Programa Area Central de la Ciudad de Buenos
Aires
El desafío
de reinventar el Centro.
Por
Rafael Serrano y Sara Ciocca

Ninguna zona
urbana suele captar más la atención de los ciudadanos
que su Area Central. El Centro es y ha sido siempre motivo de profundo
interés para los habitantes de la ciudad. Se lo ha estudiado,
analizado y contado, alabado y denostado, toda la gama de miradas
y sentimientos se ha volcado sobre él con excepción
de la indiferencia. Es que en ese sector de la ciudad se condensa
la esencia misma de la vida social urbana. Buenos Aires no escapa
a esa regla y su Area Central es posiblemente la zona más
profusamente mirada de la aglomeración, sometida a análisis
e investigaciones, debido tanto a su importancia económica
como a su preeminencia social y cultural.
Dentro del sistema
de centralidades metropolitanas, el Area Central se inscribe al
interior del perímetro delimitado por las terminales ferroviarias
de Retiro, Once y Constitución y por una banda costera en
transformación con usos diversos y, que en la última
década convocó las más importantes inversiones
inmobiliarias de la ciudad. En estos límites, el Area Central
se muestra en toda su riqueza y complejidad, reuniendo gran
parte de los edificios significativos que a través del tiempo
se han asentado en la zona fundacional, para dar cabida a las principales
instituciones de la ciudad, coincidiendo con la principal área
histórica.

El Area Central
se caracteriza por una gran heterogeneidad en cuanto a situaciones
urbanas. Es el espacio donde conviven procesos de carácter
metropolitano, nacional e internacional, con actividades de carácter
local. En término funcionales este esquema determina que
se desarrollen actividades políticas, institucionales, culturales,
administrativas, financieras y residenciales en diverso grado de
concentración y localizaciones diversas.
Antecedentes
Con más
de cuatrocientos años de historia, Buenos Aires nació
como una típica ciudad del imperio español. Su casco
fundacional, en damero, estaba ubicado en forma excéntrica
respecto de la Plaza de Mayo, tal cual lo preveían las ordenanzas
reales para las ciudades costeras. La centralidad de la ciudad quedaría
definida por la localización, en el entorno de la Plaza,
de la Iglesia matriz, el Cabildo, el fuerte y la casa del Adelantado.
Sobre esta traza se fue conformando y creciendo la Ciudad. Sin embargo,
el crecimiento ininterrumpido y aun las transformaciones que se
sucedieron en el corazón mismo de la ciudad no alteraron
la innata vocación de centralidad del casco original,
manteniéndose hasta el presente como el "Centro".
Entre fines
del siglo XIX y las primeras décadas del XX, el centro sufrió
una primera reestructuración. La expansión de la
ciudad "del centro a los barrios", favorecida por
el transporte y los cambios socio económicos, tuvo como contracara
el impulso estatal a las operaciones que fueron modernizando el
centro adaptándolo a las nuevas funciones. La construcción
de los Edificios del Gobierno Nacional, las obras del puerto y las
infraestructuras tuvieron como correlato las operaciones que jerarquizaron
y cualificaron la trama colonial. En un primer momento, la apertura
de la Avenida de Mayo, las construcciones de los conjuntos monumentales
del Congreso, el Correo y los Tribunales, en relación a un
sistema de avenidas y diagonales, fueron equipando y ampliando el
antiguo centro.
Años
después, durante las décadas que preceden a la Segunda
Guerra Mundial, el ensanche de la Calle Corrientes, la construcción
de la Plaza de la República y del Obelisco (1936) así
como la apertura de las primeras cuadras de la Avenida 9 de Julio
(que tuvo como objetivo primero unir las estaciones de Constitución
y Retiro) desplazaron hacia el norte el eje de la centralidad monumental
constituida por el conjunto Plaza de Mayo-Congreso.
Por medio de
esas operaciones, a las oficinas de la administración pública
ya existentes se fueron sumando las sedes de las empresas y una
amplia oferta comercial y recreativa de teatros, cines, bares y
librerías, que renovaron el centro y contribuyeron a evitar
su tugurización –fenómeno habitual que se registró
en otras ciudades latinoamericanas. Desde esa vitalidad, compartió
roles, sin perder primacía, con el sistema de centros de
los barrios y de los partidos del Gran Buenos Aires que en esos
años se fueron consolidando.
Entre los cincuenta
y sesenta, las propuestas de nuevos centros cívicos, el Plan
del Barrio Sur, los proyectos de ampliación del Area Central,
fueron gestados al calor del ideario planificador de esos años.
En 1968, el Esquema Director, plan elaborado por el CONADE, volvía
una vez más sobre la importancia del centro de la ciudad
como organizador metropolitano. Pero ese ciclo tuvo más
propuestas que realizaciones, si exceptuamos la dinámica
inmobiliaria que hizo crecer la ciudad en densidad y altura.
Con posterioridad
a la década del ‘70, varias intervenciones de gran escala
tuvieron un efecto paradójico. El completamiento de la Avenida
9 de Julio y el sistema de autopistas urbanas, al cual se integró,
logró mejorar la comunicación entre el centro de la
ciudad y la Región Metropolitana. Sin embargo, estas vías
rápidas tuvieron como consecuencia una profunda fragmentación
de la trama urbana y al mismo tiempo favorecieron el uso
del automóvil particular. Asimismo, las nuevas modalidades
de suburbanización residencial –que generaron el desplazamiento
de los grupos medios y altos a countries y barrios cerrados
en la periferia- y los emprendimientos industriales, comerciales
y recreativos en localizaciones alternativas (en consonancia con
nuevos hábitos de consumo y uso del tiempo libre) pusieron
en jaque muchas de las actividades propias de la centralidad.
Con efectos
muy diferentes, la expansión de la zona bancaria y administrativa
en torno de Catalinas Norte, el nuevo sector de barrios y parques
de Puerto
Madero,
el desarrollo de Recoleta, con los museos y el centro cultural,
y del enclave turístico de La Boca (más asiduamente
visitado desde que se completó la obra de control de inundaciones)
más que competir con el centro tradicional, fueron sumando
actividades e imprimiendo una nueva vitalidad a esa centralidad
ampliada.
Breve
estado de situación
Una apretada
síntesis de sus principales características muestra
al Area Central como el espacio urbano capitalino que concentra
más expectativas y hacia cuyo entorno se orientan los nuevos
proyectos y las principales inversiones inmobiliarias. Dueño
de las mejores condiciones de accesibilidad, tanto para el transporte
público como para el privado, el Centro ha logrado mantener
un extenso horario de funcionamiento durante toda la semana
y, a diferencia de otras capitales latinoamericanas, sigue ofreciendo
aún hoy una intensa vida nocturna. También reúne
gran parte de la oferta hotelera de calidad, que brinda servicios
al turismo y al empresariado internacional, así como concentra
la mayoría de las sedes de las empresas más importantes
del país.
Sin embargo,
entre sus aristas negativas, el Area Central muestra procesos necesarios
de revertir como la progresiva expulsión de población
permanente y la pérdida de intensidad de muchas actividades
recreativas. Su condición de centralidad está
jaqueada por un conjunto importante de proyectos urbanos que ofrecen
localizaciones periféricas al sector y que enarbolan el símbolo
de la modernidad y el prestigio.
Asimismo se
manifiestan conflictos en la circulación, que revelan desajustes
en la organización del transporte público, los estacionamientos
y el uso del automóvil particular. A ello se agrega la sobreocupación
de las veredas y el número creciente de vendedores ambulantes
que compiten con el comercio formal. Todos estos factores inciden
en el deterioro creciente del espacio público.
El
Programa
La necesidad
de recuperar la pluralidad de funciones, se inscribió como
uno de los lineamientos del Plan
Urbano Ambiental,
que propuso la consolidación del Área Central como
"centro de gravitación local, metropolitano, nacional
y subcontinental". Pero responder a ese objetivo no es simple
pues no se pueden recuperar nostálgicamente las actividades
que respondían a requerimientos y usos sociales que ya no
existen. El desafío planteado consiste en "reinventar"
el centro, aprovechando sus potencialidades, optimizando sus
espacios públicos y dotándolo de nuevos atractivos.
En el marco
del programa se formulan propuestas de varias jerarquías,
que además de promover nuevas actividades y una oferta residencial
atractiva, ponen el foco en el mejoramiento del espacio público
y en el incremento de la peatonalidad.
El Programa
presenta, en primer lugar, varios proyectos de nivel macroestructural,
actualmente en estudio, que aunque benefician directamente al Área
Central, son de jerarquía metropolitana. Es el caso,
por ejemplo, del completamiento de la Autopista Ribereña
–que permitiría adjudicar a la Av. 9 de Julio un rol de avenida
paseo-, el acondicionamiento de las puertas –el área de Retiro
y de la estación de Constitución-, la reestructuración
del sistema de transporte público –ampliación de la
red de subterráneos e interconexión transversal de
los sistemas ferroviarios-, que mejorarían la calidad ambiental
desalentando el uso del automóvil. Asimismo incluye el reordenamiento
de Aeroparque y la localización del Puerto de Pasajeros en
Dársena Norte.
En segundo lugar,
y respondiendo a problemas específicos del sector,
se proponen, entre otros, proyectos para:
a. La integración
de una centralidad ampliada, asegurando las comunicaciones del centro
tradicional con:
- Los emprendimientos
de Puerto Madero ( explanada de los Inmigrantes)

- El barrio
de La Boca.
b. La valorización
de las piezas estructurales. En una primera etapa se propone actuar
en los entornos de:
- Plaza San
Martín

- Plaza Lavalle/Libertad
- Parque de
Mayo – Edificio de Correo, futuro espacio a rehabilitar conjuntamente
con el Poder Ejecutivo Nacional

c. El incremento
de calles peatonales permanentes y de horario restringido–ampliando
las veredas donde la circulación vehicular lo permite- para
mejorar las actividades existentes y generar nuevas. Es el caso
de la:
- Refuncionalización
de Diagonal Norte

- Peatonalización
del pasaje Tres Sargentos

, Santos Discépolo

, tramo de Lavalle
entre San Martín y L. N. Alem y de la calle Alsina
- Ensanche
de veredas en avenidas Corrientes

y Diagonal Norte
y en las calles Lavalle

y Uruguay

- Transformación
de San Martín, Sarmiento y Maipú en calles de convivencia
d. La superación
de la fragmentación espacial originada por la Avenida 9 de
Julio

- Reorganización
de los pasajes subterráneos en Avenida Corrientes (Centro
de Información Turística).

-Revitalización
de los cruces existentes en las avenidas de Mayo y Belgrano
-Creación
de nuevos pasajes subterráneos en la Av. Santa Fe
En tercer lugar,
y a nivel de programas específicos a ser coordinados con
otras áreas del Gobierno -Nacional y de la Ciudad-, y
con el concurso de asociaciones profesionales y representantes de
la sociedad civil, se propone:
a. La reestructuración
del sistema de transporte público, restringiendo la circulación
vehicular y priorizando la peatonal. En ese marco, se prevé
también la implementación de un sistema de transporte
del Microcentro/Casco Histórico con unidades pequeñas,
no contaminantes (MINIBUS).

b. El fomento
de la residencialidad, conservando la diversidad social mediante
normativas y programas preferenciales de oferta habitacional
c. El impulso
de nuevas actividades culturales y turísticas mediante el
apoyo de programas de preservación del patrimonio cultural.
RS
y SC
Rafael
Serrano es Arquitecto, Planificador Urbano y docente universitario,.
Sara Ciocca es Arquitecta y docente universitaria. Ambos son Coordinador
y Subcoordinadora, respectivamente, del Programa del Area Central
del GCBA. Colabora en el Programa Gabriela Cragnolino.
Con
el cambio de status político de la Ciudad de Buenos Aires
en 1996, se sancionó una Constitución que instala
la formulación de un Plan Estratégico y un Plan Urbano
Ambiental como obligación de cumplimiento imperativo.
Sobre
el PUA, ver la nota de Rubén Gazzoli en el número
21
de café
de las ciudades.
Sobre
Buenos Aires, ver por ejemplo las notas Queremos
cambiar el escenario, porque la ciudad ya no nos acepta,
entrevista a Gustavo Rodríguez Karaman y Pablo Reynoso, Muchos
problemas, pero... ¿cual es el problema?,
Mi
Buenos Aires querido... (cuando yo te vuelvo a ver),
Buenos
Aires en los `90 y otras consecuencias de la ciudad global,
entrevista a Zaida Muxí, y Miradas
sobre Buenos Aires
en los números 2, 6, 9, 24 y 25, respectivamente, de café
de las ciudades.
Sobre
Puerto Madero, ver también la nota
El impacto metropolitano
de los grandes proyectos urbanos,
de Norberto Iglesias, en este mismo número.
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