1.
Como construir la ciudad y la ciudadanía como dos caras
de una misma moneda
“La ciudad es vivencia personal y acción colectiva a la vez.
Sus plazas y calles y sus edificios emblemáticos son
el lugar donde la historia se hace” (Jordi Borja - 2007)
Primero
hay que contestar una sencilla pregunta de respuesta
compleja: ¿Cómo se producen las ciudades? La producción de la
ciudad es el resultado de la articulación de tres lógicas
o sentidos: la de la acumulación del capital, la del
poder político y la de la reproducción de la vida humana.
Esto nos
lleva inmediatamente a reconocer la naturaleza multiactoral
que implica esta definición y que supone identificar
respectivamente el accionar del Mercado, del Estado
y de la Sociedad Civil. De cómo esté planteado de manera
concreta el “contrato social” que
plantea esta relación, podremos deducir los “pesos relativos”
de estos factores en la construcción de la ciudad y
de la propia ciudadanía.
Esto
nos requiere una mirada objetiva, realista y comprometida
con la naturaleza
pública, social y colectiva de la ciudad como construcción
cultural permanente tanto de memoria
como de nuevos imaginarios del habitar contemporáneo.
¿Cómo queremos vivir? ¿Cómo podemos vivir? ¿Qué vendría
a ser una ciudad democrática con inclusión y equidad
social? ¿Qué pueden aportar las disciplinas que se ocupan
de “lo urbano” para el mejoramiento de la ciudad? ¿Remiten
sólo a diagnósticos más ó menos acertados ó podemos
esbozar propuestas concretas de mejoramiento de la ciudad
desde una racionalidad que entienda su naturaleza compleja
y sus demandas simples?
Córdoba
tiene que adecuar
su perfil productivo a las dinámicas y posibilidades
económicas no sólo locales sino regionales, nacionales
y globales con las cuales interactúa. Su logística productiva
y de servicios está en permanente demanda. Córdoba tiene
que modernizar
sus infraestructuras territoriales de movilidad,
provisión de agua, efluentes, calidad ambiental del
asentamiento y servicios básicos. La capacidad de su
soporte territorial y sus redes de servicios están muy
por detrás de las demandas actuales. Córdoba tiene que
garantizar alojar
a la población creciente en un entorno habitable
con buena calidad para la vida comunitaria, con una
articulación de espacios públicos, equipamientos y accesibilidad
a las distintas centralidades y movilidades que garanticen
una ciudad diversa y heterogénea pero lo más integrada
posible. ¿Una utopía? Por allí anda la agenda urbana.

Primera
expansión urbana del siglo XIX: los barrios pueblos
2.
La ciudad como plataforma técnica, cultural y de oportunidades
“En los espacios públicos es que se expresa la
diversidad, se produce el intercambio y se aprende la
tolerancia. La calidad, la multiplicación y la accesibilidad
de los espacios públicos definirán en buena medida el
progreso de la ciudadanía” (Jordi Borja - Ciudadanía
y espacio público - 1998)
Nuestra
ciudad está asentada sobre un entramado de huellas y soportes, su retícula fundacional
de setenta manzanas, su “ser en el pozo”, sus barrios
pueblos en el siglo XIX, luego expandida en todas las
direcciones, aunque siempre con su “skyline” al oeste, las sierras como referencia
y el agua como carencia. Eso nos fue dando, con sus
más y sus menos, un
tejido y una identidad compuesta de sucesivas superposiciones:
el centro como lugar de todos, los viejos barrios residenciales, los barrios populares,
las barriadas obreras en la cercanía de las fábricas,
el peso enorme de la universidad nacional y luego las
otras, consolidando la oferta de ciudad del conocimiento.
Cierta
centralidad territorial
y de servicios del “interior” del país, nos llevó
a ser una ciudad encrucijada de la movilidad y la accesibilidad
no sólo a los tres valles sino a nivel regional. Y esa
conjunción histórica, rebelde y conservadora a la vez,
productiva y educativa, y captadora también de la renta
agraria a través de una dinámica de inversiones inmobiliarias
importante, la hizo siempre atractiva
de migraciones internas y externas. Y de su contracara,
el mayor crecimiento de la pobreza urbana estructural,
para nada resuelto con operaciones expulsivas como la
creación de pseudo
barrios-ciudades “ex-novo” para esconder a los pobres
bajo el manto de la insularización periférica.

La
encrucijada vial actual
3.
¿Cómo organizar el crecimiento de la ciudad? segregación
vs. integración urbana
“Córdoba
es un fenómeno complejo que se debate entre antiguas
contradicciones: impulsada hacia el cambio y anclada
en la tradición, creciendo desmesuradamente y luchando
por mantener su escala, llena de vitalidad y ahogada
en su situación de provincianismo, vive a saltos, desigualmente,
difícilmente” (Marina Waisman - 1970)
¿Cómo se da el crecimiento de nuestra ciudad? a) sigue la tendencia al crecimiento
de la población urbana; b) se da un crecimiento por
adición con segregación socio espacial tanto por expansión
en desmedro del área rural como por densificaciones
selectivas; y c) persiste la incapacidad estructural
de producción universal de infraestructuras territoriales
que ya exceden a la propia ciudad, y de viviendas sociales
que quedaron acotadas a la extrema pobreza con las erradicaciones
de villas. El no acceso al crédito hipotecario
es una de las claves de una ciudad cada vez más inequitativa.
Mezcla
social, accesibilidad a centralidades y movilidades son tres ingredientes
claves, que a nuestro juicio pueden contribuir a organizar
una ciudad democrática. Cómo garantizar la mezcla
social que ya se da en varios sectores de la ciudad
es un tema central para el futuro de la ciudad. Hay
que profundizar un poco más en lo que significa la “ghettificación”
de la ciudad en enclaves de riqueza y pobreza.
Nuestra ciudad tuvo y tiene otras posibilidades. Podemos
tener diversos lugares y niveles socioeconómicos. De
hecho cierta segregación en los modos de vida es inevitable
en la ciudad contemporánea. Pero por eso mismo debemos
garantizar la accesibilidad y calidad de los espacios de
integración, que son los espacios
públicos. No hay estrategias de crecimiento sin estrategia
de espacios públicos. Y tampoco sin políticas de vivienda social
como parte de políticas urbanas.
El
tema es que las nuevas
centralidades no sean sólo una política del sector
privado que consoliden la segregación sino que sean
parte de las políticas
públicas de distribución de los equipamientos de prestigio,
de los sistemas de transporte
multimodal y de los necesarios espacios públicos
para fomentar reales áreas de nueva centralidad no segregativas. Con los CPC no alcanzó
para esta idea y con los centros de compras en la periferia
tampoco. Aunque por allí andan las posibilidades de
nuevas densificaciones residenciales que utilicen las
preexistencias de áreas
vacantes estratégicas para un modelo realista de
densificación urbana. El destino de esas áreas vacantes
u obsoletas es una de las fuentes de viabilidad de esta política urbana. En
esas nuevas centralidades tiene que darse la máxima mixtura de usos, la mezcla
social y el
ingrediente público para el reequilibrio urbano.
La
densificación de la ciudad es un objetivo
central para el mejoramiento de la calidad de vida urbana,
tal como está enunciado en los Lineamientos del
Plan Director. Significa un mayor aprovechamiento del
suelo urbanizado o a urbanizar, como alternativa válida
ante la extensión, y es un paso indispensable para afrontar
problemas tales como la sustentabilidad del transporte
masivo, la extensión de la infraestructura, el acceso
de la población a los equipamientos y espacios públicos,
y a la correcta relación vivienda-trabajo. Necesitamos,
a partir de un plan consensuado, los programas
de actuación por áreas, sectores y barrios que hagan
converger los esfuerzos no sólo entre actores públicos
y privados sino que hagan coherente y concurrente la
acción del propio Estado. Estamos lejos de eso, pero
hay que intentarlo. Y hay valiosas experiencias parciales
al respecto.
Tenemos
tradiciones de acción urbana interesantes aunque incompletas,
desde la política de consolidación del Centro y su actual
expansión a Nueva Córdoba, el Parque Sarmiento y Ciudad
Universitaria. La creación de Parques Urbanos como el
General Paz y el de las Naciones, la recuperación del
Río y la continuación de La Cañada. Y el mantenimiento
en el dominio público de lugares como El Buen Pastor
ó el Palacio Ferreyra. Políticas parciales y tal vez
inconclusas en muchos sentidos. Pero por allí hay que
persistir con las Cárceles, las parrillas Ferroviarias
y otros dominios públicos indispensables para una reestructuración
urbana. Son los nodos
para rearticular una Córdoba policéntrica e integradora.
Es un patrimonio que hay que cuidar sin por ello negar
posibles y parciales concertaciones con el sector privado.
Pero sin vender las “joyas de la abuela”.

La
manzana “cordobesa”
4.
El lugar del Estado en la definición de reglas y condiciones
para el desarrollo privado (Estrategias:
densificación, apropiación de plusvalor, banco de tierras,
etc.)
“Si
tú no sabes lo que quieres, la iniciativa privada va
a trabajar contra la ciudad; si sabes lo que quieres,
va a trabajar a favor” (Arq. Jaime Lerner, ex Alcalde
de Curitiba)
¿Cuál
es la agenda que impone esta realidad? El debate sobre el papel del Estado,
o sea la recuperación del Estado y de la política como
herramientas de transformación. El papel de los instrumentos
de gestión urbanística (el plan, las normas, los proyectos).
La cohesión social, la política urbana y el mercado
del suelo. Se trata del derecho
a la ciudad y el acceso de los sectores populares al
suelo. Recuperar la ciudad construida: hacer
ciudad en la ciudad.
Tener proyectos o no tener política en el territorio.
El desafío es si el municipio tiene proyectos con que
liderar, inducir, orientar el desarrollo urbano. Sin proyectos no hay ciudad. ¿Cuál es la rémora a superar? Esencialmente
la imposición, por la vía de los hechos, de una lógica
sectorial, ni integral ni sinérgica, que dio como resultado
acciones aisladas y básicamente proyectos
inconclusos. Así es nuestra ciudad. Y se grafica
en el increíble retraso en nuestro sistema de transporte
público, vapuleado desde los años ‘60.

Plano
Síntesis Lineamientos a Escala Metropolitana Plan Director
5.
El rol de la universidad en la planificación urbana.
El caso del Plan Director
“La
universidad
es el lugar de la autocrítica permanente de la propia experiencia” (Lina Bo Bardi - arquitecta brasilera)
El
Plan Director es una iniciativa que contribuimos a montar
desde la ausencia de un horizonte de mediano plazo para
la gestión urbana municipal. Tuvo que ver con el intento
de continuidad de una experiencia llevada adelante con
el primer Plan Estratégico (PEC) y con su correlato
del PECba
de manera más reciente. Con una idea más general
de recuperar una “cultura
del plan”, que fue perdiendo espacio real en la
gestión de la ciudad. Desde la FAUD reconocimos una tradición
universitaria que es válido recuperar y en la que hay
que reivindicar la labor de extensión y transferencia,
de investigación aplicada y consultoría que pueden realizar
las universidades públicas.
Nuestro
esfuerzo estuvo orientado a reconocer las diversas variables
necesarias para formular una base de discusión racional
sobre los escenarios posibles para la ciudad que supone
un Plan Director. Y tratamos de incorporar la noción
de proyectos
del plan, ó si se quiere, junto con una dimensión
estructural, estratégica, desplegar la noción y la agenda
del plan de proyectos como posibilitantes concretos
del Plan Director. La noción de planificación propuesta
es básicamente inductiva.
Nuestro
enfoque fue el aprovechamiento
al máximo de las oportunidades
que ofrece la ciudad actual y a partir de ello apoyarse
en ese capital existente e históricamente construido.
Por ello más que un programa estático de actividades
localizadas en diferentes espacios urbanos la estrategia
remite a una visión dinámica de la complejidad urbana
que permita encontrar un cierto número de escenarios
para la acción, susceptible de ser modificado ante circunstancias
no previstas que obligan a revisar las acciones formuladas.
Los objetivos: una ciudad diversa, articulada y a
la vez cohesionada; policéntrica y equilibrada. Los instrumentos: revalorizar el planeamiento
estratégico para construir consensos generales; el plan
director ó plan urbano como directrices generales; y
los planes parciales y programas de actuación y los
proyectos urbanos. Un plan así entendido es un
conjunto de estrategias
expresadas en un documento accesible, es un acuerdo
político y es un marco
de consenso construido con las organizaciones de la
sociedad civil. Y trasciende al gobierno de turno.

Algunas
conclusiones de nuestra experiencia
La
necesidad de construir los consensos políticos sociales
económicos, sin ello no hay viabilidad.
La
importancia de tener proyectos y tener planes, sin ello
la gestión es sólo contingencia.
La
convicción de persistir en los instrumentos y
los procedimientos participativos, lleva tiempo.
Lo
imperioso de reconstruir las capacidades políticas,
técnicas y de gestión del Estado Municipal y la articulación
cooperativa y permanente con la Universidad Pública.
Sin un nuevo contrato social entre el estado, el mercado
y la sociedad civil el plan quedará en el papel.
Y ante las crisis: mejor planificar.
AC
25 de mayo 2010
El autor es arquitecto. Profesor Titular de Arquitectura VI-A - Tesis de
Grado. Director del Taller de investigación en Proyectos
Urbanos - TIPU de la FAUD - UNC. Coordinador del
Equipo de la
FAUD - UNC para el Plan Director de
la ciudad de Córdoba conjuntamente con los Profesores
Arquitectos Carlos Gómez y Juan Giunta, quienes colaboraron
en la elaboración de este artículo.
De su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
78 | Arquitectura de las ciudades
Ajedrez
urbano | Tres
movimientos entre la Máquina de Dios y Wall Street
| Alejandro Cohen |
La convocatoria al TIPU y por extensión a la FAUD fue motorizada principalmente
por el ex Secretario de Economía y Planificación Estratégica
Lic. Guillermo Marianacci (2003-2007), en el estudio
de Estrategias para el Área Central de la ciudad, y
sectores específicos como las parrillas de los Ferrocarriles
Mitre y Belgrano y el Área denominada Portal del Abasto.
Coordinadores del Equipo de la
FAUD - UNC para el Plan Director de
la ciudad de Córdoba: Profesores Arquitectos Alejandro
Cohen, Juan Giunta y Carlos Gómez. Integrantes del Equipo
de la
FAUD para el Plan Director de la ciudad
de Córdoba: Arq. Inés Saal, Celina Caporossi y Fernando
Díaz. Participaron asesorando desde distintos institutos
y unidades académicas de la
UNC: Ing. José Nasser por la
FCEFyNat; Dra. Cecilia Estrabou, Dr.
Francisco Quintana Salvat y Geol. Osvaldo Barbeito;
Lic. Claudio Tecco; Dra. Arq. Cecilia Marengo y Arq.
Andrea Tumosa; Ing. Luís Bressán, Carlos Lucca e Ítalo
Gherra (Colegio de Ingenieros);
Arq. Gabriel Díaz Reyna, Carlos Funes, Cristian
Nanzer y Dr.
Arq. Horacio Gnemmi; Agrim. Mario Piumetto (Director
de Catastro Municipalidad de Córdoba).
Sobre Córdoba, ver también entre otras notas en café
de las ciudades:
Número
73 | Lugares
Córdoba
siempre estuvo cerca… | La
ciudad de la Reforma Universitaria y el Cordobazo
| Marcelo Corti
Número
73 | Planes y Normativa de las ciudades
Planificación
y crecimiento urbano en la ciudad de Córdoba
| Acuerdos,
disonancias y contradicciones | Celina
Caporossi
Número
73 | Historia de las ciudades
Ahí...,
abajo, entre los pastos (la Ciudad Docta)
| Córdoba en 1825, “forzada a replegarse sobre
sí misma” | Domingo Faustino Sarmiento
Número 92 I Lugares
En busca del barrio I Reflexiones sobre San Vicente, en Córdoba I Por Celina Caporossi
IMPRIMIR
NOTA