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(los mensajes
para la columna de Mario L. Tercco se envían desde Terquedades)
Declaración
por los 50 años de la FAU-UNLP y el acto de reconocimiento
como graduado ilustre.
Lamento
no estar, salvo en la voz de mi hija Celina, para agradecer
personalmente esta distinción. Pero debo decirles que,
a pesar de mi aparente ausencia, y esto visto desde mi
percepción, yo nunca me aleje demasiado de esa ciudad
y de ese patio donde nos formamos.
Al
contrario, no pasa día en que a él no regrese, para retomar
y continuar, como dice el poeta "confirmando y enmendando
en callados contrapuntos", las construcciones de
sentido humano y profesional que allí iniciamos.
Si
desde cierto punto de vista lo que aprendemos entre todos
es lo más valioso que se puede aprender, esa década y
ese patio fue el paradigma de cómo una construcción colectiva
es otra cosa que la mera suma de individualidades.
El
patio fue un espacio de cruces multidisciplinares y generacionales
que rescataron valiosas experiencias previas, como las
de Tucumán con Soto, Traine y Zalba; de Córdoba con Bidinost;
de Buenos Aires con Winograd, Togneri, Erbin, Chute; de
La Plata con Lenci, Krause y Fornari. En fin, distintas
y diversas posturas profesionales, personales y políticas
encontraron un lugar de producción, reflexión, confrontación,
competencia, solidaridad y protesta, en donde todos los
roles eran hasta cierto punto intercambiables.
En
este contexto, cómo no recordar también a Gazzaneo, Luisioni,
Kleinert, Carner y tantos otros, sin olvidar a los alumnos,
porque aun el personal administrativo y no docente terminó
formando parte de la aventura de la construcción de la
facultad.
Fue
en ese riquísimo espacio plural donde se fueron precisando
las posturas personales.
Mientras
tanto, mientras estudiábamos, estudiábamos la forma de
estudiar y, a la inversa del barco de Phileas Fogg, el
barco se construía en el propio proceso de navegación
50
años es un tiempo. De ese tiempo me interesa rescatar
la década del ´60 porque allí, al igual que en las décadas
iniciales del siglo XX, la sociedad intentó sin complejos
desprenderse de la repetición incesante de un presente
continuo y formular propuestas de futuro.
El
movimiento moderno en esas décadas no pretendía reducirse
a un conjunto de recetas formales. Apuntaba a lograr un
ajuste vivo entre cultura, tecnología y territorio, más
que fijar un canon de recetas figurativas.
Esta
reelaboración de los programas como una tarea irrenunciable
de la disciplina apuntando a reformular los soportes materiales
de la vida social, era heredera de una vasta tradición
utópico-humanista, y construía una mirada relativamente
autónoma y critica de los requerimientos puntuales del
mercado.
Como
consecuencia, los campos académicos, profesionales y políticos
estaban simultáneamente compartimentados y superpuestos
y, para bien o para mal, no había un afuera de la universidad;
la realidad es que navegábamos en mar abierto.
De
las décadas del ´20 y del ´60 quizás valga detenerse no
en las respuestas que intentaron dar, sino en las preguntas
que instalaron.
Quizás
esas preguntas conforman parte del legado a transmitir:
-Qué
vinculación existe entre arquitectura, ciudad y territorio.
-Qué
vincula las decisiones del presente con el mediano y largo
plazo.
-Cómo
se vincula la producción de bienes materiales con la cultura.
-Y
cómo se vincula todo lo anterior con ideas de justicia
y equidad.
Yo
agradezco tener la oportunidad de volver a formularlas.
Luis Elio Caporossi,
Bahía Blanca
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¿Cuál
Ciudad Cívica en Resistencia?
Vistas
las importantes opiniones vertidas por los Arquitectos/as
Galli, Scornik y Alcalá, publicadas en el diario Norte,
de Resistencia, hace unos días, como ex profesor de lo
que fue la FIVP (Facultad de Ingeniería, Vivienda y Planeamiento)
de la UNNE, quisiera aportar también algunas reflexiones
en respuesta a la pregunta del título.
No
pretendo aquí entrar en detalles técnicos e institucionales
que ya han sido ampliamente cubiertos por los mencionados
trabajos y que mi distancia física me impide considerar
con certezas fácticas. Al contrario creo precisamente
que mi distancia me acerca a las dimensiones escondidas
del tema.
Sí,
a veces, la distancia acerca. Una aparente paradoja, pero
no lo es si consideramos cuáles son esas dimensiones escondidas.
En realidad, inmersos en la cotidianeidad, a todos se
nos escapan estas dimensiones y caemos en el barullo imaginario
que nos rodea. Nos olvidamos así de ese algo inefable
inmediato, que no es una cosa, sino la relación entre
el significado de una cosa y la significación de esa misma
cosa en el contexto cultural de su impacto y su uso.
No
me estoy refiriendo a lo que nos dijera una vez un ministro
de Agricultura cuando durante una misión del BID se le
cuestionó sobre los indicadores de logro para evaluar
los resultados de un proyecto agrícola importante: “señores,
una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, y aquí
en (país), los proyectos empiezan cuando empiezan y terminan
cuando terminan”. Estoy seguro que el lector encontrará
sus propios ejemplos del discurso anti-fáctico que nos
frecuenta.
En
realidad, aunque aparentemente absurda su respuesta refleja
la frecuente actitud del “poder” frente a cuestionamientos
lógicos del ciudadano que expresa dudas. Parafraseando
a un notorio coronel argentino “la duda es cosa de débiles”,
dicho que todavía se manifiesta en algunos ecos que todavía
escuchamos de vez en cuando.
Debo
confesarme “débil” porque dudo muchas veces. Y en este
caso dudo porque como antiguo, y todavía no posmoderno,
no encuentro aquella cosa escondida, esa correspondencia
que siempre debe existir y debe ser entre “una cosa” y
“otra cosa”. La fraseología tradicional para tal “deber
ser entre” se expresa como una relación a veces inefable,
pero no por ello menos importante. Esta relación debe
existir entre un significante y su significado, entre
apariencia y esencia, entre forma y contenido.
Un
notable filósofo nos advirtió sobre el hecho que analizar
solo lo que se ve, lo aparente, es un ejercicio muy parcial,
y que la verdadera realidad de los hechos solo se entiende
si se va detrás de los mismos para entender su verdadero
ser como entelequia y no solo su estar como objeto. Mi
acercamiento a este tema puede parecerle demasiado teórico
al lector pero me siento apoyado en mi enfoque por las
palabras de Bertrand Russell (a quien frecuentemente citaba
en mis clases), quien afirmó que “no hay nada más práctico
que una buena teoría”.
La
verdad de estas palabras es la sinrazón que caracteriza
a toda política disuasiva que siempre minimiza el valor
de lo teórico, y hasta en sus dimensiones más autoritarias
directamente elimina a los teóricos que quieren hurgar
detrás de las apariencias y demostrar sus inconsistencias.
Esta práctica es también reflejada a nivel interpersonal
por argumentos ad hominem que denostan a la persona calificándola
como alienígena, “no sos argentino”, para descalificar
sus argumentos.
¿Cómo
podemos expresar, entonces, nuestras dudas respecto de
la mentada Ciudad Cívica? Sugiero unas proposiciones para
una escueta teoría, si se la puede llamar así. Esta teoría
como todas emerge de la síntesis de empíreas ejemplares.
Con
estas proposiciones, insertémonos primero en el concepto
de ciudad, como objeto y sujeto y de allí recorramos tres
escalas que nos pueden llevar a revelar el contenido dialéctico
de las relaciones entre el ser y el poder ser implícito
en dicho ser urbano.
Partiendo
de la escala micro de lo urbano, sus objetos constitutivos
habitables, los edificios, encontramos una primera revelación
de lo dialéctico de la realidad edificio. Esta nos llega
a través de Lao-Tsé (600 a.C), quien dijo “un edificio
no está constituido por sus paredes, pisos y techos, sino
por el espacio que ellos contienen...” Un verdadero
pensamiento dialéctico ya que definió la realidad yendo
más allá de lo fácilmente observable para identificar
esa realidad en el espacio contenido que aunque, a ojos
vistas, se escondía detrás de lo aparente observable,
llevándonos, así, al encuentro con la esencia de la arquitectura.
En
la escala de la realidad material urbana, apoyándome en
mi larga experiencia y aportes de maestros como Henri
Lefebvre, Walter Benjamin y Ludwig Wittgenstein, podemos
reconceptualizar el pensamiento de Lao-Tse refiriéndolo
al espacio social urbano donde es evidente, pero no obvio
para el observador de lo visual, que la ciudad no solo
“es” a través de sus edificios, calles y mobiliario urbano,
sino mediante los espacios sociales que estas definen.
Espacios sociales no solo visuales, sino culturales. El
significado, esencia y contenido de lo urbano. En la escala
de los vectores estructurantes del fenómeno urbano, este
decurso dialéctico nos permite penetrar las contradicciones
que emergen del cruce de los conjuntos de las fuerzas
económicas y sus manifestaciones culturales y sociales,
hechas visibles por ejemplo en la pobreza observable
y extrema de muchos ciudadanos.
Con
estos ejemplos quiero señalar que en su expresión más
precisa, la inadecuación, por comisión u omisión, entre
significado y significante, entre forma y contenido entre
apariencia y esencia, nos conduce al camino de la atrogénia,
del no entender por qué nos pasa lo que nos pasa. Si estas
proposiciones nos ayudan a “ver” lo que se esconde en
las formas y apariencias de la cosa ciudad, hagamos lo
mismo con la cosa, o significante, cívico.
Con
el mismo enfoque escalar, paro ahora verbal, en primer
lugar es obvio que en la frase sustantiva “ciudad cívica”
la palabra cívica está cumpliendo la función de adjetivo.
Etimológicamente este adjetivo deriva del sustantivo
en latín “civis”, o sea ciudadano, o sea alguien que
vive en una ciudad.
Lógicamente,
decir aquí que la frase sustantiva Ciudad Cívica es
una tautología, ciudad de ciudadanos, es como afirmar
que los animales respiran oxígeno.
Materialmente,
nos encontramos, cosa rara, que la tauto-logía en sí
es falsa, porque en la ciudad propuesta no hay ciudadanos,
sino miembros de los tres poderes constitucionales, y
sus soportes administrativos.
Finalmente,
desde nuestros pares dialecticos (significante/significado,
apariencia/esencia, forma/contenido), nos encontramos
con que los pares aquí no existen tampoco, porque ciudadano
“es” ambas cosas a la vez.
Podemos
concluir que si la Ciudad no es “ciudad”, salvo metafóricamente,
y lo Cívico es tautológico y no contiene, en este caso,
ninguna esencia, estamos ante la paradoja en la cual
llamar algo que “no es” lo que las palabras dicen que
“es”, revela que estamos frente a un conjunto vacío y
por consiguiente una paradoja. Es imaginar que los atenieses
hubieran construido su acrópolis (akro = cima, polis =
ciudad), sobre un promontorio geológico externo a su ciudad.
¿Y,
ahora que hacemos? Al son de “¿si este no es el pueblo
el pueblo dónde está?” Podemos responder ¡pero claro,
está en su ciudad! ¿Qué ciudad? Obviamente en la región
urbana del Gran Resistencia y de Corrientes. Esta es
nuestra Ciudad Cívica, donde se materializan todas
las inconsistencias reales entre significante y significado,
apariencia y esencia, y forma y contenido. Es aquí donde
gobernar se debe transformar en políticas institucionales
participativas que busquen acercar las disyunciones existentes
entre nuestros tres pares. Tal esfuerzo institucional
no se puede tercerizar. En el publicado trabajo de Scornik/Alcalá,
del IPUR/BAT, ahora podemos rescatar una propuesta básica
que mis colegas dejaron picando frente al arco:
“El
Gobierno Provincial podría tener un rol estratégico al
propiciar ese espacio de planificación metropolitana antes
que impulsar proyectos que generarán nuevos problemas
y nuevos procesos especulativos de suelo en el área norte”.
Esta
observación hace a la esencia de la problemática institucional
no resuelta por el Gobierno de la Provincia del Chaco.
Este tema se discutió en ocasión de mi presencia en el
conurbano RESCOR en el año 2008. En esa ocasión trabajando,
hace cinco años, sobre cómo podría operar el AACODE, se
discutieron, entre otros, dos problemas institucionales
fundamentales.
El
primero de ellos fue la diferencia constitucional entre
las provincias de Corrientes y Chaco en cuanto a su definición
de municipios. En Corrientes se trata de municipios urbano/rurales,
como en el caso de la provincia de Buenos Aires. En Chaco,
si no me falla la memoria, los departamentos se definen
con áreas urbanas y rurales de administración dual. El
llamado ejido de gobierno municipal, y el resto, el área
rural, administrada por el gobierno provincial. Esta
dualidad constitucional se identificó como problemática
ya en 1968, cuando desde el departamento de Planeamiento
de la FIVP, de la UNNE, en ocasión de estudios sobre el
impacto del Puente, se propuso un ente coordinador de
lo que sería rápidamente un conurbano que llamáramos RESCOR.
Lamentablemente, llevó 40 años, hasta 2008, para que
se constituyera esta entidad, el AACODE.
Este
problema interurbano/interprovincial llevó, en los trabajos
de 2008, a la consideración de una segunda problemática
institucional: la reforma del área conurbanizada del Gran
Resistencia para integrar a sus áreas municipales y rurales
en una sola entidad institucional.
Esta
grave falencia institucional chaqueña a nivel provincial
aparentemente aún no ha sido encarada, y es aquí donde
el fenómeno Ciudad Cívica es un “deber ser”, ya que tal
integración del Conurbano Resistencia precedería cualquier
intento de regular tanto la integración con Corrientes
como el buen gobierno del conurbano chaqueño.
Sin
resolver esta falencia político/institucional chaqueña,
cualquier discusión sobre la integración y mejor uso de
recursos para mejorar la vida de los ciudadanos/pobladores
del área no será posible, y la desunión entre los municipios
más su incapacidad de controlar las áreas rurales aledañas
solamente beneficiarán a aquellos intereses que se aprovechan
de tal desarticulación institucional. Pensemos, solamente,
en la regulación del transporte público como ejemplo del
caos reinante.
Sustentado
en los excelentes análisis de mis colegas Galli, Scornik
y Alarcón, espero que mi contribución, alejada y por consiguiente
quizás errónea en algunos puntos, pueda contribuir al
debate público desde el campo de los principios que acabo
de enumerar.
Paradojalmente
en un conurbano que es un conjunto de islas, algunas
asentadas sobre desaparecidas lagunas, una isla más solo
puede contribuir a una mayor disgregación atrogénica de
un asentamiento urbano que está pidiendo ser más “ciudad”
y ser más “cívica”.
Quisiera
terminar dedicando estas ideas a los miembros del entonces
departamento de Planeamiento de la FIVP, que fueron arrestados
en 1976, en particular a Marta González Longo y Horacio
Sormani quienes permanecieron presos durante tres años
y que ahora, gracias al Gobierno de Holanda, residen en
dicho país. Aparentemente, la historia oficial de la UNNE
no registra este y otros eventos de esos años.
Brian
Alejandro Thomson, Bethesda,
Maryland
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Un
viejo refrán judío dice que cuando el molinero se pelea
con el dehollinador, el molinero queda negro y el desollinador
queda blanco. Con los enfrentamientos políticos, suele
pasar lo mismo y los contendientes se vuelven cada vez
más parecidos. En los últimos días volvió a tensarse la
relación entre Argentina y Uruguay por la planta de pasta
celulósica UPM (ex Botnia). Ambos Gobiernos volvieron
a sobreactuar sus respectivas posiciones, tal vez para
distraer la atención de situaciones simétricas que
protagonizan:
· El
Gobierno de Uruguay mantiene secreto el texto del contrato
que firmó con la empresa multinacional. Si el contrato
es tan bueno y tan favorable para el pueblo uruguayo,
¿por qué ocultarlo?
· De
un modo recíproco, el Gobierno de Argentina mantiene secretos
los miles de datos técnicos de las mediciones de contaminación
realizadas. Si esas cifras son tan favorables a su punto
de vista sobre el tema, ¿por qué son secretas?
La
discusión a nivel de detalle es semejante: el Presidente
uruguayo se burló de la afirmación del canciller argentino
de que habían encontrado cromo en los desagües de la fábrica.
Sin embargo, cuando vamos a la bibliografía técnica, vemos
que sí se utiliza cromo y que ese empleo puede poner en
riesgo a los trabajadores de la planta:
“Las operaciones de las fábricas
de pasta y de papel implican algunos riesgos notables
para el personal de mantenimiento. Como las operaciones
de producción de elaboración de la pasta, las de recuperación
y de las calderas, implican la generación de un alto grado
de calor, se utiliza ampliamente el amianto para aislar
conducciones y reactores. El acero inoxidable es de uso
común en los reactores y conducciones de las operaciones
de producción de pasta, recuperación y blanqueo, extendiéndose
en algunas a la fabricación de papel. Sabido es que la
soldadura de este metal genera humos de cromo y níquel.
En las paradas de mantenimiento, se aplican pulverizaciones
con componentes de cromo para proteger contra la corrosión
el fondo y las paredes de las calderas de recuperación
durante las operaciones de arranque. Los compuestos de
cromo hexavalente y de níquel generados por la soldadura
del acero inoxidable son conocidos cancerígenos pulmonares
y nasales”.
Recíprocamente,
el canciller argentino denunció la presencia de endosulfán,
un plaguicida de uso agrícola, de alta toxicidad y prohibido
en ambos países. Pero no hay ningún motivo para usar endosulfán
en una fábrica de papel. Su presencia sólo indica la negligencia
de ambos Gobiernos en controlar qué químicos usan los
sojeros de ambos lados del río Uruguay.
En
otras palabras, que la dureza de la discusión sirve para
esconder que ninguno de los dos está haciendo lo que debiera:
poner en una página de internet a disposición de quien
quiera verlos todos los datos existentes, tanto los legales
como las mediciones de contaminación. Según Enrique Martínez,
quien presidió el INTI durante la actual gestión, las
mediciones realizadas por esa institución científica
estuvieron en Internet y fueron retiradas porque daban
cifras diferentes de lo que las autoridades políticas
pensaban que debían dar.
Un
aspecto que fue omitido en las secuencias anteriores de
este conflicto y que sería bueno hacer ahora es pedirle
a las papeleras radicadas en territorio argentino los
mismos recaudos ambientales que se piden a esta empresa
ubicada en Uruguay. Por ejemplo, la fábrica de papel de
bagazo de caña de azúcar del ingenio Ledesma es conocida
por la grave contaminación del aire del pueblo que la
rodea, provocando numerosos casos de enfermedades, con
denuncias de casos fatales.
A
los lectores de otros países tengo que decirles que el
ingenio Ledesma es, desde hace un siglo, el poder
real de la provincia argentina de Jujuy, el que maneja
a quienes transitoriamente ocupen cargos de gobierno allí.
Su personal fue formado por descendientes de pueblos
indígenas arrastrados a punta de pistola y esclavizados
al fundarse la empresa. Sobre la eterna impunidad de la
papelera de Ledesma, señaló el escritor y juez Héctor
Tizón: “El daño ambiental en el caso que nos ocupa
es sensible a las narices de cualquier persona que se
desplace por la región y de allí que es menester recomendar
a las autoridades provinciales y municipales que no abdiquen
del derecho y el deber que emana de la manda constitucional
de proveer al bienestar general y afianzar la justicia”.
Antonio Brailovsky,
Buenos Aires
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El
recurso de amparo contra el Gobierno Nacional por querer
apropiarse del monumento a Colón y contra el Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires por inacción como tercero
obligado a proteger el patrimonio, sigue vigente y no
se ha resuelto la cuestión de fondo. El juez Subrogante
Pablo Cayssials, en su último día a cargo del Juzgado
CAF Nº 12, resuelve "ordenar dar intervención
a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares
Históricos que depende de la Secretaría de Cultura de
la Nación, en los términos de la Ley 12.665 (arts. 1º,2º,
4º, 4º bis y concordantes Ley 24252) a cuyo fin el Poder
Ejecutivo Nacional deberá remitir a dicha Comisión todos
los antecedentes, informes y opiniones del caso”. En
consecuencia, deja sin efecto el llamado de autos
a sentencia de fecha 20/1/2013 del mismo juez y da intervención
a un organismo que depende de una de las partes interesadas
en el amparo. De esta manera pospone la sentencia de fondo, pese al
dictamen fiscal que opina " que correspondería admitir
la acción promovida y ordenar que se impida el traslado
del aludido monumento de la Plaza Colón de la Ciudad de
Buenos Aires"
Durante
el mes de diciembre, Basta de Demoler solicitará sentencia
nuevamente a la nueva jueza subrogante, la
Dra. Liliana María Heiland, antes que el monumento a Colón
desaparezca en mano de los "restauradores" del
Gobierno Nacional y la inacción del Gobierno de la Ciudad.
Basta
de demoler, Buenos Aires
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Agradecemos los
mensajes y el aliento de Mary Ann Jackson y a todos los
suscriptos en los meses de octubre y noviembre.
Con
especial agradecimiento a la gente de Armstrong, Santa
Fe