N.
del A.: El texto que reproduce esta nota ha sido desarrollado
en el marco de la Comisión de Desarrollo Urbano y Hábitat
del Laboratorio
de Políticas Públicas. Ha sido producido
a partir del diálogo con integrantes de la Comisión
como Eduardo Faierman, Norberto Spirtu, Hernán Petrelli,
Francisco Ortiz, Silvana Cavallari, Natalia Cosacov,
Diana Bordón y Romina Cotuli. Asimismo, se ha enriquecido
con los comentarios de Luján Menazzi.

Introducción
El
presente trabajo se propone abordar algunas características
del modelo
territorial (MT) del Ministerio de Desarrollo Urbano
–Secretaría de Planeamiento del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires (GCBA). Lejos de una lectura aséptica
del mismo, las notas que siguen se proponen discutir algunos de sus aspectos desde una
perspectiva atenta a generar mayor igualdad dentro de
la Ciudad de Buenos Aires. En esa dirección, con
esa preocupación por detrás, el presente material se
propone como un aporte para el debate y se enfoca en
aspectos especialmente problemáticos en relación a la
ampliación de derechos urbanos y sociales dentro de
la Ciudad de Buenos Aires (CABA).
Así,
las consideraciones críticas se articulan en distintos
ejes. En primer lugar, se despliegan una serie de consideraciones
a propósito del carácter científico que el MT pretende
para sí. Tal autorepresentación se apoya en la construcción
de numerosos indicadores. Por un lado, interesa señalar
algunos aspectos problemáticos sobre tales indicadores
y el modo en que son ponderados. Así, se indica que
tal pretensión de cientificidad invisibiliza, o pretende
invisibilizar, a los actores sociales a los cuales está
destinado. En esa dirección, se señalará cómo las
necesidades habitacionales y urbanas de los sectores
sociales de menores ingresos son subestimadas o ignoradas
en gran parte de los indicadores construidos. Asimismo,
en las escasas ocasiones en que se las contempla, los
indicadores que dan cuenta de tales aspectos reciben
una ponderación reducida respecto a otras cuestiones.
Esto
nos conduce al segundo eje de crítica al MT, el cual
se centra en los vínculos entre aspectos físicos y sociales.
Desde una perspectiva atenta a promover mayor igualdad
dentro de la CABA, interesa discutir el enfoque centralmente
físico del MT. En efecto, éste genera indicadores
basados mayoritariamente en aspectos físicos lo cual
trae aparejado la subordinación de cuestiones sociales.
A su vez, a partir del modo en que tales indicadores
son construidos, parte de las iniciativas que derivan
de los mismos terminan priorizando intervenciones en
áreas que no cuentan con poblaciones de bajos recursos.
Asimismo, como se verá en el desarrollo del presente
trabajo, las operaciones que se pretenden desplegar
en áreas de bajos recursos apuntan a su valorización
inmobiliaria. Al no presentar iniciativas y herramientas
que atenúen los efectos de tal valorización, la población
de dichas áreas corre el riesgo de ser expulsada, por
ejemplo, a partir de aumentos en los precios de alquileres
o a partir de fenómenos de gentrificación comercial.
Por último, interesa indicar que la mencionada pretensión
científica del MT invisibiliza la falta de instancias
participativas en la planificación urbana de la CABA.
Los
aspectos aquí delimitados y que constituyen los núcleos
de crítica al MT son analizados en relación a lo que
plantea el MT pero también en relación a lo que excluye.
Estos ejes críticos cobran mayor relevancia si se contrastan
con las políticas desplegadas por la gestión del GCBA
desde el año 2007: carencia de política habitacional para sectores de bajos recursos,
falta de avance en procesos de urbanización de villas,
multiplicación de desalojos, freno al proceso de implementación
de comunas, etc. Sin embargo, tal ejercicio supera los
límites del presente trabajo, abocado a una lectura
crítica del MT.

La
ciudad producida - Modelo Territorial GCBA
Presentación
del Modelo Territorial
El
MT se organiza en seis secciones. Previo al desarrollo
de las mismas, el MT indica el marco normativo de donde
surge. Así, señala su relación con la Constitución de
la CABA, con el Plan
Urbano Ambiental (PUA) y con el Plan Estratégico
(PE) de la CABA. En ese marco, el MT se presenta como
instrumento de diagnóstico, análisis y planeamiento
urbano. Así, espacializa los lineamientos territoriales
del Plan Urbano Ambiental y plantea un escenario de
´ciudad deseada´ con una perspectiva de 50 años
(2010-2060).
Luego
de la presentación, su primera sección, titulada ´la ciudad producida´, busca reflejar la historia de la Ciudad de Buenos
Aires a los fines de comparar las condiciones pasadas
y presentes en relación a los ejes que interesan al
MT. La segunda sección, titulada ´la ciudad actual´, presenta un diagnóstico
sobre las condiciones actuales de la CABA. La tercera
sección, titulada ´la
ciudad pensada´, intenta dar cuenta del modo en
que la CABA fue pensada y diseñada a lo largo del tiempo.
En ese marco, se despliega una revisión de planes previos
para la CABA. La cuarta sección, titulada ´la
ciudad tendencial´, señala los cambios y continuidades
esperables en caso de mantenerse los diagnósticos actuales
y las propuestas establecidas. La quinta sección, titulada
´la ciudad deseada´,
refiere al carácter ´ideal´ de las transformaciones
buscadas. La sexta sección, titulada ´la
ciudad sustentable´, se presenta como el estudio
de las transformaciones requeridas para alcanzar los
objetivos trazados y como la sección donde se definen
las herramientas adecuadas a tal fin. Así, se presentan
los indicadores urbanos como racionalización y cuantificación
de lo expresado en las secciones previas.
El
orden temático abordado en las diversas secciones proviene
del Plan Urbano Ambiental y se articula en seis ejes:
1. hábitat y vivienda; 2. transporte y movilidad; 3.
estructura y centralidades; 4. producción y empleo;
5. espacio público; 6. patrimonio urbano.
La ciudad actual - Modelo Territorial GCBA
Ejes
de una política: mayor densificación y construcción
El
MT explicita muy rápidamente cuáles son sus prioridades
respecto a la Ciudad de Buenos Aires: “…la Ciudad actual cuenta con 200 millones de
metros cuadrados construidos y, según la normativa vigente,
en su territorio se podrían construir unos 300 millones
más. Si bien existe un gran potencial subutilizado,
el área donde actualmente más se construye es aquella
que muestra una mayor saturación del potencial, mientras
que una gran cantidad de áreas, con mayores capacidades
constructivas, hoy no muestran síntomas de desarrollo…”
(Ministerio de Desarrollo Urbano – Secretaría de Planeamiento,
2009: 8).
Diversas organizaciones vecinales tienden a espantarse ante la perspectiva
de la mayor densificación de la Ciudad explicitada
en el MT. Sin embargo, desde una perspectiva atenta
a la promoción de políticas que apunten a generar mayor
igualdad dentro de la CABA cabe preguntarse lo siguiente:
¿Quiénes serían los destinatarios de tales nuevas construcciones?
En efecto, el MT señala la posibilidad de aumentar la
densidad y promover nuevas construcciones pero nada
dice sobre quienes serían los nuevos usuarios o habitantes.
Así, como se irá viendo en el presente trabajo, los
aspectos sociales van siendo invisibilizados dentro
de lo meramente físico.

La
ciudad pensada - Modelo Territorial GCBA
Pretensión
de cientificidad, borramiento de la política y de la
participación popular
En
las presentaciones realizadas por diversos funcionarios
como preámbulo al MT se alude a la intención de generar
políticas de acción certeras, “…con el respaldo en el análisis científico de la realidad física, social
y económica de la ciudad…” (Idem: 8). A su vez,
se indica la utilización de una metodología que permite
realizar evaluaciones sobre la gestión así como se apela
a la participación en el planeamiento. La pretensión
de cientificidad, señalada en innumerables ocasiones
dentro del MT, se apoya en una batería de indicadores
y de mapas, priorizando un enfoque técnico, entendido
como algo distinto a la política (otra recurrencia similar
dentro del MT puede indicarse a propósito del uso de
adjetivos como “riguroso”).
Pareciera
que una ecuación implícita guiara al MT y que tal ecuación
reza lo siguiente: a mayor cantidad de indicadores, mayor cientificidad.
De tal modo, la aludida política de densificación de
la Ciudad, sin especificar quienes gozarán de tal densificación,
es presentada como algo técnico y científico y no como
una opción política definida por las autoridades del
GCBA.
Asimismo,
frente a las apelaciones a la participación desplegadas
en el MT, cabe interrogarse: ¿Quiénes participan en
su armado? ¿Cuáles son las instancias de participación?
En una dirección similar, cabe reiterar que una de las
secciones del MT se titula ´la ciudad deseada´ y refiere
los objetivos que se espera desarrolle la CABA. Frente
a esto, cabe preguntarse: ¿Quién
define tales deseos? El lector desprevenido puede
imaginar asambleas comunales, audiencias públicas u
otras instancias de participación donde se discutan
tales cuestiones. En efecto, el propio MT refiere a
instancias de participación. Sin embargo, rápidamente
se despejan los interrogantes en tanto el MT indica
que los aludidos deseos son “definiciones
establecidas en el marco normativo, así como objetivos
definidos por estudios y estándares de jerarquía internacional”
(Idem: 15; cabe indicar que el MT no explicita cuáles
son esos estudios ni de donde surgen tales estándares
de jerarquía internacional). Así, la
elaboración de deseos sobre la ciudad ideal aparece
como producto de decisiones técnicas y no de decisiones
políticas. En síntesis, la profusa elaboración de
indicadores va de la mano de la nula participación ciudadana
en su construcción así como en la nula expresión de
sus deseos y necesidades.

La
ciudad tendencial - Modelo Territorial GCBA
La
valorización del suelo como política urbana
Hemos
señalado que en su inicio, el MT señala que ciertas
áreas de la Ciudad cuentan con capacidad para recibir
construcciones. Tales áreas tienden a coincidir con
las zonas donde se asientan sectores sociales de bajos
recursos económicos. En tal sentido, la política urbana sugerida apunta a valorizar
tales áreas indicando que dicha valorización reduce
potencialmente la brecha entre la Zona Norte y la Zona
Sur de la Ciudad. Como se sabe, atenuar las diferencias
o desigualdades entre el Norte y el Sur de la Ciudad
es un eje postulado por diversas vertientes progresistas
de la CABA. Sin embargo, la política de valorización
de la Zona Sur deja de lado un aspecto crucial. Sin medidas paliativas (como ser, políticas
de vivienda, créditos hipotecarios, control de alquileres,
instrumentos de recuperación de plusvalías urbanas,
etc.) los aumentos del precio del suelo traen aparejados fenómenos de desplazamiento
de población de bajos recursos. Tal desplazamiento
no es algo accidental o aleatorio.
En
efecto, como lo señala la bibliografía al respecto (Shaw,
2008), para evitar el desplazamiento de población de
escasos recursos, el
Estado debe actuar antes de que se dispare la valorización
del suelo ya que posteriormente al inicio de tal
valorización, las actuaciones se vuelven más complejas
en términos políticos y económicos. Así, los efectos
de exclusión en los procesos de valorización del suelo
no son algo accidental. La clave de una política urbana
atenta a generar mayor igualdad en la CABA reside en
actuar a tiempo, salvo que se busque excluir, implícita
o explícitamente, a ciertos sectores sociales de la
Ciudad de Buenos Aires.
La
ciudad deseada - Modelo Territorial GCBA
¿Soluciones
o problemas? Más construcción y mayor déficit habitacional
Otro
elemento a destacar tiene que ver con el modo en que
el MT da cuenta del importante boom constructivo que
vive la ciudad en los últimos años. En esa dirección,
pone en relación el boom constructivo y el estancamiento
poblacional de la Ciudad. Así, da cuenta de tal relación
a partir de la estructura sociodemográfica de la población
porteña: incremento de los hogares unipersonales, decrecimiento
de los hogares nucleares y de hogares familiares. Sin
embargo, acá reaparece la sobrevaloración de lo físico
por sobre lo social, en tanto se menciona el crecimiento de la construcción a partir del aumento de
la cantidad de permisos y de superficie permisada pero
nada se dice respecto a los destinatarios sociales de
tales construcciones. En esa dirección, no se menciona
la creciente distancia entre las necesidades habitacionales
y la orientación de los permisos destinados hacia vivienda
de alto standard. Tampoco se señala que paralelamente
al celebrado boom constructivo crece la población con
problemas habitacionales dentro de la Ciudad (Baer,
2009). En efecto, si la población de la CABA se mantiene
estable desde hace unas cuantas décadas, la población
que habita en villas viene creciendo exponencialmente
(Cosacov y Faierman, 2012).

La
ciudad sustentable - Modelo Territorial GCBA
Construcción
de indicadores: una crítica
Hemos
desplegado una serie de críticas al MT. Cabe ahora cambiar
la escala de las mismas y centrarnos en los indicadores
construidos a los fines de ver en los mismos el modo
en que lo físico desplaza a lo social.
1.
Áreas verdes
En
relación a las áreas con déficit de espacios verdes,
el MT da cuenta de un índice de criticidad, resultado
de la combinación de una alta densidad poblacional,
estratos socioeconómicos bajos y escasa proximidad a
espacios verdes. En relación a este índice, cabe destacar
que si bien la Zona Sur de la CABA posee una gran cantidad
de población de estratos bajos, ésta no conforma altas
densidades poblacionales, por lo cual áreas como Belgrano
resultan zonas de mayor criticidad media que otras como
Villa Soldati. En esa dirección, a partir del modo en que está construido el indicador, cobra prioridad
intervenir en una zona acomodada de la ciudad, como
Belgrano, por sobre zonas con poblaciones de menores
recursos, aunque menos densas poblacionalmente, como
Soldati.
2.
Espacio público
Algo
similar ocurre respecto a la cuestión del espacio público.
En efecto, el MT señala una correlación entre estratos
socioeconómicos bajos, bajo valor del suelo y déficit
y deterioro de espacios verdes en el Sur de la Ciudad.
A partir de un enfoque que prioriza lo físico por sobre
las necesidades sociales, atendiendo a los requerimientos
urbanos según indicadores de población, compacidad existente
y tendencias de crecimiento, las áreas prioritarias
a intervenir a partir de la generación de espacio público
son aquellas como el área Central (cabe recordar la
multiplicidad de sentidos y usos que asumen a lo largo
del tiempo categorías como la de espacio público. Tales
usos son de los más disímiles y yuxtaponen de distintos
modos, aspectos políticos, económicos, culturales y
sociales -Gorelik, 2006; Novick, 2003-; una combinación
entre usos de categorías como espacio público, altas
dosis de cinismo gubernamental y políticas excluyentes,
puede ser aludida a partir de siglas como la tristemente
célebre UCEP: Unidad de Control del Espacio Público).
Nuevamente,
aquellas áreas prioritarias a la hora de intervenir
desde una perspectiva que apunte a generar mayor igualdad
en la CABA, como ser las villas, no aparecen contempladas
en el MT en tanto prioridad. En efecto, el modo
en que se construyen los indicadores, bajo el paraguas
de la cientificidad, determina prioridades de intervención
que son indiferentes a criterios sociales.
3.
Transporte
El
privilegio de lo físico por sobre lo social también
podría indicarse respecto a la cuestión del transporte
y el modo en que se construyen los indicadores al respecto.
En efecto, se mide la proximidad a la red de transportes
pero nada se dice de los precios del transporte en relación
al ingreso de sus usuarios: ¿qué significa el aumento
del precio del subte en el marco de los indicadores
que se presentan? ¿Influye la multiplicación del precio
en tales índices? Así, al subordinarse lo social y privilegiar
lo físico -en este caso, mayor o menor proximidad a
la red- se dejan de lado cuestiones de relevancia para
una política atenta a generar mayor igualdad, como ser
la temática del derecho a la movilidad.
4.
Indicadores temáticos: la cuestión del hábitat, la vivienda
y la infraestructura
Parte
de los ejes críticos que venimos mencionando pueden
retomarse a propósito del indicador temático de Hábitat
y Vivienda. Éste, según relata el MT, se conforma a
partir de ponderar y sistematizar cuatro indicadores
de menor jerarquía (Compacidad corregida, Compacidad
absoluta, Densidad y Hábitat e infraestructura), definidos
éstos, a su vez, por otros indicadores. En el MT no
queda claro el criterio con que se ponderan los diferentes
indicadores. Es probable que una política atenta a generar
mayor igualdad en la CABA los pondere de otro modo.
En efecto, al
no privilegiar la búsqueda de mayor igualdad, los índices
construidos no son sensibles a mejorías de tal tipo.
En esa dirección, no se plantean acciones o intervenciones
vinculadas a aspectos sociales. En efecto, al privilegiar
lo físico, las acciones se orientan en dicha dirección.
En
ese sentido, cabe observar con mayor detenimiento los
indicadores de hábitat y vivienda. La densidad de ocupación
poblacional (personas/hectárea), da cuenta del grado
de ocupación del suelo. A su vez, el indicador de compacidad
corregida da cuenta de la relación entre espacio construido
y espacio público útil. El indicador de compacidad absoluta,
por su parte, relaciona el volumen edificado en relación
con los m2 existentes. Como se ve, tales indicadores
se centran en aspectos físicos. A diferencia de éstos,
el indicador sintético de Hábitat e Infraestructura
pretende dar cuenta de deficiencias estructurales en
las condiciones de vida. Así, este indicador se compone
de otros que buscan captar el déficit de urbanización
existente, como el porcentaje de población con acceso
a servicios básicos, el nivel de hacinamiento, la cantidad
de viviendas en malas condiciones y el porcentaje de
superficie de la ciudad con barreras urbanas. Estos
elementos parecen atender un aspecto relevante para
una política que busca mayor igualdad en la CABA. Sin
embargo, se torna necesario formular un interrogante
al respecto: ¿Qué peso tienen estos aspectos en el total
de indicadores considerados en el indicador temático
de hábitat y vivienda? Según se observa en el MT, índices
como el aludido de compacidad corregida está ponderado
con más intensidad (el doble) que el índice de Hábitat
e Infraestructura.
En
consonancia con el índice propuesto y la ponderación
de los subíndices, el MT señala que el conjunto de la
ciudad actual arroja un resultado de 0,96, lo cual indica,
prosigue el MT, un escenario de partida prácticamente
óptimo evidenciando que la CABA no posee problemas serios
de hábitat e infraestructuras (el resultado óptimo sería
equivalente a 1). Queda claro que el
modo en que está construido este indicador no permite
visualizar la magnitud de una problemática clave como
la del acceso a la vivienda.
5.
Ambivalencia del indicador de “equitatividad en el valor
del suelo”
Otro
indicador que puede mencionarse en relación a los ejes
que venimos desplegando es el de “equitatividad en el
valor del suelo´. Según el MT, tal indicador permite
comprender la diferencia territorial existente entre
el norte y el sur de la CABA y se lo considera ilustrativo
del grado de desigualdad en la valorización social de
las diferentes zonas de Buenos Aires. Ante tal indicador,
podemos realizar una serie de señalamientos. En primer
lugar, como fue mencionado previamente, cabe indicar
que si el valor del suelo crece en las zonas ´deprimidas´,
este indicador daría cuenta de una mayor equidad. Tal ´equidad´ deja de lado lo que acontece con las posibles ´víctimas´
de ese aumento del valor, es decir, la población de
menores recursos imposibilitada de afrontar aumentos
de alquileres o gentrificaciones comerciales. En efecto,
tal como fue indicado, el hecho de que los procesos
de valorización expulsen población, de no mediar políticas
paliativas, no es un accidente sino algo ya documentado
en numerosas investigaciones que debería atenderse mediante
políticas explícitas.
6.
Síntesis de los aspectos criticados e invisibilización
de desigualdades: el índice de sustentabilidad urbana
En
resumen, cabe reiterar que los
escasos indicadores que supuestamente atienden fenómenos
vinculados a la desigualdad social no tienen una ponderación
relevante dentro del indicador más amplio que los agrupa.
Y lo que resulta más preocupante para una política que
apunte a la mayor igualdad en la CABA, es que indicadores
como el de ´equitatividad en el valor del suelo´ no
sólo está poco ponderado sino que invisibiliza que la
suba del valor del suelo en áreas deprimidas no necesariamente
trae aparejado un mejoramiento en las condiciones sociales
de la población residente sino que puede contribuir
al desplazamiento de dicha población.
A
su vez, la construcción de un índice para la totalidad
de la Ciudad (índice de sustentabilidad urbana) impide
ver ciertas desigualdades a su interior. El Índice de
Sustentabilidad Urbana se compone de 6 grandes subconjuntos
de indicadores que siguen la estructura del Plan Urbano
Ambiental, por lo que incluye índices de 1. Hábitat
y Vivienda, 2. Estructura y Centralidades, 3. Espacio
público, 4. Producción y Empleo, 5. Transporte y Movilidad
y 6. Patrimonio urbano. Los índices temáticos son síntesis
de indicadores de tercer grado que reflejan diferentes
variables urbano-ambientales. Para el cálculo de los
índices de primera jerarquía el MT pondera una gran
cantidad de índices menores de acuerdo a su nivel de
incidencia en cada temática. En efecto, esto último
es uno de los
ejes problemáticos: la falta de criterios explicitados
en la ponderación.
¿Qué
pasaría si se subdividieran esos índices para distintas
partes de la misma? ¿Qué pasaría si se observaran las
diferencias al interior de la ciudad y la desigualdad
al interior de la misma? Evidentemente el
panorama sería otro, distinto a la autocelebración que
propone el MT.

Indices
de sustentabilidad- Modelo Territorial GCBA
Conclusiones
La
autocelebración que supone la exposición de índices
positivos deja de lado el modo en que éstos han sido
construidos. Asimismo, se oculta cómo en tal construcción,
aspectos nodales a los fines de promover políticas más
igualitarias en la ciudad, han sido dejados de lado.
Bajo la proliferación de numerosos indicadores así como
a partir de la multiplicidad de alusiones y apelaciones
al carácter científico y riguroso de la metodología
adoptada, el
MT pretende presentarse como mera herramienta técnica
ocultando las decisiones políticas que suponen las políticas
urbanas del GCBA así como los indicadores vinculados
a las mismas. En esa dirección, hemos señalado cómo
aspectos que dan cuenta de desigualdades sociales son
dejados de lado en la mayor parte de los indicadores
o cómo, en los casos en que se consideran temáticas
afines a tales preocupaciones, las mismas tienden a
diluirse al ser ponderadas con escasa relevancia, en
el marco de indicadores que privilegian lo físico.
En
síntesis, cabe destacar que si los problemas detectados
no fueran sólo físicos sino sociales, los indicadores
a construir y el modo de ponderarlos serían distintos
a los presentados por el MT. En esa misma dirección,
los valores de estos indicadores diferirían respecto
a los presentados por el MT. Al desplazar los aspectos
sociales de los problemas identificados y contemplados
en los indicadores, tales déficits no se contemplan ni se cuantifican. Lo que es más preocupante aún es que algunas de las
medidas y proyectos propuestos tienden a reforzar los
déficits sociales dentro de la ciudad, pero como
no se cuantifica tal cuestión o se la pondera de modo
poco significativo, no logra visualizarse tal problemática.
En
esa dirección, podemos mencionar iniciativas como la
del Distrito Tecnológico de Parque Patricios. Si tal
iniciativa avanza y logra una mejora en los indicadores
vinculados a producción, ¿Qué sucedería respecto a los
efectos de la valorización del suelo sobre la población
de menores recursos? Tal cuestión no es contemplada
en el MT. Como fue señalado, diferentes estudios señalan
ciertas consecuencias negativas para poblaciones de
escasos recursos en los procesos de valorización del
suelo. Pero esto resulta invisibilizado en el MT. El
inconveniente no concluye aquí. En efecto, un recambio
de población, producto de iniciativas que busquen valorizar
el suelo, mejoraría los indicadores utilizados en el
MT, en tanto los nuevos habitantes estarían en condiciones
sociales más favorables, invisibilizándose de este modo
el desplazamiento de residentes de escasos recursos.
Finalmente
cabe reiterar que desde una perspectiva atenta a generar
mayor igualdad en la CABA, los indicadores que contemplen
problemáticas sociales e iluminen aspectos vinculados
a la desigualdad social y urbana deberían tener una
ponderación mayor a la desplegada en políticas
urbanas como las del macrismo, concentradas en favorecer
la mayor construcción en la Ciudad y la valorización
del suelo urbano.
GJ
El autor es Sociólogo
y Doctor en Ciencias Sociales (UBA) Becario posdoctoral
CONICET con sede en el Instituto de Estudios de América
Latina y el Caribe (IEALC), Facultad de Ciencias Sociales
(UBA). Docente de posgrado en la Universidad Torcuato
Di Tella y en la Universidad de La Plata. Es uno de
los autores de Grandes
Proyectos Urbanos,
de Editorial café
de las ciudades.
El Laboratorio de Políticas
Públicas (LPP) es una organización académica y de promoción
social, educativa y cultural creada por la Universidad
del Estado de Río de Janeiro con el objeto de desarrollar
actividades de investigación, análisis, asistencia técnica
y apoyo a las políticas públicas de carácter participativo
y democrático. En 2003, el LPP abrió una sede en la
Ciudad de Buenos Aires (LPP-Buenos
Aires), buscando ampliar de esta manera su
campo de acción, con nuevos proyectos orientados a fortalecer
el intercambio cultural y científico entre los países
latinoamericanos. Las actividades del Laboratorio de
Políticas Públicas -Buenos Aires- se vinculan con la
discusión, asesoramiento, formulación y desarrollo de
estrategias orientadas a contribuir al fortalecimiento
del espacio público para la realización efectiva de
los derechos ciudadanos y la participación democrática.
La fuente utilizada para
esta nota y sus imágenes fue la publicación Modelo
territorial Buenos Aires 2010-2060. Buenos Aires,
del Ministerio de Desarrollo Urbano del Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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Ambiental de Buenos Aires, ver también en café
de las ciudades:
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Bibliografía
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L. (2009) Sobre el funcionamiento del mercado inmobiliario
porteño y las mayores restricciones para acceder a la
vivienda luego de la crisis de 2001/2002. Serie Urbana,
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Cosacov,
N. y Faierman, E. (2012) Políticas públicas, rentas
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en la Ciudad de Buenos Aires. Documento de trabajo del
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Gorelik,
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