El
Mundo, un paraíso chabacano
Y su contrapartida:
la Ciudad del Pecado

En pocos años,
El Mundo será un gran archipiélago turístico
en el Golfo Pérsico, frente a las costas de Dubai. El Círculo
Polar Artico y la Antártida, sendas escolleras que protegerán
del oleaje a los cinco continentes. Estos se dividirán en
300 islas de entre 2 y 5 hectáreas de superficie cada una.
Algunas serán "históricas" y reproducirán
palacios franceses y castillos medievales; otras, "culinarias"
o dedicadas al golf; habrá incluso una "ecovilla"
que reproducirá, frente al desierto, la estructura de la
selva húmeda. Todo estará preparado para la relajación
en seguridad, supremo desideratum de la experiencia contemporánea.
The World
no es el primer resort sobre suelo artificial en Dubai, uno
de los siete Emiratos Arabes Unidos: la imagen situada en Internet
nos muestra dos emprendimientos que desde el aire tienen forma de
palmera (The Palm),
sobre el intenso azul del mar frente a la ciudad. Y tampoco es la
primer obra que fuerza a la naturaleza. Rodeada de desiertos,
la ciudad se distingue por sus campos de golf de nivel internacional,
los jardines que ornamentan su Creek (malecón de 10 kilómetros
de extensión) y los rascacielos completamente vidriados que
desafían los 35° de temperatura promedio.
Toda la ciudad
pareciera imaginada como un inmenso parque temático,
un ámbito de hedonismo ajeno a las guerras y el petróleo
que abundan en la región. Su actual población es de
1,67 millones de habitantes pero está previsto que llegará
a más de 3 millones en el año 2010; la página
de turismo de este emirato,
regido por el sheik Maktoum bin Rashid Al Maktoum, pregona tácitamente
una envidiable convivencia entre sus habitantes, que en un 80 %
proceden de otros países y que además de la mayoría
musulmana incluyen hinduistas y cristianos (estos pueden practicar
sus religiones, aunque no están autorizados a realizar "proselitismo").
También, fotos de hombres y mujeres de rasgos y vestimentas
occidentales, avisos de night clubs y lugares para tomar tragos.
Un auténtico baluarte, en definitiva, de la "economía
de la experiencia".

No es la infraestructura necesaria para generar estas islas, con
sus rellenos y contenciones, lo más avanzado de este proyecto.
El relleno de áreas costeras tiene antecedentes en casi todo
el mundo, especialmente a partir de la gran expansión de
las ciudades en el siglo XIX (sin olvidar la tradición centenaria
de los polders holandeses). Gran parte de la expansión de
Boston se desarrolló sobre superficie de relleno; Buenos
Aires tiene hoy casi un 10 % más de superficie que hace 100
años, como consecuencia de los rellenos sobre el Río
de la Plata, incluyendo la Reserva Ecológica (de la que existe
también un antecedente en Toronto, también originado
en un fallido proyecto de expansión); también hace
unos años hubo un proyecto de generar una isla artificial
para hacer un country club frente a San Isidro. Los aeropuertos
de Osaka y Hong Kong están asentados sobre islas artificiales,
similares a las de Kobe, en la Bahía de Osaka, que están
destinadas a instalaciones portuarias y barrios residenciales.
La verdadera
particularidad en los rellenos de The World es el uso
lúdico y recreativo que predomina en su planteo, la
novedad de su escala y la anécdota de su representación
planetaria. Pero ya hace casi 50 años que se proyectó
rellenar la Bahía de La
Habana para instalar hoteles y casinos. Y en una escala
más modesta, son muchos los ejemplos de forzamiento de la
naturaleza para la construcción de resorts en playas paradisíacas:
tala de manglares y bosques tropicales, refulados de arena, polderizaciones
y alteración de costas, etc.

En rigor de verdad, The World solo tensiona al límite
una tendencia que ya existe en las urbanizaciones privadas alrededor
del mundo, tanto en países desarrollados como subdesarrollados:
aislamiento y segregación, creación de ambientes
artificiales y "experiencias" territoriales a la carta,
la pretensión de reproducir "paraísos" en
condiciones totalmente distintas a las de sus orígenes, la
idea de relajación y exclusividad. Hay un hotel en Las Vegas
que pretende reproducir Venecia, hay spas en Japón que reproducen
las condiciones de una playa del Caribe, hay un parque temático
en Buenos Aires que se supone representa a Jerusalén...
La construcción
tiene, por supuesto, dificultades tecnológicas, sin que por
esto resulte imposible (en realidad el gran problema es su inexistente
sustentabilidad ambiental, su forzamiento al extremo de las condiciones
naturales). Pero, desde otro punto de vista, es interesante leer
atentamente la
promoción de The World en la Web
para comprobar que en realidad no es un proyecto que cuente con
financiación asegurada, sino que Dubai está buscando
inversores para realizarlo. Es una sofisticación extrema
del marketing y la ingeniería financiera: proponer una
experiencia que se supone digna de ser vivida, dotarla de una localización,
y salir a buscar quien ponga los fondos. Esta es la verdadera marca
contemporánea del proyecto.

La contrapartida perfecta de The World, su negativo exacto,
es Sin City, la película de Robert Rodríguez
y Quentin Tarantino (en el indefinible rol de "director invitado")
sobre el comic de Frank Miller (que para complicar las cosas,
también parece haber participado de la dirección...).
La Ciudad del
Pecado es oscura: en ella siempre es de noche, pero no por eso es
menos atractiva. La pueblan rascacielos que imitan al Chrysler y
rutas de matriz californiana (esas rutas por las que solo se puede
ir a cometer o descubrir u crimen...). Hay bares lascivos, puertos
ominosos y calles que las putas han ganado a la policía.
Hasta la quinta donde descansa el Obispo (un villano tenebroso)
es más cercana a la mansión Adams que a un country
club. Una ciudad donde la inocencia no existe más que para
ser violada y traicionada; aun así, una ciudad más
creíble y atractiva que las escenografías paradisíacas
que hoy se ofrecen en El Mundo.
MC

Ver
el sitio Web de The
World.
Ver
el sitio Web de Turismo de Dubai.
Ver
el sitio Web de The
Palm.
Sobre
Sin City, ver las imágenes
comparadas de la película y el comic
en filmrot.com.
Sobre
el proyecto de relleno de La Habana, ver la entrevista
de Roberto Segre a Mario Coyula en
el número 33 de café
de las ciudades.
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