
Hace años,
los colectivos porteños hicieron famoso al filete,
una técnica pictórica basada en la filigrana, los
colores vivos y la temática gauchesca o tanguera, que adquirió
con el tiempo un carácter distintivo en el paisaje urbano.
Crease o no, los colectivos dejaron de filetearse por una ordenanza
municipal que prohibió su uso en los medios de transporte
público… Así, los autobuses urbanos pasaron en pocos
años de la estética del filete a la estética
del Cartel
de Buenos Aires,
que es la que ostentan en la actualidad: gigantescos afiches
que recorren las calles haciendo su aporte a la estridencia
publicitaria. En estos días, al menos los mensajes que pregonan
tienen coherencia con su función urbana: reclaman la apertura
de más carriles de circulación exclusiva para el transporte
público automotor en las calles y avenidas de la Ciudad.

Esa práctica
clave de la movilidad contemporánea tiene un atraso incomprensible
en Buenos Aires, a pesar de la importancia que tradicionalmente
ha tenido el colectivo como medio de transporte. Las causas de este
retraso son múltiples:
- La competencia
del poderoso gremio de taxistas, que en su momento forzó
la circulación de taxis con pasajeros por los carriles, y
reclama incluso la circulación de vehículos en busca
de pasajeros. En Buenos Aires circulan más de 40.000 taxis,
muchos de ellos con licencias otorgadas por intendencias y gobiernos
"amigos".
- La resistencia
de lobbies informales (periodistas, funcionarios, políticos,
empresarios, etc.) que consideran que los carriles exclusivos entorpecerán
la circulación de sus autos particulares. La suposición,
además de insolidaria, es errónea. Tiene que ver con
la incomprensión sobre los beneficios de la medida
y con la concepción de la movilidad urbana basada en la hegemonía
del automóvil privado (Adrián Gorelik ha señalado,
por ejemplo, que el consenso con que cuentan las obras de extensión
de la red de subterráneos, aún entre quienes no las
utilizan, se vincula a que estos no compiten con la circulación
de autos en superficie sino que, por el contrario, dejan en teoría
más espacio libre para el automóvil).
- Las complicaciones
formuladas por los propios empresarios del autotransporte, no siempre
dispuestos a racionalizar su complicada red circulatoria
(recorridos tortuosos, superposición y competencia, uso de
las mismas unidades para circular por grandes avenidas y por calles
angostas, etc.).

Sin embargo,
los carteles de reclamo vistos en estos días parecen indicar
que las empresas de autotransporte colectivo han comprendido la
necesidad de evolucionar, y usan buenos argumentos para justificar
su pedido. Apelan, por ejemplo, a la seguridad vial, a la asimetría
entre las inversiones en infraestructura realizadas por el Estado
para la red de subterráneos y las relativas al transporte
en superficie; buscan el consenso del usuario con la referencia
a los tiempos y a las condiciones de viaje (que mejorarían
en caso de instrumentarse el sistema), y hasta aluden a la posibilidad
de disfrutar el paisaje urbano de Buenos Aires como ventaja
competitiva frente al Subte.

Actualmente,
los carriles exclusivos funcionan sólo en tramos restringidos
de las avenidas Pueyrredón, Entre Ríos - Callao y
Córdoba. La Comisión de Tránsito y Transporte
de la Legislatura porteña analiza un proyecto de ley para
que los carriles exclusivos se establezcan también en las
avenidas de Mayo, Rivadavia, Corrientes, Jujuy, Las Heras y Diagonal
Norte. La Cámara Empresaria de Transporte Urbano de Buenos
Aires propone que los colectivos tengan sus carriles exclusivos,
sin presencia de taxis, y ofrecen a cambio resignar su paso por
35 calles y avenidas céntricas de la Ciudad.

Además
de la competencia de los taxis autorizados, los colectivos deben
muchas veces disputar los carriles con vehículos privados
(automóviles, motos de reparto, etc.) que trasgreden la exclusividad
de los carriles o que los interfieren debido a cuestionables autorizaciones
de giro. En la mayoría de las calles y avenidas, carentes
de carriles exclusivos, la competencia por el uso de la calle se
hace aun más agresiva, en especial por la impunidad con que
todo tipo de vehículos estaciona en áreas de ascenso
y descenso de pasajeros o en sus aledaños.

A pesar de su
extensa red de ferrocarriles metropolitanos y de haber sido pionera
en materia de redes subterráneas, Buenos Aires está
llamativamente atrasada en materia de movilidad pública,
en especial si se la compara con otras ciudades latinoamericanas
como Bogotá, Santiago y, por supuesto, Curitiba. Este déficit
puede ser, sin embargo, un factor de oportunidad, considerando
la doble potencialidad implícita en la reactivación
y modernización de sus infraestructuras instaladas y
en la adaptación local de experiencias ajenas cuyos
límites y contraindicaciones puedan ser salvados a partir
de mejorar lo realizado por otros.
Como por ejemplo,
la resistencia del usuario de algunas experiencias como el Transantiago
a incrementar el número de transferencias a partir de la
estricta división de tramos abastecedores y troncales. Según
Carlos Mercante (en A
(des)construção do caos,
comentado en este número de café
de las ciudades), el usuario del transporte público
privilegia confiabilidad, comodidad y seguridad por sobre
el tiempo de traslado: en São Paulo, las lotações,
vehículos livianos en su mayor parte clandestinos, con capacidad
para transportar unos diez pasajeros en trayectos flexibles y casi
a medida del usuario, parecen interpretar mejor que los medios oficiales
de transporte esta realidad.

El reclamo callejero
de los colectivos aporta como agradable novedad que las políticas
de movilidad se discutan "en la calle", con propuestas
innovadoras y con argumentos razonables. No es poco, aunque solo
es el comienzo.
MC
Sobre
movilidad urbana, ver en café
de las ciudades:
Número
63 I Planes de las ciudades (I)
El
derecho a la movilidad y la adaptación del espacio público
I De los modelos tradicionales de demanda a la planificación
integrada del transporte I Manuel Herce Vallejo
Número
44 I Tendencias
El
movimiento en el corazón de la modernidad
I La urbanidad latente en los espacios del desplazamiento. I François
AscherTraducción: Andrés Borthagaray I
Y
sobre el Cartel de Buenos Aires:
Número
27 I Cultura de las ciudades
El
más inmundo Cartel de Buenos Aires I Un insulto
de Ford a la ciudad, y la consiguiente creación del premio
de café
de las ciudades a las malas y buenas prácticas
urbanas (a imitación de la Fundación para el Progreso
de Madrid), siendo Ford y la Fundación El Ceibo los respectivos
ganadores del 2004. I Mario L. Tercco
Sobre
el fileteado porteño, ver el sitio de Lucero
Maturano
en la Web.
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