Berlín,
Praga, Barcelona: "8 días 7 noches"
Impacto del
turismo global en la sostenibilidad del desarrollo de las ciudades
europeas.
por
César Cáceres Seguel
El explosivo desarrollo de la industria turística urbana,
desde la década de los ochenta, ha transformado el mapa social
de la ciudad, instalando al turista urbano como el nuevo tipo
de habitante de la ciudad contemporánea. Si bien corresponde
a un habitante a tiempo parcial, el turista urbano, como segmento
de población, está presente ininterrumpidamente en
las ciudades. Los efectos de esta industria sobre las economías
urbanas, sobre la orientación de las políticas urbanas
y sobre la atmósfera de las ciudades, son evidentes, por
lo que resulta pertinente analizar como las ciudades están
reaccionando y adecuándose a la irrupción de este
nuevo habitante que llegó, al parecer, para quedarse.
Los agentes
urbanos han respondido a la irrupción del turismo urbano
de una forma cuestionada por algunos investigadores, quienes definen
el enfoque dado a estas como de "festivalización
de las políticas urbanas" (Marco Venturi, 1995),
en el sentido de que la "tematización" de áreas
centrales de la ciudad y la museificación de la cultura local
resultan estrategias destinadas a situar a las ciudades dentro del
circuito mundial de espacios de ocio y consumo para, especialmente,
el turista global, pero olvidan su responsabilidad de mantener la
complejidad de los sistemas urbanos.
Bajo este análisis,
la sostenibilidad del modelo turístico urbano es discutible
en la medida que revela evidentes fricciones entre la dimensión
global de la ciudad, de competitividad internacional, y la dimensión
local, de bienestar para el habitante local. Resulta significativo
que los espacios con mayor riqueza cultural e histórica de
las ciudades europeas, como son los barrios industriales, centros
históricos, frentes marítimos y fluviales, o ramblas
de paseo dominical, sean a su vez las que presentan hoy en día
las atmósferas más artificiales, poco originales y
predecibles.

Centro
antiguo de Praga - Centro antiguo de Berlín
Gradualmente,
los espacios neurálgicos han perdido complejidad, han sido
manipulados para crear espacios tematizados de consumo fácil
e instantáneo para el turista, lugares en los cuales
se embalsama la cultura local para ser exhibida en formato tour
guiado o souvenir, ofreciendo en ellos todos los servicios
que el turista global espera encontrar: desde tiendas con la camiseta
del equipo de fútbol de la ciudad, comida rápida,
cines IMAX, museos, etc.

La diversidad
de paisajes urbanos está en extinción, las fuerzas
globalizadoras están actuando con una fuerza centrípeta
que lleva la experiencia urbana hacia un centro único y empobrecido,
cada vez más ajeno a su propio habitante, pero mas cercano
a una versión simplificada de ciudad, resumible en un souvenir,
consumible en un fin de semana largo. Una a una, las principales
ciudades de Europa van cubriéndose de un manto mediático
empobrecedor, una edición infantil, fácil de entender,
fácil de tragar, simple como la papilla planetaria que
tiende a lograr la coloreada homogeneización global (Verdú,
2003).
1.
El turista global
El
viaje y los viajeros son dos cosas que aborrezco, sin embargo aquí
me tienen, dispuesto a contar la historia de mis expediciones...
Claude
Lévi-Strauss
Las dinámicas
espaciales postfordistas, caracterizadas por la flexibilidad en
la localización espacial de actividades, están configurando
una nueva geografía del turismo urbano, por lo que
para entender el crecimiento de industria resulta necesario fijar
la atención en al menos tres fenómenos: la revolución
del transporte, el impacto de los "media" en la experiencia
urbana contemporánea y la flexibilidad laboral y académica.
1.1. "Revolución Easy Jet"
Los aeropuertos.
de un tiempo a esta parte, se han transformado (al menos en Europa)
en una de las principales estaciones de movilidad interurbana, gracias
a la irrupción de líneas aéreas de bajo costo:
Ryan Air, Volare, Basic Air, las cuales han influido determinantemente
en la multiplicación de vuelos dentro de Europa hasta elevar
las cifras a 225 millones de desplazamientos en el año 2003.

La mejora
de los sistemas de transportes y comunicaciones sustenta la emergencia
de nuevas pautas de movilidad que introducen temporalidades específicas
y prácticas de poliespacialidad (Cazes, 1996). Estas
prácticas de poliespacialidad, como define el autor,
son en su gran mayoría destinadas al ocio y de estas un gran
porcentaje lo desarrollan estratos de población joven, hasta
hace poco tiempo alejadas de los aeropuertos por lo encarecido de
los desplazamientos. La situación ha cambiado: un fin de
semana de puente, que otrora servía para organizar excursiones
a los Pirineos o a Costa Brava, hoy resulta ideal para conocer Londres,
Berlín o Roma.
1.2. Flexibilidad Laboral y Académica
Resulta otro
factor de desarrollo del turismo urbano, puesto que existe una tendencia
creciente al fraccionamiento de las vacaciones en varios períodos
de corta duración. A su vez, el proceso de internacionalización
de empresas ha llevado a que algunos puestos de trabajo contemplen
el desplazamiento semanal o mensual por reuniones de negocios o
seminarios, actividades que inevitablemente incorporan tiempo al
ocio.
Asimismo asistimos
a una flexibilización de los programas académicos;
en este sentido, cabe citar el programa de intercambio universitario
"Erasmus" y los estudios de postgrado, en períodos
de tiempo que van de seis meses a dos años aproximadamente.
La experiencia
urbana, tanto para los estudiantes de intercambio universitario
"Erasmus" como para los trabajadores "flexibles",
se limita en su mayoría al consumo de áreas centrales
de ciudades, centros históricos, barrios de moda, etc.
(es
posible encontrar un
retrato del estilo de vida que desarrollan este tipo de habitantes
a tiempo parcial en el film "L´ Auberge Espagnole", Klapish,
2002)
1.3. Impacto de los media en la elaboración de la experiencia
urbana
El impacto de
los medios de información, cine, televisión, Internet,
literatura, ha globalizado los paisajes urbanos de las principales
ciudades del mundo, volviéndolas "familiares" y
borrando en el viajero prácticamente toda posibilidad
de incertidumbre. El viaje ya no contiene las mismas dosis de
aventura ante lo desconocido como constituía en el pasado;
el cine de Elia Kazán, Woody Allen o Francis F. Coppola,
entre otros, se ha encargado de mostrarnos las calles de Nueva York.
Tokio ha sido exhibido con buen gusto por Sofia Coppola, Roma por
Fellini. El efecto de los media ha provocado que hoy no sea
necesario un conocimiento a priori de la ciudad que se visita, ya
que las ciudades se han vuelto "amigables"; como en un
juego de espejos la ciudad actual es más real cuando imita
y reproduce su imaginario, lo que podríamos denominar el
triunfo de la experiencia urbana basada en la ilusión.
Para comprobar
este fenómeno mediático basta leer las ofertas de
agencias de viajes. Viajar.com, por ejemplo, ofrece "paquetes"
para conocer Sicilia recreando escenas de el "El Padrino",
Turquía según "La Guerra de las Galaxias",
o Tokio, donde es posible revivir los circuitos por el centro de
la ciudad realizados por los protagonistas de "Lost
in Translation"
(Sofía Coppola). Lo siguiente es copia textual de una oferta
a Tokio que invita a recorrer las localizaciones que dieron vida
a la película "Lost in Translation": "es
un paseo por los rincones de una megalópolis impactante y
futurista, envuelta en luces de neón. Un sueño del
siglo XXI para amantes de la tecnología, del diseño
y de las nuevas tendencias, visto desde una óptica peculiar.
Líate la manta a la cabeza y pon rumbo a Tokio. Reserva de
ida y vuelta desde 575 euros".
Otro ejemplo
del poder de los media a la hora de configurar la experiencia
urbana contemporánea se relaciona con el libro "El Codigo
Da Vinci" de D. Brown: existen agencias que ofrecen recorridos
por Paris descubriendo las catedrales, museos y pinturas que guardan
el secreto del libro, con gran éxito para los agentes turísticos.
Derivado de
estos ejemplos, ¿cómo definiríamos el turismo urbano
actual? Si definimos postfordismo como la crisis de la producción
en cadena, la estandarización y la homogeneización,
sustituidos actualmente por criterios de singularidad y especificidad,
es posible inferir que la oferta de paquetes turísticos basados
en la recreación de pasajes de libros o películas
en las ciudades en que ocurren los hechos constituye un ejemplo
de "turismo postfordista", una oferta específica
para un determinado tipo de cliente. Cobra relevancia el análisis
que realiza Baumann (1996): existe una cultura del exceso, caracterizada
por una superabundancia de significados. La disponibilidad de los
productos culturales se muestra muy superior a la capacidad de asimilación
de cualquier miembro de la sociedad.

¿Como definiríamos
al turista global? Se trata de un habitante de varios territorios
simultáneamente, que en sus radios de participación
social, trabajo y ocio ha superado las fronteras de su ciudad, definiendo
territorios especializados para cada una de estas actividades.
Una suerte de
"habitante por catalogo", en el sentido de que el consumo
que realiza de la ciudad está determinado sustancialmente
por el mapa semántico que han construido los media.
Así, el turista actual se ha transformado en un consumidor
de ilusiones que arriba a las ciudades sobreestimulado por imágenes,
en un peregrinaje que lo lleva ciudad tras ciudad comprobando
lo que ya sabe que existe.
En la definición
anterior radica una de las causas del giro hacia la festivalización,
dado por las políticas urbanas en áreas centrales
de la ciudad. Esto, por que ante la irrupción de este nuevo
habitante la ciudad ha reaccionado creando espacios teatrales repletos
de referencias a la "cultura local", en los cuales calles,
plazas, barrios, frentes fluviales, son transformados, logrando
con esto que el turista se sienta parte de la atmósfera del
lugar, y consuma sintiéndose como en casa.

Barrio
de Sant Germain, Paris.
En general,
el turista es consciente que lo que consume es un paquete de imágenes
pensada para él; sin embargo, también sabe que no
tiene acceso a los códigos locales y por ello se deja llevar
por el juego: dado el corto período de estancia en la ciudad,
solo puede acceder a una representación cultural elaborada
para él. Derivado de esta limitada aproximación
a la realidad cultural de la ciudad que visita, es que muchos de
los "productos culturales" que consume son irrelevantes
o han quedado en el pasado para el habitante local; sucede con los
cascos vikingos comercializados en la ciudad antigua de Estocolmo,
los sombreros de la ex URSS vendidos en Check Point Charlie en Berlín
o los sombreros mexicanos que los turistas compran como "very
tipical" en la Rambla de Barcelona.

¿Sombreros
mexicanos en Barcelona?
El éxito
de los paquetes turísticos que invitan a visitar las ciudades
en "8 días y 7 noches" radica en la inmediatez
de la experiencia urbana. Son los operadores los que deciden que
comer, cuando, donde ir y donde no; algunos autores sostienen que
el tour es la única organización social en
el mundo moderno impregnada de elementos culturales y al mismo tiempo
separada en absoluto de la cultura circundante. Los turistas, haciendo
uso de las experiencias colectivas de otras sociedades, intentan
construir un mundo completo total en si mismo y para si mismos.
En la actualidad, las ciudades de Italia están inundadas
de manadas de estas criaturas, ya que nunca se separan, y puede
vérselas de a cuarenta por vez, desparramadas por la calle
junto a su director, que está por momentos al frente, por
momentos en la retaguardia, rodeándolos como un perro pastor.
Ya me he topado con tres de estos rebaños, nada tan ordinario
he visto hasta ahora, los hombres, en su mayor parte ancianos, de
aspecto triste, las mujeres, un poco mas jóvenes, ajetreadas
por el viaje pero intensamente animadas, despiertas y festivas (Daniel
Boorstin).
Hemos hablado
de la poca familiaridad del turista con la ciudad y la cultura que
visita, lo que determina también que la experiencia urbana
se base en la emotividad y el choque. Es decir, como una obra de
teatro y sus pasajes de clímax, la ciudad se visita basándose
en recorridos de máxima intensidad contemplativa, cultura
típica consumida por el visitante en "cápsulas
de rápido efecto" fácilmente digeribles y asimilables.
Por esto retratan las mismas iglesias, se emocionan con las mismas
pinturas, y finalmente compran los mismos souvenir, sintiéndose
cosmopolitas por unos días e incluso convencidos de lo
irrepetible de su aventura.

Tour
por la Ciudad Antigua de Praga
2. La Ciudad del Ocio. Espacios Turísticos Globalizados.
Para entender
la respuesta que ha dado la ciudad a la irrupción de este
nuevo habitante flexible resulta necesario detenerse en dos grandes
fenómenos que marcan la condición urbana contemporánea.
Por un lado asistimos a la inhibición de las fronteras nacionales
y la emergencia de una compleja red de escala global y local en
el territorio (bloques regionales, redes de ciudades), las cuales
han entregado un protagonismo inédito a las ciudades, que
dependen cada vez más de la capacidad de atracción
de capitales globales a sus territorios. Los estados nacionales
son demasiado pequeños para controlar y dirigir los flujos
globales de poder, riqueza y tecnología del nuevo sistema,
y demasiado grandes para representar la pluralidad de intereses
sociales e identidades culturales de la sociedad, perdiendo por
tanto legitimidad a la vez como instituciones representativas y
como instituciones eficientes (M. Castells).
En segundo lugar,
la revolución los últimos veinte años en el
transporte y las telecomunicaciones ha provocado la multiplicación
de los flujos de información, lo que ha traído como
consecuencia que el planeta entero se cubra de un manto homogeneizador
en donde los paisajes urbanos son el escaparate de marcas globales.
Como ejemplo, un adolescente comiendo un Big Mac, escuchando Eminem
en su Disc Man Sony, puede pertenecer al paisaje urbano de Lima,
Varsovia o Shangai.
La competencia
dentro del mercado mundial de ciudades exige la capacidad de volverse
atractivas y reinventarse para las nuevas demandas, como sucede
actualmente con la industria del ocio (sostiene Amendola en su libro
"La ciudad Posmoderna": la ciudad se convierte en reflexiva
y es cada vez más conciente de la capacidad de actuar sobre
sí misma, no solo sobre el espacio construido y sobre el
esquema organizativo, sino sobre el software, sobre la cultura,
la atmósfera). Un sector históricamente presente
en la ciudad, pero que actualmente ha alcanzado una importancia
inédita para la ciudad, cuestión confirmada por el
aporte a las economías urbanas, 5,5% del PIB europeo y 13%
del PIB catalán. En el pasado, el ocio urbano no era visto
como un elemento estratégico de política urbana sino
dentro del contexto del Estado de Bienestar (Mommaas & Van
der Poel, 1989; esta concepción de la ciudad como espacio
de consumo y ocio es analizada en el artículo "Consumer
City", Harvard, 2000, donde los economistas Glaeser, Koloko
y Saiz demuestran que el modelo de ciudad prospera no es la que
presenta un mayor nivel de producción sino mas bien en la
que mas se consume)
Hoy en día
las renovaciones urbanas más representativas desarrolladas
en las principales ciudades europeas están enfocadas hacia
el desarrollo de actividades de ocio y consumo para el turismo global,
o llevan incorporados estos elementos como actividad secundaria.
La fórmula utilizada por los gestores urbanos se repite:
exaltar los atributos culturales locales (historia, política,
música, cine, literatura), reciclarlos hacia una versión
light y festivalera e insertar elementos de consumo global
(cadenas de comida rápida, multicines, museos, restaurante
italianos, acuarios), ciudad tras ciudad la misma formula y el
mismo resultado, atmósferas híbridas, atemporales,
no
lugares,
pero también consumo y muchas ganancias para algunos urbanos.
Por renovaciones
urbanas para el turismo global logramos diferenciar dos grandes
fenómenos:
- La tematización
de espacios de consumo y ocio crea atmósferas híbridas
entre elementos de cultura local con otros de consumo global,
creando un entorno nuevo desconectado del exterior, una versión
higienizada de la atmósfera original del lugar. Se
trata de la exportación al territorio urbano de formas,
espacialidades y temporalidades propias de los contenedores de
consumo y ocio espectacularizado (Muñoz 2000). Son
espacios turísticos globalizados, presentes principalmente
en los frentes marítimos fluviales, y en contenedores
de ocio en la periferia de las ciudades; como ejemplos podemos
citar Maremagnum en Barcelona, Sony Center en Postdamerplatz,
Berlín, La Ciudad de las Ciencias en Valencia.

Ciudad
de las Ciencias. Valencia
- La museificación
de espacios
representativos de las ciudades, centros históricos, barrios
simbólicos, a través de la representación
de atmósferas culturales cargadas de símbolos mediatizados
provenientes de las artes, música, cine entre otros. como
ejemplo podemos citar Check Point Charlie en Berlín, el
centro histórico de Praga o "Gamla Stan" el centro
histórico de Estocolmo.

Ciudad
antigua de Praga
Para explicar
la atmósfera de museificación de los centros históricos
de algunas ciudades Europeas sirve establecer una analogía
entre la experiencia urbana en el centro antiguo de Praga y la película
"El Show de Truman"(Peter Weir 1998). El recorrido por
esta ciudad se asimila a pasajes del film en el cual el protagonista
desarrolla su vida dentro de una escenografía preconcebida.
Así cada habitante personaje cumple un rol en la escena
que participa el protagonista: gente que cruza la calle, vendedor
de periódicos, jardinero, etc.
Y es que en
el centro histórico de Praga (el coro de niños en
la plaza del Ayuntamiento, los hombres vestidos de trajes del siglo
XVI ofreciendo entradas para los conciertos de Mozart, los bares
de cerveza a medio a medio iluminar), todo en la ciudad vieja de
Praga parece estar pensado como un perfecto escenario, un show
interactivo, donde el turista es el actor principal. El tiempo
de la producción económica, segmentado en fragmentos
abstractos e iguales es lo que se manifiesta en todo el planeta
como un solo día. El tiempo irreversible unificado es el
del mercado mundial y consecuentemente el del espectáculo
mundial" (Debord,
La Sociedad del Espectáculo).

3. Conclusiones. Sostenibilidad Sociocultural en la "Ciudad
para llevar"
Comenzando las
conclusiones debemos retornar al cuestionamiento clave de esta investigación,
la cual es que el modelo turístico urbano europeo está
agudizando procesos de descomplejización en los usos
urbanos de áreas neurálgicas de las ciudades. Existen
dos líneas de análisis para entender esto. Por un
lado, las políticas urbanas, instrumentos al servicio de
la ciudad y su habitante, solo cumplen en la actualidad funciones
de programadores de eventos para el turista, a su vez que se muestran
incapaces de articular las operaciones urbanísticas para
el ocio y el consumo global con el resto de la "ciudad local".
Por otro lado,
los intentos de cambio de oferta turística hacia un turismo
de mayor calidad que sobrepase la oferta de sol y playa, así
como un turismo mas participativo en el cual el turista se empape
dentro de sus posibilidades de la ciudad y su cultura, choca con
la naturaleza del "ser turista", quien es hijo de la cultura
audiovisual, hedonista por definición, individuo que no acepta
introducirse en la realidad cultural de la ciudad que visita, si
no es con una potente dosis de ocio incorporado (Vicente Verdú,
en su libro "El Estilo del Mundo", Anagrama, 2003, hace
alusión a este fenómeno de intolerancia del individuo
contemporáneo para mirar la realidad sin maquillaje:
ni
siquiera las manifestaciones contra el hambre o la guerra debían
ser completamente malhumoradas. La gente no las soportaría.
La lucha contra la situación de los más débiles
puede realizarse solo a base de maratones y de vigorosos conciertos
de rock, mientras la batalla en pro de los desarrapados se apoya
permanentemente en la subasta de abrigos de actrices. Lo de verdad
rentable es aquello que pasa por el expediente de la distracción).

Centro
histórico de Berlín

Casco
antiguo de Jerusalén
¿Cómo
se entiende que la historia reciente de Alemania y Occidente sea
relatada por actores disfrazados de soldados estadounidenses en
Check Point Charlie Berlín, que por 2 euros marcan tu pasaporte
con el sello de la extinta Alemania Democrática, o que la
visita al centro antiguo de Jerusalén incluya la recreación
de la Pasión de Cristo con foto de recuerdo incluida junto
a la cruz?
Estas trasformaciones
en el territorio mental y construido de la ciudad resultan territorios
de fácil consumo para el turista, pero de difícil
asimilación para el habitante "local", quien
no siente como propios estos espacios; más bien parece haber
un divorcio entre el habitante local y los espacios turísticos
en las áreas centrales de la ciudad. Es mucho más
importante que la crisis de la identidad nacional, porque consagra
la fragmentación social, la desconexión social del
lugar propio, del lugar con sentido, con memoria (Schmucler,
H. y Patricia Terrero, 1992).
La memoria de
la ciudad presente en calles, barrios, puertos, permite a los hombres
encontrar su identidad y sentido, en ellas han nacido manifestaciones
artísticas, movimientos políticos, etc. Por ende,
toda colectividad necesita conservar esos lugares cargados de valores
simbólicos. Como señala Marc Augé, existe la
necesidad imperante de afirmar los "lugares propios" como deseos
de arraigo, pertenencia, identidad y memoria colectiva.
Lugar
|
Espacios
Turísticos Globalizados
|
Política
|
-
|
Cultural
|
-
|
Económica
|
Económica
|
Virtual
|
Virtual
|
Basándome en la definición de No
Lugar
de Marc Augé ("si un lugar puede definirse como un lugar
de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede
definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional e histórico,
definirá un no-lugar"), por tanto los espacios turísticos
globalizados pueden considerarse como tales en la medida que carecen
de las dimensiones culturales y políticas, resultan islas
de consumo autistas, incapaces de dialogar con el resto del
tejido físico y simbólico de la ciudad.

Centro
Comercial "Maremagnum", Barcelona

"Sony
Center",
Berlín
La ciudad vuelve
a amurallar sus áreas centrales con una muralla construida
en el territorio semántico de la ciudad, que como señala
Marcuse (1993), acaban favoreciendo procesos de
fractura física y social del espacio urbano. En lugares
que antes eran de encuentro, el barcelonés puede sentirse
hoy excluido. Y Barcelona no puede ser un escenario para el visitante
antes que un lugar donde valga la pena vivir. Debemos preguntarnos,
cuando aún estamos a tiempo, si este modelo de crecimiento
turístico es racional y sostenible (El Periodico, 20
julio 2004).

Resulta tan
marcada la indiferencia del barcelonés hacia el centro comercial
"Maremagum", que este centro comercial se encuentra en
fase de "cambio de gestión, de filosofía y de oferta",
debido al incuestionable fracaso como espacio de entretenimiento
y encuentro para el habitante de la ciudad. Es el propio director
Fraser Denton, el que afirma "la ciudad debe recuperar un espacio
que le pertenece".
Ejemplos como
el de Maremagnum en Barcelona hacen reflexionar acerca de la necesidad
de que la memoria urbana y la singularidad de la cultura local se
constituyan en el referente primordial en la construcción
de la ciudad y sus espacios. No pretendo con esto defender la idea
de mantener el patrimonio por el simple placer estético,
mas bien defender el papel central que jugarán estos elementos
en las estrategias turísticas futuras y en la diferenciación
de la oferta de las ciudades dentro en un mercado turístico
cada vez mas diversificado.
Basta observar
el desarrollo turístico de los últimos años
en ciudades de Europa del Este, (las llegadas de turistas entre
enero y mayo del 2004 en Egipto han crecido un 71% en relación
con el mismo periodo del año anterior; en Turquía
el crecimiento ha sido de un 53% y en Bulgaria de un 25,3% en el
citado periodo), y el contraste con la baja del turismo en España,
para comprender la urgencia de un replanteamiento del actual modelo
turístico en la ciudad europea.
El papel que
juegan las políticas urbanas es el de promover un turismo
de calidad, coherente y competitivo; éstas deben constituirse
en puente entre los intereses económicos de los empresarios
turísticos y el modelo de desarrollo urbano planteado para
la ciudad. Un instrumento para devolver opacidad, complejidad,
combinación de usos económicos y heterogeneidad social
a la ciudad y al territorio metropolitano. (Francesc Munoz,
2000).
Otro punto importante
a mi juicio es la proyección de los espacios turísticos,
en relación a que la integración definitiva del turismo
y los espacios en que se desarrolla en la ciudad, será exitosa
cuando el habitante local incorpore estos espacios como parte de
sus rutas habituales por la ciudad y no las evite como sucede hasta
ahora.
Este último
punto está directamente relacionado con que los espacios
turísticos deben proyectarse sobre la base de una correcta
diferenciación entre elementos culturales reales y artificiales.
A partir de una reflexión de lo que es auténtico,
de que manifestaciones son culturalmente representativas, a partir
de un respeto por la verosimilitud de la historia de la ciudad.
Señala Manuel Castells: el patrimonio en todas sus manifestaciones,
ha de ser considerado ante todo como un revulsivo para la sociedad
local, una seña de identidad que ancle a la comunidad en
el espacio de los lugares. Solo después cabe plantearse la
posibilidad de aprovechamiento turístico.

Finalmente,
resulta necesario aumentar la escala de análisis, mas allá
de esta investigación, para darnos cuenta que este conflicto
se enmarca dentro de los desafíos mas importantes para la
sostenibilidad del desarrollo urbano en el comienzo de este siglo,
cual será la correcta integración entre las dimensión
local y global de la ciudad, estas dos capas que hoy en día
conviven con fricciones evidentes.
Por un lado,
la ciudad exhibida en la vitrina planetaria del turismo global y
los negocios transnacionales, versus la otra ciudad, la de siempre,
con problemas de acceso a la vivienda, a un empleo estable. De gente
que debe desplazarse una hora o mas a su lugar de trabajo ya que
habita en la periferia, que construyó la historia de su ciudad
en los centros, puertos y barrios industriales, y que hoy debe refugiarse
en la periferia, ya que allí al menos por ahora, sigue encontrando
un "lugar" entre un desierto de representación
diseñado para el consumo del turismo global.
CCS
El
autor es chileno y es Geógrafo Urbano.
Sobre
el impacto del turismo en la ciudad, ver las notas El
guía,
de G. Apollinaire, y Bienvenidos
a la experiencia,
de Carmelo Ricot, en el número 13 de café
de las ciudades.
Sobre
los no lugares, ver la nota Aeropuerto,
de María Berns, en el número 16 de café
de las ciudades.
Sobre
la tematización y museificación de la ciudad ver la
nota Buenos
Aires en los `90 y otras consecuencias de la ciudad global,
entrevista a Zaida Muxi, en el número 24 de café
de las ciudades.
Sobre
Guy Debord y "La Sociedad del Espectáculo" ver
la nota Situacionistas,
la deriva y el placer,
en el número 7 de café
de las ciudades.
Sobre
la película Lost in Translation, ver la nota Perdidos
en Tokio,
en el número 17 de café
de las ciudades.
Sobre
la crisis
de las matrices espaciales contemporáneas,
ver la nota de este numero de café
de las ciudades.
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