La celeridad
de los procesos de urbanización y la ineficacia de
las tradicionales herramientas de actuación generaron
una aguda discusión sobre los efectos socioterritoriales
producidos en las grandes ciudades. Asimismo, la complejización
de la estructura de la sociedad tornó dificultoso
definir el interés general y, a su vez, los beneficios
de la acción pública no se han dirigido a todos
los grupos de modo equivalente.
La diversidad
y simultaneidad de fenómenos subyacentes en las metrópolis
conduce a que, de manera inexorable, resulte imposible examinar
la realidad en toda su complejidad; con lo cual las decisiones
deben de tomarse sobre la base de información incompleta,
debiendo responder adecuadamente a situaciones de incertidumbre,
a circunstancias cambiantes.
La fragmentación
de los poderes públicos, la diversidad de componentes
sociales así como la gran cantidad de agentes económicos,
entre otros factores, inciden sobre las condiciones bajo las
cuales las políticas públicas en general y las
urbanas en particular puedan ser puestas en práctica
exitosamente. De modo que la construcción de consensos
constituye un elemento básico a incorporar en un nuevo
sistema de relaciones.

Apacibles
atardeceres frente al lago se consumen en la "periferia
rica"

Las
tardes suelen ser más tensas cuando caen sobre la "periferia
pobre"
Recientemente se llevó a cabo en México un coloquio
internacional sobre "El futuro de las ciudades",
en donde se presentó -en la palabra de Horacio Capel-
lo que se dio en llamar "Declaración de Guadalajara
sobre el futuro de la ciudad". A modo de síntesis,
se presentan algunos de sus principales conceptos:
- Las
tres cuartas partes de la población del mundo es ya
urbana, y se puede prever la constitución de la Pantópolis
universal. Los problemas del futuro de las ciudades son los
problemas del futuro de la Humanidad. La ciudad incluye dimensiones
diferentes; es a la vez urbs, civitas y polis.
El urbanismo ha de atender a todas esas dimensiones,
y no solamente a la dimensión física.
- No hay
estética sin ética. El urbanismo se ha elaborado
e impuesto hasta ahora de arriba hacia abajo. Se necesita
otro totalmente distinto que proceda de abajo hacia arriba.
El punto esencial es el diálogo. Se ha de evitar la
prepotencia de los técnicos y su pretensión
de que son poseedores del saber.
- Los
técnicos y los políticos han de estar al servicio
de las necesidades y demandas de los ciudadanos. Los
problemas urbanos son de tal naturaleza que exigen el estudio
y la participación de especialistas y técnicos
diversos.
- Se ha
de valorar el papel de los movimientos sociales. La participación
debe convertirse en el instrumento básico del urbanismo,
de manera que garantice el debate público y, a través
del mismo, el control de las decisiones que se toman.
- Los
ciudadanos tienen derecho a no estar satisfechos con la estructura
y organización de sus ciudades, y a desear que se renueven
o reconstruyan. Pero eso ha de hacerse en beneficio de la
población y no de las empresas inmobiliarias.
- Se ha
de garantizar el acceso a la vivienda y a los equipamientos
públicos a todos los habitantes de la ciudad. Puesto
que la "mano invisible" de los intereses inmobiliarios
ha sido incapaz de resolver los problemas de la vivienda,
se necesitan políticas públicas para hacerlo.
- El planeamiento
es un instrumento indispensable para racionalizar la ocupación
del territorio y la organización de la ciudad. No puede
dejarse a merced de los intereses particulares, que buscan
el propio beneficio, sino que ha de ser dirigido. Eso ha de
hacerse bajo una dirección y control público,
y requiere instrumentos públicos de gestión.
- Debemos
recordar que el espacio público es de todos y que todos
hemos de contribuir a su mantenimiento. Si hay libertad, igualdad,
bienestar y solidaridad, las ciudades son el paraíso
en la tierra. Si domina la exclusión, la pobreza, la
violencia, la vigilancia y la opresión, pueden convertirse
en el mismísimo infierno.
- El urbanismo
es un proceso complejo. La administración pública
debe negociar con los diferentes agentes urbanos, cada uno
de los cuales defiende sus intereses, y arbitrar entre sus
conflictos y diferencias, en beneficio de todos los ciudadanos.
Por ende, necesitamos utopías y debatir alternativas
sobre la forma de organizar la ciudad.

El
planeamiento es un instrumento indispensable para racionalizar
la organización de la ciudad
En consecuencia,
resulta evidente que el urbanismo actual debe afrontar problemas
tan inéditos como extremos. La reaparición de
la miseria urbana, el incremento sustancial de la pobreza
extrema y su segregación física han alcanzado
niveles hasta ahora desconocidos. El tiempo se ocupó
de demostrar cómo, por científico que se precie,
resulta incapaz de conducir por sí el destino de la
sociedad.
De la
excesiva rigidez en los sistemas de planeamiento también
ha dado cuenta el tiempo. Cuando éstos no logran responder
adecuadamente, la resolución se efectúa a sus
espaldas, conformando una especie de sistema paralelo. Allí
radica la importancia de la introducción de flexibilidad,
pero esto requiere de una cierta sofisticación técnica,
por un lado, y una utilización apropiada, por otro,
para evitar abusos potenciales.

La
reproducción de París en Las Vegas pareciera
mucho más auténtica que su original
Cuando
una sociedad se encuentra consolidada y articulada, las voces
que se alzan adquieren mayor capacidad para convertir en problema
urbano una determinada cuestión y, a su vez, mejor
comprenderá los impactos de las políticas urbanas
sobre su calidad de vida y mayor será su exigencia
para con el ambiente urbano. Con lo cuál, el papel
que asuman los ciudadanos alcanza una importancia decisiva.
En este
marco, para la gestión de la ciudad, el planeamiento
debiera tender cada vez más a incorporar de manera
gradual a la ciudadanía en todo su proceso de desarrollo,
de manera de enhebrar lineamientos estructurales en un extremo
y componentes de mayor representatividad en el otro. Y, de
ese modo, consolidar por un lado instrumentos de políticas
territoriales y, por otro, expresiones emergentes del interés
público.
GT
Guillermo
Tella es Arquitecto, Urbanista y Profesor-Investigador Adjunto
de la Universidad
Nacional de General Sarmiento.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
33 I Proyectos de las ciudades
El
Parque Social como instrumento de integración
I Una experiencia singular en San Miguel Oeste. I Guillermo
C. Tella, Estela Cañellas, Viviana Colella, Luciana
Garavaglia y Daniela Natale.

Presentación
de la Declaración de Guadalajara sobre "El futuro
de las ciudades", en la que participaron: por España,
Oriol Bohigas, Jordi Borja y Horacio Capel; por México,
Luis Felipe Cabrales; por Alemania, Heinz Heineberg; y por
Argentina, Guillermo Tella. Fue parte del coloquio internacional
sobre "El futuro de las ciudades", celebrado a fines
de 2004 en el marco de la XVIII Feria Internacional del Libro
de dicha ciudad
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