El Parque
Social como instrumento de integración
Una experiencia
singular en San Miguel Oeste.
Por
Guillermo C. Tella, Estela
Cañellas,
Viviana Colella, Luciana Garavaglia y Daniela Natale.

En la ciudad
de Buenos Aires y su espacio metropolitano, en las últimas
dos décadas, se ha instalado un proceso que rompe los patrones
tradicionales de crecimiento a partir de la emergencia de enclaves
fortificados, los "parques cerrados", que encapsulan
actividades, fragmentan territorios, segregan población.
Se observa entonces
cómo las actividades productivas, por ejemplo, tienden a
concentrarse en Parques Industriales, las de intercambio en Parques
Comerciales, las de innovación en Parques Tecnológicos,
las habitacionales en Parques Residenciales, o las de esparcimiento
en Parques Recreativos.
Dado el rígido
acordonamiento que estos enclaves le imprimen a su perímetro
y el carácter selectivo de su interior, los efectos de estos
procesos generan una aguda polarización urbana, en
el que unos pocos espacios concentran riqueza y muchos otros se
sumergen en un estado de abandono y precariedad extremos.
En este marco,
comenzó a desarrollarse en el Barrio La Estrella de San Miguel
Oeste, bajo la figura de "Parque Social", una experiencia
singular como instrumento de contención, de integración
e inclusión, que tiene en esencia un espíritu contestatario
a estas nuevas formas de crecimiento diferencial de la ciudad.
De esta manera,
la comunidad local ofreció respuestas alternativas que apuntan
a recuperar valores sociales en pugna sobre el territorio, tales
como: competitividad y cooperación; solidaridad y compromiso;
seguridad y recreación; iniciativa y desarrollo; formación
y trabajo; futuro y presente; capacidades y oportunidades.

La
Estrella... un barrio abierto de loteos populares
El Barrio La
Estrella contiene patrones representativos de los procesos de loteos
populares abiertos del segundo cordón metropolitano:
tejido urbano discontinuo, bajas densidades, viviendas de autoconstrucción,
precaria accesibilidad, suelos inundables, ausencia de infraestructuras,
calles sin pavimentar, escasez de equipamientos.
Se encuentra
situado en el municipio de San Miguel, en el deslinde con los de
Moreno y José C. Paz, y abarca unas cien manzanas caracterizadas
por bajo nivel socioeconómico, exigua actividad comercial
y productiva, alto nivel de desempleo, predominancia del trabajo
informal, importante deserción escolar.
Asimismo, las
condiciones de inseguridad general se agravan por la creciente delincuencia
juvenil y por el tráfico y consumo de drogas, que hacen del
espacio público el escenario de confrontación. Con
lo cual, estas circunstancias instalan en el barrio problemáticas
en correspondencia con las de áreas sociales de alto riesgo.

Construcción
colectiva de problemas y respuestas
A partir de
la confluencia de ciertos episodios de saturación, la comunidad
local produjo dos giros significativos: por un lado, comenzó
a organizarse para construir colectivamente problemas a atender;
y por otro, generó instancias de toma de decisiones que ofreciesen
respuestas suficientemente vastas, factibles e inclusivas.
Grupos de vecinos
fueron movilizados por la sociedad de fomento barrial y, aunando
fuerzas con organizaciones civiles sin fines de lucro, mantuvieron
masivas reuniones de discusión en la escuela de la zona,
donde pusieron en evidencia conflictos, temores y frustraciones,
y también posibilidades, expectativas y oportunidades.
Luego de un
año, la decena de encuentros concluyó en la necesidad
de revertir la situación crítica del barrio a partir
de acciones que permitan la reinserción de los jóvenes
en el sistema educativo, la generación de herramientas
de acceso al empleo y el desarrollo de microemprendimientos
que potencien las capacidades locales.

La
compleja formulación de un escenario consensuado
Como respuesta
al conjunto de problemas identificados, se propuso la recuperación
de un terreno baldío adyacente para emprender actividades
de contención múltiples. Tras algunas gestiones con
los propietarios, se acordó una cesión gratuita en
comodato para desarrollar allí un "Parque Social"
que fije un rumbo deseable a la población local.
El primer paso
había sido dado. Y transformar un basural en parque,
retirando escombros, quitando malezas, rellenando suelos, fue el
siguiente; que se logró con la participación de importantes
empresas e instituciones, convocadas por las organizaciones vecinales
a aportar recursos, tecnologías y maquinarias.
Cómo
darle espacialidad a las actividades era el interrogante que se
abría, y para ello se convino en el llamado a un concurso
de ideas que terminó planteando un horizonte consensuado
a mediano y largo plazo. Si bien la propuesta se sabía ambiciosa,
permitió plasmar una orientación sobre cómo
crecer cuando deba hacerse.

Entre
lo real y lo ideal, un debate sobre lo posible
Hoy, en el imaginario
del Barrio La Estrella dos discursos se debaten: por un lado, qué
hacer frente a la intensificación de los problemas derivados
de la inseguridad, del desempleo y de la falta de infraestructuras
y servicios; y, por otro, cómo aproximarse a la concreción
de ese modelo soñado en las ideas del concurso para el parque.
Con lo cuál,
la discusión tiende a saldarse en el marco de lo posible.
Dos importantes acciones se han logrado implementar en el último
año: una incipiente toma de conciencia sobre la necesidad
de mantener la limpieza y el cuidado del parque; y una progresiva
utilización del espacio para desarrollar actividades
de recreación y deporte.
Asimismo, otras
dos acciones se encuentran en intenso proceso de gestión:
la creación de una plaza pública de una hectárea,
con bancos y juegos infantiles, y la adecuación de un espacio
de dos hectáreas para que las escuelas realicen actividades
físicas, acompañado de un "corredor seguro"
para el traslado de los estudiantes.

La
lección que se comienza a gestar desde el parque
En consecuencia,
los territorios de borde en las grandes áreas metropolitanas
atraviesan por agudos procesos de fragmentación territorial
que acentúan los problemas de exclusión y de segregación
social. Ante este marco, mediante tan aisladas como pequeñas
iniciativas locales, comienzan a surgir nodos urbanos de inclusión.
En el Barrio
La Estrella, a partir de los recursos movilizados en el área,
donde se generaron instancias de construcción colectiva de
problemas y de formulación de escenarios consensuados, los
vecinos han adquirido nuevas capacidades para gestionar el territorio
y para liderar el propio proceso de desarrollo.
De modo que,
frente a un crecimiento diferencial de la ciudad, es indispensable
sostener, consolidar y reproducir esta incipiente experiencia de
"Parques Sociales", que tienden redes de contención,
fortalecen relaciones de vecindad, ofrecen nuevas oportunidades
a la población y permiten recuperar valores sociales
en pugna.
GT,
EC, VC, LG y DN
Guillermo
Tella es arquitecto, urbanista y Profesor-Investigador Adjunto de
la Universidad
Nacional de General Sarmiento.Estela
Cañellas, Viviana Colella, Luciana Garavaglia y Daniela Natale
son estudiantes de la Licenciatura en Urbanismo y Ecología
Urbana, Universidad Nacional de General Sarmiento.
Sobre
la periferia metropolitana de Buenos Aires ver las notas La
extrema periferia
e Historia
en dos ciudades,
en los números 16 y 26, respectivamente, de café
de los ciudades.
Ver
la página de Redes
Comunitarias
sobre el Parque San Miguel Oeste.
Ver
las notas publicadas por los sitios
buenostiempos.com.ar
y
eco2site.com.
Ver
la
opinión
de la Cámara de Diputados de la Nación sobre
la recuperación del Parque San Miguel Oeste.
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