Ante la noticia de los concursos
para las playas ferroviarias de Liniers, Palermo y
Caballito, decidimos participar en alguno
de ellos, aun estando lejos de Buenos Aires. Estos
concursos nos interesaron porque nos podían dar la
posibilidad (además de contribuir a resolver problemas
concretos de vivienda, etc.) de verificar algunas
ideas respecto a la intervención en las Metrópolis
post-industriales. En este caso, de una Metrópolis
que conocíamos bastante bien y que siempre nos interesó
de manera particular; obviamente, una ciudad a
la que queremos. Además, a diferencia de otras
Metrópolis, su tejido principal, la manzana, es
consistente, extenso y generalizado. Tejido que,
en el caso de estos concursos, se había ido acomodando
alrededor de las grandes infraestructuras pre-existentes
de la ciudad industrial y esto representaba un desafío
agregado en el momento de desarrollar nuevas propuestas
para aquellos sitios.
Desde el punto de vista
de la arquitectura, la Metrópolis es una composición
abierta, configurada por montajes de elementos diversos
y diferentes. La posibilidad de reconocerlos y
definirlos se da no sólo a través de la observación
directa sino también del análisis en el tiempo de
las permanencias, los cambios y las superposiciones.
El resultado es el de un conjunto de asociaciones
de lectura compleja que se repiten a lo largo del
tiempo con significados diversos. La arquitectura
de la Metrópolis es, en esencia y para la vida cotidiana,
un conjunto de montajes desordenados que producen,
la mayoría de las veces, asociaciones no significativas
para el conocimiento general y los sentimientos colectivos.
Más bien al revés, tienden a promover la repetición
sin experiencia y el temor a lo imprevisto. Pero,
precisamente, de toda esta experiencia casi inabordable
que es la Metrópolis, una de las nociones más importantes
que podemos utilizar es la de su sistema de composición
a través del montaje y de las asociaciones; aprender
a tomar decisiones sobre las formas urbanas como una
manera de articularse entre sí de manera abierta pero
simbólicamente representativa de los valores más generales.
Es posible reorganizar física y significativamente
la Metrópolis sobre una base conceptual de asociaciones
y montajes que restablezcan el valor del tiempo y
del espacio para la mayoría de la gente
En consecuencia, nos
pareció que era una idea muy interesante haber elegido
estos suelos vacantes en distintos puntos de Buenos
Aires dado que ellos podrían servir para “refundar”
la ciudad. Una ciudad post-industrial que, en lugar
de un Plan
imposible, se podría reformular a partir de tres grandes
proyectos
(o los que resultaran de continuar con esta práctica).
Tal vez lo más indicado que nos queda por hacer en
las grandes Metrópolis como lugares de producción
y experiencia para todos es ir construyendo grandes
alegorías. Es decir, representar a las Metrópolis
a través de proyectos urbanos que tengan con ella
“cierta relación, real, convencional, o creada por
la imaginación” (de la definición de Alegoría del
diccionario María Moliner). En el caso de estos concursos,
para nosotros ellos significaban la posibilidad de
ir construyendo una alegoría de Buenos Aires.
Para participar elegimos
el área de Caballito e hicimos una propuesta que se
explica, en lo fundamental, en el siguiente resumen
de la Memoria que presentamos al Concurso:

Los
elementos más importantes de la propuesta.
A)
La Avenida Parque Norte y el tejido principal.
Esta gran avenida es un elemento urbano unitario y
complejo que sirve: a) para delimitar el área de intervención
estableciendo relaciones precisas con el dominio privado
existente al Norte de las playas ferroviarias (incluyendo
el estadio y las dependencias del Club Ferro Carril
Oeste); b) para desarrollar en el subsuelo un estacionamiento
de escala urbana
que sirva para las nuevas zonas de residencia y de
trabajo, para los eventos deportivos y las propuestas
comerciales que se puedan desarrollar y c) para recibir
y distribuir el tránsito de vehículos que necesiten
atravesar la zona y que estará siempre comprometido
por los dominios privados ya mencionados. Esta pieza
urbana está concebida para tener una importante significación
no sólo con relación a esta propuesta sino también
para toda la ciudad. Significación que va más allá
de resolver los problemas del tránsito. Junto con
la Manzana Central, deben transformarse en los símbolos
de este proyecto urbano y puntos de referencia
para toda la Ciudad de Buenos Aires (que va más allá
de la Avenida General Paz).
Este rol de la Avenida
Parque Norte se complementa con el trazado que proponemos
de la Avenida Parque Sur, que discurre paralela a
las actuales vías del ferrocarril y que tiene una
significación diferente en el diseño urbano general.
Estas dos Avenidas Parque forman un tejido principal
con las Calles Parque que, de Norte a Sur, pasan entre
la Manzana Central y el Barrio Oeste y entre el Parque
y el Barrio Este. Este anillo, formado por dos avenidas
que van de Este a Oeste y dos calles que van de Norte
a Sur, constituyen la pieza fundamental para la construcción
y la gestión de nuestra propuesta.

B) El tejido
de las calles y las Calles Parque. Los
tejidos de nuestra propuesta surgen estrictamente
del estudio de las posibles conectividades entre las
calles de las áreas al Sur y al
Norte de las playas del ferrocarril. No hemos
establecido unos tejidos a priori para estructurar
nuestro proyecto y, en algunos casos, hemos tratado
de completar las manzanas existentes. Esto ha generado
unas manzanas de geometrías variables con superficies
de suelo adecuadas a la escala de los emprendimientos
que se tienen que construir, aunque se desarrollen
por partes. Sólo en el centro del proyecto proponemos
una solución geométrica bien definida y de escala
mayor: la Manzana Central y el Parque Central. El
dilema de completar los tejidos en áreas de la ciudad
como el de las playas ferroviarias e Caballito no
es el de repetir necesariamente los que existen alrededor.
De lo que se trata es encontrar una ambivalencia
de trazados que represente su continuidad pero que,
a la vez, resuelvan en concreto el problema que se
presenta, creando una nueva realidad por analogía.
A la mayoría de
las calles las hemos diseñado como Calles Parque,
es decir, calles con árboles en el centro y en los
lados que tratan de continuar con la mejor tradición
de las calles arboladas de Buenos Aires. Esto permite:
a) dar una solución ecológicamente más prudente al
tránsito de vehículos; b) reducir naturalmente la
velocidad de circulación y c) humanizar, en general,
el nuevo tejido urbano.

C)
La Manzana Central. Es una propuesta de residencia y
lugares de trabajo que está estrechamente relacionada
con el Parque Central. Trata de conjugar los valores
de los lugares públicos (el Parque) con los privados
(la Manzana). En consecuencia, la ciudad puede
ampliar las alternativas de uso de los lugares comunes
(aunque sean privados) y lograr una complejidad y
un tipo de vida similar al que se desarrolla cotidianamente
en los tejidos urbanos. En el fondo, el lugar central
de la Manzana es una continuación del Parque.
El perímetro completo
de la Manzana está destinado a la residencia. Toda
la Planta Baja está ocupada por una recova con locales
comerciales, etc. El lugar central de la Manzana contiene
importantes edificios dedicados al trabajo, huertos
y otras actividades a las que se puede acceder por
cuatro grandes “puertas” ubicadas en cada uno de los
lados del perímetro. Se podría atravesar la Manzana
y utilizar sus equipamientos o trabajar en ese recinto
central como si se tratara de un pequeño pueblo con
vida en sí mismo. Esto es lo que sucede en la
mayoría de las plazas centrales de Latinoamérica,
así como en la renovación interior de los tejidos
urbanos de las ciudades europeas. Sin duda esto representa
una cierta novedad en la gestión y administración
de este tipo de proyecto, pero significa un cambio
necesario en la construcción de alternativas a los
conjuntos destinados sólo a la residencia. El eslogan
“hay que hacer ciudad” queda en un mera abstracción
si no se incorporan fórmulas de este tipo que permitan
construir o reconstruir sectores urbanos más complejos.
Complejidad que debe asumir la diversidad y combinar
y mezclar diferentes tipos de usos y actividades.
En cualquier caso,
su construcción puede ser la de un edificio único
realizado de una sola vez o podría desarrollarse por
partes y con distintos estilos. Lo importante no es
el tipo de gestión (o el lenguaje de la arquitectura)
sino la posible construcción de un elemento urbano
ejemplar de una vez y para siempre, que signifique
un punto de partida para la reorganización urbana
del área y de la ciudad. Si Caballito es casi
el centro geográfico de Buenos Aires, esta Manzana
Central intenta convertirse en el punto de referencia
de esa centralidad. Se trata de un gesto de reconstrucción
de lo urbano, también en este caso, por analogía.
Es decir, es una propuesta que parece nueva y distinta
y, sin embargo, en algún aspecto o parte tiene que
ver con la ciudad que la rodea y la determina.
Es la propuesta de una construcción cuyo valor
es el de su forma
general, su tamaño y su estratégica ubicación
en la ciudad. Buenos Aires merece, en la transformación
de estas viejas playa ferroviarias, resolver no sólo
un conjunto de cuestiones funcionales muy importantes
sino también producir un gesto cultural (de la
cultura de todos) que la ponga en el camino de la
reconstrucción social de las grandes metrópolis.

Los
lugares de trabajo y de residencia.
En las sociedades
actuales el trabajo se va incorporando a la vida de
todos los días, formando parte, cada vez más, de los
tejidos urbanos residenciales y viceversa. Vida cotidiana
y trabajo se relacionan y se amalgaman sobre la base
de los nuevos tipos de producción que se desarrollan.
Ya en los años ´30 se plantearon estos temas sobre
la relación entre trabajo y residencia aunque, en
aquella época industrial, el trabajo que se proponía
incorporar a la ciudad era el administrativo, es decir,
el de oficinas (ver Hilberseimer o W. Acosta con sus
City-Block para el caso de Buenos Aires). Ahora casi
todos los tipos de trabajo, con algunas obvias excepciones,
son posibles de integrar a lo urbano. Y es más,
desarrollar esta nueva complejidad es lo que permitirá
“hacer ciudad”, con movimiento en las calles a distintas
horas, con actividades alternativas y variadas, etc.
Es por esto que nuestra propuesta es genérica: desarrolla
lugares para la residencia pero que también pueden
ser lugares de trabajo. Y, en algunos casos, se proponen
lugares específicos de trabajo mezclados con los lugares
de vivienda. Este es el caso de los edificios que
se desarrollan en los barrios Oeste, Este y Sur.
En el caso de los
barrios Oeste y Este, las tiras de vivienda (que también
podrían ser construidas por partes) están unidas,
sobre las calles principales, por unos bloques de
dos plantas destinados específicamente al trabajo.
Es decir, lugares de trabajo de nuevo tipo que podrían
ser usados por los habitantes de esas mismas viviendas
o por gente de otras partes de la ciudad. Obviamente,
son lugares que también servirían
para comercios, oficinas o instituciones. Los
edificios del Barrio Sur, compuesto de “torres” para
lograr transparencias desde la calle Yerbal, pueden
ser destinados, indistintamente, a viviendas o a lugares
de trabajo en su totalidad o por partes.

El
parque
El Parque está concebido
como un lugar para realizar múltiples actividades
y para ser usado tanto por parte de la gente que habite
este conjunto como la proveniente de otras partes
de la ciudad. Se supone que este Parque, la Manzana
Central, el Club FCO y los desarrollos que se hagan
en la parcela privada sobre la calle Avellaneda atraerán
un público metropolitano y diverso que utilizará
todas estas instalaciones. En la fase anterior
al soterramiento, se aprovecha el Parque para conservar
intacta la calle que actualmente relaciona las zonas
al Norte y al Sur de las playas del ferrocarril. Después
del soterramiento, se anularía esta calle y se aprovecharía
lo que quede en el predio del Parque como parte de
su diseño particular.

Aunque luchamos denodadamente
para cumplir con todo lo que pedían las Bases del
Concurso, fue imposible evitar el desencuentro. No
en la parte mecánica de los requerimientos particulares
sino en la parte conceptual. Consciente o inconscientemente
las Bases tenían, de estos problemas urbanos, la visión
reducida de “área de intervención”. A nosotros nos
pareció que las decisiones sobre estos sectores, en
una ciudad madura como Buenos Aires, no podían dejar
de considerar, como dijimos más arriba, su significación
metropolitana. Lo que no quería decir dejar de solucionar
los problemas prácticos y concretos del proyecto.
Las referencias de
las Bases acerca de la ciudad, las continuidades de
los tejidos, etc., nos parece que tenían más que
ver con la idea de imitar el contexto urbano existente
que con una visión transformadora para una Buenos
Aires post-industrial (y nos parece que esto también
lo confirmaron los resultados de los tres concursos
realizados).Dice Albert Pope: “Divorciado de la dinámica
metropolitana, el objeto arquitectónico se convierte
en una mercancía rutinaria, regulada por el mercado,
o en un espectáculo peculiar, regulado por el interés
de una “cultura” arquitectónica fortuita”.
En concreto, no sacamos
ningún premio. Pero
nos parece que el origen de este desencuentro entre
los que organizaron y juraron el Concurso y nuestra
propuesta (todo relacionado con las consideraciones
que hicimos más arriba) se resume en la cuestión del
Parque. Las Bases hacían hincapié en la necesidad
de desarrollar un Parque. Pero nunca nos pareció que
esto implicara que todo fuera un Parque. Es más,
analizamos esta posibilidad, pero nos pareció poco
comprometida con la ciudad como Metrópolis.

No vamos a analizar
la idea de Parque en general (históricamente) ni vamos
a discutir (llevaría mucho tiempo) lo que significa
hoy un Parque. Lo que sí podemos decir es que lo que
hasta el siglo pasado significó el Parque como introducción
de la naturaleza en lo urbano, hoy ya no tiene sentido.
Hoy se trata de saber encajar lo urbano en la naturaleza.
Introducir la naturaleza en lo urbano significa introducir
la naturaleza tal cual y no el diseño de la misma.

Manzana
2.3.1 del Ensanche Sur de Alcorcón, proyecto
de Tony Diaz,
y tejido urbano basado en la combinación de
las manzanas construidas en el Ensanche Sur de Alcorcón.
Por
supuesto que la gente quiere parques. Pero este reclamo
social representa, básicamente, una resistencia a
la especulación. De no construir, nos parece que
lo mejor es recuperar, digamos, la “naturaleza natural”.
Y este sí puede ser un gran objetivo metropolitano.
En el fondo, una de las grandes lecciones de la realidad
de lo urbano, lo auténticamente urbano, lo que ya
no es periférico porque es lo principal de las Metrópolis,
es su relación con los grandes espacios abiertos (en
muchos casos todavía de producción agrícola). Además,
si hoy diseñamos un Parque en las condiciones de nuestras
enormes y complejas Metrópolis (aún con las mejores
intenciones): ¿para qué es ese Parque?, ¿para quién
es ese Parque?
Nosotros respetamos
esta idea de dar prioridad a los espacios naturales
en el área Caballito. Pero, por el contrario, supusimos
que allí Buenos Aires necesitaba, a escala metropolitana,
que un nuevo tipo de construcción articulara la intervención.
Que el centro de la operación fuera una apuesta
por una construcción significativa para todos en lugar
del vacío para ninguno. Es más, el “parque” que
realmente hubiéramos querido proponer (como en 1986
para un Concurso para el Parque Almirante Brown) era
un lugar de huertas y de producción.

Resoluciones de manzana, patio y parque en Alcorcón
y en Caballito
En
resumen, nos pareció que, al menos en Caballito, no
estaría mal construir una alegoría de lo urbano para
todos pero, en medio de este desencuentro conceptual,
este esfuerzo fracasó. Y lo lamentamos mucho.
TD
Madrid,
julio de 2013
Este
Concurso para la Playa Ferroviaria Caballito se entregó
el 30 de Abril de 2013 y lo hicimos en equipo con
los arquitectos Camino Alonso e Ignacio Lechón en
Madrid (donde se desarrolló todo el proyecto), Luis
Ibarlucía y Polo Jaimes en Buenos Aires.
El
autor es Arquitecto /AA.Dpl.(Pl.dpt.). Titulado como
arquitecto en 1964 en la Universidad Nacional de Buenos
Aires, realizó cursos de postgrado en Italia (1968)
y en Londres, en la Architectural Association, donde
obtuvo el correspondiente AA. Dipl.-Planning Department
(1969-71). Proyectó y construyó numerosas obras en
Argentina y España, habiendo obtenido premios en varios
Concursos Nacionales e Internacionales de Arquitectura
y Diseño Urbano. Publicó numerosos artículos en revistas
especializadas y los siguientes libros: "Apuntes
de Arquitectura” (1981); "La Escuelita 1976-1981:
5 años de enseñanza alternativa en la Argentina"
(1982); "Relevamientos" (1985), "Textos
de Arquitectura" (1987), “Incertidumbres” (2002)
y “Tiempo y Arquitectura” (2009). Desde 1988 vive
y trabaja en Madrid.
Sobre
el Concurso de Caballito ver también en café
de las ciudades:
Número
129 I Proyectos de las ciudades
Proyecto
con calidad participativa: una experiencia replicable
I El Segundo Premio del concurso para la playa ferroviaria
de Caballito, en Buenos Aires I Por MarceloAdes, JorgeGiberti,
Adriana PérezMoralejo y María Constanza Rambaldi.
Ver
en la Web de la Sociedad Central de Arquitectos el
Primer Premio (Arqs. Edgardo Baroney Gabriela Lucchini,
Asociado: Ing. Roberto Agosta) y el resto de los trabajos
premiados en el Concurso Nacional para el Desarrollo
del Plan Maestro en Playa Ferroviaria Caballito.
Sobre
la renovación urbana de las playas ferroviarias de
Caballito, Liniers y Palermo, en Buenos Aires, ver
la nota de opinión ¿Quién
pagará las infraestructuras urbanas?, de
Marcelo Corti, en ARQ
del
pasado 25 de junio.
Sobre
la renovación de Buenos Aires por Plan o por Proyectos,
ver también en
café
de las ciudades:
Número
58 |
Arquitectura
(y Planes) de las ciudades
20
Ideas, 20 años |
La
prehistoria de una Buenos Aires fragmentad a |
Marcelo Corti
Número
74 | Terquedades
Una
mirada arrabalera a Buenos Aires
| Terquedad del Plan Urbano Ambiental | Mario L. Tercco
Número
84 | Planes de las ciudades (I)
El
Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires
| Un análisis crítico de la legislación argentina
(III) | Marcelo Corti
Número
84 | Planes de las Ciudades (II)
La
ley protege la inequidad en la Ciudad
| Sobre el Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires |
Martín Hourest
Ver
también en café
de las ciudades:
Número
125 | Un análisis crítico de la legislación argentina
(XV)
La
Ley 4477 de la Ciudad de
Buenos Aires | Las
playas ferroviarias y “el Plan que realmente existe”
| Marcelo Corti
Número
120 |Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad
ferro-inmobiliaria |
Mario
L. Tercco
Sobre
Caballito, ver también en café
de las ciudades:
Número
91 | Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad
de los parques |
Mario L.Tercco
Número
53 | Política de las ciudades (I)
Las
políticas urbanísticas en su laberinto (I)
| El Código de
Planeamiento Urbano de Buenos Aires o la quimera dela
Planificación: la densificación vertical de la Avenida
Pedro Goyena, en Caballito y Flores. | Daniela Szajnberg
y Christian Cordara
Número
54 | Política de las ciudades
Las
políticas urbanísticas en su laberinto (II)
| El
Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires o la
quimera de la Planificación: la densificación vertical
de la Avenida Pedro Goyena, en Caballito y Flores.
| Daniela Szajnberg y Christian Cordara
Ver
en el ARQ de Clarín la crónica
de Norberto Feal sobre el Debate sobre el destino
de las playas ferroviarias, en
la primera charla de café
de las ciudades
en
el CPAU.