Intervenciones
sobre un frente ribereño en el Cusco colonial
La renovación
urbana del barrio de Cori-Cruz (1797-1807).
Por
Jessica Esquivel Coronado

Plano
1.1 Plano del la parroquia de San Pedro en 1789 .
Archivo Departamental del Cusco Expediente del Sanjon de Cori-Cruz.
1. Introducción
Hacia finales
del siglo XVIII la ciudad del Cusco atravesaba por un proceso de
expansión hacia el sur-oeste, debido al aumento del
flujo comercial en la ruta de la Plata; las parroquias de Hospital
de Naturales y Santa Ana pasaron a formar parte de la ciudad intermedia
mientras que las parroquias de La Almudena, Santiago y Belén
ocupaban la periferia. Estas parroquias estaban pobladas por indios
pertenecientes a los ayllus reducidos, españoles migrantes,
mestizos y una población flotante dedicada al intercambio
de productos.
El barrio de
Cori-Cruz, se encontraba ubicado al sur-oeste de la ciudad del Cusco,
al interior de la parroquia de Belén. En el año de
1778 Ignacio de Castro, al citar las seis parroquias de la ciudad,
describe la parroquia de Belén de la siguiente manera: "…La
parroquia de Belén tiene bella iglesia de cantería,
y de mucho ornato interior. La devoción a una imagen de María
Santísima que allí se venera, hace que esta iglesia
aunque distante
sea frecuente. No hay necesidad, o calamidad publica que amenace,
que el discurso no sea a la señora en su imagen. La traen
en procesión, y conseguido el beneficio la restituyen a su
iglesia con singular conmoción de afectos a todos…"
(Castro, Ignacio, "Descripción de la ciudad del Cusco".
En: "Antología del Cusco" por Raúl
Porras Barnechea
Lima Ed., 1961). La cita anterior nos describe el recorrido procesional
de la imagen de la Virgen de Belén desde la Parroquia Matriz,
atravesando la calle de Cori-Cruz y cruzando el puente del mismo
nombre, hasta llegar a su parroquia.
Para este periodo,
como se puede observar en el plano de 1789, la zona se encontraba
totalmente urbanizada, como consecuencia del aumento del
flujo comercial que hizo que los propietarios de muchos solares
ubicados al interior de estas parroquias construyeran casas para
arrendarlos por cuartos, como se puede evidenciar en los documentos
de peritaje de las casas ubicadas cerca al Sanjon de Cori-Cruz.
Para finales
del siglo XVIII, el riachuelo que bajaba de la quebrada de Ayahuayco
aumentó inusualmente el nivel de sus aguas, causando el desborde
y hundimiento del último tramo antes de tomar el cause del
río Chuchulmayo, llamado Sanjon de Cori-Cruz, ubicado
al interior de la parroquia de Belén, poniendo en peligro
las casas ubicadas a lo largo de la calle del mismo nombre y las
pequeñas fincas a orillas del río Chunchulmayo. Al
parecer, este problema ya se venía dando desde años
anteriores y empeoraba cada año en temporada de lluvias,
pero fue a raíz del desborde del riachuelo y el derrumbe
del último tramo de la calle que los vecinos pidieron
al gobierno local que realizara las obras de intervención
en la zona.
Es muy posible
que para la ciudad de aquel entonces, el derrumbe del Sanjon de
Cori-Cruz significara un desastre de grandes proporciones para el
cual no estaba preparada la administración local; es por
esta razón que el gobierno local tuvo que realizar una intervención
sin una planificación previa que, como veremos más
adelante, no favoreció el proceso de intervención
en la zona deteriorada.
El documento
denominado "Expediente del Sanjon de Cori-Cruz"
reúne toda la documentación de este proceso. Entre
los documentos más importantes que contienen el expediente
tenemos: la carta de la vecina Doña Melchora Toledo pidiendo
la revisión del expediente, los informes de los peritos sobre
las evaluación física del daño, la contribución
voluntaria de los vecinos, los conflictos entre los vecinos y la
Real Audiencia del Cusco por el pago de la prorrata para la ejecución
de las obras, entre los más importantes. El presente articulo
describe y analiza las prácticas urbanas, estrategias de
intervención de los actores y los afectados en el microcosmos
de un espacio barrial ubicado en una zona de transito de la ciudad
con un frente ribereño como es el caso del barrio de Cori-Cruz
(entendiendo por barrio la entidad urbana a partir de definiciones
subjetivas, con características de edificación similares,
en la que un conjunto de personas se identifica como grupo social
que comparte valores sociales y espaciales que le dan un significado
a su medio urbano.). Si bien, el término de Renovación
Urbana no era conocido ni s remotamente en el periodo
colonial, al analizar el expediente conocido como El Sanjon de
Cori-Cruz encontramos todas las variables y condicionantes para
que este proceso pueda ser llamado como tal y que desarrollaremos
con amplitud a lo largo de este artículo, y además
trataremos de interpretar el impacto de esta intervención
en las parroquias cercanas, como Hospital de los Naturales,
Santiago, Matriz y el resto de la ciudad.
Se entiende
entonces como Renovación Urbana al proceso mediante
el cual se interviene un espacio deteriorado de la ciudad, con un
tejido urbano pre-existente en el que vive un determinado grupo
de personas, mejorando de esta manera sus condiciones de vida. En
este proceso intervienen la administración local y la comunidad,
de manera conjunta y organizada.
2. El contexto -La ciudad del Cusco
La ciudad del
Cusco fue fundada en 1534 sobre las bases de la antigua capital
de los Incas (Calvo Augurto Santiago, Camara Peruana de la Construcción
-CAPECO- Estudios acerca de la Construcción, Arquitectura
y Planeamiento Inca, pp. 71-74). Según el investigador
Ramón Gutiérrez, la ciudad no tenía una estructura
continua pues poseía tres componentes básicos:
el centro de poder o ciudad nobiliaria, los arrabales contiguos
al centro y los barrios satélites. En este caso muy especial
la ciudad española se superpuso sobre la ciudad inca y, por
ende, condicionó su desarrollo a ésta (Gutiérrez,
Ramón, "La Casa Cuzqueña", Universidad
del Nor-Este de Argentina, pp. 11-23). (Ver
plano 1.2)

Esquema
de estructura simbólica y física del Cusco Incaico
con la señalización de los barrios,
los ejes geográficos y los ríos que vertebran su topografía,
según J. Brisseu.
Tomado de La Casa Cusqueña, pp.09.
La trama reticular tomada por los españoles como patrón
para la organización de las nuevas ciudades en el Nuevo Mundo
fue también aplicada en el caso del Cusco, con variaciones
de acuerdo a la topografía de la zona. La red vial estaba
conformada por las calles reales y callejones que interconectaban
los barrios al interior de las parroquias. Otros antiguos caminos
incas seguían siendo utilizados; éste es el caso de
los antiguos caminos al Chinchaysuyo y Collasuyo, ubicados por el
sur-oeste de la ciudad y cercanos al barrio de Cori-Cruz.
Paralelamente a estas vías, una red de ríos y riachuelos
atravesaban la ciudad del Cusco, como Huatanay, Saphy, Tullumayo
y Chunchulmayo, que hacían necesaria la existencia de
puentes que permitían la circulación vehicular
y peatonal. Entre los más importantes tenemos: el ubicado
en la esquina del Convento de Santa Teresa, que conectaba la parroquia
de San Cristóbal con Santa Ana y la parroquia Matriz; el
ubicado en la esquina de Hatunrumiyoc con Choquechaca, que conectaba
la parroquia de San Blas con la parroquia Matriz; y por último,
en la parte central, el puente ubicado en la actual calle Mantas,
el puente en la esquina de Muttuchaca (actual avenida El Sol) que
conectaba las manzanas al interior de la parroquia Matriz.
La ciudad en el siglo XVI
A inicios de
este periodo de confusión se realizaba la repartición
de solares a los primeros conquistadores españoles. Los extramuros
de la ciudad llegaban hasta la actual Plaza San Francisco y calle
de Matara. El centro de la ciudad albergaba el equipamiento urbano
de la ciudad, como los conventos, monasterios, el Cabildo de la
ciudad, la Casa de la Moneda, entre las instituciones más
importantes. El espacio más importante de la ciudad era la
Plaza de Armas, seguida de las plazas de San Francisco y Regocijo,
a estos espacios de la ciudad le seguían en importancia las
plazuelas parroquiales (Esquivel y Navia Diego, "Noticias
Cronológicas de la ciudad del Cusco" Lima. pp.181-182).
A la llegada
de los españoles a la ciudad del Cusco, ocuparon el centro
de la ciudad o centro nobiliario, que tomaría el nombre
de Parroquia Matriz, e instituyeron las parroquias de indios a partir
de 1572, como Santa Ana, San Blas, Santiago, Belén, Hospital
de Naturales, San Sebastián y San Jerónimo (Martin
Rubio, Maria del Carmen "Relación de la ciudad del
Cusco" Vasco de Contreras y Valverde, Ed.Madrid, 1983.
pp.27-31). Por aquel entonces, las parroquias creadas en 1572 cumplían
distintos roles y funciones en la ciudad, como abastecer a los propietarios
de las casas ubicadas en el centro de distintos productos (textiles,
cerámica, utensilios); además de proporcionar personal
para el servicio domestico, mano de obra para edificación
de casas y detalles artesanales en madera y fierro.
Es a partir
de este momento que los ayllus reducidos al interior iniciaron
su proceso de ocupación del territorio al interior de este
espacio parroquial; esos grandes espacios eran conocidos como parajes
y asientos (Esquivel, pp.26).
La ciudad en el siglo XVII
Para este periodo,
la ciudad del Cusco se encontraba en proceso de densificación
de su antiguo centro nobiliario o Parroquia Matriz y, paralelamente,
un proceso de expansión hacia el sur-oeste; hacia este lado
de la ciudad, en la segunda mitad del siglo XVII, se fundó
la parroquia de La Almudena. En 1650, el proceso de densificación
por el que atravesaba la ciudad fue interrumpido por el terremoto
que la asoló (Cuadros E. Manuel, "Del notable terremoto
que hubo en la ciudad del Cusco el año 1650. Una anónima
e interesante información en el tomo I. Manuscrito de América
en el Archivo Histórico de la Biblioteca Nacional de Madrid".
En Revista del Museo Arqueológico N 16-17 pp.65-70.; Horacio
Urteaga Villanueva, "El terremoto de 1650 en el Cusco"
En: Revista del Instituto Americano de Arte N 11, vol 11 pp. 22-26.
Cusco.) y que destruyó gran parte de su edilicia de carácter
religioso y civil; este proceso de reconstrucción de la ciudad
fue lento y duró posiblemente hasta la primera mitad del
siglo XVIII.
Para este periodo,
el plano de 1643 nos muestra parte de la ciudad de aquel entonces,
las parroquias de Santa Ana y Hospital de Naturales y las primeras
manzanas de la parroquia de Nuestra Señora de Belén,
donde se puede observar la densificación que había
alcanzado la zona para este periodo. Los ayllus reducidos
el siglo anterior se habían organizado formando los barrios
de indígenas como el barrio de Cori-Cruz.(Instituto Nacional
de Cultura Cusco, "El plano más Antiguo del Cusco:
dos parroquias vistas en 1643".
Cusco, 1997).
Para este periodo, la descripción del párroco Martín
de Irure (Urteaga, Villanueva Horacio, Cuzco 1689, Informes de los
Párrocos al Obispo Mollinedo, documentos Economia y sociedad
en el sur Andino. Cusco CBC 1982 Pp. 227-228.) nos da una visión
de una parroquia de Belén habitada por varios ayllus,
como Collana, Urinzaya Guimpillay, Uscamayta. La mayor parte del
territorio estaba dedicada a la siembra de trigo, maíz, papa
y algunos alfalfares. Es desde este periodo que el barrio de Cori-Cruz
se caracteriza por la actividad comercial y de renta que
lo distinguiría del resto de los barrios cercanos.
La ciudad en el siglo XVIII
Hacía
la primera mitad del siglo XVIII, la ciudad se había expandido
hacia el sur-oeste, consolidado su eje de expansión a esta
zona hasta la parroquia de Nuestra Señora de la Almudena,
ubicada al otro lado del río Chunchulmayo, cerca de las parroquias
de Belén y Santiago (que se convierten en la nuevas parroquias
de periferia), llegando los extramuros de la ciudad hasta las riberas
del río Chunchulmayo, conocida como los muladares de la ciudad,
cercanos a Chancharani. Las parroquias del Hospital de los Naturales
y Matriz formaban parte del centro de la ciudad.

Aerofotografía
de la ciudad del Cusco. Instituto Aerofotográfico del Perú.
Un punto a favor para que los espacios parroquiales ubicados a este
lado de la ciudad se desarrollaran fue su cercanía a uno
de los accesos de la ciudad provenientes de los valles de ceja
de selva, que mejoraron el flujo comercial a esta zona y permitieron
que la población flotante que llegaba a la ciudad a realizar
intercambios comerciales utilizara este lado de la ciudad como residencia
temporal. Para este periodo, el barrio de Cori-Cruz se caracterizaba
por una actividad comercial y de carácter rentista del resto
de barrios al interior de la parroquia de Belén.
3.
El barrio de Cori Cruz - Escenario de la intervención urbana
El barrio de
Cori-Cruz se encontraba ubicado en una zona central al interior
de la parroquia de Belén (Archivo Arzobispal del Cusco, Sección
Republicana- Caja C-XC-1,1, fol. 01- 1898-) al sur-oeste de la ciudad
del Cusco. Los límites del barrio de Cori-Cruz eran: por
el norte con la calle Trinitarias, por el sur con el río
Chunchulmayo, por el este con la parroquia de San Jerónimo
y por el oeste con el barrio de Cascaparo, limite con la parroquia
de Hospital de los Naturales (Ver plano 1.3).

1)
Limites de la parroquia de Belén y 2) límites del
barrio de Cori-Cruz.
Fragmento de plano tomado del: Plano COPESCO 1981 y elaboración
propia.
Esta zona era estratégica para la ciudad, por encontrarse
cercana a uno de los ingresos a la ciudad por el sur-oeste, atravesando
el puente de La Almudena. La construcción del tejido pre-existente
del barrio de Cori-Cruz se inició con la creación
de las parroquias de indios que rodeaban al centro nobiliario.
Al igual que en el resto de las parroquias, la trama urbana era
reticular y en este caso no tuvo mayores variaciones, ya que se
encontraba en un territorio casi plano.
Los espacios
públicos más importantes cercanos al barrio de Cori-Cruz
eran las plazuelas parroquiales de Hospital de Naturales y Belén,
equidistantes al barrio; otros espacios públicos de menor
escala eran las esquinas donde se encontraban las piletas publicas
del barrio, que servían para la reunión de los vecinos
que acudían a estos lugares para abastecerse de agua, como
el ubicado en la esquina de la calle Cori-Cruz y Belén.
El uso del suelo
urbano del barrio de Cori-cruz era mixto, con una predominancia
del uso residencial sobre el comercial; por lo general, los segundos
niveles estaban destinados al uso de vivienda y los primeros a un
uso comercial. No existen datos cuantitativos sobre la población
del barrio para finales del siglo XVIII, pero como podemos observar
en el plano de la parroquia de San Pedro de 1789 (Plano de la Parroquia
de San Pedro en 1789. En: El expediente del Sanjon de Cori Cruz)
la densidad poblacional era menor que en el siglo XVII, los lotes
eran un poco más grandes en comparación con la parroquia
de Hospital de Naturales. No se tienen datos sobre actividades de
pesca en el riachuelo.
Dos vías
principales denominadas "Calles Reales" (vías
de circulación puestas en funcionamiento por el virrey Toledo
a partir de la creación de las parroquias) atravesaban el
barrio del Cori-Cruz y cumplían la función de interconectar
las parroquias periféricas con el centro de la ciudad.
La calle de Cori-Cruz atravesaba el barrio de este a oeste y conectaba
a la parroquia de San Jerónimo con la plazuela de Hospital
de los Naturales; además, en su trayecto recibía el
flujo peatonal y vehicular de los puentes de Santiago y Belén.
Un fragmento del frente ribereño del río Chunchulmayo
formaba parte del barrio de Cori-Cruz este, conocido como los extramuros
de la ciudad, terrenos de cultivo y los muladares de la ciudad cerca
a la zona de Cancharani, como podemos observar en el plano de la
parroquia de San Pedro de 1789. La principal actividad del barrio
era el arrendamiento, seguido de la actividad comercial: a lo largo
de la calle Cori-Cruz y Belén se observan chicherias y pulperías.
Hacia finales
del siglo XVIII se produjo el derrumbe del Sanjon de Cori-Cruz,
que pondría en deterioro esta zona de la ciudad.
4. El derrumbe del Sanjon de Cori-Cruz
Los documentos
no nos dan la fecha exacta del derrumbe del Sanjon de Cori-Cruz
pero, según las cartas de uno de los vecinos, esto ocurrió
entre 1789-1791 (Op.cit. fol. 01-05). Pasaron seis años hasta
que, debido a los reiterados pedidos de una de las vecinas del barrio,
cuya casa se encontraba muy cerca al derrumbe, el Cabildo de la
ciudad elaboró un nuevo informe para evaluar los daños
en la zona.
Según
algunos documentos del expediente del Sanjon de Cori Cruz,
se alertó al Cabildo de la ciudad sobre la necesidad de refaccionar
y realizar el mantenimiento de la red interna de riachuelos que
atravesaban las parroquias de Hospital de los Naturales y Belén,
sobre todo en periodo de lluvias, pues al desbordar el cauce del
riachuelo que bajaba de la quebrada de Picchu en los tramos que
corresponden a los barrios de Ccascaparo y Cori-Cruz se interrumpía
la circulación (Op. Cit. fol 17). Para solucionar este problema,
el Cabildo ordenó colocar una empalizada de sacos de arena
para la retención de aguas (Op.Cit fol 03), pero esta solución
fue provisional y únicamente ayudó por un tiempo antes
que empeorara la situación, pues las continuas inundaciones
que se daban año tras año en época de lluvias
desde la pampa contigua a la plazuela de Hospital de los Naturales
hasta la zona de Cancharani (cuyo terreno era muy poroso) trajo
como consecuencia el derrumbe al final de la calle Cori-Cruz, que
tomaría el nombre el Sanjon. Según la inspección
realizada por el perito José Umeres (Op. Cit fol 9-10), se
describe la inundación de las aguas que venían del
riachuelo que bajaba desde la quebrada de Picchu y que provocó
que la circulación en la zona cercana al puente de Belén
fuese cortada. Para ese entonces, los puentes de Belén (Decoster
, Cuaderno 12. fol 56) y Santiago se encontraban bastante deteriorados
provocando un aumento en el flujo peatonal y vehicular del puente
de La Almudena. La ubicación estratégica del barrio
de Cori-Cruz hizo que su deterioro afectara la circulación
peatonal y vehicular de las parroquias colindantes y que se cortara
el acceso a la ciudad por el puente de Belén, haciendo
inevitable su intervención en beneficio de la ciudad del
Cusco.
5.
El proceso de intervención urbana
La zona intervenida
involucró parte de la parroquia de Hospital de Naturales,
los barrios de Ccascaparo y Matara, el frente ribereño del
río Chunchulmayo desde la zona denominada Malampata hasta
Cancharani, que urbanísticamente cerraba la ciudad del Cusco.
(Ver plano 1.4).

Estructura
urbana del frente ribereño del río Chunchulmayo.
Fragmento de plano tomado del Plan COPESCO 1981 y elaboración
propia.
El proceso de intervención de este espacio urbano deteriorado
de la ciudad duró aproximadamente 10 años.
Fue un proceso lento, debido a varios factores como la ineficacia
de la administración local para elaborar un plan integral
de intervención de la zona, el poco interés de los
vecinos por colaborar económicamente para la ejecución
de las obras, la falta de profesionales especializados en la construcción
de muros de contención yterraplenes.
Durante este
periodo, el proceso de intervención atravesó por dos
etapas. Una primera etapa, preliminar (1797-1800), en la que se
realizaron distintas evaluaciones del daño causado en la
zona, los presupuestos para la intervención, el plan de financiamiento
de la intervención y la subasta de las obras de intervención
a cargo del Cabildo para la ejecución de las Obras. En este
caso se declaró la vacancia de la subasta y se dio paso a
la promulgación de la Ordenanza Municipal, mediante la cual
los gastos de la obras
serían asumidos por la ciudad con el pago de impuestos y
el trabajo de los indios tributarios de las parroquias según
las Leyes de Indias y la carta de los vecinos para que se inicien
las obras en el Sanjon de Cori-Cruz.
En la segunda
etapa, (1800-1807), se pusoieron en subasta las obras de intervención
del Sanjon y luego de declararse desiertas se procedió, el
23 de Mayo de 1801, a iniciar las primeras obras de intervención
a lo largo de la calle de Cori-Cruz, con la construcción
de los bancos de cal y piedra y los rellenos de basura y piedras
para desaparecer el Sanjon. Para ello se decide la contribución
obligatoria de los vecinos en el "Plan de Compartición".
Ese mismo año se estaban realizando los trabajos de construcción
del terraplén principal y la construcción del anden
de piedra en la zona de Cancharani, pero las constantes fallas técnicas
por parte de los ejecutantes y los cambios de último momento
en las obras ocasionaron perdidas económicas. A pesar de
que se advertía una paralización a causa de la falta
de los pagos de las cuotas mensuales por parte de los vecinos del
barrio, las obras no se paralizaron sino que continuaron de manera
lenta, gracias al financiamiento de lo fondos provenientes de El
Ramo de Mojonazgo y Propios y Arbitrios de la ciudad.
A lo largo de
este proceso de intervención urbana aparecen los peritos:
Carlos Inga, a cargo de la inspección de las obras a subastar
para su ejecución, Martin Bustamante y el Coronel Mariano
Ignacio Tejada, nombrados por el Cabildo para la evaluación
del daño en el barrio, la elaboración de una propuesta
de intervención (Inventario de libros Manuscritos y fotocopias
de la Dirección del ADC, Documento No 15, Expediente que
trata sobre la composición del Sanjon de Cori-Cruz, Manuscrito
Roto, fojas 73, fol 04) y por último la tasación de
las casas de los vecinos. Además, Bustamante ejerció
la función de regulador del costo de las obras y también
verificador de las casas en el barrio que se encontraban en estado
ruinosos; José Umeres fue nombrado por el Cabildo para la
evaluación del Sanjon (Op.cit. fol 09) y Don Lucas Vega fue
administrador de las planillas de pago y materiales de la obra en
la calle Cori-Cruz, aunque esto no esta muy claro en el documento.
Hacia 1807,
los terraplenes en la parte principal ya habían sido terminados,
faltando la construcción de un banco en la calle Cori-Cruz.
El expediente termina con la amenaza de embargo de las casas
de los vecinos que no cumplieran con el pago de la cuota para el
término de las obras del Sanjon de Cori-Cruz.
Las intervenciones
físicas en la zona fueron ejecutadas por el Cabildo de la
ciudad y los vecinos orientados a recuperar esta zona de la ciudad;
estas se pueden clasificar de la siguiente manera:
a) La reconstrucción
y reordenamiento de tejido edilicio residencial
b) La recuperación
de la plazuela de Hospital de los Naturales
c) El reforzamiento
del frente ribereño del río Chunchulmayo
d) La recuperación
y construcción de vías peatonales y vehiculares cercanas
al barrio de Cori-Cruz.
Si bien no todo
lo planificado pudo llevarse a cabo durante este periodo, muchas
de estas obras fueron ejecutadas a término y otras no, por
razones económicas.
a) La reconstrucción
y reordenamiento del tejido edilicio residencial y comercial

Zona
residencial y comercial del barrio de Cori-Cruz.
Fragmento de plano tomado del Plano de la parroquia de San Pedro,
1789,
Archivo Departamental del Cusco.
Las obras de reconstrucción de las viviendas deterioradas
(Op.cit. fol 39. 23 fol 16v.) del barrio, a lo largo de la calle
Cori-Cruz, permitieron la consolidación del espacio barrial,
así como la integración de los espacios comerciales
y los residenciales. Las casas ubicadas en esta zona aumentaron
su precio en beneficio de los vecinos del barrio. Por otro lado,
el tejido urbano del frente ribereño que daba al río
Chunchulmayo se encontraba en proceso de consolidación y
presentaba problemas de desorden. El caso más evidente fue
la existencia de edificaciones construidas en medio de la calle
Cori-Cruz, cercanas al puente de Belén, pertenecientes a
una monja del Monasterio de Santa Clara: estas edificaciones fueron
destruidas y reubicadas por el Cabildo de la ciudad.
En este caso,
aunque las acciones de intervención de las casas formaron
parte del proceso de intervención del barrio, fueron realizadas
por los propietarios:
- Reconstrucción
y refacción de las casas deterioradas.
- La consolidación
del tejido urbano existente.
- Conservación
de la imagen del barrio.
- Reordenamiento
de tejido urbano en la zona.
b) La recuperación
de la plazuela de Hospital de Naturales:

Plazuela
parroquial del Hospital de los Naturales.
Fragmento de plano tomado del Plano de la parroquia de San Pedro
1789,
Archivo Departamental del Cusco
La falta de mantenimiento del riachuelo que bajaba de la quebrada
de Picchu y que cruzaba la plazuela parroquial del Hospital de los
Naturales, provocó su desborde en el periodo de lluvias,
inundando la plazuela del Hospital de los Naturales y comprometiendo
la estructura del muro perimétrico del Monasterio de Santa
Clara. En este caso, fue necesaria la recuperación de este
espacio público para la ciudad; esta intervención
fue complementada con la limpieza y mantenimiento del riachuelo
que atravesaba esta zona.
Se realizaron
las siguientes obras:
- Empedrado
de la plazuela de Hospital de los Naturales (Op.cit fol 16v.) .
- Reconstrucción
del muro perimétrico del Monasterio de Santa Clara
- Limpieza del
riachuelo que bajaba de la quebrada de Ayahuaico
c) El reforzamiento
del frente ribereño del río Chunchulmayo

Frente
ribereño del río Chunchulmayo.
Fragmento de plano tomado del Plano de la parroquia de San Pedro
1789,
Archivo Departamental del Cusco.
El frente ribereño afectado comprendió parte de la
parroquia del Hospital de los Naturales, el barrio de Cori-Cruz
hasta la zona denominada Cancharaní. El uso del suelo de
la ribera del río Chunchulmayo era predominantemente agrícola,
siendo únicamente la zona cercana a los puentes de Belén
y Santiago de uso residencial y comercial, como se puede apreciar
en el plano de 1789.
La ubicación
de los puentes a lo largo del río Chunchulmayo, en esta zona,
generó rutas de acceso a la ciudad e interconexiones entre
las parroquias y los barrios cercanos, que favorecieron la actividad
comercial de la zona y que se vieron afectadas por el derrumbe.
En este caso se realizó el reforzamiento de la estructura
de los puentes de cal y canto.
Además,
el derrumbe del Sanjon de Cori-Cruz debilitó el frente ribereño
en el tramo correspondiente a la zona denominado como Cancharani,
en este caso se mandó a construir un andén de piedra
que permitiera el encauzamiento del riachuelo que bajaba de Picchu
en su tramo final, hasta desembocar en el río Chunchulmayo.
Estas obras permitieron la limpieza de esta zona, conocida como
los muladares de la ciudad.
Las obras ejecutadas
fueron las siguientes:
- Construcción
de un anden de piedra para reforzamiento del frente ribereño
en la zona de Cancharani.
- Reforzamiento
del frente ribereño cercano a los puentes de Belén
y Santiago.
- Reforzamiento
de la estructura de los puentes de Belén y Santiago.
- Consolidación
de áreas verdes en el frente ribereño como muro de
contención.
d) La recuperación
y construcción de vías peatonales y vehiculares

Estructura
vial del frente ribereño del río Chunchulmayo.
Fragmento de plano tomado del Plano de la parroquia de San Pedro
1789,
Archivo Departamental del Cusco.
Esta fue la intervención más importante del
proceso de intervención. El desborde del riachuelo que bajaba
de la quebrada de Picchu y el derrumbe del Sanjon de Cori-Cruz ocasionaron
la interrupción de las vías peatonales de acceso a
la ciudad, como el ingreso por el puente de Belén y Santiago,
así como la circulación a través de las calles
de Cori-Cruz y Belén. Esto provocó una congestión
peatonal y vehicular en el puente de La Almudena, ubicado al sur-oeste
de la ciudad.
El desborde
del riachuelo puso en evidencia la necesidad de construir puentes
peatonales a lo largo de la calle Cori-Cruz (Op.cit fol 17). Para
restablecer estas vías de circulación se rellenó
el Sanjon con desechos y piedras a lo largo de la calle Cori-Cruz
y se construyeron 8 terraplenes para reforzar la vía y encauzar
el riachuelo que bajaba por el andén de Cancharani. Fueron
necesarias las siguientes obras:
- La recuperación
de tramo de vía en la calle Cori-Cruz, ex Sanjon.
- Construcción
de 8 bancos de cal y piedra a lo largo de la calle Cori-Cruz, para
el reforzamiento del terreno en la zona (Op.cit fol 16) desde la
esquina de Convento de Santa Clara con la Plazuela de Hospital de
los Naturales hasta la zona de Chancharani o la esquina de Peracuchu
o Cuatro Leones. El costo aproximado de un banco era de 118 pesos.
- Relleno de
los terraplenes con desechos y tierra.
- La construcción
del puente peatonal en la esquina de las calles Belén y Cori-Cruz
(Op.cit fol 7v). No está muy claro en el documento si la
totalidad de las obras fueron ejecutadas, pero la falta de mano
de obra especializada hizo lento este proceso de ejecución
5. El rol de las organizaciones tradicionales: el Cabildo de la
ciudad y los vecinos
5.1
La gestión del gobierno local
En una intervención
urbana, la gestión es un punto importante y decisivo para
obtener resultados positivos durante y como resultado del proceso.
En este caso, después de ocasionado el derrumbe del Sanjon
de Cori-Cruz, el gobierno local no tomó las acciones correspondientes
para intervenir inmediatamente en la zona ni realizó una
planificación para la intervención a largo plazo.
Transcurrieron seis años hasta que los pedidos de los vecinos
obligaran a que el Cabildo evaluara los daños en la zona.
A lo largo del documento, se puede observar que el gobierno local
no tuvo una gestión eficiente durante el proceso de intervención
urbana, por la falta de un plan integral que le permitiera
tener un control en los aspectos físicos, legales, financieros,
administrativos y sociales y medio ambientales, además de
lograr involucrar a la empresa privada y la ciudadanía en
este proceso.
Los aciertos
en la gestión estuvieron orientados al manejo financiero
y físico, con la ejecución de la Ordenanza Municipal
mediante la cual se involucraba de manera obligatoria la participación
de toda la ciudad del Cusco en este proceso, de acuerdo a las Leyes
de Indias estipuladas para desastres en la ribera del río
o riachuelos (Leviller, ,X Titulo XXIV, pp.201, "De la Rivera
y río que pasa por la ciudad"). Si bien la documentación
nos demuestra la falta de autoridad del gobierno local: los vecinos
del barrio no contribuyeron con la cuarta parte sino que terminaron
contribuyendo con la mitad de lo estipulado por el gobierno. Esto
provocó que el gobierno implementara una segunda estrategia
para recaudar fondos por parte de las vecinos, denominada "Plan
de Compartición" (ver cuadro 1.1). Este segundo
intento, que tuvo la finalidad de que los vecinos aportaran de manera
equitativa, tampoco funcionó.
Como ultimo
intento, el gobierno implementó un último plan por
el cual los vecinos pagaran un porcentaje en función a la
tasación de sus casas o lo recaudado por sus arrendamientos,
pero nuevamente los vecinos no cumplieron, a pesar de la amenaza
de embargo del dinero de los arrendamientos de las casas del barrio.
De esta manera se logró recaudar menos de las dos cuartas
partes del costo total de obra planificado inicialmente.

Cuadro
de Compartición de los vecinos del barrio de Cori-Cruz
La excesiva burocracia de la época fue un punto en
contra para un mejor manejo del tiempo de ejecución de las
obras, que trajo como consecuencia perdidas económicas y
un mayor tiempo en el proceso de intervención; a esto se
suma la falta de mano de obra especializada en lo que respecta a
la construcción de los terraplenes a lo largo de la calle
Cori-Cruz, en la que no se efectuó una evaluación
del control de calidad, a pesar que más de la mitad de lo
recaudado se utilizó en esta intervención (descuidando
el resto).
5.2 La participación vecinal
En este caso,
la participación vecinal fue el punto de partida para la
intervención del barrio de Cori-Cruz; la insistencia de la
vecina Melchora Toledo (cuya casa se encontraba muy cerca del Sanjon)
permitió que el Cabildo del Cusco, tomara las primeras acciones,
como la evaluación de los daños del Sanjon y la aprobación
de la ordenanza municipal para la contribución de toda la
ciudad en las obras de intervención.
Al iniciarse
las obras, la participación vecinal propició la contribución
económica voluntaria (ver cuadro 1.2), pero a medida que
las obras avanzaban, y por falta de un manejo por parte del Cabildo
de la ciudad, las iniciativas vecinales no continuaron. Esta
relación entre el gobierno local y los vecinos se deterioró
por falta de un manejo de la participación vecinal ocasionando
que los vecinos contribuyeran obligatoriamente para la ejecución
de las obras, mediante el Plan de Compartición (que generó
conflictos de intereses entre los vecinos del barrio y los de los
barrios cercanos como el caso de la casa de Don Lucas Vega, que
por encontrarse a espaldas de la calle Cori-Cruz y cercana al puente
de Belén se beneficio de la intervención pero no se
le incluyo en la compartición).

Cuadro
de aportaciones voluntarias de los vecinos del barrio de Cori-Cruz
Es muy posible que uno de los factores para que esta integración
vecinal no se diera, fuera la existencia en el barrio de un buen
numero de población flotante. A esto se suma una falta
de interés de los vecinos por pertenecer al barrio: esto
está muy claro en las cartas enviadas al Cabildo pidiendo
la exoneración de pago de la prorrata por encontrarse lejos
del derrumbe.
Al parecer,
no se registraron problemas sobre tenencia de propiedad en el barrio,
pero sí hipotecas o censos y capellanías que eran
muy comunes para esa época pues permitían a los propietarios
tener un circulante de dinero para diversos fines, como refacciones
de la propiedad, gastos personales, inversiones.
Uno de los documentos
nos describe la falta de seguridad ciudadana en la zona, por ser
un espacio de la ciudad de extramuros y con un frente ribereño
y donde existía una actividad comercial. Al parecer los robos
eran frecuentes, como lo describe una vecina en una carta al Cabildo,
avisando del robo de palos y piedras y demás materiales pertenecientes
a las obras que se venían realizando a lo largo de la calle
Cori-Cruz. La participación vecinal pudo haber sido más
contundente, pero no lo fue debido a la falta de manejo por parte
del Cabildo.
6. El financiamiento de las obras de intervención: la empresa
publica y privada
El monto de
la inversión para la ejecución de las obras de refacción
del Sanjon de Cori-Cruz, según los peritos nombrados por
el Cabildo, fue de 4.500 a 6.000 pesos. Este monto era muy elevado
para la época, pues equivalía a la compra de 3 casas
principales en el centro de la ciudad. Con este monto se pensaba
cubrir la construcción de los bancos de la calle Cori-Cruz
y el reforzamiento de los puentes de Belén y Santiago.
El presupuesto,
según lo estipulado, sería cubierto por el sobrante
del fondo de Propios y Arbitrios de la ciudad, según lo mandaban
las Leyes de Indias para estos casos. Dicho fondo era el resultado
de las contribuciones mediante los impuestos: la cuarta parte, por
los vecinos del barrio de Cori-Cruz, las dos cuartas partes por
la ciudad y la cuarta por los indios libres tributarios de las parroquias
con su trabajo. Debido a que el flujo de dinero en efectivo no
fue cubierto, el gobierno local tuvo que recurrir a tomar el
dinero proveniente del Ramo de Mojonazgo, que permitió un
circulante de dinero en efectivo para las obras (que seria devuelto
con el dinero recaudado por Arbitrios). Esta estrategia de financiamiento
y de manejo del flujo de dinero fue efectiva y permitió que
las obras no corrieran el riesgo de paralizarse y continuaran con
lo previsto.
Por iniciativa
del gobierno local se convocó a una subasta pública
(Op.cit fol 25), con la finalidad de que la "empresa privada"
participara de esta intervención en la ciudad. Por ese entonces,
la empresa privada estaba constituida por gremios de maestros, picapedreros,
carpinteros, herreros, etc. Los maestros constructores más
reconocidos de la época fueron nombrados por el Cabildo de
la ciudad para realizar los presupuestos de las obras, los peritajes
durante la construcción y las tasaciones de las propiedades
de los vecinos del barrio. La subasta fue declarada desierta.
7.
El impacto urbano y la sostenibilidad
Al concluir
la intervención en la zona, el impacto en el barrio y en
las parroquias cercanas fue inmediato: se restableció la
estructura urbana de este lado de la ciudad, el circuito peatonal
y vehicular entre el barrio de Cori-Cruz y el resto de la ciudad
también fue reestablecido, la circulación por los
puentes de Santiago, Belén y La Almudena se normalizó.
Los vecinos se vieron favorecidos con las mejoras en el barrio,
las propiedades a los largo de la calle Cori-Cruz aumentaron su
valor.
Los vecinos
y el gobierno local fueron los principales encargados de darle sostenibilidad
a los distintos proyectos, apoyando además las tareas de
mantenimiento del riachuelo que bajaba de la quebrada de Picchu.
8. El impacto ambiental
El impacto ambiental
en la zona, después de concluidas las intervenciones, fue
inmediato. La limpieza de la zona de Cancharani recuperó
y mejoró el medio ambiente de esta zona, conocida como los
muladares de la ciudad.
Aunque las condiciones
sanitarias en este periodo no eran las mejores, las aguas estancadas
en el Sanjon ponían en riesgo de enfermedad a los vecinos.
Se puso en evidencia la necesidad de limpieza y mantenimiento
de los riachuelos de la ciudad en temporada de lluvias, para
una mejor evacuación de las aguas.
9. Conclusiones
A lo largo del
documento hemos puesto en evidencia el uso de las distintas variables
propias de un proceso de Renovación Urbana, y ha quedado
demostrado en el presente trabajo que se trató efectivamente
de este tipo de intervención.
Las estrategias
utilizadas durante el proceso de Renovación Urbana por parte
de los distintos actores de este proceso no fueron las óptimas,
por no tener planificación, pero lograron cumplir el objetivo
principal, que era la recuperación de la calle Cori-Cruz.
El proceso de
intervención en este frente ribereño de la ciudad
permitió el restablecimiento de la circulación de
la zona, evitando el deterioro de las casas de los vecinos (cercanas
al derrumbe).
Esta intervención
demostró la importancia que tiene el trabajo integrado de
la participación vecinal y del gobierno local en los procesos
de Renovación Urbana en la ciudad, en el caso del barrio
de Cori-Cruz esto se evidencia desde el inicio hasta el final.
La gestión
del gobierno local no fue la más eficiente, las decisiones
tomadas por el Cabildo tuvieron que adecuarse a las circunstancias
de cada momento y correr el riesgo de la paralización de
las obras.
La ausencia
de la empresa privada en este proceso provocó que el gobierno
local debiera buscar otras estrategias de financiamiento, y ocasionó
una ausencia en el control de calidad de las obras ejecutadas.
Técnicamente,
la falta de mano de obra especializada provocó una mayor
inversión de tiempo y dinero respecto a lo presupuestado.
La intervención
en la zona de Cancharani, conocida como los muladares de la ciudad,
contribuyó a mejorar las condiciones de salubridad en la
zona.
No esta muy
claro en el documento si el resto de obras, como el empedrado de
la Plazuela de Hospital y la construcción del puente peatonal
entre las calles de Cori-Cruz y Belén, fueron concluidas
durante el proceso de intervención del barrio de Cori-Cruz.
En la actualidad,
el barrio de Cori-Cruz sigue teniendo el espíritu comercial
que desde tiempos coloniales lo caracterizó. Gracias al gobierno
local y la participación vecinal se ha logrado erradicar
gran parte del comercio ambulatorio que se había apoderado
de las principales calles del barrio, así como la inseguridad
ciudadana, pero aun es necesario seguir interviniendo este espacio
de la ciudad.
JEC
La
autora es arquitecta y egresada de la Maestría en Renovación
Urbana de la Universidad Nacional de Ingeniería, Especialidad
de Evaluación de Proyectos Inmobiliarios.
Ver
la página Web de la Municipalidad
del Cusco.
Sobre
procesos contemporáneos de renovación urbana en ciudades
latinoamericanas de mediana escala, ver las notas Ribera
Norte: Concepción llega al río,
de Juan Rodríguez Alvarez, y La
Construcción de Rosario I
y II,
en los números 15, 33 y 34, respectivamente, de
café de las ciudades.
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Limites de la
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