El Plan Regulador de Roma
Recorrido
y Contexto.
Por
Pietro Elisei

Las
dimensiones de Roma, comparadas con otros municipios italianos importantes.
Fuente: Comuna de Roma
Premisa
Cada ciudad
tiene su Wesen particular que la distingue. Un conjunto de
valores, certezas, palabras, sonidos, referencias culturales,
comportamientos que determinan algunas propiedades intrínsecas,
a través de las cuales es percibida, vivida y narrada. Roma
es percibida y descripta con frecuencia como una ciudad somnolienta,
socarrona, lenta, un poco fuera del tiempo, pero ¿cuanto de todo
eso es un cliché?
Roma está,
al contrario, atontada en torno al concepto de ciudad eterna,
donde en algunas interpretaciones inmediatas, a menudo viciadas
de preconceptos, "eterna" es entendido casi como sinónimo
de "inmóvil".
Los
últimos cincuenta años de Roma están caracterizados
por notables transformaciones sociales, económicas,
culturales y, aproximándonos al tema del cual se ocupa este
artículo, territoriales y ambientales.
De la post-guerra
a hoy, Roma se ha expandido decididamente. Algunos números
sirven para entender estas dinámicas y dinamismos: la ciudad
cuenta actualmente en el territorio comunal con cerca de 2,5 millones
de habitantes, que llegan a 4,5 si se considera el área metropolitana
(ISTAT, 2001). En el censo de 1951 (el primero después de
la guerra) Roma tenía cerca de 1,6 millones de habitantes
en su territorio comunal, mientras que en 1931 (año del último
Plan Regulador antes de la Segunda Guerra Mundial, durante el ventenio
fascista) los habitantes eran cerca de un millón. En Roma
actualmente hay construidos 701 millones de metros cúbicos
sobre 129.000 hectáreas.
La mayor parte
de estos volúmenes fueron edificados en los años que
van desde la reconstrucción hasta fines de los años
’70. Decenas y decenas de nuevos barrios nacen gracias a
iniciativas de edificación económica y popular, abusiva
(autoconstrucción), residencial (edificación cooperativa
o realizaciones de privados).
Estas distintas
formas de edificación están, a menudo yuxtapuestas
en algunas áreas urbanas de densidad residencial media –
alta. Distintos barrios romanos están caracterizados por
ser la unión de muchos fragmentos que proponen
tipologías
edilicias y calidades constructivas diversas: el resultado tendencial
no ha sido tan malo, pero en los últimos quince años
se ha hecho más fuerte la exigencia de proceder a una recalificación
urbana. Los puntos focales de esta recalificación son,
sobre todo, una redefinición del uso de los espacios públicos,
o su creación allí donde no habían sido concebidos,
y el mejoramiento de los servicios a los ciudadanos.
El nuevo Plan
Regulador General (PRG) fue aprobado definitivamente en marzo de
2003. Más que un punto de arribo o de partida, la adopción
del PRG de Roma es un punto intermedio de un proceso que comienza
a definirse y a concretarse al inicio de los años ’90. Un
proceso que es identificado por los administradores con un slogan
particularmente logrado: "planificar haciendo"
(planning by doing).
Una última
consideración, desde que Roma se convierte en la Capital
de Italia (1870) ha tenido 6 planes (1873, 1883, 1909, 1931, 1962,
2003): en promedio, un plan cada 22 años..
Roma del ’90 hasta hoy: la metamorfosis de los valores
Algunas cosas
cambiaron en Roma al inicio de los años ’90, pero todo el
sistema Italia estaba en aquel entonces tomando un camino distinto.
Desde el punto de vista político se produjo el recambio de
una entera clase de poder, que siguió a los escándalos
cebados por la tangentopoli (el sistema económico
y de poder instaurado en Italia en el curso de los años ’80,
fundado sobre el pago de tangentes, sobornos a los partidos
políticos; el escándalo que de el se derivó
fue identificado con ese neologismo). Desde el punto de vista económico
se ha vivido uno de los períodos más difíciles
de la historia italiana de los últimos 50 años; se
estaba a un paso de la bancarrota y el entonces presidente del Consejo,
Giuliano Amato, devaluó la lira (1992), con la consiguiente
salida de Italia del SME (Sistema Monetario Europeo). Fueron años
de fuerte tensión política: no olvidemos que
sobre el fondo de todas estas historias italianas, estaba cambiando
también el sistema Europa con el derrumbe de la Cortina de
Hierro. En este periodo se puede ubicar aquello que ahora es comúnmente
definido en Italia como el pasaje de la primera a la segunda República.
Una de las consecuencias
políticas más relevantes de este pasaje, y de particular
interés para las cuestiones urbanísticas, ha sido
seguramente la posibilidad de parte de los ciudadanos de elegir
directamente al propio alcalde. La elección directa del
alcalde ha cebado una fase de reencontrado protagonismo de las
ciudades italianas (Roma tuvo un "cabeza a cabeza" entre
Gianfranco Fini, de centro-derecha, y Francesco Rutelli, de centro-izquierda;
la victoria de Rutelli, en 1993, ha inaugurado un periodo de gobierno
de la ciudad a cargo de las fuerzas de centro izquierda, sector
político que todavía está gestionando la ciudad
a la distancia de 12 años).
El recorrido
de transformación que ha sido emprendido
en Roma
en los últimos años se encuadra teniendo en cuenta
los cambios histórico – políticos arriba reportados.
¿Como se entiende
la transformación ocurrida en estos últimos 15 años?
¿Sobre que valores está fundada? ¿Cuánta desviación
tiene todavía Roma respecto a otras capitales europeas? ¿Que
ventajas tiene Roma respecto a otras capitales europeas?
No es fácil
dar respuestas exhaustivas a estos interrogantes. En Roma, aunque
el fenómeno es observable también en otras ciudades
italianas (por ende, en el nivel local) las cuestiones urbanas
han comenzado a asumir un rol estratégico en los programas
de los alcaldes. Esto ha sido seguramente un mérito de la
administración comunal, en un periodo en el que a nivel central
se ha manifestado una gran desatención hacia las cuestiones
urbanas: el diálogo entre los distintos niveles administrativos
(local, regional, nacional), y por lo tanto las problemáticas
correlativas de governance, han caracterizado interesantes
recorridos de innovación en el urbanismo italiano de estos
últimos años.
Un ejemplo entre
otros: al inicio de los años ’90 fue sancionada una reforma
de los entes locales (comunas y provincias: ley nacional 142/90)
que promueve sus respectivas autonomías. En extrema síntesis,
las comunas y las provincias se convierten en los entes que cuidan
los intereses y promueven el desarrollo de las comunidades locales.
A la reforma de los entes locales en Italia no se corresponde una
nueva ley marco del Urbanismo. En otros países europeos las
dos cosas van usualmente a la par. Se puede imaginar la condición
de incertidumbre que determina el deber actuar en un marco no precisamente
orgánico ni armonizado. Al mismo tiempo, esta desventaja
ha sido fuente de "creatividad local". Las administraciones
más advertidas han sabido desenredarse y proponer modelos
de planificación que han innovado los planes reguladores,
transformándolos cada vez más en instrumentos adecuados
a las velocidades de las transformaciones territoriales y a
los intereses de los actores y de los sujetos locales.
A inicios de
los años `90, el gap de Roma respecto a las realidades
de otras capitales europeas era sin duda más acentuado que
el actual, sobre todo en algunos sectores, que, a distancia de 15
años aun permanecen, sin embargo, como críticos (por
ejemplo, transporte público, calidad de los espacios públicos
en algunos barrios periféricos y semi-periféricos,
redes y nodos de las infraestructuras ferroviarias, movilidad y
calidad de las infraestructuras viales, calidad y fruibilidad de
la red ecológica de los parques urbanos y suburbanos, calidad
de los servicios en general...) e influencian mucho tanto en la
capacidad de esta ciudad de competir con las otras realidades metropolitanas
europeas, como en la calidad de vida de los ciudadanos (otros dos
factores están incidiendo notablemente sobre la calidad de
vida en Roma: el efecto euro, y el continuo aumento de los precios
del mercado inmobiliario. El primero está ligado a la
introducción de la nueva moneda común europea, en
Italia se ha especulado de manera excesiva sobre este cambio disminuyendo
el poder adquisitivo de las personas. El mercado inmobiliario en
Roma está en continuo crecimiento desde 1998 hasta hoy: para
dar una idea, un departamento que tenía un valor de 100.000
euros en 1998 hoy se compra como mínimo a 150.000)
El pasaje entre
los años ´80 y ´90, como se ha dicho, determina un cambio
de las referencias y de los comportamientos políticos. Esto
significa para Roma, en lo específico del urbanismo, el pasaje
de un urbanismo ocasional a otro que en cualquier caso
persigue
una idea de ciudad fundada sobre algunas ideas esenciales,
más allá del hecho de que se puedan compartir o no.
Las elecciones urbanísticas que fundan las políticas
de gobierno del territorio romano a partir de los años ´90,
y sus valores de referencia, determinan un hiato respecto a la situación
precedente. Un cambio que sin embargo no es drástico, sino
que más bien una transformación y valorización
de realidades que se han mantenido, que han conseguido sobrevivir,
incluso en los años de la deregulation urbanística
(sobre todo en los años ´80) y de la expansión sin
reglas (de la postguerra hasta fines de los años ´60). El
nuevo plan de Roma sigue un modelo que se ofrece como alternativa
a posiciones extremas todavía presentes en el debate
urbanístico italiano. Una de las posiciones es aquella en
la cual los dictámenes urbanísticos son considerados
como un obstáculo al desarrollo (piénsese en las recientes
experiencias milanesas); la otra, en cambio, se caracteriza por
el miope acatamiento de reglamentos ya anacrónicos, que producen
planes de escasa eficacia. El PRG romano trabaja mucho sobre mecanismos
proclives a la equidad y sobre el uso de políticas urbanas
que ayudan a gestionar situaciones en los cuales distintos intereses
deben ser mediados. Se puede definir como un plan pragmático
y no ideológico.
El primer signo
político significativo actuado bajo el primer mandato Rutelli
ha sido el poster plan. El poster plan (1995) no tenía
ningún valor legal, no era un instrumento urbanístico
vinculante, se trataba del primer documento político, en
el cual emergían los recorridos que serían seguidos
al gobernar el territorio, y al mismo tiempo, un instrumento de
comunicación: "un verdadero y auténtico instrumento
de referencia metropolitano y estructural para la planificación
sucesiva" (Cecchini, D., 2001).
Estos recorridos
se definen en el individuar y poner al centro del proceso de planificación
algunas cuestiones estructurales, ideas esenciales sobre las cuales
fundar el proceso de planificación o, usando una terminología
que vuelve a menudo en los documentos del plan, "dimensiones
estratégicas":
- El sistema
ambiental (la construcción de una red ecológica)
- El sistema
de la accessibilidad
- El sistema
de la movilidad (el cuidado del ferrocarril, la interacción
entre ciudad y Umland)
- La salvaguardia
de la ciudad histórica (no sólo el centro histórico,
sino la salvaguardia de la ciudad histórica, de cerca
de 7000 has. y que incluye también barrios del ’800 y
del ‘900)
- La construcción
de nuevas centralidades urbanas en la periferia (modelo de la
ciudad policéntrica)
Los recorridos
emergentes del poster plan han sido luego los que han fundado
el plan de las certezas (1997), que ha sido un primer documento
formal y vinculante. El plan de las certezas ha sido una variación
general al PRG entonces vigente, aquel de 1962. Este último
era un plan pensado para una ciudad de 5 millones de habitantes,
notablemente sobredimensionado y fundado sobre la idea de crear
al este de la ciudad un sistema direccional (SDO – Sistema Direccional
Oriental). El SDO habría aligerado a la ciudad histórica
del impacto de algunas actividades, sobre todo las ligadas a los
servicios; el centro habría mantenido una función
en su mayor parte residencial. Alguna traza del SDO es individualizable
incluso en el nuevo PRG, pero la idea del plano de 1962 parece haber
llegado al ocaso definitivo.
El proceso de
planificación que parte del poster plan y conduce
al PRG aprobado en 2003 es, en el fondo, el fruto de una aproximación
urbanística reformista. Un proceso, sin embargo, que
de hecho está contaminado en sus resultados por otras visiones
urbanísticas, pero no podía ser de otra forma en una
escala metropolitana donde los intereses en juego están fuera
de la ordinariedad que caracteriza a otras dimensiones urbanas:
aquí el choque político es decididamente más
áspero. Un proceso que, al principio casi se funda sobre
la certeza de ser acompañado, a nivel nacional, por la aprobación
de la ley urbanística (una ley que iría al encuentro
de la visión reformista del urbanismo); un PRG que se estructura
en una parte operativa (las políticas, las acciones,
los proyectos urbanos) y otra estructural (el zoning,
las invariantes), como muchos de los PRG aprobados en Italia en
los últimos 10 años, y que se reportan a esta visión
del urbanismo.
Este plan nace
y permanece en la espera de una ley marco del urbanismo que
parece estar todavía en altamar, aun cuando su emanación
permanezca en los top ten de la discusión urbanística
italiana.
El desarrollo
del PRG romano, incluso sin el apoyo de una ley marco nunca formalizada,
ha encontrado, sin embargo, sustento en distintos instrumentos
de política urbana que han caracterizado la escena del
urbanismo italiano en los años ´90. Piénsese en todos
los instrumentos de la programación negociada o en los programas
complejos (desde el inicio de los años ´90 está en
curso en Italia un relevante e interesante proceso de creación
de nuevos instrumentos de programación urbana y territorial,
que tienden a afianzar planes y procedimientos consolidados originados
en la ley marco urbanística 1150, de 1942, y sus sucesivas
modificaciones. La introducción de estos nuevos instrumentos,
conocidos como programas complejos, al interior de un sistema
de planificación centrado sobre el PRG, ha creado, indudablemente,
unas situaciones de conflicto y de incomprensión entre los
distintos actores operantes en cuestiones urbanas y territoriales,
pero también ha lanzado nuevas dinámicas en los procesos
de gobierno del territorio. Los programas complejos (o en todo caso
instrumentos similares que operasen con lógicas y tiempos
diversos respecto a aquellos establecidos en la redacción
del plan) eran, más que nunca, necesarios. También
porque los tiempos de renovación y adecuación de los
planes reguladores, especialmente los de las grandes ciudades, no
dejaban muchas alternativas. Quien sostenga que todo el instrumental
de la programación negociada desquicia las reglas del plan,
no puede olvidar que antes las reglas eran más bien eludidas;
ahora al menos existen unos instrumentos para la recalificación
urbana, la recuperación urbana y hasta para la regeneración
urbana (la experiencia de los "contratos de barrio I"
en Roma es una de las más interesantes y logradas a escala
europea) con unas reglas y con tiempos de actuación definidos.
Se está construyendo un entramado para y de políticas
urbanas, que se conjuga en planes reguladores más atentos
a la velocidad de las transformaciones, más in time,
menos técnico - ingenieriles y un poco menos autoritarios
y vinculados a las lógicas del deus ex machina). El
valor agregado de estos nuevos instrumentos urbanísticos
está en saber canalizar hacia un recorrido concordado/concertado
todas aquellas cuestiones difíciles que giran entorno a la
difícil relación entre inversiones públicas
y privadas, en la recalificación urbana, por ejemplo, o en
el desarrollo de nuevas áreas.
El grado de madurez de las "dimensiones estrategicas"
En la elección
de las dimensiones estratégicas se han manifestado los valores
políticos que han fundado el proceso de planning by doing.
La tutela del sistema ambiental, el relanzamiento del sistema de
transporte ferroviario, la creación de nuevas centralidades
en las periferias, las intervenciones de recalificación y
regeneración urbana en algunos barrios periféricos,
denotan una orientación política atenta al mejoramiento
de la calidad de vida de los ciudadanos, y el coraje de afrontar
aquellos que son los temas tópicos y cruciales del gobierno
en la ciudad de Roma.
La cuestión
crítica principal de este proceso es que, a distancia de
diez años, aquellas que habían sido individualizadas
como "dimensiones estratégicas" lo son todavía.
Se debe reconocer,
por otro lado, que en estos años en la ciudad de Roma se
han hecho notables pasos adelante para mejorar la criticidad de
estas dimensiones, pero estas son todavía del todo insuficientes.
Tomo por ejemplo solo dos de las dimensiones estratégicas,
aquellas que tienen un impacto notable sobre el desarrollo de la
ciudad y sobre la calidad de vida de sus ciudadanos: el sistema
ambiental y el de la movilidad.

El
sistema ambiental: elaboración gestional del PRG
El sistema ambiental: la construcción de una red ecológica
a escala subregional pasa esencialmente a través de elecciones
formalizadas a través del plan:
- eliminar
59 millones de metros cúbicos previstos por el plan de
1962 (el actual plan prevé 64 nuevos millones de metros
cúbicos en 15 años, dimensionados sobre 2 millones
y medio de habitantes. El viejo Plan del 62 preveía la
construcción de 120 millones).
- modificar
aquellas destinaciones de uso en conflicto con las perimetraciones
de parques y con los vínculos paisajísticos (como
resultado de estas acciones se ha arribado a tutelar cerca del
64% del territorio comunal, casi 82.000 has.).
- integrar
y conectar la red ecológica internamente a la ciudad consolidada.
Estas acciones
llevan al centro del proceso de planificación las exigencias
de las redes de los ecosistemas naturales, poniendo en segundo plano
el régimen urbanístico de los suelos: una elección
del plan decididamente clara y orientada al reforzamiento del
sistema ambiental. Por otra parte se ha dicho que quitar suelos
del régimen de edificabilidad era casi una consecuencia necesaria
de una serie de transformaciones del mercado inmobiliario romano
(que goza de óptima salud con el actual patrimonio inmobiliario
a disposición) y de la mutación de las estrategias
de sus actores más fuertes, que probablemente no tienen más
como core business la construcción de pequeños
edificios. En fin, el Agro Romano, aunque tutelado, vinculado y
hecho parque, queda, en buena parte, en condiciones no precisamente
amenas: no es muy fácil para un ciudadano acceder a este
patrimonio. El Agro Romano está todavía salpicado,
aunque no a niveles de alarma, de descargas, zonas productivas informales,
instalaciones informales, huertas suburbanas impresentables (creativas
por la diversidad de materiales reciclados y destinados a nuevas
funciones), haciendas agrícolas que necesitarían ser
modernizadas, terrenos abandonados a la incuria durante décadas,
etc. En realidad, a años de distancia de la formulación
de esta estrategia, la dimensión "red ecológica" permanece
en el centro de las cuestiones a escala metropolitana, algunos resultados
han sido alcanzados, pero hay mucho que está todavía
solo en el papel: poco más que perimetraciones territoriales
y alguna intervención puntual.

Infraestructuras
para la movilidad: elaboración descriptiva del PRG
El otro ejemplo, en el cual emergen todavía fuertes criticidades
es el relativo a los puntos que tratan la accesibilidad, y la
movilidad. Se sobreentiende rápidamente que aquí
se debía afrontar una situación no precisamente rosa
y bastante fuera de control. Muchas ciudades italianas, entre las
cuales está Roma, tienen un sistema infraestructural de sostén
de la movilidad decididamente desbalanceado a favor del transporte
automotor, por razones histórico políticas: simplificando
drásticamente, las ciudades italianas crecen en el momento
en el que la movilidad "sobre caucho" comenzaba a entrar
en su fase expansiva. Esto explica también muchas elecciones
del PRG de Roma de 1962 (por ejemplo, las autopistas urbanas, el
eje equipado al servicio del SDO), incluso si no las justifica desde
un punto de vista estrictamente urbanístico: ya existían
en Europa otros modelos de desarrollo en los cuales recavar,
mucho más sostenibles, que no se han dejado fascinar por
esta idea de la ciudad a la medida del auto. Las elecciones de este
plan determinan en parte el retraso del actual sistema de transporte
ferroviario, que era visto en el ´62 como de soporte al viario (que,
en cambio, debía constituir el entramado infraestructural
principal). Sobre este punto el proceso del plan que se inicia en
los primeros años ´90 propone una vuelta sustancial, con
toda una serie de acciones que se reúnen bajo otro slogan:
el cuidado del ferrocarril.
También
aquí sin embargo, a distancia de años, no obstante
el compromiso profundo en el proceso de planificación y las
óptimas intenciones, no es que la situación haya mejorado
sensiblemente. Actualmente en Roma la relación habitante
- auto es cercana a uno. Hay unas bandas horarias en las que
en algunas zonas de la ciudad, cotidianamente, se circula a paso
de hombre. Es cierto que los costos para mejorar las infraestructuras
sobre hierro son elevados y a menudo las inversiones no se recuperan,
y también es verdad que estos requieren mediaciones políticas
complejas entre distintos actores y diversos niveles administrativos
(comuna, estado, región, ferrovías, stakeholders
de diversa naturaleza, poder y representatividad política),
pero muchas expectativas han sido desatendidas.
El nuevo plan,
en todo caso, ha expresado justamente sus mejores ideas sobre la
cuestión de la movilidad. Esto tiene el mérito de
haber definido una perspectiva de cómo se deberá desarrollar
la movilidad sobre hierro de aquí a los próximos 16
años. Una perspectiva que, sin embargo, en sentido estrictamente
urbanístico, es innovativa solo en el hecho de que es el
sistema de transporte que sigue la ciudad.
El modelo propuesto
es un déjà vu claramente
inspirado en los sistemas de otras ciudades europeas (por ejemplo,
el sistema S-bahn/U-Bahn alemán o el de la RER parisina)
con algunas variantes romanas que intentan refuncionalizar un anillo
ferroviario (en busca de su destinación definitiva desde
principios del ´900). La presencia del anillo ferroviario en torno
a la ciudad consolidada ha excluido la previsión de atravesamientos
subterráneos del centro histórico por parte de las
líneas extraurbanas (FM), aquellas que ligan el centro con
los centros de la provincia (las centralidades externas, en el lenguaje
del plan). El centro está atravesado entonces solo por líneas
metropolitanas (M) que alcanzan los confines comunales. El plan,
en este sentido, desatiende los modelos en los cuales se inspira:
estos, en cambio, prevén que los trenes metropolitanos provenientes
de la provincia lleven directamente al centro de la ciudad y se
conecten a la red del metro. La presencia del anillo ferroviario
ha cortado la posibilidad de proponer soluciones más adecuadas:
esto es quizás un punto sobre el que vale la pena volver
a reflexionar.
Otro peligro
latente de este plan, siempre inherente a la movilidad, es que se
invierta el paradigma del plan del `62, vale decir que esta vez
sea el sistema viario el que devenga subsidiario del de hierro.
El sistema viario romano necesita ser reorganizado y adquirir mayor
eficiencia, a la par del ferroviario. El suceso de este plan esta
ligado a la eficacia que pueda mostrar sobre la cuestión
de la movilidad, en toda su magnitud. Una eficacia que se deberá
evaluar de aquí a pocos años, en el corto y mediano
plazo.
Hay algunos
signos inquietantes que arrojan sombras de ineficiencia sobre el
proceso que sostiene el marco construido del plan para el desarrollo
de las redes al servicio de la movilidad. Algunas realizaciones
básicas todavía yacen en una suerte de limbo (por
ejemplo, el anillo ferroviario no está todavía cerrado
en su tramo al norte, los problemas infraestructurales de las líneas
FM4, FM6, FM7 permanecen luego de varios años, para la línea
C apenas han sido desbloqueados los fondos estatales, la línea
D está en un nivel embrionario).
Reflexionando
sobre estas dos dimensiones estratégicas, el plan de Roma
parece todavía bastante vecino al punto de partida, pero
como se sostenía al principio, detrás de este plan
ya hay al menos 10 años de acciones. Una serie de acciones
que permiten percibir que se respira un aire nuevo, más adecuado
a la potencialidad y a la historia de la ciudad.
El contexto del PRG: el optimismo y la realidad.
Por primera
vez, en 2004, el producto interno bruto (PIL) producido al interior
de la Comuna de Roma ha sido el de mayor contribución
a la creación de la riqueza nacional. Este es un pequeño
signo sobre el cual no se pueden construir esperanzas excesivas,
pero de por sí señala un paso, es un benchmark
de que "alguna cosa está cambiando", que se percibe,
se intuye con una cierta conciencia. Esto no justifica en absoluto
fáciles optimismos. Incluso si, por otra parte, el cumplimiento
de los objetivos estratégicos del PRG está directamente
ligado a la capacidad del contexto local (político, económico,
cultural), a su vivacidad, a las motivaciones latentes y a las "ganas
de hacer" de cada simple ciudadano, pero sobre todo a la consistencia
de las redes relacionales entre instituciones y actores fuertes
de la arena económica y política y, en fin, de la
capacidad de negociar financieramente, sobre más frentes,
por parte de la actual clase política dirigente.
Quizás
el secreto de este cambio
romano,
en los últimos diez años, está en haber
sabido valorizar y dar prioridad a aquellos sectores que efectivamente
constituyen el entramado económico – social, tanto como cultural,
de la ciudad. En la era de las ciudades globales, unas ciudades
que se especializan desarrollando terciario y high-tech,
o bien
desarrollan la capacidad de gestionar los procesos de producción
e invertir sus respectivos flujos de capital, Roma puede jactarse
del hecho de ser ya desde hace mucho tiempo una ciudad que vive
principalmente del terciario. El espectro del terciario romano está
principalmente definido por el comercio (55%), siguen los transportes
y la logística (10%), la recepción turística
(9%), los servicios sociales (9%), los servicios ligados a la IT
(Information Technology), al mercado inmobiliario y a la
intermediación..

Categorías
del sector productivo romano en 1991 y en 2001.
Fuente: Comuna de Roma/ISTAT
Roma es una ciudad que tiene, en realidad, un carácter
más "universal" que global. En una reciente
investigación conducida por el CENSIS, los ciudadanos han
respondido que la futura vitalidad económica pasa a través
de: la Universidad (32,1%), el Vaticano (28,6%), el potenciamento
del Aeropuerto Internacional de Fiumicino (19%), los grandes centros
comerciales (17,9%), los museos (17,4%) y las estructuras administrativas
del estado central. Estos datos comunican seguramente una fuerte
tendencia a querer invertir en turismo y comercio, pero nos dicen
también que Roma está cada vez más orientada
a crear profesionalidades que tienen las capacidades de gestionar
información, bajo diversos aspectos, y de crear los presupuestos
que definen el entramado de la knowledge society. No por
casualidad, probablemente, Roma está siempre en los primeros
puestos en las diversas investigaciones que analizan la presencia
y la incidencia de las clases creativas en las ciudades italianas.
El contexto
romano es favorable incluso bajo otro aspecto más difícil
de definir, decididamente inmaterial, pero que incide notablemente
sobre la calidad de vida: la sociabilidad. Muchas políticas
urbanas en Europa invierten para recrear sociabilidad, diálogo,
integración en algunos barrios críticos de la ciudad;
piénsese solamente, como ejemplo, en la política urbana
promovida en Alemania, entre las más complejas y avanzadas,
que ha sido justamente llamada soziale Stadt. En Roma, estos
problemas que tanto dan que hacer a otras ciudades europeas, sobre
todo en la inserción y en la construcción del diálogo
entre los diversos grupos étnicos, son mucho menos evidentes,
existe una capacidad de convivir con el otro. Esto no
significa que no existan casos difíciles de inserción
social, pero es también verdad que los fenómenos de
racismo contra los inmigrantes están contenidos, son irrisorios.
En los últimos diez años los inmigrantes han aumentado
en un 274 %, de estos nuevos ciudadanos, solo el 5 % proviene de
otras ciudades italianas.
Aun si el presente
de la ciudad de Roma presenta muchos signos positivos y muchas oportunidades,
no significa que las cosas vayan bien y que se pueda justificar
una cierta latente retórica del optimismo que, en los últimos
tiempos, sopla entre las instituciones y encuentra sostén
incluso en el campo cultural. Supongamos quizás que sea estratégico
y que haga trabajar mejor esta postura de confianza hacia el futuro,
pero ¿cuan sólidas son las bases sobre las cuales se lo quiere
fundar?
Quizás
la primera reflexión para hacer es que probablemente Roma
está en contratendencia; en Italia se está viviendo
un período en el cual muchas familias están perdiendo
su poder adquisitivo, son visiblemente más pobres: esto,
más allá de no ser confortante, pone en riesgo las
potencialidades de desarrollo que se están manifestando.
Una segunda
cosa para preguntarse es cómo está redistribuida esta
riqueza sobre toda la ciudadanía. Una tercera, que reconduce
el discurso sobre un tema más estrictamente urbanístico:
¿cuanto y como este nuevo desarrollo es redistribuido en servicios
para los ciudadanos?
Fragmentación
e incompletitud son dos keywords que todavía tienen
mucho sentido al describir muchos de los procesos y de las historias
romanas, sean estas urbanísticas o no, pero también
la calidad de los servicios públicos de esta ciudad. Una
calidad urbana y de gestión y proyecto de los espacios públicos
que, aun en los mejores barrios de la capital, está a menudo
por debajo de los mejores standards europeos: sobre la calidad
urbana es necesario no bajar el nivel de atención y mantener
viva la discusión y el debate con otras realidades buscando
ser lo menos autroreferenciales posible (defecto difundido entre
los romanos, pero también a escala nacional) El PRG es un
buen framework al cual hacer referencia, el proceso del planning
by doing ha determinado muchos cambios positivos, pero permanece
fuerte la necesidad de inyecciones de calidad (proyectual,
en la gestión de los procesos, en las evaluaciones de los
resultados obtenidos...), y sobre todo permanece la exigencia de
no bajar la guardia después de la aprobación del plan.
De frente a los consistentes retardos infraestructurales de Roma
en el campo de la movilidad, a los barrios en los que todavía
no han sido activados procesos de recalificación y regeneración
urbana; a un mercado inmobiliario fuera de control que pone en discusión
el disfrute del derecho a la casa. En fin, a una heterogeneidad
en la calidad y en las posibilidades de usufructuar los servicios
públicos en los distintos barrios y a la fruibilidad y accesibilidad
del notable patrimonio de parques urbanos y suburbanos.
PE

Tejidos
y centralidad: elaboración descriptiva del PRG
El
autor es Ingeniero y Doctor en Políticas Urbanas y Desarrollo
Local (Università degli Studi Roma Tre). Es Secretario General
de la Asociación Planum,
portal europeo del Planeamiento.
Sobre
Roma y su Plan, ver también las dos partes consecutivas de
la nota El
Urbanismo: una disciplina border line de frente a poderes
inciertos,
de Maurizio Marcelloni, en el número
27 y en
este número de
café de las ciudades.
Por
su parte, Pietro Elisei recomienda los siguientes sitios en la Web:
El
sitio
on line
del Plan Regulador de Roma.
El
14° Censo
general de población y vivienda.
El
sitio de la Comuna de Roma "hacia
un nuevo plan regulador".
Una
historia
de los Planes
Reguladores de Roma.
Estadísticas
y análisis
sobre la ciudad de Roma.
El
desafío de la calidad en el PRG,
según el asesor de urbanismo de la Comuna de Roma.
Crónicas
y comentarios
en el sitio Eddyburg sobre el PRG de Roma.
En
el sitio Emisión Cero: así construye Roma su propio
sistema
de movilidad.
En
el sitio CENSIS: los escenarios
para el futuro
de la ciudad.
Sobre
Roma, ver también las notas Roma
y lo efímero, de Carmelo Ricot, y Roma,
complicidades y vino, de Rolo Chiodini, en los números
3 y 8, respectivamente, de café
de las ciudades.
Bibliografía recomendada por el autor
Cecchini, D.,
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