
de las ciudades:
Número
49 I Lugares
actitud
Montevideo I Fotos de una bicicleteada rioplatense
I Marcelo Corti
Número
47 I Planes de las ciudades (II)
Alta
simplicidad (II) I A propósito de la
gestión. I Ramón Martínez Guarino
Número
46 I Planes de las ciudades
Alta
simplicidad (I) I A propósito de la
gestión. I Ramón Martínez Guarino
Número
46 I Arquitectura de las ciudades
Le
Corbusier: los viajes al Nuevo Mundo I Cuerpo,
naturaleza y abstracción. I Roberto Segre
Número
13 I Encuentros
"Territorio
de la frivolidad, la rebeldía y la belleza"
I X Seminario de Arquitectura Latinoamericana
en Montevideo. I Marcelo Corti
(continuar
la búsqueda en café
de las ciudades)
Glosario montevideano:
18:
Avenida 18 de Julio
ANTEL:
Administración Nacional
de Telecomunicaciones. Antes de trasladarse a la controversial
Torre de las Comunicaciones, ocupaba este otro edificio ubicado
sobre la calle Fernández Crespo esquina Colonia.
Boletera:
Sistema
prepago de transporte urbano, dispuesto con descuentos para
estudiantes y jubilados.
Bolso:
El
Club Nacional, un cuadro de fútbol con el que muchos
montevideanos simpatizan al punto de querer manifestarlo de
cualquier forma... (por toda la ciudad se leen graffitis).
Bondi:
Omnibus,
colectivo, bus.
BPS:
Banco de Previsión Social.
Cinemateca:
Complejo de cines disperso por la ciudad, que proyecta cine
fuera del circuito comercial. Es una organización sin
fines de lucro que apunta a la cultura y hace lo posible por
difundir el espíritu crítico en la ciudad; lamentablemente
no cuenta con ningún apoyo estatal.
Ejido:
nombre de la calle que corta a la Avenida 18 de Julio en la
esquina con la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM).
Rural:
Evento expositivo del agro (mayormente) de una semana de duración,
dos veces al año, que toma lugar en un predio de grandes
dimensiones ubicado en el corazón del Prado (barrio
en el que vivo), al que concurre mucha gente de todo el país.
SUR:
Empresa
empleada por la Intendencia (el municipio) para el barrido
de muchas calles de Montevideo; por lo general trabajan en
la madrugada.
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