Presentación
Como
integrantes del Col·lectiu
Punt 6 hemos trabajado desde hace varios
años en distintos barrios de Cataluña y España en urbanismo
y arquitectura, desde un enfoque de género que da
prioridad a la vida cotidiana de las personas y que
visibiliza la experiencia de las mujeres en las múltiples
tareas que tradicionalmente han desarrollado. Por
otro lado, desde el Centro de Política de Suelo y Valoraciones
de la Universidad Politécnica
de Cataluña investigamos y desarrollamos metodologías
de análisis cualitativo para evaluar la relación entre
las formas de convivencia y la configuración física
de los espacios públicos de distintos barrios de la
región, área metropolitana y ciudad de Barcelona, dentro
del proyecto Inmigración
Vivienda y Ciudad.
En
este caso, hemos tenido la oportunidad de realizar un
proyecto en dos barrios del conurbano de Buenos Aires, Argentina, en el
marco de un proyecto de cooperación financiado por el
Centro
de Cooperación para el Desarrollo de la
Universidad Politécnica de Cataluña
y realizado con el Colectivo de Mujeres Las Juanas en MuMaLá, Mujeres de la Matria Latinoamericana, como contraparte en Argentina.

Barrio
Caraza. Calles deterioradas y aceras invadidas por el
coche.
Esta foto y las que siguen son de las autoras.
Ciudades
inclusivas y seguras
La
perspectiva de género aplicada al urbanismo significa
poner en igualdad
de condiciones las exigencias derivadas del mundo productivo
y las derivadas del mundo reproductivo; es decir,
las necesidades cotidianas para la vida de las personas.
Estas exigencias deben situarse en el mismo nivel de
importancia en las decisiones urbanas para construir
ciudades inclusivas. Para ello, la planificación urbana
tendría que permitir contar con la experiencia de las
personas como base de análisis de la realidad y hacer
un constante trabajo transversal, entre las diferentes
escalas y disciplinas. (Col·lectiu Punt 6, 2011a). Las
variables de análisis, espacios de relación, equipamientos,
movilidad, vivienda, participación y seguridad (Col·lectiu
Punt 6, 2008) deben analizarse en particular para
luego entrecruzarse y comprender
la verdadera complejidad de la vida de las personas
en las ciudades.
En
América Latina, la seguridad de las mujeres en la ciudad
ha sido un trabajo ampliamente desarrollado (Ana Falú,
2009) a través del programa “Ciudades sin violencia
hacia las mujeres, ciudades seguras para todos y todas”,
puesto en marcha en varias urbes, entre ellas Rosario,
Argentina. El trabajo ha permitido, entre otras cosas,
realizar diagnósticos en tres barrios de esta
ciudad y acciones simbólicas, como visibilizar los derechos
de las mujeres a través de murales en espacios públicos
degradados, hecho que favorece el uso igualitario.
El
trabajo realizado por el grupo de mujeres de CISCSA
forma parte de
la Red Mujer y Hábitat de
América Latina, creada en 1989, la cual ha desarrollado
experiencias en otras ciudades con una metodología en
común (Red Mujer y Hábitat).
En Europa, la experiencia
de Viena es uno de los pocos ejemplos conocidos donde
se ha aplicado una visión transversal de género en la
configuración de la ciudad. Desde el año 1998, la
oficina de Planeamiento y Construcción responde a los requerimientos de
la vida cotidiana y especialmente las necesidades de
las mujeres. Se aplica en las áreas de vivienda, diseño de
parques y juegos, equipamientos, seguridad en el espacio
público, planes de movilidad y desarrollo urbano (Eva
Kail, 2011).
En Cataluña, desde el
año 2004, la Ley de Barrios incorpora la aplicación de la equidad
de género en el uso de los espacios públicos y equipamientos,
en proyectos de mejora de barrios con regresión urbanística.
Más de 100 proyectos realizados presentan propuestas
variadas que incluyen: programas sociales para reforzar
la participación de las mujeres en las decisiones urbanas,
rediseño de plazas y calles siguiendo criterios de género,
revisar el nomenclador de calles y plazas, o rehabilitar
un antiguo lavadero público (Zaida Muxí y Adriana Ciocoletto,
2011).
Todas estas prácticas han demostrado que una ciudad pensada desde la experiencia de las mujeres y la vida cotidiana
es una ciudad inclusiva con todas las personas y favorece
la sostenibilidad. La ciudad
próxima que promueve la perspectiva de género garantiza
los usos mixtos del suelo; prioriza una red cotidiana
de equipamientos, comercios variados y suficientes;
favorece, el uso de la bicicleta y una gran vitalidad
social y cultural en las calles.
Situación
existente y problemática
La República
Argentina presenta
una muy dispar distribución demográfica, con un tercio
de su población concentrada alrededor de su capital,
en un área que representa menos del 0.1% de su territorio
continental. El actual Gran Buenos Aires fue producto
de una urbanización explosiva y desordenada, ocurrida
desde los años '50, cuando circunstancias macroeconómicas
determinaron un intenso flujo migratorio interno. Estas
áreas establecieron una periferia urbana formada por
barrios carenciados o villas de emergencia donde se
acentuó progresivamente una condición de pobreza y marginalidad
social. El “Gran Buenos Aires” o conurbano bonaerense,
sumado a la Ciudad de Buenos Aires, forma
la llamada Área Metropolitana de Buenos Aires, hoy la
novena megalópolis del mundo. Ocupa una porción de territorio
que no supera el 1% del total del país, concentra a
unos 12.000.000 de habitantes (41 % de la población
del país) y más del 40% de su Producto Bruto Industrial.
En cincuenta años el conurbano pasó de tener 900.000
habitantes a 8,6 millones y la tendencia continúa. La
falta de planeamiento acompañando a este crecimiento
urbano explosivo condujo a una grave
carencia de servicios esenciales (Plan Urbano Ambiental).
El Municipio de Lanús forma parte de este conurbano. Con 453.500 habitantes
es el municipio más densamente poblado del país, después
de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. El índice de masculinidad del Municipio
es del 91,4 (hombres cada 100 mujeres) siendo uno de
los más bajos del conurbano (INDEC, 2010). Su ubicación
geográfica en el margen Sur de la cuenca del Riachuelo,
límite de la ciudad de Buenos Aires, favoreció el asentamiento
de muchas familias trabajadoras provenientes del interior
del país y de países vecinos en la década del '50 del
siglo XX.
Villa Jardín y Caraza, en el municipio de Lanús, son barrios muy humildes, con un gran porcentaje
de personas desocupadas, formados por muchas familias
numerosas. Algunas personas reciben como único ingreso
un subsidio por desempleo o por ser madres de familia
numerosa. La marginalidad y la naturalización de la
pobreza son marcas culturales profundas que caracterizan
la problemática social del barrio.
Existe un sector del tejido social que participa en actividades organizadas
con interés en la mejora de sus condiciones sociales
y de convivencia. En Villa Jardín, desde hace cuatro
años, y con la colaboración del colectivo Las Juanas,
se organizan jornadas solidarias donde los vecinos y
vecinas con los pocos recursos disponibles han intentado
mejorar parte de algunos equipamientos y espacios públicos.
También se realizan muchas actividades para mejorar
las condiciones de vida y de nutrición de niños y niñas,
como son los comedores populares y el seguimiento médico.
Otra de las actividades que se llevan adelante es la
detección y prevención de casos de trata de jóvenes
para explotación sexual. Las “Madres en Red” trabajan
también para prevenir las adicciones, dando talleres
y capacitaciones sobre todos estos temas.
Estos barrios se caracterizan en general por dos tipos de asentamientos.
Por un lado una tipología de barrio humilde, de casas
en planta baja en su mayoría autoconstruidas que han
ido creciendo a partir de las necesidades familiares
y las posibilidades económicas. Por otro lado, los asentamientos
precarios que ocuparon las tierras como villas de emergencia.
El problema general es de una muy
baja calidad de viviendas y déficit urbanístico.
Frente a la gran densidad del municipio existe una marcada
carencia de espacios libres de uso público en condiciones.
En el caso de Villa Jardín, presenta además una grave
problemática medioambiental en el territorio. La gran
contaminación de las aguas y de la tierra de la cuenca
del Riachuelo, producto de arrojar desechos químicos
y orgánicos durante más de 70 años, afecta gravemente
la salud de la población del entorno. Este espacio ha
sido ocupado por familias que construyeron de manera
muy precaria su vivienda y que hoy viven allí. Por otro
lado, existe también un déficit de equipamientos y servicios
que afecta a los dos barrios, lo
que implica una movilidad obligada hacia otros barrios
en caso de que sea posible o directamente vivir con
la falta de atención y servicios.
En consecuencia, las calles conforman
para las personas que viven en estos barrios el espacio
de relación y socialización donde las niñas y niños
pasan la mayor parte de su tiempo afuera de la casa,
en espacios no adecuados e inseguros. Las mujeres (que
son la mayoría de la población) son las que tradicionalmente
desarrollan las tareas de cuidado del hogar y de las
personas, utilizando de manera intensa las calles y
por lo tanto sufriendo las consecuencias de la falta
de servicios, accesibilidad, mantenimiento y seguridad.

Barrio
Villa Jardín. Calle con acceso a las viviendas de pasillo.
Objetivos
y Metodología utilizada
Los
objetivos fueron potenciar la participación activa
de la población en la mejora de las condiciones urbanas
de sus barrios desde una perspectiva de género,
aportar conocimiento a la contraparte incorporando el
tema en sus acciones e intercambiar experiencias con
otros grupos. Se realizaron un seminario de formación sobre Urbanismo
con perspectiva de género, dos talleres participativos
para el diagnóstico y propuestas de mejora del entorno
del barrio, diversas reuniones con las partes beneficiarias
y difusión e intercambio con personas expertas que trabajan en temas urbanos .
La metodologia utilizada en los talleres buscó como objetivos la sensibilización y lectura critica por parte del grupo para la realizacion de un diagnóstico participado
del entorno cotidiano del barrio que habitan. A
partir de aquí, se trabajó en determinar algunos criterios
de mejora de su entorno, considerando aspectos de la configuración del espacio.
Obtener la experiencia cotidiana del entorno urbano a partir de la experiencia
de las mujeres del barrio fue la premisa sobre la cual
se desarrollaron los talleres, en los que se utilizaron
las siguinetes herramientas:
- Charla informativa
sobre la importancia de conocer la experiencia de
las mujeres en la vida cotidiana del barrio
- Ejercicio de
taller para hacer conciente el conocimiento a traves
de enumerar los elementos urbanos que intervienen
en esta experiencia.
- Recorrido a pie
por el barrio para visualizar lo enumerado en el taller,
agregar aquello que faltaba.
- Ejercicio de
mapa mental para visualizar la experiencia en el barrio
y realizar una lectura critica. Elaborar resultados
para realizar diagnóstico y propuestas de mejoras
de forma participada.

Taller
con un grupo de vecinas, vecinos y organizaciones del
barrio.

Taller
con un grupo de vecinas, vecinos y organizaciones del
barrio.
En
los talleres se buscó, más que un resultado final, iniciar
un proceso que pudiera continuarse. Las actividades fueron dinamizadas
por un equipo de dos mujeres
(autoras del artículo), una sociologa y otra arquitecta,
expertas en urbanismo desde una perspectiva de género, abordando el tema de manera conjunta e interdisciplinar.
Los
talleres fueron de dos horas de duración aproximadamente,
donde asistieron 17 personas en total. Por
el objetivo del taller era importante que participasen
no solo vecinas del barrio, sino también personas que
realizan trabajo comunitario en el mismo, entre las cuales se pudieran articular mejoras
y la aplicación de esta metodología en otros barrios
similares. En ambos talleres se ha dado prioridad a
la voz y la experiencia de las mujeres que vivían en
los barrios, pero han participado también integrantes
del colectivo de mujeres Las Juanas y la organización
Barrial Barrios de Pie, que han aportado con su conocimiento
derivado del
trabajo comunitario realizado dentro del territorio.
De esta última agrupación ha participado una representante
del grupo de jóvenes que actualmente se encuentran realizando
por iniciativa propia algunas mejoras en el espacio
público y donde se ha detectado que existe una gran
oportunidad de trabajar en conjunto de aquí en adelante
a partir de las necesidades surgidas en los talleres.
La
experiencia de la vida cotidiana en
los barrios de Villa Jardín y Caraza
La
experiencia cotidiana de la gente que vive en estos
dos barrios se enmarca en un
entorno muy degradado físicamente, con una inversión
pública prácticamente inexistente (salvo en sitios
puntuales como en la cuenca del Riachuelo) y donde el uso social está muy condicionado
por la seguridad. Las mujeres son quienes utilizan
el espacio físico del barrio para desarrollar un extenso
listado de tareas relacionadas con el cuidado del hogar
y de la familia. En
esos trayectos y usos que hacen de sus barrios son las que más padecen las consecuencias de
la falta de recursos, ya que no
es una elección sino una necesidad básica que hay que
cumplir.
De
su experiencia cotidiana, las mujeres han priorizado
los problemas detectados en las plazas y en las calles.
Las plazas y parques en estos barrios, cuando existen,
están en general en pésimas condiciones y se transforman
en focos de inseguridad más que en sitios de encuentro
y relación. La apropiación por parte de algunos colectivos
relacionados con actividades delictivas como robo o
compraventa de drogas es común. Además, el reclamo por
la falta de juegos, bancos, mesas o iluminación en condiciones
es una constante; en general sienten que no tienen un
sitio en la calle donde reunirse. En su propuesta
para mejorar estos espacios consideran importante cuidar
tanto el mantenimiento como aspectos estéticos:
la vegetación, la utilización de mobiliario que permita
el uso por parte de distintos grupos, como juegos infantiles,
y la ubicación de los bancos en relación a los juegos
para las personas cuidadoras, en el sol y en la sombra
para el descanso de la gente mayor, por ejemplo. Los
bebederos y el baño público próximo a la plaza son otros
elementos que consideran importante para poder utilizar
el espacio en mejores condiciones.

Barrio
Caraza. Espacio verde inseguro. Faltan iluminación,
juegos, bancos…

Barrio
Caraza. Plaza remodelada recientemente con juegos rotos.
Bancos y mesas para reunirse.
El
problema que encuentran en la calle es la inseguridad
y para ello lo primero que reclaman es más control policial;
pero, también comprenden que es necesario mejorar los
aspectos físicos para mejorar la seguridad. Los pozos
que cortan las calles y la concentración de basura que
degrada muchos lugares acrecientan el problema, debido
a que generan espacios abandonados y con poca gente.
Existe también la inseguridad por la falta de prioridad
peatonal generada por la invasión y apropiación que
el coche hace del espacio. Todo esto impide el desplazarse
con autonomía e independencia por el barrio. Para ello
proponen; además de mejorar el mantenimiento y la iluminación
en las calles, generar sitios de encuentro donde gente
diversa pueda reunirse y utilizar los espacios, con
sitios de juego, bancos donde conversar o esperar a
alguien, señalización peatonal en los cruces y accesos
a equipamientos como la escuela, o el centro de salud.
Las mujeres están de acuerdo en que en
la medida que la comunidad viva y utilice la calle con
un sentido de pertenencia puede disminuir la inseguridad.
Barrio
Caraza. Calle con basural y vía del tren. Espacios abandonados.

Barrio
Villa Jardín. Acera con piscina en la calle como extensión
de la vivienda.

Barrio
Villa Jardín. Esquina con una de las pocas señalizaciones
encontradas.
Cruce al colegio.

Barrio
Villa Jardín. Caminando por las calles.
De
los equipamientos comunitarios valoran especialmente
la proximidad de aquellos que usan con frecuencia (jardín
de infantes, escuela, centro de jubilados, unidad sanitaria…)
Pero a su vez los consideran en general deficientes
por su falta de mantenimiento, de espacio para algunas
actividades o de plazas (vacantes) como en el caso
del jardín maternal. A la hora de hacer propuestas han
priorizado el centro de la unidad sanitaria a partir
de mejorar la atención del servicio y resolver el acceso
de las ambulancia desde distintos puntos del barrio.
Otro servicio que reclaman son los programas de asistencia
para personas drogodependientes (especialmente jóvenes
que consumen paco)
y sus familias, que en este momento se encuentran desamparadas
por el alto índice de consumo y la falta de medidas
para revertir esta situación. Uno de los espacios mejor
valorado ha sido “La Escuelita”, espacio comunitario gestionado por organizaciones
sociales y liderado por mujeres. El edificio que ocupan
para ello fue también valorado positivamente por un
patio interior que permite el juego de niños y niñas
de manera segura y próxima a las viviendas.
Barrio
Caraza. Unidad sanitaria (Salita) y Jardín de infantes
próximos en el barrio.

Barrio
Caraza. Actividades en el centro de jubilados.

Barrio
Caraza. Pista deportiva (Canchita) sin acabar.
Los
comercios son pocos en general en estos barrios. A los
existentes los consideran caros, pero valoran que se
realicen ferias en la calle donde poder realizar la
compra semanal y no necesariamente tener que desplazarse
fuera del barrio, ya que es en general bastante complicado
por la falta de oferta de transporte público.
Otro
tema que les preocupa es el transporte público. El
tren que pasa por Caraza tiene muy baja frecuencia y
la estación presenta graves problemas por falta
de señalización en los cruces y abandono, siendo un
límite del barrio que se dificulta atravesar también,
por los robos que allí se producen. Utilizan principalmente
los colectivos o autobuses para desplazarse a otras
actividades fuera del barrio (como el trabajo
remunerado) o equipamientos como el hospital. A veces
son valorados positivamente y otras no, según su frecuencia
y recorridos. Las paradas de autobuses son espacios
importantes, ya que, es aquí donde deben pasar un largo
rato hasta que el colectivo llegue. Por ello consideran
importante que se encuentren en buenas condiciones,
bien mantenidas, iluminadas, con información de horarios
y recorridos, y con posibilidad de sentarse y de recibir
cobijo en días de lluvia, frio o de mucho sol. Pero
estos sitios son también espacios donde se sienten vulnerables
e inseguras, ellas o sus hijas e hijos, ante la posibilidad
de que las roben, siendo importante que se ubiquen en
lugares visibles donde puedan pedir ayuda, cerca de
comercios o equipamientos, y con una buena visibilidad
e iluminación.
Barrio
Caraza. Estación de tren.
Falta de señalización en los cruces y límite peligroso
del barrio.

Barrio
Caraza. Parada de colectivo en esquina insegura durante
la noche
por falta de actividad, iluminación y condiciones.

Barrio
Caraza. Parada de colectivo considerada un buen ejemplo
por las vecinas del barrio:
Marquesina, banco para la espera, visibilidad y calle
concurrida.
La situación de las viviendas no se ha desarrollado
en los talleres, ya que el tema excedía ampliamente
las posibilidades del trabajo planteado, pero han podido
resaltar la importancia de disponer de agua corriente
en las casas. Por otro lado se ha planteado la gran
dificultad de resolver el problema de la inseguridad
en los casos de las viviendas de pasillo, donde quienes
roban lo utilizan como sitios para escaparse y esconderse.
Conclusiones
El
trabajo realizado ha sido acotado y seguramente se hubiera
podido profundizar mucho más en cada uno de los aspectos
enumerados, pero se ha conseguido concluir en que las
necesidades de las personas y principalmente de las mujeres
con las que se ha trabajado no son distintas a otras.
La diferencia principal está en cómo estas necesidades
pueden ser resueltas. Estas necesidades pueden parecer obvias pero
son poco visibles y de esto trata también este trabajo:
de darles valor y prioridad.
La
variable “seguridad” es la resultante de una multiplicidad
de factores y situaciones que se entretejen. Se entiende
seguridad como parte de los derechos humanos a una vida
digna de respeto, independencia, libertades y elecciones
(Col·lectiu Punt 6, 2011b). Es innegable que en ciertas situaciones de exclusión
urbana, social y económica se acrecienta la percepción
de inseguridad, que en ocasiones coincide con los datos
reales de delitos. Sin embargo, no se puede hablar de seguridad en relación
solamente a los actos delictivos, sino que debe interpretarse
y relacionarse con características físicas de los barrios
que incrementan la percepción de inseguridad, generando
la ocasión para el delito. Es cierto que las situaciones
de inseguridad vividas en la calle, percibidas o reales,
son un elemento que condiciona el uso del espacio público
y que las mujeres se sienten especialmente vulnerables.
No se debe olvidar que para las mujeres el peligro proviene
en muchos casos de un entorno próximo, de su propia
casa. Por lo tanto, la seguridad no es solo una cuestión
cuantificada de delitos reales, sino su percepción que
suele influir negativamente en las actividades cotidianas
en el espacio público, y en
ello influye de manera determinante la degradación del
entorno, la falta de equipamientos, servicios y transporte
público. Estos elementos son realmente los que dificultan
el desarrollo de la vida cotidiana de los habitantes
en general y de las mujeres en particular.
A
diferencia quizás de otros barrios, pero también con
similitud a tantos otros, la inversión pública ha tenido
y tiene muy poca presencia. A partir del trabajo realizado
se ha construido una herramienta que ha permitido generar
el debate sobre los problemas de vivir en barrios degradados
y la relación entre la calidad de vida de las personas
con la configuración física del entorno.
Se considera que esto es una
oportunidad para que desde las propias agrupaciones
sociales involucradas se lidere un cambio que permita
las mejoras necesarias a partir de procesos de participación
con la comunidad y valorando siempre la experiencia
cotidiana de las mujeres.
AC
y BGV - CP6
Adriana
Ciocoletto es Arquitecta (1997) FADU-UBA,
Màster (2003) en La
Ciudad Politicas Proyectos y Gestión
- UB. Participa en la línea de investigación “Inmigración,
Vivienda y Ciudad” en el Centro de Política de Suelo
y Valoraciones de la Universidad Politécnica
de Cataluña, en el análisis de los usos del espacio
público. Es también docente del Máster Laboratorio de
la Vivienda del Siglo XXI,
FPC-UPC (2006) en los cursos “La casa sin género” y
“Urbanismo participativo”.
Blanca
Gutiérrez Valdivia es Socióloga (2006) por la Universidad Complutense
de Madrid. Máster
en Gestión y Valoración Urbana (2007/08) por la Universidad Politécnica
de Cataluña, donde actualmente realiza la tesis doctoral
“El género del espacio: calidad de vida urbana y roles
de género”. Trabaja como investigadora en el Centro
de Política de Suelo y Valoraciones, donde desarrolla
investigaciones sobre inmigración, segregación, condiciones
residenciales y uso del espacio público. Es también
docente del Máster Laboratorio de la
Vivienda del Siglo XXI, FPC-UPC (2011)
en el curso “Urbanismo
participativo”.
Ambas
integran el Col·lectiuPunt6
(2006), grupo que trabaja en la aplicación de la perspectiva
de género en el urbanismo y en la arquitectura.
De
Adriana Ciocoletto, ver también en café
de las ciudades:
Número
9 | Lugares
La
transformación del espacio representativo | Plaza
de Mayo (I), Buenos Aires, Argentina. | Adriana
Ciocoletto |
Número
32 | Cultura de las ciudades
La casa sin
género es la casa del género | Proyectar
con otra visión. | Adriana Ciocoletto
Y
sobre urbanismo y perspectiva de género:
Número
49 | Política de las ciudades (I)
Ciudad
próxima | Urbanismo sin género. | Por
Zaida Muxí Martínez
Bibliografía
Ana Falú, ed. “Mujeres
en la Ciudad. De violencias
y derechos”. Red Mujer y Hábitat de América
Latina. Ediciones SUR, 2009.
Col·lectiu
Punt 6. “Mujeres
Públicas, Urbanismo y género”. café
de las ciudades Nro.65. Políticas
de las ciudades. 2008.
Col·lectiu
Punt 6; Zaida Muxí Martínez, Roser Casanovas, Adriana
Ciocoletto, Marta Fonseca y Blanca Gutíerrez Valdivia.
“¿Qué
aporta la perspectiva de género al urbanismo?”
Revista Feminismo/s 17. Universidad de Alicante. 2011
Col·lectiu Punt 6; Zaida Muxí Martínez, Adriana Ciocoletto, Sara Ortiz,
Blanca Gutíerrez Valdivia, Roser Casanovas, Marta Fonseca
y Tania Magro Huertas. “Construyendo
entornos seguros desde la perspectiva de género”.
Col·lecció Grana número 29. Ciutats i Persones. “No surtis sola. Espais públics segurs amb
perspectiva de gènere”. Ed. Maria Freixenet. ICPS.
Eva Kail.“Gender
Implementation in Vienna – an overview”. En Jornadas Estudios
Urbanos, género y Feminismo: Teorías y experiencias.
Barcelona, octubre 2011.
INDEC.
Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
Plan
Urbano Ambiental. La Ciudad de Buenos Aires en
el Sistema Metropolitano. Diagnóstico y Perspectiva.
Secretaría de Planeamiento Urbano del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires. FADU. 1999.
Red
Mujer y Hábitat de América Latina. Varios artículos y documentos.
Zaida
Muxí y Adriana Ciocoletto. “La
Ley
de Barrios en Cataluña: la perspectiva de género como
herramienta de planificación”. Revista Feminismo/s
17. Universidad de Alicante. 2011.