Los
lectores/as enviaron estos mensajes a cartas@cafedelasciudades.com.ar
(los
mensajes para la columna de Mario L. Tercco se envían
desde Terquedades)
¡Cada
vez mejor! Sinceras felicitaciones.
Jorge
Aslan, Buenos Aires
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café
de las ciudades es la
mejor revista que he visto sobre urbanismo, es un verdadero
deleite leerla. Las notas son súper objetivas, estoy muy
contento de haberla encontrado. Muchas gracias, ¡y adelante!
Leandro
Cerno, Buenos Aires
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Un
retroceso ¿muchas preguntas?
Como
Movimiento, vivimos las elecciones en Santa Fe de manera
dual. Por un lado, la satisfacción de haber podido superar
el pobre debate electoral con una transmisión especial
en conjunto con un medio público, los periodistas que
le dan vida y docentes de la Universidad Nacional de Rosario:
“2001(…) 2011: cuando teníamos las respuestas nos cambiaron
las preguntas”. Un debate de 7 horas., más allá y más
acá de las elecciones. Y, claro está, no fuimos ajenos,
sino todo lo contrario, a lo sucedido en torno a resultados,
votos, números y operativos clamor. Valoraciones sobran,
y no vamos a formar parte de las lecturas psicológicas
del voto. Preferimos ir un paso atrás. Un paso firme,
atrás. Y focalizarnos en quienes son el origen y el centro
del problema.
Porque
no podemos dejar de pensar que, a 10 años del 2001, con
lo que eso significa, estuvimos a 2 puntos de uno de los
retrocesos políticos más profundos de la década.
De
darle el aparato de estado a la peor de las ideologías,
las más traicionera. La de quien se sirve de la buena
fe para consumar un fraude. Muchas personalidades públicas
con las que la población se siente agradecida, han montado
este tipo de estafa, cobrando tributo del cariño personal
en el ámbito político. Detrás de ellos, al costado y arriba,
las peores corporaciones, nombres, lógicas políticas.
Esta es la reflexión final, la que más nos importa.
Sin
embargo, en nuestra visión, no va a ser Miguel Del Sel
el fusible para desviar la atención del verdadero problema
que tiene que ver, sin dudas, con La Política. Y Del Sel
es, justamente, lo contrario.
Pero
eso no es todo.
Hay
tres aspectos que no queremos dejar pasar, más que nada
porque dentro de algunos meses, cuando se produzca la
asunción definitiva de Bonfatti, nos vamos a haber olvidado
de esto que no es sólo un traspié electoral.
1:
Los
partidos tradicionales, y más aun los que forman parte
de los distintos frentes o coaliciones que dieron vida
a esta campaña electoral en 2011, no pueden mirar hacia
otro lado.
-Antonio
Bonfatti habló de “voto castigo” y fue reproducido por
quienes piensan pensar por nosotros;
-Otro
referente del socialismo como es Juan Carlos Zabalza dijo
que Del Sel es “una estrella fugaz en el firmamento de
la política”.
-Para
cerrar el círculo, Hermes Binner reforzó diciendo que
“el 78% de los santafesinos votaron contra el poder central
que nos ha discriminado y que es el responsable de un
modelo agotado y que no da respuesta a la mayoría de las
posibilidades y necesidades nacionales”, culminando en
una carta abierta con la referencia al batacazo de la
jornada: “Miguel del Sel, alguien externo a la política,
apoyado por Mauricio Macri obtuvo una alta votación del
35%, es una señal que todos los políticos debemos analizar,
comprender y respetar”.
El
cambio de tono de un día para otro expresa que el socialismo
potenció al PRO porque era un disipador de votos peronistas
para alejar a Rossi… pero la estrategia se fue de las
manos. La diferencia fue excesivamente menor, más de lo
que se puede tolerar. Y nadie se hizo cargo de ello.
-Los
enojos de Agustín Rossi con Del Sel no alcanzaron para
mostrar algo más que el obvio fastidio. No alcanzaron
porque hacía falta algo más. Para meterse con el modo
de construcción de la candidatura del Midachi había que
hablar, sí o sí, de Reutemann. Y ese fue el límite. Aun
con la derrota asegurada. No se puede hablar de Reutemann
porque, para alguien, sea quien sea, pronto puede ser
otra vez un elector aliado en las nacionales. Todos se
aprovechan de ese péndulo nefasto llamado Carlos Reutemann.
Mientras
se daban peleas poco atractivas en los palcos santafesinos,
ni el PRO ni Miguel Del Sel recibieron ningún tipo de
crítica aguda que lo desestabilizara. Sus principales
rivales tenían, entre otras cosas, la responsabilidad
de decir algo más de lo que decía Del Sel. Pero le fueron
funcionales, por conveniencia propia. No sorprende.
Esos
son los límites de la política tradicional de la que tanto
hablamos. Los limites del electoralismo. Y los limites
que la concepción de que, para existir, un partido debe
formar parte del estado. Lo contrario, significa la desaparición.
No hay vida partidaria fuera de las elecciones. Por ende,
sacar los pies del plato en una campaña electoral pareciera
no ser redituable, aunque los resultados dicen lo contrario.
El triunfo de Pedro González en villa gobernador Gálvez
no es una sorpresa pero sí, hay que decirlo, también implica
un retroceso, a pesar de que en el contexto no parezca un
cimbronazo mayor a la performance del PRO.
Los
partidos son responsables de esto, por no querer/poder/saber
construir instrumentos que, además de los berretines electorales,
también incidan en la cultura política de la población.
Es inconcebible la funcionalidad partidaria hacia los
discursos mediáticos de la “no agresión”, que termina
por complacer y potenciar a lo peor de la política. El
debate y su cobertura fueron la frutilla del postre en
ese sentido.
Haya
o no haya habido voto castigo a cualquiera de los oficialismos,
da lo mismo, y no es el problema principal, sino parte
de las estrategias discursivas para sobrellevar la situación
inédita de la provincia de Santa Fe.
De
más está decir que independientemente de las debilidades
que el sistema de boleta única pueda tener, mirando los
resultados deberíamos agradecer su existencia. Con una
lista sábana, el Pro habría minado todo espacio existente
en la política santafesina. La derrota habría sido doblemente
imperdonable. Un agujero negro difícil de tapar.
2:
Hace
apenas algunas semanas, previo a las últimas elecciones en la provincia
de Santa Fe, el Movimiento Giros editó su primer publicación,
llamada E-2015, la puesta en el papel de lo que aprendimos
en la construcción cotidiana de una alternativa política.
En
uno de los capítulos, el último, nos referimos a lo que
serían (hoy más que nunca, “lo que serían”) las elecciones,
y decíamos:
No
hay mucho más que dos opciones. El Frente para la Victoria
o el Partido Socialista representan un no retroceder,
con sus matices y grandes diferencias. Depende de usted
cual le gusta más. Tampoco le vamos a decir qué hacer.
Sólo queremos con esto dar un marco de referencia. Con
experiencias concretas de la política del día a día en
los territorios. Usted sabrá en quien confiar, si confía
en alguno. Y si va a votar. Nosotros creemos que mejor
que sigan estos y que no vuelvan los otros. Que no vuelvan
los Duhalde, los De la Rúa a la nación. Que no vuelvan
los Reutemann a la provincia. Eso sería retroceder. ¿Se
entiende? Por ende, si va a votar, hágalo más o menos
por alguna de las opciones que representan un no retroceder.
A
nivel provincial lo pueden representar tanto Agustín Rossi
(aun con las condiciones dudosas del peronismo en Santa
Fe), como el candidato de socialismo Antonio Bonfatti
(aun con un gobierno que no ha llevado adelante cambios
profundos)
Lo
decíamos porque sabíamos que, más allá de los kilómetros
de diferencia que nos separan de estas construcciones,
detrás había algo mucho peor. Hoy, representado por un
alto porcentaje de votos. Y no es voto útil. Es no retroceder,
que no es lo mismo.
Plantear
un NO-RETROCESO nos duele. Duele llamar a votar por dos
expresiones que tampoco alcanzan para transformar realmente
la realidad. Pero son las que hay, hasta que no se construya
una herramienta realmente genuina. La que no supimos ni
pudimos construir quienes pensábamos en un cambio radical
de las formas de ver y hacer política.
El
status quo suele ser lo que tienen en común los diferentes
gobiernos, por mas diferentes que parezcan. Pero sí hay
algo de esa cosa llamada estado que se modifica o que
esos que se llaman gobernantes pueden administrar con
algún grado de autonomía, eso sólo, por más pequeño que
sea, vale la pena defenderlo.
3:
Como
último punto, el resultado electoral nos dice, como nos
lo dijeron TODOS los resultados electorales desde la vuelta
de la democracia, que el voto como espacio de esperanza
individual llego a su límite. Se entienden las razones
para pensar que una forma de participación política para
quienes no forman parte de un colectivo determinado sea
el voto. Por eso
los dos puntos anteriores.
Pero
no podemos cerrar esta reflexión sin hacer un sinceramiento
en relación a la potencia que ese voto tiene en la realidad
efectiva. No podemos dejar de decir, como lo hicimos en
la transmisión especial en radio universidad de rosario:
“la democracia es un verbo, un hacer cotidiano, que no
puede reducirse a la participación electoral. El 2001
fue muchas cosas y entre otras una rebelión popular. Rebelión
porque la rabia salía a las calles de a montones y por
todos lados; y popular porque lo hacía de diversos sectores.
Pero de esa diversidad, de esa rebeldía múltiple no se
logró construir un instrumento político que pudiera sintetizarlas.
Hacerlas confluir en una alternativa real de poder”.
Ese
“no retroceder” no es voto útil, justamente porque para
no retroceder la participación debe dejar de ser lo que
es. Si no se acompaña a la política con iniciativas y
hechos políticos concretos y contundentes para seguir
avanzando, la propia dinámica de esta democracia hunde
las voluntades más honestas en un triste menú de opciones
donde uno de los más votados es quien peor la entiende.
Patético
es también el papel de esa entelequia llamada izquierda,
con sus clásicos “silencios” pre y post electoral. Los
que hablan por el pueblo ante cada hecho intrascendente
ni siquiera pueden abrir un interrogante que trastoque
el sentido común sin refugiarse en su propio espejo. La
pedagogía, ese valor tan mentado y necesario para construir
otra visión del mundo, ha quedado en las antípodas de
la construcción política de quienes se arrogan la potestad
de la representación del campo popular.
Viendo
los titulares del día después, ningún ciudadano puede
dejar de sentirse manoseado por las teorías del voto útil,
voto castigo anti K, voto castigo a Binner, voto Reutemista,
voto clase media con intereses difusos, o lo que se le
ocurra a los gurúes de pocas luces que miran todo desde
arriba.
Y,
vale decir, que aun con esta debilidad, no pensamos que
las construcciones políticas fueran tan, pero tan endebles.
Tener un cargo ejecutivo o un proyecto legislativo se
convirtió en una gran tómbola construida por quienes forman
parte de ella hace años.
A
ellos, más que a nadie, le decimos que todo lo que se
construye desde arriba, se tumba desde arriba, por mas
sustento real que se le quiera agregar. Lo que se construye
sólo para una elección, puede destruirse con la elección
siguiente.
Así
de sencillo. Así de trágico. A pesar de las poses cancheras
que abundan luego del susto del domingo.
Nuevos
interrogantes se abren, y no parecen ser fáciles de resolver
porque conllevan referirse a lo más profundo de las entrañas
de la construcción política y las condiciones que la posibilitan
Nos
preguntamos, sin tener respuestas posibles: ¿Santa Fe
no mostró que la sociedad parece estar muy por detrás
de los gobiernos? ¿No parecen rotos los puentes entre
los gobiernos y las personas? Ni el socialismo ni mucho
menos el kirchnerismo, pudieron hacer gala de sus gestiones
al punto de echar por tierra la nada misma que representa
el PRO. ¿No será que, para votar, ya no alcanza con las
respuestas básicas como ser salud, educación, vivienda?
¿No parece que la construcción de una lectura política
y las condiciones sociales que la posibilitan están por
debajo del lenguaje y la realidad de la política tradicional,
que de por si está perimida? ¿No parece que esa burbuja
de politización masiva que tanto se gritó fue sólo eso,
una burbuja que hoy estalla y muestra que a mucho más
que un 35% de la provincia no le interesa en absoluto
la política?
Se
pueden mostrar obras públicas, ser honesto, razonable,
tibio o transformador, y de más, sin mover un pelo a la
voluntad heterogénea del voto. ¿Cuánto más había que mostrar
de parte de Rossi o Bonfatti? A quienes, a diferencia
de Del Sel, no se les puede discutir que les sobra espalda
en obras y materialización de esas cuestiones que a la
sociedad parecen preocuparle tanto.
Aun
sin saberlo, pero convencidos de que el camino no es el
trazado hasta aquí…
No
es lo que somos….sino adónde vamos
Movimiento
Giros, Rosario
PD:
Terminamos de escribir este texto, mientras en un programa
político (en EL programa político) está presente Miguel
Del Sel junto a sus compañeros de MIDACHI, que entraron
de sorpresa rodando sobre la escenografía estilo FOX NEWS
que no está preparada para este tipo de imágenes. Pero
rápidamente la charla versa sobre los humoristas y la
política, articulados por anécdotas y metáforas futbolísticas
que son el mejor cierre (por ahora) que puede tener este
momento de la política.
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Agradecemos
los mensajes y el aliento de Nidia Acero, Martha Lazarte,
Eugenia Miranda, Natalio Tuzman y a todos los suscriptos
en el mes de julio.
Con
especial agradecimiento a Dina Cerrutti