La casa sin
género es la casa del género
Proyectar con
otra visión.
Por
Adriana Ciocoletto
El taller La casa sin género, coordinado por las arquitectas
Zaida
Muxí
y Anna Puigjaner, fue desarrollado entre los días 22 y 28
de Abril en la ETSAB (Escuela Técnica Superior de Arquitectura
de Barcelona), dentro de las jornadas de "Urbanismo
y género" que tuvieron lugar en Barcelona
a finales del mes de abril. También participaron en el taller
Lidewij Tummers, Ann de Graft-Johnson y Ana Bofill, arquitectas
que aportaron la base teórica necesaria sobre la base de
sus experiencias, reflexiones y proyectos.
Los
resultados del taller fueron expuestos en la Sala Picasso del COAC
(Colegio
de Arquitectos de Cataluña) desde el 28 de abril al 28 de
mayo pasado. La exposición del trabajo grupal permitió
dar a conocer los resultados en forma de análisis, reflexiones,
propuestas y un manifiesto "imperfecto" con el fin de
colaborar con la construcción de una nueva mirada en el proyecto
de la vivienda.

Fotos:
Diego Yriarte
Presentación
"Casa sin
género es un taller intensivo para reflexionar a través
del proyecto sobre la influencia del interior doméstico en
la construcción de los roles de género y en
las jerarquías familiares. Se trata de hacer propuestas
espaciales que promuevan una mayor igualdad en la construcción
social. El taller se plantea el reto de romper con estereotipos
funcionales y espaciales para lo cual buscaremos formas de entrar
en el proyecto de manera indirecta, a partir de hipótesis
aleatorias y una actitud lúdica" (del texto presentación
del taller).
El trabajo en el taller


A pesar de tener
en cuenta que no se puede hablar de vivienda sin hablar de ciudad,
fue necesario acotar el trabajo para alcanzar conclusiones que sirvieran
como base de un trabajo "in progress" para la construcción
de una nueva mirada con visión de género, que pudiera
aplicarse a propuestas espaciales concretas.
La propuesta
para abordar el análisis se radicó en la idea de deconstruir
la casa como concepto socio-espacial de funcionamiento único
(extraído de la presentación de la exposición).
Para empezar a trabajar había que sensibilizar la mirada,
y para ello se trabajó sobre las experiencias personales
en la vida cotidiana: dibujar los límites de la propia
vivienda, asociar a los integrantes de la vivienda a espacios particulares,
designar el sitio preferido y el que más disgusta explicando
el por qué.
Analizando luego
las viviendas en términos espaciales, se verificó
la primer idea, donde la mayoría estaban pensadas solo para
el desarrollo de las tres funciones básicas de descansar,
dormir-asearse, cocinar-comer. Para deconstruir finalmente este
orden funcional, se pensó el espacio donde habitamos desde
una perspectiva abstracta y desde la personalización del
mismo. Con esto aparecieron otras interpretaciones al uso de
la vivienda que no respondían necesariamente a las tres
funciones básicas anteriores, siendo en muchos de los casos
excluidas.
Reflexiones, propuestas y Manifiesto
De la reflexión
sobre el espacio donde habitamos se desarrolló un extenso
listado de actividades que realizamos en él:

Las propuestas
espaciales se plantearon sobre viviendas del mercado libre como
ejemplos masivos de la realidad actual, donde el habitar queda reducido
al comer, dormir y descansar. Son viviendas proyectadas desde un
punto de vista estrictamente funcional y de resumida interpretación
de las actividades que en ella suceden. Además, no han evolucionado
junto con las necesidades sociales contemporáneas, ya que,
son proyectadas para familias nucleares con jerarquías espaciales
entre padres e hijos, entre otros, donde no se contempla otro tipo
de familia o forma de convivencia, ni se facilita la adaptabilidad
a usos imprevistos del devenir cotidiano, como el trabajar en la
misma casa.
En la mayoría
de los casos analizados se reveló una gran cantidad de superficie
desproporcionada destinada a circulación, baños
duplicados y mala distribución. Concentrar y optimizar
estas funciones a través del diseño permitiría
potencializar otros espacios.
Los dormitorios,
pensados solo para el dormir, tienen en general uno de sus lados
destinados exclusivamente al guardado de la ropa, impidiendo agregar
otros usos dentro del mismo. Si se invirtiera el guardado en relación
con la circulación y los baños, se ganaría
mayor especialidad dentro de las habitaciones.
La falta de
flexibilidad en la división de los ambientes, impide la adaptación
del uso de la vivienda según los distintos usuarios o necesidades
de una misma familia. Dejar la posibilidad de agregar o quitar
paredes interiores permitiría personalizar el espacio.
La interpretación
funcional de la vivienda no deja lugar a espacios de intimidad alternativos
a los de uso colectivo que a su vez son fragmentados, desvinculando
en muchos casos actividades que podrían realizarse en forma
compartida. Diseñar los espacios de manera que se pueda apropiar
de ellos según la necesidad de intimidad o de compartir
permitiría las elecciones personales dentro de la misma vivienda.
El lavado, secado
y guardado de objetos personales, es un problema vigente pero que
tiende a desaparecer del programa de la vivienda colectiva que oferta
el mercado, reducción que afecta directamente a la dinámica
del quehacer doméstico y a quienes lo realizan. Volver a
incluir lavaderos y habitaciones de exclusivo guardado, dentro de
la vivienda o fuera de ella en espacios colectivos, reivindica una
necesidad real y menospreciada.


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Con esta nueva
mirada se formuló un primer manifiesto que fue considerado
imperfecto por inacabado, es decir, continuará...

AC
La
autora es Arquitecta, actualmente reside en Barcelona, donde ha
participado del mismo taller. Ver su nota La
transformación del espacio representativo
en el número 9 de café
de las ciudades.
De
Zaida Muxí, ver su nota Ciudades:
lugar social o financiero
y la entrevista Buenos
Aires en los `90 y otras consecuencias de la ciudad global en
los números 15 y 24, respectivamente, de café
de las ciudades.
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