Dos artículos
de Geograficando
(la muy buena revista del Departamento de Geografía de la
UNLP) ilustran aspectos de la ideología anti-urbana que (paradójicamente)
impera en algunos procesos de urbanización contemporáneos.
Jordi Borja usa el concepto de espacios de desposesión
para los ciudadanos, "consecuencia de un urbanismo de
inspiración globalizante que homogeneiza y segrega",
para analizar algunas contradicciones del "Modelo Barcelona".
Natalia Berti y Juan Pablo del Río, analizando el caso de
Nordelta, señalan la lógica que lleva de la idea de
ville nouvelle, apoyada en una economía mixta con
fuerte presencia estatal, al megaemprendimiento como fragmento
específico fundado en la privatización y en el aislamiento
de "los que ganaron".
Dos notas periodísticas
recientes complementan estas reflexiones. En La Nación del
26 de septiembre, Andrés Oppenheimer (habitualmente afín
a las posiciones más conservadoras de la política
estadounidense) califica de "alocado" el proyecto de ley
finalmente aprobado en el Congreso para crear un muro en la frontera
con México: "El muro que se está planeando
ahora sólo cubriría 1.120 de los 3.380 kilómetros
de la frontera, de manera que sólo hará que los inmigrantes
crucen por otros lados más peligrosos. Y aun si se construyera
un muro de 3380 kilómetros, los posibles inmigrantes recurrirían
a túneles, paracaídas, o intentarían cruzar
desde Canadá (...) o lo seguirían haciendo a través
de los aeropuertos de Estados Unidos". Dos días
después, el mismo diario reproduce la información
de AP sobre los planes de Arabia Saudita para construir un muro
a lo largo de su frontera de 900 kilómetros con Irak, "con
el propósito de evitar que los terroristas ingresen en el
reino". El proyecto "forma parte de un paquete
de medidas de seguridad de 12.000 millones de dólares que
incluye sensores electrónicos, bases y obstáculos
materiales". La nota está fechada en los Emiratos
Arabes Unidos y más precisamente en Dubai, quizás
el modelo de desarrollo territorial más influyente en la
actualidad; los EUA también están construyendo un
muro similar a lo largo de su frontera con Omán, aunque en
este caso para impedir el paso de inmigrantes ilegales. El muro
en la frontera y el enclave fragmentado en la isla artificial resultan
así dos modelos territoriales complementarios en el nuevo
paradigma de Dubai.
MC
Sobre
Los muros de la
vergüenza y sobre Dubai,
ver los artículos respectivos en los números 14 y
35, respectivamente, de café
de las ciudades.
|
|