Les escribo porque viendo la nota de Ley
de Promoción del Hábitat Popular
se me ocurrió que quizá puede interesarte hacer algo
acerca de un tema que nos está atravesando en la zona
de Villa Elisa, City Bell,Gonnet y La Plata, junto al
municipio vecino de Berazategui y sus localidades. Es
el tema conflictivo y escasamente informado en los medos
nacionales del tramo IV de la Autopista Presidente Perón,
que planeaba atravesar una reserva de biósfera (el Parque
Pereyra junto con la selva marginal de Punta Lara, la
más austral del mundo en su tipo de selva artificial
en galería). Este es el famoso tercer anillo de Buenos
Aires (ya recomendado por Le Corbusier en 1930) y sus
derivaciones. Ahora están anunciados los tres primeros
tramos, pero Vialidad nacional no puede avanzar con
este por una cautelar del juez Armella. El tema fue
a la Cámara y habrá próximamente una audiencia con Armella.
Los vecinos no nos oponemos a una autopista que supone
el beneficio de millones, pero sí a que atraviese una
reserva de biósfera. Lo que se está discutiendo s un
paradigma del siglo XX y otro del XXI, ya que la legislación
ambientales bastante avanzada pero coincide con prácticas
retrógradas. Ahora los estudios se los han dado a la
UNLP. Hay un forcejeo político y otro técnico. En eso
estamos... Tenemos un
blog, todavía en
elaboración y con ajustes pendientes. El tema da para
mucho, desde discusión ambiental y urbanística, crecimiento
de Buenos Aires, countryficación
y desarrollo urbano desmadrado, patrimonio natural,
cultural histórico, etc., etc. Un cordial saludo y las
felicitaciones por vuestro proyecto siempre muy bueno
y en crecimiento.
Carolina Muzi,
La Plata
----------------------
: ---------------------
El
terremoto y tsunami que afectaron recientemente a Japón
mostraron una realidad de facetas contrastantes. Por
un lado el coraje y responsabilidad con que el pueblo
japonés afrontó el desastre, dando innumerables ejemplos
de solidaridad y organización.
Pero,
simultáneamente, vimos los enormes niveles de negligencia
con que los operadores nucleares actuaron ante los daños
sufridos por la central de Fukushima, después de
habernos hecho creer durante años que las centrales
atómicas japonesas eran las más seguras del mundo.
Las
causas de ese desastre son terriblemente sencillas:
ahorraron dinero. En vez de construir una central atómica
que resistiera la intensidad de terremoto y altura de
tsunami que efectivamente ocurrieron, lo hicieron para
una altura e intensidad mucho menores. Según cables
diplomáticos obtenidos por WikiLeaks y difundidos por
el diario británico "The Daily Telegraph",
la Organización Internacional de la Energía Atómica
(OIEA) advirtió hace dos años al Gobierno de Japón del
riesgo de que sus centrales nucleares no aguantarían terremotos de gran magnitud.
La contestación de Tokio, informa EFE, fue comprometerse
a mejorar el nivel de seguridad de todas sus centrales
atómicas, y se creó un centro de respuesta rápida en
la central de Fukushima, pero los documentos aseguran
que el peor escenario que se estableció como hipótesis
fue un terremoto de magnitud 7.
En
cuanto a la ola del tsunami, primero se dijo que tenía
10 metros de altura, y después, en vista de que no podían
explicar los destrozos, la elevaron a 15 metros.
Con
lo que sabemos a posteriori, la catástrofe parecía anunciada.
La empresa se había pasado años falsificando los datos
de seguridad en sus informes al Gobierno, lo que significaba
que todo era más frágil de lo que debería haber sido.
La
empresa perdió varios días preciosos, en los cuales
la situación empeoró, ya que no quería intervenir para
no dañar objetos económicamente tan valiosos como son
los reactores. Después no supieron qué hacer y todas
las actuaciones son improvisadas.
Esto
no es propio de Fukushima. En la mayor parte de los
casos, los que operan instalaciones de alto riesgo están
en condiciones de enfrentar eventos desfavorables pequeños.
Cuando el evento supera la capacidad de respouesta se
le echa la culpa a la naturaleza o a Dios, en vez de
pensar en los que ahorraron dinero en medidas de seguridad.
¿Es que nunca vamos a aprender de aquellos que decidieron
que el Titanic no necesitaba botes salvavidas para todos
los que viajaban?
Algunos
operadores nucleares ensayaron la torpe defensa de que
la combinación de terremoto con tsunami los sorprendió,
ya que no lo habían previsto. Sin embargo, un temblor
de tierra en un área costera provoca necesariamente
movimientos en el agua del mar. Japón tiene demasiada
experiencia en tsunamis (la propia palabra es de origen
japonés) como para que se pueda pasarlos por alto.
La
ubicación de la central de Fukushima es el primer dato
sobrecogedor. Está al borde del mar, lamida por el oleaje.
Es decir, en el sitio más vulnerable a un evento como
el que se produjo. ¿Por qué la empresa eligió la peor
ubicación posible, la más peligrosa? ¿Por qué el Gobierno
se lo permitió? No lo sabemos.
Para
encontrar una comparación con el modo en que se obligó
a trabajar a los llamados "héroes de Fukushima"
tenemos que remontarnos a las primeras máquinas de vapor,
en la Inglaterra del siglo XVIII. Operarios que se quemaron
las piernas con agua radiactiva porque los mandaron
a un sitio inundado llevando zapatos en vez de
botas de seguridad. Trabajadores obligados a comer y
beber (con el agua racionada) dentro de la zona radiactiva,
teniendo que levantarse las mascarillas para hacerlo.
También los obligaron a dormir sobre el piso radiactivo,
envueltos en mantas de plomo. ¿Para qué sirve que alguien
duerma en la zona radiactiva? ¿Cómo podría ayudar al
avance de las tareas someterlos a una cantidad de radiación
en un momento en el que no están trabajando?
La
relación con los vecinos afectados fue cualquier cosa
menos humanitaria. En el país más caro del mundo, la
empresa que administra la central ofreció a los evacuados
que perdieron sus viviendas, casi con certeza para siempre,
una indemnización de 9 euros a cada persona.
Ante
el desastre, mientras la sociedad de todos los
países señalaba el manejo desastroso de los operadores
de Fukushima, muchos especialistas nucleares hicieron
una cerrada defensa de esa central atómica:
"Cuando
se produce el fenómeno, las medidas de seguridad funcionaron
a la perfección" (Ing. Jorge Barón, Universidad
Nacional de Cuyo, 10/4/2011.
El
material radiactivo liberado a la atmósfera por la central
de Fukushina "es ínfimo y no presenta peligros
para la salud" (Rafael Grossi, Organización Internacional
de Energía Atómica, Télam, 25/3/2011). Sobre la situación
de los trabajadores: "Esta gente está siendo expuesta
a la radiación, pero controlada", (Grossi, Cadena
3, 10/4/2011).
"No
hemos visto que la situación se les esté yendo de las
manos, sino todo lo contrario" (General Raúl Racana,
de la Autoridad Regulatoria Nuclear, El Cronista Comercial,
17/3/2011).
Eduardo
Gallego dice que la clave está en el nivel de este terremoto.
"Para eso no se diseña", asegura, "nunca
se diseña para lo imposible". "Si diseñáramos
para un terremoto nivel 10 sería todo tan caro y tan
imposible que no se podría construir. Hay que definir
qué nivel de seguridad queremos". Es decir, que
la central tiene que ser barata para poder vender energía
en forma competitiva, aunque eso implique poner en riesgo
las vidas de tanta gente.
"Las
radiaciones a las que podría (sólo potencialmente) verse
expuesta parte de la población, es equivalente a la
causada por un par de radiografías". (Carlos Andrés
Ortiz, Oberá on line, 22/3/2011.
"Actualmente,
la situación de la central Fukushima está bajo control"
(Ria Novosti, Moscú, 13/3/2011). Vean la fecha en la
que lo dijeron, cuando todavía se podía mantener algún
grado de secreto.
"Si
quieres prever hasta la caída de un meteorito no puedes
construir un reactor nuclear. En el mundo nuclear tenemos
que aceptar un plus de irracionalidad: la gente acepta
miles de muertos por el carbón pero ni uno por radiación".
(Antoni Gurguí, Consejo de Seguridad Nuclear, España,
El País, 6/4/2011). ¿Compartimos este punto de vista,
teniendo en cuenta que los muertos los pone la sociedad?
Al
respecto, Leonardo Moledo afirma que "lo que deja
como enseñanza lo ocurrido en Japón no es que la generación
de energía mediante centrales nucleares sea intrínsecamente
peligrosa, sino que nunca se reforzarán bastante los
sistemas de seguridad" (El Argentino, 17/3/2011). Pero
si ningún sistema de seguridad va a dejarnos tranquilos,
¿para qué queremos ese tipo de energía?
Por
más esfuerzos que hagamos, no hay manera de creerles,
lo que nos lleva a otra cuestión. Si están dispuestos
a decir cualquier cosa, para que nosotros sigamos creyendo
en los proyectos nucleares, ¿qué calidad de información
recibiremos cuando tengan un problema? Recordemos que
en la mayor parte de los países (entre ellos Argentina),
los administradores nucleares se controlan a sí
mismos.

A
menudo, los artistas perciben aquellas situaciones que
los científicos no se atreven a considerar como posibles.
Akira Kurosawa, en uno de los episodios de su película
"Sueños", muestra el estallido de una
central atómica que tiñe de rojo el Fujiyama. La actitud
de los operadores de la central siniestrada nos recuerda
a la del personaje de la película, que intenta mover
la nube radiactiva agitando su campera. La obra de arte
que acompaña esta entrega es "La gran ola de Kanagawa",
de Katsushika Hokusai, pintada en 1830 y tal vez
la obra más famosa del arte japonés. Muestra dos barcas
de pescadores que reciben el impacto de un maremoto,
donde las salpicaduras de las olas han sido pintadas
como garras. La altura de la ola ha sido estimada en
12 metros, de modo que el último tsunami no fue un hecho
"imposible" sino que había antecedentes. Al
fondo, el monte Fuji.
Un
gran abrazo a todos.
Antonio Elio Brailovsky, Buenos Aires
----------------------
: ---------------------
Populismo
y Usurpaciones
Se
ha instalado en la Argentina, una “impronta Kirchnerista”
para cursar la política y administrar las demandas sociales.
Esta impronta pareciera justificar apriorísticamente
como válida, cualquier forma de protesta frente a demandas
insatisfechas que no se hayan logrado resolver mediante
los canales institucionales.
Esas
demandas, que por lo general son “contra alguien”, son
el sustento principal de la construcción del “pueblo”
que se hace hoy desde el poder.
Por
tanto, se ha fabricado en la política argentina una
especie de “tabú” en el que no se pueden cuestionar
las protestas sociales, a riesgo de pasar a formar parte
del “antipueblo”.
Me
permitiré hoy correr ese riesgo:
En
nuestra ciudad, parece estar naturalizándose la usurpación
de tierras como mecanismo extorsivo para manifestar
la demanda insatisfecha de viviendas en los sectores
más vulnerables.
La
lógica populista que predomina hoy en el sistema político
argentino, hace que esos episodios sean entendidos y
explicados por el discurso dominante no como un delito
contra la propiedad privada, sino como emergente de
una demanda social insatisfecha.
Siempre
en la misma lógica, se otorga a quienes cometen el delito
de usurpación un “status” diferente al de los miles
de ciudadanos que poseen problemas habitacionales y
que esperan años en la “fila institucional”.
Entonces,
el estado municipal “negocia” y “acuerda” con los usurpadores,
otorgándoles (tal como sucedió en los últimos episodios
de San Pedro) planes sociales, materiales de construcción
y alquileres de viviendas. Incluso, se ha escuchado
por estas horas que el estado municipal compraría el
predio usurpado ayer, para entregárselo a los usurpadores.
Al
atenderse las demandas de este supuesto “pueblo” (los
usurpadores) de manera prioritaria frente al resto de
la comunidad que si respeta la ley, no se hace más que
legitimar ese mecanismo extorsivo de la usurpación,
y multiplicarlo. Así, se deterioran las instituciones,
y se institucionaliza el delito.
Y
nada se dice o se hace desde el estado por aquellos
que resultan víctimas de esta particular maniobra para
“formular demandas sociales”. Me refiero de manera particular
a aquellos a quienes se les violentó su propiedad privada,
y de forma general al resto de la comunidad, que ve
fracasar cualquier intento de planificación territorial
urbana.
La
ley 8912 de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo
de la Provincia de Buenos Aires, la Ley Orgánica de
las Municipalidades y las Ordenanzas Municipales, otorgan
al Municipio la competencia, potestad y obligación de
intervenir frente a las construcciones ilegales (por
precarias que sean).
En
definitiva, el Municipio tiene poder de policía sobre
este tema y puede utilizar todo el peso de la ley para
evitar el daño social que una usurpación implica.
Por
tanto, la Municipalidad de San Pedro debe dejar de negociar
con usurpadores.
De
nada nos sirve un estado “pavote” que corra detrás de
quienes lo extorsionan. Lo que necesitamos, es un estado
activo que haga cumplir la ley y que aplique una política
local de desarrollo urbano, que atienda de forma institucional,
transparente y democrática, la emergencia habitacional.
Martín Pando, San Pedro
----------------------
: ---------------------
Ante
la reciente nota
publicada en el diario Página 12, donde se vincula al señor Diego León Malanij durante la última
dictadura militar como personal civil del S.I.N. (Servicio
de Inteligencia Naval), el grupo de vecinos Unidos por
el Río siente la imperiosa necesidad de informar a la
sociedad que se ha desvinculado a esta persona de toda
actividad relacionada con la lucha y
la causa, justas y nobles, de este colectivo
socio-medio ambiental hasta que
se esclarezca su situación.
Bajo
ninguna circunstancia una persona como ser individual
es representativa de este grupo el cual repudia enfáticamente
cualquier crimen y avasallamiento sobre los derechos
humanos.
Esperamos
que la justicia siga su cauce y se esclarezca el pasado
de esta persona para bien de toda la sociedad.
Unidos por el Río, Vicente López
----------------------
: ---------------------
Agradecemos
los mensajes y el aliento de Alicia Malmod, la
Red
Social Movimet
(Movilidad Metropolitana), Juanito Ramírez Gronda
y a todos los suscriptos en el mes de abril.
Con
especial agradecimiento a Andrés Borthagaray