El
movimiento en el corazón de la modernidad
La urbanidad
latente en los espacios del desplazamiento.
Por
François Ascher
Traducción:
Andrés Borthagaray
N.
de la R.: Esta nota reproduce el texto de introducción a
la exposición Arquitectura en Movimiento, Ciudades y Movilidad,
exhibida en París, en otras ciudades europeas, asiáticas
y americanas, y recientemente en Buenos Aires.
.
Centro
de Operaciones de Autopistas,
bajo el viaducto A14 en Nanterre, Francia (obra terminada en 1998).
Odile Decq, Benoît Cornette, arquitectos. Foto: Georges Fessy.
El movimiento se ha convertido en un valor fundamental, condición
de cambio, de progreso, de desarrollo económico y de la aspiración
de los individuos a elegir los lugares y los contenidos de sus
actividades, a construir ellos mismos, tanto como sea posible,
su vida: movimientos de bienes, de personas y de capitales ligados
al crecimiento de la economía y su globalización,
movimientos físicos y movimientos de información hechos
posibles por el progreso de la ciencia y de la técnica, movimientos
de ideas, movimientos cotidianos de personas en sociedades cada
vez más urbanizadas.
Indispensable
para ir al trabajo, aprovisionarse, formarse, divertirse, curarse,
el desplazamiento es un elemento cada vez más importante
en la vida de los individuos y de las colectividades. Poder desplazarse
se ha convertido en eso que podríamos llamar un "derecho
genérico", es decir una condición necesaria
para acceder a los otros derechos: el trabajo, la vivienda,
la educación, la salud.
Permitir a todos
desplazarse tan libremente como sea posible, hacer compatibles y
complementarios los diversos modos de transporte individuales y
colectivos, hacer accesibles los equipamientos y los servicios urbanos
a todos y, si fuese posible, en todo momento, dar calidad
a los tiempos y a los lugares del movimiento, incrementar la autonomía,
el confort, el placer, la calidad ambiental y la seguridad de cada
uno y de todos en el momento de sus desplazamientos, preservando
y poniendo en valor los patrimonios naturales y construidos, economizando
los recursos naturales no renovables, limitando los desechos carbónicos
en la atmósfera... tantos desafíos para nuestra sociedad,
nuevas soluciones a encontrar.
En ese contexto
se ha creado el Instituto para la Ciudad en Movimiento (Institut
pour la Ville en Mouvement), para contribuir a las
dinámicas de la innovación social, científica
y cultural que permitirán mejorar la adecuación de
los medios de desplazamiento a las diversas necesidades.

Acceso
cubierto a la estación de Oozeki en Fukui, Japón (obra
terminada en 1996).
Shushei Endo Architect Institute, arquitectos. Foto: Toshiharu Kitajima.
Lugares
indignos de ciudades y ciudadanos
Mientras que
la calidad de los lugares y de los tiempos de la movilidad es un
desafío creciente para aquellas ciudades que se mueven cada
vez más -de muchas formas, en todos los sentidos, a todas
las horas del día y de la noche-, con demasiada frecuencia
las infraestructuras del transporte están todavía
concebidas en función de lógicas técnicas estrechas,
sin tomar en cuenta la densidad del tiempo que los usuarios pasan
en ellas, sus deseos de confort y seguridad, su preocupación
por encontrar en los espacios públicos una calidad vecina
a aquella que pueden encontrar en los lugares privados, individuales
y colectivos.
Con demasiada
frecuencia todavía, estas lógicas de transformación
segmentan la vida cotidiana de los ciudadanos móviles sin
tener en cuenta que de hecho son a la vez y sucesivamente peatones,
ciclistas, usuarios del transporte público y automovilistas.
Con demasiada
frecuencia todavía las diversas autoridades y los transportistas
desprecian la intermodalidad, a pesar de ser clave de la complementariedad
que exigen la diversidad de situaciones contemporáneas y
la necesaria reconciliación entre los diferentes modos
de desplazamiento.
Con demasiada
frecuencia todavía, la programación y la concepción
de esos lugares del transporte a duras penas articulan las actividades
y los espacios dedicados a mejorar los flujos con los espacios que
ofrecerán mayor "adherencia" a los territorios
del movimiento.
Con demasiada
frecuencia todavía, la programación y la concepción
de esos lugares del transporte tienen dificultades en poner en práctica
esa exigencia moderna de ser "libres en conjunto", es
decir combinar las demandas de intimidad y de sociabilidad, de autonomía
y de ayuda mutua, de anonimato y reconocimiento.
Con demasiada
frecuencia todavía, les cuesta conciliar esas "cuasi-oposiciones"
que hacen la riqueza de las ciudades: la velocidad y el paseo,
la eficacia y la errancia, la funcionalidad y lo superfluo, lo programado
y lo inesperado.
Con demasiada
frecuencia todavía, consideran que lo bello viene después
de lo funcional, que la arquitectura se reduce a la decoración,
que el diseño urbano es un lujo, que el paisaje consiste
en poner un poco de perejil sobre el hormigón, que los sonidos
y los olores son asuntos despreciables…
Es posible,
sin embargo, concebir estaciones, aeropuertos, puertos y plataformas
multimodales, playas de estacionamiento, rotondas, puentes, pasarelas,
ascensores, calles boulevards y parkways, funcionales,
económicos, bellos, confortables, seguros. Es posible
hacer la vida ahí también: muchas realizaciones recientes
son la prueba.
Algunos han
calificado a estos lugares como "no lugares": tienen razón
en la medida en que estos lugares fueron muchas veces despreciados;
pero también se equivocan, dado que si miraran de más
cerca, hubieran comprendido que esos lugares son ricos en potencialidades,
que algunos comitentes han sabido tomar partido de la urbanidad
latente de esos territorios y que quienes los concibieron han sabido
hacer de ellos verdaderos lugares para la ciudad contemporánea.
Hace mucho tiempo
que la arquitectura se ha apropiado exitosamente de algunos lugares
del movimiento, incluyendo a la ciudad moderna, como lo demuestran
las estaciones, los puentes y los boulevards del siglo XIX.
Hoy está confrontada a nuevos desafíos, a las movilidades
cada vez más variadas, que combinan una gama extendida de
velocidades, de modos, de motivos, de viajeros.

Desarrollo
de dos líneas de tranvía en las ciudades de Bron,
Villeurbanne, Saint-Priest y Lyon, Francia
(Línea 1 completada en 2000, Línea 2 completada en
2003).
Bruno Dumétier - AABD, Diseño de proyecto urbano;
Ferrand y Sigal, Mantenimiento de edificios;
Jean-Michel Wilmotte - AABD, Diseño de estaciones y de equipamiento
urbano;
Gilles Clément, Arquitecto paisajista.
Foto: Gilles Aymard.
Sociedad hipertexto, "metapolis" e hiperlugares públicos
La sociedad
contemporánea es, en efecto, cada vez más dilatada
y compleja. Con el desarrollo de los medios de transporte y telecomunicaciones,
las formas urbanas cambian. La ciudad compacta, densa, continua,
deja lugar a una "metapolis" discontinua, heterogénea,
multipolar, en la cual pierden su importancia las diferencias entre
la ciudad y el campo, entre la ciudad grande y la ciudad pequeña.
Al mismo tiempo, la accesibilidad de los lugares y la movilidad
de las personas, los bienes e informaciones se convierten en factores
de diferenciación de espacios cada vez más determinantes.
En esta sociedad
sobremoderna, los individuos pertenecen simultáneamente,
y cada vez más, a una multiplicidad de medios sociales,
organizados en torno al trabajo, la familia, al barrio, a los ocios,
los valores comunes, etc., que tienden a estar todavía más
separados unos de otros. Los ciudadanos frecuentan así una
gran variedad de territorios, reales o virtuales, y pasan sin cesar
de uno al otro, desplazándose físicamente o por telecomunicación.
La sociedad tiende entonces a parecer un hipertexto, es decir un
texto "numerizado" a N dimensiones, donde los diversos
textos están unificados por palabras que les son comunes,
que constituyen "vínculos" pero que toman, en el
seno de cada uno de ellos, significados diferentes.
En las metapolis
de esta sociedad hipertexto, los individuos se mueven entonces
permanentemente, en todos los sentidos, real o virtualmente,
cambiando rápidamente de estatus, de actividad, incluso de
personalidad, librándose simultáneamente o sucesivamente
a todo tipo de tareas, "des-sincronizando y sincronizando"
al movilizar las técnicas del transporte y almacenamiento
a su disposición, en particular las tecnologías de
la información y las telecomunicaciones.
Por supuesto,
no todos participan de la sociedad hipertexto, ni tienen un acceso
parejo a la metapolis. De hecho, las diferenciaciones sociales y
los "handicaps" se expresan en este nuevo funcionamiento
de la sociedad y es una de las razones que, hoy, hacen del derecho
a la movilidad, real o virtual, un desafío mayor de la sociedad.
Por otra parte,
esta sociedad en movimiento no puede reducirse a una del chip
o del zapping. Tiene igualmente necesidad de nuevos puntos
de apoyo colectivo, de nuevas referencias comunes, de momentos
y de lugares donde se manifiesta concretamente el "estar juntos".
Lo demuestra el boom de todo tipo de eventos colectivos, desde fiestas
de barrio a las copas del mundo, pasando por las rave parties,
Halloween, los desfiles de todo tipo, los festivales, que inscriben
de un modo renovado a la sociedad en los territorios.
Este nuevo contexto
socio-espacial obliga a los arquitectos, a los desarrolladores,
a los transportistas y los urbanistas a renovar sus conceptos, sus
herramientas y sus proyectos. Se trata, en particular, de realizar
nuevos tipos de espacio público, en cierto modo "hiperespacios"
adaptados a una multiplicidad de usos, propicios al desplazamiento
como al estacionamiento, al encuentro como al evitarse, donde
puedan existir individuos en grupos diversos y cambiantes, combinarse
transportes y telecomunicaciones variadas. Porque el espacio no
es solamente el receptáculo de todas estas actividades, es
también una de sus condiciones y uno de sus factores.
Y es la principal
razón de ser de esta exposición que se esfuerza en
mostrar como la arquitectura de los lugares del movimiento puede
contribuir a hacer emerger estos nuevos lugares urbanos.

Diseño
urbano como parte de la instalación del tranvía en
Nantes, Francia
(obra
finalizada en 1992). Bruno Fortier y Italo Rota, arquitectos;
Yann Le Cam, Jefe de Proyecto; Roger Narboni, Iluminación;
Jean-Claude Hardy, Arquitecto paisajista.
Foto: Philippe Ruault.
Una
exposición manifiesto
El Institut
pour la Ville en Mouvement se ha dado por misión actuar
para la innovación, la investigación, los intercambios
y la información para facilitar las movilidades urbanas,
hacer las ciudades accesibles a todos, hacer del transporte un
derecho y un placer.
De hecho, desde
la primera acción lanzada en 2000, ha tenido en cuenta el
desafío de la calidad de los lugares del transporte para
la mejora de las movilidades urbanas, otorgándole el primer
premio de un concurso destinado a los estudiantes a un equipo de
aprendices de arquitecto.
Con la exposición
Arquitectura en Movimiento, ha decidido ir más lejos, haciendo
conocer realizaciones arquitectónicas y proyectos que brindan
una calidad nueva a los espacios del transporte y favorecen las
movilidades urbanas multimodales. Se trata de sensibilizar al público
no especializado, a los comitentes y a los profesionales acerca
de lo que puede aportar una verdadera aproximación urbana
a la movilidad.
La exposición
ha así puesto en escena de manera variada a los desafíos
de la movilidad y las soluciones que pueden ser aportadas no solamente
presentando proyectos y realizaciones de edificios y de infraestructura,
sino también fotografías que expresan la percepción
de esta ciudad en movimiento a través de artistas, de paisajes
sonoros, de análisis de críticos de arquitectura y
de sociólogos.
El éxito
de esta exposición ha conducido al Instituto a presentarla
en varias ciudades de Europa, de Asia y, más recientemente,
de América. Cada una de las ciudades que recibe la exposición
tiene la posibilidad de enriquecerla con proyectos de realizaciones
locales inscriptas en esta misma lógica. De hecho esta exposición
se ha convertido en una suerte de manifiesto.
FA
El
autor es Presidente del Consejo Científico y de Orientación
del Institut pour la Ville en Mouvement, profesor del Instituto
Francés de Urbanismo (Universidad de París 8).
El
Institut
pour la Ville en Mouvement es una asociación
francesa sin fines de lucro. Difunde experiencias, suscita investigaciones
e incentiva proyectos innovadores de acuerdo a tres prioridades:
el acceso a la movilidad para las personas con necesidades especiales;
la mejora de los espacios y de los tiempos de movilidad, especialmente
por medio de la intermodalidad y de la multimodalidad, o bien por
medio de la valorización arquitectónica de los lugares
de movilidad y de los sistemas de informaciones; la valorización
y la difusión de experiencias y conocimientos sobre la ciudad
en movimiento, sus culturas y valores cívicos: una cátedra
universitaria, concurso de estudiantes, seminarios internacionales,
ediciones de libros y revistas o bien catálogos.
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