Por Sergio Cano
Sergio Cano es arquitecto
y vive en Buenos Aires. Recientemente se retiró de su cátedra
de Teoría de la Arquitectura en la FADU - UBA, donde transmitió
a los alumnos su conocimiento y experiencia sobre las relaciones
entre arquitectura y construcción de la ciudad. Transcribimos
en café de las ciudades, en dos números sucesivos,
su última clase teórica. En la clase anterior, Cano
había adelantado la "insatisfacción existente con
las realizaciones derivadas de las propuestas urbanísticas
del Team X, y en general con lo producido en aquella etapa, que
utilizaba la imaginería que esa época desarrolló
y no sus contenidos".
Las publicaciones más importantes
de los años '60, como "La arquitectura de la ciudad",
de Aldo Rossi, "Complejidad y contradicción en la Arquitectura",
de Robert Venturi", o "Vida y muerte en las grandes ciudades
americanas ", de Jane Jacobs, eran productos teóricos
que hacían una crítica muy fuerte al urbanismo
de los CIAM y a las alternativas propuestas por el Team X y
otros grupos de la vanguardia. Esa crítica no venía
solamente de los arquitectos y los intelectuales, sino de los propios
usuarios, que no se sentían satisfechos.
Esto generó algunas reacciones a través de la práxis
arquitectónica, y así se abrieron varios caminos,
no todos buenos. Por ejemplo, el postmodernismo, apoyado en
"Complejidad y contradicción...", que además se unía
con un uso acrítico del lenguaje del pasado, como en el neobarroco
de Ricardo Bofill o de Rob Krier. También Rossi y el grupo
del neoracionalismo italiano investigaban la morfología de
la ciudad histórica, reflotaban el concepto de tipo, y trataban
de entender la memoria del lugar y así operar sobre ella.
No veían la ciudad como una producción "ex novo"
constante, sino como una historia que se va narrando, un devenir
de la ciudad que el usuario va entendiendo a partir de los elementos
que la propia ciudad cuenta: una narrativa de la historia de
la ciudad. He leído algunos trabajos de ustedes, donde
se menciona a "Las ciudades invisibles", el libro de Italo Calvino:
también desde la literatura aparecen pensadores que tratan
de interpretar esa historia de la ciudad.

Mientras esto se estaba gestando y
aparecían algunas realizaciones, paralelamente la economía
avanzaba en otro sentido. Se desarrolla entonces, y se va haciendo
cada vez más hegemónico, el llamado pensamiento
único. El mercado financiero empieza a tener una importancia
muy grande y todo esto hace eclosión en el momento en que
desaparece la Unión Soviética, que había sido
en los hechos el Estado "equilibrante" durante toda la Guerra Fría.
Este equilibrio había hecho que los otros Estados se preocuparan
por tener instancias de Estado Benefactor. Eran redes de contención
social que hacían que la gente pudiera mantener un buen nivel
de vida, cumpliendo con los reclamos que algunas décadas
antes habían sostenido anarquistas y socialistas.
Con la caída del Muro de Berlín se termina todo esto,
y también la convicción en que la técnica,
la robotización y la investigación científica,
se iban a destinar a un mejoramiento del nivel de vida; que se iban
a acortar los tiempos de trabajo y que el tiempo libre sería
el logro del futuro. Todo esto cambió al desaparecer el "otro"
Estado, que generaba temores, y que hacía que Occidente tratara
de darle cierto bienestar a su gente, con servicios médicos,
sociales, y distintas redes de contención. Así fuimos
volviendo al punto donde habíamos empezado, casi a principios
del siglo XX, donde aquellas luchas sociales procuraban conseguir
poco a poco algunas mejoras. Ahora los mercados son los que manejan
la situación, y la estabilidad y seguridad del trabajador
casi no existe.
Y en este punto, el
espacio público importa poco. El espacio público
como representación o como atributo del Estado, no es un
bien reconocible ni interesa demasiado. En este momento aparecen
otras necesidades: en especial el tema del marketing, primero en
su forma institucional y luego como marketing urbano.
Al marketing institucional, ya no le interesa la memoria de la ciudad,
sino que le interesa dejar señales de su existencia. Cada
marca, cada "logo", quiere marcar su presencia a través de
la arquitectura. Se produce una captación de aquella arquitectura
de autor reconocible, y que puede darle a la marca ese prestigio
necesario.
Como vemos, la ciudad ha tenido un cambio fundamental. Antes lo
que importaba era la iglesia, el ayuntamiento, la sede de gobierno.
En el siglo XX esto se modifica: aparece la empresa capitalista,
representada por la torre (aquel objeto arquitectónico
inventado por la modernidad).
Cambia por ejemplo la planificación
urbana. Habíamos visto aquella planificación que comienza
con Patrick Geddes, con una investigación sobre el territorio
y procurando un equilibrio regional. Pero ahora aparece otro factor
contrapuesto al equilibrio, que es la competitividad entre ciudades.
Es el momento del planeamiento estratégico, que toma
los principios de la estrategia de guerra, militar, que primero
pasa a las empresas, y de las empresas pasa al marketing urbano.
Trata de tomar aquellos elementos que la ciudad tiene como positivos,
como elementos potenciales, para hacerla aparecer con un perfil
competitivo dentro del conjunto de ciudades.
Y también aparece, en parte por la influencia del neoracionalismo
(y creo que había muchas razones para esto) la desconfianza
en la planificación, y en especial en la planificación
normativa. Se piensa que, finalmente, la forma urbana es un resultado
casual. No se llegaba con una normativa a tener una forma urbana
que pudiera prefigurarse, sino que esta era producto de la "casualidad"
y de la potencialidades del mercado. Es así que aparece otra
manera de hacer la ciudad, la ciudad por partes. Este sistema
entra inmediatamente en choque con la planificación urbana
tradicional o científica.
Esta construcción de la ciudad por partes es algo que en
cierto sentido "ganan" los arquitectos, porque implica construir
la ciudad como una serie de arquitecturas. Hay una gran diferencia
con las ideas de Le Corbusier: ya no se trata de borrar todo y hacerlo
de nuevo, sino de trabajar partes de la ciudad y que esas partes
desarrollen sectores. La idea se relaciona muy bien con la planificación
estratégica porque posibilita encontrar ciertos puntos importantes
de desarrollo. Y por la sinergia que cada uno de estos puntos crea,
permite potenciar un desarrollo más profundo. Esta es la
consecuencia de ciudad entendida como arquitectura.
La caída del Muro de Berlín
posibilita la puesta en funcionamiento de alguno de estos criterios.
En una clase anterior habíamos visto, dentro del criterio
de planificación por partes, la IBA Berlín. Fue una
primera prueba de estas posibilidades. Vimos también Barcelona,
que es un ejemplo típico de planeamiento estratégico,
donde este se desarrolla con mucha energía y se crea toda
una metodología de trabajo al respecto.

En el área que estaba afuera
del muro del Berlín, donde está el meandro del rio
Spree, se va a ubicar el nuevo gobierno de Alemania unificada.
Allí se desarrolla el concurso para el nuevo centro de gobierno.
El primer premio toma el criterio de unir Este con Oeste cruzando
el río, como acto simbólico, y reconstruir el Reichstag.
Hay un museo y una gran plaza cívica, toda una serie de edificios,
apoyos del gobierno, y otra plaza más pequeña para
los ministerios. Las variantes del concurso son numerosas, pero
en general se trata de no crear situaciones con edificios sueltos
en el paisaje, sino edificios de perímetro cerrado, que van
creando calles y plazas, con los criterios del neorracionalismo
y su experimentación sobre la continuidad de la ciudad nueva
con la vieja.
Como ven, aquí ha cambiado completamente el criterio de la
ciudad capital que caracterizaba al Mall de Washington, a Canberra,
a Nueva Delhi. Todas estas proponían un sistema de city
beautiful, idea que acá ha cambiado. Hay una manera distinta
de expresar una cierta monumentalidad, menos sobreactuada que las
otras, pero con carácter de autoridad, con un manejo muy
especial de las escalas y los espacios cívicos.
Postdamer Platz es otra zona que se
va a desarrollar. En su entorno están la Filarmónica
y la Biblioteca de Scharoun, el museo de Mies, y no muy lejos un
edificio proyectado por James Stirling, y en otro borde la puerta
de Brandenburgo.
Hay una circunstancia legal que permitió hacer todo esto.
En el caso de la IBA Berlín, la tierra era propiedad privada
y hubo que trabajar dentro de la subdvisión que existía,
y además con financiamiento del Estado. Cuando se unifica
Alemania, Alemania del Oeste se hace cargo de Alemania del Este,
que era un Estado quebrado. Pero ese Estado quebrado tenía
como capital la propiedad de toda la tierra, que entonces
es su aporte a la operación. Así se hace posible construir
todo el área de Postdamer Platz, mediante una venta de tierra
a grandes empresas multinacionales (Sony, Mercedez Benz, etc.) y
a operadores inmobiliarios que pueden hacer el desarrollo urbano.

El parámetro de este desarrollo
era la reconstrucción crítica, que supone el
mantenimiento de todo el tejido urbano, pero con tipologías
modernas. La normativa pedía reconstruir con esos criterios
y fijaba ciertos parámetros de alturas fijas de fachada.
Se llama entonces a concurso general para el área. En principio,
uno de los problemas más difíciles de resolver es
la relación con la biblioteca. Se propone una pieza urbana
que sirve como remate de la calle principal, y luego cada "manzana"
contiene unidades de proyectos a ser desarrolladas por distintos
arquitectos. Los costos de esta venta de tierras y la necesidad
de buscar la rentabilidad económica, llevan a los promotores
a un uso del suelo muy intenso, lo que trae algunos
problemas.
El uso público de las calles entre edificios ha sido muy
cuestionado. Lo público en realidad no es tan público:
es la unión de todos estos edificios que han creado un paseo
cubierto, que se cierra en determinada hora, y que es casi como
cualquiera de los shoppings malls que nosotros conocemos. La
idea del espacio público esta distorsionada en un espacio
privatizado. La imagen de los edificios de la Friedrichstrasse tiene
una solución muy pobre, que fue muy criticada. Había
una imposición de los promotores para llegar al máximo
edificable permitido y esto le dio muy poco margen a los arquitectos
para poder trabajar. Y esto originó una polémica que
llegó a los diarios. Por un lado estaba Lampugnani que pedía
que los arquitectos fueran acotados, que no hicieran "cosas locas".
Y por otro lado estaba Libeskind, que protestaba por las pocas posibilidades
que le habían dado, y sobre todo
porque había
perdido el primer premio del concurso de la Alexanderplatz.
Cuando veo estas imágenes yo
me acuerdo de la avenida Diagonal Norte en Buenos Aires que también
tuvo una normativa muy cerrada, y que a nosotros nos permitió
entrar en una cierta modernidad en los años 30, con gran
calidad. En cambio, en el Berlín de los '90, pareciera una
propuesta anacrónica. También a propuesta ganadora
toma la Alexander Platz como remate de la avenida Karl Marx, que
se había hecho en Berlín Oriental: utiliza criterios
de la arquitectura moderna, pero con una escala que no ofrece posibilidades
de vida al espacio público, por sus tamaños desmesurados.
El proyecto de Libeskind apuesta a una estructuración más
caótica, con torres que van creando espacios complejos, que
no están lo suficientemente definidos como para poder decir
que resultado podrían haber tenido. Hay unas rayas, no se
sabe muy bien que son, quizás son esos recursos del deconstructivismo
que en el plano quedan muy bien.
Y dentro de este mismo criterio del
planeamiento estratégico, muchas ciudades trataron de
posicionarse en Europa, como por ejemplo Bilbao. Es un caso
que ustedes conocen muy bien por ese objeto arquitectónico,
el museo Guggenheim, que cumplió con lo previsto en la propuesta:
modificar el perfil económico de la ciudad, anteriormente
dominado por la industria naviera (que justamente ocupaba esa zona
hasta algunos años antes). Según algunos, fue el Mercado
Común Europeo el que decidió que no era el punto apto
para desarrollar esa industria, que debía estar en Alemania.
Pero le dio a la ciudad una compensación importante para
poder realizar un nuevo proyecto: un centro de negocios, cuyo concurso
ganó Cesar Pelli, más el Guggenheim, más el
puente de Calatrava, que le dan prestigio a la ciudad a través
del diseño, y generan una marca de Bilbao que ha funcionado,
por lo menos hasta ahora.

Acá lo que interesa es el plan
estratégico, lo que desde el punto de vista comercial pueda
darnos. Hasta ahora no hemos hablado de vivienda, no hemos hablado
de mejorar la calidad de vida salvo en aquellos espacios públicos
que tienen que ver con la centralidad de la ciudad. Esto solamente
pasó en Barcelona, donde la ciudad fue pensada
integralmente, y mejorada en su conjunto: el nivel de vida y
el espacio público en su totalidad.
En el caso de Lille, en Francia, el TGV, que es el tren que une
París con Londres, había generado un cruce de rutas
entre Londres, París y Bruselas. Esta ciudad se propone captar
esta potencialidad que le había brindado la nueva estructura
europea. Y para eso decide hacer un emprendimiento al que llama
Euralille.
En el tejido urbano original de Lille, muy abigarrado, hay construcciones
del medioevo, y una zona muy conflictiva donde confluyen el ferrocarril,
unas autopistas, algunas infraestructuras bastante diabólicas,
y la posibilidad de desarrollar en este lugar un centro de convenciones
y negocios a escala europea. Y el proyecto se lo encargan a Rem
Koolhas. La propuesta incluye el centro de convenciones y exposiciones,
un centro hotelero, unas torres de oficinas: es un lugar especialmente
complejo
Acá tendríamos que detenernos
un poco y pensar en algunas cosas que los antropólogos han
encontrado en esta manera de construir la ciudad. Una de estas ideas
es la de los "no lugares" como producto de la sobremodernidad,
una teoría del antropólogo francés Marc Augé.
Que habla de cómo se producen los espacios que no tienen
las características de lugares, que no contienen algunas
de las necesidades de los hombres, sobre todo de comunicación
en los espacios: son los shoppings, los aeropuertos, todo ese tipo
de construcción que no contiene y que no fija al individuo,
y que por lo tanto le impiden identificarse con los lugares.
Euralille es una gran construcción que tiene todas las características
de la suma de los no lugares. No existen las sendas que nos llevan
a él. Y ni siquiera tiene espacios de contención.
Hasta la forma misma del centro de convenciones, un óvalo,
no intenta contener un lugar, sino todo lo contrario. Es un objeto
con una serie de remanentes alrededor, pero que en ningún
momento constituye un lugar. Incluso desde el punto de vista compositivo,
más que una composición es una adición de
partes: A más B más C.
Las torres que están por encima de la estación, fueron
construidas por Portzamparc, por Nouvel, y varias firmas francesas.
En realidad llama la atención como Rem Kolhaas es el que
introduce el tema del espacio basura, como espacio producido
por la sobremodernidad. Es muy común en él, criticar
pero además aceptar estas condiciones del marketing y
la cultura comercial. No discute nada y por ahí hace alguna
ironía para entendidos, como diciendo "yo lo hago, pero
me río de esto". Estoy un poco duro con él pero
se lo merece, porque en realidad solo se habla bien de él
y no creo que siempre lo merezca.
Los edificios están también construidos en forma casi
escenográfica, porque los materiales que utiliza y la forma
en que lo hace, los hace parecer una construcción provisoria,
construida como una exposición. Eso no quiere decir que no
tenga un manejo formal interesante, pero la construcción
es muy banal.
La arquitectura moderna es reconocida
en general en su forma de edificio marca, para mostrar un
edificio emblemático, donde los arquitectos cada vez tienen
que hacer un mayor esfuerzo para diferenciarse del vecino. El primero
fue el "Chippendale" de Philip Johnson, para el edificio de la ATT
que se transformó en el ejemplo clásico del posmodernismo.
Se proponen algunos espacios públicos, como algunas plazoletas
en Nueva York, con algunas esculturas modernas, que vienen a paliar
la inexistencia de espacios públicos. Pero en ciudades sin
un tejido tan fuerte como el neoyorquino, la construcción
de estos edificios corporativos y la necesidad de espacios para
el automóvil, van creando esos espacios basura que se ven
por ejemplo en las ciudades del medio oeste norteamericano. No son
solo "no lugares", sino más allá de eso, son espacios
basura. El tejido de la ciudad se transforma bruscamente en esos
puntos en sectores sin estructura.

Algo que suele acompañar esa transformación de los
centros de las grandes ciudades en ciudades de negocios, es que
la gente se va de la ciudad. Van a vivir a lugares que heredan las
ideas de la ciudad jardín, de los green belts, sub-urbanizaciones
construidas para la gente que volvía de la Segunda Guerra
Mundial (y además para poder vender más automóviles
y construir autopistas). En la imagen satelital nocturna de Estados
Unidos, se ve que todo el territorio, excepto los desiertos de Arizona
y las Montañas Rocosas, está iluminado. Es decir,
esta urbanizado. La zona este está prácticamente cubierta
y ya casi no hay diferencias entre ciudad y campo.
Llegamos a una situación de escape hacia el lugar idílico
en el campo, donde todo el mundo "puede tener contacto con su vecino",
pero donde todos aquellos elementos que hacen a la ciudad, como
la identidad, la legibilidad, la imaginabilidad, han muerto. Esto
es un continuum que empezó con las Levittowns, conjuntos
de viviendas que hacía en Estados Unidos un señor
Levitt, a precios bastante bajos y a pagar en 30 años.

Todos estos lugares necesitan incorporar
en algún momento un centro, porque este no existe en el origen
de la urbanización. Entonces se inventa un centro, que
es el shopping mall. Es una estructura heredada del viejo mall
de la ciudad americana, que iba de la Estación ferroviaria
al Ayuntamiento, y que recompone en forma nostálgica Disney
en la calle mayor de Disneylandia. Se trata de reconstruir aquella
ciudad, pero en lugar de incorporar elementos institucionales, se
pone una tienda "ancla" en una punta del shopping, un patio
de comidas en la otra punta, y entre ellos discurre todos este
espacio que trata de ser un paliativo de la falta de espacio público.
Y por supuesto, el famoso e imprescindible lugar de estacionamiento.
En otras ciudades, como en París,
se trata de trabajar con otros criterios. Allí hay una institución
que trabaja sobre el planeamiento de la ciudad, el APUR.
Es una institución que depende del Estado, pero que no cambia
con las renovaciones políticas del Estado. Por eso ha tenido
una gran continuidad de acción y es la que legisla y monitorea
permanentemente el plan urbano de la ciudad, y no solo eso, sino
que va tomando decisiones sobre la construcción de las partes
de la ciudad. Esta es su tarea más interesante, y para ella
ha desarrollado una metodología. Ellos lo llaman el ZAC,
Zonas de Anemagement Concerté. Son zonas de desarrollo
concertado con una forma de actuar muy interesante.
En el área a desarrollar, el APUR nombra una comisión
que elabora un programa de necesidades para esta área, y
luego se llama a concurso o se invita a un estudio para hacer los
proyectos. Estos se ponen a consideración de la gente, se
sacan conclusiones de los debates, y se ajusta y desarrolla ese
proyecto. Luego hay un arquitecto que controla que el proyecto siga
adelante con las condiciones pactadas, y se llama a concurso para
cada una de las piezas.
Un ejemplo es el área de la
nueva Biblioteca Nacional de París, y los sectores que se
encuentran a su alrededor. Había que lograr una estructura
morfológica adecuada de estos sectores, para que no compitieran
con la biblioteca. Por eso se proponen ciertas rasantes unificadas,
y una volumetría más o menos prefigurada. Luego esa
volumetría tenía que ser desarrollada por los distintos
arquitectos, algunos conocidos como Portzamparc, o Henry Ciriani,
que trabajaron tratando de conciliar sus visiones con la visión
general del conjunto.

También se enlazan las distintas áreas, y visiones
hacia el interior y desde el interior hacia el parque a través
de aperturas de la masa edilicia en distintos lugares. Hay todo
un procedimiento que puede parecer algo limitativo para los profesionales,
pero que exige un trabajo de ida y vuelta que ha dado buenos resultados.
Y esto también pasa en otros lugares, como frente al Parque
de Bercy.
El área incluye un sector de parrilla ferroviaria detrás
de la Biblioteca, que se cubre con algunos edificios y parques con
espacio público, todo sobre una gran losa. La empresa que
administra el ferrocarril, dueña de la tierra, no va a cobrar
hasta que estas construcciones se hagan. Hay un procedimiento financiero
interesante, ya que no hay una carga financiera inicial alta para
poder liberar el suelo al uso urbanizado, sino que el dueño
del suelo acompaña las ganancias a medida que aparecen, y
la carga financiera se distribuye a lo largo del tiempo de
amortización. Como el programa final está indeterminado,
la losa tiene que tener un sistema constructivo que pueda aceptar
indistintamente la construcción en distintos puntos.

Otro tema importante en la agenda actual
de las ciudades tiene que ver con la forma en que tratamos al planeta.
Se trata de la subsistencia como planeta, y de como
las construcciones que hacemos pueden estar afectando el futuro
de la humanidad. En ese sentido, realmente hemos hecho poco. Hay
algunos arquitectos que se están planteando estos problemas,
aunque yo lo tomo con "comillas": es el caso de Richard Rogers,
que en su carrera anterior no había tenido un pensamiento
demasiado ambientalista. Ahora ha escrito un libro que se llama
"Construyendo una ciudad para un mundo muy pequeño" haciendo
alusión a la conectividad que existe hoy en día entre
todas las partes del mundo.
Rogers muestra un ejemplo en una de las regiones más conflictivas
del mundo, en China. Allí se ha entrado en una etapa de cierto
liberalismo económico, y se esta construyendo cada vez más,
tratando de llegar a ciertos estándares internacionales.
Esto es para aplaudir, pero también hay que tomar conciencia,
como advertía Roberto Fernández, que si todos los
chinos quisieran tener una heladera como la usamos nosotros, el
problema de los CFC y del agujero de ozono sería muy difícil
de controlar. Quizás haya que agradecer que la forma de alimentación
de ellos sigue teniendo otra forma, y la refrigeración todavía
no es una necesidad imperiosa...

Rogers plantea una ciudad que presenta
como sostenible, con una mayor densidad en la zona central, tratando
de hacer una especie de "derrame hacia el río", optimizando
la penetración de la luz y aprovechando los vientos predominantes,
creando además algunos pulmones verdes. Es una urbanización
que mantiene densidades muy importantes, y que trata de poner la
tecnología en función de las nuevas condicionantes
ambientales.
También Renzo Piano hizo algunas construcciones con criterios
similares, como el Centro Cultural de Nueva Caledonia, en el Pacífico,
realizado en madera y caña y utilizando algunos principios
ya ensayados por los habitantes del lugar. Es evidente entonces
la necesidad de que la arquitectura incorpore estas consideraciones
ambientales, y no trate de minimizar los problemas con un uso exagerado
de la energía y el despliegue tecnológico, utilizando
en cambio recursos elementales que hemos olvidado.
Como hemos visto, la agenda de problemas
que la arquitectura de la ciudad tiene que afrontar hoy día
se ha ampliado considerablemente, desde las épocas de la
"nueva objetividad". Y algunas de estas exigencias parecen ser difíciles
de conciliar. Así vemos como existen arquitectos que hacen
esfuerzos para crear objetos que refuerzan la identidad de la "marca",
otros tratan de encontrar procedimientos que permitan superar la
normativa en pos de la formalización colectiva del lugar,
mientras otros se esfuerzan por la sostenibilidad ambiental del
artefacto ciudad, sin que esto signifique la pérdida de esa
cualidad que hace que elijamos vivir en ellas. Conciliar estos tres
objetivos debería ser nuestro desafío.
SC
En el próximo número:
II parte, la evolución en Buenos Aires.
El
APUR (Atelier Parisien dŐUrbanisme) fue creado en julio de 1967
por el Consejo de París. Es una asociación sin fines
de lucro entre la Ciudad de París, el Estado francés,
la región Ile-de-France, la Cámara de Comercio e Industria
de París, la Cámara de Oficios de París, la
administración de transportes y la Caja de locaciones familiares.
Más información, en la página www.apur.org.
Sobre marketing urbano,
ver nota
de Mariona Tomàs en
el número 6 de café
de las ciudades. Sobre los grandes
"edificios trofeo", ver nota
de John Thackara en el número
4-5.
.
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