Nuevo
y exclusivo de Café
de las ciudades |
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Proyecto Mitzuoda
Una ficción
metropolitana contemporánea (por entregas).
De
Carmelo Ricot, con Verónicka Ruiz
Nota
del Editor: El texto cuya entrega se inicia en este número
de café
de las ciudades fue escrito por Carmelo Ricot, con Verónicka
Ruiz. Veronika es guionista de cine y vive en Los Angeles. Nació
en México, estudió geografía en Amsterdam y
psicología en Copenaghe. Carmelo es suizo y vive en Sudamérica,
donde trabaja en la prestación de servicios administrativos
a la producción del hábitat. Dilettante, y
estudioso de la ciudad, interrumpe (más que acompaña)
su trabajo cotidiano con reflexiones y ensayos sobre estética,
erotismo y política.
De ambos
hemos publicado numerosos trabajos en ediciones anteriores de nuestra
revista: por ejemplo, su nota "Detrás de las montañas
(el Territorio)" en el número
9.
Al entregarnos aquel escrito, nos habían anunciado (y así
lo transmitimos a nuestros lectores) que el mismo constituía
la primera aproximación a un futuro "emprendimiento
digital, que estará destinado a la construcción
y el perfeccionamiento del deseo". Los autores (gente de carácter
reservado y poco comunicativos) no nos han aclarado si "Proyecto
Mitzuoda" es la realización de ese proyecto, o bien
si se trata de una propuesta diferente. Y tampoco, cuales son los
alcances y motivos de esa preposición "con", que
une (o separa) sus nombres al firmar la autoría del Proyecto.
En
todo caso, y por lo poco que nos ha sido permitido leer de este
nuevo trabajo, podemos asegurar que las sucesivas entregas nos pondrán
en contacto con una estimulante reflexión sobre lo urbano...
y sobre el deseo. La ciudad (tu ciudad, mi ciudad, la ciudad contemporánea)
es, en Proyecto Mitzuoda, tanto un escenario donde los personajes
viven sus cotidianeidades y sus pasiones, como un personaje dotado
de entidad propia.
La modalidad de publicación, en forma de entregas periódicas,
sigue una tradición literaria muy vinculada a la modernidad,
y por supuesto a la historia de los medios de comunicación.
Con antecedentes tan ilustres como el Facundo de Sarmiento
o
las Aguafuertes Porteñas de Roberto Arlt,
esperamos que Proyecto Mitzuoda sea de estos una digna continuidad,
o que al menos justifique el interes y la atención de nuestros
lectores.
MC
Entrega
1: SOJAZO!
Un gobierno
acorralado, una medida impopular. Siembran con soja la Plaza de
Mayo; Buenos Aires arde. Y a pocas cuadras, un artista del Lejano
Oriente deslumbra a críticos y snobs.

Nos hemos olvidado,
y en esto me incluyo, que la tumultuosa conferencia de Mitzuoda
en el Centro Cultural San Martín se realizó exactamente
el mismo día del levantamiento de masas que el periodismo
bautizó como Sojazo. Buscando material la semana pasada para
un informe que me pidió la Universidad de Rochester encontré,
en las ediciones de los diarios del día siguiente a la conferencia,
las notas de rigor sobre el saldo de muertos, edificios destruidos,
saqueos y dislates discursivos que trajo ese día de violencia
en la ciudad. Recordé entonces lo que me costó llegar
al San Martín ese día, con los subtes cerrados y prácticamente
sin colectivos: finalmente tomé un remise cuyo chofer
me pidió sentarme en el asiento de adelante, para no despertar
reacciones violentas si se reconocía el auto como de alquiler
(cosa que no debería despertar ninguna reacción lógica,
pero justamente era la lógica una disciplina abandonada desde
hacía tiempo en la ciudad, y en ese día en especial).
Aun así debí bajarme a la altura de Pueyrredón,
donde ya estaba cerrado el tránsito, y tardé más
de una hora en atravesar los sucesivos controles y barricadas hasta
llegar al teatro, donde increíblemente la gente había
ocupado ya todos los asientos como si se tratara de un acto cultural
en la capital de un cantón suizo. Pude ver la conferencia
sin problemas, pese a todo, y apenas terminó me retiré,
ya que tenía cita con Mitzuoda al día siguiente en
su hotel, y no valía la pena, pensé, soportar el baile
de adulaciones y vanidades que acompañaría la ida
del artista y las charlas del público y los organizadores;
no aportarían gran cosa a la nota que estaba preparando para
un diario con el que colaboraba ocasionalmente en aquel entonces.
Me encontré con algunos amigos y conocidos, y para evitar
discusiones aprobé los distintos comentarios que escuché
de cada uno de ellos, desde los que creían haber asistido
a una performance digna del mayo francés (y los hechos
del día ayudaban a esa sensación) hasta aquellos que
simplemente consideraban al japonés como un charlatán
que usufructuaba los deseos de crecimiento en el mercado de una
galerista de moda y su esposo empresario. Como me pasa habitualmente,
disentía con cada una de esas interpretaciones, no porque
pensara que la verdad estuviera en un punto medio (de hecho también
disentía con quienes opinaban en variaciones intermedias
de los dos extremos que presenté), sino porque me parecía
que ninguno había entendido el juego mitzuodiano, un modo
de entender el arte y la propia vida que tanto le debe a los situacionistas
europeos de los '50 y a la sociología de los medios que empieza
con la Escuela de Frankfurt.

Cuando logré
salir, caminé unas cuadras hasta la Güerrín
y comí unas porciones de pizza en sus mostradores de parado,
llamé al celular de un amigo y combiné para pasar
la noche en el living de su departamento (unas cuadras al este),
milagrosamente, minutos antes que las corridas de la policía
a los manifestantes llegaran a esa altura de Corrientes, en lo que
fue uno de los picos más violentos de la jornada. Al día
siguiente la situación estaba un poco más controlada,
y pude volver a casa.
Pero me parece
que ya he hablado demasiado de mi, cuando esta historia tiene otros
protagonistas cuyas aventuras y sufrimientos son los que realmente
pueden interesar al lector, por lo que me retiro de la narración
en este mismo momento, y solo aclaro que de las circunstancias que
voy a hablar con respecto a la conferencia en el San Martín
fui testigo directo, y de las cosas que pasaron ese día al
terminar la conferencia, y en general de todas las que se habla
en el resto de este escrito, puedo hablar gracias a una reconstrucción
de los hechos que realicé por charlas con amigos comunes,
o con los propios protagonistas, y por la lectura de diversos informes
e investigaciones parciales. He cambiado algunos nombres para respetar
la privacidad de los personajes de carne y hueso, y he inventado
otros personajes por necesidades propias del relato. Y para entrar
de lleno en la narración, debo volver al principio, a la
descripción de los hechos que precedieron y acompañaron
el Sojazo, una revuelta política que parece, ahora que lo
pienso, una especie de creación artística - sociológica
del propio Mitzuoda.
Unos días
antes, y ante la emergencia económica y alimentaria que estaba
produciendo un verdadero caos en el sistema de provisión
alimentaria metropolitana, y en la balanza de pagos nacional, el
gobierno había decidido "tomar el toro por las astas", como
explicó el propio Presidente, y había prohibido, en
todo el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y en los 48 municipios
que la rodeaban, el consumo de alimentos no originados en la producción
sojera del país, casi el único rubro económico
exento de dificultades en aquel entonces. El propio Presidente y
su Ministro de Economía habían querido aleccionar
a la población realizando (en un acto que se transmitió
en cadena televisiva) una completa replantación de la cobertura
de césped en la Plaza de Mayo, que fue remplazada por soja
destinada, según la propaganda oficial, a su posterior procesamiento
destinado a generar comida para hospitales y guarderías infantiles.

Como era de
esperar, la medida despertó la oposición generalizada
de toda la población, con la única excepción
de los productores de soja (que de todas maneras no apoyaban públicamente
al gobierno, por discreción y por no pegarse a una administración
desprestigiada y próxima a caer, según los rumores)
y de los alcahuetes de turno del Presidente. Los grupos ecologistas
explicaban en las esquinas las infinitas maldades del cultivo de
la soja, para el suelo pampeano y para el estomago de los consumidores,
utilizando argumentos que la gente aceptaba sin discusión
por el solo hecho de que eran contrarios a los del ridículo
gobierno de turno. En la jurisdicción de los municipios exceptuados
de la medida, vale decir en un cinturón que comenzaba a 100
o 150 kilómetros del centro de Buenos Aires, florecieron
las parrillas y trattorías italianas a las que acudía
la gente que podía costearse la nafta para ir a comer un
fin de semana algo distinto a las gomosas preparaciones a base de
soja, cuyas recetas difundía la televisión y los diarios
comprometidos con el gobierno. Mc Donald reaccionó rápidamente
con la creación del Big Mac sojero, y los inspectores municipales
más corruptos se llenaron los bolsillos haciendo la vista
gorda ante las infracciones de las carnicerías semiclandestinas
y los restaurantes que, con un abusivo sobrecosto, vendían
de manera ilegal bifes de chorizo y ñoquis a la bolognesa
a sus clientes más habituales.
El caos se fue
generando rápidamente, y en el día en que se hizo
la conferencia de Mitzuoda, la ciudad amaneció con el rumor,
pronto confirmado, de que en los suburbios más pobres se
estaban produciendo saqueos de supermercados y almacenes, por parte
de familias hambrientas que a veces se mezclaban con gamberros y
criminales. Al mediodía se fue propagando de boca en boca
la idea de un grupo de comerciantes, que proponía marchar
a la Plaza de Mayo a arrancar las plantitas de soja sembradas por
los gobernantes, y a las tres de la tarde la Plaza ya era un caos,
con miles de vecinos de todas las clases sociales, muchos de ellos
sin ninguna militancia previa de ninguna especie, que se dedicaban
a sacar a mano o a palazos la verdura oficial. Los que llevaban
pala tuvieron entonces un confuso episodio con la policía,
hasta entonces expectante, y unos minutos después todo el
centro era una orgía de gases, palazos, humos, incendios,
vidrieras rotas y balazos perdidos.
CR
c/VR

Próximo episodio (2):
El "Manifesto"
Desde Siena,
un extraño documento propone caminos y utopías para
el arte contemporáneo. ¿ Marketing, genio, compromiso, charlatanería?
¿La ciudad como arte...?
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Sumario
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Tendencias
- Política de las ciudades
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Favelas
en la ciudad: articular, no separar
Los
muros de la vergüenza (II).
Por Jorge Mario Jáuregui |
Pienso
que la sola mención de la idea de "amurallar"
las favelas es para avergonzar a cualquiera, mucho más
a quien fue uno de los impulsores del programa de urbanización
denominado Favela Bairro, que consiste justamente en
buscar articular las áreas informales (favelas)
con las áreas formales de la ciudad. Lo que implica
básicamente la idea de construir canales de conexión
(no de desconexión).
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Economía
de las ciudades
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El
problema de los "con techo"...
Alfredo
Rodríguez describe las paradojas del subsidio
habitacional en Chile.
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Y
se dio cuenta que en verdad estábamos persiguiendo
fantasmas, ¡porque el negocio ya se había
hecho! Desde el momento en que por un acto administrativo
del Ministerio (alguien que dice "tiene que ser
acá") esas tierras habían pasado
de una zonificación que permitía una densidad
de 10 personas por hectárea, a otra de 100 personas
por hectárea, los dueños habían
ido a los bancos, habían conseguido fondos, y
ya los tenían invertido en otro sector de la
economía.
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Paisaje
de las ciudades
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Arquitecturizar
el paisaje y naturalizar la arquitectura
Sobre
la obra de Carlos Martner.
Por
Humberto Eliash Diaz
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Siguiendo
la huella de los paisajes creados por Burle Marx o Barragán,
su posición es la creación de entornos
absolutamente culturales, donde la mano del hombre denota
una intención manifiesta que no admite copia
o imitación de la naturaleza. Es también
una alusión a los grafismos precolombinos que
marcan la presencia humana como una forma de delimitar
el vasto territorio americano.
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Arquitectura
de las ciudades
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Obra
pública, experimentación proyectual, identidad
urbana
El
IMRVL por Claudio Vekstein y Marta Tello (I). |
Los
autores consiguen incorporar a la operación no
solo un fuerte contenido de innovación y reflexión
proyectual, sino un claro compromiso intelectual y profesional
con las condiciones económicas del encargo, con
el lugar en el que se implanta y (muy especialmente)
con el público al que está destinada la
obra: discapacitados motores en proceso de rehabilitación
de esta obra singular.
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Política
de las ciudades
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Los
políticos piden SOS ante los SMS
Las
nuevas tecnologías de la comunicación
revolucionan las formas de la movilización social.
Por Alberto Hernández Ibarzábal
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Una
de las tantas lecciones que deja la experiencia española
en campañas electorales, es que los SMS pueden
jugar un papel fundamental en la transmisión
de mensajes a través de redes de la sociedad
civil. Los mensajes de texto tendrán un mayor
impacto si existe un detonante, un evento, una causa
(en este caso fue un atentado terrorista mal manejado
por el gobierno) que favorezca o justifique la movilización
social.
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Cultura
de las ciudades
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¿Diversidad,
o una casa en los suburbios?
"Mi
novia Polly" y la variedad del Downtown neoyorquino.
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Ha
comprado una casa en los suburbios de New York para
vivir con su flamante esposa Lisa, de quien sin embargo
se separa en plena luna de miel (tranquilos, no contaremos
la película...). En el amargo regreso, al visitar
su casa soñada, un patrullero lo acosa con luces
y altavoces y le hace saber dos cosas: que estará
seguro y bien vigilado... y que al elegir esa vida en
los suburbios ha dicho adiós a su privacidad
y al apacible anonimato metropolitano.
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Café
Corto
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IV°
Concurso Fotográfico Mercociudades - Café Martínez
en San Isidro - Un siglo de Vivienda Social en la Ciudad de
Buenos Aires - X-BOYS Architectures - Coast2Coast - La gestión
del Patrimonio, centralidad y periferia - Espacios y lugares
colectivos - La comunicación en el reciclado de residuos
urbanos - Concurso para un nuevo barrio en Lugano (Suiza)
- "La cultura arquitectónica hacia 1900, revalorización
crítica y preservación patrimonial" - Locos
por el diseño
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