Entrevista
a Raquel Rolnik
"La
misión del urbanismo es redistribuir riqueza y enfrentar la
exclusión"
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café
de las ciudades
conversó con Raquel Rolnik, una de las urbanistas más
notables de América Latina, sobre las particularidades legales
del planeamiento urbano en Brasil. Son muy recientes la sanción
del Estatuto de las Ciudades, la aprobación del Plan Director
de San Pablo y, en un orden más general, el resultado de
las elecciones presidenciales, culminación de un proceso
político que en gran medida se explica por la exitosa experiencia
de los gobiernos locales del Partido Trabalhista en numerosas ciudades,
algunas de ellas entre las más importantes del país.
Raquel es profesora de la Maestría en Urbanismo de la FAU-PUC
de Campinas, y técnica del Instituto Pólis. Escribió
los libros "Estatuto da Cidade - guia para implementação
pelos municípios e cidadãos" (POLIS / CEF), "A
Cidade e a Lei"(Studio Nobel/FAPESP), "O que é
cidade" (Brasiliense) e "Folha Explica São Paulo"
(Publifolha), además de ejercer cargos técnicos y
políticos y ser una de las formuladoras del proyecto del
PT brasileño para vivienda y política urbana.
Simpática y entusiasta en la exposición de sus convicciones,
accedió a repasar, delante de una mesa bien provista de café,
el contexto de los procesos de planificación en Brasil desde
la transición a la democracia y la reforma constitucional
de 1988 hasta la actualidad.
Es importante
comprender el contexto del cambio que se ha producido en las estrategias
de planificación urbana en Brasil en los últimos años
- comienza -, y sobre todo la crítica a la experiencia
anterior en la materia durante las décadas del ´60
y ´70, una planificación que no había logrado
producir ciudades equilibradas desde un punto de vista ambiental
y social. Al contrario, si hay una marca importante en las ciudades
brasileñas es la marca de la exclusión territorial,
el estigma de que la mayor parte de la gente no vive en una "ciudad"
sino en algo muy diferente, muy incompleto, con una urbanización
de muy mala calidad, en periferias sin empleos y sin diversidad
de usos, y en situaciones de absoluta falta de oportunidades urbanas.
Este modelo de exclusión territorial ha marcado mucho la
organización del territorio en Brasil. No solamente el lugar
de los pobres (que son la mayoría de la población),
sino también las condiciones ambientales generales de la
ciudad. La cuestión de la vialidad, el control de las inundaciones,
todo esto ha sido afectado por el hecho de que la ciudad se produce
por extensión sobre periferias no equipadas. Y esto también
ha marcado la política brasileña: con la democracia,
las demandas de los movimientos, organizaciones y asociaciones comunitarias
de la periferia han presionado mucho a los gobiernos locales, y
por lo tanto la inversión en incorporar estos lugares a la
ciudad ha sido una gran fuente de votos y de poder político.
En esta situación, al redactarse la Constitución de
1988 (una Constitución totalmente nueva, un nuevo pacto nacional
como resultado del reconocimiento formal del fin de la dictadura
militar y el consiguiente anacronismo de la gran cantidad de enmiendas
introducidas por los militares), se generó un importante
movimiento por la Reforma Urbana, que aprovechó el espacio
existente para propuestas realizadas directamente por los ciudadanos
y no por los constituyentes: las enmiendas populares. Una de estas
enmiendas fue la "enmienda popular de la reforma urbana",
que básicamente afirmaba la función social de la ciudad
y la propiedad, el derecho de las mayorías a la tierra, la
vivienda y la ciudad, la necesidad de reconocimiento de los asentamientos
irregulares informales y su incorporación a la ciudad, y
que también proponía una serie de instrumentos de
combate a la especulación inmobiliaria en la ciudad.
¿Que
consecuencias tuvieron este movimiento y la enmienda sobre la Constitución
finalmente sancionada?
La consecuencia fue la inclusión de un capítulo de
dos artículos (132 y 133) en la Constitución, que
es una afirmación de la función social de la tierra
urbana. De acuerdo a esta formulación constitucional son
los Planes Directores municipales los que definen, en cada una de
las ciudades, lo que significa cumplir esa función social.
También se introdujo la posibilidad de sanciones para la
retención de tierra vacante en áreas estructurales
de la ciudad, posibilidad que también estaba sujeta a la
delimitación de dicha área y los plazos establecidos
por el Plan Director. Y en la misma Constitución se habla
de una Ley Federal que reglamentará estas sanciones para
su aplicación en el ámbito local.
A partir de ahí comenzó una discusión que llevó
12 años para la sanción de dicha ley federal, que
se aprobó finalmente en julio de 2001: el Estatuto de las
Ciudades. Es el marco de la planificación urbana, y de la
producción de los Planes Directores locales, porque el Estatuto
dispone para los municipios instrumentos de gestión y manejo
del suelo urbano, algunos de ellos ya existentes pero que el Estatuto
sistematiza. No es obligatorio aplicarlos, pero el Municipio puede
aplicar cualquiera de estas herramientas e incorporarla al Plan
Director. Lo único a lo que obliga el Estatuto es a que todo
municipio de más de 20.000 habitantes tiene que tener un
Plan Director, con un plazo de 5 años a partir del año
2001 para hacerlo. A los municipios que ya lo tienen se les da el
mismo plazo para revisarlo, e incorporar los nuevos conceptos. Los
planes nuevos tienen una validez de 10 años y después
tienen que ser revisados. La producción y revisión
de un Plan Director, de acuerdo con el Estatuto, debe ser hecho
con la participación directa de la población, no solamente
por un equipo técnico del gobierno y la posterior aprobación
en el Concejo Deliberante.
A partir de estas normativas, todas las inversiones de la ciudad,
y sus presupuestos anuales y plurianuales, deben seguir las indicaciones
del Plan Director, que de esta forma ha ganado un rol central y
muy importante en la política municipal. Por eso las municipalidades
empezaron el año pasado un proceso de revisión de
los planes directores.
Pero es muy importante remarcar que en realidad el Plan Director
ya está en la Constitución del ´88, señalando
cual es la función social de la ciudad y de la propiedad.
En la década del ´90, mientras se discutía el
Estatuto en el Congreso Nacional, muchas municipalidades empezaron
a hacer planes directores participativos bajo un nuevo concepto,
con introducción de nuevos instrumentos urbanísticos
locales, y muchos ya lo han aprobado. El Estatuto es entonces una
especie de balance de experiencias, no es solamente una normativa
nueva, es también un "estado del arte" en el campo
de la planificación y la regulación urbanística,
porque incorpora muchos de los instrumentos y las prácticas
nuevas. Como por ejemplo, el presupuesto participativo, que en el
Estatuto es obligatorio. Aunque ya se practicaba en Brasil, ahora
está encuadrado legalmente, y por ese motivo no puede ser
omitido. Y lo mismo ocurre con muchos otros instrumentos, inclusive
los relativos al manejo del suelo: el suelo creado, el otorgamiento
oneroso del derecho de construcción, y muchos instrumentos
nuevos que ya se aplicaban en algunos municipios.
Tenemos entonces un periodo, incluso anterior al Estatuto, de renovación
de las prácticas de planificación, y en especial de
nuevas maneras de enfrentar la exclusión territorial (que
en el Estatuto se combate como una cuestión central), de
utilización del suelo urbano. En términos más
técnicos, y además de tener un marco conceptual nuevo,
el Estatuto tiene también una visión de los instrumentos
de gestión del suelo urbano con carácter mucho más
inductivo que normativo (como en cambio era lo usual anteriormente).
Estos instrumentos, más que decir "se puede o no se
puede", sirven para inducir una estrategia establecida en el
Plan. Es en ese campo de la inducción donde están
los instrumentos más novedosos: la separación del
derecho de propiedad del derecho de construcción, la posibilidad
de venta o transferencia del derecho de construcción de un
terreno a otro terreno, las sanciones a la tierra vacante, etc.
Esto es muy interesante en términos de balance disciplinario,
porque esto ha pasado en un momento en que la planificación
urbana y los planes directores estaban absolutamente desacreditados
y descalificados como instrumentos de intervención en la
ciudad.
Ese descrédito
se da en los países centrales a partir de las críticas
al Movimiento Moderno en arquitectura, y de las distintas y progresivas
reacciones a los fracasos de las nuevas intervenciones urbanas:
el Team X. el neoracionalismo italiano, los escritos de Lefebvre.
Pero obviamente en Brasil, y en general en Latinoamérica,
el contexto de este fracaso es otro.
Claro, y además se da también todo el tema de la flexibilización
y abandono de los planes generales, reemplazado por el trabajo por
proyectos o por piezas que es la nueva tendencia en la planificación
...
De alguna
forma, funcional al neoliberalismo...
Exactamente, y sobre unas ciudades, como las latinoamericanas, muy
diferentes a la ciudad europea o norteamericana, que en aquel momento
ya tenía un patrón básico de urbanidad que
incluía todo. Eran ciudades que tenían transporte,
vías pavimentadas, espacios públicos, vivienda. Todo
esto era lo básico y estaba garantizado, sino para todos,
por lo menos para un 90 % de sus habitantes. El contexto europeo
donde se destruye la idea de plan general, es un contexto donde
la universalización del derecho a la ciudad ya se había
obtenido, porque la situación de esas ciudades era totalmente
distinta a lo que fue por ejemplo Londres a fin del siglo XIX.
¡Pero nosotros no! Nosotros siempre trabajamos con esa doble
agenda, una que tiene que ver con las urgencias locales, y otra
que es una agenda internacional. Los procesos de globalización
están insertos en la agenda internacional de planeamiento,
y entonces la gran cuestión de nuestro planeamiento es ahora
como afrontar todo esto tan complicado de tener un nuevo papel frente
a la globalización, frente al desmonte de los estados nacionales,
y hacerlo simultáneamente con la vieja agenda de universalización
del derecho a la ciudad que en nuestros países aun no está
cumplida. Quizás en Buenos Aires esta agenda ya está
mucho más completa que en ningún otro sitio de América
Latina...
Si, pero
solo en la ciudad central...
Obviamente, en la ciudad central. Probablemente ahora Buenos Aires
se transforme en algo mucho más semejante a San Pablo o Río
de Janeiro, pero yo diría que las proporciones de Buenos
Aires entre lo que está "adentro" y lo que está
"afuera" de la ciudad hasta ahora eran distintas a otras
ciudades latinoamericanas. Estamos hablando, en Brasil de un 30%
"adentro" y un 70 % "afuera", en el mejor de
los casos 50 y 50, es algo tremendo. No es solo un tema de política
de vivienda, es un tema de política urbana general, un tema
mucho más amplio.
Recientemente
se ha sancionado el Plan Director de San Pablo, y tú has
participado activamente de ese proceso.
Con la aprobación del Estatuto de las Ciudades el año
pasado, el proceso de formulación del Plan Director de San
Pablo se ve tremendamente afectado. Aquí también es
importante comprender el contexto: San Pablo tuvo un Plan Director
aprobado en 1971 que ha generado una determinada zonificación,
y una ley de zonificación en 1972. Desde entonces, nunca
se ha logrado producir ningún otro plan. Hubo sin embargo
varios intentos, primero en el ´85, y después en el
´88 hubo un plan que ha sido aprobado en el Concejo Deliberante
sin discusión, bajo una norma dictatorial que hoy ya no existe
y que no sería posible después de la Constitución.
Mucha gente consideró ilegitimo este plan impuesto, que tampoco
generó un cambio en la zonificación y que no fue instrumentado,
y más adelante hubo un intento en la administración
de Luiza Erundinha, del PT, de enviar un plan al Concejo, yo era
entonces Directora de Planificación. Ese nuevo plan estaba
dentro del espíritu de la Enmienda Popular, pero no logramos
siquiera votarlo, ni se discutió. Después hubo otras
dos tentativas de enviar un plan, que tampoco se votó, hasta
que a principios de este año entró un proyecto de
plan en el Concejo. El proyecto de plan incorporaba varios instrumentos
nuevos del Estatuto de las Ciudades, y su entrada en el Concejo
ha generado mucho debate y controversia en la ciudad. Particularmente
el sector inmobiliario estaba muy en contra de este plan. A partir
de esta presentación del plan se organizaron 3 frentes de
entidades y organizaciones sociales para presentarse a debatir el
plan y proponer cambios radicales.
Una, la más fuerte desde el punto de vista económico,
es un frente de 30 o 40 entidades del sector empresarial inmobiliario,
constructores, incorporadores, ingenieros, que hizo una fuerte campaña
pública contra el plan y defendiendo otras medidas.
Se organizó también una coalición popular del
Plan Director, básicamente una coalición de movimientos
de vivienda que son bastante fuertes en San Pablo (hacen ocupaciones
y tomas de predios y terrenos en la periferia), y ONGs que trabajan
con el tema, universidades, centros de investigación y profesionales,
también ligados al tema de la reforma urbana (hay desde la
sanción de la Constitución un foro nacional por la
reforma urbana, que ha redactado la Enmienda Popular de la que derivó
el Estatuto). Este Frente realizó una propuesta de 10 puntos
centrales que deberían estar contemplados en el plan, y ha
hecho una campaña pública.
Y hay otro frente, que es un movimiento de barrios residenciales
de clase media y alta, articulados con sectores ambientalistas,
que se movilizaron contra la invasión de edificios en altura
y de usos comerciales, en defensa de la calidad de vida. Algunos
urbanistas organizaron un movimiento más integrado, de Urbanistas
por San Pablo, que también presentó algunas proposiciones.
Todo esto dio lugar a un debate muy interesante dentro y fuera del
Concejo, que finalmente construyó un proyecto de ley sustitutivo
al anterior, a partir del debate y la negociación de los
distintos frentes involucrados. El proyecto sustitutivo resultó
aprobado en agosto en segunda votación, y ahora el Plan inicia
un proceso de dos etapas: la elaboración de los planes regionales
de las Subalcaidías, y la nueva Ley de uso y ocupación
del suelo, revisión de la ley del ´72, que nunca ha
sido revisada en su concepto. Hasta abril de 2003, que es el plazo
del Plan para la presentación de estas nuevas leyes, estaremos
insertos en este proceso.
Es muy importante este nuevo Plan, que incorpora varios de los instrumentos
del Estatuto de las Ciudades (prácticamente todos), y a partir
de ahí, por la propia y enorme importancia de San Pablo,
se convierte en un marco de referencia importante para todas las
ciudades brasileñas.
No es, a mi juicio, el plan de "nuestros sueños",
porque por una serie de problemas ya llegó al Consejo con
mucha extensión y con demasiados artículos (casi 300).
Está muy poco focalizado en estrategias, presenta bastantes
problemas. Pero creo que fue un avance muy grande el lograr aprobarlo.
En una charla
decías que "peor de lo que estamos no podemos estar"...
Si, y es muy importante pasar esa etapa, que ya deberíamos
haber superado hace tiempo, por eso creo que fue muy importante
esta aprobación. Hay otros planes de ciudades menores en
el área metropolitana de San Pablo, en especial 2 planes
que se han realizado bajo el nuevo marco del Estatuto: Diadema,
en la periferia del ABC, y Embu, en la periferia sudoeste, planes
que han sido producidos realmente de una manera participativa, innovadora.
Estos planes han involucrado desde el principio a los distintos
sectores de la sociedad, y son piezas muy interesantes desde el
punto de vista de estrategia de ciudad. Creo que en los próximos
5 años tendremos un período muy rico e interesante
de renovación del marco y las estrategias de la planificación
urbana, y será muy interesante ver como todo estos procesos
han sedimentado.
En ese mismo
lugar decías que esperabas ver si se podía cambiar
la agenda urbana en los próximos 10 años y que el
tema del derecho a la ciudad dejara de ser una necesidad.
¡Si! Yo trabajo hace muchos años de urbanista, y estoy
absolutamente harta de tener que continuar con esta agenda, pero
creo que si no universalizamos el derecho a la ciudad, no es posible
cambiar de tema en las cuestiones de planeamiento urbano. La cuestión
puede resumirse en algo como: "bueno, somos pobres, tenemos
una renta superconcentrada, tenemos una mayoría de pobres,
pero ¿como es posible hacer planificación urbana bajo
este marco?". Tenemos que hacerlo de alguna manera, y por eso
la misión de la planificación urbana es claramente
redistributiva en este momento. ¡Ojalá!, en 5 o 10
años podamos tener otro panorama en Brasil, cosa que espero,
porque también hay otros factores: por ejemplo, el crecimiento
de la población es menos intenso, la tasa de migraciones
es mucho más baja, hay fenómenos de transición
demográfica que están ocurriendo, y quizás
se pueda cambiar definitivamente esta agenda.
Entrevista:
MC
Algunos
de los INSTRUMENTOS DE GESTIÓN URBANA que incorpora el Estatuto
de las Ciudades de Brasil:
Planeamiento
y gestión
Los principales
problemas urbanos a enfrentar, particularmente en América
Latina, en este final de siglo, remiten al alto grado de injusticia
en la distribución de los encargos y de los beneficios en
las ciudades. El enfrentamiento de esos problemas exige un nuevo
paradigma de planeamiento urbano para sustituir el planeamiento
tecnocrático, basado en un modelo de ciudad ideal. Este proyecto
de ciudad del futuro apostaba a la posibilidad de conducción,
por parte del poder público, del proceso de crecimiento y
desarrollo urbano, realizada a través de grandes inversiones
en transportes, sistema viario, infraestructura y equipamientos
públicos, y de un control estricto de la acción de
los agentes privados dado por el disciplinamiento del uso del suelo,
sobretodo con la zonificación funcional. Este modelo también
correspondía integralmente a una concepción del Estado
como protagonista único en la definición y conducción
de las políticas públicas, confiando en su poder de
inversión y control y descalificando el papel y posición
de la ciudadanía. Finalmente, bajo esta concepción,
se operaba una separación total entre planeamiento y gestión
y incluso un conflicto entre estas dos dimensiones, operando el
planeamiento apenas en la esfera técnica y la gestión
en la dimensión política. En la práctica, muy
poco de lo que se idealizó de esa forma ha salido del papel
y gran parte de la ciudad real no tiene que ver con las normas y
estándares propuestos, lo que traduce la ineficacia de este
paradigma para enfrentar los retos de la ciudad.
Un nuevo paradigma
que privilegia la ciudad real, aceptando en ella la presencia permanente
del conflicto y tomando la gestión cotidiana como punto de
partida, se está desarrollando en las ciudades latinoamericanas.
Este nuevo paradigma parte del planteamiento de que la ciudad se
produce por una multiplicidad de agentes que deben tener su acción
concertada, generando un pacto que corresponda al interés
público de la ciudad. Presupone una revisión permanente
para ajustes o adecuaciones, que mantenga un seguimiento de la dinámica
de la producción y reproducción de la ciudad. Dentro
de este contexto buscamos explorar las posibilidades de utilización
de instrumentos de gestión urbana, apuntando algunos requisitos
de implementación e identificando, en los casos en que hubo
experiencia de aplicación más consistente, las dificultades
y alternativas de nuevos caminos. Es muy importante señalar
que lo más importante de los instrumentos es su lógica
y no su diseño institucional y legal. A partir de una comprensión
del paradigma, es necesario diseñar instrumentos y estrategias
específicos para cada caso.
La macro-zonificación
en el establecimiento de una ordenación física
La macro-zonificación
establece una referencia espacial para el uso y la ocupación
del suelo en la ciudad, de acuerdo con las estrategias de política
urbana. Define inicialmente grandes áreas de ocupación:
zona rural (por ejemplo, para producción de alimentos, exploración
minera, producción de madera) y zona urbana (residencias,
industrias, comercio y servicios, equipamientos públicos).
A partir de ahí, define, aún en grandes áreas
de interés de uso, las zonas a incentivar o a cohibir la
ocupación, partiendo de la compatibilización de la
capacidad de la infraestructura instalada con las condiciones del
medio físico, con las necesidades de preservación
ambiental y con las características de uso y ocupación
existentes. Dentro de ese macro-zoning aún se definen áreas
especiales de interés de preservación y de interés
social.
Incentivos
para la ocupación de terrenos no construidos o sub-utilizados
1. Impuesto
predial/territorial progresivo
Consiste en
la utilización de un impuesto para cohibir el uso especulativo
del suelo urbano, es decir, sin finalidad tributaria. Los terrenos
desocupados o sub-utilizados, que estén localizados en áreas
cuya urbanización y ocupación sea prioritaria, deben
ser adecuadamente ocupados. Para imponer la ocupación de
esos terrenos existe la posibilidad de urbanización o edificación
compulsivas - mecanismo aplicado por el poder público para
impedir que las áreas desocupadas de la ciudad continúen
ociosas; a través de ese mecanismo se puede establecer un
plazo para la parcelación o construcción de las áreas
desocupadas o sub-utilizadas. El propietario que no cumpla ese plazo
será penalizado con la aplicación progresiva del impuesto
territorial y predial urbano y tendrá un nuevo plazo. Cuando
se termine, si el terreno todavía estuviere desocupado u
ocioso, podrá ser expropiado, con títulos de la deuda
pública de largo plazo, por ejemplo.
Los casos para parcelación y edificación compulsivas
y la aplicación progresiva del impuesto territorial y predial
urbano deberán ser definidos por ley.
Se debe considerar casos de exención, como por ejemplo propietarios
de un único inmueble con pequeñas dimensiones. También
se pude asociar este instrumento con las Zonas Especiales de Interés
Social y el Consorcio Inmobiliario.
2. Consorcio
inmobiliario o urbanización consorciada
Consiste en
una forma de cooperación entre el poder público y
la iniciativa privada, que busca la promoción de inversiones
urbanas en áreas no provistas de infraestructura sobre las
cuales pesa una presión de ocupación. En un ejemplo,
el propietario entra con una gran área no urbanizada y el
poder público invierte en dotaciones de infraestructura,
volviendo al particular una parcela del área original, urbanizada,
cuyo valor corresponda al valor inicial de la área total
sin urbanizar. El resto del área ya urbanizada lo retiene
el poder público para sus programas de vivienda o equipamientos
públicos. Puede ser voluntaria o como consecuencia de la
urbanización y edificación compulsivas.
Instrumentos
de optimización de la infraestructura existente y de reducción
de sus costos de expansión.
Son varios los instrumentos que deben ser implementados simultáneamente,
algunos de naturaleza intensificadora de la ocupación en
áreas potencialmente densificables y otros de naturaleza
restrictiva a la expansión del tejido urbano:
1. Coeficiente
de aprovechamiento básico:
representa el derecho de construir igual para todos, en todo el
territorio urbano, buscando la viabilidad de implementación
del "suelo creado". Este coeficiente de aprovechamiento
básico será establecido de forma concertada, de tal
forma que servirá para acomodar la mayor parte de la producción
de las edificaciones de la ciudad, variando por lo tanto de ciudad
en ciudad. Por ejemplo, el coeficiente de aprovechamiento básico
a adoptarse podrá ser 1, lo cual implica que la mayor parte
de las edificaciones existentes o a construirse se encuadren en
ese índice. Las actuaciones inmobiliarias que utilicen el
coeficiente de aprovechamiento por encima del básico corresponderán
a la menor parte del total de las edificaciones de la ciudad.
2. Concesión
onerosa del derecho de construir por encima del coeficiente de aprovechamiento
básico: suelo creado
La posibilidad
de construir por encima del coeficiente básico se denomina
concesión de otorgamiento oneroso del derecho de construir
o suelo creado, que el poder público vende a los interesados.
Introduce la separación conceptual entre derecho de propiedad
y el derecho de construir. Para que esa venta ocurra se establecen
"reservas de área adicional" (cantidades totales
de metros cuadrados para vender) diferenciados, por zonas de la
ciudad y por usos, de acuerdo con la intención de ocupación
reflejada en la política urbana: grandes reservas para zonas
donde se pretende intensificar el uso y la ocupación y reservas
reducidas en zonas donde la intención es la inversa. Los
recursos originados de la venta del suelo creado podrían
formar un fondo específico de urbanización, sin vínculo
con los recursos presupuestarios, con gestión paritaria entre
el poder público y sociedad civil, para viabilizar proyectos
estratégicos concertados.
En áreas donde haya la intención de estimular la producción
de determinados usos, como por ejemplo las viviendas de interés
social, se podrá prever por ley la exención del pago
del suelo creado (por ejemplo en las zonas especiales de interés
social de áreas urbanas desocupadas). El mismo se puede establecer
para incentivar la instalación de usos no residenciales en
periferias exclusivamente residenciales, con la intención
de disminuir la necesidad de desplazamiento en la ciudad.
3. Operaciones
urbanas
Es un instrumento
de cooperación entre el poder público y la iniciativa
privada, a través del cual ciertas intervenciones se promueven
en determinadas áreas de la ciudad. El poder público
diseña el proyecto (o lo contrata a profesionales privados
por concurso o encargo, bajo sus directrices urbanísticas
generales), coordina la implantación de infraestructura y
las formas de ocupación de esas áreas, y el sector
privado aporta los recursos para las obras a realizarse. Para el
desenvolvimiento de ese trabajo integrado se establece una reserva
de área edificable específica para aquel perímetro
(calculada a partir de la capacidad de soporte de la región)
que será vendida para la iniciativa privada. Los recursos
de esa manera obtenidos se aplican en el propio perímetro,
en obras de infraestructura, áreas verdes, equipamientos
y, en casos especiales, en viviendas de interés social, destinadas
a la población de bajos ingresos que ya vive en el lugar.
4. Operaciones
interligadas
Es un instrumento
de cooperación entre la iniciativa privada y el poder público,
a través del cual se venden excepciones relativas, por ejemplo,
al coeficiente de aprovechamiento, a la tasa de ocupación,
supresión o disminución de la alineación, implantación
de usos no conformes, aumento de altura mínima y otras.
Instrumento
que haga viable la no ocupación: transferencia de potencial
constructivo
El propietario
de un inmueble sobre el cual pesa un interés público
de preservación, sea desde un punto de vista ambiental, o
desde un punto de vista de patrimonio histórico, cultural,
paisajístico y arquitectónico, puede utilizar en otro
inmueble, o vender, la diferencia entre el área construida
del inmueble preservado y el total de área construida atribuida
al terreno por el coeficiente de aprovechamiento básico,
de conformidad con la legislación existente. La transferencia
solamente será permitida si el propietario participa de algún
programa de preservación elaborado en conjunto con el poder
público o elaborado por el privado y aprobado por el ente
técnico responsable.
Mecanismos
de estímulo a la producción de viviendas de interés
social en la ciudad y de regularización fundaria de "tugurios"
y de parcelaciones irregulares
1. Creación
de Zonas Especiales de Interés Social
Las Zonas Especiales
de Interés Social son delimitaciones de perímetros
vacíos en áreas aptas e interesantes para urbanizar,
o en áreas donde ocurre una ocupación irregular, en
desacuerdo con la legislación vigente, que pasan a ser objeto
de estudio, intervención y reglamentación específicos.
Pueden ser de tres tipos:
1. áreas urbanas desocupadas - componen esa tipología
los terrenos desocupados que podrían ser destinados a la
implantación de programas de vivienda de interés social
(particularmente aquellos sujetos a la urbanización y edificación
compulsivas o al impuesto territorial y predial progresivo). Facilitan
el acceso a la vivienda por sectores de bajos ingresos, sea por
abaratamiento del precio, sea por flexibilización de los
parámetros.
2. "tugurios" - componen esa tipología los terrenos
públicos o privados ocupados por "tugurios", donde
haya el interés público en la urbanización
y/o en la regularización jurídica de la posesión
de la tierra.
3. parcelamientos irregulares - componen esa tipología los
parcelamientos para las cuales haya interés público
en la regularización jurídica de la parcelación
del suelo, en el completamiento de la infraestructura urbana y de
equipamientos comunitarios o en la recuperación ambiental
(por ejemplo de áreas de alto declive, no recubiertas por
vegetación, sujetas a riesgo de derrumbes).
Actuaciones
de impacto urbanístico o ambiental
Son objeto de
análisis específico las actuaciones de impacto - polos
generadores - que dependiendo de su porte pueden sobrecargar la
capacidad de la infraestructura de una región, provocar incomodidades
a la vecindad, o causar alteraciones significativas al medio ambiente.
Sean públicas o privadas, están sujetas a la presentación
de una descripción de impacto de vecindad y a la implantación
de obras y medidas necesarias para disminuir o eliminar el impacto
en cada caso. Se pretende encontrar la mejor forma para la ubicación
de esas grandes actuaciones y no simplemente recurrir a la alternativa
de prohibición.
Un nuevo
concepto en el control de la localización de los usos en
la ciudad
El nuevo concepto
de ley de usos aparece como complemento a otras reglas ya establecidas
como, por ejemplo, la de densificación a partir del coeficiente
básico. Propone establecer condiciones necesarias y suficientes
para garantizar la coexistencia entre actividades diversificadas,
sin comprometer el ambiente natural y construido y las condiciones
de circulación de la ciudad. La posibilidad de instalación
de cada uso se da fundamentalmente por la infraestructura viaria
instalada que constituye uno de los elementos estructuradores del
espacio urbano, y por la convivencia de cada uso con los demás,
especialmente con el uso residencial. Fundamentalmente la simplificación,
con relación a la legislación tradicional, se logra
por la reducción del universo de usos sujetos a control,
con la introducción del concepto de usos incómodos,
o sea que pasa a existir un listado de usos no generadores de incomodidad
que pueden instalarse libremente en la ciudad.
Fuente:
Raquel Rolnik
·
El Plan Director de San Pablo puede visitarse en la Web en el sitio
de la Alcaldía de San Pablo, Secretaría
de Planificación
· Esta edición de café de las ciudades provee
un ejemplar facsímil del Estatuto
de las Ciudades de Brasil, traducido al español.
presentación
comienzo de la nota
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Tendencias
El multiculturalismo, según Prestinenza Puglisi
"Se
trata de mucho más que poner a punto técnicas de persuasión
por imágenes como las de Las Vegas o el Mall of America. Se
trata de imaginar, también en sentido físico, la sociedad
diversa y multicultural". |
El texto
que sigue ha sido extraído de "Tres palabras para el
próximo futuro", de Luigi Prestinenza Puglisi, recientemente
editado en italiano por Meltemi. "Multiculturalismo",
la segunda de las tres palabras, implica una reflexión sobre
las relaciones entre arquitectura y ciudad contemporánea.
Las restantes dos palabras son No Logo y Ecología.
Luigi Prestinenza Puglisi es un crítico italiano de arquitectura
y enseña historia de la arquitectura contemporánea
en las Universidades de Roma y Siracusa. Colabora en las revistas
italianas Domus, L'Arca, Costruire, L'Architettura, Il Progetto,
en la revista suizo italiana Spazio Architettura, y en la australiana
Monument. Ha escrito varios libros sobre arquitectura contemporánea
(Esto es mañana, vanguardia y arquitectura contemporánea;
Silenciosa vanguardia, una historia de la arquitectura 1976-2002),
monografías sobre Rem Koolhaas y Zaha Hadid, y un libro traducido
al inglés y al coreano: HyperArchitecture (Birkauser, Zurich).
Es uno de los editores de la serie L'Universale di Architettura
, fundada por Bruno Zevi.
La segunda palabra
para el próximo futuro es Multiculturalismo. Me doy cuenta
que puede ser interpretada equivocadamente. Por ejemplo, como una
declaración de desconfianza en los valores de la cultura
occidental y no como su cumplimiento, el pasaje obligado (en cuanto
lo pueda ser un fenómeno histórico) de una línea
de pensamiento que va de Heráclito a Jenofonte, de Erasmo
a Bacon, de Kant a Feyerabend.
Esto es, de una tradición que se ha desarrollado y se desarrolla
solo porque ha sabido recoger el punto de vista de los otros, poniéndose
a si misma en crisis. Es la duda metódica al haber hecho
del principio de la tolerancia y del cambio dialéctico el
propio punto constante e irrenunciable. Tanto que nuestras concepciones
más férreas y estructuradas, que son las científicas,
se basan sobre el propio principio de la continua reelaboración
crítica, el principio del falseamiento de Popper. Es decir,
ver hasta la prueba contraria. Con la paradoja que investigadores
y científicos, a diferencia de lo que ocurre en las culturas
de los sistemas tradicionales o totalitarios, no son pagados para
valorizar las teorías existentes sino para ponerlas en discusión.
No es arriesgado afirmar que la nuestra es una cultura fundada sobre
la crisis, o mejor, sobre la gestión de la crisis. No sobre
su exorcismo, como quisieran muchos críticos de la ideología.
Gracias a esta actitud hipercrítica, hemos metabolizado culturas
árabes, orientales, paganas, indias, persas, cristianas,
judías, exóticas y muy diversas entre sí. No
sin ejercitar sobre estas la constante y liberadora violencia de
nuestro método de indagación, que prevé que
el output no coincida nunca con el input, que el resultado sea distinto
de la simple sumatoria de los agregados singulares.
También en Arquitectura son bienvenidos desde siempre los
injertos, las hibridaciones, las reelaboraciones de temas externos.
Wright, para producir su período de obras maestras iniciado
en 1936, pasó dos décadas para metabolizar, primero
la cultura europea con el viaje de 1909, luego la cultura japonesa
con el Hotel Imperial, la centroamericana con las casas californianas
y finalmente la del International Style con la muestra de 1932,
en la que fue humillado y marginado. Sin embargo, ¿que cosa
tenían de japonesas las casas japonesas de Wright? ¿O
de centroamericano la Hollyhock o la Storer? Todo y nada, porque
habían pasado a través del cedazo de una cultura que
las había absorbido.
Miremos ahora la Casa de la Cascada: leeremos el viaje a Europa,
la reflexión sobre el International Style, la cultura japonesa
e incluso la centroamericana. Pero reconstruidas en una nueva forma.
Es cierto que la arquitectura de Wright ha sido fruto de la voluntad
férrea de un genio que supo recrearse a sí mismo a
los 69 años. Mientras que el proceso de globalización
adviene entre caídas y vacilaciones siguiendo una deriva
histórica mucho más compleja. Pero no se requiere
mucho para ver su inevitabilidad temporal. Miremos sino las cosas
que se están produciendo en Rusia, en China, en la India.
Lo que no quiere decir - lo repito para evitar equívocos
y triunfalismos - que se trate de un proceso simple y sin costos:
la globalización despedazará tradiciones, eliminará
modos de vida, hará desaparecer dialectos y palabras locales.
Pero también la invención de la escritura provocó
lacerantes escisiones, imponiendo dramáticos abandonos, al
punto que se narra que el faraón maldijo a aquel que, inventando
los jeroglíficos, había congelado el lenguaje, destruyendo,
de hecho, la cultura oral y su poesía. Sin embargo, nadie
hoy, ni siquiera un ultratradicionalista, pensaría en volver
atrás. Vemos entonces la escritura como un hecho natural,
olvidando que es, en cambio, el fruto de un proceso de artificialización
de lo real que ha durado centenares de miles de años y es
activado día a día no sin violencia sobre nuestra
especie (pensemos cuan antinatural es obligar a un niño a
estar tras unos pupitres durante años, imponiéndole
un proceso de abstracción cada vez más complejo y
difícil).
No se avanza sin pérdidas. No se progresa sin remitir continuamente
a discusión el modo de ubicarse respecto al mundo. La superioridad
del método occidental se funda sobre la contradicción
de un ilimitado orgullo que convive con una infinita humildad. De
esto, una tolerancia que roza lo paradojal. Una apertura sin límites
que las culturas arcaicas e integristas rechazan por debilidad y
flacura moral.
Si la globalización vence - lo hemos visto cuando se disgregó
el Muro de Berlín - no es porque sea impuesta con la fuerza
de las armas o con los poderes extraordinarios de las multinacionales.
O al menos, no solo por eso, sino porque ofrece un modelo más
dúctil y eficaz: el mejor instrumento hasta ahora elaborado
para resolver problemas, encauzar positivamente las energías.
No quiero, obviamente, sostener que obramos siempre en el mejor
de los modos. Basta leer el informado y bien documentado libro de
Naomi Klein "NO LOGO" para descubrir cuan ávidos
y malhechores son con frecuencia los gobiernos occidentales y las
empresas multinacionales. Las injusticias, sin embargo, se resuelven
o al menos se minimizan. Basta ver la evolución histórica
desde un punto de vista suficientemente alejado para comprender
que el proceso tiende a lo positivo. Aunque sea con lentitudes deprimentes
y pasos atrás angustiantes, que vivimos todos los días,
y que a menudo nos hacen desesperar orientándonos hacia un
apocalíptico pesimismo. Que nos esconde el aspecto positivo
de los fenómenos en curso y el enriquecimiento de los sistemas
de vida que están cambiando nuestra cultura y - lo que más
nos interesa examinar en este escrito - el modo de ver y concebir
el espacio, la arquitectura.
Podemos ver la globalización como una medalla con dos caras.
De un lado está la standardización de los comportamientos.
Me ha impresionado el trabajo de un reportero que ha viajado por
todo el mundo y, en cada país, ha convencido a un matrimonio
para sacar a la calle el amoblamiento de su propia habitación
para poder fotografiarlo todo junto. Y bien: la inmensa mayoría
de las personas - rusos y americanos, polacos o napolitanos - tenía
muebles parecidos. Vivían según un mismo modelo de
vida.
¿Por que ver este fenómeno en negativo? ¿Y
no como la realización, aunque sea mínima, de un principio
de igualdad y homogeneidad, por el cual la cultura arquitectónica
y urbanística ha luchado - pienso por ejemplo en las investigaciones
sobre el existenz minimum, los estudios de Klein, de Neufert, de
Panero y Zelnik, el propio Manual del Arquitecto de Ridolfi e Zevi
- durante toda la primera mitad del siglo XX?
Hoy negocios, aeropuertos, hospitales, sistemas de servicios, tienden
a resultar uno igual al otro. ¿Que diferencia sustancial
hay sino entre Fiumicino y Heatrow? ¿Entre el aeropuerto
de Singapur y el de Chicago? Esta homogeneización, a menudo
estudiada a partir del ahora celebérrimo libro No lugares,
de Marc Augé, es en el fondo positiva y tranquilizante. Los
no lugares, son, en efecto, los espacios de la calidad técnica
difundida. Estructuras donde nada está destinado al azar,
en su interior está calculado el número de los decibeles,
de los lux, la extensión de los recorridos, la frecuencia
de lugares de descanso, el tipo y la calidad de la información.
Son seguramente los únicos espacios donde se concreta el
sueño de la máquina de habitar, de la economía,
de la eficiencia, del confort tecnológico.
Sabemos que en cualquier lugar del mundo podemos acceder al mismo
nivel de servicios, y probablemente al mismísimo nivel de
seguridad. ¿Quien de nosotros aterrizaría con confianza
en un aeropuerto africano gestionado con criterios "locales"?
La búsqueda
de niveles de servicio racionales y estandarizados en todo el planeta
requiere investigación y capacidad innovativa. Antes que
nada, una reflexión sobre el rol de las tecnologías
electrónicas. Pensemos, por ejemplo, como las funciones bancarias
se han difundido a escala planetaria gracias a las tarjetas de crédito
y los cajeros automáticos. O también, como ha cambiado
el sistema de distribución de libros con las ventas por correspondencia
vía e-mail. No solo en el sentido de que estas han permitido
la adquisición de libros en red, a cualquier hora del día,
desde cualquier lugar de la tierra y con catálogos gigantescos,
sino también en el sentido en que la competencia de gigantes
como Amazon ha impuesto a las librerías de la calle al tener
que cambiar su vieja fisonomía, haciéndolas devenir
de lugares angostos y polvorientos en espacios apetecibles y antivirtuales,
donde el libro se puede tocar y hasta leer disfrutando de un café.
Es cierto que para obtener una creciente calidad de servicio, existe
el peligro de que nosotros mismos perdamos en "materialidad",
transformándonos en información abstracta. Muchos
edificios e instrumentos ahora nos tratan como a bits, esto es,
no como hombres específicos, conocidos e identificados, sino
como entes genéricos, portadores de un quantum informativo.
Es la paradoja de la democracia electrónica. De un lado no
pone prejuicios de pertenencia: para poder acceder y utilizar las
estructuras de nuestra contemporaneidad basta que las personas -
de cualquier nacionalidad, credo o color - respeten algunas reglas.
Pocas y recurrentes, iguales para un centro comercial, un estacionamiento
enterrado, una autopista o un cajero automático. En estos
lugares, uno se hace reconocer como solvente, espera su turno, sigue
las instrucciones, disfruta del producto, paga. Del otro lado, es
evidente nuestra reducción a números. La identificación
es, de hecho, posible gracias a un código: del pasaporte,
de la tarjeta de crédito, de un PIN. No más el conocimiento
individual, el reconocimiento del grupo.
En "El mundo de ayer", Stefan Zweig afirma: "una
vez, el hombre tenía un alma y un cuerpo, hoy necesita también
de un pasaporte, de otro modo no es tratado como un ser humano".
Escrito en 1942, el libro fue publicado como póstumo en 1946.
Desde aquellos años el proceso de des-individualización
de la persona ha ido progresando. Sirva como prueba que muchas películas
contemporáneas - pienso, entre otras, en Blanc, de Krzysztof
Kiéslowski - recurren al expediente narrativo del sentido
de desesperación generado por un pasaporte vencido o una
tarjeta de crédito devenida ineficaz.
Los hechos,
sin embargo, desmienten las previsiones catastróficas. Nunca
como hoy las personas se encuentran, viajan, interactúan.
Quien preveía que seríamos reducidos a números
abstractos, me parece que andaba poco por las calles. Y el que preveía
que el teletrabajo disminuiría los contactos entre las personas
ha sido desmentido del mismo modo que quien había previsto
que los teléfonos nos habrían de encerrar en nuestras
casas o de quien pronosticaba la crisis del libro. Conozco muchachos
que practican sistemáticamente el "levante" o "ligue"
electrónico, así como nosotros lo intentábamos
en las playas de Sicilia o entre las columnatas de San Pedro. No
por interactuar virtualmente, como en los filmes apocalípticos
que prefiguran un creciente solipsismo e inacción comunicativa,
sino más bien para luego reencontrarse en carne y hueso.
Los nuevos medios, como ha demostrado brillantemente Mc Luhan, no
destruyen los viejos. Al contrario, habitualmente los potencian,
obligándolos a redefinirse. Le ha acaecido al dibujo. Los
académicos lo veían en riesgo de desaparición,
oprimido por el estandarizante CAD. Hoy, sin problemas, los jóvenes
dibujan a mano alzada, y luego insertan los datos mediante el scanner,
los manipulan en la computadora y finalmente los reelaboran a mano,
después de haberlos impreso.
Es la astucia de la razón en comparación con las tecnologías
niveladoras. La estandarización crea homogeneización,
pero la homogeneización estimula la diferenciación,
en un proceso continuo hacia lo alto. Y acá está,
entonces, la segunda cara de la globalización: la diversificación.
De la diversificación
muchas veces vemos solo la parodia. Por ejemplo en el exotismo de
los centros comerciales. Si entramos, encontraremos cocina china,
italiana, francesa, tunecina, el negocio danés, americano,
japonés. Cada uno con un estilo propio.
Hay una película de Woody Allen ambientada en un shopping
center. Los protagonistas pasan de un restaurant japonés
a un negocio de artículos hindues, a un espectáculo
de entretenimiento. La maquinaria de captura no sale del mall y
no hay necesidad de ello: en el fondo, el mundo con todas sus diversidades
está todo encerrado allí.
Por otra parte, muchos viajes turísticos, no ofrecen mucho
más que eso, y los más grandes espacios de venta tienen
la misma capacidad de atracción que una prestigiosa localidad
turística. Para visitar el Mall of America, el más
grande de los Estados Unidos, algunos de sus 40 millones de visitantes
anuales toman el avión, y los japoneses lo incluyen en los
circuitos turísticos. La Northwest Airlines ofrece viajes
a precio de descuento y cada año arriban 5.000 autobús
de todos los rincones de los Estados Unidos.
Hace algunos años escribía en la revista Progressive
Architecture el crítico Michael Crosbie: se va al Mall of
America con la misma religiósa devoción con la cual
los católicos van al Vaticano, los musulmanes a La Meca,
los jugadores de azar a Las Vegas, y los niños a Disneyland.
Del viaje como
experiencia del conocimiento, la sociedad contemporánea ha
llegado al viaje como concatenamiento de diapositivas, esto es de
imágenes fragmentarias y típicas. Y si el mundo ha
sido reducido a lo "típico", no es, en el fondo,
difícil extraer los caracteres esenciales y llevarlos directamente
a domicilio.
Los japoneses, por ejemplo, han reconstruido en un ámbito
cerrado un oasis hawaiano y una localidad alpina de ski, y los han
presentado a un público entusiasta que así puede programar
con certeza las propias vacaciones, sabiendo que no serán
arruinadas por condiciones climáticas imprevistas. En una
sociedad del futuro - hipotetiza la película de ciencia ficción
Total Recall (El vengador del futuro), basada en un cuento de Philip
Dick - viajar ya no será más necesario porque conseguiremos
comprar el recuerdo de haber viajado ya a los lugares elegidos.
Pero la pretendida diversidad de los centros comerciales, decíamos
que es una parodia. No es toda la realidad. Basta viajar en un metro
para darse cuenta. Ya por las caras nos damos cuenta que vivimos
en una sociedad que es cualquier cosa menos homogénea y niveladora,
y que la diversidad no está hecha de estereotipos sino de
individuos realmente distintos. Los cuales no corresponden, por
de más, a los modelos ideales a los cuales estabamos acostumbrados
hasta hace algún tiempo.
El otro día
me di vuelta sintiendo a mi espalda una muchachita que hablaba un
romanesco arrastrado. Para mi sorpresa, vi que era una muchacha
de color. Cincuenta años atrás esto hubiera sido imposible.
En 1960, en los Estados Unidos, Martin Luter King marchaba contra
el racismo, y hasta hace pocos años regía el apartheid
en Sudafrica.
En las metrópolis europeas se producen enclaves, similares
a ghettos. Las razas a menudo se yuxtaponen, no se mezclan, no se
integran. Pero no ver los cambios quiere decir estar ciegos. Miremos
sino la CNN, con sus locutores de color, o las películas
que, como Monsoon Wedding o East is East, afrontan el tema de la
mezcla de las culturas, o imaginemos que cosa haya querido decir
confiar buena parte de la defensa y de la diplomacia americana a
Colin Powell y a Condoleezza Rice.
El melting pot, ese gran caldero que pone bajo el mismo techo a
hombres, tradiciones y costumbres diversas, nos desprovincializa,
nos hace aceptar al otro, nos saca de la miopía, de no mirar
más allá del horizonte del campanario, y tiene, para
nosotros que nos interesamos en el espacio, numerosas repercusiones.
Desde un punto de vista absolutamente general, la diversidad entra
en juego produciendo valores positivos e inesperadas hibridaciones.
Siempre lo ha hecho la historia: con la civilización helenística,
con la romana, con la cultura americana de postguerra. En la literatura
de lengua inglesa, hoy, los mejores escritores son los extranjeros,
hindúes y pakistaníes en primera fila, por sus invenciones
lingüísticas y narrativas. Entre ellos, el reciente
Nobel Naipaul.
En arquitectura, personajes como Zaha Hadid, Toyo Ito, Emilio Ambasz
y, entre los más jóvenes, Farshid Moussavi, Karl Chu,
Nonchi Wang, Hammar Eloueini, Hany Rashid, Jae Cha, Maya Lin, Michele
Saee, han sabido injertar temas que provenían de las culturas
locales al interior de la reflexión contemporánea,
pero sin perder de vista el escenario global.
En cambio el
localismo, entendido en forma acrítica, no nos libra de la
pérdida de la espontaneidad y de la especificidad ligada
a la tradición del lugar en el que vivimos y, sobre todo,
no nos impide absorber los peores aspectos de la globalización,
para colmo sin saberlo. Como nos testimonian los centros históricos
sobreprotegidos por las Superintendencias, transformadas de hecho
en pequeñas Disneylandias.
Miremos los proyectos, incluso los mejores, de aquellos que combaten,
al menos de palabra, las búsquedas contemporáneas,
y a la globalización oponen conceptos tales como el de genius
loci, la respuesta contextual, el regionalismo crítico. A
menudo producen trabajos que poco o nada tienen que ver con el lugar.
¿No creen ustedes que por su excelencia - porque mantienen
una atenta búsqueda de los valores táctiles y cromáticos
- Billie Tsien y Tod Williams podrían colocar sus proyectos
en cualquier lugar del globo sin diferencia alguna? ¿Qué
cosa tiene Steven Holl (para su fortuna, siendo un óptimo
arquitecto) de local? ¿Y tantos españoles que predican
valores autóctonos, que cosa tienen de ibérico?
Seriamente, ¿qué sentido tiene radicarse en el lugar,
cuando muchas veces se trata de una postura mistificadora? Cuando
el resultado es coquetear con técnicas constructivas que
no estamos más en condiciones de gestionar, recuperar materiales
que no están más disponibles, derrochar mano de obra,
falsificar con materiales nuevos formas y texturas viejas. Moneo
en Mérida esconde el cemento armado detrás de arcos
y ladrillitos. Gregotti en las casas de Venecia imita las presentaciones
locales con desperdicio de recursos y de creatividad. Snozzi en
Rosà se demora sobre el cardo y el decúmano y la retícula
ortogonal olvidando que vivimos en la época de los trenes
de alta velocidad y de los automóviles, que requieren radios
de curvatura muy distintos. Botta y Carmassi oscilan entre cada
vez más improbables memorias del lugar y nostalgias historicistas
y clasicistas.
En cambio, es
cada vez más interesante la posición de los arquitectos
holandeses, con Koolhas a la cabeza, que tratan de dialogar críticamente
con nuestra cada vez más confusa identidad local. Introduciendo,
en las arquitecturas globales que producen, la multiculturalidad
y, a veces, también la multietnicidad, los distintos modos
de uso del espacio que nuestras complejas sociedades imponen.
No solo lo hacen con obras importantes, como - en el caso de Rem
Koolhaas - Euralille o Agadir, donde nuevos programas funcionales
ponen en crisis los aspectos formales consolidados, sino también
con realizaciones de dimensiones insignificantes, casi al límite,
inaudito, divertido y provocador, de un baño público
en Groningen, realizado con paredes de vidrio con iconos sobreimpresos
que pertenecen al imaginario colectivo y redefinen, a la luz de
las nuevas culturas, nuestras relaciones con el espacio y los objetos
circundantes.
Multiculturalidad, multietnicidad: creo que estas palabras no deben
entenderse en sentido estrictamente literal. Esto es, como simple
respuesta a nuevas necesidades para acoger, al interior de la producción
arquitectónica, temas que provengan de otras culturas. Aunque
por cierto son también esto: si en el futuro aumentará
el número de inmigrantes, no podremos dejar de pensar en
ofrecerles casas a su medida, servicios sociales organizados en
función de necesidades específicas, equipamientos
culturales respetuosos de sus valores. Y si se construye en Oriente
- pensemos por ejemplo en el mercado chino- no se puede pensar en
reproducir, tal y cual, los estereotipos occidentales.
Detrás de las palabras multietnicidad y multiculturalidad
se oculta una nueva concepción del mundo. Que ha hecho de
la individualidad y de la diversidad - de costumbres, de raza, de
religión, de preferencias sexuales - un valor. Hoy no se
busca más la igualdad sino la libertad. No la satisfacción
de grandes ideales universales, sino de aspiraciones individuales.
Cada uno, en suma, extranjero respecto de los otros y orgulloso
de esta "otredad" - que no implica necesariamente aislamiento,
soledad, o mucho menos, misantropía -.
La consecuencia es que los standard, que como habíamos visto
constituyen un aspecto de la globalización, no bastan por
si solos. Son un prerequisito, un mínimo por reclamar al
sistema prestacional del edificio para liberar comportamientos,
modos diversos de vida.
Para comprendernos
con un ejemplo: hoy se da por descontado que cada habitación
tenga un buen aislamiento térmico, acústico, responda
a normas higiénicas, sea equipada con un cierto número
de electrodomésticos (una casa sin televisor, teléfono
y computadora es hoy inimaginable). Pero, además y sobre
todo, debe responder a las necesidades individuales de sus componentes.
Los cuales no son fácilmente definibles ni por número,
género ni por sus preferencias singulares. En suma, no sabremos
nunca si en el alojamiento proyectado por nosotros vendrá
a habitar una familia con mujer, marido y dos hijos, o una pareja
heterosexual sin hijos, u homosexual con niño, o un soltero,
o una soltera con hijos, o una persona anciana, o una pareja de
discapacitados, o una familia patriarcal. Supuesto que lo supiéramos,
no sabremos nunca cuales puedan ser sus preferencias: ¿quién
ha dicho que dos personas ancianas, por el solo hecho de tener la
misma edad, tengan las mismas exigencias y valores similares? ¿O
que en una familia con marido, mujer y dos hijos, los modos de vida
sean compartidos? Resultado: no podemos más utilizar modelos
fuertemente constrictivos, de carácter general y abstracto.
¿Aumentará la flexibilidad, aumentarán los
espacios individuales por sobre los colectivos? Quizás. La
respuesta no es fácil. Comenzará a delinearse solo
cuando hayamos acumulado un mínimo de experiencia. En el
momento actual no es difícil prever la radical redefinición
de las tipologías tradicionales.
Si permanecemos en el ámbito de la casa, no se necesita mucho
para comprender cuan anacrónica sea la concepción
de una estructura dividida en zona de noche y zona de día
respecto a una familia que en el curso de la jornada tiene exigencias
distintas y mutables que van mucho más allá de la
simple dialéctica estar / dormir. Análisis similares
deben ser intentados para los espacios públicos, donde en
el lugar del "Sujeto Colectivo" quizás se deberán
prever grupos de afinidad, de elección, de interés.
Donde la rígida división entre las actividades - comerciales,
culturales, del tiempo libre - perderá sentido progresivamente.
Como testimonian los museos transformados en shopping center y,
viceversa, las boutiques en galería de arte. Este es un tema
sobre el cual hoy existe una vasta y puntual literatura. Y sin embargo,
buena parte de la cultura arquitectónica y de la clase política
se demora en darse cuenta, cerrando los ojos, o peor aun, exorcizando
un cambio que no dudaría en definir de dimensión temporal,
obstinándose en cambio en modelos espaciales que no pueden
más que resultar malogrados.
Creer posible
volver al ágora, a las plazas de la aldea o de los mitos
resurgimentales, a la casa modelo Corviale, a hipótesis que
postulaban el primado de la sociabilidad sobre la individualidad,
significa entregar de hecho todo el espacio público a los
centros comerciales, y el privado a las organizaciones especulativas
que, sobre la satisfacción de estas necesidades (banalizadas
y desproblematizadas) estructuran su propia fortuna económica.
Búsqueda del particular sobre el social, del único
sobre el mass produced, del grupo sobre el colectivo. Este es el
hilo conductor para comprender la historia de las formas de la segunda
mitad del siglo XX. De la cadena de montaje, del taylorismo, de
las concepciones unificantes de la metáfora del reloj, a
la fábrica inteligente, al salto creativo, a la metáfora
de la complejidad y de la asincronía.
Podemos sonreír ante de la personalización de un electrodoméstico
o de la zapatilla Nike que nos diseñamos por nuestra cuenta
vía Internet, o ante el catálogo interactivo de la
Smart. Pero haciendo esto se sepulta una idea, una posibilidad:
la reivindicación, incluso en el campo productivo, de la
Obra Abierta. La necesidad de comprometer al usuario que deja, y
definitivamente, de ser un terminal pasivo de un proceso decidido
por otros.
Teorizada en los años 50 y 60, la Obra Abierta permanecía
relegada en el limbo de la alta experimentación, de la literatura
y del arte para pocos entendedores. Hoy, gracias a la electrónica,
que permite gestionar fácilmente y en tiempo real interrelaciones
personalizadas a distancia, entra con prepotencia en el circuito
productivo.
Con la misma
facilidad con la cual se autocompone el automóvil, se podrá
proyectar la casa. Este proceso ya es activable sin dificultad con
los muebles. Por ejemplo, es posible ensamblar una cocina, visualizarla,
tener el listado de prestaciones y el presupuesto. ¿Decadencia
del proyecto? Para nada. Solo si el programa no es suficientemente
creativo y enmascara, detrás de una aparente pluralidad de
elecciones, una sustancial rigidez en la oferta. Hany Rashid, solo
por citar un excelente proyectista que está tomando en serio
esta posibilidad entreviendo al mismo tiempo los aspectos creativos
y productivos, está realizando para la Techno algunos muebles
de oficina innovativos insertándolos al interior de un sistema
de proyecto vía Internet extremadamente inteligente.
Por cierto, las alternativas ofrecidas por el proyectista deben
ser reales, no epidérmicas e ilusorias. En la Bienal de Arquitectura
de 1999, Diller & Scofidio han mostrado cuanta mistificación
existe en este asunto a partir del ejemplo emblemático de
la habitación de hotel que se repite sustancialmente igual
en todos los hoteles del mundo, pero parece distinta porque cambian
los colores, los diseños de la tapicería, el panorama
que se ve desde la ventana, el estilo de los cuadros colgados en
la pared y el color de la piel (aunque no de la divisa) del camarero
adscripto al servicio.
Si el cambio debe ser sustancial y no efímero, como ciertamente
nos proponen las grandes cadenas hoteleras, deberemos reafrontar
el problema de la tipología. No ya como en los años
'70 y ´80, cuando la búsqueda de los tipos edilicios
fue transformada en la puesta a punto de un sistema de invariables
tan rígidas como intolerables, sino siguiendo lógicas
que dejan lugar incluso a lo aleatorio.
Me parece que la búsqueda ya se está moviendo en dos
direcciones. Por un lado experimentando tipologías abiertas
para los nuevos usuarios, para los inmigrantes, para aquellos que
más sufren el déficit habitacional, por ejemplo ancianos
y discapacitados, o que, por condiciones de trabajo, por ejemplo
frecuentes mudanzas o viajes, tienen una relación no tradicional
con el alojamiento. Por otro, organizando sistemas combinatorios
que, mediante el auxilio de instrumentos informáticos y de
la interactividad permitida por las modernas tecnologías
de simulación, ofrecen el modo de construirse una casa a
la medida de las exigencias funcionales particulares y de las específicas
expectativas de forma, en suma, de los propios sueños, pero
sin por esto renunciar a la contribución sintética
del arquitecto.
Las nuevas tipologías requerirán seguramente un compromiso
constructivo, incluso de demolición y reconstrucción.
No puede pensarse en adaptar todo. Ya lo habíamos hablado:
lo viejo no tiene valor de por si. Tanto más si a menudo
la conservación mantiene, más bien exalta, lugares
inadaptados a las actividades hospedadas.
Con la crisis
del Movimiento Moderno hemos comprendido que forma y función
no están tan estrechamente interrelacionadas como por un
tiempo se ha pensado. Sin embargo, esto no nos autoriza a pensar
que cada espacio puede ser adaptado para todo. Creo que ha llegado
el momento de discutir seriamente los excesos de esa tontera política
del contenedor pluriadaptable que demasiadas veces nos ha dado habitaciones
oscuras y con espacios bloqueados, aulas universitarias con visuales
y acústica inadecuadas, complejos deportivos con espacios
míseros, espacios colectivos inaccesibles y con costos intolerables.
Valga como ejemplo el ex Colegio Máximo en Roma, una restauración
que duró décadas para transformar en un mediocre museo
un edificio todavía más mediocre. No pongo en discusión
el compromiso y la habilidad del proyectista, pero ningún
médico, por mejor que sea, puede devolver la vida a un moribundo.
A lo sumo puede, con la crueldad propia de los hombres píos,
prolongarle la agonía.
Un tema ulterior,
de algún modo conectado con el problema que estamos afrontando,
es el proyecto del vacío. Ante todo: no creo que el vacío
tenga vida autónoma. Pienso que es definible solo en negativo,
en contraposición a un positivo, a una configuración
que lo sustancia y lo delimita, y estoy convencido que hablar de
ausencia es siempre hablar de presencia, pero desde otro punto de
vista.
Sin embargo es justamente asumiendo este punto de vista distinto
que es posible afrontar directamente el problema del uso del espacio
y evitar posiciones preconcebidas, sea requiriendo a toda costa
la salvaguarda del edificio objeto, sea invocando la piqueta hausmanniana
y la construcción ex novo de metros cúbicos, que en
ciertos contextos no pueden sino crear más situaciones problemáticas
que aquellas que resuelven.
Se proyecta a partir del vacío, pero, aunque el concepto
sea remarcado y repetido hasta la obsesión, sobre todo en
las Universidades - como ejemplos están el Raumplan de Loos,
la promenade architecturale de Le Corbusier, Broadacre City de Wright
- la gran mayoría de los proyectistas se limita a los llenos:
a la composición de la fachada, al volumen singular. Difícilmente,
no digo en la fase de diseño, pero al menos en la fase de
verificación, se cambia el punto de vista y se observa el
edificio, la estructura urbana como vacío. Entre otras razones
porque se trata de una operación compleja, o al menos no
inmediatamente reconstruible con los instrumentos representativos
tradicionales. Plantas, perspectivas y proyecciones ortogonales
restituyen, más que el negativo del espacio, relaciones internas
al "positivo" de la forma. Y las perspectivas y maquetas,
a pesar de todo, siempre representan los llenos, al evidenciarlos.
En los años 60 y 70 se han hecho algunas tentativas para
explicitar el espacio vacío, a través de moldes que
restituían como lleno el vacío y viceversa. Algunos
arquitectos - entre ellos James Stirling - han ido más allá
y han intentado, a través del montaje de secuencias espaciales,
representar la dinámica de los recorridos. Rem Koolhaas,
al fin de los años ochenta, para el concurso de la Biblioteca
de Francia, ha proyectado un paralelepípedo caracterizado
por la materia compacta de los archivos excavada por cavidades de
distintas formas - salas de lectura, aulas para conferencias, ambientes
expositivos - conectadas entre ellas por recorridos horizontales
y verticales. Para hacer evidente la estructura, obtenida más
por sustracción y ahuecamiento que por adición, elaboró
maquetas donde los valores vacíos - llenos fueron invertidos.
Es un notable paso adelante. Nos permite pensar en las nuevas funciones,
visualizando el hábitat espacial en el cual irán a
colocarse.
Sin embargo, una aproximación objetual, como esta, al problema
del vacío, es todavía insuficiente, y en cierta forma
no puede más que dejarnos perplejos. Al final, aquello que
nos viene restituido del espacio es solo su forma, aunque sea negativo,
y además , vista en abstracto, en ausencia de su uso efectivo,
que es en cambio la verdadera sustancia del vacío, el que
determina el éxito, el fracaso, o aquella otra una forma
del fracaso que es el super-éxito.
Si no me creen, tomen una plaza y prívenla de cualquier actividad
comercial: resultará ser probablemente solo un espectral
espacio metafísico. Inserten algún negocio y se poblará.
Llénenla de bares y restaurantes y estallará de vida,
quizás hasta resultar inmanejable.
Este es el sentido
en que convergen vacío y usos, dando sentido a la arquitectura
y al ambiente urbano. Parece el huevo de Colón: no son las
fachadas las que hacen la cualidad del espacio, sino la cualidad
de la vida que consigamos hacer desarrollar dentro y fuera.
En cambio, las revistas especializadas tienden a subestimar el fenómeno
y presentan fotografías de barrios y edificios con ausencia
de público. Los proyectistas consideran los vacíos
solo instrumentalmente a la formación de los llenos. Todavía
circulan manuales de composición, donde la atención
se pone más sobre el objeto que sobre las relaciones.
Sin embargo, cualquiera que tenga experiencia de los espacios urbanos,
sabe cuanto cambia la percepción de un ambiente en ausencia
o en presencia de personas. Y sabe también que los valores
están invertidos: para la gente, para los que no reciben
los encargos de proyecto, la vida y la actividad son preeminentes,
las formas y las composiciones secundarias. Para quienes viven la
ciudad sin prejuicios estéticos, para aquellos que la miran
sin pensarla solo como una sumatoria de felices disparos fotográficos,
el universo de las posibilidades existenciales es determinado justamente
por el vacío, independientemente del lleno que lo ha generado.
Bernard Tschumi,
en Architecture and Disjunction, afronta el problema. Afirma allí:
un proyectista que no tenga en cuenta el uso del espacio por parte
de su público, no solo produce trabajos carentes del punto
de vista funcional, sino que sobre todo renuncia a controlar su
forma efectiva. Que no solo es un rejuntado de relaciones internas
entre volúmenes construidos, sino un sistema complejo de
interacciones entre significados, cuerpos y lugares. De aquí
la sugerencia de sustituir los términos objetuales de la
triada vitruviana - venustas, firmitas, utilitas - con los conceptos
más dúctiles de language, matter and body.
Espacio como lugar de los eventos, así como lo habían
prefigurado los artistas del Land art y el Body art y los arquitectos
del Team X, el Archigram, los Metabolistas, los Situacionistas.
Y más adelante, los jovencísimos Renzo Piano, Sue
y Richard Rogers, Gianfranco Franchini, que en 1971 propusieron
para la nueva estructura cultural del Plateau Beaubourg Centre de
París un edificio con escaleras móviles en la fachada
y una gran pantalla de proyecciones. Casi como para significar que
la arquitectura, de ahora en adelante, sería producida por
el movimiento de las personas y por el fluir de las imágenes.
Así como puntualmente acontece en los más importantes
lugares urbanos, sean los chispeantes espacios de Times Square,
o los enyesados centros históricos de nuestras ciudades italianas,
donde los edificios momificados por las Superintendencias son impactados
por una vida que, aun siendo simple, banal o directamente vulgar,
consigue siempre rescatarlos.
Esto es lo que
evidencian las recientes muestras Mutations y USE, la primera curada
por el holandés Rem Koolhaas y la segunda por el italiano
Stefano Boeri, preparando instrumentos de análisis urbano
originales y mucho más sofisticados que aquellos puestos
a punto en los años Setenta y Ochenta, basados en la mecánica
dialéctica entre tipología edilicia y morfología
urbana.
Por otra parte, que el espacio sea determinado más por las
relaciones inmateriales que por las materiales es un hecho evidente
- por así decirlo - a los ojos del público. Son muchas
veces los prejuicios simbólicos, estéticos, sociales,
los que determinan las interrelaciones entre las personas y las
arquitecturas. La gente llama a la gente, algunas categorías
de personas se excluyen con otras, las actividades vecinas se exaltan
recíprocamente, otras se deprimen. Cualquiera que proyecte
un gran centro comercial sabe que es en estos factores donde se
juega el éxito de la operación. El control de gran
parte de los cuales, no pertenece obviamente a las competencias
del proyectista. Pero, este es el punto, justamente porque los valores
que determinan el éxito o el fracaso de un espacio son inmateriales,
y por lo tanto no inmediatamente perceptibles, necesitan ser corporeizados,
espacializados, organizados.
Se trata de mucho más que representar a través de
las formas de la arquitectura, con un lenguaje prestado por la publicidad,
la bondad y la calidad de un producto y de poner a punto técnicas
de persuasión por imágenes como aquellas preparadas
para Celebration, Poundsbury, Las Vegas o el Mall of America. Se
trata de imaginar, también en sentido físico, la sociedad
de la diversidad y de la multiculturalidad.
LPP
·
Ir al sitio del Mall
of America
· Además de su libro más conocido, No
Logo es también el nombre del sitio de Naomi Klein.
Contiene críticas de libros, documentos, agenda, etc.
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de la nota
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Cantinas
y fondas en el nuevo cine argentino
El
restaurant no es solo un programa para después de la película.
El nuevo cine argentino y la recuperación de la vida urbana
como proyecto cultural |
Los restaurants
de Buenos Aires son protagonistas del mejor cine argentino de estos
tiempos. Buena parte de películas tan disimiles como El hijo
de la novia, Bolivia o Herencia, transcurre en locales gastronómicos
de distintas calidades, pero en todos los casos insertos en barrios
tradicionales y en situaciones reconocibles de la ciudad.
Por estos restaurants pasan historias personales y familiares, pero
también metáforas de los dramas colectivos de la historia
argentina reciente: la decadencia de la clase media, los flujos
y reflujos de la inmigración, las crisis económicas
y morales. Cada película resuelve a su manera estos conflictos:
la tragedia de la pelea entre pobres en Bolivia, el renacer personal
del protagonista en El hijo de la novia, una reformulación
colectiva de las circunstancias individuales en Herencia.
Un rasgo esencial y constitutivo de la ciudad, como son sus restaurants
(espacio privado y público a la vez, ligado al encuentro
y a una identidad aluvional de la cocina argentina), aparece en
el imaginario artístico, poniendo a lo urbano en un plano
protagónico del debate sobre las causas y consecuencias de
la decadencia nacional. Estas y otras películas recientes
(pensemos en Felices Juntos, en Mundo Grúa, El Bonaerense,
Un Oso Rojo, entre otras), son muy reveladoras en su lectura de
una Buenos Aires lejana a los estereotipos del turismo y la publicidad:
autopistas, pensiones y hoteles baratos, conjuntos habitacionales
degradados, reciben una mirada crítica y reveladora que las
muestra en otra dimensión. El conurbano bonaerense reemplaza
a escenarios más fotogénicos y gastados de la ciudad,
en visiones a la vez realistas y proto -míticas, alejadas
del simplismo denuncialista del primer cine posterior a la recuperación
de la democracia. El San Justo de Trapero, el Ituzaingó de
Perrone, se incorporan con criterio dramático a una construcción
artística de Buenos Aires (ciudad donde el arte suele anteceder
a la política y a la legalidad en la definición de
sus lugares, como ha insinuado particularmente Adrián Gorelik
en "La Grilla y el Parque"). Incluso el propio centro
porteño, sus lugares emblemáticos, son enfocados desde
una mirada marginal y periférica en Pizza, birra y faso,
de Caetano. Aquí también aparecen los sitios gastronómicos,
en este caso como escenario de robos improvisados o como destino
de los magros botines: la pizza consumida en el modesto "Ugi´s"
de la calle Corrientes (así como en Un Oso Rojo los bares
son especies de oficinas de reuniones del delito, los sitios donde
se acuerdan y preparan los robos violentos o donde los excluidos
del sistema, como el personaje de Sergio, son sometidos a la explotación
del juego clandestino).
Si el arte es revelador en su interpretación de la realidad
cotidiana, y descubre ideas y mitos que están calladas en
la sociedad, este "descubrimiento" de lo urbano por el
cine indica el carácter de una reflexión latente sobre
la ciudad como expresión espacial y simbólica de los
conflictos, éxitos y fracasos de la sociedad argentina.
Esas cantinas, parrillas y fondas, ajenas al espíritu aséptico
y globalizado de los fast foods y los patios de comida en los shoppings,
son escenarios de dramas y conflictos que sintetizan y proyectan
aquellos más generales del ámbito colectivo. Así,
la venta de estos viejos restaurants (a una cadena de marca, a un
explotador de juegos de videos, según los casos), aparece
como la salida individual y sin proyecto que muchos imaginan como
la única posible.
Cuando en cambio el protagonista de El Hijo de la Novia decide abrir
otro restaurant frente al que vendió, o los amigos de Olinda
transforman la fonda durante su viaje con un mínimo presupuesto
y mucha imaginación (en Herencia), se ponen en marcha proyectos
personales y colectivos de transformación positiva, sobre
la base de la propia historia de los lugares y las gentes.
Una especie de razonable utopía en una sociedad desesperanzada.
Y expresión del punto en que coinciden los problemas de la
sociedad con los problemas de la ciudad. Las viejas cantinas son
en estas películas una muestra de lo que, en un sentido más
amplio, pasa con los tradicionales centros comerciales a cielo abierto,
con los barrios abiertos y plurales de la ciudad tradicional, en
definitiva, con la idea de ciudad que le dio un alma a Buenos Aires.
MC
·
Más información sobre nuevo cine argentino, en www.cinenacional.com
y en el sitio de la revista cinéfila El
Amante
·
Una guía de los restaurants más novedosos de Buenos
Aires, en www.restaurant.com.ar
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Clandestinos
en la ciudad del Tercer Mundo
En
"El misterio del capital", Hernando de Soto propone algo
más inteligente que erradicarlos. |
Comentario
de El Misterio del Capital - (Por qué el capitalismo triunfa
en occidente y fracasa en el resto del mundo) de Hernando de Soto,
traducción de Mirko Lauer y Jessica Mc Lauchlan, Ediciones
El Comercio.
Hernando de
Soto es un economista peruano, muy cercano a las corrientes neoliberales.
Desde esa mirada, viene realizando hace varios años una tarea
de reivindicación de las potencialidades empresariales de
la economía informal: su anterior libro, El otro sendero,
destacaba la capacidad productiva y empresaria de los vendedores
ambulantes peruanos, capaces de desarrollar una economía
superior en volumen a muchas de las empresas del sector formal (estatal
o privadas), a pesar de las prohibiciones, trabas y persecuciones
que le impone la legalidad de Estado. Desde esa postura colaboró
y se enfrentó sucesivamente con las presidencias de Alan
García y de Fujimori, y con la candidatura de Vargas Llosa
(a quien trató públicamente de "hijo de puta",
en lo que luego relativizó como una "pelea de arequipeños").
En El Misterio del Capital, de Soto afronta otro punto clave de
la economía subterránea: la vivienda clandestina,
y en general los activos fijos de los pobres, carentes de regularización
en los registros del Estado. La tesis del autor es que ese carácter
ilegal impide darle a la vivienda de estos sectores el carácter
de garantía prendaria de constitución del capital,
que permitiría la formación de mercados de capitales
en las economías del subdesarrollo. "La mayoría
de los pobres - sostiene provocativamente - ya tiene los activos
que necesita para hacer del capitalismo un éxito". Según
de Soto, cada parcela o construcción está representado
en los países desarrollados en un documento de propiedad
que permite a los activos "llevar una vida paralela a su existencia
material", y como tal ser utilizados para acceder al crédito.
Cita en tal sentido el ejemplo de los Estados Unidos, donde la mayor
fuente de capitales para la creación de nuevas empresas es
la hipoteca sobre la casa del emprendedor.
Según de Soto, este sistema de representación de la
propiedad formal tiene 6 efectos esenciales para la generación
de capital: fija el valor económico de los activos, integra
la información dispersa a un solo sistema, vuelve responsables
a las personas, vuelve transables a los activos, integra a las personas
en redes económicas, y protege las transacciones.
A diferencia de sus compañeros de ideología, de Soto
no niega el fracaso de la economía capitalista en cuanto
al cumplimiento de las profecías de prosperidad luego de
la caída del Muro de Berlín, ni culpa de este fracaso
a la falta de profundidad de las medidas recomendadas por la ortodoxia
académica y de los organismos internacionales (veremos que
no es su única atipicidad). El problema que señala
de Soto es la incapacidad de constitución de mecanismos de
multiplicación del capital, proveniente de la falta de garantías
legales y jurídicas que emanan de este carácter clandestino
de la principal riqueza de la mayoría de las personas, su
vivienda propia. Y no lo considera un resultado de problemas culturales
o de actitud: de Soto recuerda que el mismo problema tenían
hace poco más de un siglo la economía norteamericana
y europea (la época en que se generalizó en Estados
Unidos el derecho a la tierra en virtud de las mejoras realizadas
sobre ella), y hace poco más de 50 años la economía
japonesa.
Es reconocido el tremendo esfuerzo que representa para las personas
y familias más pobres de las economías subdesarrolladas
la construcción de sus casas en barrios sobre los cuales
no poseen títulos y en los que la mayoría de las veces
ni siquiera hay normativas urbanísticas. De Soto describe
gráficamente la dificultad de los pobres en acceder a su
vivienda en la metáfora de quien debe "ponerse los zapatos
antes que las medias", aludiendo a la particularidad de tener
que habitar antes de construir y construir antes de tener seguridad
legal sobre la tierra, al contrario de lo que hacen los sectores
pudientes. A la precariedad técnica, legal y social que ocasiona
esta carencia, el autor agrega la precariedad fundacional del sistema
capitalista en estas economías, que inhibe la formación
de hipotecas y el otorgamiento de créditos.
Para apoyar su tesis, de Soto menciona un gran número de
ejemplos en todos los continentes, evidenciando un gran bagaje de
investigación y experiencia en la materia. Su propio equipo
intentó, como ejemplo de sus tesis, obtener autorización
legal para construir una casa sobre tierras del Estado en las afueras
de Lima, proceso que llevó casi 7 años y más
de 200 pasos administrativos. En Brasil, la construcción
registró en 1995 un crecimiento de solo 0,1%, mientras que
las ventas de cemento en el mismo período habían aumentado
en un 20%, diferencia que solo podía explicarse en el hecho
de que más de la mitad de la construcción no ingresaba
jamás a ningún registro.
De Soto evita e incluso combate dos tópicos comunes del pensamiento
de la derecha sobre estas cuestiones:
· la visión legalista a ultranza, que considera a
los ocupantes clandestinos de terrenos clandestinos como delincuentes
y no como a ciudadanos que ejercen de una forma desesperada su derecho
al hábitat, a la ciudad, a la vivienda. Por el contrario,
de Soto puntualiza que los nuevos pobres urbanos han creado industrias
y barrios enteros y sostiene que "el grueso de la iniciativa
empresarial en los países del tercer Mundo se encuentra entre
los recolectores de basura, los fabricantes de artefactos y las
compañías de construcción ilegales". Ello
son la solución y no el problema, sostiene de Soto al rebelarse
intelectualmente (¡e incluso con citas de Manu Chao!) "contra
quienes estereotipan a modestos empresarios como si ellos estuvieran
contribuyendo a agravar el problema de la pobreza". La aparente
ilegalidad no es entonces un crimen, sino un choque entre el diseño
de normas realizadas desde la base social y las que impone el poder
formal. También replica lugares comunes habituales acerca
de la extralegalidad como recurso para evitar el pago de impuestos:
"operar subterraneamente nunca supone un costo cero",
y lo que en cambio decide el paso a la legalidad es su costo relativo.
· la visión culturalista de autores como Huntington,
que al borde del racismo (probablemente, el borde interior...),
y exagerando las tesis de Weber sobre la ética calvinista,
considera que solo la civilización occidental, es adecuada
para la implementación de la democracia y el capitalismo.
Por el contrario, de Soto considera que el proceso de urbanización
acelerado de las últimas décadas en los países
subdesarrollados ha generado un proceso de división del trabajo
y una virtual revolución industrial - comercial que solo
estaría esperando ser descubierta.
De Soto atribuye las causas de la urbanización en los países
subdesarrollados a la mejora en los caminos y comunicaciones, la
influencia de los nuevos medios de comunicación (en especial
de la radio), la crisis ocasionada por la modernización de
las técnicas agrícolas, los problemas de la propiedad
en el campo y los largos e incompletos procesos de reforma agraria,
la menor mortalidad infantil y mejores salarios en las ciudades,
las mayores oportunidades educativas y la cercanía a las
burocracias. En definitiva, cuestiona el supuesto carácter
irracional de las migraciones del campo a la ciudad: "la vida
en las lejanas ciudades no solo parece mejor, lo es". En las
barriadas informales de las metrópolis latinoamericanas,
se desarrolla una economía de gran eficiencia, con alquileres
que se pagan en tiempo y forma y con una oferta abundante de vivienda.
A diferencia de las zonas tugurizadas en los antiguos centros degradados,
que "sucumben a la negligencia y a la pobreza, los refugios
básicos de los pobres suelen verse progresivamente mejorados
y paulatinamente dignificados". Las organizaciones extralegales
llegan a proveer infraestructuras básicas como caminos, agua
potable, desagües, electricidad y transporte.
Por supuesto, la tesis tiene puntos grises: la sostenibilidad ambiental,
la veracidad de las estimaciones de capital (¿alguien pagaría
realmente ente 13.000 y 19.000 dólares por una vivienda precaria
en las afueras de Manila, casi 30.000 dólares por una modesta
casita informal en Lima, o 3.000 dólares por metro cuadrado
en una zona manufacturera ilegal de la misma ciudad?), la relativización
de la necesidad de regulaciones urbanísticas y ambientales
(¿que pasa con la ocupación de tierras inundables
o cultivables, con la extensión de las infraestructuras o
su carencia, etc.?), el carácter mafioso de algunas de las
organizaciones que se mencionan como ejemplos de gestión
empresarial - urbana (¿de que hablamos cuando se cita la
provisión extra-estatal de "administración de
justicia y el mantenimiento del orden", o de los rápidos
procesos de desalojo de inquilinos morosos en las favelas?).
De todos modos, tanto en su faz explicativa como en sus menos convincentes
sugerencias de acción (asumir la perspectiva de los pobres,
cooptar a las elites, y hacerles frente a las burocracias jurídicas
y técnicas), El misterio del capital resulta un aporte muy
interesante a las nuevas teorías del derecho a la vivienda,
que sostienen la integralidad del hábitat, la vivienda, el
trabajo y la sostenibilidad ambiental, y refuerza por derecha la
tesis de la facilitación y la integración de la ciudad
informal. No es de extrañar entonces el silencio embarazoso
de cierta prensa conservadora sobre este libro, y el entusiasmo
que ha despertado en algunas organizaciones de base de comunidades
barriales en América Latina.
MC
·
Otra óptica sobre la integración urbana de los asentamientos
informales latinoamericanos, en el sitio de Jorge
Mario Jáuregui, arquitecto a cargo de varios proyectos
de reurbanización en el marco del programa Favela Barrio,
de Río de Janeiro:
· Una crítica "despiadada" a El misterio
del capital en el artículo de Jorge Gascón "El
misterio de la piedra filosofal",
en la revista digital peruana de cultura Ciberayllu
· Ir al sitio del Banco
Mundial dedicado a experiencias de participación y desarrollo
impulsado por la comunidad.
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Lugares
En esta sección del
café, los parroquianos nos cuentan en plan informal sus
impresiones sobre las ciudades que han conocido.
Los relatos están exentos de requisitos académicos
y convenciones profesionales (pero no de sentido del humor y espíritu
crítico).
Tan
funcional, que no funciona
Josep
Alías y una visión irónica del Randstadt holandés |
El Randstadt
es el sistema metropolitano del Oeste de Holanda, que comprende
ciudades como La Haya, Amsterdam, Rotterdam, Leiden, Harlem y otras.
En 1958, un comité técnico del Ministerio de Reconstrucción,
Posguerra y Vivienda determinó un esquema general de desarrollo
caracterizado por un cinturón de ciudades de crecimiento
controlado, alrededor de un Green Heart (corazón verde) de
expansión y usos agrícolas. Las presiones hacia la
expansión urbana se han tratado de resolver mediante la creación
de nuevas ciudades y la densificación de las ciudades existentes,
según el modelo de ciudad compacta (en un proceso no exento
de tensiones y contradicciones). Un reciente informe de la Agencia
Nacional de Planeamiento Territorial aconseja un crecimiento regional
sostenible en las áreas intersticiales entre las principales
ciudades, apoyado en el desarrollo de las redes de tráfico
y de agua.
Por supuesto, el Randstadt es una de las regiones más dinámicas
y ricas del mundo, y alberga una gran cantidad de proyectos y desarrollos
urbanos que se cuentan entre los más innovadores de la actualidad.
El joven sociólogo catalán Josep Alías ha visitado
recientemente el Randstadt y escribió este comentario irónico
e irreverente:
Resumen (en
cuatro pinceladas: HTML sobre canvas) del viaje a Holanda (junio
2002):
Titular: La Haya no es ni modelo ni nada de nada.
Tiempo: fresco. Muy agradable (soleado, fresco, lluvioso, ventoso,...)
Mujeres: sólo se salva por la inmigración, que no
es tanta como yo creía. A notar: lo interesante que es ser
adelantado por chicas en bici por la mañana ¡que estela
de perfume!
Motivo del viaje: lúdico-laboral (casi imposible, ¿no?)
Urbanísticamente: disperso
Precios: demasiado caro para un habitante de un país del
norte del sur (p.ej.: una manzana = un euro).
Sexo y drogas: un mito. Estuve buscando el red light district pero
no era lo que me esperaba. Se confirma que es un timo para turistas,
una leyenda urbana que recorre Europa. Pero me ayudó a constatar
una teoría sobre la sociedad calvinista holandesa: es una
sociedad eminentemente hipócrita (que nadie se ofenda). No
legalizan las drogas (blandas) ni la prostitución porque
sean muy modernos y progres, sino para que los fumetas, putas y
puteros se encierren a consumir sus vicios y no molesten a una sociedad
tan límpida como la suya. Es decir, legalizan para privatizar
lo qué es feo, no para normalizar.
Nuestro centro de operaciones era Scheveningen, el barrio playero
y kitsch de La Haya, que ya es bastante kitsch de por si. Estuvimos
un par de días en Amsterdam viendo los canales y las casitas
a su ribera. Un aborigen holandés y profesor universitario
nos llevo a una zona cercana a la Centraal Station, que están
renovando en plan London Docklands y que es muy exitosa por lo que
vimos. El motivo del viaje era asistir al encuentro de la INTA,
que se centraba en los proyectos de renovación urbana, por
lo que aprendimos bastante de lo que no hay que hacer para renovar
lo urbano. Un tour guiado por La Haya nos ayudó a ver la
magnitud de la tragedia. Nada a objetar a la recepción en
el City May. Visita guiada al Gemeente Museum (altamente recomendado)
en el que se exponían obras de Mondrian, Vermeer y Degas.
La visita a Rotterdam: casi prescindible. La verdad es que era un
sábado por la mañana y no había ni Cristo por
las calles. Todo estaba tan renovado y era tan funcional que no
funcionaba. En La Haya también le pasa eso. Todo el centro
lo han renovado siguiendo el modelo Canary Wharf. El ayuntamiento
de Richard Meier (el mismo del Museo de Arte Contempráneo
de Barcelona). ¡Se creen que son los primeros en tener la
idea de que han de traer grandes nombres (que cobren mucho, que
te dibujen un consolador,...) para crear un modelo! Con Milosevic
les sobra.
La Haya tiene dos o tres zonas muy interesantes:
el barrio de las embajadas. Como deben saber, La Haya es la capital
administrativa de Holanda, que no legal, que es Amsterdam. Pues
en La Haya encontramos un pequeño barrio (modelo Chelsea
de Londres) muy interesante, y como toda Holanda, muerto a partir
de las 6 de la tarde (con los consiguientes nervios de mi compañera
que quería aprovechar el tiempo cuando la infraestructura
está toda cerrada para consumir).
el barrio creado para la exposición de urbanismo de no-recuerdo-cuando
(eighties), en el que diversos arquitectos, entre ellos Siza, hicieron
bloques de 8 viviendas + o -, con pisos de menos de 90 m2, no muy
exitosos a la vista de los numerosos carteles de "en venta"
que se veían.
el barrio de los turcos, que exteriorizaban de manera exagerada
los pequeños éxitos (o grandes al lado de otras naciones
latinoamericanas...) en el Mundial. Algo detecté de odio
y rabia hacia sus vecinos que ni siquiera se clasificaron. Pues
dicho barrio, por no decir ghetto, había sufrido su consiguiente
renovación urbana, aportando sus consiguientes nombres de
arquitectos famosos dando solución a los problemas de cómo
crear un ghetto, pero de calidad, ¡eh!
Lo mejor: Delft, famosa por su escuela de pintura realista. Está
tan sólo a 10 km. de La Haya (que se lo digan a mis piernas
y mi culo que tuvieron que mover la bici de ida y vuelta). Es un
Amsterdam en pequeño, muy agradable.
JA
·
Para más información sobre el Randstadt, próximamente
abrirá www.randstadt.com
(se puede solicitar información a info@randstadt.com)
· Uno de los estudios de arquitectura más innovadores
y comprometidos de Holanda es Mecanoo.
La Biblioteca de Delft es una de las obras que mejor explica sus
ideas sobre generación de espacio público, modernidad
y cuidado del ambiente.
· Sobre las implicancias para la arquitectura y la ciudad
de tener que construir más de un millón de viviendas
en una década,
un artículo generado en la Universidad
de Columbia
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La
mirada del flanneur
No hay ciudad sin flanneur,
el observador melancólico y callejero que inmortalizó
Baudelaire.
El café de las ciudades tiene una mesa reservada para estos
amantes furtivos de la ciudad.
Poeta
en la autopista
Vueltas,
besos, y el cielo de la Panamericana según Gustavo Alvarez
Nuñez
El
director editorial de Los Inrrokuptibles y líder del grupo
de rock Spleen, es además un poeta fascinado por las historias
de la ciudad.
Aquí, una selección de algunos de sus poemas.
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VUELTAS
¿Cuál
es el peso del desconsuelo
en todas estas vueltas que me llevan de un lado a otro de la ciudad?
¿Qué manejo ingobernable de justificativos
tambalea ante la presencia de la desidia?
¿Tiene algún sentido
doblar a la derecha o a la izquierda, ir más rápido
o más despacio?
No sé
lo que hago, nunca lo supe.
Ella me decía que no lo tengo por qué saber.
Creo que no nos entendíamos.
Creo que por eso estábamos juntos.
"Nadie escucha", me decía
mientras tomaba un té de naranja y yo intentaba mandar un
fax.
"Nadie escucha al otro", me dijo otra vez
con el río de fondo, subidos a unas mountain bike,
casi en la orilla de un deterioro propio,
pero, no sé por qué, ajeno.
La precariedad, de a poco, era nuestra zona en común.
Nos rozábamos con la misma indiferencia
con que las hojas esperan al viento.
No había ya en el otro nada de ese contagio,
de esa ceguera que nos atrapó y nos perdió en los
cuerpos,
en el desatino voraz de lo inexplicable.
La inconsistencia había reanudado, otra vez, su marcha.
Sólo restaba dar con el momento adecuado
para que cada uno tomase su camino.
(del libro inédito EL LLANTO DE LOS TELÉFONOS)
BESOS
La gente anda
dándose besos. Es la postal más cercana a lo que acomete
un domingo por la madrugada, un amanecer cualquiera en una ciudad
cualquiera. No hay otro modo de entrar en el nuevo día, que
ese. Besos en la intemperie de la mañana por hacer. Baba
infiltrándose en la retina del día. Gente que a los
besos sacia su persistente debilidad por el ruido. El beso, la magnitud
de resarcimiento que propaga, recompone la deshilachada voracidad
de la espera. Un beso, un único beso que son muchos besos,
filtra como la luz en las rendijas de la ventana, un manto tenue
de iridiscencia, un serpenteo en la piel virgen. En el medio, el
silencio del roce va congelando las imágenes, hasta producir
cataratas de estallidos abortados. Lo inconfesable es la irrupción
suicida de ese abrasador llanto del silencio, la estridencia somnífera
de su crueldad irreversible. En la madrugada del domingo, los besos
se sientan en cada esquina a espiar el infatigable sobresalto que
los acosa. Los besos, un montón de besos que es un único
beso, se transforman en la anestesia ideal para el chirriar irascible
de los pájaros. No hay rodeo que valga, ni vaguedad que obstaculice,
la llamarada incandescente de un criterio tomado por lo inasible:
es el gorgoteo de un lenguaje confuso, la revisión petrificada
de una felicidad esperada. Es el lenguaje de las pupilas ardientes,
es el fogonazo intraducible de su dicha. Los besos someten a la
espontaneidad al espanto de su fugaz reflejo, intentan desbaratar
una operación aniquilosada y pertrecha.
(de la serie
CAUTIVANTES FRONTERAS)
EL CiELO
DE LA PANAMERiCANA
He pasado tardes
que caían
yendo hacia el oeste,
olvidando por completo
que manejaba un auto.
Tardes que me
llevaban al cielo.
Casi un despertar
en boca de la tarde.
Y después
volvía:
el cielo me perdía en el asfalto.
Apagaba las
luces
y un color demasiado fiel
a la explosión
me guiaba.
(de su único
libro editado SWEET HOME PANAMERICANA)
GAN
·
La dirección de la revista Los inrrokuptibles es: www.losinrockuptibles.com
·
Spleen tiene un sitio en construcción: www.spleen.com.ar
· Dos sitios interesantes de poesía:
www.lavozdelerizo.com
www.poesia.com
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Ambiente
Limpio y democrático
"La
economía del hidrógeno": Jeremy Rifkin anticipa
un mundo donde cada uno produce la energía que consume.
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Jeremy Rifkin,
uno de los intelectuales más estimulantes de nuestro tiempo,
es un estudioso y agudo crítico de procesos como el de la
biotecnología, la alimentación y la fase cultural
del capitalismo. Para los interesados en los fenómenos urbanos,
sus libros están repletos de datos y análisis esclarecedores,
como el que realiza acerca del fenómeno de las urbanizaciones
cerradas en La era del acceso, su anterior publicación.
En La economía del hidrógeno: la creación de
la red energética mundial y la redistribución del
poder en la Tierra, su reciente libro editado en castellano por
Paidós, Rifkin explica y desarrolla la visión de un
futuro cercano en donde el hidrógeno, en combinación
con otras tecnologías no convencionales, remplazará
al petróleo como fuente de energía, con todos los
cambios que esto implica sobre el orden social, económico,
político, y ambiental. Las implicancias territoriales de
ese cambio resultan de sumo interés para el público
del café de las ciudades.
Para Rifkin,
"estamos en los albores de una nueva economía, movida
mediante hidrógeno, que cambiará básicamente
la naturaleza de nuestros mercados e instituciones sociales y políticas,
de la misma forma que lo hicieron el carbón y la energía
de vapor al comienzo de la Era Industrial". Si bien la producción
de hidrógeno requiere en la actualidad de la utilización
de gas natural (un combustible que también emite CO2 en su
proceso de emisión, y cuya producción entraría
en crisis en la tercer década de este siglo), existen alternativas
de producción basadas en fuentes renovables de energía
- eólicas, fotovoltaicas, hídricas, geotérmicas,
de biomasa- para producir electricidad, que a su vez se puede utilizar,
mediante la electrólisis, para separar el hidrógeno
y el oxígeno del agua. "El hidrógeno puede ser
luego almacenado en una célula energética, una pila
electroquímica para generar electricidad que produzca energía,
luz y calor, y ser utilizado cuando se necesite", concluye
Rifkin. Obviamente, los costos de estas energías no convencionales
deben sufrir aun una sustancial reducción, pero la innovación
tecnológica y las economías de escala harán
posible ese abaratamiento en un futuro muy cercano.
Estas pilas ya se están produciendo para uso doméstico
e industrial, y posibilitarían en pocos años lanzar
a las rutas los primeros vehículos a tracción por
hidrógeno producidos en serie. Ya se han invertido más
de 2.000 millones de dólares en investigación y desarrollo
de estos vehículos, por parte de los fabricantes más
importantes de automóviles. Uno de los temas por resolver
es la mutua desconfianza, entre fabricantes de automóviles
y proveedores de energía, acerca de la necesidad de lanzar
en tiempos compatibles los respectivos productos y servicios.
Las palabras del propio Rifkin son elocuentes acerca de las consecuencias
globales de este cambio en la provisión de energía
para el consumo y la producción: "La economía
del hidrógeno posibilita una enorme redistribución
del poder, con consecuencias trascendentales para la sociedad. El
actual flujo de energía centralizado desde arriba, controlado
por las empresas petrolíferas y las empresas de servicios,
quedará obsoleto. En la nueva era, todo ser humano podrá
convertirse en productor, además de consumidor, de su propia
energía, la denominada 'generación distribuida'. Cuando
millones de usuarios finales conecten sus pilas de combustible a
Redes de Energía de Hidrógeno locales, regionales
y nacionales, utilizando los mismos principios de diseño
y tecnologías inteligentes que han hecho posible la Red Mundial
(World Wide Web), podrán comenzar a compartir energía
entre iguales, creando una nueva forma descentralizada de su uso".
"En la economía del hidrógeno, hasta el automóvil
será una 'central eléctrica con ruedas', con una capacidad
generadora de 20 kilovatios. Dado que el coche medio está
aparcado la mayor parte del tiempo, se podrá enchufar, durante
el tiempo que no se utilice, a la casa, a la oficina o a la principal
red interactiva de electricidad, y proporcionar electricidad extra
a la red. Conque sólo el 25% de los conductores utilizasen
sus coches como centrales eléctricas para devolver energía
a la red, se podrían eliminar todas las centrales eléctricas
del país. Las empresas eléctricas tendrán que
aceptar la realidad de que millones de operadores locales, que generen
electricidad sobre el terreno a partir de pilas de combustible,
pueden producir más energía y más barata que
las actuales centrales eléctricas gigantescas. Cuando los
usuarios finales se conviertan también en productores de
su energía, las actuales centrales eléctricas podrán
cambiar de papel y convertirse en 'centrales eléctricas virtuales',
que fabriquen y comercialicen pilas de combustible, agrupen servicios
energéticos y coordinen el flujo de energía por las
actuales redes eléctricas". Según el alcalde
de Hamburgo, ciudad en la que se instaló la primara estación
de servicio de hidrógeno en el mundo, este futuro permitirá
la recuperación de las calles para usos tan placenteros como
los de caminar o sentarse en un café en un contexto silencioso,
sin gases ni olores derivados de la combustión de petróleo
o gas.
Rifkin avanza en consideraciones sobre las consecuencias ambientales
(disminución de emisiones de dióxido de carbono y
del calentamiento global) y geopolíticas (con especial hincapié
en la relación entre fundamentalismo musulmán y posesión
de reservas de petróleo) de la adopción de este sistema
energético, el primero "verdaderamente democrático
de la historia" en su visión. Por lo tanto aventura
una mayor capacidad de conexión y de oportunidades económicas
para los sectores más pobres de la población mundial,
además de la liberación de la mano de obra humana
de las tareas de supervivencia cotidiana. Quizás Rifkin descuide
la consideración de las raíces políticas de
la pobreza, pero confía en el efecto nivelador de la electricidad
obtenida a bajos costos ambientales y económicos. "Es
necesario - sostiene - presionar a los gobiernos nacionales y las
instituciones de préstamos mundiales para que ayuden a proporcionar
apoyo financiero y logístico para la creación de una
infraestructura energética del hidrógeno: el objetivo
debería ser proporcionar pilas de combustible fijas para
cada barrio y aldea del mundo en vías de desarrollo".
Imagina una infraestructura energética descentralizada, que
podría "establecer las condiciones para un reparto verdaderamente
equitativo de las riquezas de la Tierra". Y en consecuencia,
insta a una rápida decisión de abandono del petróleo
y los combustibles fósiles.
Las consecuencias de este cambio en la generación de energía
sobre la conformación del territorio resultan imprevisibles.
Toda una serie de debates actuales, acerca de la separación
o convivencia entre actividades productivas y residenciales, la
ciudad compacta y la dispersión hacia las periferias, el
costo de las infraestructuras, o los modelos de movilidad, necesitarían
una redefinición en los aspectos académicos y de gestión.
¿Es posible arriesgar una visión acerca de la forma
en que estos cambios influirán en el desarrollo de las ciudades
en las próximas décadas? Rifkin imagina en primer
lugar una casi idílica visión de entidades socio -
territoriales liberadas de la tiranía del estado - nación,
fruto (en su visión) de la era de los combustibles sólidos.
En el campo de los servicios públicos, el concepto de generación
distribuida de energía es especialmente atractivo para el
desarrollo de asociaciones comunitarias urbanas, tales como las
cooperativas (ya existe una red nacional de cooperativas proveedoras
de energía en los Estados Unidos), o las corporaciones de
desarrollo comunitario y de crédito solidario, pero también
para colectivos esencialmente antiurbanos, como las comunidades
de interés común o urbanizaciones cerradas.
En la base de la mirada de Rifkin está la asunción
de que las actuales modalidades y patrones de consumos son esencialmente
insostenibles en términos de una generación de energía
basada en combustibles fósiles. Por eso realiza una completa
revisión de la historia de las civilizaciones en relación
a sus fuentes de energía, y a las leyes de la termodinámica,
en particular aquel terrible principio de la entropía por
el cual el universo tiende a su destrucción por la igualación
de energías. Ingenuas o iluminadoras, sus visiones de un
futuro más democrático y con una mejor distribución
de las riquezas y oportunidades, en un contexto de limpieza y calidad
ambiental, no dejan indiferentes a sus lectores.
MC
·
Jeremy Rifkin es presidente de la Foundation
on Economic Trends, con sede en Washington DC.
· Una reseña de notas relacionadas con la energía
en The
Guardian. y un informe sobre las previsiones
británicas respecto a la energía en los próximos
50 años en el imismo diario.
presentación
comienzo de la
nota
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Café
corto
Violencia urbana: México DF recurre a Giuliani - ¿Hay
una "burbuja inmobiliaria" en España? - San José
elige alcalde - La ciudad en la Bienal de Venecia - Cumbre de
Johannesburg : disidencias sobre los resultados - Gestión
urbana y financiación municipal - Los arquitectos del Ground
Zero
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Violencia
urbana: México DF recurre a Giuliani
Un grupo no identificado de empresarios del Distrito Federal de
México contrató a la empresa del ex Alcalde de Nueva
York, Rudolph Giuliani, para intentar reducir los índices
de criminalidad en la capital mejicana. La delincuencia creció
un 70 % en los últimos años en esa ciudad, donde se
cometen 1.600 delitos por cada 100.000 habitantes, la mayoría
de los cuales queda impune o ni siquiera es denunciado.
Se atribuye a Giuliani haber reducido en un 40% los asesinatos y
en un 25% los robos en Nueva York con su política de "tolerancia
cero". Otros explican este progreso por la mejora de las condiciones
sociales durante la administración Clinton, en particular
en los barrios afroamericanos. Quienes opinan así, sostienen
que la mejora de los índices de seguridad es un fenómeno
común a todas las ciudades norteamericanas.
Giuliani cobrará 4 millones de dólares por su asesoramiento,
y basará su accionar en el saneamiento de las fuerzas policiales
y el control de los delitos menores, que inician las carreras de
los delincuentes. Algunos medios de prensa alertaron sobre la recurrencia
de abusos policiales contra negros y "chicanos" durante
su gestión neoyorquina, a lo que el jefe de la policía
de la ciudad de México contestó que los controles
serán estrictos y que no se permitirán abusos.
Un
análisis periodístico de la violencia en otra megaciudad
latinoamericana, San Pablo, en El
País del martes 1 de octubre de 2002:
¿Hay
una "burbuja inmobiliaria" en España?
El auge de la construcción y de los precios de las propiedades
en España, ha despertado inquietud acerca de la posibilidad
de estar viviendo una burbuja inmobiliaria artificial, sujeta a
la posibilidad de un estallido en caso de que se haga imposible
cumplir sus compromisos a una parte de los deudores hipotecarios.
Se atribuye gran parte del "boom" inmobiliario al blanqueo
de los capitales en negro (producido durante el pasaje de la peseta
al euro), a las bajas tasas de interés y a la desconfianza
en las inversiones bursátiles. No sería la primera
vez que esto ocurre en España. Entre 1984 y 1991 los precios
crecieron a un ritmo similar al actual. En los tres años
siguientes, llegó la caída del 15% en términos
reales. Un estudio de la sociedad de tasación Tinsa señala
que el valor medio de tasación de las viviendas nuevas en
España ha subido un 15,13% de junio de 2001 a junio de 2002,
y un 3,02% en el segundo trimestre de este año respecto al
primero. Los pisos de segunda mano todavía se han disparado
más: un 16,94% en los últimos doce meses, con un incremento
del 4,59% solo entre abril y junio.
Para los más optimistas, no es correcto hablar de burbuja
para referirse a una inversión tradicional y permanente como
es la vivienda: a lo sumo podrá producirse un retroceso en
los precios (que podrían haber llegado a su techo en las
grandes ciudades y en los principales centros turísticos),
en cuyo caso el inversor inmobiliario podrá destinar sus
propiedades a la renta hasta encontrar un mejor momento para realizar
su bien. Señalan incluso el rol que tendrá la creciente
inmigración en el sostenimiento de la demanda.
Cristina Narbona Ruiz, Secretaria federal de Medio Ambiente y Ordenación
del Territorio del PSOE (principal partido de oposición),
se preocupa por que las familias españolas hayan alcanzado
un nivel de endeudamiento del 77% de su renta bruta disponible:
"si aumentase un punto el tipo de interés de los créditos
hipotecarios se agravaría la dificultad económica,
ya evidente, de las familias para llegar a fin de mes". También
señala el fracaso de la estrategia del gobierno de Aznar
con respecto al aumento de la oferta de suelo urbanizable para abaratar
el costo del suelo y de la vivienda. "El mejor ejemplo - señala
- es la Comunidad de Madrid: Ruiz Gallardón (su presidente)
ha estimulado planes urbanísticos que suponen, hoy, una oferta
de suelo urbanizable equivalente a más de 800.000 viviendas;
y con ello ha contribuido al mayor incremento del precio del suelo
y de la vivienda registrado en España".
San José
elige alcalde
San José de Costa Rica y los restantes 80 municipios del
país se suman al grupo de comunas latinoamericanas que han
ganado en los últimos años el derecho a elegir sus
propias autoridades municipales. Los comicios para la designación
del alcalde de la capital costarricense se realizarán el
domingo 1° de diciembre. Se presentan 7 candidatos para ejercer
el mandato de 4 años, y las propuestas de los candidatos
toman en consideración los problemas más evidentes
de la ciudad: congestión vial, abandono, despoblamiento y
degradación del centro histórico, inadecuación
del comercio informal, etc.
El auge económico derivado del turismo, del subsidio internacional
a la protección medioambiental y de cierto desarrollo industrial,
ha acelerado la consolidación de una clase media alta urbana
que huye de los barrios centrales de San José, con destino
a localizaciones más tranquilas en el área metropolitana,
en especial Escazú y Santa Ana. En estas áreas crece
la construcción de condominios, shopping malls y centros
deportivos y recreativos, según un modelo muy influido por
la expansión suburbana estadounidense.
El presidente Abel Pacheco ha presentado al Congreso un proyecto
de reforma constitucional que establece el derecho colectivo e individual
al ambiente sano, al tiempo que fija obligaciones para el Estado
y los particulares. Uno de sus artículos establece que "toda
actividad pública o privada que afecte el patrimonio bioquímico
y genético del país, estará obligada a cumplir
las reglas y principios de una efectiva gestión ambiental
con el fin de garantizar un desarrollo ecológicamente sostenible".
A mediados de la década pasada, algunas municipalidades iniciaron
la aprobación de los Planes de Ordenamiento Urbano, pero
en la actualidad cerca del 80% aún no lo ha hecho y se rige
por otros anteriores, como el Plan de Industrias y el del Gran Area
Metropolitana.
Una
"brevísima" historia del urbanismo de San José
en Ambien-tico,
revista mensual sobre actualidad ambiental
La ciudad
en la Bienal de Venecia
Diego Caramma, director de la revista suizo-italiana Spazio Architettura,
celebra el tipo de planificación urbana expuesta en la reciente
Bienal de Venecia: "finalmente se ha admitido que el plan regulador
en dos dimensiones - con sus normativas en materia de parcelamiento,
determinaciones funcionales, destinaciones de uso, etc.- ya está
muerto, y que es necesario concentrarse, en una aproximación
interdisciplinaria, en el estudio de planes concebidos en tres dimensiones,
exactamente lo opuesto de la rígida planificación
basada en el zoning funcionalista". Caramma ironiza también
sobre aquellos que creen pasada de moda la teoría del plan
regulador y propugnan una "ideología de la derrota",
basada en intervenciones episódicas y puntuales. Pero cuestiona
el escaso espacio dedicado al problema urbano en la Muestra de Arquitectura,
organizada sobre 10 tipologías de las cuales solo una corresponde
al urbanismo, mientras que a su juicio este debería haber
sido el tema central.
Según Caramma, serán los flujos y no los engranajes
el motor de este siglo, y el mensaje de la arquitectura deberá
ser más metafórico que asertivo. Propone una agenda
para los próximos años dedicada a la búsqueda
de soluciones para el proyecto y la realización de edificios
inteligentes, y fundada en la poética del devenir y del cambio:
"un espacio, al decir de Toyo Ito, que refleje la idea de la
vida en la era electrónica".
En su opinión el proyecto más estimulante de la Muestra,
fue la casa R129, del ingeniero Werner Sobek, un edificio en forma
de esferoide lenticular, especie de segunda piel con transiciones
fluidas entre paredes, pisos y techos. El material propuesto es
un plástico transparente, con secciones de carbono y células
solares del lado exterior: posee un buen comportamiento energético
y mediante un control electrónico, puede ser opacado en partes
o integralmente. Caramma destaca también la presentación
del programa brasileño Favela - Barrio y, en la sección
"NEXT CITIES", los ejemplos de la estación marítima
de Salerno (por Zaha Hadid) y la Piazza Venezia, en Trieste, por
Carmen Andriani y Giangiacomo D'Ardia.
La
revista Spazio Architettura puede solicitarse por e-mail a spazio.architettura@bluemail.ch
Cumbre de Johannesburg: disidencias sobre los resultados
La Cumbre de la Tierra Río + 10, realizada en septiembre
en Johannesburg, Sudáfrica, ha despertado polémicas
sobre la naturaleza y el alcance de sus logros. La declaración
final promueve la integración de los tres componentes del
desarrollo sustentable: desarrollo económico, desarrollo
social y protección del ambiente. Los requerimientos básicos
de este desarrollo son la erradicación de la pobreza, el
cambio de los modelos insostenibles de producción y consumo,
y la protección y gestión de los recursos naturales.
Según el Secretario General de la Cumbre, Nitin Desai, "aunque
el Plan de Implementación de Johannesburg solo tiene 50 páginas,
está mejor dirigido y focalizado que la Agenda 21de Río.
La gente olvida que no hubo acuerdo sobre cuestiones energéticas
en Río, y que temas como la producción y consumo casi
ni figuraron en la Agenda 21, mientras que en Johannesburg acordamos
un programa de 10 años en esa materia".
Muchas organizaciones ecologistas, sociales y religiosas denunciaron
el "ambientalismo de mercado" de las empresas multinacionales,
y reclamaron la creación de instrumentos internacionales
de carácter obligatorio que encuadren la conducta ambiental
y social de las grandes corporaciones. Martín Robra, del
Consejo Mundial de Iglesias, sostiene que el lenguaje de la declaración
de la Cumbre cambió en los últimos días, eliminándose
referencias a la responsabilidad corporativa. Una red de parlamentarios,
creada en el Foro Social de Porto Alegre, propone un sistema contractual
internacional de responsabilidad empresarial, que exigiría
a los inversores privados atenerse a las normas sobre el empleo
y el medio ambiente definidas por la legislación nacional
y el derecho internacional, así como la instauración
de un mecanismo de control independiente.
En cambio, Desai defendió la participación de las
empresas, porque sin ella los planes no serían creíbles,
aunque aclaró que los programas de cooperación entre
los gobiernos y las corporaciones no son un sustituto de la responsabilidad
del Estado.
Algunas ONGs consideran que la Cumbre no fue suficientemente lejos
en el establecimiento de objetivos para incrementar el uso de energías
renovables. Jonathan Lash, presidente del World Resources Institute,
piensa que se ha perdido una oportunidad para obtener un marco favorable
a la reducción de emisiones y a la adopción de energías
no contaminantes como la solar, la eólica y la derivada de
la biomasa. Sin embargo, cree que la Cumbre de 2002 será
recordada por el surgimiento de una metodología innovadora
y flexible, orientada a la cooperación entre gobiernos, empresas
y organizaciones sociales.
Ir
al Plan
de Implementación de la Cumbre Río + 10
Gestión
urbana y financiación municipal
Hay una estrecha relación entre el planeamiento y la
gestión urbana con la atracción de inversiones y la
captación de recursos por los gobiernos municipales. Un libro
de reciente aparición, La visión urbanística
de los recursos municipales, proporciona un excelente y actualizado
análisis sobre la cuestión. Fue editado por la Municipalidad
de Malvinas Argentinas (Buenos Aires, Argentina), cuyo Director
de Planeamiento, Arq. Norberto Iglesias, es Coordinador de la Unidad
Temática de Desarrollo Urbano de la Red de Mercociudades.
En el Seminario Internacional que dicha Unidad organizó en
julio de 2002, en Uberlandia (Minas Gerais, Brasil), se realizaron
los debates y exposiciones que constituyen la base de este texto.
La obra incluye notables intervenciones de especialistas como Pablo
Trivelli, Alfredo Garay, Jorge Wilheim, Pedro Pirez y Giorgio Martelli
Roba, y funcionarios como Mariano Arana y Luiz Conde. En sus versiones
originales (en castellano y portugués) los distintos expositores
tocan temas como la recuperación de plusvalías, los
nuevos instrumentos urbanísticos, el uso de las regulaciones
del suelo como motor de la economía urbana, etc. El espíritu
general está resumido en una frase de la Declaración
que cerró el Seminario: "es preciso cambiar el enfoque
de la tributación municipal, de los responsables tradicionales
de las finanzas municipales (profesionales de las ciencias económicas),
hacia uno más cercano al que poseen los gestores del desarrollo
urbano".
El
libro puede solicitarse por correo electrónico a niglesias@planeamiento.gov.ar
Los arquitectos
del Ground Zero
La Lower Manhattan Development Corporation anunció el listado
de arquitectos y estudios seleccionados para la reconstrucción
del Ground Zero (el área afectada por el atentado del 11/9/01),
surgidos de la reciente convocatoria. Los estudios ganadores, que
trabajarán en equipos organizados de acuerdo a una metodología
ad-hoc, son los siguientes:
· Daniel Libeskind
· Foster and Partners
· Richard Meier, Peter Eisenman, Charles Gwathmey y Steven
Holl
· UNITED ARCHITECTS: Riser Umemoto, Foreign Office Architects,
Greg Lynn FORM, Imaginary Forces, Kevin Kennon Architect y UN Studio
· Skidmore, Owings and Merrill -SOM-, con Field Operations,
Tom Leader, Michael Maltzan, Neutelings Riedijk y SANAA, junto con
los artistas Inigo Manglano-Ovalle, Rita McBride, Jessica Stockholder
y Elyn Zimmerman
· THINK: Shigeru Ban, Frederic Schwartz, Ken Smith, Rafael
Viñoly, con ARUP, Buro Happold Engineers, Jorg Schlaich,
William Moorish, David Rockwell y Janet Marie Smith
Un
informe sobre los proyectos de reconstrucción del Ground
Zero, y la convocatoria de la LMDC,
en el número 0 de café
de las ciudades.
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café de las ciudades
conocimiento, reflexiones y miradas sobre la ciudad.
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Revista digital de
aparición mensual
año 1, número 1, noviembre de 2002
Marca en trámite
Editor y Director: Marcelo Corti
Colaboración: Laura I. Corti
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Al incluir un mecanismo de remoción, este material no puede considerarse
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consultar con el editor o con el autor en cada caso.
Copyright © 2002 café
de las ciudades para
todo el material producido para esta edición
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