Transamerica
Pyramid, en el Financial District
La
cuadricula urbana convencional del centro de San Francisco
se despliega sobre una base de colinas que dominan el mar
y la bahía. El resultado es un paisaje urbano de marcada
identidad, donde abundan las anécdotas de calles que
se cortan contra una ladera, casas cuya verticalidad se contrapone
a la de la línea de la calle, e infinidad de invitaciones
a fotos pintorescas. La concentración de rascacielos
en el área central, de entre los que se destaca por
su forma particular la Transamerica Pyramid (o Pereira Tower,
en homenaje a su arquitecto), y la proliferación de
interfases con la Bahía de San Francisco, contribuyen
a dar legibilidad a la forma urbana.

Cuadrícula
urbana del centro de San Francisco vista desde Telegraph Hill

Lombard
St., en el elegante barrio de Russian Hill.
Velocidad máxima permitida: 8 km/h

El
gran Tour de California, en Telegraph Hill
La buena
arquitectura victoriana, la animada vida de las calles y el
benigno clima de litoral marítimo coadyuvan a un carácter
general de ciudad amable, seguramente la más amigable
y liberal del pequeño grupo de ciudades estadounidense
de impronta europea.

Haas-Lilienthal
House: uno de los edificios victorianos más antiguos
de la ciudad ubicado en el exclusivo barrio de Pacific Heights

Flora característica de la región de la bahía

Calle
y arquitectura típica, en Nob Hill
Influyen
de seguro en esta cordialidad urbana las herencias potenciadas
de la beat generation de Kerouac, Burroughs y Ginsberg
(de la que queda como testimonio la buena librería
del poeta Lawrence Ferlinghetti
en North Beach), el verano del amor de los hippies
aun presente en Haight Ashbury, las revueltas estudiantiles
de Berkeley y el poderoso movimiento gay.

Librería
City Lights en el corazón de North Beach

Columbus
Ave. en North Beach, barrio elegido por la generación
beat
No obstante,
los orígenes de San Francisco poco tienen que ver
con esa corrección cívica, ni con la economía
del conocimiento alrededor de la Bahía, los universidades
de excelencia y el Silicon Valley en el camino a San José.
Hasta la fiebre del oro desatada por el descubrimiento de
vetas en la Sierra, en 1848, la zona solo registraba la memoria
de los originarios indios Ohlone, ya entonces prácticamente
aniquilados, y el establecimiento de unos pocos hispanos ("californios")
en los alrededores de la antigua Misión. Los forty
niners que vinieron en busca de su sueño dorado
llegaron a un territorio literalmente sin ley: la situación
jurídica de California era la de una tierra recientemente
conquistada por los Estados Unidos pero sin constitución
efectiva de autoridad estatal; la particularidad demográfica
y productiva del desarrollo urbano subsiguiente fue la de
un rudo campamento salpicado de burdeles y tabernas baratas.
Los coolies arribados de China recibieron un tratamiento
tan discriminatorio como lo demuestra una anécdota
de índole urbana que relatan Caspall
y Schwieterman:
la prohibición normativa de instalar lavanderías
en los barrios blancos, porque los chinos solían vivir
en los mismos sitios donde las administraban. La horrenda
cárcel de la isla de Alcatraz, desactivada en 1971
y visible desde el recuperado Pier 39, participa de la misma
tradición ominosa.

Grant
Ave., en el corazón de Chinatown

Grant
Ave., en el corazón de Chinatown

Alcatraz,
pequeño islote rocoso en la Bahía de San Francisco.
Toma su nombre de un extraño pelícano, el alcatraz,
que solía refugiarse en la isla antes de convertirse
en carcel de alta seguridad en 1934 y refugiar a villanos
como Al Capone.
No solo
las fuerzas de la maldad humana han marcado a San Francisco
sino también las más inocentes, pero no menos
terribles, de la naturaleza. El terremoto de 1906 y el posterior
incendio de tres días de duración destruyeron
prácticamente por completo la ciudad; otro terremoto
en octubre de 1989 culminó en una espontánea
e impensada fiesta urbana cuando la gente salió a las
calles a colaborar con las tareas de rescate y a festejar
su propia supervivencia. Tal como a su hermana descarriada
Los Angeles, pesa sobre San Francisco la supuesta amenaza
de la destrucción cuando la falla de San Andrés
entre en colapso y origine el más grande terremoto
jamás visto (el "Big One").

En
la superficie: vista del Puente de la Bahía y la ciudad
de San Francisco
En las profundidades: la falla de San Andrés

El
Laberinto en la entrada de la Grace Cathedral. Su construcción
comenzó en el barrio de Nob Hill poco después
del gran terremote de 1906.
Corrección
política, savoir faire urbano y Gran Accidente se interrelacionan
en un reciente capítulo de South Park, el ácido
cartoon de Trey Parker y Matt Stone, en el que se concreta
la temida destrucción de San Francisco. Los padres
de Kyle Broflovski, el chico judío enfrentado y ligado
a la vez al gordito fascista Eric Cartman, han comprado un
auto con motor híbrido y, desilusionados con la indiferencia
del pueblo, que no llega a comprender el orgullo de los Broflovski
por su compromiso ambiental, se mudan a San Francisco, ciudad
donde sus habitantes están muy orgullosos de cuidar
el medioambiente (al extremo de la autosatisfacción...).
Stan, el otro amigo de Kyle, compone una canción que
incita a la gente de South Park a comprar autos híbridos,
para motivar así a la familia de su amigo a volver,
y de esta manera consigue que sus convecinos agoten los stocks
de autos ecológicos. Lo que no puede prever es que
"gracias a tu cancioncita gay", como le recrimina
un guardaparques y luego todo el pueblo, los habitantes de
South Park generan un efecto de autosatisfacción que
se acumula en la atmósfera y forma una especie de smog...
Cuando esta "nube de autosatisfacción" de
South Park choque con la nube similar de San Francisco y con
la que genera el discurso de George Clooney al recibir el
Oscar (¡!), se generará una tormenta perfecta que destruirá
todo a su paso. Los habitantes de South Park destruyen sus
autos híbridos y evitan el desastre sobre su pequeña
ciudad; de San Francisco, en cambio, nada queda. Sin embargo
un héroe anónimo recorre la ciudad dorada para
salvar a Kyle y su familia: el propio Cartman, a quien le
resulta insoportable la idea de vivir sin pelearse con su
amigo. Enfundado en una escafandra que le provee oxigeno
no contaminado del liberalismo imperante, Eric recorre
las calles desconcertado por la repetición de tiendas
de vinos y quesos y las gentes que comparan su ciudad con
París y Milán y huelen (literalmente) "sus
propios pedos", salvando a su amigo y a su familia minutos
antes de que San Francisco se pierda en la historia...

Asistencia
al suicida en el Golden Gate Bridge

Activista
dominguero se manifiesta en contra de la política antiterrorista
de Bush y Blair
La
ironía de South Park remite a las historias de excentricidad
y a los salvadores locos de San Francisco, de los que es digno
pionero el autoproclamado Emperador de los Estados Unidos
de América, Joshua Norton, quien ejerció su
mandato desde 1859 hasta su muerte en 1880. Entre su "obra
de gobierno", se destacan la imposición de una
multa de veinticinco dólares a quien utilizase el
despectivo nombre de Frisco para referirse a la ciudad,
la orden de construir un puente colgante de conexión
con Oakland, y la autorización para financiar los intentos
de Frederick Marriot de diseñar un vehículo
aéreo. En el orden político, ordenó un
alto el fuego entre el Norte y el Sur cuando estalló
la Guerra de Secesión, disolvió los partidos
Republicano y Demócrata y se autodesignó Protector
de México. No fue obedecido en esas medidas, pero en
una ocasión logró detener personalmente un intento
de linchamiento de trabajadores chinos a manos de una turba
chauvinista, usando tan solo su poder de persuasión.
Su Imperio se financiaba con un sencillo régimen impositivo:
los comerciantes pagaban 25 centavos semanales y los bancos,
tres dólares.
MC
Fotos:
Laura Corti y Valeria Durán

"Pier
1" al este de Embarcadero

El
Ferry Building al pie de Market St. y el distrito financiero
Sobre
Lawrence Ferlinghetti, ver el sitio en la Web de City
Lights,
su librería en San Francisco, y el poema reproducido
más adelante.
Aunque
la interfase entre la montaña y el mar en San Francisco
es mucho más moderada que en Valparaíso, suelen
señalarse ciertas analogías entre ambas ciudades
(la localización geográfica sobre bahías
en la costa del Pacífico, la condición portuaria,
la arquitectura victoriana...). Sobre Valparaíso, ver
en café
de las ciudades: Número
53 I La mirada del flâneur (I) Hundida
para arriba
I Notas sobre el paisaje urbano de Valparaíso I Por
Marcelo Corti
Sobre
Caspall y Schwieterman, ver en café
de las ciudades: Número
50 I Planes de las ciudades
Una
historia del zoning de Chicago I "Las
políticas de lugar": una mirada a la evolución
de la normativa urbana. I Mario L. Tercco

Atardecer
en la Bahía
Un poema
de L. Ferlinghetti (fuente: Beat
Page):
Seascape With Sun and Eagle
Freer
than most birds
an eagle flies up
over San Francisco
freer than most places
soars high up
floats and glides high up
in the still
open spaces
flown
from the mountains
floated down
far over ocean
where the sunset has begun
a mirror of itself
He sails
high over
turning and turning
where seaplanes might turn
where warplanes might burn
He wheels
about burning
in the red sun
climbs and glides
and doubles back upon himself
now over ocean
now over land
high over pinwheels suck in sand
where a rollercoaster used to stand
soaring
eagle setting sun
All that is left of our wilderness
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