"Ser
de Belgrano es mucho más que decirlo. Es una actitud
de vida, la misma que exhibe el equipo cada vez que
sale a jugar, ésa que por momentos lo lleva a atropellar
el mundo mismo. Evo, consideramos, demuestra el mismo
espíritu en forma permanente. Un reconocido locutor
de esta provincia dijo que Belgrano es 'una forma de
mojarle la oreja a los poderosos'. En América Latina,
nadie mejor que Evo para demostrar esto". Palabras
de Juan Cruz Taborda Varela, unos de los referentes
del grupo de hinchas que hace unos días entregó el carnet
de socio del CAB a Evo Morales.
Cuando
parecía que nada realmente novedoso podía acontecer
(descontando una que otra catástrofe natural, que calentamiento
global mediante cada vez nos asombra menos), Belgrano
“de Córdoba” -para
reforzar por las dudas la localia- destrona a River
de su seguro lugar de Gran Equipo de Primera.
El
masivo y exuberante festejo en Córdoba por el tan anhelado
ascenso, en contraposición con las acciones de violencia
de los propios hinchas de River, que dejaron como saldo
personas heridas y un club “destrozado”, son dos acontecimientos
antagónicos que se presentan como claros emergentes de los efectos sociales del fútbol, deporte que
casi desde su creación parece siempre exceder su propia
práctica para adquirir alcances y dimensiones muchas
veces insospechadas.
Resignación/tristeza/desilusión/odio,etc.
y sus contrapartidas: asombro/alegría/emoción/ sensación
de justicia social y divina, son algunos de los tantos
sentimientos compartidos que genera el futbol, que cuando
se hacen masivos parecen difíciles de aprehender y peligrosos de interpretar. “Creo que si no se entiende que esto es una
pasión, y las pasiones son bastante inexplicables, no
se entiende nada de lo que pasa en el fútbol”, dice
Fontanarrosa en una entrevista, ante su propio asombro
por la energía vital que el Club de sus amores le demanda.
Extensión individual de deseos y anhelos, en el origen
del “hincha” existe una anécdota, muchas veces asociada
a las historias familiares, narrativa propia decisiva
en la construcción individual de la identidad que, como
caja de resonancia reproduce a nivel colectivo la construcción
identitaria de cada hinchada.

“Los universos simbólicos de los equipos se
construyen en la lógica de la relación sociedad y fútbol,
porque la identidad es algo propio que se consolida
en la confrontación, tan es así que -por ejemplo- en
un clásico local, encarnan la revancha social entre
equipos que representan a los ricos y a los pobres;
y en un clásico nacional, expresan los conflictos regionales
o urbanos”, señala en esta revista Fernando Carrión en un intento de
aproximación para comprender lo que se denomina “violencia
del fútbol”. El carácter de encuentro bélico no solo
explicaría los múltiples significados y connotaciones
que la sociedad le atribuye a los distintos acontecimientos
futbolísticos sino que también da cuenta de su consecuente
“territorialización”, la necesidad de tener un territorio urbano
propio de fuerte identificación, al cual se lo debe
ofrendar y defender.

Cuando estos territorios
coinciden con el barrio, el Estadio se convierte en
“el centro simbólico
espacial por excelencia, marca de memoria, de simbología
y de afirmación del conjunto del barrio” (F. Carrión).Se generan así relaciones biunívocas entre el Estadio (la cancha), el
Club y la hinchada con el Barrio y el habitante
(un caso paradigmático es la perdida de la
cancha histórica de San Lorenzo en el barrio de Boedo,
que aún con nueva cancha en Bajo Flores suscita reclamos
y movilizaciones para recuperar su localización original).
El futbol entonces, otorga sentido en tanto actúa de
intermediador entre el espacio social y el espacio urbano.
Adrian Gorelik, en
su estudio sobre la construcción social de los imaginarios
urbanos en la conformación de la Ciudad de Buenos Aires
del siglo XIX, afirma que el futbol junto con el tango
son “productos emblemáticos de la ciudad” que nacen
de la vitalidad de los barrios populares y que serán
decisivos en la definición identitaria de estos barrios
y su inserción a la ciudad formal.
Con un origen colonial,
la Ciudad de Córdoba experimentará a fines del siglo
XIX,en conjunto con la formación del estado nacional
moderno, una expansión en barrios que por el nivel de independencia con respecto
a la ciudad central se denominarán “barrios pueblos”.
En este proceso de conformación se establecerán lógicas
de ocupación características del período, -urbanización,
espacio público, institucionalidad- junto con nueva
población emigrante. Repasar la historia del Club Atlético
Belgrano, enclavado en Barrio Alberdi, es replicar la
mayoría de elementos comunes característicos de la conformación
de la “ciudad tradicional” argentina, que como dice
Gorelik, encontrará en el barrio un “territorio identitario,
un dispositivo cultural en
el cual participan
actores e instituciones
públicas y privadas”.

Club y Barrio enlazan
sus historias. Belgrano se funda en 1905, el mismo año
que Boca Juniors y en la misma década que River Plate
en Buenos Aires, y presentan relatos similares que se
replican. En Córdoba y en Alberdi, será Arturo Orgaz–nombre hoy conferido a la calle
central del barrio-, abogado
y socialista que a los 14 años funda el Club de “foot-ball”
bajo un algarrobo y con una bandera cosida por la
madre de un amigo, en un día patrio que definirá el
nombre del Club.
Con la subdivisión
de las antiguas tierras que los jesuitas habían otorgado
a los Comechingones, pueblo originario, el operativo
modernizador se había puesto en marcha (La Trama de
la Ciudad, Córdoba entre 1870 y 1995, María Cristina
Boixados, Ferreyra Editor, 2000 ) y para la década del
`30 el barrio verá definir su carácter con la instalación
de la Cervecería Córdoba, el Hospital Clínicas dependiente
de la Universidad, la escuela superior Alejandro Carbó,
la Plaza Colón y el Mercado. La vida pública se definirá
en la calle y en los lugares de encuentro: bares, comedores
y el cine Moderno.
Será también casi pisando
la década del ´30 (la inauguración, el 17 de marzo de
1929, fue posible por el financiamiento de la municipalidad
de Córdoba) que se creará el estadio del Club Belgrano,
“el gigante de Alberdi”, con una capacidad para 28 000
espectadores, en un terreno aledaño al Río Suquía y
en las inmediaciones de la Cervecería Córdoba y de la
Avenida Colón, eje estructurante de la ciudad.
Arturo Orgaz será también
uno de los protagonistas principales de la Reforma Universitaria
del ´18 (en el predio del Hospital de Clínicas y remate
de la calle La Rioja se encuentra
actualmente el Museo de la Reforma), dando cuenta de
la vida estudiantil del Barrio Clínicas en Alberdi,
que se definirá como centro
de actividad universitaria y política y que muchos
años después, en el ´69, será central en la resistencia
a la dictadura de Onganía, gesta popular que aún hoy
perdura en los murales y cantos de la hinchada: “Alberdi
es el lugar que transforma Córdoba y lo vuelve Cordobazo”.
La construcción del Colegio Manuel Belgrano (una obra
paradigmática de la década del `70, del arquitecto Osvaldo
Bidinost, de avanzada por su relación espacial y programática)
escuela secundaria piloto dependiente de la Universidad,
consolidará el espíritu librepensador del barrio. Para
la misma época, cuenta la leyenda que la Hinchada se
hace Pirata, en un relato entreverado con una aparente
lucha por la bandera. Desde entonces el clásico define
el encuentro de las dos hinchadas más populares de Córdoba:
Los Piratas contra “La T”, seguidores del Club Atlético
Talleres.
Actualmente Barrio
Alberdi ha extendido sus fronteras, incluyendo en su
toponimia a las zonas aledañas a medida que va cambiando
su fisonomía y se acelera la renovación edilicia, en
conjunto con el desplazamiento poblacional de las familias
tradicionales del barrio hacia los barrios periféricos.
El carácter de centro estudiantil hoy está perdido y
la zona del Clínicas
y el área de la cancha de Belgrano se encuentran en
un importante deterioro físico, tanto de los espacios
públicos como de su tejido residencial. Sin embargo,
la vida del barrio es activa, con una importantísima
presencia del Club como centro identitario y cultural.
El barrio hoy se caracteriza por la fuerte presencia
de la comunidad peruana y boliviana, expresada en las
comidas, en las fiestas y en los murales. La relación
entre el Club y la comunidad es estrecha; basta recorrer
los murales que socios y vecinos han realizado con imágenes
que van desde la exaltación del Club y sus jugadores
hasta consigan referidas al barrio y su identidad latinoamericana.
Con la reciente distinción de socio honorario del Club
Atlético Belgrano del Presidente de Bolivia Evo Morales,
esta relación además comienza a dar frutos para crear
otra cultura futbolera, revirtiendo las actitudes racistas
y xenófobas que Carrión señala como la principal
causa de la violencia en el fútbol.

La presencia de la
Costanera y su carácter de Parque Lineal no ha influido
en el área. Con la compra de la ex Cervecería (el proyecto,
ya aprobado por la Municipalidad de Córdoba, incluye
cinco torres que sumarán 1.016 departamentos de uno
a tres dormitorios, con un total de 75 mil metros cuadrados
de viviendas; además, tendrá 3.800 metros cuadrados
de área comercial, que se dividirán en 16 locales) por
un grupo inversor, en sintonía con el proceso de concentraciones
de inversiones de escala a lo largo del Río Suquía,
podía preverse una presión sobre el Estadio de Belgrano
para definir su traslado. El nivel de degradación mencionado,
sumado a consideraciones en materia de seguridad y control,
han sido algunas de las razones esgrimidas. En sentido
contrario fue dado a conocer un proyecto de ampliación
de sus tribunas, que sería deseable, atendiendo a su
localización privilegiada, fuera acompañado con un proyecto
de integración del predio hacia Costanera. Acenso mediante
y la resiente restitución del Club a sus socios después
de una larga intervención, se abrirá un futuro debate
sobre el Estadio que tendrá que sortear la presión del mercado para poder encontrar una oportunidad de
ser protagonista, como lo fue a comienzos del siglo
pasado, de la construcción del espacio público identitario
del barrio.
CIP
carolainesposic@hotmail.com

La
autora es comunicadora especializada en temas urbanos.
Es corresponsal en Córdoba de café
de las ciudades (ver la presentación del número 104
y las notas de Fernando
Díaz Terreno e Inés
Moisset).
Sobre
el tema, ver también la nota
de Fernando Carrión Mena sobre violencia
en el fútbol y la Terquedad
Descendente, en este número de café
de las ciudades.
Del barrio de ALBERDI
yo soy,
por eso a todo lado voy,
te sigo toda la Argentina,
te aliento con el corazón,
nunca voy a abandonarte,
BELGRANO vos sos mi pasión,
la banda quiere dar la vuelta quiere ser campeón,
ooh, ooh...
Che Taiere` vos no
te acordás,
por ALBERDI, nunca van,
porque les tiembla la pera,
ay, ay, ay, ay vos corres como corre Central,
ay, ay, ay, ay sos amigo de la Federal...
Dicen que somos bolivianos
que vendemos limones
Pero peor es ser gallina
vigilantes y cagones...
Como
me gustaría estar en primera,
para ganarle a Boca en la Bombonera,
para ganarle a River el Millonario,
para ganarle a todos esos culiados,
soy de BELGRANO,
soy de BELGRANO...