Este proyecto
sobre sostenibilidad en Ronda recoge multitud de buenas prácticas internacionales aplicadas a un territorio
muy concreto. La primera parte aborda el espacio más
“selvático”, la segunda el mundo agrícola y la tercera el
espacio urbano entrambos.

Hay
una forma de desarrollar a gran escala una economía de manera
sostenible que resulta asombrosamente sencilla: simplemente,
no hay más que completarla un poco a “lo bestia”, incorporando aquello que históricamente el
ser humano ha arrojado fuera de sí, la flora y la fauna,
retomando de forma actualizada la antigua economía (que
no dependía masivamente de los recursos del subsuelo) mediante
la síntesis de multitud de buenas prácticas internacionales
aplicadas al territorio de la Serranía de Ronda,
tornando el tradicional enfoque estático del sistema productivo
por otro en el que la mayor parte de los recursos y los canales
logísticos mismos se muevan la mayor parte del tiempo,
en sintonía con la dinámica que el propio plan de ordenación
natural del territorio propone.
Se
invierte así la creciente ola desertizadora que avanza a medida que la capacidad de transformación
del entorno aumenta, al dispararse el conocimiento de lo
más pequeño, aplicado en desplazar con potencia creciente
objetos mayores (sean éstos materiales ó inmateriales, como
las telecomunicaciones).
En
cierta forma es como si se trabajara la economía desde un
punto vista material más que energético, generando serias
ineficiencias. Lo estático no puede anular lo dinámico,
el reto consiste en integrar de nuevo la naturaleza en su complejidad
dentro de lo cotidiano, recanalizando los flujos materiales
que generamos para hacerlos más versátiles o flexibles,
diseñando el planteamiento industrial con más compás
y menos escuadra y cartabón, e incorporando el pincel.
Desde
esta perspectiva, las posibilidades son abrumadoras, si
se consideran los miles de millones de pequeños organismos biológicos que funcionan como resortes y componentes
eficaces de las máquinas ecológicas, novedosas herramientas
vivas que, a diferencia de las actuales, no precisan tanto
ni del metal ni de otros materiales como los combustibles
fósiles para su funcionamiento. Ya que ambos elementos están
integrados en los mismos microorganismos, al interactuar
entre ellos con posibilidades de combinación astronómicas,
formando un nuevo universo productivo, no
hace falta cavar el territorio ni secarlo para fabricar
cosas o desarrollar ideas.

En
esta línea se presentan aquí dos partes de un proyecto que,
reuniendo dentro de lo posible buenas experiencias de sostenibilidad recopiladas a lo largo de todo el globo,
estudia y ofrece actuaciones de desarrollo sostenible a
gran escala, paisajísticamente integradas en el entorno de Ronda y su Serranía,
en Málaga.
El
estudio citado se denomina Proyecto LLLEY: la primera sección,
llamada A la de Ú por el semicírculo que parece asemejar
al sur de la ciudad, abarca desde Ronda hasta la Costa del Sol y se analizan
los posibles puntos conflictivos del plan de ordenación
territorial del ser humano con el que el propio entorno
propone, de tal forma que las intersecciones conflictivas
son resueltas (como ya se ha sugerido) con la búsqueda sistemática
de buenas ideas llevadas a cabo en alguna parte del mundo;
es una constante del ser humano aportar soluciones, no sólo
problemas y desde esta óptica abordar
el medio ambiente se convierte en un continuo placer.


La
segunda parte persigue la misma temática pero en la zona
norte de Ronda, en un entorno cada vez más “civilizado”
si se quiere, y recibe el nombre de A la de Ó, porque
continúa el semicículo anterior completándolo, ofreciendo ambas secciones
un panorama cabal de las posibilidades del territorio que
circunda a la ciudad del Tajo.

La
tercera parte, denominada A la de Trex,
hace referencia a lo
netamente civilizado, el núcleo urbano rondeño, y recibe
su nombre de la curiosa X que las vías
de comunicación vienen a formar en la encrucijada de caminos
que supone la ciudad.

En
su conjunto, el Proyecto LLLEY sólo pretende ser un
documento respetuoso de diálogo y cooperación, desde
el que se anima a participar voluntariamente para superar
el reto milenario consistente en desarrollar actividades
ricamente complejas dentro de un entorno sostenible, visualizando
horizontes humanos con futuro, con un futuro sano.
JDA
El
autor es Licenciado en Ciencias Políticas, escritor y “aprendiz”
de paisajismo sostenible. Para este trabajo contó con
la colaboración de Estefanía Escalante en la traducción al inglés.
Vale
la pena ver el proyecto completo. Está en el sitio Historia
de un Rescate, sección Paisajismo Sostenible.
Estas
son algunas de las buenas prácticas (entre las referidas exclusivamente a arquitectura y urbanismo)
replicadas o evocadas por el proyecto LLLEY:
Eco-máquinas.
Edificios de arquitectura textil que pueden llegar
a ser factorías flexibles al poder cambiar su propia estructura:
Toyo Ito y Andrea
Banzi, Forum
for Music, Dance and Visual Culture,
Gante.
Sobre la piel cambiante de los edificios: cemento
que limpia elementos tóxicos del aire urbano
Producción
en cadena de edificios.
Nuevos barrios diseñados de forma tal que son energéticamente
excedentarios y aportan energía
al resto de la ciudad (Solarsiedlung, en Freiburg).
Cultivos
a gran escala que no usan agua superficial ni subterránea,
sino la bruma.
Diseño
de infraestructuras contando con los flujos de fauna
u otros.
Infraestructuras
diseñadas para coches eléctricos.
Sobre
territorio, desarrollo sostenible y paisaje, ver entre otras
notas en café
de las ciudades:
Número
67 I Ambiente
Innovación,
solidaridad y diseño, claves para una región sostenible
I Las propuestas de DOTT 07 en el nordeste de Inglaterra
I Marcelo Corti
Número
51 I Ambiente y Economía de las ciudades
Sobre
el origen el uso y el contenido del término sostenible
I Demandas de operatividad sobre un concepto ambiguo I José
Manuel Naredo
Número
19 I Paisaje
Arquitecturizar el
paisaje y naturalizar la arquitectura I Sobre la obra de Carlos Martner.
I Humberto Eliash Diaz