Los
lectores/as enviaron estos mensajes a cartas@cafedelasciudades.com.ar
(los
mensajes para la columna de Mario L. Tercco se envían
desde Terquedades)

Aquí
dejo una reflexión sobre Buenos Aires, los Juegos Olímpicos
Juveniles 2018 y el "derecho" a ser expulsado
de la ciudad:
El
sentido común ve a este tipo de grandes eventos
como una increíble oportunidad para impulsar el turismo
y los gobiernos gastan fortunas en mejorar la infraestructura,
especialmente el transporte, en la construcción de nuevos
hoteles, estadios y renovación del espacio público. El
impacto inicial puede parecer beneficioso. Pero cuando
pasa la euforia, estas ciudades deben atender una multitud
de problemas, desde estadios vacíos hasta la deuda contraída.
En el caso de Buenos Aires. con los juegos olímpicos juveniles,
la deuda social en materia de infraestructura educativa,
salud, vivienda, control de inundaciones es evidente.
Esto es a raíz de la no ejecución de las partidas presupuestarias
destinadas, profundizando el rol del mercado como organizador
de la ciudad, revalorizando zonas degradadas de la ciudad
y buscando crear un “efecto derrame”. Para esto el Estado
destina grandes sumas del presupuesto en infraestructura
con ese fin. Una de las preguntas que podemos hacernos
es ¿Qué es lo que se “derrama” cuando llegan las inversiones
privadas? ¿Quien se beneficia y quien se perjudica con
esto? (continuar leyendo en el blog Constructores
de la Revolución).
Andrés
Arnone, Buenos Aires
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Consideramos
oportuno tomar posición ante los titubeos que genera el
destino final del predio hoy ocupado por el Batallón 601
de Comunicaciones. Y lo haremos aportando argumentos inferidos
de un análisis de las características especificas del
lugar. Para ello enfocaremos lo que consideramos su área
mínima de influencia urbana real: todo el sector al Nor-Oeste
del casco histórico de La Plata, desde la calle 32 hasta
el Parque Pereyra, entre el desnivel que delimita los
bañados y las vías del ex-Ferrocarril Provincial. Hoy,
con un alto grado de ocupación urbana que se fue desarrollando
lentamente, de un modo espontáneo desde la propia fundación,
sin previsión alguna frente a los crecimientos, en su
estructuración, en su trama circulatoria y muy especialmente
en el tamaño, la concepción y la funcionalidad del diseño
de sus espacios públicos.
Su
configuración espacial es la propia de los objetivos originales
de su remoto nacimiento: permitir una vida distendida
sin sobresaltos ni interferencias, disponiendo de un medio
casi rural con predominancia del césped, de los árboles
y de mucho espacio libre; complementario de otras intensidades
urbanas propias de la ciudad próxima. Entonces los espacios
público son sólo calles pensadas para los autos y cuando
se camina es por la calzada. El proceso continuo de aumento
poblacional, que constituye una sólida tendencia actual,
fue transformando el modo de vida original y hoy resulta
tentador imaginar el ejercicio –en el propio lugar– de
una urbanidad más completa que evite los engorrosos traslados.
Aún
sobrevive alguna sensación de holgura, la ilusión de disponer
de todo el espacio y sus árboles. Pero de la mano de la
propiedad horizontal la densificación acecha, a costa
de la transparencia de los cercos y de muchos de sus árboles.
El sector, excepto pequeños enclaves como unas cuadras
de la calle Cantilo, algo de la plaza de Villa Elisa y
del tramo de la calle Arana que conforma una avenida,
los encuentros sociales se ejercen en los ámbitos privados
cercados. Carece de la posibilidad espacial de una significativa
vida urbana abierta.
Los
asentamientos humanos, desde una ciudad como Tokio hasta
una solitaria vivienda rural, empiezan por resolver su
accesibilidad y su movilidad en conexión con el resto
del mundo. Y a partir de este cumplimiento básico, ya
quedó constituido el espacio público. E inmediatamente
empieza a contener todas las funciones diversas que la
vida llegue a pro-poner, aún las más fugaces. El valor
y las riquezas de la vida urbana dependen de un equilibrio
sutilmente difícil de esos usos, de su holgura y de la
sabia aplicación del universo de recursos propios del
diseño.
Los
ejemplos están al alcance de la mano, La Plata dejó invadir
su espacio público – asombrosamente amplio (más del 47
% sin considerar el Bosque) –por los automóviles, volviéndolo
inhabitable para un niño. El proceso de aumento constante
y sostenido de la población determina el incremento de
la construcción y la disminución del tamaño de los lotes.
El medio ya es urbano y los autos ocupan y empiezan a
dominar las calles.
Nos
preocupa –a partir de la observación de las tendencias
ineludibles de crecimiento y del deber de actuar previsoramente–
el destino final del predio en cuestión. Resulta prioritario
dotar de espacios de ocio, distensión y encuentros de
escala mayor, para alivio de los habitantes de vecindad
inmediata, pero también para el total de la región. Cubriendo
una evidente necesidad, expresada en el actual uso espontáneo
y masivo de todos los espacios abiertos disponibles, aún
de los que tienen otros destinos. No sólo con la idea
de ampliación de los ya existentes, sino enfatizando especialmente
su rol de parque público abierto, con un programa de usos
excluyentemente específicos. Su uso actual –ajeno y cerrado–
lo conforma como una barrera urbana que aísla los asentamientos
circundantes y pretendemos transformarlo en un ámbito
de integración regional.
La
necesidad de provisión de terrenos cuando el estado construye
viviendas debe constituir una preocupación permanente
y sistemática de los municipios, que evite las sorpresas
ur-gentes y que permita sopesar las decisiones como verdaderos
actos de integración social. En el caso que nos ocupa,
y a la luz de las inundaciones del día dos de abril, resulta
además sensiblemente insensato insistir en construir en
la planicie de inundación de los arroyos.
La
observación de nuestra desaprensiva historia de los tratamientos
urbanos nos impulsa a ser precavidos. Los problemas urgentes
y los intereses circunstanciales han habilitado habitualmente
decisiones que ignoraron los intereses estructurales de
largo plazo. Los espacios abiertos corren el riesgo de
interpretarse como terrenos baldíos. Basta como ejemplo
ver el estado actual del “Bosque” de La Plata.
Una
decisión de este tipo debe asegurar su futuro con las
normas adecuadas. Lo que se construya deberá ser pequeño
y sólo lo que mejore su función recreativa. Y especialmente
cuidado por la firme conciencia de la comunidad, como
la reacción observada en la defensa de la “República de
los niños” o de la irresponsable traza propuesta para
vincular las autopistas.
Un
predio de 105 has. abierto al uso libre e informal para
toda la gente puede mejorar enormemente nuestra calidad
urbana. Cabe la comparación con la osadía de haber asignado
y preservado durante tanto tiempo, 360 has. libres en
el lugar más urbanizado y más caro del planeta, para constituir
hoy el admirable “Central Park” de la ciudad de Nueva
York.
Todas
las consideraciones aquí expresadas tienen como objetivo
el análisis particularizado del destino del predio del
Batallón, en respuesta a los términos apresurados en que
ha sido tratado. Esta especie de disección en el tratamiento
del organismo urbano es parte de un empobrecimiento progresivo
de las actuaciones oficiales, que ignoran el valor del
su comportamiento integral. La calidad de vida se resuelve
necesariamente en la actuación simultánea de todos sus
aspectos incidentes. La elaboración de un plan completo,
con previsiones del futuro de largo alcance, es la verdadera
deuda pendiente.
Instituto
de “Arquitectura, Urbanismo y Ambiente”, CAPBA D1, La
Plata
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La
Red Nacional de Acción Ecologista de la Argentina (RENACE)
rechaza y repudia la represión desatada en la Legislatura
neuquina ante la aprobación del convenio con Chevrón que
permite la explotación de no convencionales en Vaca Muerta
a través de la fractura hidráulica. La Renace se solidariza
con todas las víctimas de la represión y con las comunidades
afectadas por el modelo extractivista, contaminante y
saqueador. Decimos que este modelo, si tiene que instalarse
a través de la represión y la violencia, carece de legitimidad.
Estamos
presenciando la promoción de un estilo de vida con patrones
que no se pueden sostener sin sacrificar al planeta y
a las comunidades que viven en él. Estamos presenciando
la entrega del territorio para el abuso del capital y
no para la vida de los pueblos.
Ante
este escenario inaceptable, seguiremos movilizados defendiendo
la Vida. Porque se olvidaron de una cosa: nosotros
también estamos representando en cada acción, en cada
campaña, en cada marcha, a las generaciones venideras,
que son muchas.
Red
Nacional de Acción Ecologista, Argentina
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Los
felicito por la revista porque realmente no tiene desperdicio…
Denise
Zeigner, Caballito
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Agradecemos
los mensajes y el aliento de Jorge Caparelli, Fernando
Ferraro y a todos los suscriptos en el mes de agosto.
Con
especial agradecimiento a Lucia y Juan Mascaró