
conocimiento, reflexiones
y miradas sobre la ciudad
r e v i s t a d i g i t a l
aparece
el primer lunes de cada mes
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AÑO
6 - NUMERO 57 - Julio 2007
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> SUMARIO |
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Política
de las ciudades |
Esa
cosa que perdió en Buenos Aires
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El
triunfo de Macri y la "sofisticada política"
porteña
I
Por
Marcelo Corti |
Si el
Presidente Kirchner y su núcleo dirigencial y militante
están en realidad tan preocupados por frenar a la
derecha como manifestaron en el intervalo entre las dos
vueltas electorales de la Ciudad de Buenos Aires, tienen una
oportunidad magnífica para actuar en consecuencia:
rever la
candidatura de Daniel Scioli
a
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires por el Frente para
la Victoria (FPV). O, al menos, confrontarla en una elección
interna con algún otro referente menos descarnadamente
menemista que el actual vicepresidente.
A partir
del próximo 10 de diciembre, el ciudadano porteño
cuya sensibilidad progresista necesite un respiro del gobierno
de Mauricio Macri, poco ganará con cruzar
la General Paz.
No habrá un cinturón rojo en el conurbano bonaerense,
no serán más centroizquierdistas los
aires de las avenidas Provincias Unidas y Maipú que
los de Alberdi y Cabildo. Si efectivamente Macri echa a los
cartoneros de la Capital dorada, quizá Scioli los lleve
a una de las fantasmales "ciudades satélites"
que piensa construir en la pampa bonaerense para erradicar
la miseria de la metrópolis.
En la
realidad de las cosas, ni el kirchnerismo estuvo nunca tan
preocupado por el blitzkrieg macrista, ni existe posibilidad
alguna de que pueda prescindir de Scioli (al menos, antes
de las elecciones; el motonauta del Abasto es la única
carta que encontró el Presidente para controlar la
mítica coalición de intendentes justicialistas
del conurbano). La principal preocupación del FPV en
los meses previos a la primera vuelta era entrar al balotaje
superando al indescifrable Jorge Telerman. El sentido común
de la "sofisticada" política porteña
indicaba que, una vez en la segunda vuelta, el rechazo de
un vasto sector del electorado a la figura del empresario
PRO superaría el apoyo logrado como primera minoría.
La realidad demostró que esta previsión era
errónea y aventurada; la revisión de los movimientos
kirchneristas en la Ciudad demuestra que la cadena de errores
e imprevisiones empieza mucho antes.
Una elemental
lectura política indicaba que la destitución
de Ibarra votada por los legisladores en marzo del 2006 era
funcionalmente eficaz a la expectativa macrista. Los tres
legisladores kirchneristas que participaron del juicio político
expresaron las distintas posibilidades ante la elección:
un voto a favor de la destitución, una abstención
y un voto en contra. Cuesta creer que estos oscuros diputados
no hubieran podido ser disciplinados a la estrategia política
del Presidente: o bien el kirchnerismo apostó a la
debacle de Ibarra, o bien hizo una lectura incorrecta de la
situación. Tampoco pudieron disciplinar a Telerman,
a pesar de que era el hombre del peronismo en la fórmula
del 2003. El periodista Fernando Riva Zucchelli lo dice crudamente
en una nota de Noticias
Urbanas:
"Ya el ARI de Lilita Carrió y el proyecto K
porteño con Rafael Bielsa a la cabeza habían
sucumbido por un score parecido (aunque más barato)
en el concepto de paliza, aunque debieron verlo como un adelanto,
una muestra de lo que podía pasar si dividían
al electorado que catapultó a Aníbal Ibarra
en 2003".
Progresismo,
centroizquierda, socialdemocracia criolla, ¿cómo debería
llamarse exactamente a esa cosa que gobernó Buenos
Aires desde la autonomía de 1996? O, más bien,
¿puede hablarse de un fenómeno homogéneo en
lo ideológico y político al referirse a ese
amasijo de peronistas y radicales, gorilones y militantes
de izquierda, ese entrevero en que se mezclan el Chacho Alvarez
del primer Frepaso con el De la Rúa patrón de
"la 19", Patricia Bullrich y la Cecilia Felgueras
(¡...!), "Alberto" y Cerruti, Cromagnones y Trastiendas,
carteles de Pepe Albistur y recitales de Lopérfido,
punteros de 50 votos y "operadores" que no leyeron
ni el Patoruzito, biblias y calefones de un Cambalache
político tambaleante, "sofisticado", eso
sí, si nos atenemos a la verdadera acepción
de esa palabra como "lo propio del sofista". Una
política que remplazó el "agotado sistema
de partidos" por un archipiélago de "espacios"
políticos, sectas de parroquia y feudos administrativos.
La herencia del cacerolazo antipolítico en la Ciudad
no fue la democracia directa ni "el poder a las Asambleas",
fue el oportunismo y el NIMBY.

Pateando
al caído, Mauricio ("que es Macri pero no es
boludo", agrega Riva) habla de un progresismo berreta
que habría gobernado Buenos Aires desde la autonomía.
No tengo ninguna duda que fue berreta, pero me resisto a considerar
progresista a la política porteña ’96-’07, aun
en una benevolente aceptación de agachadas ideológicas
y pragmatismos obligados por las circunstancias. Más
allá de algún reflejo en cuestiones vinculadas
a los derechos civiles (política de derechos humanos,
unión civil, etc.) esta es una ciudad donde los valores
fiscales sobre los que tributan impuestos las propiedades
están al menos nueve veces desactualizados en promedio;
la cifra se duplica en los barrios más ricos (un afiche
publicitario del FPV llega a asumir una reivindicación
universal de la derecha, como es la de "no aumentar los
impuestos"). Una ciudad que profundiza y naturaliza
la segregación, donde los reclamos vecinales apuntan
a que no se construya vivienda social, que reniega de los
bonaerenses que usan sus hospitales (pero acepta vivir de
los ingresos brutos de empresas que, establecidas en la Capital,
operan y recaudan en todo el país), donde la continuidad
metropolitana es absolutamente ignorada en los planteos de
gobernabilidad.
No fue
una "política progresista" lo que fracasó
en la Ciudad en esta década: fracasaron los "políticos
progresistas" en administrar la continuidad de la ciudad
de Cacciatore y el menemismo. "Vos rodaste por tu
culpa", decía el tango, "y no fue inocentemente".
La derrota fue cultural antes que política; los "progresistas"
no lograron superar en estos once años la rastrera
idea de que la política de la Ciudad era un escalafón
rápido antes de pasar a los primeros planos de la política
nacional, de la mano de las cámaras televisivas y las
primeras planas en los diarios. No se instrumentaron seriamente
políticas de ciudadanía, no se promovieron los
derechos ciudadanos, no se pensaron las políticas territoriales
en su especificidad. Hasta la iconografía electoral
atrasó 20 años. En la breve primavera inter-balotaje
se llegaron a escuchar consignas de la Guerra Civil española
(¿...?), hasta se apeló al agotado recurso de los-artistas-comprometidos-que-expresan-su-adhesión-al-gobierno-popular.
En los actos de la última semana frente al Obelisco,
la música de Víctor Heredia y Teresa Parodi
de los ’80 era lo más novedoso que tenían para
ofrecer los "progresistas" de una ciudad donde hoy
se escucha el reggaetón, Miranda y la Bersuit, donde
se instala Frank Coppola y se lee la revista
Barcelona.

¿Que viene
ahora en la Ciudad? Guste o no, Macri tiene la llave de la
política local y la posibilidad de marcar el sentido
de la futura política urbana. Imagino tres
escenarios potenciales
para
la política macrista:
- Macri
Cacciatore: un feroz ejercicio ideológico
de represión a las reivindicaciones populares, discriminación,
expulsión al conurbano, privilegio del transporte
privado, autopistas y privatización del espacio público.
Temible, pero poco probable: no hay espacio para esas aventuras
en una democracia como la Argentina, y los conflictos sociales
que sobrevendrían serían inmanejables y afectarían
el proyecto nacional de Macri. Estas acciones pueden existir,
pero en forma sutil y gradual, y no como eje estratégico
de la gestión (salvo un corrimiento dramático
de la situación política nacional hacia la
derecha).
- Macri
Menem (o Macri Macri, una caricatura de lo que se teme de
su gobierno): un festival de privatizaciones y ajudicaciones
controversiales con conflictos de intereses. Es lo que
imagina el sentido común antimacrista, pero no parece
probable que, con todos los ojos puestos en su gestión,
el joven Macri exponga tan imprudentemente su capital de
confianza (nuevamente, una salvedad: la vieja metáfora
de Orson Welles sobre el escorpión que mata a su
salvador porque "está en su naturaleza").
- Macri
Posse: a la usanza de la dinastía sanisidrense, un
Macri que protege las calidades ambientales del segmento
enriquecido de la población, y atiende paternalmente
las carencias del sector más pobre. Marketing en
el Norte, asistencialismo en el Sur, obras públicas
estratégicas y un discreto aislamiento de las amenazas
metropolitanas, suficientes para marcar diferencias
con la década del "progresismo berreta".
- Macri
Olivera: un gobierno descolorido y/o efectista, con escasa
capacidad de acción y limitado a la espera de que
el paso del tiempo traiga la candidatura nacional del ingeniero,
con profusión de city marketing y apariciones
mediáticas.
Los progresistas
porteños (tanto mal han hecho estos malditos once años
que la mera enunciación de estas palabras pareciera
tener un tono irónico o ingenuo) pueden, a su vez,
responder de distintas formas. Pueden por ejemplo dedicarse
a culpar al electorado por su decisión, algo que tranquiliza
conciencias, pone la culpa en el pueblo y dispensa de continuar
haciendo política (y hasta justifica algunos pragmatismos
personales). Pueden dedicarse en exclusividad a la investigación
detectivesca para encontrar, y denunciar, privatizaciones
infames y contratos sospechosos. Pueden, también, si
queda algo de tiempo, imaginar y ejercitar la construcción
de una nueva alianza social y política, la recuperación
de las mejores banderas progresistas y la renovación
de una idea por la que vale la pena pelear, la de una ciudad
justa, solidaria y hermosa..
MC
Sobre
la
necesidad de políticas territoriales
en Buenos Aires, ver la nota en el número anterior
de café
de las ciudades.
Días
después de escrita esta nota, un rumor u operación
de prensa rápidamente desmentida señalaba la
posibilidad de que Scioli encabezara una formula presidencial
del peronismo disidente en las elecciones de octubre próximo,
enfrentando al kirchnerismo que lo lleva como candidato a
gobernador en Buenos Aires. La nota ¿Qué
tipo de gobernante querrá ser?,
de Mario Wainfeld, publicada en Página 12 de 26 de
junio (con esta nota ya escrita), también formula hipótesis
de posibles "encarnaciones" macristas: "¿Qué
gobernante querrá ser el hombre que hizo campaña
prometiendo todo y camuflando bastante su condición
de dirigente de derecha, de sueño redivivo de la derecha
nativa? ¿Mauricio Blumberg, Mauricio Binner, Mauricio Duhalde,
Mauricio Bergoglio-Bergman, por imaginar unos porvenires posibles?".
La revista
Barcelona
formula la hipótesis del exilio progresista en la contratapa
de su edición del 8 de junio, aunque en clave humorística.
Es posible que alguna otra metáfora o concepto incluido
en esta nota sea similar a otros incluidos en notas de otros
medios, dada en algunos casos la obviedad de ciertos retruécanos
y la universalidad de algunas ironías.
Ver
también en café
de las ciudades:
Número
55 I Planes de las ciudades
Andar
con pensamiento
I Ciudad y urbe en tiempos del Bicentenario I Por Mario Sabugo
Número
46 I Política de las ciudades (I)
El
Planeamiento Urbano y las Comunas I Los caminos
de la descentralización en Buenos Aires. I Hernán
Cesar Petrelli
Número
6 I Tendencias
Muchos
problemas, pero... ¿cual es el problema? I
Buenos Aires, sus conflictos urbanos, y una necesaria definición
política I Marcelo Corti
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Cultura
de las ciudades (I) |
Dos
escuelas: Boedo y Florida
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Buenos
Aires y sus cafés como un espacio urbano para la
creatividad literaria I
Por
Gabriela Yocco |
La
calle Florida, eje del porteñismo aguerrido,
de la extraña mezcla de vanguardia, cosmopolitismo
y xenofobia de estos años, sigue siendo la calle
de la elite. Una calle sin espíritu, como la
definiría, palabras más palabras menos,
Roberto Arlt. Una calle en la que todos se reconocen,
se saludan, se reafirman en su sensación de pertenencia
a esa "clase" de legítimos portadores
de lo porteño puro, de la pura idiosincrasia
de una ciudad. Entre tanto, Boedo comienza a crecer
desde el loteo de quintas hasta parcelas de bajo costo,
destinadas a las viviendas de los inmigrantes. Este
cambio urbanístico también implicó,
por supuesto, cambios en la estructura cultural del
barrio.
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De
Florida a Boedo, 2007
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La
opción por el Sur I
Por
Marcelo
Corti |
En
Boedo entre San Juan y la cortada San Ignacio, los bares
con nombres de escritores simulaban para nuestro grupo
una continuidad con un pasado que en realidad fue desechado
por décadas hasta que se descubrió su
potencial para el armado de un incipiente circuito turístico.
Fue una buena ocasión de discutir que tan real
y que tan mitológico es el ciclo "arrabal
– barrio obrero – sur profundo" que propone el
tango Sur (del que no se discutió, en cambio,
su calidad poética y musical, bien expresada
a capella por la profesora Yocco). Siguiendo el recorrido,
el Pasaje Totoral se mostró como un hermano pobre
y desconocido de los pasajes de Palermo Viejo que, 30
o cuarenta cuadras al norte, hoy se reivindican como
un supuesto SoHo porteño.
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Tangos
del Sur
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La
fundación poética del barrio porteño:
Boedo, Pompeya, Almagro, Chiclana... I
Por
Marcelo Corti |
La
historia del tango, como la de Boedo, registra cortes
dolorosos. Mencionaré uno, generacional, que
me toca por razones epocales. Hubo a partir de los años
’60 (o quizás un poco antes), una negación
juvenil del tango que hizo pensar en la posible desaparición
de su vigencia. La crisis poética, los conflictos
sobre el "verdadero tango" y, especialmente,
el abandono del tango bailado, fueron a la vez el marco
y la consecuencia de esa brecha cultural abierta entre
padres e hijos. Sea cual fuera el futuro del relativamente
reciente renacimiento tanguero, y todo lo exasperante
que sea el tematicismo que lo marca, al menos este revival
implica la recuperación de una producción
artística excepcional y de una formidable cultura
urbana.
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Boedo
Universal
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Desplazamientos
y retornos urbanos de la pasión azulgrana I
Por
Mario L. Tercco |
Finalmente,
la Ciudad Deportiva y su Estadio Pedro Bidegain constituyen
la avanzada de Boedo hacia el sur profundo y desangelado,
el Bajo Flores recuperado a partir del Plan Regulador
de 1958-62. La posesión de este predio, que hasta
mediados de siglo XX era parte de un insalubre bañado,
fue pieza de cambio en la extorsión que sufrió
el club en la última dictadura. (con un celebre
relator de fútbol como cómplice y vocero).
La zona sigue siendo hoy tan postergada como lo era
en los ’60; cercana sin embargo al núcleo original
de Boedo, tanto la Ciudad Deportiva como su barrio necesitan
que el eterno discurso vacío sobre el Sur se
lleve a la práctica desde el poder político
y que el área se integre realmente a la Ciudad.
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El
autor y el intérprete
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Le
Corbusier y Amancio Willliams en la Casa Currutchet I
Por
Daniel Merro Johnston |
En
1947 se conocen personalmente en París. El argentino
explica su magnífica propuesta para un edificio
de oficinas que terminaba de proyectar y sueña
con un futuro industrial, preciso y moderno para sus
obras cuando Le Corbusier le presenta a Jean Prouvé.
Pero la prueba de fuego llegaría en 1949, cuando
Le Corbusier lo elige para dirigir su proyecto más
reciente, la Casa Currutchet en La Plata. En ese momento
cambian los roles: de amigos a colaboradores. En lugar
de debatir sobre conceptos y teorías de la modernidad
en abstracto, tendrían ahora que compartir la
misma obra y en algunos casos situarse uno a cada lado
del atril. Las condiciones variaron sustancialmente:
de maestro y discípulo a autor e intérprete.
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Proyecto
Mitzuoda
I
Una
ficción metropolitana contemporánea (por
entregas). I
De
Carmelo Ricot, con Verónicka Ruiz
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Epílogo
(segunda parte)
Donde
se explica un curioso episodio de paternidad compartida,
falseamiento de identidades y retiro del mundo.
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Adiós
al maestro Vilca, desalojo en Santiago y el blog de
Susana Fernández Quesada.
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Semana
de Boedo - Ciudad e inmigración, en Buenos Aires
- Muebles Improbables, por Miguel Jurado - Miradas perdidas
y corazones solitarios, muestra fotográfica en
Barcelona - Revista OÍDLES - Inversión,
concentración y desindustrialización -
Concurso de experiencias exitosas en gestión
del agua - XXII Jornadas de Investigación Urbe
y Territorio, en la FADU-UBA - Seminario Hipótesis
de Paisaje, en Santiago - Piacenza Futura: experimentar
la renovación urbana - Laboratorio de la Vivienda
del Siglo XXI, en Barcelona - Dott, innovación
social y diseño - Convención de Ordenamiento
Territorial y Urbanismo, en La Habana - Seminario Internacional
de Ordenamiento Territorial, en Mendoza - XII Seminario
de Arquitectura Latinoamericana, en Concepción
y Chiloé - Himnos del Ciclón... - El grito
de Soriano.
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ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES
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café de las ciudades
es un lugar en la red para
el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre
la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina
o profesión: cualquiera que tenga algo que decir
puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos.
Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas,
según el gusto de cada uno), y tolerancia con las
opiniones ajenas, son la única condición para
entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café:
trataremos de demostrarle su error. Nuestro café
está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar,
pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos
en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque
desde allí se mira mejor en todas las direcciones.
Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles,
y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar
caminando a nuestro café, y por eso viene gente del
centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere
un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran
datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar
de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que
se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única
cadena a la que pertenece el café
de las ciudades: la
de todos los cafés únicos e irrepetibles,
en cualquier esquina de cualquier ciudad.
Marca en trámite
Editor y Director: Marcelo Corti
Diseño: Laura
I. Corti
Corresponsal
en Buenos Aires: Mario L. Tercco
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