La
forma posible de la metrópolis
Mezcla
urbana y espacio productivo en las Superinfrastrutture
de Metrogramma para Bolzano
Por
Marcelo Corti
Superinfrastrutture
- insediamenti produttivi ad alta densità es el
libro más reciente del estudio italiano Metrogramma
(liderado por Andrea Boschetti y Alberto Francini) y presenta
otra estimulante investigación sobre el posible desarrollo
de la ciudad futura. En Bolzano, en el norte alpino de Italia,
Metrogramma desarrolla un metaproyecto de implantaciones
productivas contemporáneas de alta densidad, con
un contenido fuertemente propositivo y muy vinculado a la
experiencia concreta de la ciudad. Tal es así que la
propuesta es sostenida en conjunto por la autoridad comunal
de planeamiento, la CNA-SHV (unión de artesanos y pequeñas
empresas) y el equipo de arquitectos.

La estratégica
ciudad del valle del Alto Adige, en el Sud Tirol italiano,
necesita encontrar alternativas de densificación para
su actividad productiva, en un contexto de gran escasez
de suelo disponible: Bolzano está rodeada de montañas
no aptas para su urbanización, y de tierras rurales
de muy alto valor paisajístico y rentístico,
dada su especialización productiva agraria. Este problema
afecta a todas las funciones de la ciudad, y ya fue afrontado
por Metrogramma en un trabajo anterior sobre 4
hipótesis posibles de densificación.
En el caso de la actividad productiva, la industria de Bolzano
está ubicada en su mayor parte en el área sur
de la ciudad, y en menor medida en el barrio del Gries, en
ambos casos del otro lado del río Adige con respecto
al centro de la ciudad. Esa era el área prevista en
el Plan Regulador de 1935, confeccionado por el arquitecto
estrella del fascismo, Marcello Piacentini. En ese entonces
se procuraba dotar a Bolzano de un rol predominantemente industrial,
en parte por la voluntad de reafirmar la entonces reciente
anexión del Alto Adige. La zona prevista a tal efecto
fue parcelada en terrenos de considerable superficie, apoyando
la idea de industrializar, y la persistencia de esa actividad
habla del éxito de la operación. Pero en la
actualidad la industria bolzanina sufre los procesos de transformación
productiva propios de nuestra época, y en gran parte
el área se ve afectada por la incapacidad de adaptarse
a las nuevas demandas, en especial de los artesanos calificados
y las pequeñas empresas, que no pueden afrontar el
costo de las grandes parcelas, y el giro de las actividades
hacia el sector terciario. Como en tantos otros sitios, las
fronteras entre la producción, la investigación,
los servicios terciarios, el comercio e incluso los equipamientos
del ocio se desdibujan y dan paso a una nueva figura productiva
para la cual la ciudad aun no tiene propuestas y tipologías
aptas para incorporarlas. Los viejos criterios monofuncionales
y fordistas del zoning no son adecuados ni para contener estas
nuevas tendencias, ni para afrontar y mitigar sus aspectos
más inquietantes desde el punto de vista ambiental
y social. Tanto más cuando, al decir de Giovanni Sarti
(representante de la CNA-SHV en el proyecto) las viejas estrategias
de aislar la industria por razones de saneamiento pierden
sentido ante el avance tecnológico que reduce fuertemente
los grados de contaminación propios de la vieja gran
industria. Hoy en cambio son necesarios "nuevas e importantes
formas de cooperación y sinergia entre la ciudad
habitada y la ciudad productiva".
Una respuesta
local interesante ha sido la promoción y creación
de consorcios empresariales que compran, construyen
o refaccionan en forma compartida lotes y/o edificios. En
general se trata de antiguas plantas industriales readaptadas,
de tipología linear, compacta o "urbana" (aquella donde
se producen combinaciones de distintas volumetrías).
Existen numerosos ejemplos, bastante exitosos, de estos condominios
productivos, aunque su expansión futura está
condicionada por problemas de parcelamiento (a veces demasiado
grande, a veces insuficiente) y gestión.
De todos
modos, estos emprendimientos tienen como límite la
capacidad de las pequeñas empresas de acceder a equipamientos
e infraestructuras de todo tipo (de comunicación, viales,
de saneamiento, energéticas, etc.) del tamaño
necesario para atender con economías de escala y con
la adecuada flexibilidad las necesidades que imponen las actuales
formas productivas.

El trabajo
de Metrogramma es un metaproyecto, un recurso que el
estudio considera adecuado para dar impulso a soluciones arquitectónicas
y urbanas de calidad, escenarios urbanos abstractos que pueden
ser debatidos y perfeccionados en una amplia discusión
que incluye a los sectores de la producción y de la
comunidad. Metrogramma sostiene que "la estrategia metaproyectual
para la construcción de la ciudad consiste sobre todo
en avanzar, experimentar, desacelerar, suspender y relanzar:
solo así consguiremos, quizás, no permanecer
siempre detrás y demorados".
La propuesta
de Superinfraestructuras toma las preexistencias tipológicas
de los edificios consorciales y las reelabora en contenedores
de gran dimensión y un alto grado de mezcla urbana,
que incluso incorpora espacios para la vivienda y equipamientos
verdes y recreativos. Estos contenedores de la nueva mixité
urbana toman tres formas básicas, de acuerdo a
su génesis geométrica:
- Las
torres, corporización de un punto sobre el
tejido de la ciudad, con una altura de hasta 90 metros.
- Las
calles, suertes de conectores lineales de 245 por
36 metros, con una altura de 24 metros.
- La
plancha, una pieza superficial cuadrada de 108 metros
de lado con una altura de 14 metros, con patios interiores
redondos y techos jardín, unidos en chaflán
por sus esquinas.

Cada uno
de estos elementos puede ser parte de un sistema a desarrollarse
mediante su repetición y combinación, o distribuirse
como elementos sueltos en parcelas individuales. Parte del
metaproyecto es el planteo de tres escenarios de desarrollo
urbano: el bosque, la muralla, el borde, cada uno con
distintos tipos de combinatorias y situaciones paisajísticas.


Las Superinfraestructuras
son materializaciones arquitectónicas de tendencias
urbanas, que dan forma a una ciudad metropolitana hoy incomprensible.
Llevan la lógica de la estructura y la parcelación
urbanas tradicionales a un contenedor infraestructural
que permite una multiplicidad de combinaciones posibles, sugiriendo
así una forma posible de ordenar el caos del crecimiento
metropolitano. Su impronta tipológica y volumétrica
interpreta la expansión territorial en forma bien distinta
a la de la blob architecture que caracteriza buena
parte de las vanguardias europeas recientes. La arquitecturización
de las infraestructuras recuerda la idea del Plan Obús
de Le Corbusier para Argel; el planteo de estructura fuerte
y completamiento flexible e individual se emparienta con los
supports del holandes Habraken, si bien este solo los
planteaba para soluciones residenciales. Y por supuesto, está
la memoria de toda una serie de propuestas de la vanguardia
de los 50 y 60: las plug-in cities, las megaestructuras...
Se trata de "una arquitectura en forma de ciudad",
al decir de sus autores.

La propuesta
de Metrogramma resulta seductora por acercar esas propuestas
a formas de gestión productiva ya existentes en el
lugar donde se propone esta intervención. Así,
las Superinfraestucturas participan de las lógicas
de los condominios empresariales bolzaninos (aunque los multipliquen
en escala), y ordenan arquitecturas que en forma larvaria
vemos en cualquier ciudad de hoy en los grandes centros del
consumo y del ocio (aunque los multipliquen en su repetición
sobre el territorio). "Domestican", de alguna forma, el junk
space denunciado (o celebrado) por Koolhas, ese espacio
basura "fruto del encuentro entre la escalera mecánica
y el aire acondicionado, concebido en una incubadora de cartón-yeso".
Quedan
por supuesto las dudas sobre la gestión pública
o privada de estas superinfraestructuras, su materialización
económica, su encuentro con las configuraciones catastrales
existentes, la real necesidad de llegar con el automóvil
a cada nivel, la aparente opción por el transporte
individual por sobre el público (como aceptando
acríticamente la lógica de la ciudad del automóvil,
y en cierta forma contradiciendo al naturaleza compacta y
pro urbana de la idea). Dudas que no invalidan el sistema
de abordaje con respecto a los temas del territorio y la ciudad
metropolitana contemporánea. Con cierto espíritu
de manifiesto, Metrogramma convocan a continuar las prefiguraciones
metaproyectuales de Le Corbusier, de Sitte y Howard, de Weight,
de Geddes y Lynch, y hasta de Rossi y Koolhas: "quisieramos
-dicen- que arquitectos y urbanistas volvieran con coraje
a discutir de ideas proyectuales y no sobre cuan en crisis
están las disciplinas urbanas".

MC
Ver
una introducción al trabajo de Metrogramma, su propuesta
de densificación para Bolzano y su proyecto para Brescia
en el número
4-5 de café
de las ciudades.
Ver el sitio en la WEB de Metrogramma.
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