Luego
del atentado terrorista del 7 de julio, una de las voces más
dignas, más ciudadanas de entre todas las que se escucharon
fue la del Alcalde de Londres. Ken Livingstone dijo, por ejemplo:
"Este no fue un ataque terrorista contra los ricos y los poderosos.
No estaba dirigido a presidentes o primeros ministros. Fue dirigido
a gente común, a londinenses de la clase trabajadora, negros
y blancos, musulmanes y cristianos, hindúes y judíos,
jóvenes y viejos. Fue un intento indiscriminado de lastimar,
indiferente a cualquier consideración de edad, clase, religión
o cualquier otra. Esto no es una ideología, ni siquiera una
fe perversa; es solo un indiscriminado intento de asesinar masivamente
y nosotros sabemos cual es el objetivo. Ellos buscan dividir a los
londinenses. Ellos buscan volver a los londinenses el uno contra
el otro".
Lamentablemente, los hechos posteriores (y no solo el asesinato
del ciudadano brasileño Juan Carlos de Menezes, sino también
las revelaciones de las encuestas acerca de la paranoia y racismo
crecientes en la sociedad británica) relativizan la confianza
que trasmitió ese discurso: "Los londinenses no se
dividirán por este ataque cobarde. Ellos permanecerán
juntos, en solidaridad con quienes han sido heridos y quienes han
sido enlutados, y por eso es que estoy orgulloso de ser el Alcalde
de esta ciudad. Quiero hablar directamente a aquellos que hoy vinieron
a Londres a cobrarse vidas. Yo se que ustedes, personalmente, no
temen rendir su propia vida para tomar las de otros; ese es el motivo
por el que ustedes son peligrosos. Pero yo se que ustedes temen
fallar en su objetivo de largo plazo de destruir nuestra sociedad
libre, y puedo mostrarles por qué fracasarán. En los
próximos días miren nuestros aeropuertos, nuestros
puertos marítimos y nuestras estaciones ferroviarias; aun
después de vuestro cobarde ataque, verán que gente
del resto de la Gran Bretaña, gente de todas partes del mundo
arribarán a Londres para convertirse en londinenses y para
cumplir sus sueños y desarrollar su potencial. Ellos eligen
venir a Londres, tal como muchos lo han hecho antes, porque vienen
a ser libres, ellos vienen a vivir la vida que eligieron, vienen
a poder ser ellos mismos. Ellos huyen de ustedes porque ustedes
quieren ordenarles como deberían vivir. Ellos no quieren
eso y nada que ustedes hagan, no importa cuantos de nosotros maten,
interrumpirá ese vuelo hacia nuestra ciudad, donde la libertad
es fuerte y donde la gente puede vivir en armonía con los
otros. No importa lo que ustedes hagan, no importa a cuantos maten,
ustedes fracasarán".
Los hechos estarían demostrando que en realidad los londinenses
no "permanecen unidos"; que sociedad y gobierno están
dispuestos a sacrificar muchas de sus libertades en busca de la
seguridad; que por ahora los terroristas no fracasaron, porque han
logrado minar las garantías ciudadanas y la solidaridad de
la sociedad a la que atacan.
MC
(el que atiende)
Ver
el texto
completo del discurso de Livingstone en la página Web
del gobierno londinense.
Ver
la nota de Oscar Raúl Cardoso Cuando los disparos policiales
socavan los valores de Occidente, en Otras
publicaciones.
Sobre la paranoia y manipulación mediática neoconservadora,
ver la nota 24,
el ojo global, en el número 31 de café
de las ciudades.
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Fotografía
realizada en algún lugar de México por Juan
Rulfo. En este número de café
de las ciudades, Ricardo Greene F. (director de
bifurcaciones)
nos lleva a Comala, escenario
y destino de Pedro Páramo ("Vine a Comala buscando
a mi padre, un tal Pedro Páramo..." comienza la
gran novela de Rulfo, autor además de El llano en
llamas.).
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