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AÑO 8 - NUMERO 76 - Febrero 2009

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Título Subtítulo Ciudad
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Historia y Política de las ciudades

¿Qué hacer con el Bicentenario?

Oportunidades de una celebración: “la memoria colectiva es políticamente poderosa” I Por Marcelo Corti

“¡Viva México! Recuerdo del Centenario”, litografía celebratoria


Varios países latinoamericanos celebran en estos años los respectivos bicentenarios de sus declaraciones de Independencia o de las gestas a ellas asociadas. Ya lo ha hecho Haití; Ecuador y Bolivia lo hacen este año, México y Venezuela en el 2010 y Venezuela y Paraguay en el 2001. En el caso de la Argentina, se recordará el establecimiento del primer Gobierno Patrio (la Primera Junta), el 25 de mayo de 1810, que precedió en 6 años a la efectiva emancipación.

Como en la vida de las personas, estas ocasiones pueden dar lugar a distintas formas de celebración. Por ejemplo, el mero acto formal y solemne de la recordación, con abundancia de discursos, arengas patrióticas, homenajes y ofrendas florales, en el contexto de una generalizada movilización turística para aprovechar el feriado (el “puente”, como se denomina en algunos países de la región).

En el extremo opuesto, los países pueden interpretar el festejo como ocasión para ritos fundacionales o re-fundacionales. Una sociedad puede proponerse, por ejemplo, resolver algunos de sus problemas más graves (o más modestamente, reducir los indicadores del problema) para el aniversario de ocasión o a partir del mismo. Tengo mis prevenciones contra esta opción: una sociedad no puede esperar a que el calendario determine un número terminado en cero para afrontar sus urgencias y necesidades, ni mucho menos plantearse, con la ficticia voluntad de un cocainómano, solucionar sus aflicciones “de cara al Bicentenario” como quien promete que el lunes empezará su dieta o que después de su cumpleaños irá al dentista.

Una opción más razonable, y también más justa para con los héroes que construyeron nuestras naciones, parece ser la de un doble juego de representación e introspección: puesta en escena por un lado de singularidades festivas, accionando y cohesionando los mecanismos de la memoria colectiva; ocasión por otra parte para las preguntas incómodas y los debates postergados. En todo caso, el Gran Aniversario suele ser explícito en cuanto al estado de ánimo colectivo de una sociedad o, al menos, de su estamento dirigencial y los sectores hegemónicos de su cultura.

 

“Buenos Aires en el año 2010”, Arturo Eusevi, revista PBT N. 287, 25/5/1910


En el caso de la Argentina, la fiesta (los “fastos”) del Centenario en 1910 fue el punto culminante de la autocelebración conservadora en el apogeo del proyecto de modernización llevado a cabo por la Generación del ’80. Cien años después, tras la crisis continental del neoliberalismo, la fragmentación social y la no menos estrepitosa crisis actual (planetaria, en este caso), ¿qué puede esperarse de nuestro Bicentenario? Un libro editado hace ya varios años por Margarita Gutman aporta algunas opiniones significativas al respecto. Se trata de Construir Bicentenarios: Argentina, publicado por la editorial Caras y Caretas en 2005 y auspiciado por el Observatorio Argentina de la New York University (cuyo Observatorio Latinoamérica está organizando numerosas actividades relacionadas con los bicentenarios en la región). Ya en la primera frase de Gutman en su presentación aparece esta cuestión del sentido celebratorio que mencionamos arriba: “Si algo nos permite la posibilidad de un aniversario es elegir. Nos permite elegir si lo tomamos en cuenta o lo dejamos pasar por el almanaque sin mayores complicaciones”.

La producción del texto es colectiva y se estructura en cuatro secciones: “Horizontes del Bicentenario” explora el pasado histórico de la Argentina, “Conmemorar desde otros horizontes” indaga el sentido de la celebración y las fechas patrias en Brasil, México, España y algunos países africanos, “Construir el bicentenario” analiza las posibles formas y, sobre todo, objetivos de la conmemoración, y “El porvenir del bicentenario” indaga sobre ideas y proyectos de futuro posteriores a la celebración.

 

Rally Conurbano en Munro, “intervención política” citada por Saskia Sassen como una de las posibles “estrategias de narración que en vez de consolidar los lazos con el mundo del comercio, por el contrario, nacen de un campo urbano cotidiano” (ver Munro, furor y decadencia, en el número 44 de café de las ciudades)


La entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner presenta el libro con un llamado a retomar los idearios de Moreno y Belgrano y reconstruir la autoestima del pueblo argentino. La breve síntesis que realiza de la historia nacional solo flaquea en su mirada parcializada sobre los primeros años de la recuperación de la democracia (quizás preocupada por identificar la gestión presidencial de la época con el “espíritu fundacional” que reclama a sus conciudadanos). En los artículos siguientes, Gutman evoca las imágenes del futuro que la prensa, la intelectualidad y la dirigencia política sostenían en el Centenario de 1910 (al decir de Olga Paterlini, “un número mágico que sirvió para hacer un repaso de lo actuado y una evaluación del porvenir”), postulando hacia el final la “reinstalación de un derecho al futuro”.

Josep Ramoneda comienza su intervención (y la sección destinada a las conmemoraciones externas) afirmando que “España no ha conseguido tener una fiesta nacional realmente compartida y celebrada por todos”; propone a tal efecto “el tabú de la guerra civil” como base de una nueva identidad. Arjun Appadurai sostiene que “el trabajo de la imaginación no es un privilegio de las elites, intelectuales y autodenominados marxistas, sino que está efectivamente siendo ejercida por las personas pobres” en la búsqueda mundial de posibilidades de migración. Esta hipótesis sería seguramente compartida por Abdou Maliq Simona, quien describe diversos episodios de sacrificio y esperanza del islamismo africano, a uno y otro lado del Mediterráneo.

Diego Golombek analiza el desarrollo y, sobre todo, los problemas de la enseñanza de la ciencia en la Argentina. Su propuesta pedagógica rescata el método científico cómo fomento de una visión novedosa del país y sus problemas: “aprender a formular preguntas y a diseñar planes y estrategias para intentar posibles respuestas”. Adriana Clemente señala el retorno de las políticas sociales a la órbita de la sociedad civil, como en la época del primer Centenario, a partir del abandono de las políticas universales y asumidas por el Estado; si en el modelo conservador se trataba de beneficencia y filantropía, en el modelo focalizado y segmentado la responsabilidad se traslada a las familias y a las organizaciones sociales.

Daniel Sabsay reivindica la transformación de la democracia en participativa como un aspecto inherente al deseo de una “gobernabilidad para la sustentabilidad”, sin que esto signifique el abandono de las modalidades representativas sino la necesidad de enriquecerlas con la incorporación de diversas formas de participación ciudadana en la toma de decisiones.

El lado oscuro del primer Centenario estructura la argumentación de José Pablo Feinmann, quien termina proponiendo un estimulante Manifiesto para 2010: un Bicentenario “sin hambrientos, sin excluidos, sin marginados; un país con trabajo, producción, consumo, mercado interno y proyección latinoamericana”, “sin una bestia represora como Ramón L. Falcón que justifique la bomba de Simón Radowizky”. Para David Kullock, “lo mejor que nos podría pasar es usar el formato, el pretexto, la oportunidad formal que nos brinda el bicentenario para retomar un camino, no de éxitos garantizados, pero si de objetivos consensuados, de metas acordadas, de resultados anhelados”.

Red de foros públicos y obras generadoras (William R. Morrish)


William Morrish plantea por su parte una interesante propuesta de integración territorial, innovación y sensibilidad ambiental: construir el escenario del 2010 sobre la base de una red nacional de obras generadoras, “polos que revelen las líneas de intersección de servicios públicos, sistemas ecológicos y patrones culturales que conectan a ciudades asociadas y forman la infraestructura de su bio-región y la personalidad pública de sus ciudades”; Morrish pone como ejemplo la captación de energía eólica que realiza la ciudad patagónica de Pico Truncado junto con su vecina Koluel Naike, y su complemento artístico, el parque de esculturas Ciudad Sonora. Desentona en su artículo la forzada metáfora de los bailarines de tango aplicada a las ciudades (y también la inclusión del Area Forum 2004 de Barcelona entre los ejemplos de obras generadoras…). Más sólida resulta la argumentación de Michael Cohen, que reclama “romper con la visión dicotómica del territorio nacional y preguntar cómo la productividad de la pampa y otras áreas rurales del país dependen la una de la otra, y cómo estas diferentes formas de productividad pueden ser aceleradas y sostenidas”. Esta línea de análisis lleva a Cohen a reformular una vieja pregunta acerca del financiamiento fiscal de Buenos Aires (“¿los ingresos fiscales por sus actividades subsidian al resto del país o su relativamente alto nivel de vida es subsidiado por los impuestos a la producción rural?”), recomendar la corrección de la concentración económica originada en la economía global a través de la atención hacia los mercados internos y, especialmente, alertar que “la población está subutilizada” y no ha tenido en décadas el apoyo gubernamental necesario para desarrollar las “pericias, por ejemplo, en ciencia y tecnología, para incrementar la riqueza dentro del nuevo mercado mundial globalizado”. Oscar Tangelson sostiene al respecto que “se pretende fundamentar en los problemas inmediatos la falta de elaboración de proyectos cuando, por el contrario, es la falta de un Proyecto lo que nos hace esclavos de las urgencias”.

Dos textos se destacan claramente, a mi entender, en un conjunto de buen nivel: “Relatos históricos, pedagogías cívicas e identidad nacional”, del historiador Fernando J. Devoto, y “El bicentenario como festival”, del politólogo José Nun. Devoto recorre los vaivenes de la historiografía entre el período inmediatamente posterior a Caseros y el revisionismo de las primeras décadas del siglo XX, reproduciendo la coetánea tendencia latinoamericana a “construir relatos históricos que fundaran una tradición”. Este recorrido se inicia con Bartolomé Mitre, responsable de una imagen del pasado en la que “los argentinos quisieron reconocerse durante casi un siglo”, imagen surgida del intento de justificar en un pasado común “la necesidad histórica de reconstrucción unitaria del nuevo país”. La “excepcionalidad argentina”, la herencia europea y la tradición republicana americana que Mitre postula en su relato resulta la más adecuada a las necesidades de identificación de las clases medias urbanas. Aunque Devoto ubica en 1943 el punto de crisis de este relato (cuestionado o reivindicado por el positivismo, los nacionalismos, la difusión escolar y en general todo el aparato historiográfico, pero siempre hegemónico), considera que los “restos del edificio” perdurarían por mucho tiempo en las “ilusiones compartidas acerca de la especificidad argentina y su destino”.

Nun retoma la idea de Durkheim sobre el festival, concebido como un gran momento de entusiasmo colectivo, de efervescencia social (de manera similar, Pablo Capanna propone “enfrentar este nuevo centenario como un rito de pasaje, para comenzar a reconstruir la esperanza y delinear proyectos que nos incluyan a todos, asumiendo el pasado para superarlo”). Tras discurrir sobre la magnitud de la catástrofe socioeconómica argentina partir del último cuarto del siglo XX (que redujo la Argentina a un país para la mitad de la población que realmente alberga, “efecto de devastación comparable a un conflicto bélico”) inscribe a la democracia representativa en un elemento necesario pero no suficiente del “buen gobierno”, que requiere además “el respeto a las libertades individuales, una absoluta protección de los derechos humanos, el progreso económico, la justicia social y la existencia de instituciones estables”. Comparando las opciones llevadas a cabo por dos países de similares características a fines del siglo XIX, Nun explica la noción de Proyecto Nacional, que en el caso de Canadá se basó en la protección arancelaria a la industria, la estructuración del ferrocarril en el sentido integrador este - oeste y la facilidad de los inmigrantes para acceder a la tierra controlada por el Estado, y en la Argentina, en el ambiguo “Paz y Administración” de Julio A. Roca. Nun basa la posibilidad de un verdadero proyecto nacional para el siglo XXI en las ideas fuerza de la autonomía (“el mayor grado posible de autodeterminación conseguible en cada coyuntura”), unidad territorial, económica y social (que diferencia de la mera homogeneidad) e identidad cultural. En este razonamiento, la idea de un festival del Bicentenario se centra en crear conciencia en la ciudadanía acerca de “un horizonte común que le de un sentido unificador a las obras y metas que debemos emprender de inmediato”. Porque como sostiene David Harvey, “la memoria colectiva en y sobre la ciudad tiene una cualidad escurridiza, evanescente, fragmentada y elusiva. Pero a pesar de ello, es políticamente poderosa”.

MC

 

Construir Bicentenarios: Argentina, Margarita Gutman (Editora), Observatorio Argentina, New York University, Editorial Caras y Caretas, 2005, con artículos de Arjun Appadurai, Dora Barrancos, Pablo Capanna, Adriana Clemente, Michael Cohen, Juan Corradi, Alberto Croce, Fernando Devoto, Roberto Doberti, Bernardo Dujovne, José Pablo Feinmann, Cristina Fernández de Kirchner, Enrique Florescano, Leonardo Franco, Diego Golombek, Margarita Gutman, David Harvey, Alejandro Kawabata, David Kullock, Edith Litwin, Lelio Mármora, William Morrrish, José Nun, Olga Paterlini, Margarita Pierini, Josep Ramoneda, Daniel Sabsay, María Seoane, Saskia Sassen, Abdou Maliq Simone, Oscar Tangelson y Jorge Wilheim. 372 páginas de 28 x 20 cm. ISBN: 987-22557-0-9

Ver información, agenda y vínculos sobre las actividades preparatorias bicentenarias en la Argentina y América Latina en el Programa Bicentenarios de la FADU UBA y en el Observatorio Latinoamérica (OLA) de la New York University. 

Sobre Margarita Gutman, ver también en café de las ciudades:

Número 61 I Historia y Planes de las ciudades
Buenos Aires 1536-2006 I La Historia urbana del Area Metropolitana, por Margarita Gutman y Jorge Enrique Hardoy I Marcelo Corti

 

Como resultado de la Convocatoria Internacional de Ensayos y Presentaciones Visuales Digitales “Construir Bicentenarios Latinaomericanos en la Era de la Globalización”, organizada en 2008 desde el OLA/NewSchool, la FADU/UBA y la Universidad Central de Chile, se recibieron 75 trabajos de 16 países. El pasado 2 de diciembre, en la Universidad Central de Chile, fueron otorgados por un jurado internacional los 5 premios y 7 menciones; los 5 autores premiados están invitados a  presentar sus trabajos en la Conferencia Internacional sobre los Bicentenarios Latinoamericanos que se realizará el 26 y 27 de febrero en el OLA, en Nueva York. Con este material y otros capítulos que están en marcha se publicará el segundo tomo de la serie, “Construir Bicentenarios Latinoamericanos”, en noviembre de 2009.

Sobre el tema, ver también en café de las ciudades:

Número 55 I Planes de las ciudades
Andar con pensamiento I Ciudad y urbe en tiempos del Bicentenario I Mario Sabugo

 

Número 3 I Proyectos
Portal Bicentenario: Santiago y la Reforma Urbana I Recuperación de un antiguo aeropuerto y políticas de integración territorial en la capital chilena. La reforma urbana chilena según su Secretario Ejecutivo, Mario Tala I Marcelo Corti

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Arquitectura de las ciudades
“Estamos invadidos por la anarquía urbana y el tiempo está contra nosotros”
El legado del maestro Tomás José Sanabria I Entrevista: Jorge Mario Jáuregui

Desde muy temprano me llamó la atención la simplicidad de nuestra arquitectura “criolla” y me agrado el hecho de que, por falta de recursos, los materiales que se usaban eran elegidos conforme a las circunstancias. Casi todos los poblados y caseríos eran blancos encalados, los techos de madera con aleros de protección y cubiertas de tejas (a diferencia de la  arquitectura de México, Brasil o Perú, con sus culturas ricas en tradición y materiales) y, dependiendo de los recursos, se apropiaban de elementos inspirados en la arquitectura española, simples ornatos que podían contribuir a tornarlas en magníficas composiciones. En aquella época ahorraba dinero para visitar poblados y hacer croquis de paisajes urbanos que me llamaban la atención: un gran árbol y su relación con las construcciones vecinas, las pequeñas iglesias y sus espacios públicos.

 
Una historia sobre la transformación de la habitación popular en Buenos Aires (I)
El debate sobre los conventillos I Por Ana Cravino

A comienzos del siglo XX se abre una brecha en la inacción oficial y el Estado comienza a ocuparse del problema de la vivienda obrera con un enfoque netamente “higienista”, que respondía al positivismo dominante en las esferas de poder. Tanto en su versión clásica (sustentada en las teorías miasmáticas) como en la posterior a Pasteur (apoyada en la tesis microbiana del contagio a través un germen patógeno), el higienismo se define como una práctica racional y científica que impone un intervención sobre la sociedad. De este modo, la salud es entendida como el producto de las condiciones del medio social y físico en el que desarrollan la vida las personas. Paulatinamente, el higienismo pasará al ámbito privado, tomando como una de sus mayores preocupaciones al Conventillo, foco elegido para simbolizar todos los males que encerraba la sociedad.

 
Nueva institucionalidad metropolitana de las políticas para el hábitat
Construyendo ciudad o “La Estrategia del Caracol” I Por Artemio Pedro Abba

La menor incidencia del Estado en el sector y falta de crédito derivan en el incremento de la franja de población en situación de riesgo habitacional. En el caso de las grandes ciudades, la fuerte centralidad que implica la accesibilidad a la mayor diversidad ocupacional, como también al mayor volumen y diversidad de beneficios sociales otorgados por el Estado, genera una sobre-demanda de espacios residenciales  conformada por población bajo la línea de pobreza e indigencia, expulsada por asentamientos con baja capacidad de retención. El continuo flujo de nuevos habitantes, que en general se incorporan al mercado de trabajo informal con un débil límite con los casos de trata de personas (talleres clandestinos, distintas formas de prostitución, etc.), se instala  como puede en el exiguo suelo y espacio construido existente en la ciudad.

 
Las incógnitas de La Habana
Cultura ciudadana y valores éticos en la transformación de la ciudad I Por Roberto Segre y Mario Coyula

Su inmovilidad física a lo largo de medio siglo ha agravado el deterioro del fondo construido y ha potenciado el hacinamiento en las áreas centrales, pero le ahorró los estragos de las intervenciones mercantiles y especulativas promovidas por el capitalismo neoliberal, cuyos efectos deletéreos están presentes en ciudades como San Juan de Puerto Rico o Santo Domingo. Los problemas urbanísticos acumulados en el último medio siglo son múltiples, tras un largo período de abandono de la ciudad debido a la idea equivocada de que ella simbolizaba y representaba la imagen negativa, que se deseaba sustituir, de ciudad parásita en el sistema capitalista. Lo que fue identificado en algunos textos recientes como el “síndrome de lo nuevo” hizo que fueran priorizadas las obras que se requerían en las áreas rurales (cerca de 600 nuevos poblados), o construcciones aisladas en las áreas suburbanas.

 
La literatura refleja las concepciones ideológicas sobre la naturaleza americana
Sarmiento, Verne y Gallegos instrucciones sobre cómo volverse civilizados I Por Antonio Elio Brailovsky

El conjunto de los seres vivientes tendrán que ser dominados por quien ocupa la escala superior en la evolución: el inglés victoriano. El auge de los libros de viajes (reales o de ficción) tiene mucho que ver con  este momento histórico: se trata de libros didácticos, que procuran demostrar con innumerables ejemplos, la inferioridad de los seres humanos que habitan la periferia y su incapacidad para gestionar los recursos naturales que poseen. El mensaje ideológico que subyace es la necesidad de poner al servicio de la Humanidad, es decir, de la industria europea, esos recursos naturales que los salvajes de la periferia desaprovechan. Las clases cultas de los países del Sur son ávidos consumidores de este tipo de literatura, donde encuentran un compendio de instrucciones sobre cómo volverse civilizados.

Una mirada arrabalera a Buenos Aires I Columna a cargo de Mario L. Tercco.

En este número: Terquedad de la Emergencia

 

Ricot y un inquietante aviso de la Universidad de Belgrano (¿somos de este mundo?), Brailovsky y los límites del horror..

 

Encuesta del Lincoln Institute sobre informalidad latinoamericana - Madrid Abierto: Urban Buddy Écheme - Convocatoria de la Revista Transporte y Territorio - Simposio sobre Vigilancia, en Curitiba - Bienal de Arquitectura de Paisaje, en México - Los tiempos de un lugar, en Huesca - Curso de Planificación y Gestión Urbano-Territorial en Municipios 2009 - Campus Sociales - Cursos de la Universidad Javierana - Maestría en Diseño de Procesos Innovativos, en Córdoba - Nuevo Doctorado en Arquitectura y Urbanismo, en Concepción - BEYOND MEDIA – VISIONS, en Florencia - Edificios públicos y su valor ejemplificador de mejores prácticas ambientales - Gaza: la solución no es por la vía militar.

 

 

 

> ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES

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Diseño:
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Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco

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