La
ciudad peronista
Las huellas
de la política en Buenos Aires, según Anahí
Ballent.
"Este
vínculo con el pasado no implica negar la novedad del peronismo
como fenómeno político sino, en todo caso, entender
como se constituye esta novedad, que elementos selecciona del pasado,
cuales desecha, cuales olvida. (...) Nuestro análisis ha
tomado como objeto las relaciones entre técnica y política
en la constitución de políticas y en la producción
arquitectónica estatal".
Anahí
Ballent, Las huellas de la política

Proyecto
de Mecha Carman para un panel propagandístico del peronismo.
Para los estudios
sobre ciudad y arquitectura, la época del primer peronismo
(en un sentido amplio, aquella que se desarrolla entre los golpes
de estado de 1943 y 1955, especialmente desde la movilización
popular del 17 de octubre de 1945 y la victoria de Juan Perón
en las elecciones posteriores) constituye un atractivo campo de
análisis. Por un lado, se trata de un período en el
que la arquitectura está muy asociada a un simbolismo
político particularmente desenfadado y eficiente, algo
que no extraña en un movimiento con la capacidad que tuvo
el peronismo para generar símbolos y metáforas de
sencilla captación y perdurables en el tiempo. Por otro lado,
es una época en la que la magnitud del volumen de la obra
pública y la aparición de instrumentos como el Código
de Edificación de Buenos Aires y la Ley de Propiedad Horizontal,
establecen cambios sustanciales en los mecanismos y formas
de desarrollo urbano.
En Las
huellas de la política, Anahí Ballent
aborda estos temas con algunas hipótesis centrales. Una,
la continuidad del movimiento hacia la modernización del
hábitat en la Argentina y particularmente en Buenos Aires,
aun dentro del cambio histórico que significó el peronismo.
Y también, la opción del peronismo por una suerte
de redistribución de los beneficios de la urbanidad,
más que por la transformación radical de la ciudad.

Alegoría
del buen gobierno en una imagen propagandística del peronismo.
Ballent toma,
de entre todos los enfoques posibles sobre el tema, el de las relaciones
entre discusión técnica y programas políticos
("la política no opera de manera aislada ni autónoma
en la construcción de políticas e imágenes,
sino que actúa de manera solidaria con ciertas técnicas").
En este campo se evidencia especialmente la continuidad de los debates
técnicos y, en general, del programa de modernización
desde principios de siglo XX y especialmente desde la década
del ´30. Esta modernización se entiende en un sentido amplio,
y no se refiere exclusivamente a la adopción de los programas
y estéticas de la arquitectura moderna, sino a una tendencia
general que puede coexistir, como de hecho sucedió antes
y durante el peronismo, con respuestas formales eclécticas,
historicistas o pintorescas ("la modernización de
la casa fue fundamentalmente un problema tipológico y
no estético"). Lo distintivo del peronismo es
la escala masiva de las intervenciones, pero llevando a la práctica
lo que en los años anteriores fue motivo de debate intelectual
y político: vivienda social de alquiler o de propiedad, vivienda
colectiva o individual, "urbanizar el campo o ruralizar la
ciudad", etc. Algo que también puede interpretarse,
aunque no lo explicita la autora, como un fenómeno propio
de las formas que adquirió en la Argentina la tendencia mundialmente
hegemónica del Estado de Bienestar y sus políticas
urbanas y habitacionales.
Particularmente
el análisis aborda la coexistencia dentro del peronismo (movimiento
pragmático y aluvional, si los hay) de los programas del
"rústico" (vinculados a las corrientes que reivindican
el campo como origen de la nación, al pintoresquismo y a
algunas vertientes nacionalistas), sintetizados en la adopción
del estilo californiano que termina identificando la arquitectura
peronista, con los programas de las vanguardias. Ambos programas,
a su vez, expresando distintas vertientes de aquel tránsito
a la modernidad. Así conviven en el peronismo propuestas
"californianas" como las de la Ciudad Estudiantil y la
Ciudad Infantil en el Bajo Belgrano, o las de Ciudad Evita, con
propuestas de vanguardia, algunas no realizadas como el proyecto
para el Bajo Belgrano o el Estudio del Plan de Buenos Aires, pero
otras (menos ambiciosas) sí concretadas, como en el caso
de algunos conjuntos de vivienda (Los Perales, 17 de Octubre, Acoyte
y Ambosetti) y de obras como el Mercado del Plata o el Teatro San
Martín.
La tesis de
Ballent es que, en general, el peronismo no elaboró un programa
propio para el centro de la ciudad sino que tendió a la redistribución
de los beneficios de la urbanidad (un derecho a la ciudad avant
la lettre). En cambio, en la periferia metropolitana, se ponen
en marcha complejas propuestas territoriales, que en especial
se evidencian en el programa para la zona aeroportuaria de Ezeiza,
donde se establece una pieza urbana completa con zonas residenciales
y equipamientos recreativos y sociales (esta política para
las periferias puede relacionarse también con el reconocimiento
del peronismo respecto a una "deuda" con el Gran Buenos
Aires, en particular a partir de los episodios del 17 de octubre;
también, en el caso de Ezeiza, a la creación de un
frente pampeano para la ciudad, contrapuesto a la apertura al exterior
implicada por el puerto). Esto reconoce varias fuentes desde lo
técnico: el urbanismo orgánico anglosajón de
las unidades vecinales, los trabajos de Abercrombie y Mumford, etc.
Y desde lo político, expresa una de las ideas centrales del
peronismo: la comunidad organizada, el ideal de la
armonía entre el capital y el trabajo y entre los distintos
sectores sociales.
Estilo
californiano: la Ciudad Estudiantil, en el Bajo Belgrano.
El origen académico
del texto se evidencia en el rigor de la recolección y presentación
de los datos pero (por suerte para el lector) Ballent se atreve
además a proponer y discutir ideas sobre su tema, algo que
en ocasiones las tesis académicas no consideran necesario.
El libro se estructura en tres partes: instituciones y problemas
del Estado en relación a la ciudad y la vivienda; arquitectura
rústica, ciudad jardín y desconcentración urbana;
arquitectura modernista, vivienda colectiva y ciudad concentrada.
Cada uno de los segmentos se aborda con un grado particularizado
de debate, destacándose por ejemplo la presentación
de historias individuales vinculadas a ciertos protagonistas de
la época, como el ingeniero militar y Ministro de Obras Públicas
Juan Pistarini, el arquitecto e Intendente de Buenos Aires de 1953
a 1954 Jorge Sabaté, o los arquitectos vanguardistas provenientes
del grupo Austral. Estas aproximaciones personales, de todos modos,
eluden la biografía y el psicologismo, aunque hábilmente
quedan planteados los caracteres y conflictos principales (la propia
autora propone al final una profundización de esas aproximaciones
personales, como tarea a desarrollar por los investigadores).

Vivienda
colectiva de inspiración moderna:
el Conjunto 17 de Octubre en La Matanza.
A pesar de su
austeridad, la edición es muy precisa y amigable, con ilustraciones
numerosas y acertadas, muy bien ubicadas y relacionadas correctamente
en el texto. Los datos bibliográficos y la mención
de las fuentes son también muy precisos. Lo más importante,
la escritura de Ballent es de gran calidad y claridad, eludiendo
simultáneamente tanto las pretensiones de objetividad como
el protagonismo del autor, tentaciones que suelen empañar
este tipo de trabajos. Ballent elude también ciertas tentaciones
contrapuestas (tanto la asimilación del peronismo con los
regímenes autoritarios fascistas o stalinistas, como la de
la glorificación acrítica del período), presentes
por ejemplo en los estimulantes debates de nac&pops y
"tafurianos" en los ´80. El resultado es un texto ineludible
para la comprensión del momento histórico analizado,
que establece una base sólida para las futuras producciones
sobre el tema.
El peronismo
es un movimiento político aun protagónico y ha promovido
o acompañado cambios de magnitud en la conformación
urbana de las ciudades argentinas, después del período
analizado por Ballent, e incluso en contextos no peronistas o decididamente
antiperonistas. Por ejemplo, los conjuntos de vivienda masiva de
los sesenta y setenta ("las políticas del peronismo
constituyeron la base y la guía de acción hasta los
años de 1980, cuando el estado abandonó su rol de
protagonista privilegiado en la promoción de la vivienda
masiva"), Puerto Madero, la urbanización privada
de los ´90, etc. La necesidad de interpretar y comprender estos
procesos, algunos todavía en curso, hace esperar que
tanto la autora de este libro como otros investigadores continúen
y profundicen el estudio iniciado en Las huellas de la política.
MC

Ciudad
Infantil en el Bajo Belgrano, con la impronta de Evita.
Las
huellas de la política - Vivienda, ciudad, peronismo
en Buenos Aires, 1943-1955, de Anahí Ballent, Universidad
de Quilmes, Prometeo 3010, 280 páginas, fue publicada en
el año 2005 como parte de la Colección Las ciudades
y las ideas, dirigida por Adrián Gorelik, y está
basada en la tesis doctoral presentada a la Facultad de Filosofía
y Letras de la UBA en 1997, realizada bajo la dirección de
Jorge F. Liernur en el Instituto de Arte Americano e Investigaciones
Estéticas Mario J. Buschiazzo, de la FADU
– UBA, con el apoyo de una beca del CONICET. Anahí
Ballent es arquitecta y doctora en historia, docente investigadora
de la Universidad
Nacional de Quilmes e investigadora del CONICET.
Distribuido
por Prometeo,
Las Huellas de la Política también está
disponible en las librerías Gandhi, Cúspide, Yenny
y Galerna.
Sobre
la relación entre ideas urbanísticas y arquitectónicas
y contextos políticos, ver la nota Medio
siglo de arquitectura cubana (1953-2003), de Roberto
Segre, en el número anterior de café
de las ciudades.
De
Adrián Gorelik, otro integrante del Programa de Estudios
Históricos de la Construcción del Hábitat (ámbito
en el cual se desarrolló el libro que comenta esta nota),
ver el comentario de su libro Miradas
sobre Buenos Aires, en el número 25 de café
de las ciudades.
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