Los deseos
imaginarios del comprador de Torre Country
Una tipología
antiurbana (I)
Por
Mario L. Tercco
He fotografiado
los carteles que promocionan un edificio de viviendas en altura,
actualmente en construcción en el corredor norte de Buenos
Aires. La ideología y el deseo que transmiten estos anuncios
pueden estar condicionados por la estrategia publicitaria, pero
en todo caso son reveladores acerca del contenido hedónico
con el que el comprador de estos productos elabora su decisión
de comprar y, por consiguiente, de pasar buena parte de su vida
adulta en este tipo de residencia. Los lectores de café
de las ciudades son gente culta y no necesitan explicación
acerca de los estereotipos étnicos y clasistas de la actividad
publicitaria, el uso del idioma inglés para designar conceptos
que el castellano define con tanta o mayor precisión, etc.
No es nuestro objeto un análisis del discurso publicitario
en sí mismo, sino tratar de descubrir a través de
las estrategias promocionales la clase de bienestar que se busca
en la compra de estos productos inmobiliarios.
El edificio
del que hablamos pertenece al universo de las llamadas "torres
country": un objeto aislado de su entorno, despegado
del tejido urbano, cerrado a la calle con cercas y paredones, elevado
en altura para capturar vistas al río y a los parques, concentrado
en planta baja para ganar capacidad constructiva (el Código
de Planeamiento Urbano vigente en Buenos Aires premia la ocupación
restringida del suelo) y para generar un parque propio, que junto
a los equipamientos y servicios comunes conforman una alternativa
"urbana" a las promesas del country club o barrio
cerrado (seguridad, confort, contacto con la naturaleza, exclusividad).
La famiglia unita


Los
compradores, familia nuclear bien compuesta, sin excluir toques
de modernidad al uso. "Familieros" al fin, suelen recibir
a sus padres que, por supuesto, viven fuera de Buenos Aires (quizás,
prósperos agricultores; quizás, los que prestaron
el adelanto para la compra...)
La
rubia del solario


No
se entiende bien como podrá mantenerse unida la familia de
las fotos anteriores con estas amenazas a la vista: el joven portador
de bíceps, la vecina soltera que pasa sus horas en la piscina
con una minúscula bikini (salvo que se trate de la señora
moderna, también casada y con hijos, pero que se mantiene
sexy y atractiva gracias a la gimnasia y la cirugía). Daniel
Bell explicaría con más habilidad estas contradicciones
del deseo ABC1.
Sí a la naturaleza, no a la ciudad


En
este caso no se menciona al río (por honestidad intelectual,
ya que la torre está rodeada de edificios altos que interceptan
las vistas costeras), pero si la "añosa arboleda".
Un dato evidente del terreno, como es la densa y compacta urbanidad
circundante, no forma parte de la promoción; tampoco se mencionan
la cercanía de una estación ferroviaria y otra del
subterráneo.
Guerreros en reposo




Distensión,
relajación, transparencia, aislación, amplitud. Son
los valores de la Torre Country.
El cuarto de ensayo


O
más bien, como contener la rebeldía y la eclosión
hormonal apartando a los chicos de los peligros de la calle
(de paso, la idea de que la música es cosa de adolescentes...)
Para servir y proteger

En
la práctica, la gente de la custodia no tendrá el
glamour de este policía con aire a Clark Gable o a integrante
de Village People, pero no sería "vendedor" poner
la foto de un oficial retirado de la Federal o la Bonaerense. Por
eso el guiño de un agente cool, de fino bigote y actitud
displicente.
No habrá ninguno igual, no habrá ninguno

La
torre country se aísla en el espacio de su entorno urbano;
en este caso también se aísla en el tiempo. La frase,
recortada contra el cielo publicitario, despega al edificio del
pasado y del futuro. Un presente perpetuo, una eternidad aséptica,
una discreta ausencia que niega la ciudad.
MLT
Continúa
en el próximo número de café
de las ciudades.
De
Mario L. Tercco, ver también las notas Miradas
sobre Buenos Aires e Instrucciones
para entrar en Buenos Aires, en los números 25
y 29, respectivamente, de café
de las ciudades.
Sobre
las torres country, ver también la opinión de Sergio
Cano en la nota La
ciudad: de la caída del muro al 11-S, en los números
8 y (especialmente) 9 de café
de las ciudades.
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