Este
mes ha sido abundante en manifestaciones callejeras de todo tipo,
en varias regiones del planeta. Jóvenes protestando por el
proyecto de Contrato de Primer Empleo en Francia, ciudadanos pidiendo
"elecciones justas y honradas" en Belarús, latinos
rechazando leyes antiinmigratorias en Estados Unidos, argentinos
repudiando el golpe de estado de 1976 en su 30° aniversario,
entre otros. Tanta concurrencia y tanta diversidad de consignas
y actitudes señala muchas cosas y de entre ellas dos en particular
que se refieren al espacio público y a la protesta ciudadana:
- El espacio
público de nuestros tiempos no se reduce a los sitios acaramelados
para consumo turístico y exhibicionismo de profesionales
exitosos, esos entornos "disneylandificados" de los
espacios del turismo masivo y los centros privilegiados de las
ciudades. El espacio público incorpora también
el conflicto, como lo ha hecho por siglos, y es el campo donde
se expresan (a veces en calma, a veces con diversos grados de
violencia) las contradicciones de una sociedad.
- Las nuevas
tecnologías de la información y comunicación
brindan la posibilidad de expresión individual y rápida
comunicación colectiva, pero no remplazan la necesidad
de expresar y hacer visibles las reivindicaciones sociales
en el espacio público tradicional (la plaza, la calle).
Por el contrario, la presencia en las manis y movilizaciones
se complementa y sinergia con las rápidas comunicaciones
a través de celulares, chats, listas de correo, mensajes
de texto, etc.
(continúa
en La plaza y el blog)
MC (el que atiende).
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