Fútbol
y ciudad (III) |
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El acoso a la fiesta
No se escucha (son amargos...)
Por Carmelo Ricot

El
barrio de La Boca y La Bombonera, con las bandejas de la discordia.
Al fondo, el Riachuelo con la Vuelta de Rocha
Ahora a los
dirigentes del fútbol argentino se les ocurrió que
a los estadios tienen que ir solamente las hinchadas locales.
Boca Juniors anunció que en el futuro solo cederá
a los visitantes una de las dos bandejas de la tribuna que históricamente
los albergaba, la que da espaldas al Riachuelo. Mauricio Macri,
presidente de la popular institución, empresario y político
de centro derecha, aduce para justificar esta medida la extraordinaria
cantidad de asociados que el club de la ribera está afiliando
luego de la conquista de varias Copas Libertadores de América
y Toyota en los últimos años. Con otra óptica,
el presidente de Velez Sarfield, Raul Gámez, propone reservar
los estadios para los locales a fin de evitar los enfrentamientos
de hinchadas rivales y combatir así la violencia en el fútbol.
Para los visitantes, quedará la posibilidad de ver los partidos
por la cada vez más poderosa televisión, cuyos
intereses parecen estar detrás de estas propuestas: cuanto
menos gente pueda o quiera ir a los estadios, más negocios
harán los dueños de los derechos de transmisión
(dicho sea de paso, un negocio no demasiado transparente).
Estas propuestas
son tan siniestras como la de eliminar los subtitulados en el cine,
por ejemplo. De llevarse a cabo terminarían con uno de
los mayores encantos históricos del fútbol criollo:
el duelo coral entre las hinchadas. Las aficiones argentinas
son (y esto no es orgullo patriotero sino un reconocimiento unánime)
las más ingeniosas del mundo. Sus cánticos de aliento
reciclan ingeniosamente los hits de la música popular, los
jingles publicitarios y los himnos políticos, y los transforman
en complejas canciones rituales, de rima y métrica precisa,
que alaban las virtudes propias y hacen escarnio de las debilidades
ajenas. A veces verdaderos himnos guerreros, su eficacia poética
y aglutinadora trasciende las fronteras y a los meses de generarse
se escuchan en otros estadios latinoamericanos y hasta españoles.
Pero la gracia y la épica de estos coros gigantescos se hace
más evidente en los "duelos", cuando las hinchadas
rivales se gritan sus miserias a 130 metros de distancia entre
popular y popular. Así suenan las irónicas referencias
a paternidades deportivas ("que nacieron hijos nuestros, hijos
nuestros morirán"), a viejas humillaciones ("vos
sos de la B", es decir de la división de ascenso), a
cobardías y heroísmos ("sos amargo", "sos
botón", "nosotros tenemos aguante", "vos
no existís"). El silencio de la hinchada contraria es
la peor muestra de "amargura", y motiva las lapidarias
"esa tribuna se parece a una postal" o "un minuto
de silencio para X que está muerto". Una respuesta no
entonada por toda la hinchada, cuyo sonido llegue con debilidad
a la otra tribuna, origina el taxativo "no se escucha, sos
amargo, X hijo de ...".
En el furor
de los grandes partidos, cuando la pelota va y viene de arco a arco
con vértigo y precisión, los griteríos se superponen
y hacen recordar, a un espectador cinéfilo, la famosa escena
de Casablanca en la que Victor Laszlo pide la Marsellesa a la orquesta
del bar de Rick, y la totalidad del bar la canta para tapar la canción
nazi que entonan unos oficiales alemanes. Confieso que cada vez
que veo esa escena (y debo haberla visto mas de una veintena de
veces) me pasan dos cosas: reprimo una lagrima de emoción,
y pienso en los magníficos duelos de hinchadas de un clásico
del fútbol argentino.

Casablanca
y La Marsellesa
Del mismo modo
que antes se culpó a las banderas de la violencia en el fútbol
(¿...?) y se prohibió su presencia en las canchas, ahora
surge esta nueva "genialidad" de los dirigentes. En la
práctica, la idea pareciera ser la de combatir toda manifestación
de la fiesta del fútbol. El argumento de Macri, que apela
a la gran cantidad de asociados boquenses, en realidad debería
ser una excusa para construir un estadio que responda a las reales
necesidades de su club, en reemplazo de la vetusta "Bombonera"
( y en especial de su siniestra segunda bandeja, incomoda, peligrosa,
e inapta para la visión del espectador, que pierde por completo
la visión del arco que tiene debajo). Parece increíble
que los dos clubes más populares del país tengan estadios
tan poco adecuados como la Bombonera boquense y el Monumental
de River Plate (desde cuya bandeja alta es imposible distinguir
a un jugador de otro, dada la exagerada distancia al campo de juego).
Macri mismo
es consciente de esta falencia, y varias veces ha insinuado la idea
de construir un nuevo estadio, habiendo llegado a sugerir la construcción
de un estadio único para Boca y River. Esto choca con la
idiosincrasia del aficionado argentino, que valora sentimentalmente
la importancia de tener su estadio propio: véase sino el
fracaso del Estadio único de La Plata, que ni Estudiantes
ni Gimnasia (los clubes de esa ciudad) aceptan como propio. No tiene
sentido cuestionar estas idiosincrasias con referencias al fútbol
europeo y sus estadios comunales donde juegan los dos equipos de
una ciudad (Milán e Inter, Roma y Lazio, Wembley en Londres).
En principio, porque tener costumbres distintas no es malo,
y de hecho en Madrid y Barcelona cada equipo tiene su estadio: cada
fútbol se ha ido construyendo con sus particularidades, y
eso resiste los embates eficientistas de quienes desconocen
la manera de ser de los hinchas. Y además, porque la propia
mecánica de las ligas es distinta: en Europa cada ciudad
tiene uno o dos equipos representativos, algo que también
ocurre en el resto de la Argentina pero no en Buenos Aires, donde
existen infinidad de equipos de las más distintas importancias
y categorías (en ciertas zonas, en especial en el sur
de la metrópolis, un equipo por cada estación de tren).
En la actualidad, de 20 equipos que componen la liga mayor argentina,
12 son de Buenos Aires y su área metropolitana, una proporción
completamente distinta a las de los otros campeonatos más
importantes del mundo, y que refleja la primacía urbana
de la metrópolis porteña en el país. En
la división de ascenso, también la mitad de los clubes
es de la metrópolis.

Estadio
Nuevo Gasómetro: la fiesta del fútbol argentino.
La otra bandera
de los que propugnan este desatino es la cuestión de la violencia
en los estadios. Otra falacia: lo que origina la violencia no
es que las hinchadas compartan un estadio, sino la anomia resultante
de los dramas socioeconómicos que ha vivido la Argentina
en las últimas décadas. El fútbol no solo constituye
un "aguantadero" para delincuentes comunes y lúmpenes
políticos al servicio de caudillos. Es el único refugio
de identidad que le queda a gente a la que le han sacado todo orgullo
propio y colectivo. Los episodios de violencia se suceden entre
distintas hinchadas en lugares totalmente alejados de los estadios
(como la emboscada de barras bravas de Boca a los de River
en 1994, a 5 kilómetros del Riachuelo, o el reciente enfrentamiento
de barras bravas de Newells Old Boys de Rosario y River en un peaje
de la autopista Panamericana, a 100 kilómetros del Monumental
y a 200 del Parque Independencia), lo cual echa por tierra la teoría
Gámez. De hecho, aún los episodios criminales que
tienen relación directa con un partido, en su inmensa mayoría
ocurre fuera de los estadios. Y en la reciente reinaguración
del estadio de Argentinos Juniors (un club de clase media porteña),
se registraron disturbios entre los mismos hinchas del "bicho
colorado", algunos de los cuales hasta saquearon a sus viejas
glorias en el vestuario. Todo esto, en un partido donde ni siquiera
había un equipo visitante...

El
Monumental de River Plate, en una tarde de "clásico".
Es raro lo
que ocurre con las fiestas en la Argentina, y en especial en
Buenos Aires. En esta ciudad, el fútbol fue históricamente
la fiesta urbana por excelencia, la única que podía
compararse al carnaval carioca o otras festividades del mundo. Ahora
se hace todo lo posible por terminar con ella, o en travestirla
para asemejarla a otros espectáculos: las porristas de Macri,
al estilo del fútbol americano, la música por los
altoparlantes del estadio a todo volumen tapando el cántico
tribunero, las ridículas y cada vez más largas esperas
al terminar el partido para salir del estadio...
Pero al mismo
tiempo que se acosa a la fiesta del fútbol, se adoptan,
por motivos comerciales, fiestas de la cultura norteamericana sin
ninguna tradición argentina: el Día de los Enamorados
o de San Valentín, el ridículo festejo de Halloween
en ciertos colegios privados, y ahora, auspiciada por las empresas
cerveceras, la fiesta de San Patricio. El pasado 17 de marzo, Reconquista
(calle que antes era de burdeles y ahora es de pubs, en el microcentro
porteño) se llenó de oficinistas y curiosos que tomaron
toneladas de cerveza muchos de ellos sin saber ni quien era San
Patricio, ni donde queda Irlanda. Días antes, una manifestación
de "murgueros" (comparsas de carnaval) había invadido
calles cercanas reclamando la vuelta de las carnestolendas (que
dejaron de ser feriado en las última dictadura militar, porque
se suponía que los argentinos eran vagos por naturaleza y
no había que darles excusa para no trabajar...). Es probable
que muchos "yuppies" del subdesarrollo que asistieron
a este "San Patrick`s Day" criollo, se horrorizarían
si vieran la fiesta de la Virgen de Copacabana, que la comunidad
boliviana festeja en el sur porteño, en el barrio de Pompeya.
Y esta colectividad no solo es más mucho más numerosa
que la irlandesa en la Argentina, sino que hasta le ha dado al país
su primer jefe de gobierno, el chuquisaqueño Cornelio Saavedra.
CR
Sobre
fútbol y ciudad, ver artículos Un negocio galáctico
y Ocaso y renacimiento del Gasómetro en los números
10
y 12,
respectivamente, de café
de las ciudades.
Sobre
fiestas en Buenos Aires, ver la Feria
de Mataderos.
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Sumario
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Planes
de las ciudades
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New
York, barrio por barrio
Un
ambicioso y complejo programa de rezonificación
urbanística. |
La
administración del alcalde Michael Bloomberg
busca dejar su sello en la normativa territorial neoyorquina.
Tras la inacción que caracterizó a las
oficinas de planificación urbana durante los
años de "Rudy" Giuliani (cuyo intento
más serio de renovación urbanística
fue abortado ante objeciones del sector inmobiliario),
ahora se están analizando distrito por distrito,
barrio por barrio y, en algunos casos, manzana por manzana,
los cambios necesarios para compatibilizar los intereses
de los desarrolladores con los deseos de los vecinos.
Y, por supuesto, con la economía del municipio.
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Política
de las ciudades
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La
construcción de un gobierno democrático
metropolitano
Debate
y propuestas en el Encuentro del Proyecto UR-BAL.
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La
condición metropolitana está presente
en la gran mayoría de los debates y propuestas
sobre la ciudad contemporánea, tanto en aquellos
que se refieren a sus aspectos físicos y territoriales
más directos, como a los que involucran cuestiones
sociales, económicas y culturales. La cuestión
política es entre todas ellas una de las más
evidentemente irresueltas: ¿cómo se gobierna
la ciudad metropolitana, como se articula a las distintas
instancias locales, regionales, nacionales y hasta supranacionales
en la gestión pública de la urbanización
contemporánea?
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Política
de las ciudades
(II)
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Una
ciudad accesible para todos
La
igualdad comienza por la planificación de la
ciudad.
Por
Solange Aparecida Massari
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Una
ciudad, para ser accesible, necesita atender las diferentes
necesidades de los diferentes segmentos, facilitando
la vida de todos los ciudadanos. Los proyectos urbanísticos,
y la producción del espacio construido, deben
tener como presupuesto la garantía de universalización
del acceso a la ciudad, combatiendo la exclusión
y la discriminación en cualquier nivel, dentro
de una visión humanizante y socializadora.
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Cafés
de las ciudades (I)
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Sálvame,
María
Un
bar en Belgrano, y excusas para ir. |
Es
casi un bar perfecto, el ideal del café latino.
La esquina es de ángulo agudo, por la inclinación
dela cortada Zavalía respecto a la avenida Juramento.
Entonces, por los amplios ventanales, el ojo encuentra
varios ejes posibles para proyectar la mirada. En todos
ellos, siempre hay una fuga hacia la plaza de las Barrancas
de Belgrano, en diagonal con nuestro bar. El encuentro
de las mesas con las paredes es el mejor que se conoce.
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Datos
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El
Premio Pritzker a Zaha Hadid - Aeroparque de Buenos
Aires, o la persistencia en el error - Plaza San Martín
- Nello y los conflictos territoriales en Cataluña
- Kafka y Welles en Zagreb - El Riachuelo - Desarrollo
Local - Imaginarios urbanos - La temática gerontologica
y la investigación sobre ancianidad - Dirección
Estratégica de Proyectos - La planificación
del paisaje - Trazos Primarios - Campus de la Universidad
Nacional de Misiones - Sicilia en red - Complejo Histórico
Santa Felicitas - Conexión y desconexión.
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Mensajes
al Café
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Pedido
de información sobre el Camp Nou, comentarios
sobre el comercio y la ciudad, muchos saludos y solidaridad.
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Café
Corto
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"Nunca
más el discurso único"
Una
nota de Beatriz Sarlo en Página 12 sobre el Museo de
la Memoria.
NOX
en Lille
Parte del programa "Lille, Capital Cultural de Europa
2004".
In
Between Cities
El libro recoge los frutos de una investigación conducida
por el fotógrafo Guido Guidi en Francia, Alemania,
Polonia, Rusia y España entre 1993 y 1996.
Master
- Laboratorio de la vivienda del siglo XXI
Los hechos esenciales de la evolución de la vivienda
masiva, las interpretaciones estéticas y antropológicas,
los instrumentos de análisis de las formas de la vivienda
y los criterios técnicos que favorecen la sostenibilidad.
Adobe
y paisaje en el borde tex-mex
AREA es un taller veraniego de investigación y construcción
en la ciudad de Marfa, Texas.
Ocupación
de espacios públicos en Corrientes
La Sociedad de Arquitectos de Corrientes (Argentina) expresa
su preocupación respecto de la ocupación de
los espacios públicos de la ciudad.
El
Tercer Mundo, en Block...
Se presentó el número 6 de esta revista de cultura
de la arquitectura, la ciudad y el territorio
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