Desigualdad
social y accesibilidad urbana
Las exigencias
de la diversidad humana.
Por.Solange
Aparecida Massari

La
calle Adolfo Bastos, en la ciudad paulista de Santo André,
presenta diversos obstáculos en su acera peatonal.
Combatiendo
la desigualdad moral o política en el ámbito urbano,
se observa que la ciudad produce o reproduce la desigualdad social
cuando no facilita la movilidad plena en el acto de ir y venir por
todo su espacio, haciendo inviable el sentido real de la palabra
ciudadanía.
El pensamiento
se forma y se proyecta a partir de la interpretación de la
construcción de la imagen que es transmitida por la cultura
y sus valores sociales. Es cierto que todos los humanos son de la
misma especie; sin embargo, no todos son iguales social y físicamente,
lo que muchas veces los estigmatiza y los coloca al margen de la
sociedad, en lugar de que las diferencias sean respetadas como individualidad
y diversidad.
Para ser accesible,
una ciudad debe atender las diferentes exigencias de la diversidad
humana. Según Lefebvre, "la ciudad y lo urbano no
pueden ser comprendidos sin las instituciones originadas por las
relaciones de clase y de propiedad". Partiendo de ese presupuesto,
puede entenderse que eliminar las barreras urbanísticas no
es difícil, pero que antes es preciso eliminar las barreras
sociales que contribuyen a la segregación.
El sentido común
establecido retrata la forma en que la alienación fragmenta
la realidad y no permite percibir la diferencia, el dolor, la angustia,
la frustración que el otro acarrea. La alienación
es lo contrapuesto a la conciencia social. Cuando no hay preocupación
por el prójimo, hay lugar para la alienación que comporta
la ausencia de los derechos, acentúa la separación
de los hombres entre los buenos y los malos, los bonitos y los feos,
los capaces y los incapaces, los saludables y los enfermos,
los pobres y los ricos, los normales y los deficientes.
El hombre alienado
no se percibe como parte de un mundo en el que pueda pensar que
posee algún poder; apenas permanece en la apariencia y niega
su condición de humano. La alienación constituye un
problema a cuyo significado y su esencia más profunda es
difícil llegar; su comprensión está lejos de
los conocimientos del hombre común, pero está impregnada
en la vida cotidiana de todos.
Al observar
las vías públicas, ¿que es lo que se ve? ¿Calles,
avenidas, espacios verdes? Lefebvre afirma al respecto: "Lo
que miramos en verdad no lo percibimos". No se percibe el espacio
como marca del poder político y como símbolo
de opresión, de segregación y discriminación.

Las
"barreras sociales" y el paisajismo sobreponiéndose
al hombre:
el camino hacia el Correo Central de la ciudad de Santo André.
Las tomas de
decisiones no pueden ser arbitrarias, sino que su eficacia debe
ser considerada en relación a aquellos ciudadanos que desarrollan
su vida cotidiana de la ciudad. El deambular solitario de
las personas con deficiencias, acorraladas por los que no tienen
deficiencias y por los automóviles, contribuye a la segregación
y a la negación de las relaciones sociales y los derechos.
La calzada tiene
por finalidad ser el espacio urbano de la circulación de
las personas y de la implantación del mobiliario urbano,
la vegetación, la señalización, los buzones
de correos, los kioscos de diarios; por eso necesita propiciar
un ambiente seguro. El espacio urbano no puede determinar el
comportamiento humano; por el contrario, debe permitir la convergencia
del planeamiento y de la organización espacial como formas
de liberar al hombre y no de oprimirlo. La limitación no
está en la manera de caminar o en la dificultad de percibir,
sino en la falta de condiciones propicias que el medio presenta.
La ausencia de visión no limita el caminar, lo que lo limita
son los obstáculos puestos en la vía pública.
Hay una inversión
de valores, generalmente es el hombre el que tiene que adaptarse
al medio en que vive cuando, por el contrario, es el medio el que
debería ser organizado de tal modo que facilite la vida del
hombre. Esto se hace difícil en tanto quienes producen el
medios son hombres que forman parte de una sociedad que se divide
en clases sociales, con enormes desigualdades, y que permite diversas
formas de opresión, de discriminación y de segregación
(aunque a la vez genera nuevas formas de lucha para la transformación
de la sociedad).
Es posible considerar
que el urbanismo revela la ideología de la época en
que es concebido. Actualmente la preocupación está
centrada en la circulación de los vehículos, en los
trazados de calles y la apertura de avenidas. Esto revela una
visión estrecha y no considera la necesidad de planificar
la ciudad para los peatones y sus diversos requerimientos de movilidad
urbana.
El urbanismo
no puede ser fragmentado, debe ser un programa que atienda a toda
la ciudad. Singer afirma que "la ciudad es, por lo general,
la sede del poder y por lo tanto de la clase dominante" y,
más adelante, que "el origen de la ciudad se confunde,
por lo tanto, con el origen de la sociedad de clases". Con
estas citas, se entiende que la división social y el urbanismo
están interrelacionados, teniendo como aliadas a las
políticas públicas y aquello que conviene a la clase
dominante.
SAM
La
autora es profesora de la Facultad Paulista del Servicio Social
de São Caetano do Sul y de las Facultades Metropolitanas
Unidas, con Maestría en servicio social por la Pontifícia
Universidad Católica de São Paulo. El texto está
extraído de su disertación de maestría "Las
personas con deficiencia física o visual y la acessibilidad
urbana de Santo André", PUCSP, 2006.
Ver
su nota Una
ciudad accesible para todos
en el número 18 de café
de las ciudades.
Las
fotos que ilustran esta nota son de Julio Bastos y fueron tomadas
en septiembre del año 2005.
Sobre
la inclusión de las personas con habilidades diferenciadas
en la ciudad, ver el trabajo de la Fundación
Rumbos.
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