Westchester, NY. Noche
de lunes de un agosto. Uno de esos veranos calientes
donde los bailadores no sentían calor. Sus cuerpos
se movían frente a la banda como si la barrera del
tiempo entre los 60s y el ahora no existiera; eso
parecían decir sus cuerpos mientras bailaban al ritmo del twist de Chubby Checker.
Sus
rostros transformados no ofrecían mucha pista a los
visitantes que bajaban desde lo alto de la estación
del Metro North Railroad hacia el parque, donde los
bailadores y su evento de cada lunes durante el largo
verano detenían el mundo en tres horas.
¿Por
qué el tiempo está congelado? En Pelham la hora
es tan flexible que puede hacer paradas como si fuera
un tren. Los
rieles del tiempo en este pueblo están congelados
en la memoria de sus residentes. La hora es como un
tren Northbound con rieles infinitos y pasajeros sin
parada. La memoria es la única manera de tornar el
tren Southbound. Este pueblo situado en Westchester
County, New York, tiene pasajeros atrapados en la
hora. Su
destino aun no llega al presente, pero están más que
felices de su estado de abordaje.
Por
ello, como confirmando el mérito del tiempo transcurrido,
una descendiente del general Glover reclama a unos
residentes nuevos el alerta de que su perro, de gran
tamaño, color negro, tenía sus patas levantadas en
posición de desagüe justo en los pies de una pequeña
bebe de dos años: “Excúseme, él es viejito, no está
consciente de lo que hace” (Excuse me! But he is a senior. He
is not always conscious of his actions)
Sin
embargo, a los fines de esta historia necesitamos
tomar un tren Southbound; digamos que viajaremos
por cuatro centurias y adelantaremos el invento de
los rieles a unos 200 años antes de su aparición en
1882... A los fines de la historia nuestro recorrido
por el tiempo comienza en lo que hoy se conoce como
Pelham Heights,
denominado así por su cercanía al Metro North Railroad.
Primera
parada: 1642, cuando Anne Hutchinson llegó desde New
England con 16 colonos en lo que hoy es Pelham Town,
dividido en varias villas. Tiempo más tarde John Trockmorton
llegó con 35 colonos más, creando y llamando a su
“finquita” Throg’s Neck. El pueblo de esta historia
se caracteriza por extensas
tierras compradas y vendidas por colonos, por
la masacre de los nativos Siwanoy y, del trato entre
estos y Thomas Pell, 50 mil acres de tierras -es decir, todo lo que hoy se conoce como
el Condado del Bronx-, de lo que constituye la Villa
de Mamaroneck y su hermosa bahía, claro está, las
villas de Pelham; (Pelham Manor, Pelham Village y
Pelhamdale), pero su compra no se patentiza hasta
octubre del 1666 y es en esta ruta que el tren nos
lanza al 1669, cuando la residencia de Thomas Pell,
entonces “Estado de Pelham” es heredado por su sobrino
“Sir” John Pell y en noviembre del 1683 Metro North
en un cambio de sus carteles de lectura pública deja
consignado el siguiente enunciado público y
también Ley: Westchester County es incorporado.
Es
el 20 de octubre de 1687 que una
patente real emitida confirma la herencia de sir John
y establece el "señorío” de los Pelham. En
marzo 3 del 1729 un nuevo colono aborda el tren. Su
nombre: Edward Blagge, quien adquiere de Thomas Pell
el área norte de la avenida Colonial, que más tarde
es denominada North Pelham y Villa de Pelham, donde
el colono Philip Pell, integrante del Continental
Army, construye -a comienzos del 1776- la pequeña
villa de Pelhamdale.
Entonces
estalla la Batalla de Pelham, sin cuyo batallón de
soldados (600) contra los 4 mil de los
invasores ingleses, el General George Washington
no hubiese podido llegar desde New York hasta lo que
hoy es la sede del gobierno del Condado y asiento
de todas las ciudades que lo integran, la cosmopolita,
la étnicamente liberal ciudad White Plains. El General
John Glover logró
la hazaña.
Hoy
bajo una sola administración, con el nombre de Pelham
se reconoce a unas
tierras caracterizadas por una arquitectura histórica
de variados estilos arquitectónicos, cuyo
mayor equilibrio lo aporta el estilo colonial, el
gótico y el gótico colegial, así como por ser el pueblo
más antiguo del condado de Westchester, con un pasado
repleto de historias, algunas demasiado ocultas y
muchas de las cuales permanecen enterradas debajo
de viejos archivos, árboles con placas y nombres,
logros, batallas y personalidades notables en las
artes, la música, la animación y la pintura, entre
otras artes.

La
Batalla de Pelham y la compra de Pell
Pell fue cuestionado
casi de inmediato por su compra de las tierras que
integran la Villa de Pelham, y claro está, incluidas
aquellas que hoy conocemos como el Condado de El Bronx;
el cuestionamiento le llegó porque el “Dutch” (Holandés)
envió al Marshall de la Corte holandesa en marzo de
1655 con una orden de la Corte que indicaba que la
operación comercial era ilegal en el territorio entonces
holandés. Pell se negó a aceptar la orden y en
los años siguientes intentaron desalojarlo sin éxito.
Finalmente, el 21 de septiembre de 1664 los buques
de guerra ingleses, apoyados por una unidad de milicia
llamada la Banda Westchester, entrenada y dirigida
por Thomas Pell, entraron en el puerto de Nueva Amsterdam
y aceptaron la rendición del gobernador Stuyvesant.
La Guerra llegó a Pelham
Manor el 18 de octubre de 1776, cuando Sir William
Howe, comandante en jefe del ejército británico, desembarcó
con 4.000 soldados ingleses en la cercanía
de los establos de Pelham Parkway, en una acción
que se convirtió en la primera invasión permanente
del continente americano.
En la Revolución Americana,
el señorío de las tierras y los soldados de Pelham
quedó de manifiesto. Howe, cuyo objetivo era flanquear
al ejército americano, marchando al oeste a través
de lo que hoy se conoce como el Bronx
y a lo largo del camino del Oeste de Boston
Post Road.
De no lograrse una
buena estrategia en la batalla de Pelham, los británicos
acortarían la ruta de suministro vital desde Nueva
Inglaterra al General Washington. Al combinarse estrategia
e inteligencia de los hombres al mando del General
Glover, se le facilita a George Washington su llegada
a White Plains, evitando con ello que los británicos
peinaran el área y pusieran fin a la rebelión.
Sin embargo, 600 soldados bajo las órdenes del General
John Glover lucharon y crearon la estrategia de retraso
desde detrás de los muros de piedra de Pelham Manor,
poniendo fin al plan de Howe y salvando el ejército
de Washington.
En el caso especifico
de la Batalla de Pelham el significado principal consistió en el hecho
de que la compra se produce horas antes de que George
Washington retirara el ejército norteamericano desde
una posición geográfica extremadamente peligrosa.
Es por esta razón que a la batalla de Pelham se ha
llamado “la batalla que salvó la Revolución Americana”.
El
tiempo sí pasa en este parque cada lunes de verano
en agosto, pasa y es notorio cuando el encanto del
baile se disipa y todos, una vez concluida la fiesta,
se saludan, se dan el abrazo y recuerdan trozos de
sus pequeñas historias como pueblo tradicionalmente
unido, las que quedan en los bancos, buqué de ramas
y flores que rodean la retreta en la explanada central
del parque de la Casa de la administración del pueblo
(Town House Park)
No
es el rostro de estas generaciones pasaditas de edad,
de residentes en el pueblo más antiguo del Condado
de Westchester, lo que los conserva intactos sino
el saberse
y sentirse creadores y protagonistas de su presente
y de su historia, el
ser portadores de un pensamiento y una indumentaria
con cierta filosofía de la hora. Eso explica que la
mayoría de los arquitectos de este pueblo, cuyos logros
datan desde finales de 1700, ya nacidos, criados o
emigrados fueran responsables de un altísimo porcentaje
de las construcciones de las primeras edificaciones,
casas, edificios y mansiones en otras ciudades, especialmente
en New York City, donde la mayoría de las avenidas
en el Downtown Manhattan y en lo que unos años después
se conocería como el emblemático Central Park, diseñado
por Frederic Law y Calvert Vaux, no obstante, conserve
las huellas pioneras de arquitectos como
Harry Mulliken y Moeller
Edga. No en vano Pelham
es conocido como la ciudad de arquitectos, diseñadores,
músicos, dibujantes, animadores, pintores y diversos
géneros de arte. Solo hay que visitar las páginas
amarillas de las guías telefónicas y los servidores
on line para encontrar la larga listas de direcciones
de firmas de arquitectos que viven o ejercen en Pelham
Town.
Acaba
de hacer otra parada este tren. En uno de los vagones,
los arquitectos Harry
Mulliken y Moeller Edga, responsables de la belleza
del edificio número 535 de la calle West End
de Manhattan (con una fachada de ladrillo rojo
y cornisas alineadas, sus bordes de estilo exquisito
y con el letrero que reza "Antes de la guerra").
Su recorrido y copyright los establecen como arquitectos
creadores del 257 de Central Park West, Hotel Lucerne,
Hotel Cumberland, los Carlyle And Sterling Apartaments,
el Jermin Hotel, The Iroquois Hotel, el Bretton Hall,
la Rosseleigh Court, The Van Dyck, Seven y Madison
Court Apartments, hotel Aberdeen y los edificios Schwarzenbach
(con despampanantes diseños de relojes de seda acorde
con los deseos de los Schwarzenbach, procedentes de
Zirish, Suiza), además de tantas otras edificaciones
en las calles 17, 32, 84, 87, 90, 103, West End y
muchos
edificios de lo que hoy conocemos como Washington
Heights (el Alto Manhattan),
de
comunidades inmigrantes como la dominicana.
En este trayecto de
idas y venidas por el tiempo acompañan a Harry Mulliken
y Moeller Edga, otros arquitectos de igual importancia
pero que hicieron rutas más cortas en el trayecto
desde el P-Town (como se conoce hoy a Pelham) hasta
lo que actualmente es el pueblo de Bronxville, más
cercano al condado de El Bronx. Uno de esos arquitectos
fue Charles Lewis Bowman.
En el Southbound de
esta historia, P-Town es el retrato de un pueblo
con hazañas, con heroicidad no tan proclamada
fuera de su espacio, callejuelas entramadas circulares
adornadas de la flor del sol y de higo cuyos residentes
continúan detenidos en el tiempo.
Tal vez a sus tierras
pioneras, “el hijo separado” (la bella ciudad del
Bronx) a decir de Larry Lafontaine, en unos de sus
recorridos de gloria y celebridad por la Avenida Gran
Concord, le ganó la batalla de la fama en el contraste
de música y etnicidad, legado de historias, cultura,
política y un rio (el Bronx River) que no se pudo
dividir aunque se compraran y vendieran las tierras,
alargándose en cambio
hasta ciudades como Mount Vernon, Scardale,
Tuckahoe y la misma sede White Plains, río en cuyas
aguas el poeta Federico García Lorca, en su corta
estadía en NY, poso toda su embriaguez “una tarde
oliendo a oliva olivella”.
Este tren viaja hacia
Northbound, las calles están cerradas mientras el
baile casi llega a su final; jóvenes cruzan indiferentes
hasta que, de sorpresa, se comienza a escuchar una
voz; no con la misma fortaleza del roquero de antes,
(tiene 69 años y nació el 29 de noviembre de 1942):
Felix Cavalieri rinde homenaje a otro artista, igual
de trascendente. Arrancó con uno de sus hits de los
años 2000, Lonely Too Long (looking me...) decía.
Y los jóvenes pasajeros que cruzaban indiferentes
voltearon la cabeza sorprendidos, el rock será siempre
rock desde ahora hasta Pyotr IIyich Tchaikovsky, el
sonido del rock no envejece y menos en este pueblo.
Cavalieri
rinde homenaje a otro contemporáneo suyo, Geoff Muldaur,
guitarrista, cantante también de Pelham y que se distinguió
por su finísimo blues-soul que popularizó en Norteamérica
y Brasil, y del cual el London Times escribió que
“si
solo existen tres cantantes de blues de raza blanca
Geoff Muldaur cuenta o vale para por lo menos
dos de ellos”. Ya
que estamos en esto, vale la pena una parada en la
persona de Joe Klein, de origen judío, periodista,
hijo de dos músicos y compositores clásicos, con innumerables
premios, consultor y comentarista político de varios
medios; nos quedamos con sus contribuciones como editor
de obra sobre música folklórica en Rolling Stone.
Kein reside con su familia en Pelham.
Digamos
que este tren corre como la luz hacia el Northbound
pero con retrospectivas que alcanzan a artistas gráficos
como J Charles A.
Voight, nacido en 1887, cartoonist y el mejor conocedor
de los llamados comic strip, Betty, paneles de cartones
no animados, que se hicieron famosos y se convierten
en pioneros en el género. Voight, aunque nació en
Brooklyn, abandonó los estudios a los catorce años
y se trasladó a Pelham, donde vivió toda su
vida. Fue famoso por sus tiras cómicas en los medios.
Y
un poco más cercano a la línea conductora imaginaria
de este tren también imaginario, están otros grandes
artistas: el ilustrador de nombre James Montgomery
Flagg, artista gráfico famoso por su diseño
sobre el tío Sam, para el cual se usó el mismo como
modelo y ese texto problematizante: “I want you for
US Army”. Como retratista se inmortalizo no solo con
el Tío San, sino con sus retratos a actrices de la
época, a presidentes y al gran novelista Mark Twain.

Retrato
de Mark Twain realizado por James
Montgomery Flagg

El
Tío Sam, cartel original de James Montgomery Flagg

James
Montgomery Flagg descansa en el legendario Cementerio
de Woodlawn
El tren se detuvo y de pronto, la figura de William
Jay Bolton, pintor retratista nacido en agosto del
1816 en Inglaterra, clama porque se diga que fue
el
primer artista que en Estados Unidos diseñó y manufacturó
la primera ventana-pieza de arte vitral (stained glass). Y
no fue sin embargo hasta 1839 cuando Bolton ingreso
como estudiante a la National Academy of Design. Entonces
en 1840 recibe el premio por su dibujo de la Venus
de Medici. Cuando lo recibe ya estaba residiendo en
Pelham, donde se instaló con su familia en el mismo
vecindario donde confraternizo con otro artista, pero
de las letras: Washington Irwing, autor de historias
cortas, ensayista, biógrafo y reconocido por su obra
La leyenda de Sleepy Hollow. El pueblo de Sleepy Hollow,
al norte de Westchester también le rinde honores al
autor de la biografía del patriota estadounidense
General George Washington.

Washington
Irving, William Jay Bolton. Pieza
de Bolton, Museo Metropolitano de Nueva York
Pelham
en la literatura y el cine estadounidense
Aparte
del residente ilustre Washington Irving, con acusaciones
de plagio que no se prueban todavía, se sabe que existió
un Faro levantado en 1877 exactamente en Long Island
Sound, en la costa sur de lo que hoy es New Rochelle,
que también perteneció a Pelham en un momento de la
historia de estas tierras. Ese Faro generó en los
nativos Siwanoy una leyenda denominada Paso a Paso
del diablo. A la luz de esta leyenda muchos textos
se han escrito desde entonces; hay quienes sitúan
en la leyenda alrededor de ese Faro los
inicios de una literatura que tocaba a los primeros
pobladores de Pelham demasiado cerca:
“Among the
clefts -but sailors shun the
Devil’s Stepping Stones.
Long, long before the White Man came,
Pequot traditions tell
Habbamocko, the Evil One, that spirit
Wild and fell”.
(“Entre
las grietas - los marineros huían del
Paso a Paso del Diablo.
Mucho, mucho tiempo antes de que el hombre blanco
llegara,
Las tradiciones “Pequot” dicen
Habbamocko, el Maligno, el espíritu
salvaje y caído”)
Toda
la literatura producida en el Bronx, Long Island Sound
y las demás vecindades que fueron del dominio de Pelham,
en las centurias XVII y XIX, también entrarían en
la literatura cuyo temática y geografía forman parte
de Pelham, pero lo que más se acerca al contexto de
literatura de esta historia es el cine. Entonces,
el tren es secuestrado y se mueve en dirección a los
relatos de la época cuando los rieles del tren, con
apenas 6 años de nacido el sistema de trenes, cobraron
una víctima: un ciudadano de Pelma: “MUERTO EN UN
FERROCARRIL. 1852, John Middleton” (Westchester County
Historical Society).
Queda una obra narrativa llevada al cine dos veces:
La toma del Pelham: uno dos tres, de John Godey (editada
por Mondadori).
La
novela cuenta la historia del secuestro de un vagón
del Metro North de Nueva York. Llevada al cine de
la mano de Joseph Sargent, no tan
afortunado en su carrera de director pero al que Pelham
le marca su futuro a partir de este film, con diálogos bien logrados
y un guión de Peter Stone y un excelente reparto que
todas las aulas de cines y las universidades de NY
deben tomar en cuenta.
Por
el momento es lo que trajo el tren; esperemos
que el tren traiga más novedades en el futuro literario
y cinematográfico de Pelma. Por
lo menos una joven generación de escritores se abre
paso bajo los auspicios de la Biblioteca Pública de
Pelham, más allá de los temas sobre fantasmas y misterios
que rodean la literatura allí producida o inspirada.
Atravesando el Tiempo
Este
tren Northbound da el toque de parada por dos símbolos,
el racial y de los de los derechos de la mujer.
La primera parada ocurrió por un luchador por los
derechos de los afroamericanos. Michael Schwener,
nacido en noviembre de 1939, hizo cruzadas a diversos
puntos de la Unión Americana Su origen: judío de padres
progresistas; se convirtió en miembro de CORE o Congreso
de la Igualdad de la Raza (Congress of Racial Equiality).
El Ku Klux Klan lo asesinó en Philadelphia, Mississippi,
todo en venganza por su trabajo a favor de los derechos
civiles y a favor del voto de los negros. Un retrato de su vida
fue llevada al cine con el film Mississippi Burning
(Mississippi en llamas) que encendió la llama por
la admiración que hoy siente Latinoamérica por la
liberación, derechos civiles y libertades de los negros
y afroamericanos en Estados Unidos. Argentina, Perú,
Venezuela, México y otras naciones supieron de Michael
Schwener, nacido y criado en el seno de una familia
judía de P-town.

Michael
Schwener
La segunda parada de
este tren abrió sus puertas para su abordaje por Juliane
Gallina, nacida en 1970 en
el Pelham de esta era. Ella fue la
primera mujer comandante de la brigada de la Academia
Naval de los EE.UU.,
en
1991. La Academia, establecida desde 1845 en Anápolis,
Maryland, no admitió a las mujeres en su brigada durante
sus primeros 146 años y lo hizo (después de un riguroso
proceso de selección, exámenes, entrevistas con funcionarios
y asesores de la academia) por una pelhamista, Juliane
Gallina. 4.300 militares bajo el mando de una mujer.
Se convirtió en la Primera en Maryland, un símbolo
para Pelham y en la segunda en ocupar una posición
de tanta responsabilidad y prestigio al servicio de
la academia.
El
Pelham de hoy
Lo integran las Villas
mencionadas y Pelham Heights, denominada así por su
cercanía del tren Metro North. Pelham Heights se mantuvo
como pueblo separado y se unificó con el pueblo del
norte de Pelham para convertirse en el actual pueblo
de Pelham, un área que comprende una milla cuadrada
y unos 6.000 residentes, que para nada intenta ser
cosmopolita, pero sí altiva, con cadenas de restaurantes
de diversos países pero aun así con ambiente de pueblo
pequeño, donde tres bancos el Chase JP Morgan, el
HSBC, el TD Bank y el reciente Capital One se disputan
a los residentes del pueblo.
Su bistró de comida
francés tiene fama internacional. Con casas religiosas,
sinagogas e iglesias de distintas denominaciones,
P-town es tal vez el único pueblo de Westchester que
tiene una enorme iglesia comunitaria sin denominación
que alberga a los fumadores, alcohólicos, pandilleros
y drogadictos que desean rehabilitarse, a budistas
sin practicismo, admiradores de Gandhi sin los conflictos
de la India, artistas sin espacio para sus obras y
discusiones, musulmanes y sin mezquita y judíos sin
sinagoga. La iglesia está en la línea limítrofe con
la ciudad de New Rochelle, la ciudad que alberga a
cientos de inmigrantes mexicanos También cuenta con
pequeños círculos y templos francmasones en lo que
se entiende como el borderline con Mount Vernon,
en las cercanía del Rio Hutchinson.
P-town es la casa de
tres escuelas intermedias, varias primarias y
la Escuela secundaria con el segundo mejor
score de Nueva York y el primero de Westchester.
La Escuela Memorial Heights School pertenece a
un distrito escolar que funciona sin denominación
estatal y con comunidad de parientes, es decir, se
paga de acuerdo a los ingresos (el ingreso por hogar
de Pelham oscila entre los 78 y 91 mil dólares) y
no le cierra las puertas a los acuerdos con el Departamento
de Educación de Nueva York: paga sin chistar las escuelas
privadas para niños con Necesidades Especiales, pero
el estudiante y sus parientes tienen que envolverse
comunitariamente en Pelham y luchar contra las etiquetas
(label) de estudiantes “deshabilitados”. El distrito
Escolar de Pelham y su Escuela Secundaria creen que
cada niño autista es un regalo a preservar y cuidar.
Pelham también cuenta con una escuela elemental
(Siwanoy
Elementary School) en Pelham Manor.
Conserva varios sitios
de interés registrados como Sitios históricos, entre
ellos la Pelham Picture House, un cine de estilo antiguo,
con proyección y festivales de film y que mantiene
conexiones con las grandes compañías de óperas
y festivales de cine de Suecia, Francia e Italia.
Cuenta además con Pelham Art Center y una Biblioteca
Pública, la única que tiene en el Condado de
Westchester un concurso dedicado a un escritor y maestro
que se destacó por su militancia política liberal.
El concurso admite literatura de los estudiantes del
pueblo y literatura de los adultos residentes, con
una remuneración en metálico y en diversos géneros
literarios.
Pelham y
sus autoridades han negado el permiso a diferentes
compañías y firmas para la construcción de grandes
cadenas comerciales (Mall) en el pueblo. Los residentes
se conforman con viajar hasta otras ciudades vía transportación
privada, Bee-line-bus, o trenes en busca de mejores
ofertas que las ofrecidas por el único supermercado
que existe, Ciccos, reconocido por sus altos precios,
propiedad de una legendaria familia italiana que tiene
la misma línea de supermercados en varios pueblos
al norte y Westchester.

El
Museo de Bartow y tres damas vestidas a la usanza.
Los
faroles antiguos que rodean el downtown de
Pelham siguen encendidos, pero las luces de focos
y cabinas y otras improvisadas para el evento se apagaron
ya. Los residentes mayores de 65 años, para quien
la administración del pueblo organiza la fiesta, están
cerrando sus sillas desplegables, desocupando los
bancos del parque. Los voluntarios limpian el parque
y los alrededores del Town hall.
La fiesta ha terminado.
Don Richard Bell cierra el viñedo y la tienda de los
vinos. El Museo- Mansión Bartow-Pell cierra la temporada
con las muestras de cada verano -sin novedad en el
frente-, sus damas con vestidos clásicos y tradiciones
del siglo XIX, los viejitos van de retirada. Los menos
viejos y cansados se meten al único bar que tiene
el pueblo, Public house sport bar, donde el
flautista tiene 80 años y toca como los ángeles y
un acordeonista cuenta y vuelve a contar cada vez
la misma historia de su juventud. Todos piden
un trago en el bar de hippy que sobrevive por más
de 55 años en el mismo lugar. Pronto entrara el invierno
y será hasta el próximo verano sobre los rieles en
Pelham.
MV
La
autora es poetisa, dominicana, residente en el Bronx,
Nueva York. Es autora de los ensayos La Casa Nostra
(2001) y Memorias de la Transnacionalidad (2004),
los poemarios Poemas de la Noche, Trópico Acerca de
Otoño y Clave para Fantasmas. Publicada en España,
Brasil y Venezuela. Es editora de La mano News y Tora
Tropical (publicación de género dedicada a la mujer
y periódico dedicado a los latinos de origen judío
residentes en NY, respectivamente). Es Premio Rafael
Herrera de Periodismo-Colegio Dominicano de Periodismo,
Capitulo NY. Directora Ejecutiva de Bohemia Arte Tiene
inéditos Graffiti on the sabila, Mal de ojos (un beat),
Hex, La reina del Bronx River y Bingo Highway. Pertenece
al grupo neoyorquino Poetry Jazz Ensemble (combinando
la música y la poesía).
De
su autoría, ver en café
de las ciudades:
Número
33 | La mirada del flanneur
La
Reina del Bronx River | Una
poesía del exilio dominicano en Nueva York. | Miriam
Ventura
Fuentes
y referencias:
Calendario
de eventos de
la Mansión Museo Bartow Pellman.
The
citizen’s Guide to Zoning, Herbert H Smith
Call
of the mall, Paco Underhill
Political
redistricting and Geographic Theory, Richard L. Morrill
The
population dilemma, (A spectrum book)