Buenos
Aires `06: conflictos y armonías
Sobre cuentas
pendientes, bares, plazas y pillos...
Por
Mario L. Tercco

Finalmente,
la Gran Capital del Plata ha "resuelto" su conflicto político.
Un heterogéneo grupo de legisladores, a los que la historia
dio sus quince minutos de fama en un juicio político, resolvió
destituir a Aníbal Ibarra; acto seguido, su compañero
de fórmula Jorge Telerman asume la Jefatura de Gobierno de
Buenos Aires, para completar el mandato de Ibarra hasta el año
próximo. Tiene un año y medio para consolidar su
liderazgo, una disponibilidad presupuestaria envidiable (más
de 3 mil millones de dólares) y la experiencia ajena de su
antecesor para comprender que sin poder político expresado
en la Legislatura ningún gobierno porteño se sostiene.
Como contrapartida, no le faltan amenazas: el canibalismo instalado
tras el affaire Cromagnon,
la colosal fragmentación política de la ciudad
(que algunos se empecinan en considerar como políticamente
"lúcida" o, con cierta involuntaria precisión
etimológica, "sofisticada") y la esquizofrénica
interna kirchnerista, que genera curiosidades como la de los tres
votos diferentes (¿y un solo Kirchner verdadero?) en el juicio político.
El Gabinete
de Telerman participa de estas heterodoxias porteñas, con
sus sobrevivientes, sus caras nuevas y, por supuesto, sus perdedores.
En el ámbito más tradicional del urbanismo, la escisión
del transito y el transporte de la órbita del Planeamiento
se agrega a las sucesivas mutilaciones que esta oficina sufrió
desde la época de Enrique García Espil, donde se perdieron
el manejo de la vivienda social, el patrimonio histórico
y los espacios públicos. Como contrapartida, se intenta una
diferenciación de la obra pública con respecto al
mantenimiento, que pareciera una opción razonable para la
ciudad.

A pesar de su
brevedad, el nuevo Gobierno tiene oportunidades para resolver algunas
cuentas territoriales pendientes: en especial, la puesta
en marcha de la descentralización y el tratamiento
y operación del demorado Plan
Urbano Ambiental.
Las Comunas (si son ámbito de democratización y no
de apertura de nuevos nichos de desarrollo político) pueden
promover un proceso participativo y eficiente en el desarrollo territorial.
El PUA es el instrumento necesario para consensuar las grandes líneas
de desarrollo público y privado, en un momento en que recrudece
la presión inmobiliaria sobre Retiro y el Puerto y en que
pareciera esbozarse una política proactiva hacia el Sur de
la ciudad. Es también el paso previo para cambiar la normativa
dela ciudad, hoy contenida en el anacrónico Código
de Planeamiento Urbano (originado en 1977 e inspirado en el Plan
Director de 1961).
Un dato significativo
es el énfasis puesto por Telerman, en su discurso de asunción,
sobre el bicentenario de la Revolución de Mayo a celebrarse
en 2010. Estas festividades pueden usarse para los más diversos
objetivos: ¿qué tal si Buenos Aires se propone resolver
la contaminación de su Riachuelo
para celebrar el "cumpleaños de la Patria"?

Mientras tanto,
la Ciudad se consolida como uno de los más interesantes fenómenos
de la
urbanización contemporánea en
el mundo (en el sentido de aquel supuesto proverbio chino que prevenía
contra "los momentos interesantes de la historia" y, si
se quiere, de lo que se oculta cuando a alguien le proponen una
cita para conocer a una persona "muy interesante"). Por
ejemplo, con los conflictos de Puerto
Madero.
Un pillo comerciante
se enoja porque se le exige restablecer el acceso público
a la recova de un dock, como establece la normativa del área.
En respuesta, le cede a un pillo "dirigente social" su
local para instalar un comedor social, un ámbito que al menos,
y frivolidades aparte, proveerá a Puerto Madero algo de la
heterogeneidad social que tanto le falta. Y aquí entran los
inefables, los que protestan o lamentan o temen por esta promiscuidad
de turistas y ejecutivos con piqueteros y hambrientos. Los medios
registran compungidos este escándalo; a nadie en cambio parece
preocuparle que el barrio albergue a dos millonarios narcotraficantes
serbios, alojados en una envidiable prisión domiciliaria.
La conclusión es que en nuestra ciudad, en nuestros días,
la mezcla social provoca más escándalo que la mafia...

Unas cuadras
al oeste, el Bar
Británico
de Brasil y Defensa es motivo para otro conflicto porteño.
Parece que sus dueños quieren renovarlo para que atienda
solo a turistas convocados por su historia y por su estratégica
ubicación frente al Parque Lezama, donde dicen que se fundó
Buenos Aires en 1536. Con esto, quedarían excluidos los que
frecuentan el bar y que hicieron su encanto: los viejos del barrio,
los escritores ignotos, los borrachos inofensivos, los recolectores
de basura que cierran su turno frente a una botella de Quilmes,
los flânneurs y curiosos de San Telmo, los sabihondos
y suicidas... Parece ser la contradicción insuperable
de la urbanización contemporánea: la urbanidad
genera experiencia atractiva para el mercado de los "intangibles";
esto atrae a los pudientes y turistas y eleva la rentabilidad, así
se aumentan los precios y se expulsa a los artífices de esa
urbanidad. Que lo digan si no los inquilinos de Buenos Aires, cuando
tienen que renegociar sus contratos en un contexto de precios en
alza y mercado en expansión.

Entre tanto,
la ciudad se puebla de edificios "afrancesados", como
la Torre
Grand Bourg
de
Palermo Chico. El revival parece doblemente anacrónico:
no solo respecto al estilo original, sino respecto al post-modernismo
arquitectónico de los setenta y ochenta, en cuyo auge esta
movida historicista hubiera tenido al menos una referencia intelectual.
Sin embargo, las reacciones de los arquitectos que protestan por
estos engendros parecen en ocasiones tan superficiales como el objeto
de su crítica, restringiendo la modernidad casi a una cuestión
estética de té canasta. El neo-francés inmobiliario
desnuda así el empobrecimiento intelectual de la disciplina;
quizás la nueva etapa que inicia la Facultad
de Arquitectura
con el decanato de Jaime Sorín sea propicia para reiniciar
un debate más estimulante.

Volviendo
al sur, los vecinos de Boedo defienden la plaza Lorenzo Massa, uno
de los pocos lugares remanentes del Viejo Gasómetro
de San Lorenzo de Almagro. Carmelo Ricot, entre otros, ha escrito
sobre la herida en la ciudad que significó el vaciamiento
del club y la llegada de un trivial hipermercado (dicho sea de paso,
prohibido en la normativa original) que hoy ocupa "tierra santa".
Ojalá que puedan recuperar un espacio público arrancado
a la burocracia y los pillos en la última dictadura, mientras
a otros clubes se les construían estadios y se les regalaban
tierras.
Una dictadura,
cuyo comienzo se recordó hace unos días, que dejó
también su nefasta herencia urbana: autopistas salvajes,
barrios destruidos, veredas angostas, industria expulsada. Y la
idea, sobreviviente y triunfal en el pensamiento urbano, de que
vivir en Buenos Aires "no es para cualquiera" y
que ese privilegio hay que pagarlo.
MLT
De
Mario L. Tercco, y también sobre la actualidad política
de Buenos Aires y sobre la urbanización contemporánea,
ver también sus notas recientes: Misteriosa
Buenos Aires
y Estructura,
ecología, economía, ética, estética,
erótica,
en los números 41 y 40, respectivamente, de café
de las ciudades.
Sobre
Cromagnon, ver la nota Dos
tragedias,
en el número 28 de café
de las ciudades.
Sobre
el Plan
Urbano Ambiental
de Buenos Aires, ver la nota de Rubén Gazzoli en el número
21 de café
de las ciudades.
Sobre
el Riachuelo, ver las notas La
cuenca del Riachuelo
y El
Riachuelo recobrado,
en los números 3 y 32, respectivamente, de café
de las ciudades.
Sobre
Puerto Madero, ver también la nota El
impacto metropolitano de los grandes proyectos urbanos,
en el número 26 de café
de las ciudades.
Sobre
los piqueteros, ver la nota Las
10 boludeces más repetidas sobre los piqueteros y otros personajes,
situaciones y escenarios de la crisis argentina,
de Carmelo Ricot, en el número 15 de café
de las ciudades.
Sobre
el Bar Británico, ver la descripción
de la ronda de bares de
cdlc
2005 en el número 38 de café
de las ciudades, y el mensaje
de German Rozo
en este número.
Sobre
la Torre Gran Bourg, ver la
polémica registrada en Otras Publicaciones
en el número 14 de café
de las ciudades.
Sobre
el Viejo Gasómetro, ver la nota Ocaso
y renacimiento del Gasómetro,
de Carmelo Ricot, en el número 12 de café
de las ciudades.
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