conocimiento,  reflexiones  y miradas sobre la ciudad
revista digital - aparece el primer lunes de cada mes

 

año 3- número 18 - abril 2004

Z    I   R    M   A
desarrollos urbanos y ambiente sostenible
Fútbol y ciudad (III)  


El acoso a la fiesta
No se escucha (son amargos...)

Por Carmelo Ricot



El barrio de La Boca y La Bombonera, con las bandejas de la discordia.
Al fondo, el Riachuelo con la Vuelta de Rocha

Ahora a los dirigentes del fútbol argentino se les ocurrió que a los estadios tienen que ir solamente las hinchadas locales. Boca Juniors anunció que en el futuro solo cederá a los visitantes una de las dos bandejas de la tribuna que históricamente los albergaba, la que da espaldas al Riachuelo. Mauricio Macri, presidente de la popular institución, empresario y político de centro derecha, aduce para justificar esta medida la extraordinaria cantidad de asociados que el club de la ribera está afiliando luego de la conquista de varias Copas Libertadores de América y Toyota en los últimos años. Con otra óptica, el presidente de Velez Sarfield, Raul Gámez, propone reservar los estadios para los locales a fin de evitar los enfrentamientos de hinchadas rivales y combatir así la violencia en el fútbol. Para los visitantes, quedará la posibilidad de ver los partidos por la cada vez más poderosa televisión, cuyos intereses parecen estar detrás de estas propuestas: cuanto menos gente pueda o quiera ir a los estadios, más negocios harán los dueños de los derechos de transmisión (dicho sea de paso, un negocio no demasiado transparente).

Estas propuestas son tan siniestras como la de eliminar los subtitulados en el cine, por ejemplo. De llevarse a cabo terminarían con uno de los mayores encantos históricos del fútbol criollo: el duelo coral entre las hinchadas. Las aficiones argentinas son (y esto no es orgullo patriotero sino un reconocimiento unánime) las más ingeniosas del mundo. Sus cánticos de aliento reciclan ingeniosamente los hits de la música popular, los jingles publicitarios y los himnos políticos, y los transforman en complejas canciones rituales, de rima y métrica precisa, que alaban las virtudes propias y hacen escarnio de las debilidades ajenas. A veces verdaderos himnos guerreros, su eficacia poética y aglutinadora trasciende las fronteras y a los meses de generarse se escuchan en otros estadios latinoamericanos y hasta españoles. Pero la gracia y la épica de estos coros gigantescos se hace más evidente en los "duelos", cuando las hinchadas rivales se gritan sus miserias a 130 metros de distancia entre popular y popular. Así suenan las irónicas referencias a paternidades deportivas ("que nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán"), a viejas humillaciones ("vos sos de la B", es decir de la división de ascenso), a cobardías y heroísmos ("sos amargo", "sos botón", "nosotros tenemos aguante", "vos no existís"). El silencio de la hinchada contraria es la peor muestra de "amargura", y motiva las lapidarias "esa tribuna se parece a una postal" o "un minuto de silencio para X que está muerto". Una respuesta no entonada por toda la hinchada, cuyo sonido llegue con debilidad a la otra tribuna, origina el taxativo "no se escucha, sos amargo, X hijo de ...".

En el furor de los grandes partidos, cuando la pelota va y viene de arco a arco con vértigo y precisión, los griteríos se superponen y hacen recordar, a un espectador cinéfilo, la famosa escena de Casablanca en la que Victor Laszlo pide la Marsellesa a la orquesta del bar de Rick, y la totalidad del bar la canta para tapar la canción nazi que entonan unos oficiales alemanes. Confieso que cada vez que veo esa escena (y debo haberla visto mas de una veintena de veces) me pasan dos cosas: reprimo una lagrima de emoción, y pienso en los magníficos duelos de hinchadas de un clásico del fútbol argentino.



Casablanca y La Marsellesa

Del mismo modo que antes se culpó a las banderas de la violencia en el fútbol (¿...?) y se prohibió su presencia en las canchas, ahora surge esta nueva "genialidad" de los dirigentes. En la práctica, la idea pareciera ser la de combatir toda manifestación de la fiesta del fútbol. El argumento de Macri, que apela a la gran cantidad de asociados boquenses, en realidad debería ser una excusa para construir un estadio que responda a las reales necesidades de su club, en reemplazo de la vetusta "Bombonera" ( y en especial de su siniestra segunda bandeja, incomoda, peligrosa, e inapta para la visión del espectador, que pierde por completo la visión del arco que tiene debajo). Parece increíble que los dos clubes más populares del país tengan estadios tan poco adecuados como la Bombonera boquense y el Monumental de River Plate (desde cuya bandeja alta es imposible distinguir a un jugador de otro, dada la exagerada distancia al campo de juego).

Macri mismo es consciente de esta falencia, y varias veces ha insinuado la idea de construir un nuevo estadio, habiendo llegado a sugerir la construcción de un estadio único para Boca y River. Esto choca con la idiosincrasia del aficionado argentino, que valora sentimentalmente la importancia de tener su estadio propio: véase sino el fracaso del Estadio único de La Plata, que ni Estudiantes ni Gimnasia (los clubes de esa ciudad) aceptan como propio. No tiene sentido cuestionar estas idiosincrasias con referencias al fútbol europeo y sus estadios comunales donde juegan los dos equipos de una ciudad (Milán e Inter, Roma y Lazio, Wembley en Londres). En principio, porque tener costumbres distintas no es malo, y de hecho en Madrid y Barcelona cada equipo tiene su estadio: cada fútbol se ha ido construyendo con sus particularidades, y eso resiste los embates eficientistas de quienes desconocen la manera de ser de los hinchas. Y además, porque la propia mecánica de las ligas es distinta: en Europa cada ciudad tiene uno o dos equipos representativos, algo que también ocurre en el resto de la Argentina pero no en Buenos Aires, donde existen infinidad de equipos de las más distintas importancias y categorías (en ciertas zonas, en especial en el sur de la metrópolis, un equipo por cada estación de tren). En la actualidad, de 20 equipos que componen la liga mayor argentina, 12 son de Buenos Aires y su área metropolitana, una proporción completamente distinta a las de los otros campeonatos más importantes del mundo, y que refleja la primacía urbana de la metrópolis porteña en el país. En la división de ascenso, también la mitad de los clubes es de la metrópolis.



Estadio Nuevo Gasómetro: la fiesta del fútbol argentino.

La otra bandera de los que propugnan este desatino es la cuestión de la violencia en los estadios. Otra falacia: lo que origina la violencia no es que las hinchadas compartan un estadio, sino la anomia resultante de los dramas socioeconómicos que ha vivido la Argentina en las últimas décadas. El fútbol no solo constituye un "aguantadero" para delincuentes comunes y lúmpenes políticos al servicio de caudillos. Es el único refugio de identidad que le queda a gente a la que le han sacado todo orgullo propio y colectivo. Los episodios de violencia se suceden entre distintas hinchadas en lugares totalmente alejados de los estadios (como la emboscada de barras bravas de Boca a los de River en 1994, a 5 kilómetros del Riachuelo, o el reciente enfrentamiento de barras bravas de Newells Old Boys de Rosario y River en un peaje de la autopista Panamericana, a 100 kilómetros del Monumental y a 200 del Parque Independencia), lo cual echa por tierra la teoría Gámez. De hecho, aún los episodios criminales que tienen relación directa con un partido, en su inmensa mayoría ocurre fuera de los estadios. Y en la reciente reinaguración del estadio de Argentinos Juniors (un club de clase media porteña), se registraron disturbios entre los mismos hinchas del "bicho colorado", algunos de los cuales hasta saquearon a sus viejas glorias en el vestuario. Todo esto, en un partido donde ni siquiera había un equipo visitante...

El Monumental de River Plate, en una tarde de "clásico".

Es raro lo que ocurre con las fiestas en la Argentina, y en especial en Buenos Aires. En esta ciudad, el fútbol fue históricamente la fiesta urbana por excelencia, la única que podía compararse al carnaval carioca o otras festividades del mundo. Ahora se hace todo lo posible por terminar con ella, o en travestirla para asemejarla a otros espectáculos: las porristas de Macri, al estilo del fútbol americano, la música por los altoparlantes del estadio a todo volumen tapando el cántico tribunero, las ridículas y cada vez más largas esperas al terminar el partido para salir del estadio...

Pero al mismo tiempo que se acosa a la fiesta del fútbol, se adoptan, por motivos comerciales, fiestas de la cultura norteamericana sin ninguna tradición argentina: el Día de los Enamorados o de San Valentín, el ridículo festejo de Halloween en ciertos colegios privados, y ahora, auspiciada por las empresas cerveceras, la fiesta de San Patricio. El pasado 17 de marzo, Reconquista (calle que antes era de burdeles y ahora es de pubs, en el microcentro porteño) se llenó de oficinistas y curiosos que tomaron toneladas de cerveza muchos de ellos sin saber ni quien era San Patricio, ni donde queda Irlanda. Días antes, una manifestación de "murgueros" (comparsas de carnaval) había invadido calles cercanas reclamando la vuelta de las carnestolendas (que dejaron de ser feriado en las última dictadura militar, porque se suponía que los argentinos eran vagos por naturaleza y no había que darles excusa para no trabajar...). Es probable que muchos "yuppies" del subdesarrollo que asistieron a este "San Patrick`s Day" criollo, se horrorizarían si vieran la fiesta de la Virgen de Copacabana, que la comunidad boliviana festeja en el sur porteño, en el barrio de Pompeya. Y esta colectividad no solo es más mucho más numerosa que la irlandesa en la Argentina, sino que hasta le ha dado al país su primer jefe de gobierno, el chuquisaqueño Cornelio Saavedra.

CR

Sobre fútbol y ciudad, ver artículos Un negocio galáctico y Ocaso y renacimiento del Gasómetro en los números 10 y 12, respectivamente, de café de las ciudades.

Sobre fiestas en Buenos Aires, ver la Feria de Mataderos.

 

Sumario

Página Principal

Planes de las ciudades

New York, barrio por barrio
Un ambicioso y complejo programa de rezonificación urbanística.

La administración del alcalde Michael Bloomberg busca dejar su sello en la normativa territorial neoyorquina. Tras la inacción que caracterizó a las oficinas de planificación urbana durante los años de "Rudy" Giuliani (cuyo intento más serio de renovación urbanística fue abortado ante objeciones del sector inmobiliario), ahora se están analizando distrito por distrito, barrio por barrio y, en algunos casos, manzana por manzana, los cambios necesarios para compatibilizar los intereses de los desarrolladores con los deseos de los vecinos. Y, por supuesto, con la economía del municipio.

Política de las ciudades

La construcción de un gobierno democrático metropolitano
Debate y propuestas en el Encuentro del Proyecto UR-BAL.

La condición metropolitana está presente en la gran mayoría de los debates y propuestas sobre la ciudad contemporánea, tanto en aquellos que se refieren a sus aspectos físicos y territoriales más directos, como a los que involucran cuestiones sociales, económicas y culturales. La cuestión política es entre todas ellas una de las más evidentemente irresueltas: ¿cómo se gobierna la ciudad metropolitana, como se articula a las distintas instancias locales, regionales, nacionales y hasta supranacionales en la gestión pública de la urbanización contemporánea?

Política de las ciudades (II)

Una ciudad accesible para todos
La igualdad comienza por la planificación de la ciudad.
Por Solange Aparecida Massari

Una ciudad, para ser accesible, necesita atender las diferentes necesidades de los diferentes segmentos, facilitando la vida de todos los ciudadanos. Los proyectos urbanísticos, y la producción del espacio construido, deben tener como presupuesto la garantía de universalización del acceso a la ciudad, combatiendo la exclusión y la discriminación en cualquier nivel, dentro de una visión humanizante y socializadora.

Cafés de las ciudades (I)

Sálvame, María
Un bar en Belgrano, y excusas para ir.

Es casi un bar perfecto, el ideal del café latino. La esquina es de ángulo agudo, por la inclinación dela cortada Zavalía respecto a la avenida Juramento. Entonces, por los amplios ventanales, el ojo encuentra varios ejes posibles para proyectar la mirada. En todos ellos, siempre hay una fuga hacia la plaza de las Barrancas de Belgrano, en diagonal con nuestro bar. El encuentro de las mesas con las paredes es el mejor que se conoce.

Datos

El Premio Pritzker a Zaha Hadid - Aeroparque de Buenos Aires, o la persistencia en el error - Plaza San Martín - Nello y los conflictos territoriales en Cataluña - Kafka y Welles en Zagreb - El Riachuelo - Desarrollo Local - Imaginarios urbanos - La temática gerontologica y la investigación sobre ancianidad - Dirección Estratégica de Proyectos - La planificación del paisaje - Trazos Primarios - Campus de la Universidad Nacional de Misiones - Sicilia en red - Complejo Histórico Santa Felicitas - Conexión y desconexión.

Mensajes al Café

Pedido de información sobre el Camp Nou, comentarios sobre el comercio y la ciudad, muchos saludos y solidaridad.

Café Corto

"Nunca más el discurso único"
Una nota de Beatriz Sarlo en Página 12 sobre el Museo de la Memoria.

NOX en Lille
Parte del programa "Lille, Capital Cultural de Europa 2004".

In Between Cities
El libro recoge los frutos de una investigación conducida por el fotógrafo Guido Guidi en Francia, Alemania, Polonia, Rusia y España entre 1993 y 1996.

Master - Laboratorio de la vivienda del siglo XXI
Los hechos esenciales de la evolución de la vivienda masiva, las interpretaciones estéticas y antropológicas, los instrumentos de análisis de las formas de la vivienda y los criterios técnicos que favorecen la sostenibilidad.

Adobe y paisaje en el borde tex-mex
AREA es un taller veraniego de investigación y construcción en la ciudad de Marfa, Texas.

Ocupación de espacios públicos en Corrientes
La Sociedad de Arquitectos de Corrientes (Argentina) expresa su preocupación respecto de la ocupación de los espacios públicos de la ciudad.

El Tercer Mundo, en Block...
Se presentó el número 6 de esta revista de cultura de la arquitectura, la ciudad y el territorio

 

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café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

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