El Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires
Origen y
situación actual.
Por
Ruben Gazzoli

Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires
El origen
El auge de la
ideología neoliberal en la década del `90 implicó
un retroceso sustantivo en términos de los intereses colectivos
de la ciudadanía. El Estado se redefine de forma tal que
no da respuesta a aquellos necesidades sociales que no pueden satisfacerse
en el mercado, única expresión de lo colectivo para
esta concepción ideológica. Esta visión de
las sociedades humanas se concretó en el plano político,
en la definición del Estado como un actor subsidiario del
proceso económico-social. De hecho, esto significó
poner el Estado al servicio directo de los intereses de los grupos
de poder, abandonando su papel tradicional de formular modelos sociales
a futuro a efectos de regular los procesos de reproducción
de la sociedad. Margaret Tatcher, figura emblemática de esta
corriente del pensamiento en el campo de la política, decía
que un país "es la suma de sus individuos".
Los gobiernos
que llevaron a cabo políticas neoliberales perdieron el sustento
sociopolítico necesario para el mantenimiento del sistema
democrático. La ingobernabilidad consecuente dio lugar a
una reacción que se manifestó a mediados de esta misma
década como un fuerte (aunque moderado en su capacidad de
transformación) movimiento que tiende a devolver al Estado
roles sociales que no pueden ser suplantados por el sector privado
actuando según la lógica del mercado.
En el año
1994, debido a la Reforma de la Constitución Nacional, Buenos
Aires adquiere el status de Ciudad Autónoma, nueva figura
institucional que involucra un nivel de autonomía similar
al resto de las provincias argentinas. En el `95 los convencionales
dictan la Constitución de la Ciudad. La Convención
Constituyente tiene lugar en un contexto nacional en el que se apreciaban
ya con claridad los efectos perversos de la política neoliberal
implementada por el gobierno nacional. Sus efectos eran evidentes
no solo sobre los ciudadanos sino sobre la calidad de vida que ofrecía
la ciudad.
Los convencionales,
en la búsqueda de un cambio profundo que se contrapusiera
a lo que venía sucediendo en los últimos años,
dictan una carta magna que otorga un rol decisivo al Estado en el
manejo de lo colectivo, y asegura a la ciudadanía un papel
sustantivo en el manejo de cosa pública, así como
en el proceso de tratamiento de las leyes
Es dentro de
esta concepción global de la sociedad que los legisladores
establecen en el artículo 29 que "la Ciudad define un
Plan Urbano y Ambiental (...) que constituye la ley marco
a la que se ajusta el resto de la normativa urbanística y
las obras públicas". Es decir que a sus propuestas y
lineamientos deben ajustarse los programas y planes de los sucesivos
gobiernos de la Ciudad.
Posteriormente
se dicta la ley 71, que establece la forma de hacer operativo este
mandato, y además fija los plazos y los lineamientos urbanísticos
a los que deberá ajustarse al Plan.
En enero de
1999, con el mandato de elaborar el Plan, se constituye el Consejo
del Plan Urbano Ambiental. A fines de octubre de 2000 el Consejo
elevó el Plan al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, y este lo envió al Legislativo para su consideración
y aprobación..

Plan
Urbano Ambiental de Buenos Aires, "Las puertas de la ciudad"
El Plan Urbano Ambiental
Tiene como objetivo
central el mejoramiento de las condiciones que ofrece la ciudad
en tanto espacio de realización de la vida de los ciudadanos
que desarrollan actividades en ella. Para esto se proponen cambios
estructurales que posibiliten servir a este objetivo.
El propósito
es el mejoramiento de las condiciones que ofrece la ciudad para
la vida urbana, logrando minimizar los desplazamientos cotidianos,
elevando el nivel de las prestaciones del transporte público
y reintegrando la calidad del espacio barrial. Incrementando la
cantidad y el nivel de los servicios locales, a fin de enriquecer
la vida en estas unidades espaciales; de este modo los barrios se
transformarán en unidades sociales en las cuales se puedan
cubrir la mayor parte de las demandas cotidianas de su población.
Uno de los efectos de esta estrategia es el reforzamiento de los
centros secundarios de la ciudad. La revalorización de los
mismos posibilita también acentuar el carácter del
Area Central como nodo del espacio regional del Mercosur, sustituyendo
funciones que actualmente se prestan en él y que pueden ser
cubiertas por los mencionados centros y, consecuentemente, ampliando
de esta forma el espacio físico para la instalación
de servicios de mayor complejidad que tengan por área de
demanda al mercado regional y/o nacional.
El objetivo
de lograr un desarrollo más equilibrado de la distribución
de actividades en el territorio de la ciudad requiere incentivar
el desarrollo de la zona Sur. Otro de los aspectos complementarios,
que motorizará el reforzamiento del centro de Flores como
articulador del desarrollo de la zona Sudoeste de la ciudad, es
la integración de la red de circulación de la ciudad
con la de los municipios vecinos ubicados al Sur del Riachuelo.
De esta manera el centro de Flores empezaría a operar, con
respecto a los municipios del Sur, del mismo modo en que lo hace
el centro de Belgrano con respecto a los del Norte.
El mejoramiento
de la circulación transversal de la ciudad incrementará
la accesibilidad relativa, desde las distintas áreas residenciales,
a los centros de Flores y de Belgrano, lo que redundará no
solo en mayor competitividad desde el punto de vista de la oferta
de productos, sino en mayor accesibilidad a los mercados de trabajo
casi con indiferencia con respecto al lugar de residencia del trabajador
(disminución de los costos de viaje incluyendo en estos el
tiempo de viaje).
Un proyecto
cuya realización es sustantiva para incrementar la accesibilidad
Norte Sur es el soterramiento del ex Ferrocarril Sarmiento, obra
estructurante del llamado Corredor Verde del Oeste, que incluye
espacios verdes, equipamientos sociales y vivienda. El mismo, desde
el punto de vista del transporte, no solo asegurará la continuidad
de la red de circulación automotor en el sentido transversal
sino que posibilitará una significativa reducción
del tiempo de viaje a los destinos ubicados fuera de la ciudad,
a la vez que una importante ampliación de la cantidad de
pasajeros transportados.
El proyecto
de crecimiento hacia el Sur requiere de una acción de recuperación
de las condiciones originales del Riachuelo. Esto posibilitará
abrir un espacio de crecimiento conjunto de la ciudad y de los municipios
ribereños que fortalecerá y dará significación
metropolitana a esta intervención. Esta nueva relación
de la ciudad con el río sería una continuidad de la
que ya está en marcha en la ribera del Río de la Plata.

Plan
Urbano Ambiental de Buenos Aires, "Las barreras urbanas"
Actividades
productivas y transportes
La industria
y los servicios son componentes esenciales del Plan, en la medida
que hacen a las funciones de la ciudad y a la ocupación de
sus habitantes. Para su estímulo se prevén áreas
de reducida dimensión que funcionarían como pequeños
parques destinados a la localización de pequeñas y
medianas empresas, así como se prevé también
la localización de un parque tecnológico. Fuera de
estos espacios podrán localizarse en casi todas las áreas
de la ciudad, en la medida que cumplan con las normas de impacto
ambiental y con normas constructivas que preserven a los vecinos
de los efectos no deseados de estas actividades.
El Plan enfrenta
la problemática de los flujos de bienes y personas redimensionando
la infraestructura de transportes , creando una red circulatoria
para los movimientos de cargas con estaciones de transferencia,
complementadas con regulaciones que hagan más fluido el desplazamiento
y produzcan una consecuente reducción de la incidencia del
costo de transporte en el costo final de los productos. También
se trata de lograr un elevado nivel de eficiencia en el sistema
portuario de la Región, a efectos de reducir al máximo
la interferencia en el trafico urbano de las cargas despachadas
desde y hacia el puerto de la ciudad. Con este propósito
se prevé reordenar las zonas de depósito, mejorar
la relación del puerto con el sistema ferroviario, limitar
la expansión de las cargas despachadas por camión
y ampliar los horarios de trabajo de las instalaciones portuarias.
En lo que respecta
a transporte de pasajeros se parte de maximizar el uso de los
medios públicos, para lo cual se prevé la integración
de los distintos modos en un sistema único incorporando medios
automotores y dirigidos de alta capacidad y baja contaminación.
Ya se encuentran en marcha y/o en proyecto algunas de las obras
de ampliación de la red de subterráneos y de incremento
de la capacidad de transporte de los ferrocarriles metropolitanos.
Plan
Urbano Ambiental de Buenos Aires, "Modelo Treritorial"
Espacio
público
Otro de los
aspectos que caracterizan al Plan es el de revitalizar y poner
en valor al espacio público mediante normativas e intervenciones
directas del Gobierno de la Ciudad en la incorporación de
nuevas áreas hoy subutilizadas, como lo son las playas de
maniobras y de cargas de los ferrocarriles en la ciudad. Estas y
otras acciones habilitarán nuevos espacios verdes mejorando
las condiciones ambientales y de recreación en las áreas
residenciales.
Constituyen
parte necesaria de este plan de manejo del espacio público
las acciones de preservación del patrimonio arquitectónico
y urbanístico. Con este Plan se mejorará la calidad
de vida que ofrecerá la ciudad, a la vez que se preservará
su color local y su patrimonio manteniendo la significación
real y simbólica de las unidades constitutivas de la ciudad,
los barrios, enriqueciendo a la vez sus relaciones con la totalidad
del espacio mediante la mejora de la accesibilidad relativa no solo
al interior de la ciudad sino con las unidades que constituyen el
Gran Buenos Aires.
El producto
elevado a la consideración de la Legislatura de la Ciudad
de Buenos Aires (ver más adelante las consideraciones sobre
su situación
actual),
y que debe ser sometido a la consideración de la ciudadanía
a través del sistema de audiencias públicas, debe
ser visto solo como primer plan, que necesariamente se irá
enriqueciendo y modificando a medida que se vaya avanzando en
los procesos de implementación. El proyecto presentado incluye
una batería de programas de actuación que constituyen
uno de los elementos centrales y concretos para que el sector público
asuma un rol central en el proceso de cambio y transformación
que significa el Plan. Es decir que, a diferencia de lo que ha sucedido
hasta ahora en la ciudad, en que los planes fueron solo utilizados
para establecer los aspectos normativos que rigen a las actividades
del sector privado, en este caso el Estado interviene directamente
como un agente económico y promotor de los procesos de transformación
de la ciudad y los ciudadanos participan activamente a través
de la nueva organización político institucional que
incorpora la instancia de las comunas como un espacio de intervención
de las organizaciones sociales y los individuos en los procesos
de gestión de la cosa urbana. El plan contará además
con un organismo de seguimiento y control que deberá ir adecuándolo
a las necesidades de las distintas coyunturas sin abandonar los
objetivos de largo plazo ni las metas que deberán fijarse
año a año y que tendrán su correlato en las
asignaciones presupuestarias. Esta sería la lógica
que transforme al plan en una política de Estado, que es
lo que decidieron los convencionales que dictaron la Constitución
de la Ciudad.

Plan
Urbano Ambiental de Buenos Aires
La
situación actual
El Poder Ejecutivo
acaba de enviar el proyecto de Plan Urbano Ambiental nuevamente
a la Legislatura para su tratamiento. Los nuevos legisladores han
mostrado interés en el tema. Se realizó una reunión
promovida por la Sociedad Central de Arquitectos, a la que asistieron
legisladores de las comisiones que deben elaborar despachos sobre
la propuesta del Poder Ejecutivo para su posterior tratamiento en
el recinto. En la misma plantearon su interés en que el Plan
sea tratado antes de fin de este año para poder luego convocar
a las audiencias públicas.
El proyecto
enviado por el Poder Ejecutivo es una suerte de resumen del proyecto
elaborado por el Consejo del Plan, o también podría
ser considerado como una ampliación menor de los lineamientos
que establece la ley 71, que crea y da mandato al Consejo.
El trabajo llevado
a cabo por el Consejo y elevado por el Poder Ejecutivo a la Legislatura
en el año 2000, estaba integrado por el Informe Final (así
denominado por la Ley 71) que era la propuesta de Plan, un volumen
sobre Participación en el que se describían todas
las actividades de difusión y de discusión de la propuesta
con organizaciones de base que se llevaron a cabo hasta ese momento,
y un conjunto de Programas de Actuación que proponían
intervenciones territoriales que permitían comenzar a estructurar
el espacio de la ciudad.
Esa propuesta
fue tratada en las distintas Comisiones de la Legislatura y obtuvo
despacho favorable con diecisiete firmas de legisladores. En ese
momento estaba en condiciones de ser tratado en el recinto. Haciendo
una interpretación equivoca del texto de esta ley, la Comisión
Asesora honoraria, creada por la ley 71, comenzó desde el
inicio de nuestras actividades una campaña diciendo que el
Plan era inconstitucional porque a su modo de ver, ese Comisión
no había trabajado en su elaboración.
Algunos integrantes
de ese Comisión presentaron ante un Juzgado un pedido de
Amparo. El juez no hizo lugar al Recurso de Amparo, en virtud de
que la ley del Plan no estaba vigente y por lo tanto no tenía
efectos, pero envió una notificación a los legisladores
advirtiendo que si aprobaban el Plan él podría otorgar
el Amparo. Esto paralizó su tratamiento en el recinto. La
actitud del juez fue cuestionable en virtud de que de hecho
estaba interviniendo en una discusión del Poder Legislativo,
ya que dicho proyecto de ley estaba en tratamiento. Por otra parte,
curiosamente el juez en su resolución cita dichos que los
denunciantes imputan a integrantes de nuestro Consejo sin verificar
su veracidad.
En el año
2001 cambia la presidencia de la Comisión de Planeamiento
de la Legislatura y se inicia un proceso de consultas abiertas,
no solo a los legisladores sino a todo aquel que quiera opinar sobre
el Plan. Para ello se arma un grupo de trabajo integrado por miembros
de la Comisión de Planeamiento y del Consejo del Plan. Se
invita especialmente a la Comisión Asesora, pero esta acude,
cuestiona a los legisladores y se retira. Se trabajó durante
casi un año incorporando todas las observaciones recibidas
al despacho y se cerró con 17 firmas. Posteriormente se fijó
fecha para tratamiento en el recinto. Llegado el día no hubo
acuerdo entre los distintos bloques y se paso a un cuarto intermedio
hasta... nunca.
El año
2002 cambia nuevamente la presidencia de la Comisión de Planeamiento.
El nuevo presidente decide cambiar de estrategia e invita nuevamente
a los miembros de la Comisión Asesora a trabajar con él
en la revisión del despacho. Los miembros de la misma le
hacen varios requerimientos, entre otros tener una oficina en la
Legislatura, a los que se accede. Esta nueva etapa es manejada por
un grupo de trabajo integrado por el presidente de la Comisión,
otros integrantes de la misma y la Secretaria de Planeamiento del
Ejecutivo.
Se resuelve
cambiar el despacho (es el que se presentó ahora) y se trabaja
todo el año. Finalmente, cuando se pide el acuerdo de la
Comisión Asesora, sus integrantes se niegan a hacerlo.
A fines del
2003 el despacho original pierde estado parlamentario. En 2004 se
inicia una nueva gestión y el Consejo del Plan Urbano Ambiental
pasa a depender de la Secretaria de Infraestructura y Planeamiento.
El nuevo Secretario, con nuestro acuerdo, realiza una gestión
ante el Jefe de Gobierno para definir la suerte del Plan, y se decide
que el Poder Ejecutivo volvería a presentarlo ante la Legislatura
para su tratamiento. En el mes de Mayo el jefe de gobierno lo envió.
En realidad,
como casi todos los legisladores son nuevos, desconocen todo lo
referente a este proyecto de ley, lo cual hace pensar que nuevamente
se transitarán los mismos caminos. Con un agravante: que
también se renovará el Consejo del Plan y sus nuevos
miembros se encontrarán ante la situación de no solo
no conocer el plan, sino que muchos podrían estar en desacuerdo
con algunos aspectos, lo que dificultará su presentación
en sociedad, es decir en las Audiencias Públicas.
RG
El
autor es arquitecto y miembro del Consejo del Plan Urbano Ambiental
de la Ciudad de Buenos Aires.
Sobre
Buenos Aires, ver entre otras notas: "Queremos cambiar el escenario,
porque la ciudad ya no nos acepta" (entrevista a Gustavo Rodríguez
Karaman y Pablo Reynoso) y "Muchos problemas, pero... ¿cual
es el problema?", en los números
2 y
6,
respectivamente, de café
de las ciudades.
|