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    > Año 9 / Número 90 / Abril 2010        > REVISTA DIGITAL / Aparece el primer lunes de cada mes
 
 
Número 4
"Muros y fronteras"
La problemática de la segregación socio-espacial en el territorio urbano.

Próximamente
2ª edición del
Curso Intervención y Gestión de la Ciudad

 > SUMARIO
Terquedades

Una mirada arrabalera a Buenos Aires

Terquedad de la no-Ciudad Universitaria I Columna a cargo de Mario L. Tercco

 “...Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot)

 

Pocos procesos políticos he visto más desangelados que la elección del nuevo Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA (aún irresuelta al momento de escribir esta nota). Alianzas insólitas, conciliábulos secretos, punterismo y puteríos… Una confrontación de aparatos y no de ideas, una elección entre operadores más que entre proyectos. Quedará en la comunidad universitaria de la FADU la tarea de reconstituir una auténtica lucha política, con protagonistas y antagonistas que representen verdaderas alternativas de excelencia universitaria y compromiso social.

Una tarea posible en ese sentido es revisar el ámbito mismo en que se enseña arquitectura, diseño y urbanismo en la más importante universidad argentina. Pese a su pretencioso nombre, la Ciudad Universitaria es uno de los contra-ejemplos más impactantes que pueda haber en Buenos Aires de lo que debe ser una ciudad y un ámbito universitario. Postulo que hasta alcanzar la superación de los horrores urbanísticos que la caracterizan, deberíamos llamarla con más precisión la no-Ciudad Universitaria; en lo que sigue intentaré fundamentar mi posición.

No teniendo este artículo una pretensión de exactitud histórica, dejaré para otros la discusión acerca del origen ideológico de la no-CU. ¿Aplicación tecnocrática de los preceptos del zoning y la Carta de Atenas, con la separación estricta de funciones como paradigma de modernidad urbana, o instrumento de represión política encubierta a partir del alejamiento de la juventud y sus profesores del centro de las ciudad, manteniendo las manifestaciones y rebeldías políticas propias de ese colectivo bien lejos de los centros de intercambio y comando de la sociedad? ¿O demostración transparente de la sutil identidad de ambas posturas, la “técnica” y la del poder más reaccionario?

Lo cierto es que las consecuencias de esa decisión deberían alertar sobre los efectos de las descentralizaciones urbanas mal entendidas, esas que son meros vaciamientos del centro. La no-CU es un área de difícil accesibilidad para quienes no llegan a ella en automóvil; incluso para aquellos que residen en zonas cercanas; la desventaja es mayor para los habitantes de las zonas sur y oeste de la ciudad y su metrópolis. Para colmo, la mayoría de las líneas de colectivos que llegan al predio tienen recorridos restringidos y solo una parte de sus unidades está asignada a la no-CU.

La no-CU tiene el status legal de un barrio cerrado o un country club. Todavía hoy es necesaria la renovación periódica de un convenio por el cual el Gobierno de la Ciudad ejerce en el polígono las funciones propias de mantenimiento urbano (recolección de residuos, ordenamiento del tráfico, etc.). Una consecuencia de este limbo jurisdiccional es que las calles, como en aquella canción de U2, no tienen nombre: ¿cómo entender este vacío de sentido en un predio que alberga una facultad, la de Ciencias Exactas y Naturales, en la qué egresaron o enseñaron premios Nobel, y otra en las que se formaron arquitectos y diseñadores de prestigio internacional, para no hablar de la cantidad de mártires que entre ambas han dado en la última dictadura?

Aunque la no-CU es el lugar donde se forman aquellos que deberán resolver las complejidades de la movilidad contemporánea, su estructura circulatoria es un verdadero caos. El pasado 22 de marzo, la organización Acceso Ya (dedicada a defender la accesibilidad de las personas con discapacidad y el derecho que todos tenemos de acceder al medio físico) organizó en la no-CU la cuarta edición de RALLYDAD, un rally en silla de ruedas del cual participaron personas con y sin discapacidad. “La partida del rally se concretó frente al Pabellón III (FADU) y abarcó unas ocho cuadras en las que el grupo demoró más de 30 minutos en recorrer. En todo el trayecto no se encontraron rampas, ni siquiera en las áreas recientemente construidas. Paradójicamente, en estos edificios no sólo tiene su sede la Facultad de Arquitectura de la UBA, allí también funcionan las oficinas del Centro de Investigaciones de Barreras Arquitectónicas, Urbanas y del Transporte (C.I.B.A.U.T)”, comentan los organizadores.

A partir de la tarea de Mederico Faivre en la oficina de Hábitat Universitario y de algunas iniciativas como la vinculación del campus con los espacios costeros y el tratamiento de estos, se ha logrado mejorar la calidad de una parte de este espacio público. Falta no obstante resolver el problema de la estructura vial y la parquización mediterránea, pero especialmente la carencia de una misión colectiva de dicho espacio. Además de los déficit de diseño, la no-CU sufre la ausencia de las funciones urbanas más elementales. Salvo un par de bares abiertos para recreación de los choferes de colectivos y los usuarios de servicios deportivos, un sector de ciudad que recibe día a día a decenas de miles de estudiantes y docentes no tiene  las amenidades más esenciales de la vida urbana. No hay cafés, no hay kioscos, no hay cantinas, no hay un cine, no hay una sala de espectáculos, no hay una librería, no hay un mercadito, una heladería, un locutorio, un centro cultural, una feria, un baño público (el mal llamado segundo subsuelo, en realidad planta baja de la Facultad de Arquitectura, ha incorporado recientemente algunas de esas funciones de manera informal y precaria; hay una feria de artesanos y manteros, una humilde parrilla y un cajero automático). No hay vivienda: ¿no sería este el lugar ideal para que funcionara una residencia para estudiantes del interior y/o del exterior? No hay contacto con el mundo exterior, salvo los días de partido en la cancha de River, en los que los estacionamientos de la no-CU suplen los déficit del estadio “mundialista” (dicho sea de paso, esos días se suele aconsejar informalmente la no concurrencia a las actividades universitarias: paradojas de la especialización funcional).

La comunidad extra-universitaria, aquella de la que siempre es bueno recordar que sustenta la gratuidad de la enseñanza universitaria, no tiene en la no-CU ningún tipo de estímulo ni lugar para concurrir (salvo que consideremos al Parque de la Memoria como parte del polígono). ¿No debería ser el espacio público de la “Ciudad Universitaria un punto de encuentro de los estudiantes y los docentes con la sociedad a la que se supone deben servir? ¿No sería interesante que funcionara como el lugar en que la comunidad universitaria le contara al pueblo que es lo que se hace puertas para adentro de las facultades, que funcionara un mínimo centro de interpretación de la vida académica?

En cambio, las ideas más recientes sobre el futuro de la no-CU apuntan a repetir los errores del pasado. Por ejemplo, la desacertada propuesta de trasladar la Facultad de Psicología (que actualmente funciona en el área sur de Buenos Aires) al concebido originalmente como Pabellón IV. El viejo cuento de desvestir a un santo para vestir a otro: quitarle al sur prestigio y animación para seguir poblando de enseñaderos un polígono desurbanizado.

Al escribir este texto tuve que buscar en varias oportunidades un sustantivo que describiera el lugar del que hablo. Quien relea el texto encontrará referencias a “el área”, “el sector”, “el predio”, incluso “el polígono” o “el campus”. En ningún momento surgió la palabra BARRIO, que sería la más lógica para describir el sitio donde se concentra gran parte de la vida universitaria de la ciudad. He escuchado decir a Alfredo Garay que la Ciudad Universitaria debería ser “el barrio más divertido de Buenos Aires”, un barrio juvenil, en ebullición, repleto de cultura y de comunicación. Algo absolutamente distinto al páramo superpoblado de autos que hoy en día llamamos Ciudad Universitaria.

MLT

 Las fotos que ilustran esta Terquedad fueron reproducidas del sitio de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Ver el álbum de fotos de Rallydad, organizado por Acceso Ya.

 

 

 

Mensajes Terccos> 

Terquedades anteriores:

Presentación editorial (número 65)

Terquedad de los residuos

Terquedad de las clases medias (y sus críticos)

Terquedad del Instituto

Terquedad de los modelos

Terquedad de las villas y los funcionarios

Terquedad del Cartel

Terquedad de “los vecinos”

Terquedad de los votantes

Terquedad de Norberto Chaves

Terquedad del Plan Urbano Ambiental

Terquedad morfológica

Terquedad de la Emergencia

Terquedad de Don Julio

Terquedad Basura Cero

Terquedad de las Guías (los itinerarios de Eternautas y la ciudad bizarra de Daniel Riera)

Terquedad de las políticas urbanas

Terquedad Electoral

Terquedad de Puerto Madero y los paseos costeros

Terquedad del Fútbol (dePrimente)

Terquedad de los vecinos y los medios

Terquedad Catalinaria

Terquedad 2-13-31

Terquedad bicentenaria

Terquedad del gorilismo (y de las palabras)

Terquedad (optimista) del Riachuelo

 

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Cultura de las ciudades (I)
Subiendo el río hacia atrás
Paraná Ra'Anga, Tekooreí y el Tekohá I Por Marcelo Corti

Al salir del puerto esquiva un banco de arena (aparentemente se detecta por el remolino circular del agua) y se detiene unos minutos para desechar un camalotal con forma de letra Y, de unos 10 metros de extensión, que se había enganchado al ancla. El paisaje lo define la línea horizontal de la costa a ambos lados del río, de espesor variable según sea barranca o isla el borde que vemos, y lo que con el cielo ocurra (para el bañero de Saer en Nadie, Nada, Nunca, la percepción es otra y más desolada). Al dejar La Paz tenemos a un lado el perfil urbano, que se va poblando de luces y donde sobresalen sutilmente las grúas, la iglesia, la antena, la Municipalidad y el edificio de la plaza. Del otro lado se construye el crepúsculo, que no tarda en extender sus “rosados dedos” en competencia con una nube negra y cimarrona. A la noche, con la sola molestia de las luces del barco, es posible imaginar el cielo que vieron los chaná-timbú.

 
Gobiernos locales y ciudades digitales

Ambitos urbanos innovadores para la sociedad del conocimiento I Por Susana Finquelievich y Alejandro Prince

Las ciudades innovadoras concentrarían las interacciones de capitales de riesgo, acciones estatales tendientes a convertirse en ciudades claves de la nueva economía, y creación de conocimiento de alta calidad en establecimientos universitarios y centros de excelencia de investigación y educación, además de nuevas formaciones sociales que usan TIC como soporte y espacio de organización de una ciudadanía innovadora. El papel de las ciudades en la Sociedad de la Información es ser medios productores de innovación y de riqueza, capaces de integrar la tecnología, la sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, que produzca un círculo virtuoso de mejora, no sólo de la economía y de la tecnología, sino de la sociedad y de la cultura. Las ciudades que lo logren ocuparían un lugar central en la nueva sociedad.

Política y Planes de las ciudades
¿La muerte del urbanismo “petista”?
El debate disciplinario en Brasil I Por Norberto Iglesias y Alexandre Benoit

Desde la salida de los militares, una generación de arquitectos fue construyendo una propuesta urbanística ampliamente difundida, que ocupó todos los círculos de debate sobre la ciudad y finalmente se impuso como el único medio de combate a la “ciudad mercadería” en el Brasil. Fue esta generación la que levanto la bandera de la Reforma Urbana y del derecho a la ciudad. Fue este grupo el que desarrollo un urbanismo “de acciones y propuestas”, para usar una expresión de Erminia Maricato, que se consolidó como oponente radical al urbanismo moderno y a las advertencias hechas por Engels en el siglo XIX sobre la cuestión de la vivienda. El urbanista de la reforma urbana no se canso de repetir que el modernismo era externo a la realidad brasilera y que la propia historia lo mostró como irrealizable.

 
Necrolandia
Historia, patrimonio y turismo en Florencia I Por Sergio Zicovich Wilson

Es más, es tal la necesidad y urgencia de trucho-florentinos que a varios los han reclutado -a la apurada y pichuleando- entre los miembros de la populosa comunidad de ilegales chinos de Prato. Pésimo casting. Como visitante, la situación puede resultar hasta graciosa. En el peor de los casos, frustrante. Desde el punto de vista de los florentinos, que no están ahí porque les cuesta vivir en su propio centro urbano con el que ya no se identifican, porque lo han entregado en sacrificio al Moloch del turismo, la cosa tiene un costado bastante amargo, un tanto fáustico. ¡Qué paradoja! Semejante pérdida de identidad justo en uno de los “paraísos” de la preservación del patrimonio histórico artístico y construido lo que, se supone, es la piedra angular de la identidad de una ciudad. Tal vez habría que revisar el supuesto, arriesgándose más allá de los límites de la corrección política. 

 
La foto de la calle México
En donde se asoman los valores del barrio porteño I Por Carmelo Ricot

La edificación privada conforma los planos límite del espacio público a ambos lados de la calle, con una proporción de 1 a 3 entre altura y ancho que con los años tendería a igualarse con el crecimiento de los árboles. Son casas chorizo, quizás haya alguna casa colectiva de las que hoy se llaman PHs o departamentitos “tipo casa”, tipologías que repetidas en la manzana permiten densidades brutas de entre 150 y 200 habitantes por hectárea con un tejido de baja altura y patios intercalados. Algunas con sala (según Roberto Arlt, aquellas donde era necesario conseguirle marido a alguna hija y se necesitaba un ámbito para recibir, indagar y presionar al candidato) y fachada italianizante con 3 vanos verticales: la puerta con zaguán y dos ventanas; pilares símil-piedra, zócalo y cornisa con balaustrada, todas ellas de altura uniforme.

 
De la construcción de la Muralla China
La Dirección eligió deliberadamente el sistema de construcción parcial” I Por Franz Kafka

La intensa propaganda sobre la construcción de Brasilia y las ventajas tributarias ofrecidas lograron que el flujo de personas fuese aumentando con el pasar de los años. Los campamentos no tenían comodidades suficientes para abrigar a los trabajadores que llegaban, en muchos casos, con sus familias. Comenzaron a surgir, entonces, los asentamientos informales y las llamadas invasiones (tomas de tierra) alrededor de los campamentos de las constructoras. Antes de la inauguración de Brasilia, Cidade Livre ya contaba con una población de 12 mil personas, asentadas irregularmente en los propios comercios, hoteles y también en las tomas de tierra. Para solucionar el problema de estas y otras invasiones fueron creadas las ciudades satélites de Gama y Taguatinga.

 

Un lamento por los adoquines de Buenos Aires; fotos de Gustavo Germano y el cotejo Avatar – Andalgalá.

 

Congreso Hábitat e Inclusión, en Quito - Presentación de libros de Javier Fernández Castro y María Cristina Cravino - Segunda Exposición Federal de la Vivienda Social, en Buenos Aires - Convocatoria de RIUrb - Derecho Urbanístico y Gestión de Suelo, en Rosario - Aprendiendo de Medellín, en Rosario - Postgrado sobre Patrimonio y Turismo Sostenible de la Universidad de Tres de Febrero - Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, en Medellín - Seminario de antropología, ciudad, arquitectura y territorio, en París - XI Coloquio Internacional de Geocrítica, en Buenos Aires - Ciudades para todos, en Viena - Menos tiempo que lugar - El Arte de la Independencia, en el Palais de Glace - Bicentenarios en acción - Convocatoria de la Revista Transporte y Territorio - El Universo Futurista, en Proa - Vivienda en el aire, por FM La Isla - Dos versiones de las políticas de vivienda en Buenos Aires.

 

 


 

> ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES

café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

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Editor y Director: Marcelo Corti
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Laura I. Corti
Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco

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