La lógica de la red,
con sus canales abiertos, el intercambio fluido de información y la simultaneidad
de acontecimientos, es para muchos (entre los que
a veces me incluyo…) la panacea moderna. O más bien
post o supra moderna, como nos guste caracterizar nuestra
época. Estado de felicidad que solo se consigue estando
ahí, dejándose fluir en la red, relajando todos los
sentidos y, cual baño de inmersión virtual, dejar que
el dato, ese dato, llámese
música, video, frase, acontecimiento, venga a nosotros.
Estar conectados de alguna manera es extender nuestro
estado de conciencia hacia “afuera”. El inquietante
universo del pensamiento individual, siempre traducido
y mediatizado por el lenguaje, parece encontrar una
forma de expandirse, de romper las barreras de lo privado.
Porque el mundo está en la red, y eso que todavía las
interfases son primitivas y cada
tanto nos recuerdan que hay un mundo real que atender.
Mucho menos fluido, menos dinámico y tal vez
paradójicamente más complejo. A raíz de internet
siempre recuerdo un cuento de Borges, Funes el memorioso,
escrito por supuesto mucho antes de la aparición de
lo virtual en nuestras vidas. Funes recuerda todo a
la vez y en simultaneo, lo grande y lo pequeño, lo insignificante
y lo trascendente, lo presente y lo pasado. Su tragedia,
su gran tragedia es no poder discriminar; esa macro
conciencia para captar toda la información no le sirve
para la vida, porque no puede seleccionar. Y seleccionar
es recortar la información en una mirada con sentido.

Repasar las notas del
último Carajillo
de la Ciudad, revista amiga y hermana
del café, que
estuvo enteramente dedicada a la relación entre Ciudad
y Sostenibilidad, permite tener un paneo del estado
de ciertos discursos paradigmáticos que han caracterizado
la comprensión de nuestra época. Y la sensación que
queda después de su lectura es que entre los teóricos
de lo urbano cierto entusiasmo inicial de fines del
siglo pasado ha dado paso a un marcado escepticismo.
La asimilación de que los procesos de globalización
eran una oportunidad para redefinir “lo local” y en
conjunto con esa redefinición política y técnica un
conjunto de medidas-acciones que establecieran una mejor
relación entre gobierno, ciudad y habitante, parece
haber concluido a fuerza de realidad. Los fuertes
son cada vez más fuertes, los débiles cada vez más débiles
y la impresión que se instala es que la acción va
mucho más rápido que la palabra.
“La sostenibilidad
se ha convertido en una muletilla que organismos internacionales
e instituciones varias exigen que se añada como calificativo
que acompañe siempre a desarrollo”,
dirá Jordi Borja en su nota “La ecuación virtuosa e imposible
o las trampas del lenguaje”. Y es cierto. La construcción
de un discurso generado en los “nichos” de investigadores
y teóricos sobre el desarrollo urbano ha dado muestras
de éxito para mantener las academias como fuente de
salida laboral pero no para explicar –y mucho menos
cambiar–la realidad.
En un pasaje de la
entrevista que se publica en la misma revista, dice
Ramón Folch, “Tenemos que revisar los axiomas fundamentales
del sistema. La
economía actual pretende alcanzar un crecimiento indefinido,
aun estando en un mundo finito” para luego agregar:
“No sé cuándo ni cómo se producirá un cambio, ni cuánto
sufrimiento generará, pero estoy seguro de que habrá
un cambio.” Y confirma la sensación que, aún agotados algunos
discursos, algo allá afuera ya está cambiando, reforzando
la necesidad no solo de intentar definirlo sino también
de entablar algunas relaciones válidas entre palabra
(lenguaje dirá Borja) y acción.

Sobre estas observaciones,
el
discurso (el impecable discurso) del presidente de Uruguay,
José “Pepe” Mujica en
la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible RIO +20,
cobra mayor importancia. Organizado por las Naciones
Unidas, la cumbre se realizó en Rio de Janeiro en junio
de este año, con el objetivo de evaluar lo avanzado
en el cumplimiento de la Agenda 21 de 1992. (Rio20.net/).
Cuando todo indicaba que la marcha del evento iba a
tener un previsible desarrollo, discursos políticamente
correctos sin una fuerte incidencia en la política efectiva,
consolidando “lo sustentable” como el (nuevo) meta discurso
del establishment político local, habla Mujica.
Con su lenguaje llano
y despojado, Mujica repasa la relación entre sustentabilidad,
sistema político y discurso, recentrando hacia aquellas
cuestiones fundamentales, aquellas que han preocupado
a la humanidad a lo largo de su historia. Muestra las
contradicciones entre el lenguaje y el efectivo desarrollo
que hemos generado. Habla de temas que parecían ya olvidados,
que venimos a
este mundo a ser felices, que no hay bien más preciado
que la vida. Que la vida es corta y es para su disfrute.
Se pregunta y nos pregunta qué mundo estamos construyendo:
“¿Tiene el mundo
hoy los elementos materiales como para hacer posible
que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener
el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen
las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso
posible? ¿O tendremos que darnos algún día, otro tipo
de discusión? Porque hemos creado esta civilización
en la que estamos: hija del mercado, hija de la competencia
y que ha deparado un progreso material portentoso y
explosivo. Pero la economía de mercado ha creado sociedades
de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, que
significa mirar por todo el planeta.
¿Estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a
nosotros? ¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en
una economía basada en la competencia despiadada? ¿Hasta
dónde llega nuestra fraternidad?”
Si
el crecimiento es la hipoteca que el siglo XX nos ha
legado, como sugiere Fernando Gaja i Díaz en otra nota
de Carajillo, estas preguntas son definitorias. Pero
Mujica no invoca a la técnica, tampoco a la economía,
sino al individuo. Nos invita a todos a luchar por otra
cultura, a encontrarnos como individuos parte de una
comunidad, a sentirnos como seres que podemos cambiar.
Nos hace ver que este es nuestro mundo.
“La crisis no es
ecológica, es política” nos dirá y por primera
vez en mucho tiempo las palabras parecen dar marco y
restablecer sentido.
CIP
Carola
Inés Posic es comunicadora especializada en temas urbanos.
Es corresponsal en Córdoba de café
de las ciudades; ver la presentación
del número 104 y
las notas:
Número
116 I POSICiones
cordobesas
Cerrando
Barrios I
El debate sobre la normativa que regula los barrios
cerrados en Córdoba. I Por Carola Inés Posic
Número
115 I POSICiones
cordobesas:
El
Parque Tecnológico del Este I Pensar cómo
crecer.I Por Carola Inés Posic
Número 114 I POSICiones
cordobesas
Sobre
la concepción de “lo público” I Una relectura del
Diagnóstico para Córdoba de 1973. I Por Carola Inés
Posic
Número 113 I POSICiones cordobesas
La
sensación de un contrato roto I
De ciudades, trenes, tormentas y catástrofes I Por
Carola Inés Posic
Número 111/112 I POSICiones
cordobesas
Norah Lange,
la mirada transversal I O como reunir una biblioteca.
I Por
Carola Inés Posic
Número 110 I POSICiones
cordobesas
Córdoba
se va “de caravana” I … y vuelve hecha una urbe
latina. I Por Carola Inés Posic
Número 109 I
NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas
Renovarse
es vivir I Las
formas del crecimiento I
Por Carola Ines Posic
Número
108 I
NUEVA SECCION: POSICiones
Cordobesas
¡Es
tan difícil poder ver cine!
I Habemus Papam y el Director desbordado. I Por Carola Inés Posic
Número 107
I
NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (I)
La paradoja de la conservación I El barco de Teseo
encalla en las costas del Suquía I Por Carola Inés Posic
Número 107 I NUEVA SECCION:
POSICiones Cordobesas (II)
Patrimonio y después I Miradas
desde el sur. I Por Mariana Isabel Bettolli
Número 106 I NUEVA SECCIÓN:
POSICiones Cordobesas
Los
deseos de Villa El Libertador I Sobre barrios, elecciones
y política I Por Carola Inés Posic
Número 105 | NUEVA SECCION
- POSICiones Cordobesas
Belgrano
de Alberdi: un pirata en primera I Fútbol
y Ciudad I Por Carola Inés Posic
Número 104 | Planes y Política
de las ciudades
El
lugar de todos | Consideraciones sobre el
área central de la ciudad de Córdoba | Fernando Díaz
Terreno
Número 104 | Arquitectura
y Política de las ciudades
Ciudad
frágil, Peatonal frágil
| Obras en Córdoba: ¿Ensañamiento o ignorancia?
| Inés Moisset
Ver el discurso
de “Pepe” Mujica en Río + 20.