¿Arde París?
Reconstrucción
social o represión.
Por
Jean-Louis Cohen

Los medios televisivos del mundo entero difundieron, en este otoño
boreal de 2005, las imágenes de edificios y automóviles
en llamas en las calles de los suburbios franceses. Esta imagen
de una insurrección generalizada de la juventud inmigrante
es, a la vez, reveladora y tramposa. Pone en todo caso en
cuestión el modelo francés de inmigración,
así como el urbanismo de la metrópolis parisina.
Los incendiarios
han sido considerados en un principio como agentes de una especie
de complot islámico: es muy fácil relacionar las escenas
nocturnas parisinas con aquellas de la Intifada palestina o de Iraq,
con el terrorismo anti-americano o anti-chiíta.
El balance de
los arrestos realizados por la policía fue, sin embargo,
revelador. Los jóvenes incendiarios no poseían
antecedentes delictivos ni estaban organizados por bandas, al
margen de su conjunto habitacional de origen. Ningún "director
de orquesta" clandestino organizó una campaña
sistemática de sabotaje o de destrucción.
Si ha habido
una orquestación de esta protesta violenta, es en otro lado
en donde hay que buscarla. El origen
directo de la cólera suburbana se encuentra en las posiciones
provocativas del ministro del interior Nicolas Sarkozy, deseoso,
con miras a la elección presidencial de 2007, de aparecer
como un "duro" para captar al electorado xenófobo
de Jean-Marie Le Pen. Su propuesta de "limpiar con Kärcher
(N. d ela R.: una famosa marca de máquinas para la limpieza
industrial) la escoria que habita en el suburbio" tenía
todo lo necesario como para hacer enojar a unos jóvenes sin
perspectivas.
Es justamente
sobre este punto que las razones fundamentales para la cólera
deben ser consideradas. Los jóvenes, al quemar en su desesperanza
los autos de sus padres, sus escuelas, los negocios de su ciudad,
revelan con una suerte de gesto suicida y manifestante su ausencia
de perspectivas en cuanto al acceso a la educación y
el empleo.
Sin embargo,
los programas llamados de "política de la ciudad"
no habían faltado durante los veinte años iniciados
con el primer mandato del Presidente François Mitterrand.
Pero la política de los gobiernos de derecha, implementada
a partir de 2002, fue desmantelar sistemáticamente los financiamientos
que permitían el desarrollo de actividades sociales, educativas
y asociativas en los grandes conjuntos de vivienda que nuclean lo
esencial de la población inmigrante y, también, tornar
inoperante a la policía de "proximidad", que jugaba
un rol importante en la animación de las ciudades.

Fundamentalmente, es en la organización
urbana de la región parisina, tal como ha sido concebida
y puesta en práctica después de los años ´60
(al tiempo que la descolonización contribuía a alimentar
una fuerte inmigración nordafricana), donde hay que buscar
las raíces profundas de esta situación de crisis.
La decisión
de crear un zoning radical de los conjuntos de vivienda,
segregados en las periferias lejanas, ha sido el primer factor
de marginalización. El segundo, y sin duda el más
grave, ha sido el incitar a la clase obrera calificada y a la clase
media que habitaba junto a los inmigrantes en los grandes ensambles
funcionalistas, a localizarse a partir de 1975 en las nuevas zonas
de vivienda pabellonaria, reduciendo así la diversidad
de las ciudades. Esta partida en masa ha contribuido a aminorar
el reclutamiento de las escuelas y colegios y a crear de esta forma
una suerte de desierto escolar.
Hasta la insurrección
de noviembre de 2005, la única respuesta del gobierno de
Chirac había sido la de destruir los equipamientos colectivos
de los años 1960-1970, como para hacer desaparecer por milagro
los problemas. Lamentablemente, es claro que al margen de la represión
(que es lo único que se puede esperar de Nicolas Sarkozy),
es todo el arsenal de políticas sociales abandonadas
por la derecha el que debe ser restituido.
¿Iremos hacia
medidas de reconstrucción social de las metrópolis
francesas, o la política represiva será la principal
preocupación del poder? El porvenir cercano clarificará
esta alternativa.
JLC

El
autor es arquitecto e historiador. Es docente en el Institut Français
d’Urbanisme de la Université de Paris-8 y el Institute of
Fine Arts de la New York University. Es miembro de los consejos
científicos del MOMA y del Getty Grant Program de Los Angeles.
Ha escrito y publicado libros y artículos sobre arquitectos
como Le Corbusier, Mies Van Der Rohe, Frank Gehry, Paul Chemetov,
Ivan Leonidov, etc.
Sobre
los disturbios en la periferia de París, ver la
entrevista a Jordi Borja en este número de café
de las ciudades.
Agradecemos
la colaboración de Mariana Cavalli.
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