Presentación
por Alicia Novick
Desde
hace varios años, los trabajos de Joaquin Sabaté Bel
(JSB) se presentan como una fuente obligada de consulta para quienes
tratamos cuestiones de territorio. Su formación
intelectual se inició en ese increíble laboratorio urbanístico
que fuera la Barcelona del post-franquismo, cuando un
importante grupo de especialistas descubrió la importancia
de la cuidadosa lectura del espacio como una
primera etapa para su comprensión y para su transformación.
En ese clima, paulatinamente, se fue desplazando el
foco desde las problemáticas del espacio urbano hacia
los dilemas de mayor escala, en un momento de profundas
transformaciones territoriales.
Como corolario de un largo proceso de sedimentación
de experiencias académicas y de planificación, de investigaciones
teóricas y aplicadas se fue gestando la noción de “proyecto
territorial”. ¿Cómo y cuando se gestó la noción? ¿Cuáles
son sus alcances?
JSB
es, indudablemente, la persona indicada para dar cuenta
de esos interrogantes, pues no solo conoce esas problemáticas
sino que es alguien que contribuyó a que podamos pensar
el territorio en tanto objeto de estudio y de acción.
Sus trabajos muestran que la noción, a su vez herramienta
conceptual y operativa, es capaz de restituir
su rol al territorio en momentos de incertidumbre,
cuando la tradicional secuencia de objetivos-programas-
proyectos no se verifica. Pues si las nuevas configuraciones
territoriales exigen nuevas miradas, el rol que le cabe
al proyecto es formidable, pues en
su formulación ilumina nuevas problemáticas, dejando
a la vista aristas no exploradas de los problemas a
resolver y de las soluciones posibles. Muchas de esas
perspectivas de análisis fueron presentadas por Sabaté
en varios Cursos de postgrado y muchísimas de las Conferencias
que se organizaron en Argentina (Córdoba, Rosario, Tucumán,
Buenos Aires, etc.). En septiembre de 2009, volvimos a revisar con estudiantes, graduados
y especialistas muchos de los dilemas que atraviesan
nuestros territorios. El Taller-Seminario Miradas sobre el Territorio
-organizado en la FADU-UBA con el apoyo de las Universidades Nacionales de Córdoba, Rosario,
Tucumán y General Sarmiento y con el auspicio de la
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica
y de varios proyectos UBACYT- fue una insoslayable ocasión
para revisar los varios trabajos en marcha -sobre la
Quebrada de Humahuaca y el Camino de las Estancias en
Córdoba, sobre Santa Fe, sobre el conurbano-
así como los renovados interrogantes que resultan
de ellos.
En
ese proceso no faltaron las preguntas acerca de la naturaleza
de los instrumentos conceptuales y operativos que se
ponen en juego y que listamos con el objetivo de organizar
una entrevista. La idea era revisitar al mismo tiempo
los instrumentos de análisis e intervención sobre el
territorio así como la propia trayectoria de JSB pues
pensamos -y no nos equivocamos- que se trata de dos hilos de una misma trama. Con su acostumbrada
generosidad intelectual,
nos respondió con un escrito donde precisa sus
experiencias profesionales y académicas y sus lecturas
pasadas y presentes. El resultado resultó ser una magnifica
lección acerca del pasaje de la “cartografía urbana”
-ese re-dibujo interpretativo que otorgó a los arquitectos
un dominio especializado para efectuar aportes al urbanismo- a las alternativas de un “proyecto territorial”
que, a diferencia de los planes regionales, pondera la historia y las particularidades del sitio.
AN
¿De
qué hablamos cuando hablamos de proyecto territorial?
Hace
unos meses Alicia Novick me solicitó una reflexión,
casi autobiográfica, sobre el origen de lo que en varias
charlas y artículos he denominado el proyecto territorial,
y, en concreto, sobre mi trayectoria en dicho campo.
Las cuestiones que me planteó son bien diversas y exigen
una reflexión detenida: ¿Cuándo surge este concepto?
¿Tiene un claro punto de partida o es resultado de un
proceso? ¿Cuáles son sus referentes conceptuales? ¿Cuál
su especificidad? ¿Cómo se ha llegado hasta él? ¿Cómo
se refleja en mis trabajos? Alicia me pidió, en definitiva,
que realice un ejercicio de introspección destinado
a un reportaje-entrevista, en la confianza -por su parte-
de que dicha reflexión pueda tener utilidad para “iluminar”
algunos problemas que se plantean en la ordenación del
territorio en Argentina, o mostrar modelos, métodos
e instrumentos que puedan resultar interesantes en el
debate académico o profesional.
No
comparto su desmedida confianza, seguramente fruto de
un aprecio personal y profesional, que es recíproco.
Ni siquiera estoy convencido del interés, más allá de
a nivel personal, que pueda reportar esta mirada retrospectiva.
Pero he de confesar que, una vez realizada, la reflexión
solicitada, al menos a mí ha resultado muy útil para
comprender el mucho camino que nos resta por recorrer
frente a los retos entre ingenuos y ambiciosos que en
diferentes momentos nos hemos planteado.
Tres
décadas atrás: tres orígenes, tres aproximaciones y
tres enfoques
Si
me remonto tres décadas atrás, puedo reconocer un triple
origen en la preocupación que ha marcado nuestra trayectoria
en el campo del proyecto territorial (el primer Congreso
de Cultura Catalana en el que participamos; los planes
municipales que abordamos y las primeras investigaciones,
que se convierten pocos años después en tesis doctorales
de un grupo de jóvenes investigadores).
Nuestra
preocupación arranca pues desde tres aproximaciones,
que con frecuencia se retroalimentan (desde
la investigación y el análisis de experiencias;
desde la enseñanza,
que en esencia es aprendizaje; y desde la práctica profesional, que vuelve a ser reflexión y formación
continua) Y además en nuestros trabajos más recientes
puedo reconocer finalmente tres enfoques, a los que
luego me referiré: uno de raíz urbanístico-estructural;
otro de raíz ambiental-paisajístico-productiva y un
tercero que se articula en torno a la puesta en valor
del patrimonio a favor del desarrollo local.
Un
triple origen
1.
Empecemos por ese triple origen al que me he referido.
El
curso académico 1976-77 resulta muy intenso en el Laboratorio
de Urbanismo. Además de las actividades docentes habituales,
se plantea, como contribución al denominado Congreso
de Cultura Catalana, que se celebra durante todo el
año, una amplia reflexión colectiva por parte de profesores
y jóvenes investigadores. Durante todo un curso se analizan
las transformaciones del territorio y las ciudades catalanas,
las huellas de su construcción histórica, sus dinámicas
o la lógica soporte de las carreteras y trenes.
Lo
tarea esencial consiste en dibujar
un atlas comarcal, una expresión entonces inédita
de la estructura territorial. En unas láminas de 250
por 100 centímetros y a escala 1:10.000 se proponen
quince visiones arquitectónicas del territorio, donde
las oscilaciones topográficas, el parcelario, las obras
de comunicación y los canales, la fábrica urbana, las
terrazas y campos de cultivo... ofrecen una visión del
territorio más intencionada y catastral que enciclopédica,
confiando firmemente en la componente creativa de la
descripción. Mejorar
la descripción es proponer, ésa es la convicción
que alimenta este esfuerzo colectivo.

Figura
1: Exposición de los trabajos de interpretación
del territorio de Torroella de Montgrí.
No se plantea un único código común, sino que el dibujo
de cada mapa se asocia a la identidad de cada pieza
del territorio. El dibujo se convierte así en herramienta
de interpretación y construcción de nuevo conocimiento.
Dibujar
es seleccionar, seleccionar es interpretar, interpretar
es proponer. La caligrafía fisiocrática de estos mapas
nos descubre, tantos años después, una considerable
carga propositiva. En todos ellos late la necesidad
de encontrar un orden propio, una vocación del territorio,
que se quiere identificar como patrón de su proyecto.
2.
El Laboratorio de Urbanismo constituye durante esos
años un magnífico centro de formación a partir de clases
e investigaciones compartidas por una docena de jóvenes
profesores. Algunos de estos estudios, tanto propios,
como ajenos, marcan decisivamente nuestra orientación
en el campo del proyecto territorial, aunque aún ni
lo llamamos así, ni lo reconocemos como objeto de reflexión
propio, ni tan siquiera como concepto específico. Sin
ánimo de ser exhaustivo recuerdo las investigaciones
de Ricard Pié sobre la evolución de la cartografía;
la de Xavier Eizaguirre, y otras que dirijo más adelante,
como la de Antonio Aguilar, sobre los modelos de orden
en el suelo rural. O las que comparto con Miquel Corominas
sobre el Ensanche Cerdá y sus reglas, en su caso dibujando
el parcelario agrícola que le da soporte, o más adelante
la de Enric Serra encajando el puzzle parcelario en
la construcción de la trama suburbana del pueblo de
Gracia, o la de Rosa Barba, sobre un campo entonces
aún poco definido, el del paisaje.
3.
Llegamos ya a inicios de la década de los ochenta, cuando
el Gobierno catalán confía el diseño de un plan municipal
a un grupo de profesores relativamente jóvenes. Se trata
del municipio de Torroella de Montgri, que cuenta con
un pueblo de pescadores, diversos enclaves turísticos
y un núcleo histórico de notable valor. Pero asimismo
con un territorio riquísimo resultado de la fertilización
histórica de un río viajero y de la labor secular de
agricultores desecando terrenos de marismas.
Como
no podría ser de otra manera, nuestro trabajo arranca
con un esforzado trabajo de interpretación, leyendo
y dibujando el territorio comarcal, sus principales
hitos geográficos (macizos, río, delta y golfo), viendo
como se distribuye ese poblamiento en la llanura más
extensa de Cataluña, relacionándolo con la infraestructura
soporte. El detenido análisis territorial nos sirve
esencialmente para encuadrar las lógicas de formación y los posibles
temas de proyecto, para situar el cometido que aquel
municipio ha jugado y puede asumir en el futuro. Para
medir su estabilidad y su permanencia como capital comarcal,
se evalúan las dinámicas del conjunto de núcleos de
la comarca. Pero a su vez calcar
y calcar, interpretar dibujando, nos sirve para valorar
el significado de aquel territorio como gran reserva
agrícola de la comarca; el papel del macizo del
Montgrí que lo cierra al Norte, como un hito más que
municipal; o del Delta de un río viajero, o de las islas
Medas, o las especificidades de sus playas...
Para
el estudio del territorio municipal confeccionamos,
una vez más, unos planos a escala 1:10.000. La escala
1:10.00 no resulta en absoluto casual. En el Atlas de
las comarcas lo habíamos comprobado, es una verdadera
opción de conocimiento. Nos permite poner
en relación la parcelación agrícola y la urbana sin
recurrir a abstracciones, manteniendo con precisión
las proporciones, aunque seleccionando aquello que se
representa, es decir con una voluntad de descripción
más literaria que literal. Permite intuir las tipologías
arquitectónicas, reconocer plazas y paseos; caminos
que se cruzan y cascos de estancia; carreteras y canales.
En
dicho plano podemos leer los aspectos más relevantes
del territorio, su rica configuración geográfica (el
macizo del Montgrí; los pequeños promontorios y montañas;
una duna elevada, límite de aquellos promontorios; la
Montaña Grande, una plataforma a cota constante recortada
con calas; las Rocas Mauras, que cierran el altiplano).
Podemos distinguir en el plano la fertilización histórica
de un río viajero, que describe un abanico que deja
tras de sí ricas tierras de aluvión; el parcelario menudo
del delta, su rica red de caminos y construcciones aisladas.
Pero asimismo la inteligente disposición del trazado
de la carretera entre los dos núcleos principales, con
condición de charnela, frontera entre las laderas del
Montgrí y el delta del Ter, entre la llanura agrícola
y las terrazas de olivos.

Figura
2. Lecturas del territorio de Torroella de Montgrí.
Fuente: JSB

Figura
3. Lecturas del territorio de Torroella de Montgrí.Fuente:
JSB
Los
planos elaborados nos permiten la interpretación
del municipio en tres franjas:
a) Parcelario
agrícola del Delta + edificación aislada / caminos +
parcelas + torres fortificadas >>> urbanización
agrícola del Delta
b) Macizo:
repoblación y usos singulares (bases militares), altiplano,
reserva natural
c) Eje
de urbanización intermedio: concentra la edificación;
precario rendimiento agrícola pero a cota fácilmente
accesible.
Vemos
como la acción urbanizadora resulta acorde con la vocación
geográfica; como el río es el gran protagonista de la forma
del territorio. Ha dado forma a la urbanización
agrícola del Delta.
La
lectura del territorio avanza criterios de tratamiento
que nos permiten leer el impacto territorial de ciertas
actuaciones derivadas del planeamiento y claramente
desajustadas. Si comparamos un fragmento central del
plano de interpretación del territorio municipal con
la propuesta de estructura general y clasificación suelo
veremos como:
- el reconocimiento menudo de la forma
y usos de este territorio...
- del troceamiento, del dibujo del suelo
agrícola
- de la estructura de caminos soporte
- de la posición de las masías fortificadas
- de la manera de colocarse las grandes
infraestructuras
- de las formas más relevantes de la topografía
- del emplazamiento de los núcleos
- en definitiva... de las vocaciones y
desajustes del territorio.
Supone
a la vez interpretación
y propuesta.
El
reconocimiento menudo diluye los límites entre estudio
urbanístico y el proyecto operativo. La diversidad y
riqueza de matices del tratamiento propuesto para el
conjunto del territorio, muy especialmente del suelo
rural, donde se distinguen hasta catorce zonas bien
diferenciadas... La podemos leer ya en el plano de reconocimiento
del territorio. En definitiva nos permite apreciar
como en la identidad del territorio empieza a sintetizarse
su propia alternativa.
Reconocer
la estructura física de un territorio es una hipótesis
metodológica para su ordenación. Y dicha lectura se
puede afrontar desde interpretaciones más literarias,
enfatizando en el dibujo los componentes esenciales
de un territorio, que a mi modo de ver, son mucho más
ricos que la neutra y literal reproducción abstracta
y precisa de los planos fotogramétricos. Me refiero
a dibujos donde seleccionamos unos pocos elementos
relevantes, las más de las veces realizados a mano,
planteados como una verdadera tesis acerca de la naturaleza
de un territorio, y apuntando en buena medida a su tratamiento.
Completar y mejorar la descripción se convierte así
en tantas ocasiones en un primer acto de proyecto.
Este
Plan de Torroella recibirá después de muchos avatares
el Premio Nacional de Urbanismo por su contribución
innovadora a la lectura-propuesta urbanística. Y constituye
el arranque de un camino de reflexión y proyecto en
el que seguimos aprendiendo hasta hoy. Lo hemos ido
depurando a través de sucesivos planes municipales,
como el de Arona (Canarias), a mitad de los años ochenta,
donde asimismo avanzamos desde un análisis comarcal
hacia el reconocimiento menudo de cada fragmento del
territorio y de las actividades sobre el mismo, siempre
fieles a aquel principio de que una buena descripción
es ya una tesis sobre el territorio.
Pero
sobre todo lo profundizamos en los planes territoriales,
desde el primero, el Plan Insular de Tenerife en el
año 90, hasta los posteriores en Cataluña, Andalucía,
Canarias y Brasil, procediendo a depurar una lectura, ordenación, normativa y proyecto por capas, a la que luego
me referiré, y a insistir en el
dibujo del territorio, como verdadero instrumento de
proyecto.

Figura
4. Las formas
del relieve en Arona.
Fuente:
JSB
Una
triple aproximación
Antes
hablaba de una triple aproximación. Defender en la Universidad
una estrecha relación entre investigación y docencia
parece un objetivo básico e irrenunciable. Extender
esta imbricación a la actividad profesional; entendiéndola
como una continuación lógica de la labor docente e investigadora
y plantearse dicho ejercicio como una inexcusable oportunidad
para reflexionar sobre cuestiones teóricas relevantes,
supone, a mi modo de ver, una exigencia razonable.
Constituye
una actitud que caracteriza la trayectoria de mis maestros
y que he querido ir aprendiendo, y he intentado aplicar,
en la medida de mis posibilidades. Desde que me inicié
como profesor de urbanismo, puedo reconocer en el desempeño
de mis actividades tres campos de atención prioritaria
y recurrente.
Su
enunciado, aunque por fuerza excesivamente genérico,
sería:
1.
Las reglas de la forma urbana; el cometido
de ordenanzas y herramientas de composición urbana en
la definición de la arquitectura de la ciudad.
2.
La proyectación del territorio, los criterios,
instrumentos y métodos en la intervención a escala territorial.
3.
Los recursos patrimoniales (culturales y naturales)
como fundamento del desarrollo local.
En
cada uno de estos campos los trabajos que he desarrollado
han tenido un origen diferente; han surgido a partir
de los debates sobre programas docentes, en trabajos
de investigación o desde encargos profesionales. Pero
creo que todos ellos han acabado teniendo un claro reflejo
en las tres dimensiones de mi actividad.
Me
detendré brevemente en el comentario de los dos últimos,
claramente relacionados con el tema que presento en
esta serie de charlas.
El
segundo campo de atención, la preocupación por las cuestiones
relativas al proyecto del territorio, arranca como vimos
de la práctica docente y profesional.
Se
inicia a principios de los ochenta, con el Atlas de
las comarcas y un primer estudio territorial con motivo
del Plan de Tenerife. Pero de hecho toma cuerpo unos
años después. El encargo del Plan de Ordenación de la
Isla de Tenerife es la razón que despierta en mí un
especial interés por las cuestiones relativas a la ordenación
territorial y, asimismo por el reto que implica el proyecto
del suelo rural. Esto me lleva al estudio de diversas
figuras de planeamiento territorial con la voluntad
de valorar adecuadamente el enfoque de nuestro trabajo
e intentar desarrollar una nueva metodología de análisis
y propuesta (estudios sobre planeamiento territorial
en Holanda e Italia).
En
el largo e intenso proceso de redacción del Plan de
Ordenación de la Isla de Tenerife pretendemos abordar
un reto que aún hoy nos sigue pareciendo pertinente,
aunque quizás ingenuamente ambicioso. Buscamos una cierta
renovación del arsenal disciplinar para la descripción
e interpretación de una realidad territorial compleja.
Perseguimos una
intervención que preste especial atención a la dimensión
física del territorio, frente a un dominio de las
abstracciones economicistas, de la pretensión de equilibrios
funcionales y demográficos, o de las acostumbradas vocaciones
territoriales de épocas anteriores.

Figura
5. Estudios “en
capas” para el Plan de Tenerife. Fuente: JSB
Los
criterios y metodología desarrollados en aquella ocasión
encuentran su aplicación y profundización en trabajos
posteriores, como el Plan del Llano de Mallorca o el
Plan Especial del Parque Agrario del Baix Llobregat,
o mucho más recientemente, en diversos planes directores
urbanísticos en Cataluña (Plan Director Urbanístico
del Bages, Planes Directores Urbanísticos de las colonias
industriales de los ríos Llobregat, Ter y Freser; Plan
Director Urbanístico de las áreas residenciales estratégicas
de las Comarcas Centrales) o planes territoriales
y estudios en Andalucía, Canarias y Brasil (Estudio
comarcal en Cortegana, Plan Insular de la Isla de la
Palma, Plan Territorial Especial del Paisaje de la isla
de Tenerife, Propuestas territoriales en Pernambuco
y Minas Gerais).
Por
ejemplo, para afrontar el proyecto del Parque Agrario
y disponer de referencias consistentes para su diseño
y gestión, analizamos diversas iniciativas de parques
rurales, de escalas y peso agrícola bien diversos. En
dicha ocasión nos planteamos un reto interesante desde
el punto de vista disciplinar: fundamentar en la identidad del territorio
su alternativa, actualizar las claves de lectura
y los instrumentos de proyecto, querer hacer al territorio
resistente a los procesos de transformación, dotándolo
de estructura, de manera que sea capaz de encajar las
nuevas y cambiantes solicitaciones a que está sometido.
Al objeto de proyectar la estructura del Parque Agrario
llegamos a la conclusión de que leer cuidadosamente
su proceso de construcción podría tener gran valor para
alimentar unos fundamentos útiles al afrontar aquel
reto. La identidad física y la formación histórica de
este territorio nos desvelaron valores estructurales,
que inciden directamente en la comprensión de las operaciones
de transformación y en los elementos de propuesta.
Nuestro
Plan para el Parque Agrario pretende esencialmente proyectar
su estructura, descubriendo y actualizando aquella que
informa la construcción de dicho territorio: el dibujo
del suelo, la manipulación del relieve, la organización
de los caminos de tierra y de agua y el establecimiento
de las construcciones. Queremos reconocer
así en el suelo rural el equivalente de los sistemas
de espacios libres, dotaciones, redes de accesos y servicios
que sustentan los tejidos urbanos.
Este
tipo de actividades ha dado lugar a varias publicaciones
y a dirigir diversas tesis doctorales. Asimismo dentro
de este campo cabe hacer referencia a diversas conferencias
y cursos, desarrollados dentro del Doctorado y Máster
de nuestro Departamento, así como en otras Escuelas
de Arquitectura españolas y extranjeras.
En
concreto quisiera hacer mención de una asignatura de
doctorado que he venido impartiendo junto con Miquel
Corominas, a lo largo de los últimos veinte años. En
ella, y en una veintena de sesiones que hemos ido actualizando,
pretendemos, a partir de la selección y discusión detallada
de un conjunto de planes y estudios significativos,
ofrecer una lectura
en clave proyectual del origen y evolución de la experiencia
de ordenación del territorio, así como una valoración
de la situación actual en nuestro contexto.
Asimismo
queda enmarcada en este ámbito la asignatura del Taller
Proyectar el territorio, dentro de nuestro Máster
en Proyectación Urbanística, de la que me
he responsabilizado siempre desde 1995.
Si
mis dos primeros campos de preocupación nacen esencialmente
de trabajos docentes o profesionales, el último, el
de los recursos patrimoniales como base de desarrollo
local, tiene su origen en dos trabajos de investigación.
El primero es una tesis doctoral, que dirigí entre 1993
y 1997, y el segundo una propuesta que elaboramos junto
a algunos profesores del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT), con los que había mantenido ya una estrecha colaboración
en algunos cursos y seminarios celebrados en aquella
Universidad.
Dicha
tesis y el trabajo desarrollado posteriormente suponen
unos primeros esfuerzos para reactivar el sistema de
colonias textiles de una comarca fluvial de vieja industrialización,
junto a otras experiencias de planeamiento centradas
en la puesta en valor del patrimonio cultural.
En
el proyecto de investigación elaborado junto a un grupo
de profesores del MIT se trató de valorar, a través
de un análisis comparativo de iniciativas europeas y
americanas, la relevancia de los recursos patrimoniales
para estimular el desarrollo local. La investigación,
recogida en un libro, se basó en el análisis de un centenar
de casos europeos y americanos, y en la aplicación de
las “lecciones” de los mismos a una propuesta de eje
patrimonial a lo largo del río Llobregat.
De
aquel análisis podríamos destacar como conclusión fundamental,
que la gestión inteligente del patrimonio
esta suponiendo en diferentes territorios uno de los
factores clave para su desarrollo, porque atrae
turismo e inversiones, genera actividades y lugares
de trabajo y, fundamentalmente, refuerza la autoestima
de la comunidad.
Algunas
de las iniciativas más recientes y exitosas de ordenación
territorial evidencian el interés de esta nueva aproximación.
Al tiempo la eclosión de parques patrimoniales, de carácter
cultural o natural, muestran la trascendencia de esta
exploración, tanto como los retos de una experiencia
aún incipiente.

Figura
6. Planes y realizaciones
en el Delta del Llobregat. Fuente: JSB
La
investigación que desarrollamos entre el M.I.T. y la
U.P.C. encuentra pronto una vía de aplicación, de ensayo
de las “lecciones” aprendidas. Un encargo de la Diputación
de Barcelona da pie a un trabajo sobre la cuenca del
río Llobregat. Dicho trabajo parte de una hipótesis
interpretativa: la cuenca del río atraviesa y vertebra
la provincia de Barcelona, y su curso ha sido fiel testimonio
de los principales episodios de la industrialización
catalana.
Proponemos
una estructura territorial e interpretativa de estos
episodios a lo largo de la cuenca, e identificamos ocho
potenciales áreas patrimoniales, la mitad de las cuales
están hoy en fase avanzada de implementación. Este trabajo
ha sido recogido en varias publicaciones. A aquel primer
encargo siguen otros de valoración de los recursos patrimoniales,
de la estructura y ordenación de los ríos Anoia y Cardener.
Y
este campo de actividad ha tenido asimismo otra traducción
docente en talleres del Postgrado Proyectar el territorio.
El primero aborda en el curso 1999-2000 el diseño de
tres ámbitos característicos del eje fluvial del Llobregat
con el reto de reproyectar su estructura, de verificarla
desde ensayos propositivos, y, en el límite, de avanzar
criterios para la ordenación conjunta de la cuenca fluvial,
para la gestión coherente de aquellos recursos. El último
concluye con un proyecto para la Serra de Tramuntana
en Menorca y nuestra contribución a su nominación como
Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad.
He
tenido la oportunidad de participar en otros talleres
o seminarios con temática similar. Algunos se llevaron
a cabo en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de
la Universidad de Córdoba (en Argentina) en los años
1999 y 2000. En el año 2001 participamos en otro en
el Department of Urban Studies and Planning del MIT.
Posteriormente lo hemos hecho en Brasil, Chile; Canarias
o Mallorca. A su vez los resultados de estas investigaciones
se han podido debatir con estudiosos de esta misma temática
en Seminarios celebrados en Holanda, Italia y Portugal.
Seguimos
en este momento con la investigación de la experiencia
de los parques patrimoniales, objeto de otros
varios proyectos de tesis doctoral en nuestro Departamento.
Los debatimos igualmente en nuestros cursos de doctorado
y talleres del Master, y afortunadamente hemos tenido
oportunidades reciente de contrastar lo estudiado con
intervenciones en Brasil, Argentina y Chile.

Figura
7. Tres libros que reflejan los tres campos de atención
prioritaria en los trabajos de JSB: las reglas
de la forma urbana, el proyecto del territorio, los
recursos patrimoniales como base del desarrollo local.

Figuras
8. Publicaciones
de JSB y del Master de Proyectación Urbanística.
Algunos
textos de referencia
Cuando
Alicia me pregunta cuales son los referentes conceptuales
de nuestra preocupación y de los proyectos que hemos
desarrollado, me obliga a reconocer asimismo aquellos
estudios y lecturas que han ido alimentando progresivamente
nuestra actividad. A instancias suyas realicé asimismo
un ejercicio similar hace un año en la Universidad de
Buenos Aires, en una charla dirigida a jóvenes arquitectos
e investigadores, donde desarrollé diez claves que caracterizan
el debate en torno al proyecto territorial y las acompañé
de algunas referencias bibliográficas para ilustrar
dichos principios. Se trata de aquellos textos que,
en definitiva, más me han interesado durante estos años.
Entonces empecé, y ahora vuelvo a hacerlo, con una confesión
personal: mi extraordinario interés por la geografía. Trabajo continuamente
con geógrafos e intento aprender día a día de ellos,
de su pasión por el territorio, de su mirada atenta
y rigurosa a sus trazas. Quizás todo urbanista responsable
encierra un geógrafo aficionado, o, al menos, un apasionado
admirador de la geografía.
Pero
además en mi caso mis primeras lecturas urbanísticas,
las que acompañan a unos pocos textos arquitectónicos
(Saber ver la
arquitectura, de Bruno Zevi; El
futuro de la arquitectura, de Frank Lloyd Wright
y algunos otros de Le Corbusier; todos ellos de las
añoradas editoriales Poseidon, Infinito o Nueva Visión,
por aquel entonces las únicas que nutrían nuestras librerías
de textos disciplinares en lengua castellana), son diversos,
ricos y emocionantes libros de grandes geógrafos. En
Chabot, Smailes, Beaujeu-Garnier empiezo, aún como joven
estudiante, a creer descubrir el urbanismo. Pero asimismo
en Pierre George, David Harvey y Harold Carter. Y también
en un delicioso texto de un entonces joven geógrafo,
Ramón Pérez, que abre mi pasión por los análisis morfotipológicos,
mucho antes que los clásicos textos de Rossi, Aymonino
o Caniggia.
Mucho
más tarde descubro que los
avances en una disciplina se producen tantas veces al
explorar los límites con otras disciplinas, en esos
territorios de frontera; al compartir y aprender a valorar
las aportaciones de profesionales desde otra mirada
o formación. Los aportes a nuestra vocación y trabajos
en el campo del proyecto territorial se alimentan en
buena medida de lo aprendido en territorios de frontera,
de interfase, como gustan de decir mis amigos biólogos.
Ahí nace asimismo el convencimiento de la imprescindible
renovación de las herramientas con las que abordamos
dicho proyecto del territorio.
No
me refiero a numerosos textos del campo de la Economía
urbana o regional (Isard, Christaller, Von Thünen, Derycke),
ya que al pertenecer a mi segundo campo de formación
no me resultan territorios fronterizos. En todo caso
creo que han incidido más en la sistemática canónica
y estructural de nuestros trabajos, que no en la voluntad
de avanzar más allá de los conocimientos (modelos, métodos
e instrumentos) consolidados. Aquí recupero los diez principios que organizan estas ideas, sin un desarrollo exhaustivo,
pero que ilustran los modos de argumentación que se
sustentan en múltiples experiencias y lecturas.
En
relación al aprendizaje en los territorios de frontera,
1.
En la identidad del territorio esta su alternativa,
2.
De la preservación del patrimonio a la ordenación del
paisaje
3.
El manto de Penélope: destejer y tejer el territorio
4.
De la evaluación ex-post a la matriz ambiental
5.
Proyectar los riesgos como oportunidades
En
relación a la necesaria renovación de las herramientas
de la disciplina
6.
De la ordenación a la coordinación; de normas a directrices
7.
Proyectar el territorio aún en tiempos de incertidumbre
8.
La necesidad de miradas inter-escalares
9.
El diseño de los procesos y la gestión
10.
Trabajar con el código genético del territorio
Desde
nuestros primeros trabajos partimos de la convicción
de que en la identidad del territorio esta su alternativa.
Vengo insistiendo en ello desde hace muchos años, desde
el ejercicio profesional, en artículos y libros, o en
la reflexión compartida con mis estudiantes de doctorado.
En todas las oportunidades en que nos enfrentamos a
una nueva realidad territorial, lo primero que perseguimos
es desvelar sus trazas, sus características fundamentales,
o como yo prefiero decir su “código genético”. Y
esto los urbanistas lo pretendemos hacer, como hemos
visto, desde una lectura profunda y detenida del territorio,
desde análisis bien diversos, pero asimismo, y de manera
preferente, desde el dibujo minucioso y entretenido,
desde la construcción de una cartografía fisiocrática,
como los magníficos profesionales de la escuela francesa
del siglo XIX.
Además
de los ya citados, entre los diferentes libros que me
han influenciado, y que, desde diferentes ópticas enriquecen
este principio, citaré unos pocos más. En primer lugar
el clásico Ciudades
en evolución del biólogo Patrick Geddes, que tanto
marca la trayectoria de Bergson, Kropotkin y Lewis Mumford,
o de toda una generación de estudiosos de la ciudad
y del territorio. Sus referencias a la civilización y el territorio que construyen el minero, el leñador,
el cazador, el pastor, el agricultor, el granjero y
el pescador, constituyen un breve, pero estimulante
análisis histórico y antropológico. Desde otra óptica
totalmente diferente Alberto Magnaghi en The Urban Village nos habla de nuevas formas de territorialidad, del
estatuto de los lugares, de redes de ciudades, de la
carta de un nuevo municipio, pero esencialmente aboga
por el desarrollo local auto sustentable, basado en
la identidad de cada territorio.
Otra
extraordinaria obra,
Design with Nature de Ian L. McHarg, nos enseña
como Penélope con su manto en la Odisea, a destejer
para volver a tejer el territorio, a descomponerlo en
capas para comprenderlo mejor, antes de volver a componerlo,
a intervenir en él, a proyectarlo.
Mc
Harg se apoya en la modelística y en la teoría de sistemas,
para sentar de forma muy amena las bases del análisis
multicapas, equivalente a lo que hoy denominamos sistema
de información geográfica. Mc Harg pretende, con un
análisis que descompone las características de cualquier
territorio en capas diversas y con la valoración matricial
de sus características, asegurar su mayor o menor adecuación
a diferentes usos alternativos.
Pero
tiene la virtud además, de adelantar conceptos tan actuales
como el de mosaico territorial. La aproximación multicapas
se convierte con Mc Harg en un rico mecanismo para comprender
y reproponer el territorio; el territorio como matriz.
Aún con las limitaciones de quedarse en un mero análisis
de valores y aptitudes, tiene el mérito añadido de inspirar
muchos otros trabajos académicos y profesionales punteros,
incluso bien recientes, como los del profesor Carl Steinitz.
O
contribuciones como el libro de Oswald y Baccini: Netzstadt, Designing the Urban, que utilizan dicho enfoque sistémico
para plantearnos una aproximación bien interesante al
proyecto del territorio, remitiéndonos a diversos atributos
de los sistemas urbanos (coherencia, límites, escala,
funciones, grano y resistencia).
En
otros casos se refieren a indicadores morfológicos (contorno,
campo, tamaño, estructura, figura, jerarquía, fragmentación,
granulado y accesibilidad). Oswald y Baccini descomponen
el territorio según usos característicos, atendiendo
a la escala de observación. Creo que Netzstadt, Designing the Urban constituye una de las obras recientes
más sugerentes en cuanto al abordaje del proyecto territorial,
con su pretensión de llegar a definir
indicadores morfológicos y criterios de calidad urbana
(identidad, diversidad, flexibilidad, eficiencia, autosuficiencia).
No
puedo dejar de incluir a Richard T.T. Forman en esta
suma de referencias y principios. Entre sus muchos libros
quizás los fundamentales serían Pine Barrens, aportación seminal; Landscape Ecology y Land Mosaics. Uno los adquiere como textos de culto, aunque son escritos
por un biólogo, para especialistas en ecología. En cambio
otra obra menor, un librito denominado Landscape
Ecology Principles in Landscape Architecture and Land-Use
Planning, ha tenido la enorme virtud de divulgar
un rico caudal de conocimientos.
Ha
servido para poner al alcance de los estudiosos de otras
disciplinas conceptos ricos y sofisticados (tales como
mosaico territorial, entropía, biodiversidad, teselas,
corredores, stepping
stones… y sus características, de forma, tamaño,
espesor, fragmentación…), al servicio en definitiva
de un proyecto
de territorio más sensible y responsable.
Refiriéndome
a otro principio que orienta nuestros trabajos y muy
particularmente aquellos centrados en los denominados
paisajes culturales -la preservación a través de la
transformación-, debo hacer mención de otra obra seminal,
Morphology of Landscape. En ella Carl Sauer
fundamenta la geografía cultural y el propio concepto
de paisaje cultural como el resultado de la acción de un grupo
social sobre un paisaje natural. En esencia nos viene
a decir que paisaje cultural es una relación cambiante
entre hábitat y hábitos, el registro del hombre sobre
el territorio; un texto que se puede escribir e
interpretar; entendiendo el territorio como construcción
humana.
John
Brinkerhoff Jackson profundiza en este campo en bien
diversas obras, y en concreto en A
sense of place, a sense of time, donde reivindica
el paisaje americano cotidiano. Otras muchas aportaciones
recientes desde nuestro Laboratorio Internacional de
Paisajes Culturales, a través de su revista Identidades,
insisten en la importancia de atender a la dimensión
cultural en las intervenciones urbanísticas.
En
esta misma línea trabaja la Belvedere
Nota holandesa, un plan-guía para intervenir en
los principales paisajes culturales holandeses. Propone
incorporar la
identidad histórico-cultural en los procesos de planeamiento;
utilizar los recursos culturales para mejorar la calidad
de los ambientes urbanos y rurales y vincular patrimonio
cultural y redes de espacios naturales. Lo hace sugiriendo
la utilización del patrimonio cultural como material
de trabajo en todos los planes urbanísticos.
Dos
últimas referencias, y como antes no me refiero a libros
de arquitectos y urbanistas, sino a textos de otras
disciplinas, como el utilísimo Los nuevos principios del urbanismo del
apreciado sociólogo François
Ascher, una de sus grandes aportaciones,
aunque desgraciadamente la última. O cualesquiera de
los libros de un físico bien singular, Jorge Wagensberg,
director del museo de la Ciencia en Barcelona. Pongamos
por ejemplo La rebelión de las formas, textos llenos de inspiración en momentos,
como el actual, en que nos movemos en territorios tan
plagados de incertidumbres.
Una
triple dimensión en el abordaje del proyecto territorial
Para
acabar de responder las preguntas, debo reconocer una
triple dimensión en nuestros trabajos recientes. En
un universo tan reducido y limitado como mi propia experiencia,
la manera de abordar los proyectos y planes territoriales que hemos planteado en Cataluña,
Andalucía, Tenerife, Chile y Brasil pertenece a una
determinada aproximación, bien diferente a una segunda,
la de nuestros Planes de Paisaje en Tenerife o en el AMB, o productivos como el Parque
Agrario; y a su vez es diferente de una tercera, la
de los planes en torno al patrimonio cultural
(Eje del Llobregat, Colonias del Ter, Cardener, fachada
de Manlleu, Minas Gerais, Patagonia...).Y estoy hablando
de una experiencia muy, muy acotada, pero donde referencias,
modelos, métodos e instrumentos difieren notablemente.
En términos muy agregados, y por ello seguramente simplificadores
e inexactos, los tres tipos de proyectos que nos ocupan
en estos últimos años se caracterizan por una preocupación
más urbanístico-estructural el primero, más ambiental-paisajístico-productiva
el segundo o más centrada en la estructura narrativa
y en los recursos culturales, el tercero.

Figura
9. Tres enfoques en Proyectos territoriales. Fuente
JSB
Cada
nuevo encargo se ha convertido en una
magnífica oportunidad de investigar acerca de modelos,
técnicas e instrumentos, buscando en esencia, una
necesaria renovación del arsenal disciplinar. Y ello
se ha traducido nuevamente en clases y actividades de
difusión.
1.
Dentro del primer grupo de proyectos, el Plan Director
Urbanístico del Bages, premio Cataluña de Urbanismo,
supone un paso adelante en un largo recorrido que arranca
en el estudio de las comarcas de Cataluña y sigue en
el Plan Insular de Tenerife y en planes territoriales
en Cataluña, Baleares, Canarias, Andalucía y Brasil.
La aportación más destacada de este proyecto es que
ha consolidado una metodología basada en la superposición
de varias capas de análisis, proyecto y regulación interdependientes,
que ensayamos por vez primera en el Plan de Tenerife,
y que se aplica hoy a los planes territoriales holandeses
y catalanes.
Poco
a poco hemos ido ajustando una
primera lectura basada en el reconocimiento atento de
la forma del territorio, en la definición de los
elementos que conforman su estructura, su matriz ambiental
y el sistema de espacios abiertos. El
análisis de las aptitudes del territorio nos lleva al
reconocimiento de áreas de regulación homogénea,
con un régimen común de usos, objetivos perseguidos
y definición de la función de cada pieza en el modelo
de ordenación territorial. Pero asimismo, traduce urbanísticamente
los requerimientos de la matriz ambiental e incluye
la propuesta de un sistema de espacios abiertos de escala
territorial.
Una
segunda capa la centramos en el diseño
de las redes de infraestructura soporte
(esencialmente de movilidad, trazados viarios
y ferroviarios, pero también de telecomunicaciones,
de abastecimiento, de tratamiento de residuos...). En
este caso se diseña el soporte estructural necesario
en diferentes escenarios de crecimiento; pauta las condiciones
de las redes de movilidad y de los servicios necesarios
según las características de cada territorio y los futuros
desarrollos urbanísticos sobre los mismos; y atiende
a los requerimientos funcionales de dichas infraestructuras,
pero asimismo a sus implicaciones sobre aquellos escenarios.
En
una tercera se plantea la ordenación
de los principales asentamientos y actividades económicas
(residenciales, industriales, terciarias, logísticas,
mineras o agrícolas); especialmente las propuestas de
reestructuración, crecimiento o remodelación de áreas
urbanizadas. Se proponen en definitiva las reglas de
ordenación física de asentamientos y actividades económicas,
además de diseñar algunos elementos básicos de los denominados
proyectos territoriales estratégicos.
Y
recientemente hemos añadido una cuarta capa relativa
a la estructura de recursos culturales. Lo fundamental es que ninguna de estas tres capas determina
ya por si sola el destino de un fragmento del territorio,
sino que toda intervención es pautada simultáneamente
por las tres y desde diferentes escalas de aproximación.
En
síntesis todo esto supone diversos avances, como por
ejemplo:
-
La definición de una estructura de ordenación y normativa
multiescalar y de diversas capas, frente a la zonificación
biunívoca.
-
La incorporación al acervo urbanístico de conceptos
como la matriz ambiental (teselas, conectores, buffers...).
-
La formulación de escenarios diversos frente al blue print, a la tradicional definición de imágenes finalistas.
-
La atención a las redes de infraestructuras no solo
desde su lógica económica, funcional o ambiental, sino
a su vez, desde su contribución a la estructura urbanística
de los asentamientos.
Figura
10. Plan Director urbanístico del Bages. Estructura
de Espacios libres territoriales. Fuente: JSB

Figura
11. Plan Director urbanístico del Bages. Alternativas
ferroviarias. Fuente: JSB

Figura
12. Manresa "Sector Este". Propuesta de ordenación
(Fuente BAMMP arquitectos).

Figura
13. Plan Director urbanístico del Bages. Valoración
patrimonial. Fuente: JSB
2.
Los proyectos caracterizados por la preocupación más
ambiental-paisajístico-productiva incluyen los Planes
del Parque Agrario, pero asimismo los Planes Especiales
y Catálogos del Paisaje de la isla de Tenerife y de
toda la Región Metropolitana de Barcelona.
En
ellos, más allá de utilizar asimismo la superposición
de capas de análisis, proyecto y regulación interdependientes,
hemos desarrollado, como veremos, una curiosa metodología de identificación
y caracterización del paisaje (que denominamos ABC,
por Abiótico, Biótico y Cultural); de evaluación
del mismo; de definición ampliamente participada de
los objetivos de calidad paisajística; de establecimiento
de medidas y propuestas de actuación, así como de indicadores
de seguimiento.
Pero
en esencia lo que hemos intentado es incorporar
al acervo urbanístico conceptos, métodos e instrumentos
que provienen del campo de las ciencias ambientales
o de la agronomía.

Figura
14. Parque agrario del Llobregat. Intinerarios y elementos
de interpretación. Fuente:
JSB

Figura
15. Parque Agrario del Llobregat: caminos de agua. Fuente:
JSB
3.
Finalmente los proyectos vinculados al patrimonio cultural
incluyen diversos Planes Directores de Colonias industriales
a lo largo de los ríos Llobregat, Ter i Fresser; o planes
y estudios en paisajes culturales de Mallorca, Brasil,
Argentina y Chile. Con ellos hemos descubierto que un
adecuado proyecto y gestión de los recursos patrimoniales
redunda al final en promoción del desarrollo local.
De
nuevo la preocupación disciplinar nos ha llevado a intentar
construir una serie de lecciones o “buenas prácticas”
a tener siempre bien presentes en este tipo de proyectos;
e incluso a atrevernos a plantear unas pautas metodológicas
para abordarlos. En todo caso lo más relevante, a mi
modo de ver, es la incorporación de una estructura narrativa
en los proyectos en áreas patrimoniales.

Figura
16. Las colonias del Llobregat. Fuente: JSB

Figura
17. Seminario Rutas culturales en Tierra del Fuego (dirección
E. Garcés). Fuente: JSB

Figura
18. Formas de ocupación en Tierra del Fuego (E.
Garcés). Fuente: JSB
Son
apenas treinta años de investigaciones y proyectos,
con una voluntad continuada de seguir aprendiendo al afrontar los retos
que supone proyectar el territorio. Y espero que
Alicia no se olvide de recordarme a menudo nuestro compromiso.
JSB
Alicia Novick es Arquitecta (FADU-UBA),
Master en Planeamiento Urbano y Regional (Instituto
de Urbanismo de Paris, Universidad de Paris XII), Master
y Doctorado en Historia (UDESA). docente de grado y
post-grado, coordinadora del CIHaM (Centro de Estudios
de Habitat y Municipios), responsable por Argentina
de dos Programas internacionales (el Alfa "Paisajes
culturales y Desarrollo Local" y el MOST-UNESCO
"Las Palabras de la ciudad"). En el marco
de la historia de la ciudad y el urbanismo, ha publicado
libros y artículos en varios idiomas.
Joaquin Sabaté Bel, “además de ser una persona increíble y un excelente amigo” (AN), es Catedrático de Urbanismo,
profesor en la Universidad Politécnica de Catalunya
(UPC). Es Doctor Arquitecto (UPC) y licenciado en Ciencias
Económicas por la Universidad de Barcelona. Actuó como
coordinador del Doctorado en Urbanismo y del Máster
de Investigación en Urbanismo de la UPC; del Programa
de Postgrado Proyectar el Territorio y del Programa
ALFA de la Comunidad Europea, fue Chairman del European
Postgraduate Masters of Urbanism, etc. En su práctica
disciplinar, sus trabajos de planeamiento urbanístico
y territorial en Brasil, Italia, y España han merecido
varios premios nacionales e internacionales. Su tarea
de investigación se centra en el estudio de los instrumentos,
los métodos y las teorías de la proyectación urbanística
y territorial, tal como se manifiesta en más de un centenar
de publicaciones entre los que cabe mencionar “Paisajes
culturales: “Una pregunta, dos definiciones, tres escenarios
y una alternativa”, en Paisajes en transformación, “De
la preservación del patrimonio a la ordenación del paisaje”
en El paisaje y la gestión del territorio. Criterios
paisajísticos en la ordenación del territorio y el urbanismo
(2006), Event Places, publicadas por la
Universidad Politécnica de Cataluña y el
Massachusetts Institute of Technology (2004),
Designing the Llobregat Corridor. Cultural Landscape
and Regional Development.(2001). Es también miembro
fundador del
Laboratorio Internacional de Paisajes Culturales
y director de la revista ID Identidades: Territorio,
Cultura, Patrimonio.
Sobre Francois Ascher, ver también la nota
en el número 2 de Carajillo de la ciudad,
y en café
de las ciudades:
Número 44 | Tendencias
El
movimiento en el corazón de la modernidad
| La urbanidad latente en los espacios del
desplazamiento. | François Ascher I Traducción: Andrés
Borthagaray
Número 81 | Cultura de las ciudades (I)
François
Ascher
| Pensamiento crítico y acción en la sociedad hipermoderna
| Jordi Borja
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NOTA