Llego
al Estudio de Daniel Becker y Claudio Ferrari con mucho placer:
la "cortada" Tres Sargentos es una de mis calles favoritas de Buenos
Aires. Pero eso sería tema de para otra nota. Hoy me esperan
los dos titulares de un estudio que crece a fuerza de concursos
y talento.
Becker y
Ferrari ocupan la planta baja de un edificio proyectado por Sánchez
Lagos y de la Torre en clave de modernidad ecléctica de los
´30, al lado de otro edificio similar de Alberto Prebisch. Al entrar,
el visitante se encuentra con un pequeño hall, y con la visión
del ámbito de trabajo a medio nivel más abajo. Paso
a una salita de reuniones, Becker y Ferrari se comentan las novedades
del día, me invitan con un café, y comienzo con mis
preguntas:
cdlc:
Nos
interesa en esta entrevista, a partir de vuestras experiencias concretas,
conversar sobre la visión que como profesionales han desarrollado
sobre la ciudad contemporánea, tanto en un orden general,
como en el enfoque particular de cada una de las actuaciones (que
en el caso de ustedes ha sido generalmente a partir de la participación
en concursos en la Argentina y en el exterior, con gran
cantidad de premios).
Daniel Becker:
En general, vemos que muchas ciudades tienen problemas similares,
que se convierten en específicos de acuerdo a cada situación.
Hemos trabajado básicamente en Buenos Aires con varios proyectos
urbanos: Retiro y Ciudad Universitaria, en conjunto con el estudio
de Baudizzone - Lestard - Varas, el Masterplan para el área
de Chacarita y La Paternal, el Riachuelo, Mataderos. También
ganamos el concurso para el Parque Central de Mendoza, e hicimos
otros concursos en Japón, Vietnam, Canadá, y dos concursos
en Irlanda. Y en general los problemas son parecidos, pero con distintas
especificidades para cada caso. Uno de los problemas fundamentales
es la sustentabilidad: los proyectos urbanos deben ser factibles
desde el punto de vista económico y medioambiental. No puede
privar un aspecto sobre el otro. En Vietnam, si bien el primer premio
se declaró desierto, el resto de los participantes optó
por una visión más paisajística y no tuvo en
cuenta los problemas concretos de crecimiento de la ciudad. En otros
casos, se pasa al extremo opuesto y solo se tienen en cuenta los
aspectos inmobiliarios, no los medio ambientales. En nuestro caso,
algo en lo que siempre insistimos es que el espacio público
sea conformado, y no quede como un desecho de los desarrollos
privados. Ese es el eje sobre el que estamos trabajando: conformar
y definir los espacios públicos.
Claudio Ferrari:
Por
ejemplo, la experiencia de Mendoza es un caso que se está
poniendo en práctica, más allá de las especulaciones
teóricas de otros casos, y podemos contar las cosas que están
sucediendo concretamente en un modelo de gestión. Después
de haber ganado el concurso, y de 3 años de trabajo, baja
a la discusión política la cuestión de cómo
deben ser los parques en la ciudad. Y se establece una dialéctica
entre dos polos que se enuncian como slogans: parque verde
y parque urbano. Esto se está discutiendo en los periódicos,
en la legislatura, en los ámbitos vecinales, y es una discusión
radical, que tiene todos los ingredientes propios de una revisión
en la toma de decisiones sobre la creación de un parque.

Lo que muestra
esta discusión es que sobre el espacio público la
gente tiene una idea muy bucólica, casi infantil, un imaginario
muy inocente donde todavía se pretende trasladar la naturaleza
a la ciudad como si fuera una postal (olvidando los problemas de
violencia urbana, la perdida de sentido de los espacios, los problemas
de mantenimiento y de ocupación). En otros casos, hay una
idea de incorporar en los espacios públicos toda la problemática
actual de la complejidad en el uso de la ciudad: como se han funcionalizado
el ocio y la recreación, donde ya no es factible pensar un
espacio flexible en términos de no propuesta sino en términos
de variedad de usos. También está la cuestión
del medioambiente, que ha empezado a tener otra consideración
en la gente, y esto incluso empieza a formar parte de una ingeniería
impositiva con tasas de medioambiente, que regulan la participación
en el uso de este tipo de espacios. El escenario de lo publico,
en mi opinión, está hoy en una situación de
hipótesis de conflicto, y para dirimir estas cuestiones no
alcanza exclusivamente con la arquitectura y el diseño, como
se pudo hacer hasta no hace muchas décadas. Hoy son otros
los elementos que están en juego, y si bien el proyecto
es solo una parte, es la instancia que puede aglutinar todas estas
tensiones. En el caso de Mendoza, la discusión se hace
con los paneles de proyecto expuestos en el lugar de debate.
cdlc:
Esta discusión de Mendoza suena interesante, creo que
es un debate muy contemporáneo y sobre todo en la Argentina:
la que distingue entre espacio verde y espacio publico. No está
muy clara cual es la diferencia entre ambos, o la forma en que se
integran, ni que lo público tiene otras modalidades además
de la del parque. Y además, que cada época tiene su
modelo de parque. Los parques de principios de siglo XX en Buenos
Aires tienen un objetivo y una ideología muy clara de integración
urbana, incluso didáctica con respecto, por ejemplo, a la
integración social de los inmigrantes...
CF: El
Parque Central de Mendoza es un concurso que ganamos asociados con
Oscar Fuentes en el año 2000. Es un parque de 12 hectáreas
en el área central de Mendoza, una ciudad que es un oasis
en el desierto y donde todo el sistema de espacios verdes y de agua
son fundamentales para su existencia. El parque no tiene solo un
valor bucólico ni es solamente un problema paisajístico:
es un problema de existencia de la ciudad, que por ejemplo, tiene
el mayor índice de alérgicos en el país. Esas
cosas se regulan a través de esta ingeniería: hacer
un parque en ese lugar era una decisión de Estado, no
solamente un aspiración municipal... Para su proyecto convocaron
a un concurso nacional, y sería para analizar en otra ocasión
el que los 4 primeros premios hayan sido de Buenos Aires: el arquitecto
de Mendoza que fue premiado propuso un modelo de parque totalmente
distinto, el modelo paisajístico "a la
Thays"
en el Parque San Martín de la misma ciudad. En ese proyecto,
el referente de comparación empezó a ser un enorme
parque con un peso muy grande, como es el San Martín en la
ciudad de Mendoza, y trasladaron esta lógica a su proyecto
de parque. Eso no era la idea del jurado, sino por el contrario,
realizar un parque urbano.

En eso acertamos,
porque esa pretensión coincidía con lo que nosotros
pensábamos: que el Parque Central formara parte de del sistema
urbano de espacios públicos de la ciudad, y de un sistema
de relaciones de articulación con otras necesidades funcionales
de la ciudad. No como un recorte paisajístico, sino como
una propuesta de integración urbana. Por eso propusimos
en ese espacio toda una operación urbana: la continuación
de las vías de tránsito, la depresión de una
avenida que pasa por el medio del Parque y se convierte en viaducto,
el reciclaje de una situación preexistente que es la del
ferrocarril, la tierra ferroviaria y los galpones ferroviarios que
se mantienen. La idea involucra dos escalas: hay un paseo, una rambla
pública de casi 600 metros de extensión con muchas
actividades publicas (la plaza del reloj, juegos de niños,
un lugar de jardines para estar, una confitería, un anfiteatro,
toda una zona cultural de 10.000 metros cuadrados en la zona de
los galpones, en definitiva un lugar de mucha actividad urbana),
y un buffer, un cordón verde muy intenso alrededor
para amortiguar
el efecto sobre
la trama urbana existente. Ese es el modelo de parque que propusimos.
De toda esta discusión, lo interesante es que surgieron argumentos
y consideraciones que no estaban presentes al principio, pero que
verifican nuestras ideas. Por ejemplo, ¿cuánto va
a costar el parque?: va a costar ochenta y seis centavos (menos
de un peso, o treinta centavos de dólar), por contribuyente
y por mes durante 10 años. No se considera el precio bruto
de un parque sino una formula a través de la cual se beneficia
un montón de personas, con muy baja inversión: es
menos del 1% del presupuesto municipal.
cdlc:
Y a su vez, ¿genera algún tipo de mayor valor en los bordes?
CF: Si,
la Cámara Inmobiliaria de Mendoza hizo un estudio y comprobaron
que el metro cuadrado de tierra en los predios linderos pasa de
$ 140 a $ 190. Estas cifras, verificadas y con demanda real. Y además
la estrategia inicial, sobre las 16 hectáreas de terreno
disponibles, fue utilizar 12 para parque y 4 para vender como tierra
para vivienda multifamiliar cuando esté terminado el parque.
Con eso se repaga parte de la inversión, el resto se realiza
con un crédito que se devuelve con esos 86 centavos de los
que hablamos.

DB: En
general lo que se confunde en esta discusión sobre espacio
público, espacio verde y ciudad, es que no todo espacio verde
es espacio público, y que hay espacios públicos que
no son espacios verdes. Obviamente es imperioso el espacio verde
en ciudades como Buenos Aires, pero ese espacio verde, si no está
cualificado como público, no tiene sentido. Si uno contara
todos los terrenos baldíos como lugar de tierra o espacios
verdes, creo que la Buenos Aires tendría un excedente de
espacios verdes, pero eso no es espacio publico...
cdelc:
O por ejemplo los grandes vacíos, mas que espacios verdes,
del sur de Buenos Aires. Esos boulevards espectaculares donde no
pasea nadie...
DB: ...porque
no tienen un uso desde el punto de vista público. Por lo
tanto, no es posible pensar meramente en la creación de espacios
verdes para que sean considerados como espacios públicos.
Los espacios publicos que tienen características bucólicas,
verdes (los ejemplos perfectos son el Central Park de Nueva York,
o los bosques de Palermo en Buenos Aires), son exitosos cuando se
los diseña como espacio publicos: paseos, plazas, espacios
secos. Hay mucho de estos temas, en general, en nuestro trabajo.
Un ejemplo es el concurso para Vietnam, cuyo programa pedía
claramente la creación de 14 millones de metros cuadrados
(algo así como 10 veces la superficie de Puerto Madero),
previstos desde una postura de sustentabilidad para poder además
realizar una gran cantidad de espacios verdes: se preveían
700 hectáreas. Y los proyectos presentados, más allá
de que no cumplieron con las bases, planteaban más de la
mitad de la tierra como espacios verdes sin cualificar, sin tratar.
Uno de los jurados, mandó una nota al diario más importante
de Saigón diciendo que no entiende por que los otros jurados
eligieron proyectos que dejan grandes superficies de espacio verde
por el hecho de dejarlo, sin cualificar los espacios públicos.
Ahora crearon un problema, y la "pelota" está nuevamente
en manos de las autoridades de Saigón y Vietnam, porque no
saben que hacer, no tienen proyecto: de alguna forma, se ha vuelto
a fojas cero. No hay ganadores, todas las propuestas eran muy bucólicas
y verdes, pero realmente no había un concepto de ciudad,
que integrara el espacio verde, el espacio público, y el
desarrollo urbano. Al final todos son proyectos de ciudades que
quedan en el dibujo.

Lo que dijimos
en la memoria para Vietnam puede sintetizar de alguna forma lo que
pensamos para la ciudad en general:
- Pensamos
que la ciudad tiene que tener identidad. Buenos
Aires por ejemplo la tiene y es muy fuerte, no estamos partiendo
de cero, pero cualquier propuesta que hagamos en Buenos Aires
tiene que tener una identidad fuerte.
- Pensamos
que la ciudad tiene que ser sustentable desde el punto de vista
económico: tiene que poder hacerse.
- Pensamos
que la forma urbana es importante: un buen ejemplo es el
Central Park, nadie duda que es un parque muy definido, con bordes
fuertes y situaciones internas.
- Obviamente,
es necesario integrar la ciudad a la estructura urbana de la
región. Especificamente en Saigón, que es una
zona con gran cantidad de canales, decidimos que era adecuado
mantener eso como el carácter del sitio.
- Lograr una
buena superficie de verdes con un parque central que tiene carácter
de parque central y no un espacio verde a la manera de reserva.
Nuestra Reserva Ecológica, al margen de que no se cuanto
de "ecológica" tiene, es otra cosa, claramente no es un
parque.
- Otros temas
más específicos: el tránsito, las estructuras
urbanas, el carácter, las especificidades, como las plazas
que dan carácter a la ciudad. Pero todos estos puntos,
si bien son específicos de Vietnam, los encaramos también
en otros proyectos urbanos.
cdelc:
En los proyectos urbanos que ustedes han realizado para Buenos
Aires es muy clara, más allá de las condicionantes
de programas y terrenos, esa preocupación por la identidad,
los bordes muy definidos, la claridad geométrica, la idea
de espacios verdes y públicos muy integrados a las tramas
circulatorias. No se si es solo una opción ideológica
del estudio o si es también el resultado de las condicionantes
del lugar y los programas.
CF: Lo
que vos planteas, en realidad surge en el proceso de diseño
como una noción de escala. Nosotros procuramos que la
escala urbana tenga un trazado muy claro, muy sencillo y muy fácil
de normatizar, mientras que el detalle puede sofisticarse en la
arquitectura. No creemos que la sofisticación pueda estar
dada en el planteo urbano, porque después eso se torna muy
difícil de regular. Quizás pueda aparecer alguna opción
tensionante o provocada en algún punto que haga referencia
al funcionamiento de ese lugar en términos urbanísticos.
Pero en general tratamos de recuperar siempre lo existente, de hacer
planteos integradores, de coser, de unir, tratar de vincular lo
existente a lo proyectado, y dejar el detalle para la arquitectura.
Es un problema casi técnico, está planteado en esos
términos. Y además, en el trabajo que hacemos siempre
hay una idea de racionalidad y de orden, nos atrae mucho más
realizar ese esfuerzo que pretender que con un trazo o con un gesto
uno puede resolver escalas de ese tipo. Porque la realidad muestra
que los procesos urbanos son muy largos, que lleva muchos años
poder consolidar un plan. Los caprichos se van cayendo solos,
como hojas de un árbol. Además, no es algo que sea
proyectivo pensar que cualquier capricho pueda ser llevado a esa
escala. Se pueden dar en ámbitos más efímeros,
pero no en un proyecto urbano.
cdelc:
Lo
que decís me hace acordar a lo que está pasando en
la reconstrucción del Ground Zero en Nueva York, donde ya
le pusieron a Libeskind un arquitecto de SOM para "guiarlo"...
DB: Si,
alguna gente que participó en ese concurso me contó
que los de SOM se abrieron en un momento dado, y cuando les preguntaron
por que lo hacían, dijeron que ya volverían por otro
lado... Larry Silverstein, (el concesionario del predio) va a ir
a lo seguro y va a pensar en lo económico y nada más.
Todo lo demás fue otra cuestión. La gente se concientizó,
es cierto, pero es retórica. Al fin y al cabo el proyecto
realizado puede tener una significación pública muy
grande, y esperamos que el equipo de proyecto sea sensible y culto
para tomar ciertos temas (más allá de que en mi opinión
el proyecto de Libeskind no es muy sensible ni muy culto, es más
bien efectista), pero la realidad es que el proyecto va a terminar
haciéndose como más o menos le den los números
a los que ponen los fondos.
cdelc:
Hablemos de los proyectos de Buenos Aires: ¿hay algo que los
una en general, o cada uno de los proyectos (Retiro, Ciudad Universitaria,
Agronomía, Chacarita, Mataderos), tienen especificidades
muy distintas a la de los otros?
CF: No
se si los une algo, seguramente debe haber muchas cosas que los
unan, pero nunca lo pensamos. Lo que si creo es que hay una maduración
en el desarrollo, una práctica. Eso también forma
parte de la forma de abordaje de esas escalas, porque sin quererlo
nos fuimos metiendo en el tema, con la participación en concursos
de proyectos o de antecedentes, a lo largo del tiempo, y ya no
nos preguntamos tanto como tenemos que encarar algo sino que lo
hacemos. Cuando llegas a esa instancia ya has probado ciertas
cosas, y podés trabajar con más conocimientos, con
más intensidad. Un detalle importante tiene que ver con lo
que te decía antes: hemos aprendido a graduar la escala del
trabajo, y podemos ir del 1:10 al 1:5000. Creo que esa es la tarea
más difícil en el abordaje de estos proyectos: poder
ir del detalle a lo macro. Una instancia define el carácter
del sitio, y la otra define aspectos normativos o de plan, que no
van juntas, y hay que saberlas llevar. Por otro lado es necesario
saber interactuar con otras disciplinas, porque en cada trabajo
que hemos hecho intervienen economistas, medioambientalistas, expertos
en tránsito, en infraestucturas. Es un terreno muy complejo,
y el resultado en apariencia es simple, pero en realidad es la decantación
de una gran cantidad de restricciones.
cdlc:
Es complicado llegar a la sencillez...
CF: ...claro,
¡es complicado ser simple!
DB: Cuando
pensamos que es lo que une a los proyectos de Mataderos, Riachuelo,
etc., posiblemente sean algunos intentos de definición
del carácter de un área. Por ejemplo, cuando hicimos
el proyecto para el Parque Central de Chacarita, Agronomía
y Paternal, proponíamos bordes muy fuertes para que esa área
se consolide. Pensábamos en un recinto, un espacio abierto
con un par de situaciones más bajas, como el barrio conocido
como La Isla; y un borde más alto a la manera de lo que puede
ser el Central Park. Un borde duro, como también es la Avenida
Libertador sobre los bosques de Palermo.

En el Riachuelo,
también se pensó como consolidar su carácter
como un elemento único: en cuanto a carácter, no como
diseño. Entonces se pensó en una avenida - museo donde
los barcos hundidos que iban a extraerse se iban a dejar como esculturas,
en ciertos nodos o cruces transversales importantes de la ciudad,
caracterizando y contando la historia del Riachuelo con la avenida
27 de Febrero. En Mataderos también, allí el remplazo
del Mercado de Hacienda por un parque de actividades gauchescas
también implicaba una definición de borde, implicaba
la definición del carácter del sitio. La búsqueda
de definir situaciones reconocibles, y espacios públicos
accesibles, puede entenderse como una línea de lo que tratamos
de hacer en nuestros trabajos urbanísticos.
CF: Hay
un tema que con el proyecto de Mataderos empezamos a entender mejor:
es el de la productividad, la ciudad como generadora de trabajo.
Y empezamos a entender que lo público no necesariamente
es ocioso. En Mataderos eso estaba clarísimo, porque
el parque que hicimos era un parque productivo. Nunca habíamos
trabajado la posibilidad de combinar el ocio con el trabajo, de
refuncionalizar estos aspectos y reemplazar productivamente la ausencia
del movimiento de la hacienda cuando se libere el mercado. ¿Qué
hace en ese momento toda la gente que trabaja en ese sector? Entonces,
era inevitable pensar en un parque productivo. En ese concurso contamos
con el asesoramiento de una consultora norteamericana, y ellos nos
dieron todo el background para el posible desarrollo económico
de este sitio, de alguna manera ligada a la fórmula del Sillicon
Valley (ese era el tipo de ingeniería que imaginábamos).

cdlc:
Este desarrollo de parque productivo estaba presente en el trabajo
previo que se hizo como parte del Plan Urbano Ambiental, donde se
proponía un parque pampeano.
CF: Si,
ese trabajo fue tomado como referente.
DB: Pero
menos como parque temático en el sentido de Disneylandia,
y más temático en el eje de la producción.
En ese momento se pensaba hacer un centro de investigación
y desarrollo en la estructura abandonada del viejo proyecto de hospital,
donde se planteaba investigación y desarrollo sobre la producción
agraria.
CF: Era
un lugar de capacitación...
DB: ...e
inclusive de artesanía, de un gran espectro de actividades,
para que la gente de la villa miseria vecina (la Ciudad Oculta),
y la gente del entorno de clases media baja y baja, encontraran
un lugar de desarrollo en el parque. También estarían
las casas de las provincias, y la sede del Consejo Federal de Inversión.
No era meramente un desarrollo a la manera de un parque temático
del campo en forma visual, un Disneyworld de las vacas, sino un
parque temático de la producción.
CF: Incluso
podía interactuar con equipamientos e infraestructuras del
entorno como el Mercado Central de Buenos Aires, la conexión
de la Autopista Ricchieri al Aeropuerto, etc. Hay toda una propuesta
de gerenciamiento, que en estos lugares es imprescindible, porque
no funcionan solos.
DB: Nosotros
no somos planificadores, ya lo dijo Claudio. Aprendimos hace tiempo
a trabajar con planificadores, con asesores de tránsito,
con economistas, etc., pero al fin y al cabo somos los responsables
de las formas en que se concreta y sintetiza lo que estas personas
pueden estar opinando en su especificidad. Esta es la diferencia
entre arquitectos y diseñadores urbanos, que lo somos, y
planificadores, que no lo somos.
cdlc:
Dos preguntas, con respecto a esto, que quizás se relacionan
entre si. Primero, dentro de estos equipos que necesariamente son
multidisciplinarios, ¿ustedes piensan que el arquitecto tiene un
rol de liderazgo que sintetiza los aportes de las distintas disciplinas
y la concreta en una forma que ya no es caprichosa o gestual, y
que incorpora esos aportes, o en cambio ven otro liderazgo dentro
de esos equipos (el desarrollador inmobiliario, el político,
u otros)? Y la segunda pregunta, es acerca de los actores de la
gestión de la ciudad, y sobre todo en Buenos Aires: ¿el sector
político, el empresarial, el vecinal, están empezando
a incorporar toda esta complejidad de los fenómenos urbanos
de una ciudad contemporánea? Por que yo creo que, aunque
sea en forma cosmética , empieza a aparecer en las discusiones
públicas una idea de la ciudad que no es simplemente una
unidad política administrativa, sino que tiene sus especificidades
Y el reconocimiento de que los temas de la ciudad, específicamente
las cuestiones territoriales, son temas políticos. ¿Cómo
ven ustedes esta evolución, por lo menos en la Argentina?
DB: En
cuanto a la primera pregunta: por un lado, nosotros sintetizamos
muchas cosas que plantean los asesores y les damos forma; pero por
otro lado, y justamente por la experiencia de haber trabajado con
muchos equipos, a veces somos nosotros los que proponemos ciertos
temas que después desarrollan los asesores. Hay una especie
de capacidad de síntesis que tenemos los arquitectos,
que tiene algo de intuitiva (una intuición surgida también
de la experiencia), y que permite advertir ciertos ejes proyectuales,
que después pueden desarrollar los especialistas. Es un ida
y vuelta, a veces generamos un concepto que después desarrollan
los especialistas, y a veces ellos informan a nuestras ideas, y
esa relación es mutua. Pero al fin y al cabo nosotros sintetizamos
todo. En cuanto a la otra pregunta, no se... es un tema complicado.
CF: Justamente
sobre la experiencia de Mendoza, que es de pequeña escala
pero muy intensa, es que yo rescato la necesidad del plan, pero
aclarando que hoy por hoy el plan ya no puede tener la rigidez
del plan de hace 50 años. Y además, no está
muy claro que es un plan, porque son muchas las cuestiones que interactúan...
En la democratización de las ciudades, es donde empieza a
atravesarse la complejidad, porque en un régimen autoritario,
está claro que por ejemplo Cacciatore pudo hacer las autopistas...
cdlc:
... si, pero hasta por ahí nomás, porque no las
pudo terminar.
CF: Hasta
por ahí nomás, no las pudo terminar porque se le acabó
el tiempo, pero en su modus operandi esas actitudes (que
obviamente estaban descartadas en cualquier posibilidad contemporánea)
funcionaron en la ausencia de consenso. El consenso genera complejidad.
Y la complejidad necesita mecanismos complejos para ser resueltos:
no podés ser rígido. Pero los planes tienden a ser
rígidos porque son normativos, entonces ¿cómo establecés
parámetros normativos flexibles? ¡Ahí está
el misterio! En mi opinión algo que te asegura eficacia
es entender cuales son las cosas que vos te tenés que asegurar
en función del éxito final. Y no creo que sea
la forma de los edificios, sino que es la forma urbana la que
te permite un soporte de las decisiones. Particularmente, en
la pregunta que vos hacés, no me interesa cual es el resultado
de las arquitecturas cuando estoy imaginando un escenario urbanístico,
porque se que eso no se va a poder controlar. Pero si me interesan
cuales son los aspectos que pueden llegar a dar pautas para el resultado
de esas formas. Porque si vos proyectás arquitectura para
conformar una escala urbana, lo más probable es que termine
siendo materia opinable y que el producto final sea un engendro.
Entonces: todo lo que sea movilidad te lo tenés que garantizar,
y todo lo que sea espacio público te lo tenés que
garantizar. El resto es un encauce hacia una determinada posibilidad
de gálibo, de forma, con la mayor flexibilidad posible. Pero
lo que tiene que asegurarse en una ciudad es la libertad de movimientos,
y la mayor posibilidad de ofertas en todos los sentidos. Ese es
en mi opinión el lugar que el político, desde el plan,
tiene que garantizar. ¡Pero para eso necesita mentes muy lúcidas!
No es un tema sencillo, porque el nivel de discusión cultural
sobre las ciudades, ha caido muchísimo. Lo que se discute
en los distintos ámbitos, incluso los legislativos, sobre
estas cuestiones, es muy rudimentario. Los discursos que se manejan
son muy rudimentarios...
cdlc:
Decís que el nivel de discusión cultural, ha caído
muchísimo. ¿Ha caído respecto a que?
CF: Respecto
a lo que fue en su momento un Lucio Costa, respecto a lo que es
actualmente la discusión en Holanda, o la que tuvo Berlín
para hacer su nueva capital, o Barcelona respecto a su estrategia
de renovación para los Juegos Olímpico. O Aldo Rossi
en su momento.
cdlc:
¿Pero el nivel ha caído en el sector técnico, o
en el político?
CF: El
discurso ha bajado a un umbral donde las consignas de la ciudad,
para la gente, pasan por el bacheo... Cuando vos reducís
la ciudad al bacheo, hay muy pocas posibilidades de desarrollar
planes como aquellos de los que estamos hablando: si vos estás
alimentando esa expectativa como nivel de discusión urbana,
realmente estás dificultando la capacidad de mutación
que necesita una ciudad. Si la persona que vive en una ciudad
no se educa sobre ella, la discusión no tiene sentido:
nos quedamos en una condición precaria, en un contexto de
altísima complejidad como son las ciudades en la actualidad.
Hoy las ciudades sobreviven o mueren: ya no se trata de un problema
de belleza, es un problema de supervivencia. Lo que propusimos
en Saigón es eso: la consigna de nuestro proyecto de concurso
es la supervivencia de esa ciudad. Saigón se encuentra en
una dinámica con un nivel de complejidad tan alto (que involucra
el desarrollo de todo el Lejano Oriente, y además con la
inmediata vecindad de China), que si no se pone a la altura de lo
que está sucediendo, muere. Directamente, muere. Ya no es
un problema de la belleza urbana como en el siglo XIX, es un tema
de complejidad contemporánea, que no se puede simplificar.
Es un tema complejo, y tiene que resolverse en términos complejos.
Por eso hay que elevar el nivel de discusión, y no ponerlo
en términos de slogan, porque si no es muy difícil
encontrar parámetros de solución a todas estas cuestiones.
Por eso creo que el político en su discurso tiene una
enorme responsabilidad, ya que finalmente las decisiones en la ciudad
son políticas. Es el ejercicio del poder lo que le otorga
su instrumento a las ideas urbanísticas. Como decía
Hilbersheimer: "el urbanismo sin poder es un hobby". Y realmente
es así: si el poder no está ilustrado, si el poder
no tiene la cultura necesaria para llevar adelante estas cosas,
estamos practicando hobbies, como la mayoría de los
concursos que se hicieron en Buenos Aires en los últimos
20 años. Son hobbies: ¿cuántos de ellos se
llevaron a la práctica? Salvo el de Puerto Madero, no hubo
ninguna intervención por concurso de gran escala nacional.
cdlc:
Claro que además en Puerto Madero hubo un claro sentido
de gestión.
CF: Si,
muy claro: el marco que regula la Corporación Puerto Madero
es el marco de una gestión clarísima.
DB: Claro
que en ese caso había una oportunidad imperdible, que era
la de los diques.
cdlc:
Pero Buenos Aires está lleno de oportunidades, y generalmente
se desaprovechan.
DB: Pero
en este caso, era algo muy evidente, como si nos dijéramos:
¡está ahí! Algo parecido pasa con Retiro. No se sabe
por que (tiene que ver hasta con cierto grado de estupidez) no se
puede llegar a hacer. Se podría haber replanteado completamente
la discusión, consensuar la cuestión de los espacios
verdes. Pero el área de Retiro todavía está
sin intervenir, no se hace nada, y la ciudad se sigue degradando.

cdlc:
Ahora les pregunto algo que tiene que ver directamente con ustedes,
(pero es algo que en definitiva tiene que ver con la ciudad, porque
es la forma en que se desarrolla la actividad económica de
muchos sectores profesionales en la actualidad), es el de la actuación
global de estudios como el de ustedes. La globalización no
solo se da a través de las grandes corporaciones, sino de
gente como ustedes, profesionales en distintos ámbitos, que
pueden actuar en distintos lugares del mundo. Tan distintos como
pueden ser Latinoamérica, el sudeste asiático o Irlanda.
¿Qué particularidades tiene esa forma de actuación,
más allá de las cuestiones obvias, como las facilidades
que brindan las actuales tecnologías de la comunicación?
¿Cómo entienden estas particularidades, como estudio y como
sector productivo? No me interesa tanto desde el punto de vista
de que ustedes son arquitectos, sino considerándolos como
un sector profesional y económico que puede tener una actuación
internacionalizada.
DB: Esta
es una experiencia muy reciente, un presente más que un pasado.
A partir de la formación de Claudio en España, y la
mía en Estados Unidos, siempre tuvimos contactos fuera del
país: el vivió 3 años afuera y yo también.
"Gracias" a la oportunidad que nos dio la crisis del año
pasado, empezamos a buscar oportunidades en el exterior, en principio
a través de los concursos. Y así nos empezamos a dar
cuenta de que estamos en igualdad de condiciones, más allá
del conocimiento o no de ciertos temas específicos, para
competir de igual a igual con cualquier otro estudio en el mundo,
considerando nuestro nivel de presentación y de proyecto.
Adquirimos un conocimiento muy interesante de lo que significa interactuar
en el extranjero, y si se quiere una fortaleza de espíritu.
Estamos investigando como se trabaja en esta escala, y aunque no
hemos llegado a conclusiones definitivas, sí sentimos por
ejemplo que la formación de la Universidad de Buenos Aires
nos dio en su momento un piso muy solido, así como el
habernos formado en postgrados en el exterior, como para sentir
que podemos encarar cualquiera de estos temas "de igual a igual".
Y esto trasciende las coyunturas, ahora somos mucho más "económicos"
porque la cotización del dólar está mucho más
alta que antes, pero por ejemplo tenemos invitaciones para integrar
un estudio
internacional en Holanda, y a nuestros posibles asociados no les
preocupa demasiado el que la actual coyuntura económica nos
favorezca. Ellos sostienen que mañana puede suceder lo opuesto,
y entonces eso que creíamos una fortaleza es solo una circunstancia,
pero a ellos les interesa mucho más nuestra capacidad, a
partir de nuestro trabajo, como una oportunidad potencial, más
que la coyuntura económica.
cdlc:
Se
suele pensar que en estas actuaciones internacionales los profesionales
"caen" en distintos lugares como paracaidistas, y dan soluciones
que no se corresponden con las necesidades reales. Vos me decías
en cambio que existen problemas genéricos de la ciudad en
todo el mundo, en cada caso con una expresión específica.
DB: La
economía, por ejemplo, es un tema globalizado: una ciudad
tiene que ser sustentable. Los créditos son internacionales,
el Banco Mundial actúa en forma análoga acá
o en Vietnam. Cuando yo estuve en Vietnam fui con muchos preconceptos
(son lugares muy alejados, lo único que yo recordaba es lo
que veía en las películas y lo que tuve oportunidad,
de escuchar sobre la guerra), pero lo cierto es que la ciudad tiene
una traza reconocible, colonial francesa, con calles, avenidas,
algunos ejes neoclásicos, con árboles. Tal vez hubo
un cierto shock cultural por las modalidades de transporte, ya que
el 90% de la gente se mueve en motoneta: era increíble el
movimiento que había en las calles y era muy dificil cruzar.
También impacta ver a una gran cantidad de gente comerciando
(pese a ser un país socialista Vietnam comercia con todo
Asia, hay carteles y muchos signos de actividad), pero en general
no me sentí tan descontextualizado. En la entrevista que
tuvimos con los organizadores del concurso y las autoridades de
gobierno de la ciudad de Ho
Chi Minh, se
mostraron interesados en cosas que también pueden interesar
a ciertas autoridades de Buenos Aires: proveer al bienestar público,
lograr un entorno agradable, mejorar la proporción de lo
verde y lo construido, y que esto se pudiera hacer desde un punto
de vista sostenible en lo económico. Los problemas son muy
parecidos: algo similar ocurrió en el concurso para Sligo,
en Irlanda, que hicimos asociados con otros estudios.
En ese caso había un problema urbano muy reconocible, que
era conformar una manzana, no a la manera de un campus universitario.
Eso se consiguió, el proyecto fue alabado por el jurado por
ese motivo. Este fue un concurso donde se consideró la cuestión
económica, porque había que presentar un presupuesto
con un quantity surveyor, y
ese es el mismo problema en Argentina, en Estados Unidos o en Vietnam.
Pero a diferencia de otros concursos, como los que se realizan en
Argentina, en Sligo estaban muy claras las pautas, y aunque era
un concurso de ideas el presupuesto debía verificarse con
una especie de "escribano" de números: el costo no podía
exceder una cifra determinada. Eso fue muy interesante y se podría
llegar a incorporar en nuestros concursos: que se pida un presupuesto
sobre bases cuantificables reales. No como se pidió en
Mataderos, donde se solicitó un presupuesto que en realidad
solo era un capricho de un economista que quería ver algunos
números, sino un presupuesto sobre bases cuantificables reales
y con especialistas, sobre una planilla concreta incluida en las
bases del concurso. Sería muy interesante que en los concursos
también se evalúen estos aspectos, para que los proyectos
sean posibles, porque sino (como decía Claudio) todo queda
en papeles.


CF: De
todas maneras, todo este trabajo que se realiza en los concursos,
y la propia dinámica de estas transformaciones urbanas, contribuye
a la generación de conocimiento, algo que una ciudad necesita
como el agua. Vos decías recién que se está
empezando a tomar conciencia de esto. Yo creo que una de las maneras
que ayudan a esta toma de conciencia es a través de los concursos,
la posibilidad de ver propuestas sobre áreas que están
vacantes, o que haya que repensar, o donde simplemente haya que
establecer parámetros de diagnóstico, como en su momento
ocurrió con las 20 Ideas para Buenos Aires. Siempre desde
un punto de vista proyectivo. Son como capas de una cebolla, se
van consolidando ideas a partir de propuestas sobre determinadas
situaciones. Y nunca es una sola propuesta, sino múltiples,
y en algún momento se consolidan (incluso por la propia decantación
del debate). Nosotros estamos realizando esta tarea desde la actividad
privada, con muchísimo esfuerzo, porque generar conocimiento
en un ámbito donde estás jugando tu supervivencia,
es muy distinto a lo que significa como rol del Estado. Pero en
cualquier caso nos sentimos dentro de esa dinámica, que genera
conocimiento tanto para nuestra formación profesional como
para el desarrollo de las ciudades.
DB: Si
los comparamos con los concursos internacionales, una situación
algo perversa que se dio en nuestro país es que el concurso
fue utilizado como herramienta política de presión
para conseguir algo, más que como herramienta de conocimiento
o para realizar concretamente un proyecto. Muy pocos proyectos,
de entre todos los concursos que se hicieron ultimamente, fueron
realizados. Hubo concursos donde era casi vergonzosa la relación
entre el premio y el esfuerzo necesario para realizar el proyecto
solicitado. Creo que esta cultura de los concursos que está
instaurada a través de la Sociedad Central de Arquitectos,
se fue deformando en los últimos años, o se transformó
en una mera herramienta política: hacer un concurso para
ver si "convencemos a alguien de hacer algo" y no para entender
de que se trata el problema o para construir concretamente algo.
Y junto con esta distorsión, como en el fondo no había
intención real de concretar los proyectos, se distorsionaron
todos los premios y honorarios y no se valorizó el esfuerzo
de los arquitectos en el ámbito de los concursos.
Otro punto en
común en nuestro trabajo es el tratamiento académico:
muchos de estos temas urbanos se piensan, se estudian y se investigan
en la universidad. Yo soy docente en Diseño 4, Claudio está
en Diseño 1 y 2. Los distintos niveles académicos
te permiten indagar sobre distintos temas, el mundo académico
también nos enriquece. Uno se pregunta ¿qué responsabilidad
tiene uno como docente en cuanto a la forma urbana? Porque uno educa
a cientos y miles de personas y de alguna forma, es responsable
o para ser más exactos colabora indirectamente con ciertos
proyectos que se realizan en la ciudad, cuando el alumno termina
su carrera. Indirectamente, a través del conocimiento y la
educación, la academia también conforma la ciudad.
cdlc:
Vos dijiste al principio que la UBA les había dado un
piso muy fuerte para después completarlo con otros postgrados
y experiencias. ¿Entendés que la gente que se está
formando ahora puede, o podrá, decir lo mismo?
DB: Creo
que dentro de ella, si uno quiere puede encontrar los caminos para
tener una formación muy buena o si quiere puede hacerla muy
mala... Dentro de este gran monstruo que es la FADU - UBA, todo
depende de cada individuo. Yo creo que hay arquitectos que son muy
buenos porque encuentran su propio camino.
CF: Yo
estoy haciendo algo mucho más pequeño y controlable,
un proyecto privado con otros parámetros en la Universidad
de Palermo. Pero de todas maneras es una experiencia que la podría
desarrollar en el ámbito privado o en el ámbito público,
porque las ideas que estoy tratando de implementar no son exclusivas
de lo privado o lo público. Pero creo que a los dos nos pasó
más o menos lo mismo con respecto a la UBA: más allá
de las cuestiones particulares, lo que tratamos de revertir durante
años es aquella formación del "partido". Hacemos
un gran esfuerzo por tratar de entender y cambiar esta idea, por
momentos muy esquemática, que exige la enseñanza en
la masividad. El hecho de tener que enseñarle a mil alumnos
ha llevado a mecanismos que son muy rudimentarios, muy excluyentes,
y muy esquemáticos. Hay gente que ve esto como algo "virtuoso",
pero para nosotros fue realmente un karma...
cdlc:
...¿te referís a la arquitectura de partido?
CF: ...con
todo lo que implica, como por ejemplo suponer que un dibujo puede
resolver un edificio.
cdlc: Ahora
bien, es interesante lo que decís, porque creo que si hay
algo que distingue mucho los proyectos de ustedes, son justamente
los partidos muy claros, las geometrías contundentes, las
tipologías muy precisas. Por eso, y no lo digo irónicamente,
me sorprende un poco esa crítica a la arquitectura de partido.
Quizás lo pueda entender como la idea de que el partido y
esa claridad del proyecto, sean el final de un recorrido, y no la
supuesta genialidad de un gesto inicial.
DB: El
problema no es la idea misma de partido, sino el que en nuestra
formación esa idea era excluyente de todo lo demás.
Después, la arquitectura se hacía en cartón:
no interesaba de que tratara la arquitectura, lo importante es que
tuviera una idea de partido muy clara. Y nuestra crítica
es esa: que esa noción era tan excluyente que lo único
que quedaba del proyecto era un buen partido, y todo lo otro no
interesaba. No nos desligamos de la búsqueda de claridad
conceptual, pero las experiencias en el exterior, los diversos factores
que tienen que ver con otras disciplinas concurrentes en los proyectos,
la preocupación por la materialidad, enriquecieron mucho
en nuestra práctica al problema del partido, que no por eso
quedó excluido de todas las otras cosas que rodean al proyecto.
CF: Si
querés, para nosotros el partido está más vinculado
a lo tipológico, que es un problema interno de la arquitectura,
que a lo esquemático. De lo que renegamos es de esta cuestión
extra-arquitectónica que resuelve problemas que son específicos:
decir por ejemplo que un edificio es un peine, para nosotros es
una cosa anacrónica: ¡un peine es un peine! Y un edificio
que tiene forma de peine será un edificio que tendrá
su forma tipológica clara...
DB: ...nos
interesa que la referencia sea especificamente arquitectónica.
Somos conscientes de que la arquitectura no es autónoma,
pero es específica. Estamos rodeados de otras cuestiones,
pero el saber nuestro es concreto y específico: ¿por qué
hay que referirlo a un peine, a una barra, a una galletita o a una
placa, o a una pastilla?
CF: Por
ejemplo una de las cosas más perversas que hemos tenido casi
todos en nuestra formación, es la confusión entre
la falta de diseño y la falta de dibujo. A todos nos han
puesto en una actitud barroca ante la construcción de la
idea, con las pretensiones de tener "más diseño".
Cuando te decían "te falta diseño", vos sabías
perfectamente a lo que se referían, y siempre estaba relacionado
al dibujo. Nunca he tenido en el paso por el Taller de arquitectura,
una tensión que provenga del problema de la construcción
de la arquitectura. ¡Jamás! Todo era un problema de dibujo.
DB: Te
decían "hacé un buen partido, que después lo
hacemos lindo", y lo que salía eran soluciones decorativas.
La charla
concluye entre revisiones de imágenes y preguntas de DB y
CF sobre café
de las ciudades:
dos profesionales que aman el debate y ven nuestra revista como
otro ámbito posible para realizarlo, así como los
concursos o los talleres. Salgo nuevamente a Tres
Sargentos e imagino como podría describirla en una nota:
la rareza de una calle excepcional en la cuadrícula del centro
porteño, los recorridos alternativos por Harrod´s y el Bajo,
el paisaje urbano contenido hacia San Martín, y vertiginoso
hacia la barranca, con la contraposición de la torre neorromanica
de la Italo Argentina y el rascacielos abstracto de Consultatio,
la mezcla de restaurants snobs, el viejo BaroBar y los amores furtivos
del hotel de la esquina... Casi como el "gesto" de la arquitectura
en un planteo urbano simple, del que me hablaba Claudio Ferrari.
MC

El
proyecto para el parque Central de Mendoza fue realizado con el
arquitecto Oscar Fuentes. El proyecto en Vietnam fue realizado en
asociación con DIAP Architects & Planners,USA, y San
Martin & Pascal. En este caso los project leaders fueron
Daniel Becker y Henry Leon.
Los
proyectos para Retiro y Ciudad Universitaria fueron realizados por
Becker - Ferrari Arquitectos en asociación con Baudizzone
- Lestard - Varas, Arquitectos. El proyecto para Sligo, Irlanda,
fue realizado en asociación con Padraig Smith Partnership,
Leston & Galván, y Torrado. Algunos
de los consultores y asesores especializados que han participado
de estos proyectos son Juan Carlos Angelomé, Raquel
Beraja, Alejandro Berry, Julio Blanco, Marcela Caratozzolo, Juan
Carrere, Jose Cornejo, Horacio Dobal, Roberto
Fèvre, Santiago Garay, Estudio García Balza,
Eduardo Materyn, Graciela Silvestri y Guillermo Yampolsky.
Entre
otros colaboradores, han participado de estos proyectos Mauro Acatolli,
Nicolas Bedel, Maria Carranza, Mariela Casaprima, Antonio Carrasco,
Jimena Castagneto, Federico Craig, Nicolas Pinto da Mota, Máximo
Garrone, Marcelo del Gizzo, Pablo Eiroa, Javier Esteban, Luciano
Gastaldo, José María Gastaldo, María Celia
Gonzalez, Lorena Guillen, Patricia
Gurfinkel, Mariana Ibañez, Elena Leguia, Gisella Marco, Pedro
Mindan, Juan Moujan, Mary Sol Muguerza, Martín Osuna, Juan
Ignacio Peirano, Jorge Peralta, Soledad Perna, Atilio Pentimalli,
Pablo Rubio, Natalia Reichler, Alex Schicht, María Eugenia
Seligra, Romina Tanneenbaum, Axel Tanner, Carolina Tazedjian, Lucas
Torresi, Lourdes Yarade Saravia y Carmela Zuletta.
presentación comienzo
de la nota
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