
1.
¿Cómo definir a la e-ciudad?
Si
bien utilizamos el concepto de
“ciudad digital”, porque el mismo es
parte de la “lingua franca” entre los expertos y los iniciados
en la Sociedad del Conocimiento,
nos parece importante insistir sobre el hecho de que la
nota de “lo digital” enfoca sólo un medio, una etapa de lo que EL CONCEPTO de e-ciudad
encierra e implica teleológicamente. En realidad, lo de
digital es (¿sólo?) un medio, una herramienta que posibilita
pensar y efectuar sucesivas reingenierías y reformas administrativas
con la sola meta de la reinvención del gobierno.
La fase digital nos debería llevar a la de trabajo en red, a una mayor eficiencia y transparencia,
a una mejor comunicación (y servicio) con y desde el
ciudadano, a un modo de innovación
y mejora permanente, de creación y distribución del conocimiento.
Podríamos también llamar a la ciudad digital, ciudad en
red, ciudad del conocimiento, o mejor aún: ciudad inteligente.
Utilizaremos indistintamente estas denominaciones.
¿Qué
es una “ciudad digital”? ¿Es
una ciudad que utiliza, intensiva, extensiva,
y estratégicamente a las tecnologías de la información
y telecomunicaciones (TIC)? ¿Es una ciudad que rompe límites y barreras, pone a
trabajar en red a todos sus elementos, y se coloca en
red con otras ciudades y entidades? ¿Es la conjunción
armónica de una comunidad de intereses en un espacio geográfico
político que sinergiza el uso de las TIC con las ventajas
de un mundo de relaciones primarias?
¿Es
todo lo anterior, orientado no sólo a la eficiencia de
la Administración pública (AP) y el servicio al ciudadano,
sino también al desarrollo económico y social de cada habitante, recreando una esfera
pública más republicana?
La ciudad digital se trataría, no sólo del uso intensivo, extensivo y
estratégico de las TICs por parte del Gobierno y la AP,
sino y asimismo, de facilitar y difundir el uso intensivo,
extensivo y estratégico por parte de todas las organizaciones,
empresas y personas de la sociedad sin exclusiones, promoviendo la innovación, las redes y el
conocimiento. Estos usos no deben orientarse sólo
a buscar la eficiencia, productividad, y transparencia
de los actos y relaciones públicas y privadas, sino también
a la recreación de la esfera pública y a la construcción
de ciudadanía de modo tal que redunde no sólo en una mayor
legitimidad de la democracia y el
Estado, sino en una mejor gobernabilidad de una sociedad cada día más abierta, horizontal, ascendente y diversa (Alejandro
Prince, ponencia en el Foro
de Ciudades Digitales, Buenos Aires,
mayo de 2006).
Las
complejas relaciones entre ciudad y tecnología se remontan
a los comienzos de la historia urbana. Pero las TIC le
han dado un nuevo impulso a las reflexiones sobre este
tema. Las actuales coyunturas
mundiales exigen una renovación en los estudios y prácticas
sobre la interfase entre redes electrónicas
y ciudades. Surgen
nuevos conceptos, como el
de las
ciudades como medios innovadores y su relación con las
regiones circundantes y sus países de pertenencia.
Estas ciudades-medios innovadores significan desarrollo,
progreso e integración a la Sociedad de la Información
(SI) (Finquelievich, 2001).
Debemos
repensar el rol de las ciudades digitales en el soporte
del desarrollo socioeconómico innovador en las ciudades
físicas. Debemos reflexionar sobre las ciudades digitales
como un modo alternativo para alentar, construir y sostener
ámbitos urbanos innovadores, desde un enfoque de desarrollo
social, económico y tecnológico. Asimismo es necesario
analizar las condiciones necesarias para la construcción
de los sistemas locales de desarrollo
ligados a las ciudades digitales, y en los que éstas
actúen como soportes virtuales del desarrollo socio-económico
de la Sociedad del Conocimiento.
1.1.
La ciudad digital como parte de la Sociedad del Conocimiento
Es
oportuno crear una definición dinámica de Sociedad del
Conocimiento, como marco para esta discusión: “Estadio
económico social cuyas acciones de supervivencia y desarrollo
están caracterizadas por la capacidad
potencial de sus miembros (personas y organizaciones)
de hacer un uso evolutivo (extensivo, intensivo y estratégico)
de las TICs para interconectarse en red entre ellas (y
con las cosas) de modo convergente, ubicuo, instantáneo
y multimedial; a fin de obtener y compartir información,
almacenarla, procesarla, analizarla y/o distribuirla a
voluntad. Esta disposición creciente de herramientas más
y más potentes para el manejo de la información, promoverá
la creatividad, la innovación y la creación de conocimiento,
convirtiendo a éste en el factor de producción, activo
e insumo de la actividad del hombre, incrementando la
productividad y la creación de valor económico y social,
y recreando de modo más horizontal y ascendente la esfera
pública y los modos de relacionamiento”.
Consideramos
que lo anterior debe ser hecho en una topología que considere
la interconexión de todas las personas, todas las cosas
y todos los datos del Gobierno y Administración pública.
Se trata no sólo de usar computadoras e Internet, sino
de trabajar, estar, o mejor aún “ser en
Red”
(Prince, 2006).
La ciudad digital
debe alinearse con los paradigmas de la SC: la convergencia de cada cosa,
persona u organización, de cada parte de la sociedad,
con las características que describen y guían los cambios
en este pasaje de la era industrial a la era digital.
Los principales rasgos que caracterizan la hipermodernidad
son, no sólo que la nueva era es planetaria o global,
que no sólo se genera y se comparte cada vez más información,
sino que con las herramientas TIC se facilita al mismo
tiempo la creación y transmisión de conocimiento. Una
tercera característica descriptora es la desmaterialización,
la digitalización, el peso creciente (paradojalmente dicho)
de
lo intangible. El cuarto descriptor es el hecho de que en esta nueva sociedad y de modo
creciente, todas las personas y todas las cosas van a
estar conectadas en red. Seremos “en red”. Un quinto elemento,
es que todo tenderá a estar en tiempo real, el movimiento,
la aceleración y la instantaneidad reinarán.
Otros paradigmas derivados
de estos cinco principales son que en la nueva sociedad
la información, el conocimiento, los productos, los contenidos,
la cultura, todo, tenderá a ser co-construido, confundiéndose
los límites entre creador, productor y usuario o consumidor.
Este corrimiento de límites hará que lo público y lo privado,
el ocio y el negocio y otros conceptos y fronteras que
el mundo físico acostumbraba dividir,
dejen de tener sentido en un mundo donde el espacio, el
tiempo y la masa tienden a desaparecer. La ubicuidad,
no sólo de lo virtual, se enmarca en este proceso.
Cuando se expresa
“alinear a las ciudades con la Sociedad del Conocimiento”,
se trata de que las mismas encarnen estos paradigmas,
o aún más, de que las ciudades sean parte fundamental
del desarrollo y potenciación de esos valores.
1.2. Ciudades digitales en la innovación
En
las economías actuales se atribuye una importancia creciente
a la innovación,
no sólo como un proceso económico, sino como un fenómeno
social influido por una multiplicidad de relaciones entre
diversos factores sociales (Valenti, 2002). El proceso
de innovación, en el nuevo modo de producción basado en
el conocimiento, tiene lugar en diversas fases de colaboración
entre universidades, empresas y gobiernos, pero también
incluye otros actores, en diferentes maneras y formas
(Etzkowitz & Leydesdorff, 1997).
Existe
actualmente un gran interés en identificar las estrategias
que puedan producir el crecimiento económico de las ciudades
y regiones donde este desarrollo no se da en forma espontánea.
Un paso en este sentido implica investigar las razones por
las que algunas ciudades y regiones han logrado desarrollar
sistemas de innovación y desarrollo exitosos y otras no,
y más aún, por qué algunas comunidades han sido receptivas,
alertas y creativas, con respecto al concepto de innovación,
y otras, en similares condiciones económicas y sociales,
han permanecido indiferentes a él o lo han resistido.
El
concepto “Innovación para el desarrollo”, referido a ciudades
en la Sociedad del Conocimiento,
es una de las preocupaciones prioritarias de los países
desarrollados, y en un número creciente de países en desarrollo.
Dado que en las últimas décadas la ciencia y la tecnología
son, más que nunca, el motor de aceleración del desarrollo
y de las transformaciones económicas, la necesidad de
promover la innovación, como ingrediente fundamental para
alimentar a dicho motor, es para muchos una prioridad
política central (Gurstein, 2003). Las ciudades se han
convertido en actores clave en el nuevo espacio industrial,
caracterizado por el emplazamiento de los nuevos sectores
industriales y por la utilización de nuevas tecnologías
(fundamentalmente informática, telecomunicaciones y sus
derivados) en todos los sectores.
Las ciudades innovadoras concentrarían
las interacciones de capitales de riesgo, acciones estatales
tendientes a convertirse en ciudades claves de la nueva
economía, y creación de conocimiento de alta calidad
en establecimientos universitarios y centros de excelencia
de investigación
y educación, además de nuevas formaciones
sociales que usan TIC como soporte y espacio de organización
de una ciudadanía innovadora. El papel de las ciudades
en la Sociedad de la Información es ser medios productores
de innovación
y de riqueza, capaces de integrar la
tecnología, la sociedad y la calidad de vida en un sistema
interactivo, que produzca un círculo virtuoso de mejora,
no sólo de la economía y de la tecnología, sino de la
sociedad y de la
cultura. Las ciudades que lo logren ocuparían
un lugar central en la nueva sociedad. Las que no puedan
desarrollar medios sociales, económicos y tecnológicos
innovadores, permanecerían en los márgenes.
En
síntesis, sólo las ciudades que se planteen el objetivo
de transformarse en medios innovadores -sociales, tecnológicos,
económicos, políticos- y lo alcancen, lograrán un nuevo
protagonismo en el espacio de
las redes, en la Sociedad Informacional. En realidad,
este protagonismo también se dará a nivel de su provincia
o región, de su país, y de su macro-región (por ejemplo,
el MERCOSUR).
Es
aquí donde entran a tallar las ciudades digitales, como
soporte, motor y factor de desarrollo de estos medios
de innovación. En la ciudad digital planteada como soporte
virtual y conector fundamental, en apoyo de los medios
urbanos de innovación, se facilitan las siguientes acciones:
· El
Estado nacional se relaciona con el regional (provincia,
región) y el local (ciudad), facilitando información,
reglas, estándares, legislación, normas fiscales, para
facilitar la implementación y desarrollo del medio innovador.
· Las
empresas se relacionan con las PYMES locales y con los
medios científicos que les proveerán su capital de
conocimiento.
· La
sociedad civil se informa sobre los medios innovadores,
sobre las iniciativas existentes, y participa en la medida
de sus posibilidades
(por ejemplo, controlando el uso del suelo, la conservación
del medio ambiente y la provisión de infraestructuras
y servicios adecuados).
Un
Sistema de Innovación (SI) efectivo
se construye sobre una base de información y conocimiento,
lo que incluye una serie de procedimientos y prácticas
para explorar el medio donde se instalará el SI, en búsqueda
de información útil para la instalación de la innovación de modo
que no sean negativamente disruptoras.
La
ciudad digital puede jugar el rol de una plataforma desde
la cual la innovación puede despegar en una comunidad
local, un catalizador y proveedor de algunos de los ingredientes
necesarios a la implementación exitosa de innovaciones
locales.
Algunas
funciones de este rol serían:
·Facilitar
el acceso de la comunidad a niveles avanzados de información
y conocimiento, tanto locales como de otras ciudades y
países.
·Proporcionar y tornar accesible la información
relativa al sector público.
·Ayudar a identificar las necesidades en
innovación del tejido empresarial local, para promover
proyectos pertinentes.
·Brindar información y atraer a empresas
innovadoras de base tecnológica.
· Ayudar
a formar, mediante la educación virtual, a los trabajadores
en los nuevos requerimientos tecnológicos y organizacionales.
·Ayudar a crear e incrementar la capacidad
local para trabajar en redes sustentadas por medios electrónicos
a productores, proveedores y consumidores de bienes y
servicios.
· Facilitar
la receptividad a la innovación en todos los sectores
sociales.
Un
impacto fundamental de las ciudades digitales es su
efecto potencial sobre el mercado de la información. Si aplican las numerosas posibilidades
ofrecidas por las TIC, así como conceptos
innovadores, las administraciones públicas a todos los
niveles podrán desempeñar un papel predominante en la
sociedad de la información. El
informe sobre las oportunidades de empleo en la sociedad
de la información, presentado al Consejo Europeo de Viena
de diciembre de 1998, destaca la función de las administraciones.
Su ejemplo como cliente de vanguardia convencerá tanto a ciudadanos
como a empresas a adoptar las TIC, e instará a las industrias de las TIC a examinar
nuevos caminos. El uso de TIC
podrá incrementar considerablemente la eficacia de la colecta de la información,
a la vez que ofrece a los entes públicos la posibilidad de compartir
la información disponible, cuando ello sea conforme con
las normas de protección de datos. Esto reduce las cargas administrativas para ciudadanos
y empresas, sobre todo para las PYMEs.
La
ciudad digital es una herramienta de altísimo valor para
cumplir estos objetivos: es una plataforma en la cual
ciudadanos y empresas pueden hallar fácilmente la información
provista por el sector público.

2. Momento de las ciudades en la Sociedad del Conocimiento
En la
Sociedad del Conocimiento (SC), el
conocimiento y sus aplicaciones productivas, la ciencia,
la tecnología y la innovación, son el motor principal
del desarrollo económico y social. También lo es transversalizar,
poner en red a todos los integrantes de la sociedad, empresas,
gobierno, instituciones y ciudadanos, en la creencia que
las ciudades digitales son “la célula de la sociedad del
conocimiento” y que la conformación de esta nueva sociedad
será un movimiento más ascendente y horizontal, es fundamental
desarrollar las ciudades digitales.
Por e-ciudad, como
se ha mencionado más arriba, entendemos la aplicación
intensiva, extensiva y estratégica de las nuevas tecnologías
de la información, las telecomunicaciones e Internet (TICs)
a todas las actividades de públicas y privadas de una
ciudad. A poner en red a la administración pública
y sus servicios al ciudadano, a poner en red al gobierno
municipal con sus niveles superiores (Provincias y Gobierno
Nacional), a la sociedad civil y la ciudadanía, y a las
instituciones académicas y educativas de todo nivel y
a las empresas de todo tamaño.
Es importante entonces
plantear en qué momento o etapa del desarrollo evolutivo
de las ciudades nos encontramos. Los principales trabajos
sobre Gobierno Digital y Ciudades Digitales suelen hablar
de tres etapas en el ciclo de implementación de las
TICs a las organizaciones del Estado. Este modelo
muestra un ciclo de vida que comienza con la fase de Experimentación,
continuando con la
de Integración y finalizando con
la tercera etapa, llamada Reinvención.
En la primera etapa,
surgen casi de modo espontáneo esfuerzos aislados, no
coordinados, de tipo voluntarista. Se trata de aplicaciones
simples, difusoras o promotoras de la tecnología, algunas
veces útiles, pero generalmente limitadas a información
plana, sin transacciones. En algunos casos, es en esta
etapa donde se inicia la digitalización de algunas aplicaciones
críticas o prioritarias, por ejemplo, la recaudación. Es
una fase caracterizada por fallas y retrocesos, pero fundamentalmente
por lo que Prince llama el “factor heroico” (Prince,
2005b), es decir, el peso de los “héroes” también llamados
“campeones”. Se trata de funcionarios o directivos de
rango medio o alto, que tienen una actitud pionera y preactiva
para el desarrollo de las aplicaciones con soporte en
las nuevas TICs. Es claro que el peso o poder y la duración
de los mandatos de estos líderes marca el éxito o alcance
de los desarrollos iniciados por ellos. Este estadio inicial
no es claramente ni institucional ni estructural, sino
casi personal.
En la segunda etapa,
de Integración, los esfuerzos aislados y sobrevivientes
de la fase anterior comienzan a integrarse a otras áreas,
horizontal o verticalmente, dentro de la misma organización.
Comienza una paulatina centralización, coordinación, estandarización
e institucionalización. Se redactan algunas políticas,
planes y programas al respecto. Se designan responsables
específicos. En cuanto a las aplicaciones, comienza la
bidireccionalidad y la transaccionalidad.
La fase de la Reinvención
es la del cumplimiento de las promesas atribuidas a las
TICs. En esta etapa se integran y cruzan bases de datos
y registros, se realiza lo que la industria denomina Business
Intelligence y se redefinen los “qué” de la organización
y la efectividad, ya no solamente los “cómo” y la eficiencia. Es el resultado
de múltiples reingenierías de base tecnológica; es el
emergente no sólo de la interrelación de la tecnología y el capital humano, sino la gestión
integral del conocimiento.
En la realidad se
puede observar una mezcla de estadios, pero la supremacía
de los caracteres de una cierta etapa es la que nos permite
encuadrar o clasificar su momento.
2.2.
Principios de la implementación de las TIC en los Gobiernos
Los siguientes principios,
desarrollados por Prince en sus cursos sobre Gobierno
Digital son otra grilla que nos permite analizar el momento,
o más bien las condiciones o prerrequisitos para el buen
desarrollo de las e-ciudades. La lista es descriptiva,
pero no pretende ser exhaustiva ni jerárquica, algunos
de los principios pueden por su intensidad complementar
o suplir la carencia de otros:
Doce
Principios para el Gobierno digital:
1.Voluntad política
2. Campeones de rango en el
gobierno (subsecretario o más)
3. Agencia coordinadora, flexible,
inteligente y abierta
4. Plan de gobierno digital
inclusivo, interdisciplinario, de largo plazo e integrador
de la TIC (rápido y abierto, se aprende haciendo)
5.Presupuesto y financiación
6. Equipamiento e infraestructura
en la Administración Pública
7.RRHH calificados (cuadros
profesionales medios de la Administración Pública)
8. Marco Normativo (PSI, regulación
de telecomunicaciones y contenidos, leyes de delitos y
documentos digitales, etc.)
9.Niveles de adopción de ciudadanos
y organizaciones (teledensidad, parque de PCs, usuarios
de Internet, etc.)
10. Proveedores calificados
(particularmente integradores y desarrolladores locales)
11.Infraestructura nacional
12.Sensibilización de líderes
de opinión y dirigentes de la Sociedad Civil (ONGs, intelectuales,
comunicadores etc.)
Pareciera que debemos aceptar como razón primera de la generación de estas
iniciativas la existencia de “héroes” o campeones que,
desde dentro del Gobierno y en sus respectivos distritos,
comienzan una labor ardua para lograr las primeras implementaciones
de las TICs en sus áreas o sectores. Suelen ser funcionarios
medios, técnicos o no, inmediatamente debajo de ministros,
secretarios o equivalentes. Comienzan por la etapa de
experimentación, con alguna aplicación útil y simple,
pero aislada en la mayoría de los casos. En los casos
que podemos tomar como mejores prácticas, estos campeones logran la “voluntad política” de sus niveles superiores.
Sobre el éxito concreto
de sus primeras aplicaciones, consiguen institucionalizar
el tema. Esto puede plasmarse en una resolución administrativa,
decreto o ley que contiene mínimamente una declaración
de principios y un plan de acción. En algunos casos, ese
documento o sus derivados son una incipiente Agenda Digital
y programa inclusivo de las TIC en la Administración y
Gobierno. A esta altura, mientras seguramente avanzan
hacia la segunda etapa de Integración, han logrado cierto
consenso sobre la importancia del tema entre líderes de
opinión, colaboradores o colegas de otras áreas, e incluso
instaurar el tema en los medios y entre la ciudadanía. Los
presupuestos y el equipamiento de las distintas dependencias
públicas van asimismo avanzando en esta dirección. Los
niveles de adopción de la población, en tanto crecen independientemente
y más al ritmo y dinámica del mercado, que debido al empuje
de los planes públicos de inclusión, si los hay.
Estos temas exceden largamente lo tecnológico: son más bien un profundo cambio en la forma de organizarnos
y funcionar como sociedad.

3.
La e-ciudad y la e-democracia.
Arriesgamos el pensamiento de
que el ámbito de lo local aparece como el más apto
(frente al nacional) para desarrollar experiencias integrales
de gobierno electrónico en su sentido más amplio.
Esto se debe a varios factores:
a) Por un lado, los municipios tienen más flexibilidad
(y “cercanía”) que el Estado nacional para negociar con
todos sus actores locales (ciudadanos, empresas, universidades
y ONGs entre otros).
b)
Es en el nivel local donde
el e-gobierno y la e-democracia pueden implementarse de
modo más pleno, directo y controlable por parte de la
misma ciudadanía.
c) Esto
movimiento aprovecha la tendencia de descentralización
creciente, donde lo local y lo supra-regional van prevaleciendo
frente a los Estados - Nación.
d) Es
en este nivel donde la comunidad real, en un dado espacio
geográfico y político mantiene una escala manejable de
problemas (excluyendo las megaciudades).
e)
Las curvas de aprendizaje y experiencia
pueden ser más intensivas.
f) La
agenda real de los ciudadanos y la agenda política de
sus dirigentes presenta menor divergencia.
Las
TICs pueden ser un gran aliado en el desarrollo de iniciativas
como foros
de discusión y participación ciudadana,
en una comunicación más directa con funcionarios y electos.
A través de los mecanismos de democracia semidirecta, referéndum, plebiscito y consulta
popular realizadas con herramientas tecnológicas simples
y económicas, podemos dar al sistema más y mejor gobernabilidad,
así como re-legitimar a la política, sus dirigentes y
sus prácticas, así como alimentando una democracia que
no reniegue de la representación política, pero que utilice
las TICs para no solo brindar acceso a la información
por parte de los ciudadanos, sino que promueva el debate
entre ellos para formar los consensos necesarios.
A modo de breve cierre deseamos expresar que
“si las TICs aplicadas al Gobierno, la Administración
Pública y la democracia, no nos sirven
para aportar gobernabilidad y transparencia, recreando
la esfera publica y construyendo ciudadanía, así como
promoviendo la innovación y el conocimiento, en una
sociedad -en red- más abierta, participativa, diversa,
horizontal y ascendente… habremos equivocado el camino,
y perdido el futuro”.
SF y AP
Susana
Finquelievich es
Arquitecta, Master en Urbanismo por la Université Paris
VIII, Doctora en Ciencias Sociales por
la Ecole
des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París. Investigadora
Independiente del CONICET. Coordinadora alterna de la
Comisión Asesora de Hábitat en CONICET. Directora del
Programa
de Investigaciones sobre la
Sociedad de la Información, en el Instituto de Investigaciones
Gino Germani, Universidad
de Buenos Aires (UBA). Presidente de
LINKS,
Asociación Civil para el Estudio y la Promoción de la Sociedad de la Información.
Docente en la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO), en el Instituto Tecnológico
de Buenos Aires (ITBA), entre otros. Miembro fundador
de la Red de Organizaciones Digitales
Argentinas (RODAr). Autora y coautora de trece libros
sobre sociedad informacional. Sus últimos libros son:
Desarrollo local en la
Sociedad de la
Información: Municipios e Internet”,
Ed. La Crujía,
Buenos Aires, 2005; “E-Gobierno y E-Política en América
Latina”, Ed.
Links; “Universidades
y TIC: la educación superior en la Argentina de la Sociedad de la Información”, Dunken,
Buenos Aires, 2007, con Alejandro Prince; “La
innovación ya no es lo que era: Impactos meta-tecnológicos
en áreas metropolitanas”, Dunken, Buenos Aires, 2007; “El
(involuntario) rol social de los cibercafés”, Dunken,
Buenos Aires, 2007, con Alejandro Prince.
Alejandro Prince es Licenciado
en Comercialización (UADE), Doctor en Ciencia Política
(UB) y candidato al Doctorado en Economía (ESEADE). En
2005 realizó el Programa en Gobierno Digital de la OEA. Director
Académico de los Postgrados en “Dirección de Sistemas de
Información” y “Marketing en Internet” de la Universidad de Belgrano.
Profesor Adjunto en la Universidad Tecnológica
Nacional, en la Universidad de Buenos
Aires, en la
Universidad de San Andrés, y en varias
universidades del interior del país. Presidente de la Empresa Prince &
Cooke, Director
del Instituto Tecnología y Desarrollo de la Fundación Gestión
y Desarrollo. Fundador y Coordinador General de RODAr, Red de
Organizaciones Digitales de Argentina. Ediciones i4 editó
en 1994 “Iglesia-Estado”, su tesis doctoral.
Dunken publicó en julio 2006 su libro “Voto
electrónico en Argentina”. Telefónica editó en
octubre de 2006: Universidades y Tecnología en Argentina”,
en colaboración con la Dra. Susana
Finquelievich. Coautor del libro “Desarrollo local en la sociedad de la información. Municipios
e Internet”, La Crujía, 2005.
Sobre ciudades digitales y desarrollo local, ver
también entre otras notas en café
de las ciudades:
Número 50 |
Política de las ciudades (I)
Revolución
informacional, nueva geografía y límites de la estatidad
en la gestión del territorio | Reconquistar
el mundo para una ciudadanía inclusiva. | Fabio J. Quetglas
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